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Psicoauditación - Vane

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión 06/03/2015

Sesión 05/06/2015


Sesión 06/03/2015
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Vane

Estuvo en Gaela en tiempos altamente tecnológicos. De una vida anodina pasó a formar parte de un equipo con dominio total del cuerpo. Disfrutó de esa vida. Recuerda una frase de su Maestro: "Vivan cada día pero no como si fuera el último, precipitadamente, disfruten cada día, gocen cada día. Estudien, tómense momentos para recreación, eviten el estresarse, cuando hay un problema piensen que ese problema se va a resolver. Si ese problema se resuelve, todo lo demás es vida".

Sesión en MP3 (2.122 KB)

 

Entidad: Me siento bastante mortificada, vine a Plena. Plena es un país bastante, bastante grande pero es como que no termino de adaptarme. Una sola vez viajé al viejo continente y todavía la Orden del Rombo sigue cual Inquisición matando gente que no sea fiel a su creencia.

 

Plena es independiente -como otros países del viejo continente, como Saeta y otros-, pero si bien todavía hay muchos fanáticos de la Orden del Rombo no es tan religiosa como en el viejo continente. Si Axxón reviviera -cuando fue muerto hace 2000 años atrás- no entendería lo que sucede hoy en Gaela, no entendería para nada. El mundo ha avanzado, ha avanzado mucho. Hay tantas cosas nuevas...

 

Nací en 2010. Ahora, a mis 25 años, en 2035, siento que tanto la genética como la informática han avanzado muchísimo. Hace 3 años atrás conocí un gran maestro que había viajado mucho a Porísido, tenía larga barba blanca y era como un explorador y a su vez un sacerdote, y enseñaba temas espirituales y era lo más parecido a Axxón que conocía. Hasta que un día despareció. Me sentí como huérfana porque era como un segundo padre, había aprendido mucho de él.

 

En esa encarnación me llamaba Dana, y mi jefa, en el laboratorio donde yo estudiaba me celaba mucho, tenía temor de que le quitara su puesto y hacía lo posible por dejarme de lado. Lo que sucede es que si renunciaba me quedaba sin dinero, sin créditos.

 

Un día se contactó conmigo un señor alto, delgado, de una edad indefinida pero más allá de 70 años seguro. Vandenberger. El nombre me sonaba a viejo continente, a país del norte.

Me dijo mi nombre. Dice:

-Tú has conocido al profesor Becker. -Me brillaron los ojos.

Digo:

-Sí, pero desapareció.

-No desapareció, está en mi país. Tenemos un laboratorio donde estudiamos genética avanzada y trasplantes.

-¿Qué tipo de trasplantes?

-De todo lo que te puedas imaginar y más.

 

Si bien en 2035 había muchos avances de trasplantes ignoraba a qué se podía referir. Me ofreció trabajo en su laboratorio, el sueldo cinco veces mayor al que podía cobrar en Plena y acepté. Al poco tiempo me llegó un pasaje electrónico, mis pertenencias eran pocas así que viajé para allí. El mismo señor indescifrable me esperaba en el aeropuerto y fui a su laboratorio. Me sentía quizá un poco intimidada porque un señor extraño, un país que no había conocido...

Busqué en la web y sí, el laboratorio era muy conocido en ese país pero no tenía tratados con otros laboratorios ni tampoco se especializaba en venta de medicamentos, algo extraño.

Empecé a trabajar allí. Una señora confiable, agradable me llevó al departamento de genética y el tercer día mi corazón latió con fuerza porque veo al que había sido mi maestro, Becker, pero más rejuvenecido, un físico más joven. Hablamos, la voz era la misma. Su cara era más joven, distinta.

