Índice

Psicoauditación - Sourav

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

Sesión del 12/01/2023 Gaela, Kiran

Sesión del 24/01/2023 Gaela, Kiran

Sesión del 03/06/2023 Sargón, Kamal

Sesión del 14/08/2023 Sargón, Kamal

Sesión del 19/09/2023 Sargón, Kamal


Sesión 12/01/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetan de Sourav

La entidad describe con toda precisión el comportamiento de un engrama y cómo afecta a la parte suprafísica y a la parte física cuando encarna y desencarna. En una vida en Gaela tenía problemas internos por aceptar hipócritamente la religión inquisidora y fanática imperante.

Sesión en MP3 (2.206 KB)

 

Entidad: Los engramas son implantes inconscientes que se guardan en la memoria de la persona. Pero va mucho más allá de eso, la persona queda condicionada mientras esos implantes inconscientes actúen y horaden el consciente de la persona.

 

Esos condicionamientos engrámicos pueden cambiar temperamento, carácter, manera de ser, pueden crear ansiedad, angustia, y muchas veces sin saber por qué cambios de humor. E incluso puede afectar la estima de la persona.

Más ahí no termina todo puesto que cuando la persona desencarna, su thetán o 90% no encarnado, se une con ese 10% que le dio vida a la unidad biológica y ese engrama que adquirió la persona encarnada impregna, por así decirlo para que sea fácil de entender, al 100% espíritu. Posteriormente cuando ese espíritu vuelve a encarnar, el engrama que posee la parte suprafísica puede modificar el ADN de la nueva criatura, o sea, que ya nace con un engrama adquirido de otras vidas.

 

Mi primera encarnación fue hace cien mil de vuestros años en un mudo gemelo de Sol III, como denominamos a la Tierra. Un mundo llamado Gaela, del otro lado de la galaxia, a cien mil años luz de distancia.

Mi nombre era Kirán, con 'K', nacido en Bihor, con un 'h' entre la 'i y la 'o'. Bihor. Un país situado al sur del viejo continente de oriente.

 

De pequeño siempre me sentí distinto, quizá tenía cierta timidez e incluso a veces me aislaba. Me interesaba mucho estudiar el cielo, las estrellas, los planetas y sabía, sabía que había algo más allá, algo intangible, algo que no se podía ver. Y fui estudiando y fui creciendo.

 

A mi mayoría de edad me trasladé a la parte occidental del viejo continente, a un país llamado Amarís. El cambio no fue para mejor. En Gaela teníamos una religión muy dogmática con doctrinas que parecían cadenas que te ataban. La religión era la Orden del Rombo puesto que hacía dos mil años que a un ser de Luz llamado Axxón lo habían clavado en un rombo. De allí salió la Orden del Rombo en un país llamado Nebrón. Pero Amarís tomó para sí esa creencia tan dogmática y fue donde se edificó la sede central, que pasó a llamarse Orden de Amarís, y todo aquel que no era creyente era perseguido, obviamente.

 

Yo tenía conocimientos de filosofía, de humanismo, de historia y había aprendido astronomía. Sabía que existían millones de mundos dentro y fuera de nuestra galaxia. Al profundizar más mi conocimiento de astronomía supe que había millones de galaxias con millones de mundo cada una de ellas, ¿cómo iba a creer en una religión tan estrecha? Todo mi ser, toda mi persona rechazaba todo lo que fuera dogmático y doctrinario.

 

Preguntaréis, ¿Por qué me trasladé a Amarís donde estaba la sede central de la Orden del Rombo? Por una cuestión laboral. Había vacantes de trabajo y es lo que acepté. Sabía dactilografía y en 1970, que era en la época en la cual vivía en Amarís, pagaban bastante bien a los dactilógrafos, pero te exigían, para poder estar en ese trabajo, en un diario importante, que seas miembro de la Orden de Amarís.

Aprendí a ser hipócrita, a mentir sin cargos de consciencia y acepté a hacerme miembro. Y me dieron un pequeño escudo en forma de pin para usar en la solapa del saco. Ahora bien; por dentro, por dentro de mí ser había una enorme... una enorme disputa, una enorme pelea entre mi hipocresía y mi conciencia. Me decía a mí mismo que los hipócritas son ellos; entonces uno debe seguirles el juego para poder trabajar y poder estar tranquilo, porque aún en 1970 existía la inquisición. Y yo, por suerte, estaba bien conceptuado, pero la lucha era interna, me sentía mal conmigo mismo.

 

Una vez que pude juntar bastantes créditos me trasladé al nuevo continente en un país situado al sur llamado Plena, cuya capital era Ciudad del Plata. Allí también había ofertas de trabajo en distintos diarios, no tuve problemas en conseguir trabajo, pero debía adaptarme.

No me alcanzaba para rentar un apartamento. Por suerte dos compañeros del mismo diario precisaban un tercer compañero para que les ayude a pagar la renta, entonces acepté para beneficio de ellos y para beneficio mío, y los tres vivíamos en un apartamento pagando la renta entre todos.

 

Obviamente yo amaba por sobre todas las cosas la privacidad, mis horarios. Uno de ellos escuchaba música hasta altas horas y yo le decía:

-Mira que mañana tenemos que ir temprano al diario.

-No, no hay problema.

