Índice

Psicoauditación - Rammadel

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión 27/01/2010

Sesión 20/06/2012

Sesión 29/11/2012

Sesión 05/05/2014

Sesión 31/07/2014


 

Sesión 27/01/2010
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Rammadel, thetán de Ricardo.

 

Explicó varias facetas del conocimiento y de la incoherencia entre creencias religiosas y evolución. Explicó conceptos sobre física cuántica y pliegues en el espacio que permiten viajar años luz en instantes. Señaló también conceptos sobre el origen de la vida en varios planetas de la galaxia a partir de un "clic" en la cadena de aminoácidos que permite la duplicación. Además explicó aspectos sobre la naturaleza de la luz y campos energéticos, y como los científicos de Sol III con criterio cerrado descartan nuevas teorías. Finalizó reiterando conceptos importantes vertidos por los Excelsos Maestros Johnakan Ur-El y Morgan-El y señalando a su vez que el médium preparado intenciona a una entidad específica o thetán con cero margen de error aún sin haber conocido a su parte encarnada.

 

Sesión en MP3 (3.601 KB)

 

 

Entidad: Estoy aquí con vosotros, mi nombre el Rammadel y estoy en el plano 4.4, que es un plano maestro. Mi idea es tocar unos temas que pueden ser interesantes para vosotros, unos temas que pueden ser debatidos luego por otras entidades espirituales o por vosotros mismos en el plano físico.

 

Vamos a hablar sobre el conocimiento. Muchas veces se ha dicho que en el planeta que nosotros denominamos Sol III, por ser el tercer planeta de este sistema, se ha avanzado mucho en conocimiento pero se ha avanzado poco en lo que llamáis moral. ¡No estéis a la defensiva!, un espíritu no juzga, tampoco prejuzga.

 

Entiendo que cada cual con su conducta se genera determinado karma. Las Entidades espirituales no señalan, figurativamente, como muchos de vosotros sí lo hacéis, simplemente tratamos de orientar, tratamos de interceder en vuestro cuerpo de ideas o en vuestro cuerpo causal para daros orientación, o por momentos, deseos conciliatorios, conciliatorios para con vosotros mismos.

 

A veces y esto es muy importante, las distintas creencias atrasan vuestro crecimiento espiritual, o sea, la misma avidez de creer os hace retroceder en vuestro crecimiento interno. Pero ¿por qué sucede esto?, porque la mayoría de vosotros, seres encarnados, os guiáis por preconceptos. Muchos de vosotros tenéis la mente cerrada y el criterio estrecho. No prestáis oídos a otras palabras, a otros conocimientos. A veces dais por hecho cosas que son difíciles de creer y otras veces rechazáis ideas que son muy posibles. ¡Sois contradictorios!

 

Hace más de dos mil de vuestros años, en un país de Oriente, alguien que tenía muchos conocimientos llegó a tener su idea de que estaba plantado sobre un planeta casi esférico y que calculaba que tenía 40.000 Kilómetros de circunferencia. ¿Qué sucedió con ese conocimiento?, porque la mayoría de los conocimientos corren -como decís vosotros- como reguero de pólvora.

 

Pasó que vinieron las eras oscuras, las eras de persecuciones donde el conocimiento era mal visto, donde el conocimiento era brujería. Hubo persecuciones de grandes hombre de la historia, como el propio Galileo. ¡Cuántos se han tenido que retractar! y ¡cuántos no se han retractado y han muerto quemados! El ejemplo más común entre vosotros es Giordano Bruno, que él tenía conocimientos sobre la pluralidad de mundos habitados, algo adelantadísimo para la época, y hubo muchos otros que terminaron sin "pena ni gloria" -y de vuelta me copio una frase vuestra-, que llegaron a entender, a captar, que cada puntito de luz en el cielo nocturno podía ser un sol lejanísimo rodeado de mundos como la Tierra, pero ellos mismos tenían esa comprensión de una manera muy pobre y las distintas religiones han conspirado para que esos conocimientos fueran siendo enterrados, sepultados, y durante siglos y siglos hubo un gran atraso, ¡un tremendo atraso!

 

Hasta el día de hoy muchos científicos comentan que la vida en Sol III es un milagro, porque cuando se formó la materia prima para la vida, la primera forma de vida, que de repente algo dentro de esa cadena de aminoácidos, hizo "clic" y permitió la duplicación, ¡ahí empezó la vida!, porque la única manera de saber que existe vida física es cuando algo se duplica, se cuadruplica, luego en 8, luego en 16, luego en 32, 64, 128, 256 y así sucesivamente. Pero para que ocurra eso tienen que haberse juntado un montón de factores, por eso es casi inadmisible que en otros mundos pase lo mismo -dicen los científicos-, y mi pregunta es: ¿Por qué?

 

¿Tenéis idea vosotros, científicos, cuántos planetas rocosos hay solamente en esta galaxia que puedan albergar vida? No, no tenéis idea, no tenéis la más mínima idea de que en otros mundos también pueda haber ese "clic" en esa cadena de aminoácidos, y no necesariamente toda la vida tiene que ser igual, no necesariamente toda la vida tiene que ser en base a Carbono.

 

Las posibilidades son casi infinitas, pero pensar -como piensan muchos-, que en un universo plagado de mundos solamente Sol III albergue vida, resultaría hasta necio si supuestamente creyeran en un hacedor, porque estoy hablando desde el punto de vista vuestro, no desde el mío. Entonces, trato de ver desde vuestra visión, desde cómo percibís las cosas. Si hubiera un pequeño plano en escala donde Sol III que está a 150.000.000 de Kilómetros de su estrella y esta escala pudiera reducirse hasta 1.5 cm. -estamos hablando de que 1.5 cm. fueran 150.000.000 de kilómetros-, la estrella más cercana estaría a varias calles de distancia.

 

Hoy, con la tecnología actual, vuestras naves automáticas que viajan a otros planetas que llegan a 40.000 km/h, según vuestra medida, tardarían miles y miles y miles de años en llegar a Próxima Centauro, que es la estrella más cercana al sol.

