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Psicoauditación - Sourav |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión del 12/01/2023 Gaela, Kiran Sesión del 24/01/2023 Gaela, Kiran Sesión del 03/06/2023 Sargón, Kamal Sesión del 14/08/2023 Sargón, Kamal Sesión del 19/09/2023 Sargón, Kamal Sesión del 22/02/2024 Sargón, Kamal Sesión del 02/03/2024 Sargón, Kamal Sesión del 13/03/2024 Sargón, Kamal Sesión del 18/03/2024 Sargón, Kamal Sesión del 20/03/2024 Sargón, Kamal Sesión 12/01/2023 La entidad describe con toda precisión el comportamiento de un engrama y cómo afecta a la parte suprafísica y a la parte física cuando encarna y desencarna. En una vida en Gaela tenía problemas internos por aceptar hipócritamente la religión inquisidora y fanática imperante.
Entidad: Los engramas son implantes inconscientes que se guardan en la memoria de la persona. Pero va mucho más allá de eso, la persona queda condicionada mientras esos implantes inconscientes actúen y horaden el consciente de la persona.
Esos condicionamientos engrámicos pueden cambiar temperamento, carácter, manera de ser, pueden crear ansiedad, angustia, y muchas veces sin saber por qué cambios de humor. E incluso puede afectar la estima de la persona. Más ahí no termina todo puesto que cuando la persona desencarna, su thetán o 90% no encarnado, se une con ese 10% que le dio vida a la unidad biológica y ese engrama que adquirió la persona encarnada impregna, por así decirlo para que sea fácil de entender, al 100% espíritu. Posteriormente cuando ese espíritu vuelve a encarnar, el engrama que posee la parte suprafísica puede modificar el ADN de la nueva criatura, o sea, que ya nace con un engrama adquirido de otras vidas.
Mi primera encarnación fue hace cien mil de vuestros años en un mudo gemelo de Sol III, como denominamos a la Tierra. Un mundo llamado Gaela, del otro lado de la galaxia, a cien mil años luz de distancia. Mi nombre era Kirán, con 'K', nacido en Bihor, con un 'h' entre la 'i y la 'o'. Bihor. Un país situado al sur del viejo continente de oriente.
De pequeño siempre me sentí distinto, quizá tenía cierta timidez e incluso a veces me aislaba. Me interesaba mucho estudiar el cielo, las estrellas, los planetas y sabía, sabía que había algo más allá, algo intangible, algo que no se podía ver. Y fui estudiando y fui creciendo.
A mi mayoría de edad me trasladé a la parte occidental del viejo continente, a un país llamado Amarís. El cambio no fue para mejor. En Gaela teníamos una religión muy dogmática con doctrinas que parecían cadenas que te ataban. La religión era la Orden del Rombo puesto que hacía dos mil años que a un ser de Luz llamado Axxón lo habían clavado en un rombo. De allí salió la Orden del Rombo en un país llamado Nebrón. Pero Amarís tomó para sí esa creencia tan dogmática y fue donde se edificó la sede central, que pasó a llamarse Orden de Amarís, y todo aquel que no era creyente era perseguido, obviamente.
Yo tenía conocimientos de filosofía, de humanismo, de historia y había aprendido astronomía. Sabía que existían millones de mundos dentro y fuera de nuestra galaxia. Al profundizar más mi conocimiento de astronomía supe que había millones de galaxias con millones de mundo cada una de ellas, ¿cómo iba a creer en una religión tan estrecha? Todo mi ser, toda mi persona rechazaba todo lo que fuera dogmático y doctrinario.
Preguntaréis, ¿Por qué me trasladé a Amarís donde estaba la sede central de la Orden del Rombo? Por una cuestión laboral. Había vacantes de trabajo y es lo que acepté. Sabía dactilografía y en 1970, que era en la época en la cual vivía en Amarís, pagaban bastante bien a los dactilógrafos, pero te exigían, para poder estar en ese trabajo, en un diario importante, que seas miembro de la Orden de Amarís. Aprendí a ser hipócrita, a mentir sin cargos de consciencia y acepté a hacerme miembro. Y me dieron un pequeño escudo en forma de pin para usar en la solapa del saco. Ahora bien; por dentro, por dentro de mí ser había una enorme... una enorme disputa, una enorme pelea entre mi hipocresía y mi conciencia. Me decía a mí mismo que los hipócritas son ellos; entonces uno debe seguirles el juego para poder trabajar y poder estar tranquilo, porque aún en 1970 existía la inquisición. Y yo, por suerte, estaba bien conceptuado, pero la lucha era interna, me sentía mal conmigo mismo.
Una vez que pude juntar bastantes créditos me trasladé al nuevo continente en un país situado al sur llamado Plena, cuya capital era Ciudad del Plata. Allí también había ofertas de trabajo en distintos diarios, no tuve problemas en conseguir trabajo, pero debía adaptarme. No me alcanzaba para rentar un apartamento. Por suerte dos compañeros del mismo diario precisaban un tercer compañero para que les ayude a pagar la renta, entonces acepté para beneficio de ellos y para beneficio mío, y los tres vivíamos en un apartamento pagando la renta entre todos.
Obviamente yo amaba por sobre todas las cosas la privacidad, mis horarios. Uno de ellos escuchaba música hasta altas horas y yo le decía: -Mira que mañana tenemos que ir temprano al diario. -No, no hay problema.
Pero sí había problema, había noches que por el ruido de la música apenas dormía cinco horas. Pero era lo que había y tenía que adaptarme. Volver a Amarís o volver a Bihor, mi tierra natal al sur del viejo continente, lo cual hubiera sido un fracaso porque en Bihor prácticamente no había trabajo, había muchísima más cantidad de gente por kilómetro cuadrado que en Amarís, o donde estaba ahora en Plena. Así que tenía que aguantarme mientras seguía juntando créditos para poder rentar un apartamento yo solo.
Mis ideales eran el poder crecer espiritualmente. En Plena tenía la fortuna de que la Orden de Amarís, u Orden del Rombo, no estaba tan presente, la gente era más libre en ese aspecto y eso era más que bueno. Pero insisto, lo que yo quería era crecer espiritualmente. Y tuve la suerte, la bendita suerte de conocer al joven Jorge Clayton, que tenía veinte y cuatro años, un año menos que yo.
Lo que pasó después es otra historia, ya la comentaré.
Sesión 24/01/2023 Cambió de ciudad para estar lejos de la Orden. Trabajaba en un diario que no le daba para mantenerse y compartía gastos con unos compañeros. Por causalidad conoció un joven de fortuna, quedó admirado por sus ideas, su entrega. Nunca había escuchado a nadie así.
Entidad: Me costó bastante adaptarme, Ciudad del Plata la capital de Plena era muchísimo más grande que la capital Bihor, al sur del viejo continente de oriente. Quizá no era más grande que la capital de Amarís, pero tenía un factor decisivo, allí la Orden del Rombo no tenía el poder que tenía en muchos países del viejo continente, y yo amaba la libertad.
Reconozco que mis medios económicos eran muy justos, pude rentar un apartamento con dos compañeros más del diario donde trabajaba. Uno de ellos tenía más antigüedad y me dijo: -Mira, Kiran, ven con nosotros, te invitamos a tomar un combinado, un trago largo en el club náutico. -Me asombré y los miré. -¿En el club náutico? ¿El que queda en las afueras? -Sí, ¿por qué? -Tengo entendido que es para gente de mucho dinero. -Kiran, sólo vamos a tomar un par de tragos, disfrutar del ambiente. -Me encogí de hombros. -¿Y cuándo iríamos? -Este finde. -No entiendo. -Este fin de semana. -¡Ah! no me acostumbro al idioma coloquial.
Y el fin de semana fuimos, el día estaba espléndido. Cielo celeste, ni una sola nube. Por suerte no hacía tanto calor. De repente pasó un joven al lado de nuestra mesa, olía a perfume y a tabaco rubio, un traje excelentemente cortado. -¿Quién es? -pregunté. -Lo vimos un par de veces, se llama Jorge Clayton. -Vaya, había escuchado hablar de él, un joven de fortuna. -Sí, parece que este club le pertenece, o por lo menos tiene la mayoría de las acciones. -Vaya. -Aún había poca gente en el club, el joven se sentó en la barra, pidió un trago.
-Cómo tarda nuestro trago. Voy a ir al mostrador a preguntar qué pasó. -Fui al mostrador y le pregunté al barman: -Habíamos pedido un trago. -Sí, lo que pasa que justo faltó un bachero. -No entiendo, ¿qué es eso? -Bueno, en realidad faltaron dos personas, bachero le llamamos al lavacopas y al lavaplatos y faltó el encargado de hacer los tragos: Me habló Clayton. -¿Qué habéis pedido? -Le dije. Dio media vuelta, entró del lado de la barra y se puso a preparar tragos. -No, no, por favor no te molestes. -No es ninguna molestia. -Jorge Clayton, el que tiene la mayoría de acciones preparándonos tragos. No lo podía creer.
Cogió una bandeja, puso los tragos, agregó el suyo y vino a nuestra mesa. -Perdonad -dijo-, que justo faltaron dos empleados. Obviamente tenemos más empleados, el encargado ya los está llamando por teléfono, al mediodía se llena aquí. Decidme, porque no soy adivino, para quién son los tragos. Este para ti... -Este es el mío -dije. Dejó la bandeja en otra mesa. -Permitidme... -Y se sentó con nosotros.
Yo estaba asombrado: -Muchachos, el joven nos ha preparado los tragos. -No sabíamos que decir. Nos preguntó. -¿Sois de por aquí? -No, no, estamos en el centro, trabajamos en el diario. -Bien, bien, hace falta gente nueva que sean editores. -¡Ojalá!, somos correctores. Se dirigió al más grande: -¿Cuánto hace que estás en el diario? -Bastante tiempo, pero no avanzo. -Estamos precisando gente en El Pregón. -¿El Pregón? -Lo miré a mi compañero. -¿Por qué? -Es el diario de más tirada del sur del continente. -¿El Pregón?, ¿en serio? -Tomad mi tarjeta, decid que venís de parte mía y los contratan directamente. -¿Con qué sueldo? -Clayton dio una cifra, era cuatro veces más de lo que ganábamos aquí. -¿Les interesan las noticias? -Absolutamente -dije yo. -Tienes un acento distinto, ¿de dónde eres? -De Bihor. -Vaya, un país que no conozco aún, al sur del viejo continente de oriente. ¿Y qué tal allí? -¡Je, je!, muchísima gente, pero estuve viviendo en Amarís. -Vaya. -Tuve la fortuna de encontrarme con estos dos compañeros que son atentos y dados. -¿Por qué lo dices? -preguntó Clayton. -Me cuesta hacer amistades nuevas, me cuesta todo. -Bueno, en El Pregón puedes tener un buen futuro. -Lo miré. -¿Por qué haces esto? -No entiendo -dijo Clayton. -No nos conoces y nos ofreces un trabajo. -Interpreté que en ese diario ganaríais poco. He conocido muchos jóvenes que se quejan de que los hacen trabajar más horas y les pagan la mitad. -Eso es cierto. ¿Pero por qué nos haces ese favor? -¿Y por qué no habría de hacerlo si puedo? Y es verdad que en El Pregón se precisa gente. -Lo miré. -¿Es cierto que tienes mayoría de acciones de este club? -Sí, pero eso no me hace distinto. -No, no... Disculpa que te pregunte, pero he conocido, por ejemplo en Amarís donde impera la Orden del Rombo, jóvenes de fortuna, ni se dignan a mirarnos, y tú has pasado a la barra y nos has preparado tragos. Eso no es lo normal. -Clayton sonrió encendiendo un cigarrillo. -Creo que eso debería ser lo normal. -No, en ninguna parte del mundo alguien de fortuna va a preparar tragos. -Lo lamento por los demás, somos todos iguales. -No, no somos todos iguales, no somos todos iguales. -¿Cuál es tu nombre? -Kiran -respondí. -Mira, Kiran, ¿si tú tuvieras mucho dinero no le prepararías tragos a tus amigos? -¡Je, je!, pero tú no nos conocías. -¿Qué diferencia hay? -¡Je, je!, ojalá fueran todos como tú. -Mira, el tema es así, Kiran; en la vida lo importante, la razón de vivir la vida obviamente es disfrutarla, pero siempre en función de servicio a los demás. Si no, no tiene sentido. -Nunca había escuchado eso. -Es así. -El tema es que tú puedes ayudar a los demás, pero nosotros, mis compañeros y yo, está bien, cambiando de diario ganaremos más, pero de todas maneras seremos asalariados. -Pero Kiran, hay muchas maneras de ayudar, muchísimas maneras de ayudar; puedes escuchar a la persona que se siente sola, puedes ayudar a un ciego a cruzar la calle. Puedes cederle el asiento a una anciana en un bus. No todos lo hacen, al contrario, se hacen los dormidos. Hay muchas personas con capacidades diferentes que precisan ayuda y a veces la gente que parece normal es la que tiene discapacidades en su alma. Y he conocido mucha de esa gente, con mucho dinero y vacíos en espíritu. -Me asombraba de la manera que hablaba Clayton. Se quedó con nosotros. Luego se lleno de gente el local y dijo-: Les pido permiso, voy a ver a otros amigos. Tienen mi tarjeta, vayan por favor al diario. -Iremos. Pero no nos tienes que pedir permiso para irte. -¿Por qué no?, nunca hay que perder los modales, nunca, eso nos hace personas. Y es independiente del dinero que tengáis o no tengáis. -Y el joven se marchó, con su olor a loción y tabaco rubio y su traje bien cortado. Nos miramos entre nosotros y dijimos: -Esto es increíble. -Bueno, hagamos una cosa, vayamos temprano a la dirección del diario, presentamos la tarjeta de Clayton y después, recién al día siguiente presentemos la renuncia en nuestro diario. -Mis compañeros tenían desconfianza de que no fuera cierto.