 

Pero sí había problema, había noches que por el ruido de la música apenas dormía cinco horas. Pero era lo que había y tenía que adaptarme. Volver a Amarís o volver a Bihor, mi tierra natal al sur del viejo continente, lo cual hubiera sido un fracaso porque en Bihor prácticamente no había trabajo, había muchísima más cantidad de gente por kilómetro cuadrado que en Amarís, o donde estaba ahora en Plena. Así que tenía que aguantarme mientras seguía juntando créditos para poder rentar un apartamento yo solo.

 

Mis ideales eran el poder crecer espiritualmente. En Plena tenía la fortuna de que la Orden de Amarís, u Orden del Rombo, no estaba tan presente, la gente era más libre en ese aspecto y eso era más que bueno.

Pero insisto, lo que yo quería era crecer espiritualmente. Y tuve la suerte, la bendita suerte de conocer al joven Jorge Clayton, que tenía veinte y cuatro años, un año menos que yo.

 

Lo que pasó después es otra historia, ya la comentaré.

 

 


Sesión 24/01/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetan de Sourav

Cambió de ciudad para estar lejos de la Orden. Trabajaba en un diario que no le daba para mantenerse y compartía gastos con unos compañeros. Por causalidad conoció un joven de fortuna, quedó admirado por sus ideas, su entrega. Nunca había escuchado a nadie así.

Sesión en MP3 (2.328 KB)

 

Entidad:

Me costó bastante adaptarme, Ciudad del Plata la capital de Plena era muchísimo más grande que la capital Bihor, al sur del viejo continente de oriente. Quizá no era más grande que la capital de Amarís, pero tenía un factor decisivo, allí la Orden del Rombo no tenía el poder que tenía en muchos países del viejo continente, y yo amaba la libertad.

 

Reconozco que mis medios económicos eran muy justos, pude rentar un apartamento con dos compañeros más del diario donde trabajaba. Uno de ellos tenía más antigüedad y me dijo:

-Mira, Kiran, ven con nosotros, te invitamos a tomar un combinado, un trago largo en el club náutico. -Me asombré y los miré.

-¿En el club náutico? ¿El que queda en las afueras?

-Sí, ¿por qué?

-Tengo entendido que es para gente de mucho dinero.

-Kiran, sólo vamos a tomar un par de tragos, disfrutar del ambiente. -Me encogí de hombros.

-¿Y cuándo iríamos?

-Este finde.

-No entiendo.

-Este fin de semana.

-¡Ah! no me acostumbro al idioma coloquial.

 

Y el fin de semana fuimos, el día estaba espléndido. Cielo celeste, ni una sola nube. Por suerte no hacía tanto calor.

De repente pasó un joven al lado de nuestra mesa, olía a perfume y a tabaco rubio, un traje excelentemente cortado.

-¿Quién es? -pregunté.

-Lo vimos un par de veces, se llama Jorge Clayton.

-Vaya, había escuchado hablar de él, un joven de fortuna.

-Sí, parece que este club le pertenece, o por lo menos tiene la mayoría de las acciones.

-Vaya. -Aún había poca gente en el club, el joven se sentó en la barra, pidió un trago.

 

-Cómo tarda nuestro trago. Voy a ir al mostrador a preguntar qué pasó. -Fui al mostrador y le pregunté al barman:

-Habíamos pedido un trago.

-Sí, lo que pasa que justo faltó un bachero.

-No entiendo, ¿qué es eso?

-Bueno, en realidad faltaron dos personas, bachero le llamamos al lavacopas y al lavaplatos y faltó el encargado de hacer los tragos:

Me habló Clayton.

-¿Qué habéis pedido? -Le dije. Dio media vuelta, entró del lado de la barra y se puso a preparar tragos.

-No, no, por favor no te molestes.

-No es ninguna molestia. -Jorge Clayton, el que tiene la mayoría de acciones preparándonos tragos. No lo podía creer.

 

Cogió una bandeja, puso los tragos, agregó el suyo y vino a nuestra mesa.

-Perdonad -dijo-, que justo faltaron dos empleados. Obviamente tenemos más empleados, el encargado ya los está llamando por teléfono, al mediodía se llena aquí. Decidme, porque no soy adivino, para quién son los tragos. Este para ti...

-Este es el mío -dije. Dejó la bandeja en otra mesa.

-Permitidme... -Y se sentó con nosotros.

 

 Yo estaba asombrado:

-Muchachos, el joven nos ha preparado los tragos. -No sabíamos que decir.

Nos preguntó.

-¿Sois de por aquí?

-No, no, estamos en el centro, trabajamos en el diario.

-Bien, bien, hace falta gente nueva que sean editores.

-¡Ojalá!, somos correctores.

Se dirigió al más grande:

-¿Cuánto hace que estás en el diario?

-Bastante tiempo, pero no avanzo.

-Estamos precisando gente en El Pregón.

-¿El Pregón? -Lo miré a mi compañero.

-¿Por qué?

-Es el diario de más tirada del sur del continente.

-¿El Pregón?, ¿en serio?

-Tomad mi tarjeta, decid que venís de parte mía y los contratan directamente.

-¿Con qué sueldo? -Clayton dio una cifra, era cuatro veces más de lo que ganábamos aquí.

-¿Les interesan las noticias?

-Absolutamente -dije yo.

-Tienes un acento distinto, ¿de dónde eres?

-De Bihor.

-Vaya, un país que no conozco aún, al sur del viejo continente de oriente. ¿Y qué tal allí?