 

Recuerdo que me dijo:

-Hay algo que debo contarte, que me ofrecí como voluntario. Un joven acético ayudante desencarnó por muerte súbita. A su vez yo me había alejado de mis tareas de maestría porque había sufrido un leve ACV (un Accidente Cerebro Vascular de isquemia). Cuando este profesor que te contactó supo de mí, me hizo una propuesta que yo acepté de inmediatamente: un trasplante de cerebro. Lo miré como no entendiendo. Entendía pero a la vez no lo incorporaba en mi razonamiento. Iban a sanar mi isquemia y a su vez trasplantar mi cerebro con mi rostro en el cuerpo acético de ese joven. ¿Por qué con mi rostro? Para que quienes me conocieron me reconocieran. La operación duró 36 horas, eran 5 de los más conocidos profesionales, seguramente, de toda Gaela. Cuando desperté tenía pleno razonamiento, cognitivamente estaba 10 puntos. Al comienzo me costaba coordinar los movimientos porque mi mente estaba manejando, si se entiende, un cuerpo extraño. Cuando me vi en el espejo, si bien yo soy un gran estudioso de lo que es el ego, sentí que parte de mí no estaba como que extrañaba ese viejo cuerpo, un cuerpo que a pesar de vivir en 2035, actualmente, lo quería a pesar de depender de los medicamentos. Y con el tiempo la misma genética del cuerpo joven fue alterando beneficiosamente mi rostro haciendo que rejuveneciera y en ese momento ya no tenía 62 años, ya tenía 28 con toda la memoria de 62 años.

 

Cuando el profesor Becker me contó eso, me sentía yo rara, extraña y le pregunté:

-¿En qué puedo ser útil?

-En seguir investigando para beneficio de la humanidad.

 

En el laboratorio había un joven que había venido de Plena hace un año atrás, se llamaba Heber, y había perdido en Plena a su pareja en un accidente y también había sido invitado a trabajar en este laboratorio. Con el tiempo nos pusimos de novios y sentí que mi vida era distinta. Becker siguió enseñándonos a ambos no solamente la parte de la genética sino también la parte espiritual de la que él era también muy experto y sentí como que había encontrado un lugar de pertenencia. Que no lo había encontrado antes en toda mi vida porque en mi país de origen tenía dificultades con familiares, con parientes, con amigos. En Plena si bien estaba bien, mi jefa me odiaba porque pensaba que yo la iba a superar, en cambio aquí en el viejo continente me sentí como útil, y creo que es lo más hermoso que le puede pasar a un ser humano. Me sentía feliz, me sentía renacida.

Sí sentía todavía cierto resquemor a que se hicieran trasplantes de cerebro, era un tema tan nuevo que todavía me costaba asimilarlo pero si era en beneficio de la persona y si se pudiera avanzar como para erradicar todas las enfermedades de Gaela, bienvenido sea entonces.

 

El futuro es incierto porque no sabría vivir algo que uno tiene en la imaginación pero el presente era próspero. El mismo Becker nos decía, a mí y a mi novio: -Vivan cada día pero no como si fuera el último, precipitadamente, disfruten cada día, gocen cada día, estudien, tómense momentos para recreación, eviten el estresarse, cuando hay un problema piensen que ese problema se va a resolver. Si ese problema se resuelve, todo lo demás es vida.

 

Gracias por escucharme.

 

 


Sesión 05/06/2015
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Vane

En una vida en Gaela le falló un puntal emocional y le afectó en su salud. Un Maestro, Becker, la orientó sugiriéndole amplitud mental y que disfrutar de la vida no significa desentenderse de todo.

Sesión en MP3 (2.044 KB)

 

Entidad: Todas las vidas son complicadas. Recuerdo que había venido a Plena, un país próspero donde la Orden del Rombo no tenía tanta manipulación, por así decirlo, sin embargo había fanáticos.

 

Me encantaba la genética pero me sentía como si estuviera en un lugar de pertenencia que no era el mío.

Recuerdo que mi jefa me maltrataba: -Dana, debes hacer esto. Dana, eres una inútil.

Y una vez hice un proyecto muy importante cuyos papers desaparecieron y al poco tiempo los veo publicados a nombre de mi jefa. Pero claro, no tenía pruebas.

 

Cuando conocí al señor Vandenberger, él me había preguntado si yo conocía al doctor Becker, el famoso Becker que había desaparecido. Recuerdo que me dijo que no, recuerdo que estaba en su país donde estudió genérica avanzada. Lo de la genética me encantó, era mi fuerte, mi anhelo, mis deseos. Lo que no, el dinero de los trasplantes porque como dije en la sesión anterior, si bien en 2035 había distintos tipos de trasplantes, había algunos que eran imposibles de digerir en una mente como la mía. No quizá mente limitada sino una mente lógica, pragmática. Y con el tiempo uno se da cuenta que lo lógico, lo pragmático es como un dogma: Te frena, te aísla, te deja sin horizontes al camino de la intuición.

