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Psicoauditación - Samuel A.

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

Sesión 21/03/2017

Sesión 31/03/2017

Sesión 11/04/2017

Sesión 18/08/2017

 


Sesión del 21/03/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Samuel A.

En Gaela, como en todos los mundos, había entidades negativas que podían desestabilizar a las personas aprovechando sus vulnerabilidades. Un psicólogo, Áureo, explicó las causas y dio pautas para alejar definitivamente a aquellas entidades.

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Entidad: Fijaos que en distintas vidas tenemos ansias de conocer, deseos de proyectos, sueños, anhelos, ansiedad de lograr metas que finalmente se terminan chocando con la realidad, realidad de inseguridades, de pensar que en el riesgo hay más de perder que de ganar, de creer que la mayoría de las cosas no valen el esfuerzo porque el fruto que logras es pequeño, es una nimiedad comparado con el sacrificio que has hecho durante determinado lapso y entiendes que cuando cosechas es mucha menos la cantidad que el trabajo que has llevado a cabo sembrando. Y no hablo de una siembra en el campo, hablo de la siembra en la vida, cosas a las que has apostado y que cual ruleta, cuando sale el cero te lleva todo y te quedas sin ninguna ficha.

 

Pero ¡caray!, me ha pasado con gente a la que le he puesto fichas, -no las estoy cosificando o tomándolas como objetos, es una manera de expresar mi concepto a través del lenguaje hablado-, y luego has perdido esas fichas a través de traiciones, de olvidos, de incumplimientos o de cambios. Sí, porque me ha pasado en distintas vidas que conoces a personas de pequeño, de adolescente y quizá durante veinte años o más no ves a esos que fueron amigos, compañeros de estudio o vecinos y son otras personas, no malas ni buenas, distintas, y todo lo que tenías en común, los temas en los que hablabas con respecto a música, a personajes de historieta o bien de historia, han tenido vivencias distintas, objetivos distintos, lo cual no está mal, cada uno hace uso de su libre albedrío, pero te sientas con ellos a una mesa, conversas y te das cuenta de que no tienen nada en común contigo, otros son sus anhelos, otras sus expectativas, cosas que han logrado y que tú no, o cosas que tú has logrado y ellos no, pero a los diez minutos se acaba la conversación, pues no tienes de qué hablar. Pero hay un refrán que dice que en cada regla hay una excepción, y en cada ejemplo también hay excepciones, a mí me ha pasado.

 

Había nacido en Liziana, en el viejo continente de Gaela. Mi nombre era Otavio Soldi. De pequeño había viajado con mis padres a Saeta, mi padre era comerciante pero era de buena posición y viajaba a distintos países. A Amarís también, pero en Saeta nos quedamos mucho tiempo.

Recuerdo que me hice amigo de dos hermanos, Áureo y Niceto Valentín. Áureo era soñador, tenía una imaginación demasiado soñadora, no sé como clasificarla y si es respetuoso clasificar una imaginación. Niceto era más pragmático, le gustaban todos los instrumento musicales, también a Áureo pero Áureo vivía como en un limbo se podría decir, y me hice muy amigo de ellos, muy, muy amigo.

Cuando volvimos a Liziana, después de bastante tiempo de haber estado en Saeta, sentí en el viaje que me faltaba algo, algo; no volvería a tener amigos como ellos. Pero ¿por qué tenía esa costumbre de invalidar mi vida? ¿Por qué no tenía la esperanza de pensar que en Liziana podía tener nuevas amistades, conocidos?, porque finalmente los tuve, era yo el que mentalmente me ponía obstáculos.

 

Y así fui creciendo, estudiando, profundizando. Siempre me gustó investigar la historia de Gaela, una historia bastante complicada, una historia que en algunos aspectos lejanos, o quizá no, se parecía a mi vida actual en cuanto a esa historia.

Recuerdo que en aquel entonces Liziana prácticamente no existía como tal. Devoraba los libros que me hablaban de Lizia de hace dos mil años, un gran imperio, y nombraban a un enviado, a un enviado de Dios llamado Axxón que transmitía palabras de amor, mensajes, y los lizianos lo terminaron clavando de cuatro maderos en forma de rombo. Dejó un legado, un legado que con el tiempo, no en Liziana sino justamente en Amarís, se formó la Orden del Rombo, una orden religiosa tan fuerte como la más peligrosa de las inquisiciones, conocida también como Orden de Amarís por haber sido fundada en Amarís. La Orden del Rombo era fundamentalista y aún ahora, en la época moderna, seguía habiendo inquisidores que no te quemaban en la hoguera como en siglos pasados pero sí había denuncias, te tenías que proteger.

 

Tuve una sola pareja estable que al igual que como muchos otros era demasiado creyente. Y yo reverenciaba la figura de Axxón como uno de los más grandes hombres, describiendo la figura de Dios como una Esencia de Amor, de misericordia, de piedad. Y la Orden del Rombo era todo lo opuesto, era inmisericordiosa, impiadosa con todo aquel que era ateo o escéptico.

Y luego tuve varias parejas, pero quizá por mi timidez, quizá por mi falta de autoestima no me duraban. Pero amaba la historia y tuve el honor de conocer a Domeni Salvi, que también era profesor de historia. Me contó que tenía amigos -Danore, Sico, Arduino y Valiño- que tenían como visiones. En la antigüedad los visionarios eran considerados profetas, pero la Orden del Rombo era hipócrita porque hoy no hablaba de profetas, hablaba de poseídos, exorcismos. Y si bien yo era escéptico Domeni Salvi me llevó a su casa y me mostró como se encontraba su amigo Danore; hablaba incoherencias, de repente te miraba fijo y te insultaba.