 

Lo que no sabéis es que el universo tiene como pequeños pliegues que pueden ser captados con un aparato que no le podría explicar a este receptáculo, porque tendría que tener el conocimiento para poder transmitirlo a vosotros, de la misma manera de que si yo tuviera el conocimiento de cómo funciona un motor anti gravitatorio tampoco se lo podría transmitir a este receptáculo, porque el receptáculo, para decodificar mi concepto, necesita saber de qué se trata. Es así de simple, es así de sencillo. Entonces hay aparatos, para que me entendáis, similares a vuestros radares -es para que me entendáis- que pueden captar esos pliegues para que la nave entre en esos pliegues y pueda llegar a años luz de distancia en instantes, por medio de esos pliegues. Les llamo pliegues, no grietas, porque no deja de ser un vacío.

 

Hay civilizaciones tan avanzadas que han creado campos de energía tan condensados que ni siquiera un misil nuclear podría pasar por esos campos de energía, y aún para aquellos que son escépticos y no creen en esos conceptos - que ya fueron transmitidos por otros hermanos, los excelsos Johnakan y Morgan-El-, explicadme cómo una luz formada por fotones que se pueden comportar como ondas o como partículas, la podéis condensar de tal manera que un rayo pueda abrir una grieta en el acero. Cuando me lo expliquéis, podréis entender que con una técnica parecida se puede formar un campo cuántico energético que puede ser "impenetrable", impenetrable para lo que es vuestra tecnología actual.

 

Hubo unos técnicos -y esto pasó en los años 60 del siglo XX, se ha distorsionado tanto que han escrito libros a nivel novela como para que no sea creíble, porque una de las herramientas que tienen aquellos que ocultan información es hacer de la historia una novela, ¡es la mejor herramienta para ocultar la verdad!-, que han encontrado en una zona de Rusia una nave que aparentemente se accidentó, que venía de otro mundo, y en el apuro o vaya a saber por qué, han dejado aparatos aparentemente inservibles. Hubo un científico ruso que tomó un aparato, presionó un botón de ese aparato y su mano y antebrazo desaparecieron, le quedó el brazo y el muñón del codo, por suerte esterilizado. Es como que ese aparato, que no sabía de qué se trataba, le desintegró el brazo.

 

Salvando las distancias, es como si un ser humano le diera a un simio una granada y el simio, que no sabe lo que es, tira de la espoleta, la saca y se queda mirando la granada. Obviamente, en menos de 10 segundos no hay más simio, puesto que le voló la cabeza y parte del cuerpo. ¡A qué punto es ignorante el ser humano con ese tipo de restos extraterrestres!

 

Muchos gobiernos guardan secretos y muchos de aquellos que queréis investigar -como también lo quiere investigar mi 10% encarnado como Ricardo-, a veces, es como que esa dosis de paciencia que tenemos llega un momento que está casi en el límite, porque os preguntáis: ¿Qué perdéis dando a conocer oficialmente el contacto? Ya estamos avanzados como civilización, no vamos a huir despavoridos.

 

Hoy tenemos internet y a veces los rumores son tan risueños que los maestros de Luz tenemos que salir a desmentir todo. Recuerdo risueñamente, pero con respeto, una especie de risa conceptual, pero respetuosa, no risa burlona, porque un joven de facultad no puede burlarse de un niño de primer grado que está aprendiendo a escribir, porque está en su etapa. Ese niño de primer grado puede superar luego a ese joven de facultad. Entonces no se trata de una risa burlona sino de una risa como diciendo: "Entiendo". Pero se corría el rumor de que a fines de vuestro año pasado, uno de los presidentes más importantes de uno de los países del norte iba a dar a conocer que tenía contacto con extraterrestres y se esparció el rumor en toda vuestra internet, y a través de este receptáculo otros Maestros salieron a desmentir eso.

 

Esos rumores son para confundir y no tiene la culpa el médium, porque la mayoría son por canalizaciones que lo difunden, no tiene la culpa el médium, simplemente el médium no discrimina o no sabe protegerse con esa Energía Dorara Crística o no sabe intencionar a un maestro de Luz y cae presa de espíritus del error que le dictan disparates.

 

Muchas veces le han preguntado a este receptáculo, que me permite leer su concepto, ¿cómo captar determinada entidad? ¿Cómo sabe este receptáculo que tenía que captarme a mí, el thetán de Ricardo, y que de repente no se infiltrara una entidad del error o de repente otro Maestro? Porque cada espíritu o thetán vibra en determinada sintonía. Aún las almas gemelas que vibran en la misma sintonía, tienen distinto timbre. Para aquel o aquella que sabe de música, pueden haber dos cantantes que canten a dúo en la misma octava y sin embargo uno con su oído, aquel que tiene conocimiento musical, va a diferenciar: ¡Oh! Esta es la soprano italiana y esta es la soprano española, porque fijaos el timbre, o esta es la francesa, escuchad su timbre. Hubo una gran cantante francesa que tenía un timbre tan peculiar que era casi -porque no podemos decir imposible-, casi imposible de imitar, un timbre casi único.

 

Bueno, no sólo las entidades espirituales no tenemos un timbre casi único, ¡tenemos un timbre único! Cada uno de los miles de los miles de millones de millones de seres espirituales fue creado con un timbre único. Entonces un médium que está verdaderamente capacitado para captar a determinada entidad la va a captar por su timbre, si se entiende la expresión. Obviamente, primero va a intencionar mentalmente a esa Entidad como este receptáculo me intencionó a mí.

 

Puede haber otras entidades en el medio que quieran filtrarse para molestar, pero no solamente que el receptáculo crea una campana dorada Crística como para rechazar a aquellos visitantes que quieren incordiar, sino que se forma como una especie de conexión, de lazo, y cuando digo lazo no lo toméis literalmente como muchos de vosotros tomaron literalmente ese famoso "cordón de plata", ¡que no existe! ¡QUE NO EXISTE!, ese famoso cordón de plata que era un fraude. Si lo tomamos como una figura decorativa "el cordón de plata" está bien, pero tomadlo así, no como algo real. Bueno cuando yo expreso que entre el médium y la entidad canalizada hay una especie de lazo, es figurativo, ¡no hay lazo! Simplemente para que se entienda. Entonces, no hay manera en que el médium, el médium que se precie de tal, se equivoque de entidad, porque supongamos que en otra parte del planeta hubiera otro ser masculino que se llame exactamente igual que mi 10%, el médium va más allá del nombre, aún no conociendo personalmente al 10% encarnado, porque a veces las sesiones se encargan a distancia. Hay un contacto espiritual con ese 10% que "sirve" de intermediario para captar al thetán, hay cero margen de error de intencionar a otra entidad que no fuera ese thetán, ¡cero margen de error! Eso quería expresar.

