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Psicoauditación - Juan C. |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Médium: Jorge Olguín. Entidad que se presentó: Thetán de Juan C. Habló sobre la pobreza del lenguaje hablado respecto del concepto espiritual, aunque mediante el lenguaje consigue descargar. Las vivencias negativas hacen que le envíe carga al 10%. Habló sobre la importancia del rol para el 10%. Las vivencias negativas son difíciles de asumir. Relató una vida en Alemania donde tenía un padre poco comprensivo. Un día sufrieron un asalto, muriendo su familia. Pudo rehacer su vida aunque le quedaron muchos engramas. Entidad: Hace mucho tiempo, hace muchas encarnaciones que trato de dilucidar cuál es la verdad, porque cuando uno trata de transmitir su concepto al lenguaje hablado va a transmitir un porcentaje mínimo de todo lo que en verdad es el gran concepto espiritual, y sin pecar de soberbios -porque como dicen los Maestros de Luz la soberbia es un rol del ego- pero es verdad que todo lo que se traduce al lenguaje hablado empobrece tremendamente el concepto espiritual. Lo más importante de todo, de todas maneras, es poder volcar todo lo que elucubramos porque de alguna manera sirve como descarga.
La gran mayoría de los seres espirituales arrastramos engramas de distintas vidas, emociones dolorosas, por vivencias, por sometimientos, por amoralidades en distintas vidas. No es sencillo, entonces, evitar transmitirle al 10% encarnado toda esa tremenda emoción que se siente y que puede alterar la conducta de ese ser encarnado.
Claro que molesta tremendamente el que uno -como thetán- pueda alterar a su parte encarnada porque al fin y al cabo, somos uno, somos un sólo espíritu, no es que lo que le pase a él no me pase a mí como entidad espiritual porque lo que me pasa a mí como entidad espiritual, esas emociones dolorosas, de alguna manera lo alteran a él también.
Al igual que muchos otros thetanes me cuesta asimilar el tema de los roles; me cuesta asimilarlo porque el ser encarnado, salvo que tenga una tremenda comunicación con uno, que es el Yo superior, entiende como que esa es la única vida, como que es el momento, como que es el aquí, como que es el ahora, como que no hay nada más, a pesar de que la mayoría de los seres encarnados en su momento tuvieron lo que en francés se llamaría el 'dejá vu', 'algo ya visto' pero lo toman como un juego mental, como que la mente está distorsionada en ese momento. ¡Hay tanto escepticismo en el plano físico, tanto escepticismo!...
Hay tanto dolor también en el plano físico, tanto dolor, ese dolor después se lleva al plano espiritual cuando la persona desencarna.
Podría relatar tantas vivencias: abandonos, miserias, engaños, dolores. Muchas veces he salido de mí -como decís vosotros- de mi rol estando encarnado y he visto a los seres que me rodeaban y los estudiaba, los estudiaba como si estuviera afuera de mi cuerpo y miraba sus conductas y decía: “Pero no puede ser. No puede ser esa persona cómo hace tal cosa, no puede ser ese banquero como es tan cruel, no puede ser esa joven como cuando su marido se va, lleva a su alcoba a otro ser”.
Yo me acuerdo una vida anterior, en Alemania, me llamaba Frank, Frank Decret. Mi padre era artesano. No puedo decir que él me comprendía en todo, al contrario; a veces, es como que mi padre si bien era artesano era rudo, como la gente de ese siglo y él a mi me miraba como facciones aniñadas, me veía de una manera como amanerado en la forma de caminar... y yo era tan feliz en mi mundo, soñando, que no me daba cuenta que a veces mi padre me miraba con cierto desprecio, como diciendo: “¿Esa es la herencia que voy a dejar?”
Yo creo que la mayor avidez de mi padre se bifurcaba en dos, como la lengua bífida de la serpiente: Avidez por el dinero y avidez de tener un hijo varón que le demuestre su hombría. Él pensaba que ser hombre era subir en las alcobas cuando los maridos no están, o ser el mejor espadachín o emborracharse en la taberna. No sé; de todas maneras es un tema...
Mi hermana Nadia me comprendía. Mi hermana Nadia era una persona que había tenido dos novios pero, sin embargo, se mostraba recatada. Yo no conciliaba en todo con ella porque me parecía algo hipócrita porque una vez la vi en el jardín de la casa enredada con su novio, con sus bocas juntas y estaban tan apretados que no divisaba quién era quién, y después la veía en el rol de modosita en el rol de: “¡Ooooh! Me ha salpicado en el vestido”.