Yo era escéptico. Domeni Salvi me decía:

-Nadie es más escéptico que yo, pero tengo que creer que hay demonios que lo han poseído a él y a mis otros amigos.

 

Me sentí como impresionado porque no sabía a quién le tenía más temor, a que un demonio te posea o a que la Orden de Amarís te ponga en su punto de mira y te señale como ateo. Entonces aprendí a ser hipócrita, a fingir, y al igual que Domeni Salvi, en las distintas reuniones éramos los mayores creyentes. Pero a ver, cómo puedo explicarlo con palabras porque el concepto es tan complejo para llevarlo al lenguaje hablado... Sí, Domeni y yo éramos escépticos.

Él me decía:

-Mira, Otavio, es creer o creer, porque hay quien pierde la razón, pero no creo que Sico, que Danore, que Valiño, que Arduino, los cuatro, pierdan la razón. Son vulnerables, son vulnerables por dentro y los demonios se aprovechan y los poseen.

 

Danore, el último de los amigos de Domeni Salvi era poseído casi permanentemente hasta que le terminaron afectando el cerebro, ya directamente no razonaba, había perdido su coherencia. En ese lapso me llevé la grata sorpresa de que los hermanos Áureo y Niceto Valentín llegaron a Liziana. Áureo se había hecho escritor, un escritor muy conocido, ensayos sobre psicología, muy respetado. También amaba la historia, obviamente. Y Niceto se había hecho músico, le gustaba la música clásica y tocaba una maravilla el violín y participaba de conciertos. Y a diferencia de lo que conté al comienzo, de que cuando de grande muchos cambian, ¡je, je!, Áureo y Niceto no habían cambiado.

Me reuní con ellos y no sólo podía seguir conversando de las mismas cosas de cuando éramos niños sino que eso era potenciado.

Le dije a Áureo:

-¿Sigues soñando, sigues estando en el limbo?

-Más que nunca -me respondió Áureo-. ¿Cómo piensas que escribo? ¿Cómo piensas que entro en la psiquis humana para lograr escribir esos ensayos?

Su hermano Niceto se reía.

-No te confundas con Áureo, a veces lo ves con la mirada pérdida y le comentas algo y él no te responde pero te puedo asegurar que está alerta, al rato te dice frase por frase todo lo que tú has hablado, tiene una memoria prodigiosa.

 

Les comenté lo del amigo de Domeni Salvi, lo de Danore, lo de los demonios.

Áureo, el escritor, me dijo:

-Nosotros somos como tú, Otavio, somos escépticos, escépticos en cuanto a la religión.

Le digo:

-¿Pero cómo? No... ¿No creen que Axxón haya sido...?

-Espera, espera -me interrumpió dulcemente Áureo-, Axxón es un Maestro de Luz. Hablo de la religión, de la religión que es inquisidora, la religión que en el nombre de Dios ha matado miles de personas a lo largo de la historia, en eso soy escéptico. Creo que si Axxón estuviera vivo se desencantaría de lo que supuestamente son sus frutos. somos pocos lo que transmitimos su palabra. Subliminalmente en mis libros hablo sobre el amor, la dignidad.

-Lo mismo yo -continuó Niceto-, transmito mi música, que es el alimento del alma.

-Lo sé, lo sé, lo sé -dije.

-En qué sentido lo sabes, Otavio.

-Escucho las grabaciones de tu violín y me transportan a un mundo más allá de las estrellas, no sé cómo explicarlo mejor. Allí se me va mi timidez, mi baja estima, mi inseguridad y dejo de anhelar una nueva pareja, nuevas amistades. Pero volviendo a la realidad, ¿cómo se vence a esos demonios que han acabado prácticamente con la mente de Danore?

Áureo me comentó:

-De la misma manera que nosotros tenemos libre albedrío esas entidades oscuras también tienen libre albedrío. El exorcismo de la Orden del Rombo es falso, ¿cómo vas a exorcizar algo suprafísico que también tiene libre albedrío?

 

Quedé pálido, desconcertado, obtuso en mi pensamiento. Y pregunté:

-¿Y entonces?

-Es muy sencillo -respondió Niceto-, está en la persona, en no ser permisiva con el mal, porque estos jóvenes conocidos de tu amigo Domeni son vulnerables, vulnerables por debilidad de espíritu, quizá porque son demasiado egocéntricos y dan cabida a que esos demonios entren. Nadie los va a sacar sino la propia persona convencida de que el amor, la piedad, la compasión son más fuertes que cualquier mal.

 

Y me hizo bien escucharlo a Niceto, el afamado músico, y a Áureo, su hermano, que por fortuna de Dios habían venido de Saeta a quedarse un tiempo en Liziana. Les presenté a Domeni Salvi, y en la casa de uno de nosotros teníamos grandes conversaciones. ¡Ah! No hay nada más bello que conversar con empatía, nada más bello.

 

Es todo por ahora. Gracias por escucharme.

 

 


Sesión del 31/03/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Samuel A.

Sabía que en Ran II había llegado alguien desde un universo paralelo y estaba preocupado por si podían llegar más con malas intenciones. Aunque el mejor astrónomo de Ran II le quiso tranquilizar, la situación le desbordó mentalmente hasta el punto de recluirse evitando al mundo de afuera. Agradece al médium que le haya sacado un gran dolor que sentía. Recorrer una emoción dolorosa ayuda a desactivar el engrama.