-¡Je, je!, muchísima gente, pero estuve viviendo en Amarís.

-Vaya.

-Tuve la fortuna de encontrarme con estos dos compañeros que son atentos y dados.

-¿Por qué lo dices? -preguntó Clayton.

-Me cuesta hacer amistades nuevas, me cuesta todo.

-Bueno, en El Pregón puedes tener un buen futuro. -Lo miré.

-¿Por qué haces esto?

-No entiendo -dijo Clayton.

-No nos conoces y nos ofreces un trabajo.

-Interpreté que en ese diario ganaríais poco. He conocido muchos jóvenes que se quejan de que los hacen trabajar más horas y les pagan la mitad.

-Eso es cierto. ¿Pero por qué nos haces ese favor?

-¿Y por qué no habría de hacerlo si puedo? Y es verdad que en El Pregón se precisa gente. -Lo miré.

-¿Es cierto que tienes mayoría de acciones de este club?

-Sí, pero eso no me hace distinto.

-No, no... Disculpa que te pregunte, pero he conocido, por ejemplo en Amarís donde impera la Orden del Rombo, jóvenes de fortuna, ni se dignan a mirarnos, y tú has pasado a la barra y nos has preparado tragos. Eso no es lo normal. -Clayton sonrió encendiendo un cigarrillo.

-Creo que eso debería ser lo normal.

-No, en ninguna parte del mundo alguien de fortuna va a preparar tragos.

-Lo lamento por los demás, somos todos iguales.

-No, no somos todos iguales, no somos todos iguales.

-¿Cuál es tu nombre?

-Kiran -respondí.

-Mira, Kiran, ¿si tú tuvieras mucho dinero no le prepararías tragos a tus amigos?

-¡Je, je!, pero tú no nos conocías.

-¿Qué diferencia hay?

-¡Je, je!, ojalá fueran todos como tú.

-Mira, el tema es así, Kiran; en la vida lo importante, la razón de vivir la vida obviamente es disfrutarla, pero siempre en función de servicio a los demás. Si no, no tiene sentido.

-Nunca había escuchado eso.

-Es así.

-El tema es que tú puedes ayudar a los demás, pero nosotros, mis compañeros y yo, está bien, cambiando de diario ganaremos más, pero de todas maneras seremos asalariados.

-Pero Kiran, hay muchas maneras de ayudar, muchísimas maneras de ayudar; puedes escuchar a la persona que se siente sola, puedes ayudar a un ciego a cruzar la calle. Puedes cederle el asiento a una anciana en un bus. No todos lo hacen, al contrario, se hacen los dormidos. Hay muchas personas con capacidades diferentes que precisan ayuda y a veces la gente que parece normal es la que tiene discapacidades en su alma. Y he conocido mucha de esa gente, con mucho dinero y vacíos en espíritu. -Me asombraba de la manera que hablaba Clayton. Se quedó con nosotros. Luego se lleno de gente el local y dijo-: Les pido permiso, voy a ver a otros amigos. Tienen mi tarjeta, vayan por favor al diario.

-Iremos. Pero no nos tienes que pedir permiso para irte.

-¿Por qué no?, nunca hay que perder los modales, nunca, eso nos hace personas. Y es independiente del dinero que tengáis o no tengáis. -Y el joven se marchó, con su olor a loción y tabaco rubio y su traje bien cortado.

Nos miramos entre nosotros y dijimos:

-Esto es increíble.

-Bueno, hagamos una cosa, vayamos temprano a la dirección del diario, presentamos la tarjeta de Clayton y después, recién al día siguiente presentemos la renuncia en nuestro diario. -Mis compañeros tenían desconfianza de que no fuera cierto.

 

Pero lo fue. El primer día hábil fuimos al diario El Pregón, presentamos la tarjeta e inmediatamente nos contrataron.

-No hace falta que vayáis a presentar la renuncia al otro diario -nos dijo el jefe de redacción-, mandad directamente un telegrama y que os depositen en banco lo que os deben.

 

Y me quedé pensando, no sé si existe la suerte, tampoco sé si existe la casualidad. A veces todos es causalidad, conoces a alguien y tu vida da un giro de ciento ochenta grados.

 

 


Sesión 03/06/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetan de Sourav

Era alférez en Ferro, en la Federación Sargón. Se encontró involucrado en un tema político que podía terminar en una guerra entre dos potencias dentro de la galaxia. Tenía temor de que hubiera una guerra. Un controvertido capitán relevado del servicio, por quien había sido instruido, parecía tener el control.

Sesión en MP3 (3.706 KB)

 

Entidad: No sé si a muchos les ha pasado que están tratando de abrirse camino, solucionando entremedio los inconvenientes que pudiera haber en ese recorrido, pero en lugar de simplificar las cosas se complican más y no por falla o error propio sino porque uno queda enredado en una telaraña de la cual muchas veces no puede salir.

 

Algo así me sucedió en una de mis primeras encarnaciones en Ferro, un sistema estelar perteneciente a la Federación Sargón. Me había enredado en un tema, llamémosle diplomático, pero estamos hablando de algo diplomático que puede desencadenar en una posible guerra entre dos de las potencias más importantes de la galaxia, la Federación y los Antiguos.