 

Recuerdo que viajé, que fui a su laboratorio. Son muchos recuerdos que tuve. La sorpresa es cuando lo vi al profesor Becker más rejuvenecido, a ver, distinto, distinto. De momento no entendí lo que me comentó, que le habían hecho un trasplante de cerebro. En realidad mi humilde punto de vista es al revés, lo valioso es el cerebro porque es el decodificador; lo que le estaban trasplantando era un cuerpo nuevo a su cerebro, pero en vuestras matemáticas dicen "El orden de los factores no altera el producto". El doctor Becker, una memoria de sesenta y dos años con un cuerpo de veintiocho. Y entendí que mi trabajo era seguir investigando.

 

En ese laboratorio conocí a Hever, que había perdido en Plena a su pareja en un accidente. Hever era como tímido, cuando lo conocí estaba como resignado. Digamos que recíprocamente nos fortalecimos y empezamos a salir. De verdad, me sentía nueva pero es como que esos engramas -omito decir benditos o malditos-, esos engramas es como que no me permitían ser, ser libre, abrirme, mostrarme, ser natural. Me sentía como retenida dentro de mí misma.

 

Había tardes que nos sentábamos con el profesor Becker a estudiar y él, dejando de lado su materia, nos hablaba de la vida cotidiana.

-Vivan, gocen. El disfrutar no significa que uno se desentienda de todo, es como aquel trabajador de oficina que se toma un descanso para ingerir algún alimento o tomar una bebida. A veces, en la vida, es como que tenemos que hacer ese break.

 

El tiempo fue pasando y uno fue conociendo a la gente. De la misma manera que a Becker lo veía brillante, con su conocimiento, con su altruismo, me preocupaba Hever. Recuerdo que un día en su casa le pregunté:

-Somos muy parecidos, no nos terminamos de soltar.

Y me dijo:

-He tenido pérdidas. He perdido a mi pareja anterior en un accidente, he perdido a mi hermano menor en otro accidente en Saeta.

-Eso no lo sabía, lo lamento mucho.

-Con mis padres no tengo una fluidez, ellos están en la literatura, dicen que la genética es algo frío. Les explico que es el futuro.

-Le comenté:

-Mira, yo hasta hoy no había encontrado un lugar de pertenencia y sin embargo ahora sí, me siento feliz.

-¡No, no me entiendes Dana, estoy hablando de mí, de lo que me pasa a mí, no de lo que te pasa a ti! ¡Deja de pensar en ti!

 

Me sentí como apabullada porque la reacción de Hever me pareció exorbitante, desmesurada. Fue un episodio aislado y es como que no vi la señal.

Seguimos saliendo. Veía que a veces hacía experimentos, apuntes y cuando yo llegaba al laboratorio los guardaba.

-¿Qué estás haciendo?

-Nada, algo para mí. ¿Por qué quieres saberlo? Son investigaciones mías.

-Está bien, yo las mías las comparto.

-¿Y qué puedes compartir? ¿Qué has hecho?

-Bueno, algunos avances en lo que el profesor Becker me dijo.

-Avances de Becker. Yo estoy haciendo avances míos, personales y nadie me los va a robar.

 

Me sentí como herida, como mortificada porque directamente o indirectamente me estaba diciendo que los ocultaba de mí, por temor que yo se los robe. O no soy lista o entendí eso. Y sentí como un dolor en el estómago, como una debilidad, como un malestar. Estaba vulnerable, débil.

Lo conversé con el doctor Becker y me dijo algo muy importante:

-Las emociones afectan a la parte física mucho más de lo que la gente cree.

-Qué raro, profesor, que diga eso siendo que es tan...

Y él me dijo:

-¿Científico?

-Sí, digamos que sí.

-¿Eso que tiene que ver? Se trata de tener la mente amplia. A veces el cuerpo no se enferma por problemas genéticos sino por problemas emocionales que afectan en lo genético. Es más, yo creo en vidas anteriores.