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Entidad: Estoy comunicado aquí con vosotros, y es entendible que quien está encarnado y desconoce la composición real de lo que son los planos suprafísicos, el mundo espiritual y angélico, el proceso de encarnar, los karmas desconoce todo, porque el secreto, la explicación de los cómo, los por qué y los para qué, están justamente en nuestra misión.

Nadie nos obliga a encarnar, tenemos libre albedrío Divino, encarnamos porque tenemos avidez de experimentar los cinco sentidos físicos. El que desconoce el mundo espiritual y angélico desconoce que en microsegundos podemos transmitir a otra entidad a través de un paquete conceptual el contenido de una biblioteca entera, mientras que en el plano físico estamos prisioneros del lenguaje, por expresarlo de una manera cruda.

Y es cierto también, es cierto, que en el plano físico tenemos apegos porque somos roles y porque cada rol no se acuerda del otro porque no tenemos memoria reencarnativa, pero sí -a través de uno como esencia suprafísica, ya sea como espíritu cien por cien o como noventa por ciento, thetán-, guardamos en nuestro concepto los engramas y cada vez que un diez por ciento encarna como rol se lleva como "herencia" esos engramas que lo condicionan. Podemos llevar por siglos una timidez, un engrama de rencor acompañados por infinidad de roles del ego.

 

Había encarnado en Ran II, un mundo que está a diez años luz de Sol III, un mundo que orbitaba su estrella cada ciento veintidós días por lo cual un año de Sol III equivalía -equivale, en presente-, a tres años de Ran II.

Encarné como Julius Delfor, informático cuántico, de ciento ochenta años -sesenta años de Sol III en el momento que voy a relatar estos episodios-.

Aclaro que nunca tuve una pareja estable, sí tuve relaciones con las cuales me involucré. No voy a hacer rol de víctima aunque inconscientemente lo estoy haciendo, he dado más de lo que me han dado, he aportado más de lo que me han aportado, he amado más de lo que me han amado y muchas veces sentí que la vida era injusta. Y no tuve pareja estable porque yo no quisiera, se alejaban, y como vivía con la aprobación de los demás, al alejarse entendía que no me aprobaban (ergo yo no me aprobaba), de ahí la baja estima. Y no entendía, como dice un Excelso Maestro de Luz que la importancia pasa por uno, que el respeto pasa por uno, que si yo no me respeto menos me van a respetar los demás, que si yo no me acepto menos me van a aceptar los demás, que si yo no me quiero menos me van a querer los demás, y así con todo.

 

Pero ¡oh!, ¡oh!, ¡qué cosa! En el trabajo era distinto, era muy ducho, muy diestro, muy experimentado, era un muy buen informático cuántico. Trabajábamos con microchips de grafeno, alimentábamos las naves que estaban en órbita. Incluso las dos bases que estaban en la pequeña luna su supervivencia dependía de dos superordenadores, uno en cada base. Por supuesto había ordenadores más pequeños de refuerzo, era casi imposible que el ordenador principal fallara pero el sostén de vida era lo primordial ya que en la pequeña luna no había atmósfera.

 

Me enteré, por uno de los más apreciados astrónomos, Nambo Flagan, que tenía ciento treinta ocho años -cuarenta y seis años de Sol III-, que una joven había pasado, se podría decir 'traspasado', de un universo alterno. Me costó días asimilar esa idea. Lo hablé con distintos matemáticos, les dije la imposibilidad de los universos alternos, que eso estaba en la mente de los escritores de ciencia ficción, pero hablé personalmente con Nambo Flagan, una persona que sabía muchísimo del tema y me contó puntualmente lo que la joven que había venido del otro universo le había relatado, un universo donde una dictadura socialista totalitarista había ganado una guerra, prácticamente una guerra planetaria, sometiendo a las demás naciones al caos. La joven se había criado en un campo de concentración, luego como demostraba dotes y habilidades la entrenaron como máquina de lucha.

 

Pero soy egoísta pero no hipócrita, no me preocupaba por la historia de la joven. Bien, había caído en este universo donde hace treinta años impera la paz, mi preocupación pasaba por otro lado. Ella había traspasado un vórtex que luego aparentemente se cerró. ¿Cómo sabemos que ese vórtex no se volvería a abrir y tropas armadas de ese mundo con enormes armas no invadirían nuestro Ran?, ¿el Ran pacífico?, ¿el Ran donde se respetaba la flora, la fauna, las aguas y hasta los propios seres humanos al punto tal de que una ordenanza severa pero lógica, no permitía que los matrimonios no tuvieran más de dos hijos para evitar la superpoblación, la hambruna? Nos manejábamos con dinero electrónico, nada de efectivo, de esa manera evitábamos lo que en vuestro mundo Sol III llamáis el lavado de dinero.

 

Había pasado a segundo plano en ese momento mi soledad, la falta de pareja estable, la baja estima. Mis miedos en estos momentos pasaban por la inseguridad, mis roles de ego se había exacerbado taladrando mi mente -mi inconsciente y mi consciente- martillándome la cabeza: "Van a venir los totalitaristas, miles de soldados con armas desconocidas, nos van a someter. Hace treinta años nos libramos de un ataque de otro mundo y ahora, de un universo alterno nos van a invadir". ¿Estamos preparados? No, porque los gobernantes no le hacen caso.

 

Lo llegué a alcanzar a Nambo Flagan, el afamado astrofísico y astrónomo. Me dijo:

Julius, tienes una mente delirante, no pasa nada.