 

Recuerdo cuando vino a Ferro un excelente capitán de la flota, llamado Alexis, que en todos los holoordenadores salió la noticia de que había eliminado a los Langar, quienes eran unos depredadores de mundos. Es más, según él, el primer ministro Will le había dado el permiso para llevar a cargo su plan, algo que luego negó, y el capitán Alexis, de ser un héroe galáctico pasó a ser un exonerado de las filas militares de la Federación para ser un civil, y fue trasladado a mi mundo, a Ferro. Por supuesto le permitieron trabajar y lo hizo como instructor de tropas, entre los cuales estaba yo, el alférez Kamal.

Alexis tenía una forma de ser agradable, recta para enseñar, pero agradable al fin y al cabo. Tenía carisma y todos sentíamos simpatía.

 

¿Pero qué sucedió? Había un crucero enorme orbitando, perteneciente a los Antiguos, y un alto jefe llamado Brandani fue teletransportado a la superficie. Habló con el comandante Jon Salem y con su hijo, el teniente Furt, los cuales le pidieron opinión a nuestro instructor Alexis.

¿Qué buscaba el alto mando de los Antiguos? A un traidor llamado Fidis, que había robado secretos y se los había dado a la Federación.

 

Alexis me sorprendió porque mostró otra faceta. Habló con la tropa y les dijo:

-Vuestro comandante, Jon Salem, quiere pactar, pero a su vez está indeciso. Y le quiere comunicar a la Federación las pretensiones de este jefe Antiguo.

Alexis le respondió al comandante:

-A mí me degradaron y luego me expulsaron, yo no tengo por qué hacer favores a la Federación. Es más, hablé directamente con Fidis y le dije que aquí lo necesitaban por un tema de urgencia, sin explicar qué.

 

Le dije:

-Honestamente, Alexis, como civil no tengo porque obedecer tus órdenes. Pero nos estás metiendo en un problema, nosotros no tenemos porque fomentar un riesgo de guerra, nos tenemos que mantener neutrales.

-¿Neutrales? -respondió inquiriendo Alexis-, los neutrales son tibios.

Le respondí:

-Lo que sucede es que yo no tenía donde establecerme, buscaba una buena vivienda, un buen lugar donde estar y en el heliocoche a veinte minutos pude conseguir una vivienda, o sea, que prácticamente estoy cerca de la academia militar de Ferro y ahora estamos en medio de un problema. Hubieras dejado que tome las decisiones el comandante. Yo estaba cómodo después de dos años estudiando para ascender a alférez, conseguir una vivienda cerca y ahora, de una u otra manera, nos has metido a todos en la misma bolsa.

Alexis me respondió:

-Apreciado alférez Kamal, déjate fluir, no todo es lo que parece. Hay cosas que ya sabíamos de antes, este crucero de los Antiguos que supuestamente se dio a conocer con el comandante Jon Salem, ya había sido avistado cuando yo todavía estaba en Sargón capital, el núcleo de la Federación. Tú lo que tienes que hacer, Kamal, es mirar todos los holoordenadores que estén conectados con telescopios ópticos infrarrojo para seguir los movimientos del crucero, que siga en órbita estable.

 

En ese momento brilló una luz y sobresalté al ver un reptiloide. Empalidecí cuando lo reconocí, era Fidis, el supuestamente buscado por los Antiguos y que a su vez era pareja de la viceministro de la Federación Sargón.

Fidis llegó y se abrazó con Alexis:

-Te había visto ya, Alexis, cuando hablaste con Will. Dime cuál es tu idea.

Los interrumpí.

-Discúlpenme, me presento ante Fidis: Soy el alférez Kamal. ¿Cómo es que no captamos tu nave? -Fidis me miró e hizo un gesto como si fuera una sonrisa.

-Porque tenemos una capa de invisibilidad. No puede ser captado por radares, por ultrasonido ni siquiera por la ultraluz. Y además tenemos un doble escudo que no puede ser penetrado por ninguna fuerza de la galaxia. -Se pusieron a conversar Fidis y el civil Alexis.

 

Me quedé intranquilo, hablé con otros alféreces y me dicen:

-¿Te has enterado de algo?

-Hasta ahora no. Sólo sé que Fidis y Alexis se llevan muy bien, no... no me parece que lo estuviera traicionando.

 

A todo esto se acercó a la base el comandante Jon Salem y su hijo, el teniente Furt.

Se dirigieron a Alexis:

-Veo que ha venido Fidis. Voy a llamar al Antiguo jefe, a Brandani. -Se comunicó al crucero de los Antiguos y esta vez bajó teletransportada una tropa de treinta Antiguos totalmente armados con fusiles protónicos.

Brandani se dirigió a Fidis:

-Por fin, por fin he dado contigo.

Fidis dijo:

-No, no has dado conmigo, Brandani, nosotros hemos dado contigo y hemos preparado todo esto. Probad vuestras armas.

-Las probaremos contigo. -Le hizo una seña a uno de los soldados, apuntó con su fusil fotónico a Fidis y... nada. Brandani quedó pálido dentro de su rostro moreno.

-¿Qué ha pasado?

-Vuestras armas están deshabilitadas. -Y en ese momento se teletrasportaron más de cien soldados de la Federación. Fidis dijo-: Nuestras armas sí están habilitadas, si quisiéramos podríamos exterminarlos a todos, tomar vuestra nave o directamente destruirla, y vuestro mundo no sabría qué pasó con vosotros. Pero no voy a hacer eso. Estoy en representación del primer ministro de la Federación, mi oferta es darles nueva tecnología que tenemos a cambio de la que yo me he llevado.