 

Pido disculpas al receptáculo si con este tremendo concepto lo he agotado un poco, pero quería expresar mi humilde opinión. Muchas Gracias. 

 

Más información: Origen del hombre - Sesiones con Morgan-El - Mediumnidad

 


Sesión 20/06/2012
Médium: Jorge Raúl Olguín
Interlocutor: Karina
Entidad que se presentó a dialogar: Rammadel, thetán de Ricardo.

Relató el malestar que tuvo toda su vida por haber jurado en su juventud fidelidad al príncipe de Sargón siendo que después fue descubriendo que se había equivocado. Ravel trató de remediar todo el mal hecho pero se llevó mucha angustia y dolor.

 

Sesión en MP3 (2.655 KB)

 

 

Interlocutor: Bienvenido...

 

Entidad: Es un gusto estar aquí nuevamente. Desearía intercambiar puntos de vista, opiniones sobre decisiones que he tomado en una vida de hace muchísimo tiempo atrás en otro sistema estelar en el cual era de las fuerzas espaciales, comandante.

 

Interlocutor: Y coméntame, ¿esas decisiones que has tomado te pesan? ¿Estás arrepentido?

 

Entidad: No, todo lo contrario, pero de alguna manera he traicionado un juramento, al igual que otros muchos que han encarnado en Cisterna. Cisterna quedaba a 220 años luz exactamente de Sargón. De pequeño me gustó todo lo que eran viajes espaciales, estudiar historia, cómo se había luchado contra otra raza hace siglos de los vuestros, luego contra una rebelión hace dos siglos y medio de los vuestros. Y cuando me decidí, que ya cumplí 18 de vuestros años, me alisté.

 

Interlocutor: ¿Qué te impulsó a alistarte?

 

Entidad: La aventura, por sobretodo la aventura. Pero pasaron diez años y a los veintiocho de vuestros años me di cuenta de que ese juramento que había hecho -el defender por sobre todas las cosas el orden de Sargón- luchaba contra mi conciencia porque había mundos sometidos, porque había sistemas absolutamente destruidos porque había un príncipe que solamente satisfacía su propio ego. Si bien yo en esa vida… ¿Cómo lo puedo decir? Sentía una impotencia tremenda...

 

Interlocutor: Quédate tranquilo.

 

Entidad: ...porque tenía que obedecer órdenes.

 

Interlocutor: ¿Y qué sucedió?

 

Entidad: Me llamaba Ravel. Sentía como impotencia porque tenía que obedecer a mis jefes y, si bien yo no participé de luchas -gracias al Absoluto- sí he ayudado a montar dispositivos de vigilancia, distintas cámaras holográficas en distintos mundos para vigilar a los diversos habitantes... De alguna manera ayudé al sometimiento de los distintos sistemas estelares, si bien no participé nunca en una batalla.

 

Interlocutor: ¿Cómo considerabas en este momento la realidad que tú estabas viviendo? ¿La considerabas una situación injusta? ¿Había cambiado tu concepción de alistarte, digamos, de tu lucha?

 

Entidad: Mira, quiero ser honesto. No diría que cambié de concepción de alistarme. En realidad tenía un choque de mi juramento contra mi conciencia porque por un lado para mí un juramento era sagrado pero por otro lado mi conciencia me decía que cómo podía estar al servicio de un tirano.

 

Interlocutor: De todas maneras, si tú hiciste un juramento creyendo, en aquel momento, que lo que te sugerían a jurar era para bien de la humanidad y resulta que luego te diste cuenta de que no era así ese juramento no sería válido.

 

Entidad: Deseo ser sincero y honesto. A mis 18 de vuestros años no pensaba por qué juraba. Juraba porque quería coger el mando de una nave y surcar el espacio, conocer distintos mundos.

 

Interlocutor: ¿En qué consistió ese juramento?

 

Entidad: Un juramente delante de un ser similar a vuestros jueces, una computadora holográfica donde se veía la imagen del príncipe -no estaba él detrás de esa imagen sino era una holofoto- y obviamente quedaban guardados en depósito holográfico todos los juramentos.

 

Interlocutor: ¿El juramento era acerca de lealtad hacia el príncipe?

 

Entidad: Lealtad a Sargón y a quien lo representase en ese momento.

 

Interlocutor: ¿Qué idea tenías de Sargón en el momento que hiciste el juramento?

 

Entidad: De que era un mundo justo, de que era un mundo de ideales. A lo largo de esos diez de vuestros años, hasta que cumplí mis veintiocho, todo se fue deteriorando. Ese príncipe trepó y empezó a someter a todos.

 

Interlocutor: Es decir, que el príncipe y el sistema...

 

Entidad: Se corrompieron.

 

Interlocutor: ...fue cambiando. O sea, que tú juraste antes algo que era correcto y que luego se fue torciendo de su cauce.

 

Entidad: Yo eso no lo pensaba porque, viéndolo desde tu punto de vista, interlocutora, interpreto que yo estaba traicionando ese juramento pero tú tienes razón. Yo jure a algo que no...

 

Interlocutor: Que luego dejó de ser.

 

Entidad: Que dejó de ser, que no era actualmente así.

 

Interlocutor: Entonces no tienes que angustiarte porque has permanecido leal a tu conciencia.

 

Entidad: Mi tranquilidad se basaba en que jamás había matado a nadie, había simplemente instalado visores holográficos en distintos mundos y también redes especiales de que cada ordenador holográfico, ante cualquier alerta de rebelión, ese ordenador quedara marcado y de alguna manera directa o indirectamente yo fui responsable de que ejecutaran a muchos que fueron descubiertos debido a esas antenas holográficas espías.

 

Interlocutor: ¿Cuándo tomaste conciencia de lo que estaba pasando y que tu actuar, siendo leal al príncipe, estaba trayendo tanto mal? No por ti, que obedecías órdenes, sino por el sistema. ¿Hiciste algo para cambiar esa situación, para que todo dejara de ser un poco menos injusto?