Le retruqué:

-No pasa nada ahora, tampoco pasaba nada hace treinta años cuando sometían mentalmente a la población y volvían a los unos contra los otros.

 

Así actuaban los alienígenas en Ran II y se los pudo vencer, pero ¿y ahora? Porque el mayor enemigo era el descreimiento y cuando tú tienes un miedo atroz que te despiertas sobresaltado por las noches con taquicardia donde el corazón te late a ciento treinta pulsaciones por minuto, agitado, sudado, te falta el aire, tienes ataques de pánico -los doctores dicen que el ataque de pánico es mental porque en ese momento sientes como que te mueres, como que no puedes estar, te desrealizas, estás fuera de la realidad, sientes que no puedes respirar cuando no es así porque tus pulmones chupan aire, exhalan aire pero tú en tu mente no lo sientes, sientes que te mueres, que te ahogas, que te desmayas. El ataque de pánico se había sumado a mi miedo, a mi inseguridad.

 

Nambo me dijo:

-Te recomiendo que vayas a un asesor, es un asesor espiritual llamado Raúl Iruti.

-No me interesan los asesores. No me interesa que me asesoren, me interesa que acaben con esa posible amenaza.

 

Y me empaqué como una mula de vuestro Sol III -que aquí en Ran II también las hay-, y me encerré. No tenía problemas, en casa tenía dos muy grandes ordenadores y podía trabajar desde casa sin ir hasta el trabajo. Mientras cumpliera con los avances que me exigían semanalmente no tenía problemas.

Me hacía traer comida, miraba por el porterovisor, ya directamente le abonaba a la casa de comidas con mi pin de créditos. No precisaba salir, en casa tenía lo que quería, podía ver holopelículas, hablar por holoteléfono, ver la holovisión o trabajar con los holoordenadores. Pero claro, la puertas estaban selladas, la inseguridad era un engrama, varios engramas reforzados con roles del ego.

 

Sí, es impresionante lo que he descargado pero es un uno por ciento de todo lo que llevo adentro que me pesa, que me oprime el pecho y le traslado esto al receptáculo que en este momento me está haciendo el favor de canalizarme como thetán. Porque la misma angustia que le transmite a este receptáculo el role de Julius Delfor en Ran II también va para mi rol actual, Samuel. Lamento que el interlocutor termine con un fuerte, muy fuerte dolor de pecho. Sé que él, luego, canaliza la Luz de la Esencia Absoluta y se restablece.

 

Por ahora es... Por ahora es todo. Voy a descansar conceptualmente.

 

Muchas gracias por escucharme.

 

 


Sesión del 11/04/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Samuel A.

Julius Delfor, con otros investigadores, en Ran II, estableció las bases acerca del funcionamiento y la creación de un vórtex suprafísico. Estar integrado en el equipo le reafirmó su autoestima.

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Entidad: Durante mucho tiempo estuve en soledad, con muy baja estima. Tuve la fortuna de hacerme de amigos y gracias a ellos fue creciendo mi círculo, y todos ellos eran excelentes personas, cada uno en lo suyo.

 

Yo, en esa vida, era informático cuántico. Mi nombre, Julius Delfor.

Tuve la fortuna de conocer no sólo a Nambo Flagan, un astrónomo de los mejores, a Elmer Dess... También pude conocer a dos genetistas de primera línea, Alexis Anasio y Raúl Iruti. Iruti me impresionaba por su calidez, su templanza, su empatía. Anasio era un ser que se brindaba permanentemente y si bien no conocía todos los temas, porque su fuerte era la genética, tenía conocimiento de informática cuántica. Me habían comentado algo difícil de creer, digamos, en el ámbito científico, si bien desde decenas de años había hipótesis sobre los universos alternos.

 

Comentaban que una joven -no daban su nombre-, había llegado de un universo alterno donde ese mundo era gobernado por el totalitarismo. Hoy mismo, en mi encarnación actual de Sol III, sabemos que un socialismo exacerbado desemboca en totalitarismo, por lo cual no era de extrañar. Sí, era difícil de entender cómo se podía pasar de un universo al otro, cómo podía abrirse esa brecha.

Alexis Anasio me comentó:

-El tema es así, Julius, tú trabajas con informática cuántica. Bien. A pesar de que nosotros somos genetistas, tenemos los mejores ordenadores y tenemos ordenadores -independientemente de nuestro trabajo-, exclusivamente para experimentar. El mismo Nambo Flagan hace cálculos matemáticos espaciales en nuestros ordenadores, que los actualizamos cada año, o sea cada ciento veinte y dos días.

-¿Puedo ver alguno de los ordenadores? -Iruti me indicó una silla, bastante cómoda. Tecleé, vi la impresionante capacidad que tenía y la impresionante memoria aleatoria y los diversos programas gráficos, programas de cálculos.

 

Anasio me comentó:

-Converso permanentemente con Iruti, y él me dijo: -Yo tengo la idea, lo que no tengo es cómo llevarla a la práctica.

-A ver, pasadme la idea.

-Bien. Supongamos un material liviano, hecho de grafeno y de alguna manera trabajamos su parte molecular para crear una inestabilidad cuántica.

 

Armé en la pantalla del ordenador un material de grafeno. Ese día no terminé, pedí por favor...

Me dijeron:

-Puedes estar todo los días.