-¿Por qué habríamos de aceptar?

-Porque no tienen otra posibilidad -dijo Fidis.

 

Yo me encontraba callado en el medio porque veía venir una guerra total. Es cierto lo que decía Fidis, que podían hacer desaparecer a los Antiguos que habían venido a Ferro y a su crucero inclusive con el nuevo rayo de vacío total, pero seguramente los Antiguos iban a evaluar todos los sistemas a donde estuvo el alto jefe Brandani hasta que hubieran llegado a la conclusión de que vinieron aquí.

 

El comandante Jon Salem dijo:

-Esto que dice el civil, porque es un civil, Alexis, y lo que dice Fidis, que tampoco tiene ningún grado, no es palabra oficial de la Federación.

Fidis lo miró al comandante, y le dijo:

-Yo vengo en representación del primer ministro Will, así que en este momento mi palabra es la más valiosa de la Federación. Y reitero la oferta. Me he llevado tecnología no para haceros daño sino para equiparar fuerzas con la Federación. Pero a su vez gracias a Alexis y a otros investigadores hemos creado nuevas armas, nuevas comunicaciones, nuevas capas de blindaje que podemos compartir con vosotros como reparación por lo que me he llevado, y de esa manera ganamos todos.

Brandani, el jefe de la tropa de los Antiguos dijo:

-¿Y qué garantía tenéis de que no volvamos a nuestro mundo principal, armemos con todo lo que nos dais nuestra tropa, y volvamos para hacer una guerra total entre ambas federaciones?

Fidis iba a hablar y se adelantó Alexis:

-¿Qué sentido tendría? Vuestro mundo y los cientos de sistemas estelares que lo conforman son pacíficos, nuestra Federación es absolutamente pacífica. Fidis se fue, tengo entendido, porque no le agradaba la forma que tratabais a las otras clases. Nosotros tenemos bastantes más razas que vosotros y somos todos iguales al punto tal que una reptiloide es viceministra de toda la Federación. Esa es la diferencia. Si me preguntáis a mí, por ética, las normas de la Federación para mí son mucho más democráticas que las vuestras. Pero vamos a la pregunta real: ¿De qué nos serviría una guerra? ¿Para demostrar qué?, porque estoy convencido de que no va a haber un ganador, las fuerzas son bastantes parejas ¿Por qué no cooperamos? ¿Vosotros estáis creídos que por ser los Antiguos sois los primeros descendientes de la vieja Gaela? Pues no es así, aquí tenemos unas razas de saurios evolucionados que tienen millones de años de evolución, desde ser unos saurios irracionales hasta manejar grandes complejos cuánticos. Aceptad, por favor, este intercambio y no miréis a Fidis como un traidor.

Brandani dijo:

-Pero lo fue, realmente lo fue.

Alexis respondió:

-Esto que hoy estoy ofertando a vosotros es en nombre de Fidis, estoy hablando en nombre de él, y él habla en nombre del primer ministro Will.

-Acepto -dijo Brandani.

-Bien. Vuestra tropa que se teletransporte a vuestro crucero. Brandani, con todo respeto puedes transportarte al crucero en el que vino Fidis e irás a la Federación a firmar un tratado de paz y convivencia.

 

-No tardes tanto en pensarlo -agregó Fidis.

-Está bien. -Se comunicó al crucero-: Transportad a la tropa. Iré contigo, Fidis, yo no he perdido mi aprecio por ti, pero me he sentido deshonrado.

Fidis le respondió:

-Con lo que te vas a llevar, descubrimientos que vosotros no tenéis, compensarás con creces lo que yo me he llevado. Con creces. -Fueron juntos con el resto de la tropa y se teletransportaron al crucero indetectable.

 

El comandante Jon Salem se acercó a Alexis y le dijo:

-A ver si entiendo; muchísimo antes de que este Brandani se comunicara con nosotros, tú ya sabías.

-Lo sabía desde antes de ser transportado a Ferro. Lo que hicimos fue, no diría una trampa porque es una palabra que no me gusta, pero de alguna manera hicimos que viniera para Ferro. En mi traslado a Ferro dejé huellas por todos lados, huellas lumínicas por todos lados, por todos los sistemas y de alguna manera, como esos insectos que se acercan a la luz, el crucero Antiguo siguió a esas señales y vino a Ferro. No vino por casualidad.

-Entonces no has traicionado a Fidis.

-No, estuvo todo preparado. Fidis lo sabía y el primer ministro lo sabía.

-¿Y tu rencor?

-Todo eso fue actuado, pero como no sabía si los Antiguos habían dejado aquí un dispositivo que transmitiera nuestra conversación a la nave, tuve que actuar. Y vengo actuando desde mucho antes, porque hace como mínimo varios meses que detectamos al crucero.

 

Una vez que Alexis se quedó solo le dije:

-Entonces, ¿estamos bien?

-Estamos bien, alférez Kamal. Quiero que seas uno de mis ayudantes, porque hay muchas cosas que hacer y el día de mañana podrás acompañarme a Sargón.

-Será un honor -respondí-, será un honor de verdad.

 

Me sentía más tranquilo, pero todavía no se me pasaba esa ansiedad pensando que podía haber un conflicto entre dos grandes potencias.