Viajamos a lo que es la ciudad de Munich con padre, madre, mi hermano mayor Otto, mi hermana y yo. Sufrimos un asalto, algo que quiero contar. La tomaron a Nadia de los pelos, se sentía el aliento a alcohol de los asaltantes; no sé si lo que querían es dinero o qué. Lo golpearon a mi padre. Yo traté de defenderles. Sentí un puntazo en la espalda, en la parte del pulmón. Vi que a madre y a mi hermana las llevaban. Vi todo negro. Cuando desperté todavía era la tardecita. Estaba el cuerpo de mi padre, de mi madre, de mi hermano. Busqué por todos lados a Nadia y no la vi. Caí de rodillas por el tremendo dolor que tenía en la parte pulmonar. Me sentía tan mal en ese momento. Mi dolor era secundario al ver los cadáveres de mi familia cuando allá, a lo lejos, diviso un vestido claro, un cuerpo tirado: era mi hermana. La única sorpresa buena del momento era que respiraba. En ese momento escucho del otro lado un carro y grito, doy gritos de socorro; era un labrador con el hijo que nos recogen y nos llevan al pueblo.
Nos atendieron los médicos. Gracias a Dios la puntada que me dieron en el pulmón, si bien estuve el resto de esa vida con problemas, pero no fue mortal la herida. Mi hermana también se repuso pero estaba en un estado que en ese momento no sabría cómo describirlo; estaba su mente vacía, no estaba. Miraba siempre fijo, había que alimentarla. Me acuerdo que el primer año rebajó como siete kilos. No llegó a sobrevivir el segundo año. Una tarde la encuentro en su catre con los ojos sin vida.
Rehice mi vida. Conocí a una joven, se llamaba Ana. Su familia era una familia bastante accesible. Me adoptaron como si yo fuera un hijo más. Si bien yo no tenía la capacidad artesanal de quien había sido mi padre pude aprender el oficio de artesano y pude ganar dinero.
No puedo relatar mucho más. Sólo decir que en ese momento tenía engramas de soledad, de resentimiento, de falta de comprensión de los demás. Las emociones dolorosas quedan muy grabadas adentro de uno como para que después aunque la vida física nos dé el desquite es muy difícil arrancar esos recuerdos. No puedo decir que después no fui feliz; tuve una vida bastante larga hasta los cincuenta y cinco años, pero ese episodio de joven nunca más me lo borré. Yo sólo puedo decir que no me considero sabio como entidad espiritual pero le transmito sabiduría a quien hoy es mi 10%, Juan Camilo.
Sé que son distintas vidas. Mi 10% hoy reside en América. La situación es completamente distinta a lo que era esa vida anterior, que no fue la última. Y creo que todo sirve para aprendizaje. Si me preguntáis si he descargado engramas, siempre se descargan. Le agradezco a Johnakan Ur-El, que es el thetán de este receptáculo que me ha guiado a relatar esa vida, una vida bastante matizada, sería la palabra en el plano físico. Y creo que todos tenemos matices, tanto en la vida física como en la vida espiritual. Y esos matices se llaman vivencias.
Gracias.
Médium: Jorge Olguín. Entidad que se presentó: Thetán de Juan C. Habló sobre la búsqueda del camino de la elevación, la dificultad de servir desde los planos espirituales, de la necesidad de analizarse para superar las propias limitaciones. Habló sobre su 10% y sus objetivos, la importancia del desprendimiento con equilibrio y otras actitudes constructivas. Entidad: Entiendo que la elevación es una eterna búsqueda. Y entiendo que muchas entidades espirituales buscan encontrar el camino. Mi pregunta es: ¿Sabemos buscar? ¿Sabemos buscar ese camino?
El 10% encarnado piensa que nosotros -el 90% que está en el plano espiritual- tenemos un conocimiento inconmensurable y en realidad, no es así. Si tenemos una gran ventaja -y eso lo reconozco- es que recordamos todas nuestras vidas anteriores y eso nos enriquece. Cierto que las vivencias negativas nos pueden generar engramas. Cierto que hay experiencias causadas por roles del ego que acrecientan ese mismo ego. Cierto que a veces una actitud negativa en una de las vidas puede desestabilizar nuestro nivel y anclarnos a un plano bajo. Son ciertas muchas de las situaciones que pongo a relucir.