 

Salía de mi trabajo e iba al laboratorio que tenían Alexis Anasio y Raúl Iruti. Me sentía, ¿cómo decirlo?, con una estima mucho mayor que la normal y hasta tenía temor de que eso que llamáis ego se me subiera a la cabeza, porque el propio Nambo Flagan se sentaba cerca mío para mirar lo que iba armando en la pantalla. Previamente me preguntó:

-¿Te incomoda que esté cerca?

Un poco me intimidaba, pero le dije:

-No, no, todo lo contrario.

 

Al tercer día armé el material. Desestabilicé de alguna manera la órbita atómica, en lugar de ralentizarlo lo aceleré, logré un material vibratorio en estado de flujo.

-¿Qué es exactamente lo que haces, Julius? -me preguntó Nambo.

Le digo:

-Iruti y Anasio me han dado el empujón trasladando su concepto a mi mente y de mi mente al ordenador, y pude armar digitalmente un material vibratorio en estado de flujo que oscila entre la materia y la supra materia.

-La supra materia... Una materia que no está en el plano físico. ¿Qué función se le daría? ¿Nos trasladaría acaso al plano suprafísico? -preguntó, por sobre Nambo Flagan, Elmer Dess.

-No, entiendo que ese material en estado de flujo nos podría abrir un portal, un vórtice.

-¿Cómo?

-Creando un vacío. La misma supervibración, o supravibración, crearía un vacío cuántico, un vacío dentro del vacío. Porque tú de repente tienes un alimento envasado al vacío, apenas cortas la bolsa que contiene ese alimento, se llena de aire. ¿Pero qué sucedería si logras un vacío y creas una capa energética que impida que se llene de aire?: se crearía un vacío.

-Está bien -dijo Nambo Flagan, el astrónomo-. El espacio está casi vacío y no se abren portales.

-Claro, pero pensad, se abre un vacío suprafísico.

-¡Entonces nos llevaría a un plano suprafísico! -agregó Elmer.

-No, no; nos podría llevar a un universo alterno.

-Alexis Anasio se acercó, y me dijo:

-Bueno, está bien. Dejemos esa hipótesis en suspenso. Eso que has logrado digitalmente en la pantalla del ordenador, ¿cómo lo llevamos a la práctica?

-Muy sencillo -respondí-, los mismos cálculos matemáticos que han logrado crear digitalmente ese material vibratorio en estado de flujo, lo podemos crear con una varilla de grafeno en lo cotidiano.

Nambo Flagan se acercó y con rostro preocupado me dice:

-Supongamos que todo eso se lleve a cabo, ¿no corremos riesgos de entrar a mundos donde la vida sea distinta o agresiva o tenga virus o bacterias nocivos para los cuales aún no tengamos defensas?

-Todo es posible, pero también podemos crear una barrera energética cuántica donde podamos enviar un medidor cuántico con una vibración exacta para que otro tipo de vibración no pueda pasar a nuestro universo. O sea, esa barrera estaría calculada energéticamente para que solamente pueda pasar determinado tipo de vibración energética.

 -Elmer Dess interrumpió preguntándome:

-Julius, eres un genio, algo que ni tú mismo te animas a reconocer, es una pena. Lo digo con cariño, ¿eh? Ahora, mi pregunta es: Eso se logra exprofeso. Te hemos comentado que una joven pasó de un universo alterno. ¿Qué fue lo que formó ese vórtex para qué la joven pasara?

-Pueden ser mil cosas -respondí-, alguna situación que provocó alguna anomalía atmosférica desde el otro mundo, no desde éste, desde el otro, y justo esa anomalía estaba en el camino de la joven. No sé que más decir.

Combinamos con Nambo Flagan, Elmer Dess y Alexis Anasio que trabajaríamos el tema. Honestamente, era alucinante el laboratorio.

 

Regresé a mi vivienda donde tenía todas las comodidades y sentí una sensación en el pecho que me produjo un dolor y una ansiedad que me afectó la parte estomacal y una angustia que me afectó a la laringe.

 

Recuerdo que Raúl Iruti me dijo:

-Puedes venir cuando quieras a una consulta, soy asesor espiritual.

 

En Ran II no se creía en religión, pero si existe el plano suprafísico, existen entidades suprafísicas. Y la hipótesis -en realidad Raúl Iruti tenía la certeza-, la certeza de Raúl Iruti es que esas entidades suprafísicas encarnaban y éramos nosotros con una mente consciente y con un cerebro que hacía de traductor del concepto al lenguaje hablado. También Raúl Iruti explicaba que el mayor porcentaje de esa energía suprafísica conceptual quedaba en el plano correspondiente y sólo un diez por ciento animaba nuestra unidad biológica.

 

Alguna vez pensé en ese núcleo de amigos, tan gratos los unos con los otros, los unos para con los otros y que me han dado contención, amistad sin pedirme nada a cambio porque se brindaron. Yo no podía ser menos, les brindaba mi conocimiento, lo poco o mucho que podía brindarles porque hay algo más importante que el trabajo que yo estaba haciendo con ese material digital vibratorio en estado de flujo: el afecto, la empatía, el amor. El amor incondicional que esfuma cualquier soledad. Sólo me faltaba para ser cien por ciento dichoso una pareja con la cual pudiera conversar, intercambiar opiniones. ¿Y por qué no?, intercambiar caricias. ¿O qué? ¿O a los ciento ochenta años de Ran II, el equivalente a sesenta años de Sol III, no podía intercambiar caricias? El afecto, las caricias, la mirada se intercambia hasta el último soplo de vida.  Es mi palabra, es mi idea, es mi creencia, es mi manera.

