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Psicoauditación - RM |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión 25/06/10
Habló principalmente sobre la importancia de no acomodarse en una rutina más o menos aparente, puesto que el avance está al alcance de todos, y sin duda al conseguir progreso no querremos volver atrás.
Entidad: Muchas veces sucede que nos encontramos en una disyuntiva por no saber discernir en qué situación estamos viviendo y las circunstancias que estamos pasando, independiente de las adversidades o de los momentos felices. Es cierto que la parte espiritual no encarnada percibe más allá de lo que se percibe en el plano físico pero al fin y al cabo somos nosotros, como Thetanes, quienes de alguna manera debemos guiar a nuestra parte encarnada y hacerle notar lo que es evidente pero que está fuera del alcance de la vista.
Si viviérais en una caverna durante años vuestros ojos podrían acostumbrarse de tal manera que percibiríais los objetos bastante nítidos, y sería algo normal el estar en esa caverna. Si algo os guiase camino a la superficie y, de repente, os viérais al aire libre en un resplandor que os cegaría, posiblemente os asustaríais y huiríais hacia la gruta, inhibidos en ese momento por esa luz cegadora. Pero si ese espíritu tuviese la posibilidad de germinar esa semilla de curiosidad que fue plantada arriba en la superficie quizá, con más precaución y más lentamente, iríais asomando la cabeza, acostumbrando los ojos a la Luz. Estaríais maravillados de ver ese resplandor como nunca habéis percibido en la vida, y ya os sería imposible regresar al estadío de la caverna porque solamente con descender un poco os veríais en tinieblas que antes no percibíais.
Como Thetán –y he tenido bastantes encarnaciones- he visto que en distintas vidas muchas veces estamos dentro de una caverna donde no nos arriesgamos a salir al resplandor y nos sumergimos en la rutina, llegando a acostumbrarnos a esa rutina. Cometemos el error de pensar que es lo que hay, de que es lo que tenemos y que pretender ir más allá sería vanidad o desagradecimiento por lo que tenemos, por lo que llegamos a rechazar los cambios y nos transformamos en conformistas, es decir, en autómatas de la vida: sonreímos, intercambiamos ideas y hacemos una vida normal… Quizás seamos efectivos en nuestra labor pero no deja de ser una costumbre.
Si la vida cotidiana es la caverna, ¿qué es el resplandor externo? Y hablo del plano físico, no de ninguna famosa alegoría. El resplandor sería el despertar: tener la comprensión de que el amor no tiene precio porque es invalorable -como la amistad- y que vale la pena asumir el riesgo de tener logros porque buscar los logros es lo correcto.
Muchas veces conceptúo con otros Thetanes y percibo de ellos mi mismo pensamiento: sus 10% a veces están sumergidos en una rutina diaria. Pero como ya dijo un excelso Maestro: el lenguaje es pobre en relación al concepto espiritual, y como ese concepto es traducido a palabras por este receptáculo puede ser mal interpretado, o directamente interpretado de una manera distinta.
Rutina no significa aburrimiento -o aburrizamiento-, soledad o fracasos. Se puede tener rutina en el éxito, en la alegría o en las distintas percepciones. El tema es salir de esa armadura y entender por sobre todas las cosas que somos seres valiosos, como es valioso mi 10% encarnado, que tiene afán por crecer. Y eso no es negativo porque sólo con el afán de crecer se puede luego tender la mano para que crezcan otros. ¿Que si hay engramas? Sí, pero son engramas de agobio, porque en vidas pasadas hubo situaciones al límite de lo tolerable donde no solamente hubo encierros físicos sino también encierros morales, como la incomprensión o la falta de diálogo.
A veces, el ser encarnado quiere debatir y no hay un interlocutor válido, es decir, sin soberbia. ¿Y cuántas veces los demás no comparten tu dialecto conceptual –tu paquete de ideas- al notar que no todos lo hablan? Entonces sí reconoces que hay una caverna y que la oscuridad te rodea, y quieres salir al resplandor, que es la libertad. Porque no basta solamente con tener libertad de opinión porque puedes estar en una isla y tener una libertad total de opinión pero ningún oído que te escuche… El ser humano encarnado tiene que interactuar porque es inherente a él, aunque no todos lo hacen.
Lo más importante es llegar a lograr el cambio asumiendo los riesgos, y siempre sin lastimar a terceros.
Yo elijo el resplandor por sobre la oscuridad.
Gracias por escucharme.
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