 

Entidad: No debo ser falso contigo. No es que me encontrara cómodo pero quizá no tenía el coraje de cambiar y de enfrentar esa situación. Hasta que en mi mundo, que era leal, absolutamente leal a Sargón, hubo una escaramuza con unos rebeldes que se levantaron -te hablo de 200, 250 hombres con armas antiguas- y dos naves de una flota lanzaron rayos psicotrónicos y prácticamente acabaron con esa ciudad, la ciudad donde vivían mis padres, mis primos, mi familia. Y...

 

Interlocutor: ¿Sentiste complejo de culpa en ese momento?

 

Entidad: No, sentí odio. Me enteré por mi gente -que vendría a ser como un almirante de los vuestros- y dio a entender, que eso fue lo que más me molestó, que mi familia formaba parte de esa revuelta y que agradecía mi lealtad al príncipe.

 

Interlocutor: De todas maneras creo que la angustia que sentiste en ese momento por la traición del príncipe hacia ti, por la traición de ese sistema que prometía ser algo justo. Me imagino tu decepción.

 

Entidad: Hice algo incorrecto. Sí bien nosotros teníamos uniformes espaciales teníamos armas de siglos atrás. Aparte de pistolas neutrónicas, de armas psicotrónicas teníamos espadas. Así como en distintos mundos, en épocas festivas, se visten con ropaje antiguo nosotros lo teníamos siempre así. Sé que la mente reactiva es mala consejera y sé que el almirante, directamente, no tenía nada que ver. Quizá él no fue el que dirigió esas naves contra mi ciudad pero cogí mi espada y le atravesé el cuerpo, quitándole la vida.

 

Interlocutor: ¿Te arrepentiste de eso?

 

Entidad: Honestamente no. Honestamente no.

 

Interlocutor: ¿Qué pasó contigo después de esto?

 

Entidad: Bajé con la nave al planeta y deje su cuerpo entre los despojos que quedaron en la ciudad y denuncié que lo había encontrado diciendo que había acabado con un foco de treinta rebeldes. Mentí. Participé del homenaje que hicieron en el velatorio del almirante y me subieron un grado, me condecoraron por haber vencido a un foco rebelde siendo que yo no participé en nada. Todo me lo había inventado yo. Pensé en apartarme, ir a mundos de la periferia, sumarme a los focos rebeldes y enseñarles pero preferí hacerlo al revés.

 

Interlocutor: ¿Escalar?

 

Entidad: Escalar y desde dentro ver de qué manera sofocaría la tiranía. Puedo decirte que tenía muchos planes y tenía un ordenador holográfico portátil en mi nave personal con un sistema antidetección para que...

 

Interlocutor: No lo pudieran detectar.

 

Entidad: ...no pudieran detectar mis mensajes que a su vez estaban codificados. De sobrenombre me puse “Alfa” y alentaba a las fuerzas rebeldes como "El Alfa". Nadie conocía mi identidad y durante cuatro años, a mis 32 años, alentaba mediante mensaje hiperespaciales a las tropas rebeldes en los distintos mundos. No puedo decir que fui valiente porque actuaba bajo las sombras, evitando participar de batallas. Nunca arriesgué mi pellejo, como diríais vosotros, pero he logrado -Alfa logró- que distintos pueblos destruyeran naves de Sargón.

 

Interlocutor: También corrías el riesgo de que te destruyeran a ti en ese intento. Sin embargo, pensaste en los débiles antes que tu propia persona. Esto es magnífico.

 

Entidad: Mira, no estoy orgulloso. No me considero héroe pero te puedo decir que nombrar a "Alfa" era para los leales al príncipe, como diríais vosotros en Sol III, nombrar al demonio. Y no existía la palabra psicología pero, bueno, la uso. Psicológicamente ayudé a muchos dando palabras de aliento. Había planetas que habían sido casi destruidos. Yo me contactaba con otros mundos para que les llevaran alimentos. Entre los mundos rebeldes se ayudaban entre ellos aunque estuvieran a 50 o 60 años-luz de distancia, se ayudaban. En los mundos que yo veía que ya no quedaban habitantes iba con una pequeña flota y desde cuatrocientos o quinientos mil de vuestros kilómetros bombardeábamos el planeta. Yo alteraba los ordenadores y decía que había millones de rebeldes en esos mundos: Nuevas condecoraciones, nuevos ascensos. Llegué al grado de almirante. En realidad nunca había destruido ninguna vida, esos mundos ya estaban yermos pero yo alteraba la información de los ordenadores.

 

Interlocutor: ¿Nadie se dio cuenta?

 

Entidad: No. Entonces quedaba, ante los ojos de los leales, como un héroe. Seguramente me odiarían los rebeldes así como amaban incondicionalmente a "Alfa". ¡Je! Qué paradoja si supieran que ese almirante cruel que destrozaba mundos era el que los ayudaba psicológicamente por mensajes hiperespaciales. Ellos ignoraban que esos mundos que atacábamos ya no tenían habitantes. Las ciudades ya habían sido destruidas. Nunca acabé con una vida.

 

Interlocutor: ¿Cómo te hace sentir eso?

 

Entidad: No bien.

 

Interlocutor: ¿Por qué no bien?

 

Entidad: Porque detesto las guerras, en el mundo que sea. Los ideales no deben ser a expensas de quitar vidas. Un ideal es a partir del Servicio. Como dice un excelso Maestro: el Amor hecho Obra.

 

Interlocutor: La justicia no se hace en base a la injusticia.

 

Entidad: Claro.

 

Interlocutor: Estoy de acuerdo contigo. Y, sin embargo, te noto triste. ¿Qué hubieras cambiado?

 

Entidad: No podía cambiar nada.

 

Interlocutor: ¿Tú eras consciente de que no podías cambiar nada?

 

Entidad: No, hacía lo que podía. Le pido disculpas a este receptáculo porque mi angustia le hace doler el pecho pero era necesario que descargara parte de ese dolor, de esa emoción dolorosa, ese pesar.

 

Interlocutor: Has sido muy valiente. Y no te angusties, espero que contarlo te haga sentir mucho mejor.