 

A veces no nos atrevemos a disfrutar porque nos empapan -no en Ran II, sí en Sol III, en este querido Sol 3 al que llamamos Tierra-, nos empapan con creencias, con complejos de culpa, nos señalan con el dedo y no entienden, como dijo Raúl Iruti en una oportunidad: "Cuando a ti te señalan con el dedo, ellos a su vez se están señalando a sí mismos con tres dedos: el medio, el anular y el meñique". ¡Qué gran verdad!

 

Gracias por escucharme.

 

 


Sesión del 18/08/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Samuel A.

Expectativas profesionales se le sumaban a las personales. La entidad relata su inseguridad por tener que manejar todo ello. Un gran amigo, genetista, le aconsejaba cómo llevarlo bien, cómo conjugar todo ello.

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Entidad: No es la primera vez que lo afirmo, como parte no encarnada: cada vida es distinta. Pero hay un común denominador; que a veces te abaten las circunstancias, te complican determinadas situaciones o bien tú mismo te vas condicionando en cada encarnación por diversos engramas. Engramas que a veces se implantan de una manera inconsciente tan oculta, diríamos, que no te das cuenta cuando es tu propia conducta, cuando hay algo emocional o cuando es un condicionamiento implantado que de alguna manera maneja la situación haciendo que trastabilles, que fracases, que te sientas no conforme con tu situación actual.

 

Hay un gran Maestro de Luz, Johnakan, que ha explicado muchas veces que la euforia te protege porque la euforia genera endorfinas y hace que las vibraciones negativas no te afecten o te afecten lo menos posible, pero claro, está la contraparte: el estrés, al agotamiento, la vida acelerada que hace que generes cortisol y entonces tu cuerpo se ponga vulnerable. Y no solamente tu cuerpo, tu mente; te entorpeces, te atoras en situaciones que normalmente las resolverías, no sé si fácilmente, pero las resolverías. Y es como que te encuentras en un círculo vicioso donde te pierdes, no encuentras la salida y capaz que la tienes ahí, pero no la ves. Es una paradoja que es muy difícil de explicar en lenguaje hablado, la salida es como que tuviera un cartel luminoso "Aquí", "Aquí", "Aquí", un cartel que enciende y apaga "Aquí", "Aquí", "Aquí", pero tú en lugar de verlo te encandilas con esa luz, y te encandilas tanto que tus ojos no ven, como si quisieras mirar fijo al sol sin protección, te encegueces.

Eso lo ocasionan los condicionamientos.

 

He descargado bastante, lo reconozco, repasando relatos. Me recuerdo la vivencia como Julius Delfor, me consideraba un buen informático cuántico. Había logrado tener una pareja y no resultó, no por... -supongo, ¿no?-, no por falla mía sino porque era demasiado demandante. ¿Me quería? Sí, tenía un afecto por mi persona, hasta tenía una cierta compatibilidad en lo que para mí era, como decís vosotros en el plano físico de Sol III, tocar el cielo con las manos.

Pero da la impresión que al comienzo la gente no se muestra como es, como que no sé si finge a propósito o finge sin querer, o qué. O es que al comienzo el mismo entusiasmo de la relación no deja ver la realidad.

Y la realidad es que era demasiado demandante. Porque es fácil pedir, pedir, pedir, pedir, pedir y no es porque el amor no quiera brindar, porque el amor justamente brinda, lo que pasa es que en el plano físico el amor es personal y el amor personal también necesita. Entonces, doy, doy, doy. ¿Y tú qué me das? ¿Y tú qué me brindas? Me reclamas, me reclamas, me reclamas, me reclamas, me reclamas... ¿Y a cambio qué me das? ¿Indiferencia? ¿Momentos? Pero los momentos los puedo conseguir en cualquier lado con amores pasajeros. Y discúlpenme mi crudeza en el lenguaje.

Y eso me pasaba como Julius Delfor, en Ran II, y después me sentía como vacío.

 

Mi última pareja, de común acuerdo -en realidad fui yo el que empujé la salida-, pero de común acuerdo decidimos la ruptura. Y se alejó. Y mi apartamento quedó vacío, inmerso en soledad, hasta el silencio hacía ruido. Sé que me expreso con un concepto extraño: que el silencio haga ruido. Van a decir "¿De qué habla esta entidad?", pero sí, hasta el silencio me sofocaba. Entonces salía y buscaba alguna relación pasajera de caricias fingidas, de besos impostados. El problema era el después, el después; un vacío en mi pecho que me lo oprimía, me lo dejaba triturado y me encontraba con una angustia peor que si no hubiera salido.

Pero no todo era negativo. Me había hecho de compañeros, más que compañeros diría ¡je, je!, amigos. Sí, amigos, que de verdad eran dedicados, honestos. Lo apreciaba mucho a Nambo Flagan, para mí el mayor astrónomo de Ran II. Era..., él también tenía sus problemas; lo consultaba -igual que lo he consultado yo algunas veces- a Raúl Iruti. Raúl Iruti era alguien extraño, diríamos. Junto con Alexis Anasio eran genetistas ambos, ambos divorciados, pero Raúl Iruti era más un restaurador del alma, por así llamarlo. Tú podías hablar con él y te orientaba, te aconsejaba... -tos...-, disculpadme, me invade la tos cuando tengo esa angustia que me cuesta a veces sacar adelante.

 

Alexis era una lumbrera, sabía mucho de su tema. Rendo Javier, profesor de historia también visitaban al asesor Iruti.