Pero lo fue. El primer día hábil fuimos al diario El Pregón, presentamos la tarjeta e inmediatamente nos contrataron. -No hace falta que vayáis a presentar la renuncia al otro diario -nos dijo el jefe de redacción-, mandad directamente un telegrama y que os depositen en banco lo que os deben.
Y me quedé pensando, no sé si existe la suerte, tampoco sé si existe la casualidad. A veces todo es causalidad, conoces a alguien y tu vida da un giro de ciento ochenta grados.
Sesión 03/06/2023 Era alférez en Ferro, en la Federación Sargón. Se encontró involucrado en un tema político que podía terminar en una guerra entre dos potencias dentro de la galaxia. Tenía temor de que hubiera una guerra. Un controvertido capitán relevado del servicio, por quien había sido instruido, parecía tener el control.
Entidad: No sé si a muchos les ha pasado que están tratando de abrirse camino, solucionando entremedio los inconvenientes que pudiera haber en ese recorrido, pero en lugar de simplificar las cosas se complican más y no por falla o error propio sino porque uno queda enredado en una telaraña de la cual muchas veces no puede salir.
Algo así me sucedió en una de mis primeras encarnaciones en Ferro, un sistema estelar perteneciente a la Federación Sargón. Me había enredado en un tema, llamémosle diplomático, pero estamos hablando de algo diplomático que puede desencadenar en una posible guerra entre dos de las potencias más importantes de la galaxia, la Federación y los Antiguos.
Recuerdo cuando vino a Ferro un excelente capitán de la flota, llamado Alexis, que en todos los holoordenadores salió la noticia de que había eliminado a los Langar, quienes eran unos depredadores de mundos. Es más, según él, el primer ministro Will le había dado el permiso para llevar a cargo su plan, algo que luego negó, y el capitán Alexis, de ser un héroe galáctico pasó a ser un exonerado de las filas militares de la Federación para ser un civil, y fue trasladado a mi mundo, a Ferro. Por supuesto le permitieron trabajar y lo hizo como instructor de tropas, entre los cuales estaba yo, el alférez Kamal. Alexis tenía una forma de ser agradable, recta para enseñar, pero agradable al fin y al cabo. Tenía carisma y todos sentíamos simpatía.
¿Pero qué sucedió? Había un crucero enorme orbitando, perteneciente a los Antiguos, y un alto jefe llamado Brandani fue teletransportado a la superficie. Habló con el comandante Jon Salem y con su hijo, el teniente Furt, los cuales le pidieron opinión a nuestro instructor Alexis. ¿Qué buscaba el alto mando de los Antiguos? A un traidor llamado Fidis, que había robado secretos y se los había dado a la Federación.
Alexis me sorprendió porque mostró otra faceta. Habló con la tropa y les dijo: -Vuestro comandante, Jon Salem, quiere pactar, pero a su vez está indeciso. Y le quiere comunicar a la Federación las pretensiones de este jefe Antiguo. Alexis le respondió al comandante: -A mí me degradaron y luego me expulsaron, yo no tengo por qué hacer favores a la Federación. Es más, hablé directamente con Fidis y le dije que aquí lo necesitaban por un tema de urgencia, sin explicar qué.
Le dije: -Honestamente, Alexis, como civil no tengo porque obedecer tus órdenes. Pero nos estás metiendo en un problema, nosotros no tenemos porque fomentar un riesgo de guerra, nos tenemos que mantener neutrales. -¿Neutrales? -respondió inquiriendo Alexis-, los neutrales son tibios. Le respondí: -Lo que sucede es que yo no tenía donde establecerme, buscaba una buena vivienda, un buen lugar donde estar y en el heliocoche a veinte minutos pude conseguir una vivienda, o sea, que prácticamente estoy cerca de la academia militar de Ferro y ahora estamos en medio de un problema. Hubieras dejado que tome las decisiones el comandante. Yo estaba cómodo después de dos años estudiando para ascender a alférez, conseguir una vivienda cerca y ahora, de una u otra manera, nos has metido a todos en la misma bolsa. Alexis me respondió: -Apreciado alférez Kamal, déjate fluir, no todo es lo que parece. Hay cosas que ya sabíamos de antes, este crucero de los Antiguos que supuestamente se dio a conocer con el comandante Jon Salem, ya había sido avistado cuando yo todavía estaba en Sargón capital, el núcleo de la Federación. Tú lo que tienes que hacer, Kamal, es mirar todos los holoordenadores que estén conectados con telescopios ópticos infrarrojo para seguir los movimientos del crucero, que siga en órbita estable.
En ese momento brilló una luz y sobresalté al ver un reptiloide. Empalidecí cuando lo reconocí, era Fidis, el supuestamente buscado por los Antiguos y que a su vez era pareja de la viceministro de la Federación Sargón. Fidis llegó y se abrazó con Alexis: -Te había visto ya, Alexis, cuando hablaste con Will. Dime cuál es tu idea. Los interrumpí. -Discúlpenme, me presento ante Fidis: Soy el alférez Kamal. ¿Cómo es que no captamos tu nave? -Fidis me miró e hizo un gesto como si fuera una sonrisa. -Porque tenemos una capa de invisibilidad. No puede ser captado por radares, por ultrasonido ni siquiera por la ultraluz. Y además tenemos un doble escudo que no puede ser penetrado por ninguna fuerza de la galaxia. -Se pusieron a conversar Fidis y el civil Alexis.
Me quedé intranquilo, hablé con otros alféreces y me dicen: -¿Te has enterado de algo? -Hasta ahora no. Sólo sé que Fidis y Alexis se llevan muy bien, no... no me parece que lo estuviera traicionando.
A todo esto se acercó a la base el comandante Jon Salem y su hijo, el teniente Furt. Se dirigieron a Alexis: -Veo que ha venido Fidis. Voy a llamar al Antiguo jefe, a Brandani. -Se comunicó al crucero de los Antiguos y esta vez bajó teletransportada una tropa de treinta Antiguos totalmente armados con fusiles protónicos. Brandani se dirigió a Fidis: -Por fin, por fin he dado contigo. Fidis dijo: -No, no has dado conmigo, Brandani, nosotros hemos dado contigo y hemos preparado todo esto. Probad vuestras armas. -Las probaremos contigo. -Le hizo una seña a uno de los soldados, apuntó con su fusil fotónico a Fidis y... nada. Brandani quedó pálido dentro de su rostro moreno. -¿Qué ha pasado? -Vuestras armas están deshabilitadas. -Y en ese momento se teletrasportaron más de cien soldados de la Federación. Fidis dijo-: Nuestras armas sí están habilitadas, si quisiéramos podríamos exterminarlos a todos, tomar vuestra nave o directamente destruirla, y vuestro mundo no sabría qué pasó con vosotros. Pero no voy a hacer eso. Estoy en representación del primer ministro de la Federación, mi oferta es darles nueva tecnología que tenemos a cambio de la que yo me he llevado. -¿Por qué habríamos de aceptar? -Porque no tienen otra posibilidad -dijo Fidis.
Yo me encontraba callado en el medio porque veía venir una guerra total. Es cierto lo que decía Fidis, que podían hacer desaparecer a los Antiguos que habían venido a Ferro y a su crucero inclusive con el nuevo rayo de vacío total, pero seguramente los Antiguos iban a evaluar todos los sistemas a donde estuvo el alto jefe Brandani hasta que hubieran llegado a la conclusión de que vinieron aquí.
El comandante Jon Salem dijo: -Esto que dice el civil, porque es un civil, Alexis, y lo que dice Fidis, que tampoco tiene ningún grado, no es palabra oficial de la Federación. Fidis lo miró al comandante, y le dijo: -Yo vengo en representación del primer ministro Will, así que en este momento mi palabra es la más valiosa de la Federación. Y reitero la oferta. Me he llevado tecnología no para haceros daño sino para equiparar fuerzas con la Federación. Pero a su vez gracias a Alexis y a otros investigadores hemos creado nuevas armas, nuevas comunicaciones, nuevas capas de blindaje que podemos compartir con vosotros como reparación por lo que me he llevado, y de esa manera ganamos todos. Brandani, el jefe de la tropa de los Antiguos dijo: -¿Y qué garantía tenéis de que no volvamos a nuestro mundo principal, armemos con todo lo que nos dais nuestra tropa, y volvamos para hacer una guerra total entre ambas federaciones? Fidis iba a hablar y se adelantó Alexis: -¿Qué sentido tendría? Vuestro mundo y los cientos de sistemas estelares que lo conforman son pacíficos, nuestra Federación es absolutamente pacífica. Fidis se fue, tengo entendido, porque no le agradaba la forma que tratabais a las otras clases. Nosotros tenemos bastantes más razas que vosotros y somos todos iguales al punto tal que una reptiloide es viceministra de toda la Federación. Esa es la diferencia. Si me preguntáis a mí, por ética, las normas de la Federación para mí son mucho más democráticas que las vuestras. Pero vamos a la pregunta real: ¿De qué nos serviría una guerra? ¿Para demostrar qué?, porque estoy convencido de que no va a haber un ganador, las fuerzas son bastantes parejas ¿Por qué no cooperamos? ¿Vosotros estáis creídos que por ser los Antiguos sois los primeros descendientes de la vieja Gaela? Pues no es así, aquí tenemos unas razas de saurios evolucionados que tienen millones de años de evolución, desde ser unos saurios irracionales hasta manejar grandes complejos cuánticos. Aceptad, por favor, este intercambio y no miréis a Fidis como un traidor. Brandani dijo: -Pero lo fue, realmente lo fue. Alexis respondió: -Esto que hoy estoy ofertando a vosotros es en nombre de Fidis, estoy hablando en nombre de él, y él habla en nombre del primer ministro Will. -Acepto -dijo Brandani. -Bien. Vuestra tropa que se teletransporte a vuestro crucero. Brandani, con todo respeto puedes transportarte al crucero en el que vino Fidis e irás a la Federación a firmar un tratado de paz y convivencia.