Le dije a Alexis:

-Sé que tú no me mandas, pero el comandante se ha retirado, ¿hay algún problema que me retire a mi vivienda a descansar y a pensar?

-Ningún problema, pero mañana a las cero seiscientos te presentas ante mí.

 

No sabía si estrecharle la mano o abrazarlo... No hice ninguna de las dos cosas; me incliné ante él, me fui a mi heliocoche y me fui para mi vivienda. Prácticamente yo fui un espectador pasivo, pero por dentro sufría horrores la angustia de no saber de qué iba todo esto.

 

 


Sesión 14/08/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetan de Sourav

La entidad relata que siempre había estado interesado en formar parte del cuerpo militar de la Federación Sargón y conducir astronaves. Ya era alférez, en la academia había estudiado mucho, faltaba mucho también, pero estaba bien preparado. Por una causalidad se encontró con quien le abriría la puerta a la acción.

Sesión en MP3 (1.850 KB)

 

Entidad: Me esforzaba cada día más en poder hacer las cosas al punto tal de poner toda mi fuerza interna en terminar mis proyectos.

 

-Alférez Kamal...

-Mi capitán. -Me sorprendí, era el capitán Alexis.

-¿En qué estaba pensando?

-Mi capitán, a veces pienso como que me cuesta terminar mis proyectos.

El capitán se mostró más empático:

-Cuéntame.

-Bueno, quiero ser piloto de astronave, a su vez quiero estudiar la función profunda de los holoordenadores, también entender bien cómo funciona la radio ultra lumínica y además...

-Espera, espera -me cortó el capitán-, haz una cosa a la vez.

-Lo sé, lo sé. Antes de ingresar en la academia estuve en la universidad, no sabía cual materia sería mejor para mí para rendir mejor luego en la academia, y es como que me encontraba deprimido.

-Bien.

-¿Bien por estar deprimido?

-No, bien por tener la valentía de contármelo. A ver, alférez Kamal, ¿finalmente qué has estudiado en la universidad?

-Informática, todo tipo de informática.

-Bien, eso es bueno. En la academia aprenderás en los simuladores todo tipo de maniobras en pequeñas naves plaza, en pequeñas naves de combate, ¿y por qué no?, algún día siendo teniente podrás estar en el puente de mando en un holoordenador.

 

En ese momento se acercó nuestro compañero al alférez René, un félido.

-Alférez, venga. -Ordenó el capitán Alexis.

-Mi capitán, estuve varios meses haciendo distintos ejercicios porque el superior de mi sector piensa que aún no estoy preparado para ser alférez.

-No me di cuenta -dijo el capitán-, como tienes traje de gimnasia... ¿Cuánto hace que eres cadete?

-Ya cerca de ocho meses.

-¿Tienes contigo la holotablet?

-Sí, señor.

-Muéstramela. Bueno, aquí veo que las prácticas han sido muy buenas, te has esforzado.

-No lo hice por mí, solamente.

-Explícate.

-Mi madre, Scarla, siempre me ha manipulado, tengo un hermano mayor que es oficinista. Y me anoté en la academia militar cumpliendo un periodo de prueba de seis meses...

-Ajá.

-Pero ya llevo ocho y no tengo novedades.

-¿Quién está a cargo tuyo?

-El teniente Oltra y el capitán Singar.

-Olvídate, ahora estarás a mi cargo. Y desde ya te nombro alférez.

-Pero mi capitán...

-Espera. -Vi que el capitán tocaba la holotablet del félido René y puso su firma y su sello digital-. Toma, ya eres alférez, reclama tu uniforme. -Me miró-: Alférez Kamal, alférez René, mañana a las cero seiscientos los quiero conmigo.

-¿Vamos a hacer alguna práctica?

-No, vamos a ir a un crucero, al sistema Lacerta.

 

-Mi capitán -Puso los ojos como de pánico el nuevo alférez René-, ¿hoy me asciende y mañana ya voy en un crucero de guerra? -El capitán Alexis lo miró.

-¿Te parece bien?, ¿te sientes preparado?, ¿quieres esperar unos meses más y cuando volvamos te buscaré?

-No, mi capitán, estaré dispuesto poco antes de las cero seiscientos. Y me siento honrado por el ascenso.

-Muy bien.

 

-¿Y tú, alférez Kamal, te cuesta ahora este proyecto? Porque en tu foja veo que te costaba arrancar, te costaba emprender algo nuevo y eso te ha retraso. ¿Qué piensas de mañana?, lo mismo que le dije a tu compañero.

-Mi capitán, no me perdería por nada este viaje. Aprendí a no creer en las casualidades, creo en las causalidades, y el encontrarnos aquí con usted, mi capitán, para mí es una señal. Quizás esa depresión que tenía en la universidad, antes de anotarme en la academia militar, era porque no visualizaba mi destino y ahora no sólo lo visualizo, lo tengo presente en mi interior.

El capitán nos miró a ambos:

-Cero seiscientos, venid preparados. Pasad primero por el hangar ocho, hablaréis ahí con otro capitán. Les diréis que están bajo el mando del capitán Alexis, que les den el uniforme adecuado. Que les den además, en un bolso especial, los trajes energéticos acompañados con el casco, y obviamente las pistolas protónicas. -Dio media vuelta y se marchó.

 

Me quedé con el félido René:

-¡Wow! De repente, de la nada, todo lo que yo pensaba se transmutó, no me imaginaba debutar en un crucero de guerra.