Tadeo Armani. Nos habíamos hecho grandes amigos, pero grandes amigos de verdad. Y de alguna manera es como que si uno se contagiaba de la euforia del otro también se contagiaba la intranquilidad del otro. Cuando tú ves a alguien como Nambo Flagan que profundiza el tema astronómico, que descubrió a diez años luz(Nota) un sistema solar con un 90% de posibilidad de que haya mundos habitados, por lo menos dos, y de repente lo ves inseguro, muy inseguro porque estaban experimentando con un paralaje... Todo vino a colación cuando una joven pasó de un universo alterno; vaya a saber por qué razón se produjo un vórtex. Y la joven se adaptó a este mundo, describió que su mundo era un Ran II distinto donde imperaba la tiranía, el despotismo, donde mataban sin miramientos a los que se rebelaban.

Y nosotros habíamos pasado por situaciones graves, habíamos pasado por una situación muy, muy, pero muy, muy grave, muy, muy grave.

 

Hacía treinta años nuestros, que sería diez años de Sol III, había venido una avanzada alienígena que gracias a la intervención de Raúl Iruti había sido derrotada y se había salvado el planeta, a costa de algunas vidas pero se trata de salvar a la gran mayoría.

Pero ahora no estaba contento con lo que estaba pasando, experimentar con una energía vibratoria que permitía abrir vórtex a ese u otros universos alternos. Y por la noche tenía pesadillas que se abrían cien, doscientos, mil portales y los tiranos de ese otro Ran II invadían nuestro mundo. Bueno, nosotros tecnológicamente estábamos altamente preparados, pero por qué iniciar una guerra con el otro Ran II si podíamos tener todos los portales cerrados.

Iruti me calmaba. Me decía:

-Mira Julius, quédate tranquilo porque los pequeños agujeros son de micrones, no llegan a un milímetro.

-Pero yo profundicé con mi ordenador cuántico y vi que las alteraciones podían llegar hasta aberturas de metros. Y sí, que podían pasar humanos y armas. Suspendamos todo.

Iruti me dijo:

-No todos los universos alternos son negativos.

Le digo:

-Perfecto. Hablemos con otros informáticos, no solamente con Nambo Flagan, al fin y al cabo él no es informático, y tú y Alexis son genetistas. Hablemos con otros, veamos qué sucede, veamos qué pasa, veamos si podemos hacer una especie de rejilla energética; así, en el momento de que se abre un portal, inmediatamente también en la misma vibración haya una rejilla energética que si vemos que hay algo negativo va a pasar se pone esa rejilla e inmediatamente se cierra el vórtice, el agujero.

 

Tal vez era por mi situación de soledad, de vacío, ¡uff!, pero es como que perdía mi paciencia, no tenía tanta paciencia, honestamente no tenía tanta paciencia, me sentía como gastado, se podría decir.

Hablé con Tadeo Armani.

-Tú -le dije-, Tadeo, eras integrante de las fuerzas de paz, conoces de armamento. A Rendo, ¿qué le puedo decir?, es profesor de historia. ¿Quién me puede ayudar a mí?

-Elmer Dess.

-Sí, Elmer Dess me puede ayudar.

 

Estuve semanas y semanas y semanas estudiando la vibración cuántica hasta que logré finalmente tener el antídoto a los vórtex, no solamente poner una rejilla cuántica para que si hubiera una amenaza no entre por el vórtex sino también un candado, un candado con clave -para que se entienda la palabra candado a nivel cuántico, una vibración especial como clave, como password. Si nadie aplicaba esa vibración no había manera de que el vórtex se abriese, no por lo menos con medios artificiales-, y eso me dejaba más tranquilo.

Claro, toda solución lleva al problema original, al problema del ser, del estar.

Y nuevamente acudí a Iruti.

-El tema es así, Raúl. Tengo más de ciento ochenta años -que sería el equivalente a más de sesenta años de Sol III-, si bien en Ran II la expectativa de vida ha crecido al doble de la edad que tengo ahora, me siento como gastado, como que hubiera vivido cien vidas en una, tal vez por las angustias, por los fracasos, por un montón de situaciones. ¿Cómo lo resuelvo? ¿Qué hago?

Iruti me preguntó:

-¿Qué te gustaría hacer?

-¡Ah!, yo buscaba tu respuesta, no que yo me respondiera a mí mismo.

Iruti insistió:

-¿Qué te gustaría hacer si pudieras?

-Bueno, no sé. A ver, retroceder en el tiempo y aprovechar situaciones que en el pasado no he aprovechado, cambiar cosas que dejé pasar, aprovechar situaciones que no aproveché en su momento, modificar algunas que no me atreví no sé si por cobardía, por dejadez, por rutina, por acostumbramiento...

Iruti me dijo:

-Tú eres bueno en lo que haces.

-Sí; ¿qué tiene que ver con lo que estamos hablando?

-Que eres un buen analista.

-Sí, insisto, ¿qué tiene que ver?

-Sabes que el pasado es inmodificable.

-¿Entonces? -pregunté.

-Entonces todo eso que dices con respecto al pasado, de que en tal situación hubieras hecho otra cosa, de que en tal relación hubieras actuado de otra manera... Todo eso que sabes ahora que antes no lo sabías porque no tenías la experiencia actual, ¿por qué no lo aplicas en el presente?

-Porque no es fácil, porque aparte ahora no se me presentan las situaciones que se me presentaban antes.

-Y no se te van a presentar...

-¿Perdón?, ¡me estás desanimando!