-No tardes tanto en pensarlo -agregó Fidis. -Está bien. -Se comunicó al crucero-: Transportad a la tropa. Iré contigo, Fidis, yo no he perdido mi aprecio por ti, pero me he sentido deshonrado. Fidis le respondió: -Con lo que te vas a llevar, descubrimientos que vosotros no tenéis, compensarás con creces lo que yo me he llevado. Con creces. -Fueron juntos con el resto de la tropa y se teletransportaron al crucero indetectable.
El comandante Jon Salem se acercó a Alexis y le dijo: -A ver si entiendo; muchísimo antes de que este Brandani se comunicara con nosotros, tú ya sabías. -Lo sabía desde antes de ser transportado a Ferro. Lo que hicimos fue, no diría una trampa porque es una palabra que no me gusta, pero de alguna manera hicimos que viniera para Ferro. En mi traslado a Ferro dejé huellas por todos lados, huellas lumínicas por todos lados, por todos los sistemas y de alguna manera, como esos insectos que se acercan a la luz, el crucero Antiguo siguió a esas señales y vino a Ferro. No vino por casualidad. -Entonces no has traicionado a Fidis. -No, estuvo todo preparado. Fidis lo sabía y el primer ministro lo sabía. -¿Y tu rencor? -Todo eso fue actuado, pero como no sabía si los Antiguos habían dejado aquí un dispositivo que transmitiera nuestra conversación a la nave, tuve que actuar. Y vengo actuando desde mucho antes, porque hace como mínimo varios meses que detectamos al crucero.
Una vez que Alexis se quedó solo le dije: -Entonces, ¿estamos bien? -Estamos bien, alférez Kamal. Quiero que seas uno de mis ayudantes, porque hay muchas cosas que hacer y el día de mañana podrás acompañarme a Sargón. -Será un honor -respondí-, será un honor de verdad.
Me sentía más tranquilo, pero todavía no se me pasaba esa ansiedad pensando que podía haber un conflicto entre dos grandes potencias. Le dije a Alexis: -Sé que tú no me mandas, pero el comandante se ha retirado, ¿hay algún problema que me retire a mi vivienda a descansar y a pensar? -Ningún problema, pero mañana a las cero seiscientos te presentas ante mí.
No sabía si estrecharle la mano o abrazarlo... No hice ninguna de las dos cosas; me incliné ante él, me fui a mi heliocoche y me fui para mi vivienda. Prácticamente yo fui un espectador pasivo, pero por dentro sufría horrores la angustia de no saber de qué iba todo esto.
Sesión 14/08/2023 La entidad relata que siempre había estado interesado en formar parte del cuerpo militar de la Federación Sargón y conducir astronaves. Ya era alférez, en la academia había estudiado mucho, faltaba mucho también, pero estaba bien preparado. Por una causalidad se encontró con quien le abriría la puerta a la acción.
Entidad: Me esforzaba cada día más en poder hacer las cosas al punto tal de poner toda mi fuerza interna en terminar mis proyectos.
-Alférez Kamal... -Mi capitán. -Me sorprendí, era el capitán Alexis. -¿En qué estaba pensando? -Mi capitán, a veces pienso como que me cuesta terminar mis proyectos. El capitán se mostró más empático: -Cuéntame. -Bueno, quiero ser piloto de astronave, a su vez quiero estudiar la función profunda de los holoordenadores, también entender bien cómo funciona la radio ultra lumínica y además... -Espera, espera -me cortó el capitán-, haz una cosa a la vez. -Lo sé, lo sé. Antes de ingresar en la academia estuve en la universidad, no sabía cual materia sería mejor para mí para rendir mejor luego en la academia, y es como que me encontraba deprimido. -Bien. -¿Bien por estar deprimido? -No, bien por tener la valentía de contármelo. A ver, alférez Kamal, ¿finalmente qué has estudiado en la universidad? -Informática, todo tipo de informática. -Bien, eso es bueno. En la academia aprenderás en los simuladores todo tipo de maniobras en pequeñas naves plaza, en pequeñas naves de combate, ¿y por qué no?, algún día siendo teniente podrás estar en el puente de mando en un holoordenador.
En ese momento se acercó nuestro compañero al alférez René, un félido. -Alférez, venga. -Ordenó el capitán Alexis. -Mi capitán, estuve varios meses haciendo distintos ejercicios porque el superior de mi sector piensa que aún no estoy preparado para ser alférez. -No me di cuenta -dijo el capitán-, como tienes traje de gimnasia... ¿Cuánto hace que eres cadete? -Ya cerca de ocho meses. -¿Tienes contigo la holotablet? -Sí, señor. -Muéstramela. Bueno, aquí veo que las prácticas han sido muy buenas, te has esforzado. -No lo hice por mí, solamente. -Explícate. -Mi madre, Scarla, siempre me ha manipulado, tengo un hermano mayor que es oficinista. Y me anoté en la academia militar cumpliendo un periodo de prueba de seis meses... -Ajá. -Pero ya llevo ocho y no tengo novedades. -¿Quién está a cargo tuyo? -El teniente Oltra y el capitán Singar. -Olvídate, ahora estarás a mi cargo. Y desde ya te nombro alférez. -Pero mi capitán... -Espera. -Vi que el capitán tocaba la holotablet del félido René y puso su firma y su sello digital-. Toma, ya eres alférez, reclama tu uniforme. -Me miró-: Alférez Kamal, alférez René, mañana a las cero seiscientos los quiero conmigo. -¿Vamos a hacer alguna práctica? -No, vamos a ir a un crucero, al sistema Lacerta.
-Mi capitán -Puso los ojos como de pánico el nuevo alférez René-, ¿hoy me asciende y mañana ya voy en un crucero de guerra? -El capitán Alexis lo miró. -¿Te parece bien?, ¿te sientes preparado?, ¿quieres esperar unos meses más y cuando volvamos te buscaré? -No, mi capitán, estaré dispuesto poco antes de las cero seiscientos. Y me siento honrado por el ascenso. -Muy bien.
-¿Y tú, alférez Kamal, te cuesta ahora este proyecto? Porque en tu foja veo que te costaba arrancar, te costaba emprender algo nuevo y eso te ha retraso. ¿Qué piensas de mañana?, lo mismo que le dije a tu compañero. -Mi capitán, no me perdería por nada este viaje. Aprendí a no creer en las casualidades, creo en las causalidades, y el encontrarnos aquí con usted, mi capitán, para mí es una señal. Quizás esa depresión que tenía en la universidad, antes de anotarme en la academia militar, era porque no visualizaba mi destino y ahora no sólo lo visualizo, lo tengo presente en mi interior. El capitán nos miró a ambos: -Cero seiscientos, venid preparados. Pasad primero por el hangar ocho, hablaréis ahí con otro capitán. Les diréis que están bajo el mando del capitán Alexis, que les den el uniforme adecuado. Que les den además, en un bolso especial, los trajes energéticos acompañados con el casco, y obviamente las pistolas protónicas. -Dio media vuelta y se marchó.
Me quedé con el félido René: -¡Wow! De repente, de la nada, todo lo que yo pensaba se transmutó, no me imaginaba debutar en un crucero de guerra. El alférez René me miró y me dijo: -Imagínate yo, estaba en un periodo de prueba de seis meses, al final de ese lapso no tuve novedades pero seguí entrenando, seguí entrenando. Y de repente me encuentro que mañana a las cero seiscientos estaremos en un crucero de guerra. Siento como que estoy en un sueño, siento como que estoy en un sueño, Kamal. -¡Je, je! No René, esto no es un sueño, esto es una realidad, una realidad que afrontaremos. ¿Habrá riesgos? No lo pongo en duda, pero el honor de estar en uno de los mayores cruceros de la Federación me hace sentir sanamente orgulloso. -Opino igual -me dijo el félido René-, opino igual. No sé si esta noche podré dormir. -Cenemos bien -exclamé-, levantémonos temprano, desayunemos y nos encontraremos para ir juntos al hangar ocho a buscar nuestros uniformes, nuestras armas y demás. Nos estrechamos la mano y nos veríamos al día siguiente.
Sesión 19/09/2023 No había comunicación con su compañero de camarote. Hubo una discusión en la que salieron los interiores de cada uno. Afortunadamente no hubo respuestas físicas, pero pudo haberlas. Los dos tenían problemas que no sabían resolver.
Entidad: Estaba recostado en el camastro de mi camarote. Recordaba que antes de anotarme en la academia siempre me costaba terminar los proyectos que tenía por delante o me desanimaba. O de repente me salía una oportunidad de trabajo y me costaba arrancar, como si fuera un auto de siglos anteriores que se quedaba sin batería.
Pero puse voluntad, una voluntad tremenda sacada vaya a saber de... de mi propia alma y me anoté en la universidad. Pero a veces me quedaba pensativo y más de una vez alguno de los profesores me llamó la atención: -¡Kamal! ¿Está en las nubes o está aquí? -Perdón, profesor, estaba repasando mentalmente lo que tengo que dar en el examen. -Olvídese ahora. Preste atención a lo que estoy explicando ahora. -Sí, profesor.
Pero en realidad no estaba en las nubes, estaba depresivo, como diciendo, ¿qué hago acá? Yo quiero otra cosa. Ahora, ¿por qué se me ocurrió anotarme después en la academia? Quizá lo hice para salir de la rutina, quizá lo hice para sentirme amparado, de alguna manera. Pero no fue así no fue así.
Conocí a otros alféreces que vivían en su mundo, pensaban en lo suyo, y si de repente les decía: "Me siento mal". Me respondían: "¡Ah! Tú porque no sabes cómo me siento yo". En lugar de escucharte pensaban en lo que les pasaba a ellos. Preguntaréis, ¿Y tú? Honestamente, no. Si alguien me hablaba, "Kamal, me pasa tal cosa"... No estudié psicología, pero trataba de preguntarle, "A qué se lo atribuyes, qué piensas que te estaba pasando, etcétera, etcétera". Seguramente no le solucionaba nada.
Un ejemplo claro es mi compañero de camarote, el alférez René, que a veces duerme en otro camarote. Y cuando le pregunto me dice: -No tengo porqué darte explicaciones.
Y yo, entre mí, pienso "Tampoco es manera de responder". A lo sumo dirá, si fuera una persona correcta conmigo, "Mira Kamal, no puedo contarte, es personal". Y yo me quedo tranquilo.
Pero una vez me respondió: -¿Quien te dijo que te metas en mis cosas? Le dije: -¿Meterme en tus cosas? -Honestamente, me enojó-. No me estoy metiendo en tus cosas, simplemente pregunté si no estás cómodo aquí y por eso vas a otro camarote. -Son cosas mías -volvió a decirme-. Vive tu vida y déjame vivir la mía. -Vaya.
Hay un juego en Sargón que se llama Lotería, donde llenando un cartón ganas créditos, y pienso a veces jocosamente si al tener el compartimiento con René no me saqué la lotería. Estoy siendo irónico, ¿eh?, muy muy irónico. Recuerdo cuando, hace poco, el primer ministro Will, que parecía una persona mayor, dedicada, querible, de repente pasó un incidente con los lacerta y es como que algo le afectó la cabeza. Pero cómo, ¿así de repente? Sí, le afectó al punto tal que condenó nada menos que al capitán Alexis, que para nosotros era un héroe, al igual que la capitana Kirana. Y como la viceministra Nubia objetó, no es que se puso en contra, objetó, la destituyó. ¡Destituir a la segunda al mando de toda la Federación Sargón, donde hay quinientos cincuenta y cinco sistemas planetarios! ¿Y para qué?