El alférez René me miró y me dijo:

-Imagínate yo, estaba en un periodo de prueba de seis meses, al final de ese lapso no tuve novedades pero seguí entrenando, seguí entrenando. Y de repente me encuentro que mañana a las cero seiscientos estaremos en un crucero de guerra. Siento como que estoy en un sueño, siento como que estoy en un sueño, Kamal.

-¡Je, je! No René, esto no es un sueño, esto es una realidad, una realidad que afrontaremos. ¿Habrá riesgos? No lo pongo en duda, pero el honor de estar en uno de los mayores cruceros de la Federación me hace sentir sanamente orgulloso.

-Opino igual -me dijo el félido René-, opino igual. No sé si esta noche podré dormir.

-Cenemos bien -exclamé-, levantémonos temprano, desayunemos y nos encontraremos para ir juntos al hangar ocho a buscar nuestros uniformes, nuestras armas y demás.

 

Nos estrechamos la mano y nos veríamos al día siguiente.

 

 


Sesión 19/09/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetan de Sourav

No había comunicación con su compañero de camarote. Hubo una discusión en la que salieron los interiores de cada uno. Afortunadamente no hubo respuestas físicas, pero pudo haberlas. Los dos tenían problemas que no sabían resolver.

Sesión en MP3 (2.128 KB)

 

Entidad: Estaba recostado en el camastro de mi camarote. Recordaba que antes de anotarme en la academia siempre me costaba terminar los proyectos que tenía por delante o me desanimaba. O de repente me salía una oportunidad de trabajo y me costaba arrancar, como si fuera un auto de siglos anteriores que se quedaba sin batería.

 

Pero puse voluntad, una voluntad tremenda sacada vaya a saber de... de mi propia alma y me anoté en la universidad.

Pero a veces me quedaba pensativo y más de una vez alguno de los profesores me llamó la atención:

-¡Kamal! ¿Está en las nubes o está aquí?

-Perdón, profesor, estaba repasando mentalmente lo que tengo que dar en el examen.

-Olvídese ahora. Preste atención a lo que estoy explicando ahora.

-Sí, profesor.

 

Pero en realidad no estaba en las nubes, estaba depresivo, como diciendo, ¿qué hago acá? Yo quiero otra cosa.

Ahora, ¿por qué se me ocurrió anotarme después en la academia? Quizá lo hice para salir de la rutina, quizá lo hice para sentirme amparado, de alguna manera. Pero no fue así no fue así.

 

Conocí a otros alféreces que vivían en su mundo, pensaban en lo suyo, y si de repente les decía: "Me siento mal". Me respondían: "¡Ah! Tú porque no sabes cómo me siento yo". En lugar de escucharte pensaban en lo que les pasaba a ellos.

Preguntaréis, ¿Y tú? Honestamente, no.

Si alguien me hablaba, "Kamal, me pasa tal cosa"... No estudié psicología, pero trataba de preguntarle, "A qué se lo atribuyes, qué piensas que te estaba pasando, etcétera, etcétera". Seguramente no le solucionaba nada.

 

Un ejemplo claro es mi compañero de camarote, el alférez René, que a veces duerme en otro camarote. Y cuando le pregunto me dice:

-No tengo porqué darte explicaciones.

 

Y yo, entre mí, pienso "Tampoco es manera de responder". A lo sumo dirá, si fuera una persona correcta conmigo, "Mira Kamal, no puedo contarte, es personal". Y yo me quedo tranquilo.

 

Pero una vez me respondió:

-¿Quien te dijo que te metas en mis cosas?

Le dije:

-¿Meterme en tus cosas? -Honestamente, me enojó-. No me estoy metiendo en tus cosas, simplemente pregunté si no estás cómodo aquí y por eso vas a otro camarote.

-Son cosas mías -volvió a decirme-. Vive tu vida y déjame vivir la mía.

-Vaya.

 

Hay un juego en Sargón que se llama Lotería, donde llenando un cartón ganas créditos, y pienso a veces jocosamente si al tener el compartimiento con René no me saqué la lotería. Estoy siendo irónico, ¿eh?, muy muy irónico.

Recuerdo cuando, hace poco, el primer ministro Will, que parecía una persona mayor, dedicada, querible, de repente pasó un incidente con los lacerta y es como que algo le afectó la cabeza. Pero cómo, ¿así de repente? Sí, le afectó al punto tal que condenó nada menos que al capitán Alexis, que para nosotros era un héroe, al igual que la capitana Kirana. Y como la viceministra Nubia objetó, no es que se puso en contra, objetó, la destituyó. ¡Destituir a la segunda al mando de toda la Federación Sargón, donde hay quinientos cincuenta y cinco sistemas planetarios! ¿Y para qué?

 

Se lo comenté a René, estaba recostado en su camastro se sentó y me dijo:

-Kamal, hablando en serio -Le presté atención. Y me dice-, ¿A ti te parece que me importa lo que tú pienses? ¿Te parece que a mí me importa qué va a hacer Nubia? Dicen que va a dar una conferencia.

-Pero René -le dije-, el primer ministro sabía que no estaba bien y entonces nombró a ocho comandantes, nombrando provisoriamente, o no provisoriamente, una Junta de Gobierno. Yo digo, ¿pero qué pasa, estamos en una dictadura? Y no solo destituyó a Nubia sino al consultor civil, a Fidis.