 

Entidad: Ya habrá más relatos de lo que sucedió en otras experiencias. Os agradezco infinitamente.

 

Interlocutor: Toda la Luz para ti y hasta todo momento.

 

Entidad: Gracias a vosotros.

 


Sesión 29/11/2012
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Rammadel, thetán de Ricardo.

En una vida en Umbro tuvo un hermano que le parecía vulnerable y sentimental para aquella tierra donde hablaban las espadas. Trató de llevarle a los conceptos belicosos que él entendía para defenderse de las hordas guerreras que asolaban los pueblos y granjas pero escogió leer, escribir, aprender. Luego descubrió que no era tan débil como pensaba sino que le ganaba en todo. Más tarde, una horda arrasó su familia, sus animales y su granja y emprendieron la búsqueda de los cuatreros.

Sesión en MP3 (3.102 KB)

 

 

Entidad: En cada encarnación estuve en la búsqueda, en cada encarnación es como que me interesaba encontrar los porqués y los para qué. Cada punto, cada tema, cada circunstancia tenía que tener una explicación. Nunca creí en el porqué sí, nunca creí en la casualidad; siempre interpreté que era causal, que era provocado por una razón. Siempre tuve la avidez de encontrar el porqué a todo.

 

Recuerdo una vida pasada en ese extraño mundo llamado Umbro al que conocéis como Aldebarán 4. Nací en una familia de granjeros. Padre Uncar era un hombre sacrificado. Formó pareja con mamá Dira y mientras ella hacía las tareas de la casa él iba cultivando el pequeño campo ganando metales de cobre y, con el tiempo, con los amaneceres fue adquiriendo otros terrenos hasta tener un campo importante. Luego compró animales, animales lanudos que daban leche y fue comprando hoyumans hasta tener una tremenda variedad de equinos.

 

Y nacimos nosotros, mi hermano Ícono y yo. Mi nombre era Grimán. Éramos mellizos pero absolutamente distintos.

 

Siempre me gustó la aventura, el entender el porqué de las cosas. De pequeño era bastante travieso y muy amigo de las bromas y la víctima era mi hermano. Un día fuimos a un bosque, cavé un pequeño pozo y lo cubrí de ramas. El pobre Ícono cayó en el pozo. A veces no medía las consecuencias porque si bien no se fracturó una pierna pero se dobló un tobillo y apenas podía caminar. Padre Uncar me dio una reprimenda, esa noche me dejó sin cenar. A Ícono lo veía frágil. Entonces eso me impulsaba a hacerle bromas como para que reaccione, como para que se temple, porque si de pequeño no reaccionaba el día de mañana otros hombres lo podrían golpear, lastimar y hasta matar.

 

Yo tallaba muy bien la madera y armé dos buenas espadas de madera. Ya no éramos tan niños y comencé con Ícono a practicar con la espada. Me sorprendieron sus reflejos. Pensé que lo iba a apabullar a golpes. Me paraba cada uno de ellos, es más, tenía que soportar sus estocadas o sus mandobles. Pero, claro, eran espadas de madera. Habría que ver qué pasaría el día de mañana con una espada verdadera. Y practicamos y practicamos y practicamos. Incluso venían jóvenes no solo del poblado sino de otras granjas y ninguno nos podía vencer. Éramos jóvenes, sí, pero los mejores en la espada.

 

Una vez vino un amigo de padre, un amigo que se llamaba Eldivio, y nos vio con nuestros juegos y nos dijo:

-Grimán, Ícono, en algunas regiones hay torneos donde no se lastiman, donde se combate y se van eliminando. Obviamente que uno se inscribe poniendo unos metales de cobre pero el que gana se lleva una bolsa entera de metales plateados. Todavía os falta pulir por dentro y por fuera, sacar más músculos, tener más resistencia. Pero, ¿quién sabe? El día de mañana ganaréis más en esos torneos que labrando la tierra.

Padre Uncar, enojado, le dijo a Eldivio:

-No les metas ideas raras a los jóvenes. Ya bastantes ideas raras tiene Ícono que quiere aprender a leer.

El hombre, Eldivio, miró a mi hermano y le preguntó:

-¿Para qué quieres leer?

Ícono le dijo:

-Para saber.

-¿Para saber qué?

-Para saber qué piensan los hombres.

El hombre, Eldivio, iba a hablar y lo interrumpí y le pregunté:

-Hermano, ¿qué te importa cómo piensan los demás? Hay gente que es egoísta, hay gente que da, hay otro que es mezquino. ¿Qué te importa cómo piensan los hombres?

Ícono me dijo:

-Es que sabiendo cómo piensan los hombres sé cómo piensa aquel que está más allá de las estrellas.

-¡Ja ja ja ja! ¡Ahhh! Lo que dices es un disparate. Es como que yo me fuera al desierto y viera un gromodan y de acuerdo a como pensara un gromodan voy a saber cómo piensa un hombre.

-Hay una distancia de aquí al cielo de cómo pienso yo a cómo piensa un gromodan. Es distinto, Grimán, a nosotros nos hizo aquel que está más allá de las estrellas, nosotros no hicimos a los gromodans, ni a los hoyumans, ni a los hombres alados del norte, ni a las amazonas del sur. Él es nuestro verdadero Padre.

Lo miré a Ícono y lo miré a padre Uncar y le dije:

-Es tu hijo, es tu hijo, a mí no me mires.

Padre Uncar tomó a su amigo Eldivio y le dijo:

-Ven, tengo bebida espumante.

Y se fueron a tomar algo adentro.

 

Ícono tenía esas salidas raras. Un día me preguntó:

-Grimán, ¿cuál es tu anhelo?

-Yo quiero ser guerrero -le dije- porque no quiero que nadie me lleve por delante. Conozco mejor a la gente de lo que tú crees y a mí también me interesa saber, no lo que piensa la gente sino por qué la gente es así, por qué las guerras, pero como no puedo saber porqué, bueno, pelearé en ellas del lado del que a mí me parezca el más justo.

Ícono me respondió:

-¿Y cómo sabes quién es el más justo? Los correos que llegan del norte nos dicen "Aquel saqueó una aldea, luego vino un justiciero y mató al jefe de la horda de guerreros que se unieron al nuevo jefe y ese guerrero que era tan justo se puso en lugar del otro".