Se lo comenté a René, estaba recostado en su camastro se sentó y me dijo: -Kamal, hablando en serio -Le presté atención. Y me dice-, ¿A ti te parece que me importa lo que tú pienses? ¿Te parece que a mí me importa qué va a hacer Nubia? Dicen que va a dar una conferencia. -Pero René -le dije-, el primer ministro sabía que no estaba bien y entonces nombró a ocho comandantes, nombrando provisoriamente, o no provisoriamente, una Junta de Gobierno. Yo digo, ¿pero qué pasa, estamos en una dictadura? Y no solo destituyó a Nubia sino al consultor civil, a Fidis. Me contesta René: -Nubia, Fidis, Will, Alexis, Kirana... Me importan nada, nada. Hay una guerra civil, me importa nada. Hay una guerra con los lacerta, me importa nada. No me importas tú tampoco. Yo tengo mis cosas, tengo mis problemas. Tengo problemas con el teniente Riser, ahora conocí a otro capitán, que se llama Siufo, también tengo problemas, me trata mal. Y tengo que escuchar tus quejas, tus llantos, tus problemas, me cuentas siempre lo mismo. ¿Sabes lo que pasa, Kamal? Eres monótono, eres monótono. Lo miré y le dije: -¿Yo soy monótono, yo soy monótono? ¿Has estudiado historia? ¿Te acuerdas hace milenios cuando existían unos discos que se llamaban de pasta? -¡Ah! No me interesa la historia. -¿Pero has leído? -Sí. ¿Y qué tiene que ver, Kamal? -Bueno, si yo soy monótono tú eres un disco rayado; que el teniente, que esto, que lo otro, que los malos tratos. -¿Sabes lo que pasa Kamal? -me respondió René-, que no me puedo cambiar de camarote, porque en este camarote donde no te incumbe cual es ni a donde voy, ni con quien, no me aceptan todos los días. Si no hubiera cogido toda mi ropa y no me ves más. -¿Tanto te molesto? -Sí, honestamente, sí. -Yo creo que es al revés. Yo creo que tú no te soportas a ti mismo -le respondí-. Quiso cogerme de la prenda, de la pechera. Le dije: -No, eso no te lo voy a permitir. -Cogí un pequeño punzón de filo y se lo apoyé en el pecho-. Cuando me pongo reactivo no me importa nada, un félido menos. -Me miró fijo y se fue a sentar. -¡Je! Así, Kamal, que ahora eres racista. -¿Racista? Me estabas por golpear. -Así que ahora eres racista. Como tú eres humano y yo soy un félido entonces aprovechabas para clavarme el punzón en el pecho y hubieras argumentado que te ataqué. -¿Y acaso no es lo que has hecho? -No, no, solamente quería tomarte de la pechera y sacudirte, para que reacciones. -¿De qué tengo que reaccionar? -exclamé-, ¿de qué tengo que reaccionar, de tu mal genio tengo que reaccionar? ¿Quién eres tú para corregirme a mí, René, quién eres? Tengo problemas lo reconozco. ¿Tú reconoces los tuyos? No. Tú te quejas... -Se puso a aplaudir-. No entiendo -le digo-, ¿qué pasa con esos aplausos? -Te aplaudo porque eres un excelente actor, porque tú nunca te quejas, porque tú eres feliz. ¿Sabes las veces que me has contado que has estado deprimido en la universidad? Veinte. Y yo le dije: -¿Sabes la veces que tú me has contado que tienes problemas con el teniente? Veinte también. A propósito, ¿qué pasa con ese teniente y tú? -Se puso peor. -¡Qué te importa que pasa! -¡Ah! Ahora entiendo, ahora entiendo. -¿Qué es lo que entiendes? -No te acerques de nuevo a cogerme de la pechera porque en mi mano derecha tengo el punzón. -Está bien. ¿Qué es lo que entiendes, qué es lo que crees que entiendes? -Nada -le dije. -No no no, ahora habla. -Nada. -No, no, Kamal, comenta qué es lo que entiendes qué pasa entre el teniente y yo. -No sé, eso lo sabrás tú. -No, no, eso no es una respuesta estás, te estás evadiendo. ¿Qué crees que pasa? Le tengo aprecio, me trata bien. -¿Te trata bien? El otro día me crucé con ambos en el pasillo y te estaba gritando. ¿A dónde te trata bien? -No sabes nada de mí -dijo René-, ni sabes nada del teniente Riser. Nada de nada. -No, más vale que no. Pero a veces me daría la impresión como que lo defiendes y otras como que te quejas. Pareces como una niña despechada. -Se quiso acercar de vuelta y levanté el punzón. Me dijo: -A mí no me digas niña. -Es una forma metafórica de hablar. -No, no permito que me digas niña, yo soy un félido bien puesto. -¿Sí?, ¿sí?, ¿de verdad?, ¿de verdad? Porque no te he visto mirar en la plataforma donde comemos a ninguna félida. A veces te veo mirar de reojo al félido Riser, al teniente. -Y si fuera así, ¿cuál es el problema, también tienes prejuicios por cualquier cosa? -No, no, no soy una persona prejuiciosa, discutimos y de repente me puse irónico, nada más. No quiero tocar el tema. -Has puesto el dedo en la llaga y ahora te evades. -No, René, no me evado. Aparte, no me interesa tu vida, no me interesa. ¿No quieres dormir algunas noches aquí?, no duermas. ¿No quieres que te pregunte cosas?, no te pregunto. Perfecto. No me hace bien discutir, no me hace bien para nada. -¡Je! Pobre víctima, pobre Kamal, pobre humano. -Presionó el pulsador, se abrió la puerta y se retiró del camarote. -Y me dejó pensando.
Estoy convencido, pensé, que tiene muchos más problemas que yo, y tanto él como yo no sabemos cómo resolverlos. ¿Qué los problemas son distintos?, sí, pero son problemas al fin y al cabo.
Sesión 22/02/2024 Seguía sin rendir en los trabajos adjudicados, es como que no prestaba la atención necesaria o no tenía el necesario interés. Una teniente le puso los puntos sobre las íes; si no prosperaba en sus trabajos lo lamentaría.
Entidad: A veces me analizaba a mí mismo. Por un lado me sentía contento de que ya no tenía la insoportable compañía del félido René, tenía otro compañero de habitación callado, no se metía con nadie, pero yo estaba cómodo en mis pensamientos.
Una vez hablé largamente con el capitán Alexis, era muy abierto en el sentido de que prestaba atención, él no se respaldaba en su categoría de capitán, te escuchaba como ser humano a otro ser humano.
Y un día conversando con él nos interrumpe una teniente que nunca había visto. Se llamaba Sophía. Me la presentó. Me cuadré: -Mi teniente, es un honor conocerla. -Tranquilo, alférez -me dijo la teniente-, descanse. -Me puse en posición de descanso.
Conversaron entre ellos y el capitán me dijo: -Puede retirarse, alférez. -Me había alejado tres pasos y dijo-: ¡Kamal! -Mi capitán... -Si algún día quiere conversar la teniente lo puede escuchar. -Pero mi capitán... -Continúe. -Y me marché.
Pasaron tres, cuatro días, estaba sentado en el comedor de tropa sumido en mis pensamientos. -¡Alférez Kamal! -Era la teniente Sophía. Inmediatamente me paré y me cuadré-. Descanse, descanse. Siéntese. -¿Se va a sentar conmigo, mi teniente? -Sí. -Por favor, siéntese y me siento después. -No estamos en misión, no hace falta que esté a la orden, tome asiento y yo me siento. Me había dicho Alexis que tenía algunos problemas, Kamal. ¿De qué se trata? -Me sorprendió que hablara del capitán tan familiarmente. Le digo: -Mi teniente, soy una persona que se cuestiona muchas cosas. -¿Por ejemplo? -Me vivo postergando. Me interesa mucho pilotear naves, aprendí a trabajar con el simulador. El capitán me dice: "Kamal, dos o tres veces por semana, tiene un pase de mi parte para utilizar el simulador de navegación". Pero por ahí dejo pasar un par de semanas y no voy, y de repente me pongo a trabajar con los holoordenadores tratando de armar la distancia de cada uno de los quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares de Sargón. -Eso es bueno -dijo la teniente. -Claro, pero luego es como que me canso y lo dejo, y estoy como diez, quince días otra vez sin estar en el holoordenador. -A ver si entiendo, Kamal... -Dígame, mi teniente. La teniente Sophía me comentó: -Exactamente, fuera de las misiones, ¿qué trabajo tiene aquí? -Bueno, normalmente siempre le dan a alguien un trabajo específico, el hecho de que el capitán me haya dado pases para el simulador, pase para los holoordenadores es como que tengo libertad para ir a un lado, ir al otro. -Alférez Kamal, no..., no lo entiendo, eso no es un trabajo, es como que estuviera aburrido de todo y hiciera una cosa, después otra- ¿Avanza en holoordenadores con los sistemas estelares calculando las distancias? -Muy poco, mi teniente. -¿Avanza con los simuladores para pilotear una nave? -Casi nada, mi teniente -respondí. -¿Qué más hace? -Bueno, voy a la sala de combate a hacer ejercicios y no sobresalgo. Practico con el bó, el cilindro de madera y generalmente mis compañeros me vencen. Entonces es como que me desencanto y lo dejo. -Voy a ser cruel, alférez Kamal -me dijo la teniente Sophía-, no está sumando. Y voy a repetir una frase del capitán Alexis: "Todo lo que no suma, resta". Usted, alférez Kamal, le está restando a la Federación porque no se pone en una tarea y la termina. Termine. Lo que para mí es más importante la distancia galáctica en años Luz de los quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares de la Federación. Y entréguelos a un superior, él le va a decir si su trabajo es bueno o no, pero eso se llama adelanto. Vaya al simulador tres veces por semana, no se concentre en otra cosa más que en la navegación con los ordenadores. Una vez que se crea capaz llame a un superior que lo supervise y que le dé el puntaje correspondiente. ¿Tiene algún puntaje? -No, mi teniente -le respondí. -Entonces no está sumando. ¿Avanzó con el tema de los ejercicios de combate? -Tampoco, mi teniente. -¿El entrenador lo supervisa? -Prácticamente ni me conoce, voy poco. Soy uno entre tantos. -Eso se llama procrastinación, el postergar: 'No lo hago hoy, lo hago mañana'. Y al día siguiente, 'Lo hago pasado'. Y al otro día 'Lo paso para el siguiente'. Y así. ¿Qué más hace? -Bueno, estudio también razas. -¿Ha viajado a otros mundos? -Bueno, sí, en misiones. -¿Cuántas razas conoce? -Bueno, félidos, cánidos, reptiloides. -Disculpa, disculpa, esos los conoces aquí. Razas que no haya en Sargón. -Bueno, los lacerta. Tuve una misión. -¿Qué más? -Los fungo. -¿Qué más? -Los langar. -¿Alguna raza que no se conozca en Sargón? -No, mi teniente, solamente leo las holoenciclopedias. -¿Y se piensa, Kamal, que eso lo va a ayudar? Todo lo que está en la enciclopedia fueron de exploraciones de hace años, décadas, hasta de más de un siglo. Pida ir en un viaje de exploración, solicite. -Pero mi teniente, no puedo hacer todo a la vez, usted me dice, con todo respeto, hacer viajes de exploración para que el superior me muestre las razas, estar en el holoordenador trazando la distancia de los sistemas estelares, hacer ejercicios de combate, estar en el simulador de navegación... No puedo hacer todo a la vez. -La teniente se puso seria. -¿Usted está bromeando? -Me envaré. -Mi teniente, ¡cómo voy a bromear! Jamás le faltaría al respeto. -O sea, ¿me está hablando en serio? -Por supuesto, mi teniente. -¿En qué momento le dije que haga todo a la vez? Empiece por una cosa y termínela. Luego siga con otra y termínela. Además sí puede hacer dos cosas a la vez, puede ir a entrenamiento de combate y puede estar con los simuladores, al fin y al cabo los simuladores son tres veces a la semana, luego puede ir al salón central con los holoordenadores y deja grabado aunque sea diez, quince sistemas estelares, luego vuelve y continúa donde dejó la grabación. No estamos hablando de hacer todo a la vez. Es más; en los viajes de exploración se puede llevar tranquilamente una holotablet con el programa en un micro ordenador y llevarlo, y durante el viaje también estudiar. Sí que se pueden hacer muchas cosas a la vez. -No sabía que contestar-. ¿se queda callado? -No, mi teniente, estoy pensando que tiene razón. Estoy pensando qué debo hacerlo, voy a tratar de hacerlo. -No. -No entiendo, mi teniente. -Esta es otra frase que me enseñó el capitán Alexis, no diga: "Voy a tratar" ... -No entiendo. -Diga "Voy a hacerlo". -La teniente se levantó, se sentía como molesta. -Perdón, mi teniente, si la hice enojar. -No, no estoy enojada, me siento molesta por su persona, se está saboteando a sí mismo. ¿Qué va a hacer ahora después de tomar esta bebida caliente? -Bueno, veré que hago. -¡No!, ya tiene que tener en mente qué es lo que va a hacer. Y no diga más 'voy a tratar', eso es procrastinación, dejar las cosas de un día para el otro, de una semana para la otra, de un mes para el otro y no termina haciendo nada. Todo lo deja incompleto, no sirve. Volveremos a vernos. Yo soy una persona que hablo muy poco. Muchos me respetan, pero a usted, Kamal, lo voy a venir a ver aproximadamente en un mes, no se va a atrever a mentirme. -¡Pero mi teniente, claro que no! -Bien. Si en un mes veo que lo que avanzó es mucho menos de lo que yo esperaba, le voy a pedir al capitán Alexis que yo sea su entrenadora personal. -Me gustaría, mi teniente. -No, no, alférez, no le va a gustar. Si la gente se queja del entrenamiento del capitán Alexis es porque no me conocen a mí. -Me está asustando, mi teniente. -¿Por qué asustar?, interpreto que usted va a progresar en este mes. ¿No es así, alférez? -Voy a hacer lo imposible. -Bueno, esto está mucho mejor que "Voy a tratar". En un mes lo veo, Kamal. Lo mío no es una advertencia ni tampoco una amenaza, yo simplemente digo que a los que están bajo mi cargo les exijo como me exigieron a mí cuando yo empecé como una novata y la persona que me entrenó a mí fue la más difícil de la flota y gracias a esa persona le debo quien soy hoy, le debo todo lo que soy. Está bien que yo puse mi parte. -¿Puede decirme quién es esa persona? -Por supuesto, el capitán Alexis. Me entrenó desde que yo era pequeña. -La teniente se marchó sin decir más nada.