Me contesta René:

-Nubia, Fidis, Will, Alexis, Kirana... Me importan nada, nada. Hay una guerra civil, me importa nada. Hay una guerra con los lacerta, me importa nada. No me importas tú tampoco. Yo tengo mis cosas, tengo mis problemas. Tengo problemas con el teniente Riser, ahora conocí a otro capitán, que se llama Siufo, también tengo problemas, me trata mal. Y tengo que escuchar tus quejas, tus llantos, tus problemas, me cuentas siempre lo mismo. ¿Sabes lo que pasa, Kamal? Eres monótono, eres monótono.

Lo miré y le dije:

-¿Yo soy monótono, yo soy monótono? ¿Has estudiado historia? ¿Te acuerdas hace milenios cuando existían unos discos que se llamaban de pasta?

-¡Ah! No me interesa la historia.

-¿Pero has leído?

-Sí. ¿Y qué tiene que ver, Kamal?

-Bueno, si yo soy monótono tú eres un disco rayado; que el teniente, que esto, que lo otro, que los malos tratos.

-¿Sabes lo que pasa Kamal? -me respondió René-, que no me puedo cambiar de camarote, porque en este camarote donde no te incumbe cual es ni a donde voy, ni con quien, no me aceptan todos los días. Si no hubiera cogido toda mi ropa y no me ves más.

-¿Tanto te molesto?

-Sí, honestamente, sí.

-Yo creo que es al revés. Yo creo que tú no te soportas a ti mismo -le respondí-. Quiso cogerme de la prenda, de la pechera.

Le dije:

-No, eso no te lo voy a permitir. -Cogí un pequeño punzón de filo y se lo apoyé en el pecho-. Cuando me pongo reactivo no me importa nada, un félido menos. -Me miró fijo y se fue a sentar.

-¡Je! Así, Kamal, que ahora eres racista.

-¿Racista? Me estabas por golpear.

-Así que ahora eres racista. Como tú eres humano y yo soy un félido entonces aprovechabas para clavarme el punzón en el pecho y hubieras argumentado que te ataqué.

-¿Y acaso no es lo que has hecho?

-No, no, solamente quería tomarte de la pechera y sacudirte, para que reacciones.

-¿De qué tengo que reaccionar? -exclamé-, ¿de qué tengo que reaccionar, de tu mal genio tengo que reaccionar? ¿Quién eres tú para corregirme a mí, René, quién eres? Tengo problemas lo reconozco. ¿Tú reconoces los tuyos? No. Tú te quejas... -Se puso a aplaudir-. No entiendo -le digo-, ¿qué pasa con esos aplausos?

-Te aplaudo porque eres un excelente actor, porque tú nunca te quejas, porque tú eres feliz. ¿Sabes las veces que me has contado que has estado deprimido en la universidad? Veinte.

Y yo le dije:

-¿Sabes la veces que tú me has contado que tienes problemas con el teniente? Veinte también. A propósito, ¿qué pasa con ese teniente y tú? -Se puso peor.

-¡Qué te importa que pasa!

-¡Ah! Ahora entiendo, ahora entiendo.

-¿Qué es lo que entiendes?

-No te acerques de nuevo a cogerme de la pechera porque en mi mano derecha tengo el punzón.

-Está bien. ¿Qué es lo que entiendes, qué es lo que crees que entiendes?

-Nada -le dije.

-No no no, ahora habla.

-Nada.

-No, no, Kamal, comenta qué es lo que entiendes qué pasa entre el teniente y yo.

-No sé, eso lo sabrás tú.

-No, no, eso no es una respuesta estás, te estás evadiendo. ¿Qué crees que pasa? Le tengo aprecio, me trata bien.

-¿Te trata bien? El otro día me crucé con ambos en el pasillo y te estaba gritando. ¿A dónde te trata bien?

-No sabes nada de mí -dijo René-, ni sabes nada del teniente Riser. Nada de nada.

-No, más vale que no. Pero a veces me daría la impresión como que lo defiendes y otras como que te quejas. Pareces como una niña despechada. -Se quiso acercar de vuelta y levanté el punzón.

Me dijo:

-A mí no me digas niña.

-Es una forma metafórica de hablar.

-No, no permito que me digas niña, yo soy un félido bien puesto.

-¿Sí?, ¿sí?, ¿de verdad?, ¿de verdad? Porque no te he visto mirar en la plataforma donde comemos a ninguna félida. A veces te veo mirar de reojo al félido Riser, al teniente.

-Y si fuera así, ¿cuál es el problema, también tienes prejuicios por cualquier cosa?

-No, no, no soy una persona prejuiciosa, discutimos y de repente me puse irónico, nada más. No quiero tocar el tema.

-Has puesto el dedo en la llaga y ahora te evades.

-No, René, no me evado. Aparte, no me interesa tu vida, no me interesa. ¿No quieres dormir algunas noches aquí?, no duermas. ¿No quieres que te pregunte cosas?, no te pregunto. Perfecto. No me hace bien discutir, no me hace bien para nada.

-¡Je! Pobre víctima, pobre Kamal, pobre humano. -Presionó el pulsador, se abrió la puerta y se retiró del camarote. -Y me dejó pensando.

 

Estoy convencido, pensé, que tiene muchos más problemas que yo, y tanto él como yo no sabemos cómo resolverlos. ¿Qué los problemas son distintos?, sí, pero son problemas al fin y al cabo.