-No, no, déjame terminar, no se te van a presentar si te quedas en tu apartamento trabajando con tu ordenador holográfico, con el sistema cuántico o te envuelves tu apartamento con música funcional relajándote. Está bien, es bueno eso, pero no pierdas la avidez de involucrarte, de salir.

-Es que salvo vosotros, Alexis y tú, todos los demás amigos están comprometidos, en pareja, no salen y me parece que haría un rol ridículo saliendo yo solo con dos parejas.

-Bueno, pero hay lugares donde pasa lo mismo al revés, hay parejas y hay compañeras que salen solas. Si te quedas en tu apartamento no vas a conseguir nada.

Me atreví, no debería haberme atrevido, pero me atreví:

-Y tú que tanto orientas a los demás, entiendo que tú al igual que Alexis están divorciados, ¿qué pasa con vosotros, habéis conseguido pareja?

-No -respondió Raúl Iruti-, pero hay una diferencia, no tengo apuro.

-Tampoco eres joven.

-No, pero la edad es relativa, no tengo apuro, tú lo tienes.

-En realidad no, en realidad no es que tenga el apuro por conseguir una relación, digo nada más que el vacío me pesa al punto tal de que me hace ruido en mi mente.

-Lo entiendo.

-¿Lo entiendes de verdad?

-Sí, entiendo que en realidad no es un ruido, entiendo que es un agobio que da la sensación de, de, de ruido.

-¿Si pido algo lo tomarías como un atrevimiento?

-Si no me lo dices no puedo saberlo.

-Alexis y tú salen a veces, van a lugares a escuchar músico o a cenar...

-Sí, por supuesto.

-¿Podría ir con vosotros?

-¡Pero claro!, hubieras empezado por ahí.

-¿Y vosotros me diríais, si veis alguna joven, señalarme cual me conviene?

-No.

-¿No?

-No, no; y por una sencilla razón, porque es tu gusto, es tu percepción. Yo te puedo señalar a alguien y de repente no te cae, no te llega esa percepción a ti.

-Bueno, pero tú me conoces, me he abierto a ti, entonces sabes el tipo de persona que puede llegar a agradarme.

-No, porque las personas no se muestran siempre como son, y por más elevada intuición que yo tenga nunca terminas de conocer a la persona hasta que la conoces.

-Eso es retórica -le dije-, eso es un juego de palabras -argumenté.

-Mira, hay una frase que yo digo siempre -comentó Raúl Iruti-, que es: "No compliques lo sencillo, se trata de hacer al revés, de solucionar lo complicado". No compliques lo sencillo, actúa normalmente. Este fin de semana nos encontramos aquí en mi despacho a las veinte con Alexis. Ven tú y salgamos.

-Bien, lo haré -dije entusiasmado. Y cuando me estaba yendo me dijo:

-Espera, hay algo que no debes traer.

-Qué.

-Expectativas. No traigas expectativas, actúa normalmente. Si traes expectativas puedes frustrarte.

-¿Esto significa que no hay seguridad de que pueda conocer a alguien?

-Quizá sí, quizá no -dijo Iruti-, pero no traigas expectativas. Si se da, bienvenido sea.

-Entiendo.

-¿Entiendes de verdad?

-Entiendo de verdad, entiendo de verdad. ¿Y mi seguridad?

-¿Tu seguridad?

-Claro, a veces me siento inseguro.

-¿Por qué?

-Porque no sé si agradaré a alguien.

-Pero eso me pasa a mí también.

-¿Cómo? Eres el mejor asesor que conozco, tienes aparte una dialéctica tremenda.

-Eso no es garantía de nada -dijo Iruti-. Puedo ir a un lugar y hay diez personas, agradar a tres, a tres les caeré mal y a cuatro les seré indiferente.

-¿Y por qué sucede eso? -pregunté. De verdad que pregunté de una manera ávida porque me sentía curioso. Y me respondió:

-Porque es así, porque cada gente vibra en una sintonía distinta. Puede haber personas que les caigas bien, les agrades, y otras que no. Y no les puedes imponer tu presencia porque el amor, el afecto no se fuerzan, salen naturalmente. Y el que no te registra, el que no te reconoce, al que le eres indiferente no te debe molestar, no te tiene que caer mal tampoco porque eso sería imponer tu presencia.

-De verdad, agradezco tus palabras, Iruti, de verdad las agradezco. Y me transmites esperanza.

-Es así -me dijo él.

 

Y me marché esperanzado. Al fin y al cabo me interesaba más mi desenvolvimiento, no mi desenvolvimiento personal sino mi ser entero. Mi relación con los demás me interesaba más que esa apertura del vórtex a otros mundos, porque esto estaba más..., más cerca de mi interior. Lo otro era algo externo, grave o no, pero bueno, había creado esa rejilla con candado. En cambio, aquí quería hacer al revés, sacarme ese candado para que mi interior se vuelque hacia fuera, pero no que quede vulnerable.

Y la última pregunta era -por lo menos de este relato, ¿no?-, ¿existe una rejilla para tu interior para que si hay emociones negativas no penetren y no te dañen? Y sí, como dice Iruti, la rejilla es la euforia. Pero cuando tienes expectativas no tienes euforia, o quizá sí, pero te la tapa la ansiedad.

 

Lamento que al receptáculo le duela tanto el pecho, pero sé que no soy el único que le produce ese malestar, creo que casi todas las entidades se lo producen. Pero bueno, él está dispuesto. Y le agradecemos, tanto yo como todas las entidades que él canaliza.

 

Gracias por escucharme.

 

 

Nota: La estrella Ran es Épsilon Eridani. A 10.47 años luz de Sol III.