Tenía que empezar a hacer algo porque ya me veía venir el tremendo entrenamiento que tendría con la teniente si no cumplía con sus expectativas.
Sesión 02/03/2024 Tuvo una conversación con su capitán, su consejero, acerca de lo que es el lugar de confort, el lugar de pertenencia, de lo que es vivenciar.
Entidad: Me encontraba sumido en mis pensamientos, pensamientos que cuanto más podían aclararse más se oscurecían.
Recuerdo que lo comenté con el capitán Alexis: -Mi capitán, tengo dudas y tengo proyectos, tengo anhelos y también tengo temores. O sea, como si fuera una contradicción viviente. -El capitán me miró. -A ver, Kamal, ¿cuáles serían esos anhelos? -Primeramente tener una seguridad a nivel personal, a nivel económico y tener un lugar de pertenencia. -El capitán me miró y me dijo: -Pero Kamal, ¿la flota no sería tu lugar de pertenencia? -Quizá, mas hablo de un lugar, no me refiero de un lugar de confort. La otra tarde conversando con el capitán Morkan, siendo que yo soy un subordinado, se atrevió a contarme parte de sus dramas. Uno de ellos era cuando anhelaba un lugar de confort. Pero no es lo mismo un lugar de confort que tener un lugar de pertenencia. No sé, mi capitán, si usted lo diferencia porque yo no termino de diferenciarlo. Y a veces es como que creo que lo que busco es comodidad. Y no, no es así. El capitán Alexis me respondió: -Puedes verlo de esta manera: un lugar de confort es establecerse, quedarse y dejar que las cosas pasen. Haces el mínimo gasto posible de energía y la pasas bien pero no vives, simplemente estás. -¿Cuál es la diferencia capitán entre estar y vivir? -Vivir es poder contar tus vivencias buenas o malas. En un lugar de confort no tienes vivencias, no tienes nada para contar, simplemente estás. -¿Pero esto no puede pasar en un lugar de pertenencia también? -No. Un lugar de pertenencia es aquello en donde te identificas. No necesariamente tiene que ser un hogar, una casa, puede ser donde te reúnas con amigos, una ciudad que te agrade, lo cual no significa que no puedas conocer otras ciudades, otros lugares u otros mundos. Un lugar de pertenencia te acoge pero no te encadena, un lugar de confort te encadena subliminalmente, quedas allí sin aspiraciones. -No, no, yo tengo aspiraciones, mi capitán, pero no encuentro un lugar de pertenencia. -Ahora eres teniente, Kamal, ganas buenos créditos. Tienes una cuenta de créditos, puedes elegir cuál es tu lugar de pertenencia. -Lo que pasa, mi capitán, es que no tengo muchos amigos. He tenido malas experiencias cuando era alférez con un compañero, René, un félido que prácticamente me maltrataba de palabra. -Kamal -me dijo el capitán-, nadie te maltrata salvo que tú lo permitas. -¿Y qué podía hacer? Llegar a la violencia no me gusta. -Podías pedir a tus superiores cambiar de habitación. Hay muchas maneras. Tal vez no tienes amigos porque justamente al no tener ese lugar de pertenencia... Bueno, también vas a misiones o directamente el mando te designa a otro lugar provisoriamente como viaje de exploración y entonces es como que ese lugar de pertenencia se va postergando. Y ya me ha pasado con otros tenientes, incluso capitanes, que caen en la procrastinación, postergan todo. Algunos porque las mismas misiones o los mismos viajes de exploración no les permiten afianzarse en un lugar y otros porque le tienen miedo al cambio. ¿Cuál es tú caso? -Mi capitán, creo que es un poco de todo. A veces sí, me siento inseguro y le tengo temor al cambio. -Kamal, ya habíamos hablado de esos temas. -Sí, por eso pensaba de que cuanto más busco aclarar la mente a través de conversaciones más mi mente se oscurece, es como que más se opaca, no me permite visualizar ese futuro. -¿Por qué no vives el momento, Kamal? -Eso lo habíamos hablado, mi capitán, pero no vivo el momento porque vivo pensando en qué voy a hacer en el futuro. -No cometas el error, apreciado Kamal, de que por pensar en el futuro no disfrutes el hoy, el ahora. Figurativamente hablando Kamal, el presente no existe como tal. -Me confunde, mi capitán. -Claro. ¿Qué frase dije yo? -Dijo que el presente no existe como tal. -¿Cuándo lo dije? -Recién. -¿Qué significa recién? -Bueno, hace unos instantes. -Bien, eso es el pasado. O sea, ¿que a qué le llamamos el presente?, a cada segundo que vivimos. Los segundos no se pueden atrapar, no se pueden coger con la mano. -¿Entonces? -Los segundos se vivencian. Aclaro esto, querido Kamal, vivenciar no es sinónimo de disfrutar, vivenciar también es trabajar, prestar atención a la misión que te corresponda. A veces puedes sufrir o a veces te puedes sentir frustrado porque algo no salió como esperabas. Eso también es una vivencia. Y no siempre se disfruta, pero es importante que vivas cada momento, no dejes nunca de anhelar tu lugar de pertenencia. -¿Usted mi capitán tiene lugar de pertenencia? -No. -¿Cuál sería su lugar de pertenencia mi capitán? -¡Uf! Se trata de ti, no de mí, pero puedo decirte que mi lugar de pertenencia es un lugar. Pero mi lugar de pertenencia también es una compañía. Mi lugar de pertenencia también es alguien. Mi lugar de pertenencia es un paisaje. Mi lugar de pertenencia es el amor. Pero mi lugar de pertenencia puede ser varias cosas juntas: disfrutar un paisaje en compañía, caminar, recorrer lugares con la vista, aspirar el aroma de un bosque. -Mi capitán, ¿no se siente encerrado en una nave? -No, lo tomo como un trabajo. -¿Pero lo disfruta? -No necesariamente..., me gusta el espacio. Pero después me pregunto, ¿qué es el espacio?, la gente que no ha viajado, que es astrónoma teórica, no tiene la más pale la idea de lo que se siente. Hay mundos que recién han comenzados sus viajes espaciales en su propio sistema y les lleva meses de ir de un planeta a otro en su propio sistema. Miles de años les llevaría llegar a otro sistema porque aún no saben científicamente cómo superar la velocidad de la luz, tienen teorías equivocadas por excelentes científicos, pero con teorías erradas. Y se enredan en estas teorías. Y eso es lo que los frena. De todos modos, Kamal, los lugares que amo no están en el espacio, están en un mundo. -¿Cuál? -Un mundo. Y a estar en compañía; amo también tener amigos. -Mi capitán, no trato de ser un espejo, ¿pero usted se siente solo? -Hablamos de ti, Kamal, no hablamos de mí. ¿Tú cómo te sientes? -Me encogí de hombros. -A veces me hace bien conversar y a veces me siento mal por usar su tiempo, mi capitán. -Te digo lo mismo que a otras personas que me consultan: me agrada poder ser útil. Además, si tuviera alguna tarea te diría: "Ahora no puedo". -Entiendo, mi capitán. Pero quiero volver al comienzo. Usted mismo, con todas las misiones que ha hecho, todavía no tiene su lugar de pertenencia. Capaz que mi lugar de pertenencia sea similar al suyo, establecerme, tener una compañía, una pareja, amigos... no un lugar de confort, seguir conociendo, no estar sino vivir, eso se lo entendí, ¿no es lo que queremos todos, mi capitán? -No lo sé. -¿No lo sabe? -Honestamente, no lo sé. No puedo estar en la mente de todos. En una generalidad podríamos decir que todos podemos querer lo mismo, pero eso es una falacia, si todos quisiéramos lo mismo la armonía inundaría la galaxia. Y es al revés, vivimos guerras, pequeñas batallas, discusiones. A veces en una mesa donde estamos comiendo, por un mal entendido intercambio de ideas, la gente no tiene tolerancia. A veces no nos entendemos y a veces no nos atrevemos a entendernos. -Eso no lo capto, mi capitán, ¿por miedo, por temor? Vamos en misión, ¿si no tenemos miedo en los combates cómo podemos tener miedo a atrevernos a comprendernos? -Porque es más difícil. -No lo capto para nada, mi capitán. -Claro. Tú de repente estás en una batalla, ni siquiera piensas en tu vida en ese momento, manejas los controles del ordenador evitando que a tu nave le pase algo, evitando que el sistema de vida de la nave esté en condiciones, hablas con ingenieros. Todo eso es impersonal, ni siquiera tienes tiempo de tener miedo, pero podemos tenerle temor a confrontar. -Todavía no lo capto mi capitán. Una vez lo escuché decir, mi capitán, que "el no ya lo tenemos, que tenemos que ir por el sí". ¿Entonces por qué vamos a tener miedo a confrontar? -Te lo voy a explicar, porque yo analizo a las personas con las que converso, te analizo a ti. Es cierto, el 'no' ya lo tenemos, pero a veces, cual lugar de confort, nos quedamos con ese 'no' y no nos atrevemos a ir a por el sí porque la respuesta puede ser 'no'. -No lo entiendo mi capitán, si el no ya lo tenemos... -Claro, pero es un no conformista. El otro es un no que lastima. Por eso muchos no se atreven a ir a por el sí. -¡Uf! Es muy difícil, mi capitán, su manera de hablar, muy difícil, no lo termino de entender. Lo he escuchado decir muchas veces: "El no ya lo tenemos, tenemos que ir por el sí", ahora me dice que ese no es un no conformista, como si el no fuera un lugar de confort, pero si vamos por el sí nos pueden responder con un no que nos va a lastimar. Entonces nos quedamos con ese no conformista. ¿Lo entendí bien? -Exactamente, Kamal. -¡Pero eso es falta de valor! ¿A usted le pasa, mi capitán? -No hablamos de mí, estamos hablando de ti. -Gracias por su tiempo. -Me palmeó el hombro y se marchó.