Me quedé pensando y pensando.

-Entonces el hombre es maleable, entonces el hombre cambia. Cuando no tienes nada odias al príncipe que está en el castillo y un día cambia tu suerte y te haces amigo del príncipe y desprecias a los granjeros. Pero yo no soy así. De todas maneras no confío en el hombre. Y a mí me interesa saber el porqué de todo. Porque tengo un hermano como tú. Te veo como vulnerable, como sentimental, como que la vida te va a pasar por delante o peor, la vida te va a atropellar y vas a quedar tirado en el camino sin ella, sin vida.

 

Algún tiempo después padre trajo a una maestra llamada Amira. Ícono, entusiasmado, se puso a estudiar con ella letras, letras. Sentía como cierto rechazo, como que algo en mi cabeza me decía que eso no era para mí y sentía como un ardor en el estómago y me iba a la montaña a practicar con la espada hasta desgastar mis fuerzas y eso que durante todo el día había trabajado con mi padre arando el campo. Luego nos íbamos con Ícono a bañarnos al arroyo y mis fuerzas seguían. Ícono estaba más calmado y él es como que vertía sus fuerzas en aprender a escribir. Éramos mellizos pero parecíamos distintos, parecíamos él una persona dócil y yo el indómito, aquel hoyuman que todavía no había sido domado.

 

Pasó el tiempo, mucho tiempo. Se podía decir que Ícono ya era un erudito. Escribía tanto o mejor que la vieja Amira que poco tiempo después murió. Ícono le hizo como una pequeña ceremonia, algo que a mí me molestaba porque le decía "Ceremonia para qué, lo que quedó ahí va a la tierra. lo que ella llevaba dentro se va con aquel que está más allá de las estrellas. ¿Ceremonia a quién? ¿Para qué? Me parece una tontería".

Nunca creí en los rituales. Nunca voy a creer en los rituales. Me parece algo incoherente, algo de niños. Sentía dentro de mí como una furia y yo no era el emotivo; más de una vez lo he visto llorar a Ícono. Yo no lloraba. Sin embargo, por las noches, ¡ahhh!, es como que sentía furia tan grande, como que me tenía que desahogar de algo, quizá me molestaba el no saber los porqués.

 

Ya con 20 de vuestros años padre nos encargó provisiones. Fuimos al poblado, lo desafié a Ícono a hacer una carrera hasta el poblado y de verdad que busqué ganarle y llegó unos instantes antes que yo. Y entendí que lo admiraba en esa falsa vulnerabilidad que tenía Ícono. Yo tallé las espadas. Practicábamos tarde a tarde y nunca le pude ganar. Está bien, él tampoco a mí pero no era débil, era pacífico, era raro. No alcanzaba a entenderle pero lo amaba tanto como a mis padres, un hermano mellizo tan distinto. Luego de comprar las provisiones volvíamos para casa y casi llegando olía a humo.

Ícono me preguntó qué me pasaba:

-¿No hueles?

-Sí, huelo a quemado, a humo.

Nos miramos y rápidamente, los dos a la vez, azuzamos nuestros hoyumans y galopamos. Lo que encontramos es inenarrable: los cuerpos sin vida de nuestros padres, la casa quemada, los peones muertos atravesados seguramente con espadas. El corral vacío, habían robado todos los hoyumans. Ícono habló con uno de los peones. Le dijo que habían quemado la casa y los había matado porque adentro no había metales, seguramente estarían escondidos. Me quedé arrodillado ante los cuerpos de mamá Dira, de padre Uncar. Ahora ya tenía dónde canalizar esa furia: iba a buscar los cuatreros y los iba a matar uno por uno. Por eso siempre quiero, por eso siempre busco entender las actitudes los porqués y los para qué, porque ¿para qué matarlos?, ¿para qué saquear? Padre Uncar estuvo toda su vida sacrificándose para que no nos faltara nada. Empezó con un pequeño terreno y pasó a tener un gran campo con más de 40 hoyumans y en un día, un instante, un momento pierde todo, hasta la vida. Me sentía mal, muy enojado porque aun matando a esos salvajes Uncar ya no iba a revivir, ya no lo iba a poder abrazar más.

 

-Vamos, Ícono, enterremos los cuerpos y ven conmigo. Vamos a darles caza. Deja de llorar ahora, Ícono, por favor.

 

Enterramos a nuestros padres. Yo sabía dónde escondía los metales: bajo un árbol. Los encontramos y los repartimos mitad y mitad en las alforjas por las dudas de que a alguno de los dos le pasara algo. Y marchamos en busca de los asesinos.

 

Y quería seguir entendiendo el porqué, el para qué de cada circunstancia. Lo busco amanecer tras amanecer, anochecer tras anochecer, vida tras vida, porque me daría la impresión como que aquel que está más allá de las estrellas no nos quiere dar la respuesta, quiere que la busquemos nosotros. Pero por lo menos que nos indique dónde buscar. ¡Por lo menos que nos indique dónde buscar! Dios... Así se llama aquel que está más allá de las estrellas: Dios.

 

 

Sesión relacionada

 


Sesión 05/05/2014
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Rammadel, thetán de Ricardo.

Muchos tienen un mundo propio tan rico que se refugian en él porque el mundo real no les ofrece nada que entiendan como positivo. La entidad estaba entre la irrealidad y el mundo real del cual se evadía. No era entendido por los demás porque se preguntaba demasiadas cosas.

Sesión en MP3 (2.931 KB)

 

 

Entidad: Generalmente nos cuestionamos diversas situaciones que a simple vista pueden parecer desfavorables y a veces terminan allanando el camino, otras veces sepultándonos.

 

Mi nombre era Mordaz y de pequeño me gustaba el imaginar que recorría todo el mundo cabalgando, viviendo distintas historias. A diferencia de los demás padres que siempre apoyaban al hijo varón y dejaban a la hija mujer con la madre, mi padre es como que tenía más predilección por mi hermana mayor.

Mientras crecía, mientras me iba haciendo mayor le preguntaba a madre por qué él sentía ese rechazo o yo sentía esa sensación de rechazo en padre.