-¡Profesor!

-Dana, creo en vidas anteriores.

-Me sorprende lo que me dice.

-¿Por qué? ¿Nunca has tenido alguna visión de haber estado en un lugar que te resultó conocido u otra época que te ha atrapado?

-Sí, pero porque me encantan los cuentos, las historias. Pero de ahí a decir...

-Ese es tu tema Dana, no te encierres en un dogma.

-Profesor, no me gustan los dogmas.

-El creer en algo a rajatabla, es un dogma. Esto no significa que seamos ilusos, ingenuos y aceptemos todo lo que nos digan pero evaluemos, evaluemos. No seamos ni tan ingenuos ni tan cerrados, busquemos el equilibrio, el punto medio.

-¿Y con respecto a Hever?

-Tiene demasiados problemas.

-¿En qué lo puedo ayudar?

-No. Si bien todos podemos orientar a otros, los problemas personales mientras uno no los resuelva es como aquellas personas que tienen necesidad de masticar peloya.

 

Peloya era una especie de polvo adictivo quizá no tan fuerte como las drogas actuales de Sol III pero adictivo y por más tratamiento que alguien haga, aquel que masticaba o saboreaba peloya quería más y más. Y el único que podía cortar esa dependencia era la propia persona. Y de la misma manera que en Gaela había dependencia a la peloya, había dependencias al poder, a la necesidad de querer sobresalir, al querer figurar por encima del amor. Vosotros tenéis ese famoso ego que llamáis egocentrismo. Bueno, en Gaela existía lo mismo y ese egocentrismo estaba por encima del amor hacia los demás. Y yo estaba viendo que mi novio se estaba alejando por celos infundados pensando que yo quería aprovecharme de sus hipotéticos descubrimientos. Y me sentía abandonada, muy abandonada, como que ese lugar de pertenencia que había encontrado estaba tambaleando como si estuvieras en una falla y debajo tuyo hubiera un terremoto y se abre un abismo y caes a miles de metros de profundidad, hipotéticamente parecía eso. Hipotéticamente parecía eso y no podía soportarlo.

 

Por ahora no voy a decir más nada, por ahora no, por ahora no.

 


Comentarios a la sesión.

 

J.F.
Hola Jorge, quiero mostrarte el esquema del que te hable hace unos días.
Lo cierto es que ya hay empresas e investigaciones de transferencia de conciencia. H....i es una de las más destacadas, pero la mayoría proponen el traslado de la información de la mente a cuerpos biónicos, robots. La cuestión es ¿qué crees que va a ocurrir cuando eso se consiga? ¿Se transporta el alma según lo que tu dijiste ?, la conciencia y el alma reside en todo el cuerpo, no en zonas especificas... ¿Crees que esto generara problemas? ¿Conciencias mutiladas?
Algunos enfermos con trasplantes han reconocido que tienen sentimientos diferentes...
¿Pero crees que hay alguna manera efectiva de transferir la conciencia?

Jorge Olguin
Es algo mucho más sencillo... un engrama (y una personalidad) se instala en todo el ADN. Y cuando hay un trasplante, parte de ese ADN pasa al ADN del receptor... y de allí algunas similitudes con el dador... y por eso los sentimientos diferentes. No existen consciencias mutiladas sino compartidas mediante el ADN. ¡Es tan sencillo! Y los científicos son como el dedo apuntando a la luna... ¡sólo ven el dedo!

J.F.
Ya, es cierto, pero si el objetivo es transferir los recuerdos y lo que llamamos conciencia, ¿crees que el camino de trasladar la información del cerebro no es el camino? ¿Qué hará el thetán en estos casos? Estas son las conferencias a las que me refería que podemos dar en España... El mundo está cambiando hacia una revolución impresionante, es lo que tú decías con los cambios de paradigmas.

Jorge Olguin
Para transferir una consciencia completa de una unidad biológica a una máquina se necesitaría que la misma tenga miles y miles de terabytes, algo imposible con la tecnología actual.

J.F.
Ya. Es cierto. Esta gente lo espera hacer en el 2045.
No sé si seguiremos aquí...