Pero el capitán era astuto, él esquivaba hablar de él. Todas las veces que he iniciado una conversación, él esquivaba el hablar de él. ¿Por qué, si hipotéticamente tenía respuesta para todo?
Sesión 13/03/2024 Antes de entrar en batalla habló con su capitán amigo, necesitaba despejar dudas en cuanto a la posibilidad de que algo suceda o no.
Entidad: A veces pasaba por el salón de tropa y lo veía al capitán Alexis conversando con capitanes, con tenientes, y me imaginé que estarían hablando de tácticas y estrategias de guerra. Y me sentía incómodo por no hablar de esos temas con Alexis sino hablaba de mis indecisiones.
Recuerdo que me hizo una seña y me llamó. -Siéntate, Kamal. -Permiso, mi capitán. -¿Cómo te sientes?, que no eres alférez, que ahora eres teniente. -Bueno, me siento con mucho peso sobre los hombros. -Explícate -me pidió el capitán Alexis. -Para mí es un honor ser teniente, no me imaginaba que lo iba a lograr. Pero por otro lado es una responsabilidad y más ahora que tenemos la guerra inminente con los fungos. -De todos Kamal no vas a estar al mando de una nave, quizá seas el número uno, o sea el teniente que acompaña al capitán, quizá no, pero vas a tener responsabilidad, pero eso nos pasa a todos. Entonces, realmente Kamal, ¿dónde estaría el problema? -Siempre me costó atreverme. -Lo habíamos hablado Kamal, lo habíamos hablado. Te había comentado que la sociedad de Sargón, y de otros mundos, interpretan la palabra atrevido, más en el varón, como alguien insolente: "¡Pero vaya qué atrevido que eres, cómo me dices esas cosas!", entonces toman la palabra atrevido como insolente, lo cual es una falacia. -Continúe, mi capitán, por favor. -Es una falacia porque el atrevido es la persona que se atreve a llevar adelante sus proyectos, se atreve a tomar decisiones. Le pregunté: -¿Y si esas decisiones están erradas? -Serían aprendizaje. -Perdón, eso no lo interpreto, ¿darme contra la pared es aprendizaje? -Claro, así otra vez mirarás bien. -No se moleste conmigo, mi capitán, pero no es un ejemplo válido. -Explícate, Kamal. -Claro, yo no hago proyectos a ciegas para darme contra la pared, si me interesa alguien, como decían nuestros ancestros, no me lanzo a la pileta sin agua para quebrarme la cabeza en varias partes, trato de ser prudente. -¿Entonces? -Entonces, mi capitán, esa misma prudencia me paraliza, no me permite atreverme. -A ver, esto que te comento a ti lo he comentado varias veces, pero quizá no sea un buen ejemplo para ti, de todas maneras te lo comento como también se lo comenté a otros. -¿A otros? ¿No habla, mi capitán, con otros de estrategia de guerra? -No necesariamente, muchos también me preguntan sobre temas personales y lo mismo que le dije a ellos te lo digo a ti, todo lo que me comentas queda entre nosotros. Lo que te quería decir es lo siguiente y esto también es de nuestros ancestros: el no ya lo tienes, tú tienes que ir por el sí, en una relación que te interese, en una posibilidad de una misión que quieras ir y como eso muchísimas cosas más. -Pero me pueden decir no, mi capitán. -Sí, pero el no ya lo tienes, entonces hay un cincuenta por ciento de sí y un cincuenta por ciento de no. -¿Y dónde está en eso la parte negativa, mi capitán? -¡Ah! La parte negativa está en que si bien el no ya lo tienes es un no al que estás acostumbrado, pero si de repente te lanzas, te atreves a buscar ese sí y te dicen no, es un no que lo tomarás como el filo de una espada que te está cortando en dos, ya no es un no confortable, es un no incómodo. -Mi capitán, con esto que me está diciendo no me ayuda, me causa mucho más temor de atreverme. -Lo entiendo. ¿Pero sabes por qué te lo dije? Porque necesito que tengas las cosas claras. Puede haber un sí que te satisfaga y puede haber un no, que te parta en dos, figurativamente hablando, ¿pero sabes lo que es más molesto? El ni. -¿Qué sería un ni? -No es ni un sí, ni un no. Es el famoso 'si' pasara tal cosa, 'si' me dijeran tal otra, 'si' pudieran valorarme, 'si' se dieran cuenta como soy. Ese 'si' no me gusta, prefiero el no que me parta en dos. -¿Por qué, mi capitán? -Porque es un 'si' no afirmativo, un 'si' que te deja en el aire. -No lo capto, mi capitán. -Sería un 'si' donde no sabes dónde estás parado. Y yo siempre digo que el no saber qué respuestas vas a tener te quema, te carcome por dentro. Puedes tener un no como un puñal clavado en el pecho, pero quizás un puñal clavado en el pecho es menos doloroso, figurativamente hablando, que un estado de duda, un estado donde no sabes qué te van a decir. A mí eso no me gusta, es muy parecido al 'sí pero', y sabemos que el pero es una oposición: "Podría, teniente Kamal, que puedas ir a una misión de observación". 'Sí, podría, pero'. Y esa persona superior te está objetando porque ese pero puede representar muchas cosas: 'pero' no te veo capaz, 'pero' aún no es tu momento, 'pero' hay otros tenientes más avisados y más experimentados... Y tú vuelves con el rabo entre las piernas. -¡Je, je! Mi capitán, pero con esa forma de pensar me quedo en mi lugar de confort y no me atrevo nunca. -Kamal, has caído en tu propia trampa, ese lugar de confort es justamente el que no te permite atreverte. -¿Y si me contestan 'no'? -Esperas otro momento, esperas otra oportunidad. -Y si ese superior me dice 'sí, pero' aún no es tu momento. -También esperas otra oportunidad o buscas otra manera o esperas otra misión que sea más accesible para ti, pero si te quedas en el lugar de confort nunca lo vas a saber. Por eso el famoso 'ni' que no es ni un no ni un sí, no le sirve a nadie. Ejemplo: Hay una persona que me gusta pero de repente tengo temor de que me rechace. Entonces tengo varias opciones, Kamal, me quedo en mi lugar de confort y me pongo a pensar: "Pero la persona puede aceptarme, está esperando a que yo me decida". -Mi capitán, la persona también puede rechazarlo. -Perfecto, entonces ya sé a qué atenerme, busco otra meta. -No será lo mismo. -Kamal, estamos hablando en sentido figurado, si hay un camino que no es accesible buscas otro camino, no te quedas parado allí en la nada, porque un lugar de confort es la nada. -Entiendo. Lo que pasa que una cosa es hablarlo y otra cosa es llevarlo a cabo. -Kamal, depende de ti. -Quizás el atreverme o el no atreverme, mi capitán, tenga que ver con baja estima o con la falta de aprobación para conmigo mismo. -¿Sabes que pasa, Kamal? Estos son tiempos difíciles, se acerca una guerra. Tenemos confianza porque junto con la Federación Sargón van a estar los Áunes del Sistema Prima, es prácticamente imposible que los fungos puedan ganarnos, pero va a haber pérdidas. Entonces en este momento nuestra mente tiene que estar allí en ganar y cuando estés en el crucero como primer teniente, o como segundo teniente, tú mente va a tener que estar plena, atención plena en la batalla. -Es cierto mi capitán. ¿Tendremos tiempo de otra conversación antes de la batalla? -Tendremos tiempo. Tú me dijiste que dependía el atreverse de la baja estima y de la aprobación, hablaremos de ese tema si te parece. -Sí, mi capitán. -Y me tengo que ir, tengo que trazar algunas ideas para llevarle a la Primer ministro Nubia. -Se puso de pie, sonrió y se marchó.
Me quedé con mis pensamientos pero me fue útil esta valiosa conversación con el capitán Alexis. Lo que pasa que quería más, siempre quiero más.
Sesión 18/03/2024 Incluso unas horas antes de entrar en combate su capitán trataba de fijarle ideas, conceptos para abordar lo que encontrarían en breve. Pero seguía el tema de la baja estima y la necesidad de tener la aprobación de los demás.
Entidad: -Teniente Kamal... -Me di vuelta, era Orlex, otro teniente, pero de la raza reptiloide. -¿Cómo estás, Orlex? -Bien, algo nervioso. -¿Por qué, Orlex? -le pregunté. -¿Te parece poco? Nunca había participado de una batalla, y si se extiende va a ser una guerra larga. -Por suerte el sistema Prima está con nosotros, sé que los vamos a vencer. -Pero todavía no sé con qué capitán voy a ir ni en qué crucero voy a ir. -Cálmate -le dije-, cálmate. -No, está bien, está bien, pero no dejo de pensar, no dejo de pensar. -Me hizo un gesto que pareció una sonrisa y se marchó.