-No es así hijo, quizá le molesta que tú desvaríes, que tú pienses cosas extrañas, que te imagines historias. Piensa que tu cabeza no funciona bien.

 

Era cierto que tenía no una gran, una potencialmente gran imaginación pero era un mundo que me servía de utilidad porque era donde yo me refugiaba de la realidad.

Una niña, Narda, que de pequeña me gustaba mucho, soñaba que el día de mañana nos casaríamos, la encontraron en el camino ultrajada con el cuello cortado, una niña. Nunca encontraron a los aberrantes asesinos, hablo en plural porque había más de una huella de cabalgadura.

No solo soñaba, me apartaba del camino y practicaba con una espada de madera. Me acuerdo cuando me encontré con Josu, hijo del granjero de una comarca vecina y por las tardes nos encontrábamos y practicábamos y practicábamos hasta casi el anochecer.

 

Madre me preguntaba:

-¿Dónde has estado?

-Por allí.

Padre comía el guisado y ni levantaba la vista. Murmuraba:

-Desvariando seguramente. Creyéndose algún héroe.

 

No, no me creía un héroe. Entendía que la realidad era funesta, entendía que había muerto la niña, habían matado al anciano Uruk, un hombre tan noble, y por sacarle unos metales de cobre lo apuñalaron. Su viuda desconsolada murió apenas poco tiempo después

¿Y todo por qué? ¿Para qué? Entonces en esa realidad de fantasía donde yo ya era adulto, donde vivía aventuras, donde todo era resplandor, ¿por qué no refugiarme en ello?

 

Y a medida que iba creciendo se notaba más como que a veces me olvidaba del mundo, no prestaba atención a las cosas.

Padre directamente ya no me hablaba. Delante mío le decía a mi madre "Dile a Mordaz que tiene que hacer tal cosa o dile a Mordaz si puede ir al poblado a buscar tal comestible. Encárgale a Mordaz esto, encárgale a Mordaz aquello". Delante mío.

 

Me gustaba montar pero también me gustaba caminar y hacer mucho ejercicio. La realidad va más allá de las palabras. Mi amigo con el cual de pequeño jugaba con las espadas de madera cogió una enfermedad y en pocos amaneceres se lo llevó con aquel que está más allá de las estrellas. Eso era la realidad: muerte, enfermedades, indiferencia. Y la verdad es que eso me causaba rechazo.

 

Pero madre me decía:

-El día de mañana tendrás que trabajar y como no ayudas a padre en el campo en la labor no sabes hacer nada.

 

Cuando sentí que era mayor estuve haciendo unas tareas de recados a un señor, Aband, un comerciante. Y me llegó a pagar metales plateados que eran diez veces más valiosos que los cobreados. Como sabía que padre ahorraba y madre también cuidaba los metales, no hizo falta que les dejara nada: Cogí mi cabalgadura, mi poca ropa y unas botas de repuesto en mi mochila, llené las alforjas de comida, me despedí de madre y de mi hermana.

-¿No vas a saludar a padre?

-No madre, seguro que ni se dará cuenta de que no estoy.

-No es así hijo, su molestia es porque tú estás y no estás.

-Bueno, ahora ya no estaré del todo, ya no mentalmente sino físicamente. Soñaré en otros lados y no molestaré a nadie.

-Es que no es así hijo -me dijo madre-, irte de la realidad quizá te haga sentir mejor pero no te ayudará en la vida.

 

Seguramente tampoco me ayudaría cuestionarme todo, cuestionarme la pobreza, la traición, la desidia, la indiferencia, los desengaños, las traiciones. Muchas cosas me cuestionaría pero allá iba, hacía la zona ecuatorial donde decían que había más vida, más movimiento.

 

Llegué a un poblado bastante tranquilo. Había un comercio bastante grande, lo que llamaríais de ramos generales, vendían desde palas hasta cuerdas, herramientas para labranzas y granos. Pregunté si precisaban un empleado y el hombre, bastante obeso, me dijo:

-Sí, justamente ayer nos quedamos sin nuestro empleado.

-Espero que no haya sido nada malo.

-¡Oh, no! Lo normal, lo asaltaron en el camino y se quedaron con su cabalgadura, con su botín y con su vida.

 

Me quedé reflexionando. En todos lados era igual: muerte, indiferencia... La vida tenía un valor precario.

 

-¿Tu nombre?

-¿Perdón?

-Te he preguntado tres veces tu nombre, estabas distraído.

-¡Ah! Me llamo Mordaz.

 

Sí, en el trabajo debía prestar atención. Me preguntó si sabía hacer cuentas, le dije que sí. Madre nos había enseñado a mí y a hermana a sumar y a restar. Y comencé a trabajar allí, en un lugar que parecía pacífico pero por lo que contaba mi patrón no lo era tanto, él se llamaba Don Rago.

Don Rago no era simpático era frontal, directo, te decía lo que le gustaba y lo que no le gustaba, pero prefería un patrón así. No era cargoso, no exigía demasiado pero le molestaban las equivocaciones. Incluso en el fondo del almacén de ramos generales había un cuarto donde podía dormir gratis. Cada cinco días me daba determinada cantidad de metales cobreados, me parecía un sueldo justo porque aparte tenía un lugar donde dormir y comida y poco antes del anochecer el lugar cerraba y me permitía ir a la posada a disfrutar de un trago o a conocer a más gente.

 

Nunca me quejé de la rutina porque para mí el soñar despierto no era rutina y el trabajo actual no era rutina. Y no voy a ser hipócrita, extrañaba, sí, a mí madre, a hermana y a padre no tanto. Hermana era indiferente conmigo, yo era una figura decorativa en la casa. Madre siempre me dijo "Es culpa tuya, tú estás ausente, por lo menos mentalmente. ¿Qué quieres que te hablen si tú estás perdido? Trataría de corregir eso. Ahora trataría de tener amistades o alguna relación de pareja, alguna joven interesante en el poblado, algo. Tener los pies en la tierra, entender que la realidad no la podemos cambiar. A veces ni siquiera la nuestra. A veces ni siquiera la nuestra porque hay circunstancias que nos exceden. Depositamos unos metales en la mesa apostando a la vida y la vida barre con esos metales y se queda con ellos.