Mi tema era otro, yo no estaba impaciente ni expectante por la inminente batalla, para nada, mi problema era hablar con el capitán Alexis, ver el por qué arrastraba esa baja estima y esas ganas de que la gente me aprobara. Nos habíamos encontrado varias veces con Alexis en el comedor de tropa, pero había como cincuenta personas. En ese momento me tocan el hombro, me doy vuelta y me sorprendo, el capitán Alexis. -Ven, Kamal -me dice. Y lo seguí. Había un elevador, miré, una torre de cien pisos. -¿Y esta torre? -Es comercial, es comercial. -Subimos al último piso y salimos a una terraza, una terraza con muros de un cristal especial que podía soportar el impacto de hasta una bomba explosiva común-. Kamal, ¿tienes mareo? Porque a veces mirar hacia abajo y como este cristal que protege apenas se ve, uno tiene la sensación de que no hay nada que te impida lanzarte al vacío. Fíjate estamos tranquilos, tenemos como diez mesas y no hay nadie. Aquí hay una máquina expendedora, ¿qué tomas? -Yo comería un sándwich liviano y una bebida caliente. -Igual yo -dijo Alexis. Puso un código y la máquina expendedora le sirvió. -Fuimos a una mesa-. Bueno, aquí podemos hablar tranquilos. -Bueno, el tema que quedaba pendiente era la baja estima y la aprobación. -Kamal -exclamó Alexis-, vamos a empezar por esto último. En mis conversaciones siempre hago pensar a mi interlocutor: ¿A qué llamas aprobación? -Bueno, a que la gente me apruebe. -¿En qué sentido, quieres ir a un lugar público y hacerte notar? -No no no, eso me suena a ego, no, ya lo tomaría como vanidad. No. Quiero pasar desapercibido. -¿Por baja estima? -No no no, Alexis..., perdón capitán. -No, estamos solos, dime Alexis. En público no. Explícame bien lo de la aprobación. -Bueno, me ha pasado que he estado con diez compañeros, todos tenientes, había seis humanos, dos reptiloides, un félido, un cánido, pero no, no conversaban de los fungos, de la guerra ni nada, temas cotidianos, si se vive mejor en Sargón, si se vive mejor en otros sistemas con mundos con menos habitantes, más tranquilos. -¿Y tú cada tanto metías algún bocadillo? -No..., no interpreto. -Claro. ¿Tú, cada tanto, hablabas sobre el tema? -Sí, emitía mi opinión, daba mi opinión, pero es como que hablaba al aire. -Explícate. -Seguían hablando, éramos diez y todos se prestaban atención, y yo también hablaba, pero seguían hablando entre ellos. -Explícate mejor. -Bueno, a ver, una de las situaciones. Estaban hablando de que en casi todos los mundos de la Federación Sargón hablan el mismo idioma, pero los mundos en sí tienen su idioma original, adoptaron el idioma internacional, el idioma interestelar por comodidad. ¿Hasta ahí me sigues? -Sí. -Y yo de repente digo: "Bueno, no sólo eso, también tiene que ver las costumbres, los modos de ser de cada mundo...", ni me miraban, seguían diciendo: "Claro, lo que pasa que el acento de tal mundo, tal cosa, el acento del otro mundo tiene otra pronunciación"..., y de repente yo decía: "También tiene que ver con la antigüedad de la civilización original de ese mundo que se adhirió a la Federación", pero no me escuchaban. Entonces es como que de repente digo: "Permiso", me levanté, di tres pasos y me di vuelta. Seguían hablando y ni se fijaron que yo me había levantado de la silla. Es una forma también de buscar la aprobación de que te escuchen. No me interesa. Te he visto a ti, Alexis, dando una conferencia sobre encuentros entre cruceros enemigos, cómo desenvolverse, cómo actuar con la propia tripulación ante seis mil personas sin contar los millones que te vieron por holotelevisión, pero no se escuchaba el menor ruido, todos atentos a tu conferencia. -¿Y a eso, Kamal, le llamas aprobación? -Sí, obviamente que sí. -Seguramente es porque soy conocido por las misiones que tuve, creo no haber conocido la derrota y bueno, el tema de haber eliminado un enorme porcentaje de langars, de haberme enfrentado con éxito con los lacerta, bueno, te crean cierta fama y la gente te presta atención. -No, Alexis, yo estoy convencido que antes de que fueras conocido en toda la Federación y más allá, cuando eras sencillamente un cadete, luego un alférez yo creo que te hacías notar, es una cuestión de carácter. -¿Tú piensas, Kamal, que cuando yo era alférez y un teniente nos instruía en combate yo buscaba sobresalir? -¿No es así? -pregunté. -Para nada. Porque si buscas sobresalir yo conozco cómo es la gente, el teniente puede pensar que tú lo quieres opacar. -¿Entonces qué, Alexis, te comportabas como uno más? -No, cuando hacemos prácticas de combate no me ganaba nadie. Y cuando el teniente me decía: -Lo felicito, alférez Alexis. -¡Gracias, mi teniente! Mirándolo a los ojos, bien cuadrado. Y luego lo saludaba militarmente. -Puedes sentarte -me decía. -Y me sentaba. -O sea, no te imagines que yo era un rebelde que hacía lo que quería, para nada. Ahora, entre mis compañeros, cuando era alférez sí me hacía respetar. Si alguno utilizaba el sarcasmo se lo decía mirándolo a los ojos: -¿Te burlas? ¿Utilizas el sarcasmo porque te crees mejor? Y me respondía: -Me creo mejor. En ese sentido yo me comportaba cruel. Le decía: -Porque yo, honestamente, te miro y te veo como una piltrafa humana. -Pero ahí lo estaba desafiando prácticamente. Nunca soporté a la persona pedante. -¿Pero qué pasaba con el joven que creía más de lo que era? Y me decía: -¿Por qué no llevamos tus palabras al gimnasio? Le digo: -Perfecto. Elige tú el arma; espada, el palo cilíndrico bó. -Y elegían el palo. -Y obviamente los vencías en un minuto. -No, porque los demás alféreces estaban mirando, todos sentados a un costado. -¿Te dejabas vencer? -No. ¿Por qué, para agrandar su vanidad? No, no, no. -¿Entonces qué hacías? -Lo iba demoliendo de a poco. Lo golpeaba despacio en zonas vulnerables, piernas, la rodilla, en los codos, en la mano, en las costillas pero muy suave, trataba de no triturarlo ni fracturarlo, pero iba sintiendo dolor e iba sintiendo cansancio. -¿Hasta que finalmente, Alexis, le diste ese golpe final? -Para nada. En un momento dado soltó el bó y dijo: -Basta, está bien. -Le tendí la mano, me dio la mano-. ¿Todo bien?, ¿podemos tomar algo juntos? -Sí, ¡cómo no!, me encantaría. -A partir de esta tarde, por lo menos en mi presencia, nunca fue vanidoso con nadie. -Digamos que no lo derrotaste ni lo lastimaste ni nada, le fuiste causando pequeños dolores en el cuerpo hasta que abandonó. -Sí. Pero no lo humillé ni me burlé. Pero puse mi firma. -No entiendo "Poner la firma" qué significa. Alexis me miró y me dijo: -Kamal, significa que como todos los demás alféreces estaban ahí habrán pensado: "Con Alexis no nos metemos". Lo mismo cuando fui teniente. Con otros tenientes que se creían esas aves de pelea. Ahí me pasó con más, con cuatro o cinco, y ya fui menos compasivo. También con el bó. Nunca lastimé a nadie a nivel de que no pudiera al día siguiente ejercitarse, pero sí les he provocado dolor. -Pero Alexis, me he enterado de que sí has prácticamente destrozado y enviado al hospital a un capitán. -Eso es distinto, porque ese capitán maltrató y casi mata a un teniente que estaba bajo mi mando. Como yo había ido a una misión quedaron bajo el mando de ese capitán, un capitán que decía que era invencible con el bó. Yo le salvé la vida al teniente y también al otro, porque este capitán era un abusador. -Y obviamente en un minuto lo destrozó. -No. Hice lo mismo que con aquel alférez pero multiplícalo por diez, mucho más duro. Y como él era orgulloso no quería rendirse: Terminó con una rodilla quebrada, con fracturas de costillas, con un brazo roto, con el rostro todo inflamado, casi pierde un ojo. Y fractura de occipital. Pero cuando yo veía que estaba a punto de desmayarse paraba, lo dejaba recuperarse. Y él, por orgullo se levantaba, apenas podía mover la rodilla. ¿Y qué hacía yo? Le pegaba en la otra. Prácticamente lo inutilicé. -¿Pero por qué? -Por qué nadie superior a otro en grado puede poner a sus subordinados en riesgo de vida. Ahora volvamos a tu tema. Quiero que me expliques puntualmente qué es la aprobación que buscas. -Ser escuchado. -Bien. ¿No te basta que te escuche yo? -Es distinto. Es distinto. -Me gustaría tener a esos tenientes... -¿Los ves seguido? -Sí, están en una sala en el edificio Ades. Se juntan generalmente en ese horario. -Ven. ¿Terminaste de comer? -Sí. Alexis se tomó de un trago la bebida: Vamos. -¿A dónde vamos? -Al edificio Ades. -No me hagas pasar vergüenza. ¿Vas a retar a los tenientes? -No, ¿por qué haría esto? No han hecho nada malo.
Fui con él, con unos nervios tremendos. Llegamos. Había varias mesas ocupadas y allí en medio estaban los tenientes que yo conocía. -Mi capitán, hay más, hay como doce. -Hablemos en voz alta, no gritando, en voz alta. Y pasemos por la mesa donde están sentados. -De qué conversamos... -De cualquier cosa, de la guerra con los fungos. -Y pasamos conversando. Y en ese momento me di cuenta que todos los tenientes que me habían ignorado abrieron los ojos y vieron que quien pasaba por allí era el capitán Alexis y que yo era su acompañante. Es más, un reptiloide se levantó cuando nos sentamos a una mesa: -Permiso, mi capitán, para hablarle. Alexis levantó la mirada: -Permiso concedido, teniente. -Primero que nada, mi admiración por su persona. Me gustaría en alguna oportunidad acompañarle en alguna misión. -¿Y por qué no? -respondió el capitán Alexis. -Tampoco sabía que conocía a nuestro amigo Kamal. -¡Ah, sí! Kamal está bajo mis órdenes. Y mañana, a las cero seiscientos va a estar en mi crucero. -¡Vaya! -Me miró mi compañero-: Te felicito, Kamal, vas a estar en misión con el capitán Alexis. -Sí sí sí. -Les voy a comentar a los compañeros de la mesa. Permiso, mi capitán, para retirarme. -Puedes irte. -Se cuadró, hizo un saludo y se marchó.
Alexis me dijo: -Hablemos disimuladamente de cualquier tema y fíjate de reojo cómo toda la mesa nos mira. -Y era cierto, los doce tenientes no sacaban la vista de mi persona. -¿Qué pasó? -La gente es muy impresionable. Yo estoy convencido que cuando volvamos de esta guerra, que espero que dure lo menos posible, te van a invitar a todas las mesas. -Claro, pero eso no me hace sentir bien. -¿Por qué? -Por qué no van a invitar al teniente Kamal, van a invitar al amigo del capitán Alexis. -¿Buscabas aprobación? Ahí tienes esa aprobación. Lo que sí te digo es que nunca inventes misiones. -No entiendo. -Claro. El día de mañana te invitan: ¡Ah, sí!, con el capitán Alexis vencimos a veinte cruceros. En un momento dado me dejó al mando del crucero y vencí a diez naves fungo. No no no, nunca inventes, porque la mentira tiene patas cortas. -No entiendo esa frase. -Claro. Porque de repente en nuestra nave va a haber otro teniente y quizá sea amigo de ellos y le van a preguntar, "¿Es cierto tal cosa?" ¡No, eso nunca pasó! Y vas a quedar como un mentiroso. Nunca exageres, nunca inventes. Di puntualmente lo que pasa. -A propósito, ¿de verdad voy a ir en su crucero? -Sí, con otros tres tenientes. Dos de ellos capaz los conoces, los que les salvé la vida, Balsartán y Alserván. -Bueno, me voy a sentir cómodo. -En esta conversación tenemos cierta confianza... -Sí, y lo agradezco, Alexis. -Cuando estemos en la nave, cero confianza. Con Balsartán, con Alserván también tengo confianza, en la nave, no. -¿Porque sería un mal ejemplo para otros tenientes? -Y para los alféreces. Allí van a estar absolutamente militar. Y si tengo que llamar al orden a alguno de ustedes lo voy a hacer. En la nave soy muy buen capitán, pero no para vosotros, a vosotros os tendré corriendo de aquí para allá. -No me importa, mi capitán, lo que me importa es estar en la nave principal. -No, no va a ser el crucero principal. -¡Cómo no!, ¿el capitán Alexis no va a tener el crucero principal? -No, la primer ministro Nubia decidió que el crucero principal va a estar al mando de la capitana Kirana. -¿Y no se quejó? -¿Quejarme? -dijo Alexis-. La capitana Kirana es una excelente capitana, una excelente estratega, ¿cómo me voy a quejar? Estoy contento y orgulloso que tenga la nave principal. -¿No es falsa humildad? -No, porque eso sería ser mentiroso. -Me miró con sus ojos perforadores-. ¿Piensas que soy mentiroso? -No, Alexis, no no no, mi capitán. -Bien, porque honestamente no soy hipócrita. No me gustan los hipócritas, no me gustan los que impostan, no me gustan los que te palmean y hablan de detrás. Así que créeme, me siento sanamente contento de que Kirana tenga la mejor nave. De todas maneras, la nuestra es prácticamente gemela, simplemente que la otra fue elegida como la nave insignia. Y está perfecto que así sea. ¡Ay ay ay!, nos quedó pendiente lo de la baja estima. Kamal, mañana entramos en batalla y en la nave va a ser imposible que hablemos. No, imposible no, porque seguramente almorzaremos en distintos turnos, como debe ser, y quizá podamos conversar. Lo que no quiero es que tu mente se distraiga de la misión. -No, mi capitán, mi mente estará en la misión. -Bien. Eso no quita que podamos tocar temas personales, al fin y al cabo no somos robots. Bueno, esta vez no te voy a dejar solo en la mesa, nos vamos juntos y voy a tratar de frenar mi sonrisa, porque estos doce tenientes nos van a seguir con la mirada.
Sesión 20/03/2024 La entidad relata que presenció una pelea entre los dos principales capitanes de la Flota de Sargón. De todas maneras no estaba tampoco claro que fuera una pelea sino un juego entre ellos, dada la confianza que se tenían. Y justo antes de salir a una misión.
Entidad: Nos encontrábamos en la antesala del espaciopuerto de la ciudad principal de Sargón, un inmenso espaciopuerto de aproximadamente cien hectáreas. Nos tocaba entrar en la puerta doce.
Me sentía un poquito incómodo porque justo venía en sentido opuesto nada más ni nada menos que la capitana Kirana en compañía de una teniente que me pareció la joven más bella de toda la galaxia, pero cuál fue mi sorpresa, el capitán Alexis siempre tan serio, siempre tan reservado sonrió abiertamente, la joven lo miró y también sonrió, se acercaron y se abrazaron. Mucha gente de la antesala se dio vuelta a verlos, a muy poca distancia estaban los dos capitanes más famosos de la flota, la capitana Kirana y el capitán Alexis, él abrazado con la teniente. Luego me enteré que era la teniente Sophía.
El capitán le dijo: -¿Cómo estás, amor? Te extrañaba. -No finjas, hace tres días nada más que nos vimos. -Igual tres días es mucho para mí. -Mientes, como la mayoría de los hombres.
Me asombraba la confianza que le tenía la teniente Sophía al capitán Alexis, y por la forma que hablaba parecía como que fuesen pareja, él no bajaba la voz, él seguía con la voz alta, normal, no le importaba nada si lo escuchaban componentes de la tropa que iban hacia la puerta doce o hacia otras puertas.
Le dijo: -Querida Sophía, estoy enterado que vas a ir con la capitana Kirana en el crucero insignia. -Así es, pensé que te lo iban a dar a ti, querido Alexis. -¡Ay ay ay! Mi querida Sophía, tú tienes que entender que la capitana Kirana es amiga íntima de la primer ministro y obviamente debe haber pedido un favor. -La miré a la capitana Kirana y tenía cara de muy pocos amigos. El capitán Alexis ni se mosqueaba y siguió hablando con la teniente Sophía y adelante de la capitana, porque estaba a menos de un metro de distancia. Le dice: Pórtate bien en el crucero, ten cuidado, no sabes lo severa y lo incomprensiva que es esta capitana, supongo que serás la teniente número uno. -Así es. -Bueno, es muy exigente y de muy mal genio esta capitana. -Yo estaba duro como una estatua. La capitana se acercó, la miró a la teniente que retrocedió un par de pasos y se puso frente a Alexis: -Por qué en lugar de decirle a la teniente no me hablas a mí directamente. ¿Tú piensas que yo pido favores? -¡No sé! Por algo te dieron la nave insignia. -Me la habrán dado porque soy mejor que tú. -¡Ja, ja, ja! ¡Ay, mi querida Kirana, mi querida Kirana, cuándo vas a darte cuenta de quién soy? -Me he dado cuenta desde que te conocí la primera vez, eres un niño que no ha madurado. -¿Ves? -Se dio vuelta y habló con la teniente Sophía-: ¿Ves?, es como yo digo, es como yo digo, tiene mal genio, es impulsiva. La teniente Sophía no quiso entrar en el juego: -A mí no me metáis en esto, hablen ustedes. -Y se corrió al lado mío. Los capitanes siguieron hablando: -¿Así que te parezco un niño? -No, eres un niño, pierdes la compostura, te dieron el crucero número dos. ¿Quién te piensas que eres? -Tú lo sabes, me conoces bien. -Honestamente no, no te conozco. Sólo sé que eres un niño, un eterno niño, y no has crecido, no has madurado, los demás te respetan porque no te conocen. -Pero cómo, ¿no era que tú tampoco me conocías? -Un poco te conozco. -Dime, ¿cuánto me conoces? -No voy a entrar en tu juego -dijo Kirana-, no voy a entrar en tu juego. -De verdad, dime cuánto me conoces, sé que has averiguado de mí, has entrado en la holoweb preguntando todo de mí, ¿tanto te intereso? -¿Hablas en serio? Jamás he entrado ni siquiera a ver una holoimagen de tu persona. -Yo en cambio sí, he visto varias tuyas, y verdaderamente eres una mujer aceptable. -O sea, ¿ahora me estás dando puntos? -Digamos que sí. -¿Y qué puntaje me darías como mujer? A ver, tú que supuestamente conoces a las mujeres de toda la Federación. -¡Ah! Entonces sí te has fijado, ¿y de verdad crees en esos rumores? -No cambies de tema, ¿qué puntaje me darías? -Hoy estoy..., bueno, hoy te daría un seis. ¿Y tú a mí? -Yo te daría un cero, porque puntaje yo le doy a los hombres, no a los niños. Y verdaderamente tienes la..., iba a decir virtud, el defecto de sacarme de las casillas. Vete con tu tripulación, me hace mal verte. -Ya lo sé. -¿Perdón? -Dije que ya lo sé que te hace mal, te muevo por dentro, te movilizo, yo sé que te late el corazón más fuerte cuando me ves. -Kirana se acercó casi hasta poner su rostro pegado al de él. Y le puso las manos en el cuello. -¿Qué me impide en este momento estrangularte? -Bueno, dos razones; primero, te detendrían por agresión a otro capitán, y segundo, soy mejor que tú en defensa personal. -¿Por qué eres tan creído? -Kirana, me estás apretando mucho y voy a defenderme. -A ver, ¿cómo te defenderías? -Así. -La tomó de la cintura y adelante de todos en la sala le dio un beso que duró como diez segundos. Ella lo empujó y se soltó, y amagó darle una cachetada. Él por las dudas levantó las manos para cubrirse el rostro. -Me voy a desquitar -le dijo ella. -Es lo que espero. -¿Por qué siempre hablas con doble sentido? -Kirana, te acabo de dar un beso y me dices que te vas a desquitar. Entiendo a donde quieres ir, te vas a desquitar devolviéndome ese beso multiplicado por cien. -Eres demasiado creído. La verdad, no entiendo como supuestamente has hecho tantas hazañas. ¿Por qué siempre caigo en tus ironías? -¿Te das cuenta, Kirana, que el problema no es mío?, ¿te das cuenta que yo pongo el cebo y tú caes? -Eres imposible. Algún día, y no creo que pase mucho, me voy a desquitar. Me vas a..., me vas a... -A qué, dime. -Me voy a desquitar de todo, con sumo placer. -¡Pero eso es lo que espero hace tiempo! -No, no es lo que tú piensas, tu mente es una mente torcida. -Kirana, no lo creo así, yo creo que la tuya es la que me interpreta mal, ¿acaso yo no soy un niño para ti, inocente? -¿Inocente? ¡Je! Yo creo que eres manipulador y perverso. -Bueno, si soy manipulador yo sé que tú eres una persona que podrías, de alguna manera, conversar profundamente conmigo, los dos a solas, y ver por qué sufro esa manía manipuladora. -¿Contigo a solas? ¡Ni en tus sueños! -En mis sueños no, en los tuyos, Kirana.
Estaba paralizado viendo el rostro de Kirana y de repente habló sola: -¿Pero por que le sigo el juego?, ¿por qué le sigo el juego? Alexis se dio vuelta y la ignoró, se volvió a abrazar con la teniente Sophía: -Mi amor, tú sí que me entiendes, ¿no? -Sí, Alexis, yo te entiendo, lo que te pido por favor que no me metas en tus problemas. Mi capitana, yo no tengo nada que ver con lo que dice o hace mi querido capitán Alexis. -Lo sé teniente -dijo Kirana-, lo sé. Ven, vamos.
La teniente Sophía le tocó el mentón, prácticamente acariciándole el rostro, a Alexis: -Nos vemos pronto. -Te voy a extrañar, mi amor, cuídate de ese ogro. -Kirana se dio vuelta, iba a volver. La teniente Sophía la contuvo: -Mi capitana, por favor, vamos al lugar de teletransportación. -Por fin la vi reír a Kirana, mirándola a la teniente Sophía: -Tienes razón, no voy a perder tiempo con tu amor. ¿De verdad lo quieres a ese niño? -No lo quiero -dijo la teniente Sophía-, lo amo. -Y se fueron caminando.
Por fin pude hablar: -Mi capitán, disculpe la pregunta, ¿pero esa... esa teniente, Sophía, es su novia? -¡Je! No, Kamal, no no no, para mí es como una sobrina. -Porque lo trata con una confianza... -No... -¿Pero de verdad se aman? -Sí, pero no pienses que todos los amores son iguales, la amo de verdad como a una sobrina. Y ella, no sé, si como un tío, pero como un primo o un hermano mayor. Jamás, jamás, y esto que te cuento a ti queda entre nosotros, jamás tuve nada que ver con ella ni jamás lo tendría. -Bueno, ya que estoy lanzado voy a preguntar, ¿y ese fuego con la capitana Kirana por qué fue?, ¿de verdad se llevan mal? -No sabría responderte. -¿Pero de verdad, del uno al diez, le daría un seis como mujer? -Es una pequeña broma, y yo pienso que ella lo entiende. Si hubiera un número del uno al diez le daría un once. -¿Y por qué no se lo dice? -Porque me iría del juego, y con la capitana siempre juego. -Pero ella no se lo toma de esa manera, ella se molesta, ella se enoja, es lo que vi. Con todo respeto, mi capitán, creo que a veces es como que se excede. ¿Siempre se tratan así? -No, no, Kamal, a veces nos tratamos peor. Kamal, ¿te parece que vayamos ya al lugar de teletransportación? -Mi capitán, usted manda. -Me tomó del hombro-. Los otros tenientes ya están en el crucero, ¿por qué nos demoramos? -Porque me quería cruzar a propósito con la capitana. -Capitán Alexis, nunca lo había visto, no lo conozco tanto, pero nunca lo había visto tan burlón, tan irónico, tan sarcástico, ¿lo hace con alguien más este tipo de juego? -No, solamente con Kirana. -Se va a enojar de verdad. -Muchas veces se enojó de verdad. -No entiendo qué gana con todo esto. -Lo que pasa que cuando estoy frente a la capitana Kirana, apreciado Kamal, no me entiendo ni a mí mismo. -¿En qué sentido? -Dejémoslo ahí. Vamos a la sala de teletransportación.
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