 

No todo el mundo entendía mi forma de expresarme, de hablar, de contar la vida, de contar el porqué estamos, qué le significamos nosotros a aquel que está más allá de las estrellas. Yo mismo me lo preguntaba cada amanecer, ¿Por qué nací? Claro, la respuesta lógica sería: Padre y madre me engendraron. Está bien. ¿Pero cuál era mi fin, mi misión, mi tarea? ¿Estar en un almacén, atendiendo gente, despachando pedidos, haciendo números? ¿Y mi sueño de pequeño y las aventuras y el recorrer mundo? ¿O quizá todavía no era mi tiempo?

 

A media tarde hacía bastante calor y el almacén cerraba. El dueño dormía la siesta. En el fondo donde nadie me veía seguía practicando con mi espada y haciendo mis ejercicios. Era bastante alto, de físico fibroso, tenía unos buenos músculos pero seguía soñando, seguía evadiéndome de la realidad.

 

No podía decir que no me gustara el trabajo actual, estaba más cómodo que en casa pero a veces me enojaba conmigo mismo por ser inconformista, a veces pensaba como que aquel que está más allá de las estrellas se disgustaría conmigo por no agradecer lo que tenía. Era sano, no tenía ninguna enfermedad, mi físico era normal, tenía la facilidad de pensar, de discernir, de diferenciar lo bueno de lo malo, lo mediocre de lo extraordinario y justamente eso me alejaba de la gente porque aún en un poblado donde apenas me conocían, algunos me decían "El raro". "Mordaz, el raro".

 

Sin embargo me había hecho amigos. Yo no tenía anécdotas para contar pero me juntaba con tres o cuatro compañeros en la posada y escuchaba las anécdotas, me reía con ellos, me ponía triste con ellos con alguna historia desagradable.

Cenaba algo frugal y luego me iba a dormir hasta el amanecer siguiente de vuelta a atender a la gente. Era mi realidad, una realidad que pronto cambiaría. Lo importante es que supiera diferenciar mi realidad de la "Realidad" porque a veces nos sumergimos tanto en nuestro interior, pero no para nuestro beneficio porque visualizar nuestro interior y entender quienes somos eso es más que bueno, pero sumergirnos, quedarnos en nuestra oscuridad y no entendernos, no comprendernos a nosotros mismos, no entender lo que nos pasa, eso no, eso no es bueno. Quizás eso se modificaría, debería modificarse o las circunstancias obligarían a que eso se modifique.

 

Gracias por escucharme.

 

 


Sesión 31/07/2014
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Rammadel, thetán de Ricardo.

Le costó tomar la decisión pero finalmente la tomó: Irse con quien más quería. No debía saberlo nadie y menos su padre, que ya tenía un candidato. Y no era una aventura.

Sesión en MP3 (1.199 KB)

 

 

Entidad: Muchas veces me he planteado dudas ante situaciones que podía resolver pero quizás yo mismo me enrollaba, como que tenía un camino delante mío y mentalmente colocaba piedras, obstáculos como excusa para no recorrerlo. Me sentía más cómodo elucubrando en mi interior que conversando con otros y no estaba armónico porque a veces no es que me evadiera de la realidad pero mis pensamientos eran tan fuertes, tan potentes que sí, me abstraía.

 

-¡Mordaz! -me dijo don Drago-. ¡Tienes dos personas esperando!

 

Había un señor que quería comprar unas cuerdas y una joven que quería plantas para su jardín.

Yo no diría que era simpático pero era atento, serio pero no hosco, gentil pero no empalagoso, si se entiende la expresión. No, no trataba de caer simpático pero era correcto y no sé si le caía bien a la gente pero me trataban bien.

 

Recuerdo -sí, lo recuerdo bien, lo recuerdo bien- que una de las tardes de descanso conocí a Juvela. Era una joven agraciada, algo tímida, de familia humilde. A veces venía al almacén de ramos generales a comprar alguna que otra cosa. Ella me dio conversación, se acercó a mí y me preguntó de dónde era mi origen.

Le dije: -De una región no tan lejana, con una familia normal.

Ella me contestó que tenía un hermano menor que ella, un padre muy severo y una madre dominada por su padre.

Y cada tarde nos encontrábamos a conversar.

 

Trabajando en el almacén de don Drago seguía juntando metales, los más codiciados, obviamente, los metales plateados.

Y una tarde nos besamos. Juvela era inocente y recuerdo que en un pequeño bosquecillo nos acariciamos tanto que casi llegamos a intimar pero dije:

-No porque no sé si la relación podrá continuar.

Se puso a llorar.

-Pensé que me querías -dijo.

-No se trata de eso.

 

Ella me había contado que su padre ya tenía un candidato, un comerciante bastante mayor.

Estuvimos varios amaneceres sin vernos, atardeceres que para mí fueron solitarios.

Yo trabajaba en forma automática. Un día me decidí porque no me sentía bien conmigo mismo. Don Drago me trataba como cualquier otra persona.

 

Me crucé con Juvela y le dije:

-Tú amas a tu familia.

-Pero a ti te amo más, Mordaz. Es una pena que no me quieras.

-No es así pero tu padre no me aceptaría. La opción sería irnos pero... No tengo problemas: tengo metales ahorrados, muchos. Tengo mi cabalgadura y podría comprar otra para ti. Pero tendrías que dejar tu familia y no quiero.

Ella me dijo:

-Tú no puedes decidir por mí. Yo tengo que evaluar qué es mejor para mí y tú eres lo mejor para mí. Solamente júrame que nunca me dejarás.

Le respondí que no hacía falta que le jure, que nunca había faltado a mi palabra.

 

Compré otro hoyuman para Juvela: montura, recado, todo.

Para que no vean que sacaba ropa de su casa en una tienda al lado del almacén de don Drago le compré ropa, una alforja más pequeña que la mía, víveres.

Recién cuando tenía todo comprado y todo apalabrado con ella hablé con don Drago. No le conté que iba acompañado. Le dije que iba a conocer nuevos lugares, que quizá volvería o quizá no. Me pagó lo que me debía y al atardecer nos marchamos.

Podría decir que iniciamos una nueva aventura pero no era una aventura, era una nueva vida con una mujer a la que amaba y un futuro por delante.

 

Gracias por escucharme.