La pregunta, entonces, es: ¿Sabemos buscar? ¿Qué buscar para elevarnos? Los Maestros de Luz dicen: "En realidad, uno se eleva con actitud porque el servicio no compete solamente al plano físico, el servicio también se puede hacer desde nuestro plano, desde el plano espiritual. Nosotros tenemos la posibilidad de comunicarnos con el cuerpo causal de cada ser encarnado que está sufriendo o que está pasando por momentos de pesadumbre y o bien orientarlo o bien contenerlo, consolarlo a ese ser que está pasando por determinada vivencia nefasta.
Pero no es todo tan sencillo como yo lo estoy conceptuando y este decodificador tan gentilmente lo transforma en lenguaje hablado. No es tan sencillo: Primero porque el noventa y nueve por ciento de nuestros consejos no son escuchados. Porque muchas veces se ha dicho que el ruido del plano físico no permite que el espíritu sea escuchado. Segundo, por la mala información que tienen los seres del plano físico; piensan que escuchar a una entidad espiritual es escuchar una vocecita. No, no es así. Es como si a ese ser encarnado se le ocurriera una idea en ese momento. Eso ocurre cuando lo orientamos.
Y cuando lo consolamos, ¿qué? Cuando lo consolamos, el ser encarnado siente -quizás en forma inconsciente, ¿no?- un pequeño alivio, como que pronto va a salir de ese trance, como que todo el mal trago va a pasar. ¿Puedo orientar? ¿Puedo consolar si todavía arrastro algunos engramas? Sí. Por lo menos yo, thetán, digo sí. Porque trato de no mezclar -quizá- esa angustia de esos implantes engrámicos con la orientación que en ese momento estoy dando.
Si yo, como thetán, dije hace un instante "Para elevar el espíritu debemos buscar" mientras que los Maestros dicen "Debemos ser útiles al otro, debemos servir con altruismo pero a su vez debemos buscar en nuestro interior, debemos indagar qué es lo que nos sucede, porque cuanto menos carga engrámica tengamos más sencillo es nuestro camino hacia la Luz". Si bien sabemos que en los planos 4 y 5 no hay roles del ego -porque donde hubiera una pizca nada más de ego automáticamente el espíritu desciende al plano 3 o al plano 2- sí podemos sufrir engramas en los plano elevados, implantes que en determinada vida pudimos haber adquirido, engramas de soledad, engramas de desatención del otro. A veces -y esto es un pensamiento mío, ¿eh?, no significa que sea cierto, simplemente lo quiero volcar- a veces da la sensación como que hay síntomas -y me copio del plano físico al decir síntomas- a veces me da la sensación como que hay síntomas engrámicos que son similares a roles de ego. Cuando uno habla de que se ha embebido en soledad en vidas anteriores y le han quedado engramas de desamparo también hay roles del ego que buscan la aprobación de los otros si se sienten desamparados o hacen sentir a las personas desamparadas o al espíritu, en el caso que también esté con ese rol el thetán o algún espíritu encarnado directamente.
Es un tema para pensar. ¿Por qué lo traje a la sesión de hoy? Primero porque es importante que se analice el tema y segundo porque a medida que yo voy hablando, a medida que el receptáculo transforma a lenguaje hablado todo mi concepto yo mismo me autoanalizo como thetán y al ir descargando estos engramas, al ir viendo esos engramas como si estuvieran fuera de mí los analizo, los estudio. Si bien al recorrerlos los borro y se desprenden, también me interesa analizarlos para sentirme en el futuro más fuerte contra esos u otros engramas y transmitirle por sobre todas las cosas esa fuerza a mi 10% encarnado, porque mi 10% encarnado tiene muchísimo futuro en esta encarnación sin contar que nosotros como espíritu completo, 10% y 90%, tenemos un inmenso futuro en misión de ayuda. Pero como la parte espiritual no tiene el apuro porque todavía falta para esa mancomunión con el Creador, por eso hacemos hincapié en el 10% encarnado que -entre comillas- tiene menos tiempo. Y digo entre comillas porque en el plano físico se nace, se vive y después se desencarna.
¿Cuál es la misión del 10% encarnado? El poder ser útil. Pero es importante que el resto de esos engramas sean completamente desactivados para que no vuelvan otra vez a activarse. Y que el 10% se mantenga fuerte porque tiene muchísimo para brindar.
¿Si hay seres del entorno que han influenciado negativamente? Sí, porque sabemos que hay muchos seres encarnados que por sus roles del ego viven envidiando, viven estorbando, viven poniendo obstáculos, vallas. Pero bueno; evidentemente todavía no es el tiempo de ellos. Por eso yo mismo, como thetán, no siempre voy a orientar sin razón, sin ton ni son; uno va a orientar al que va a transformar en campo fértil después esa orientación. Hay seres encarnados que aún escuchando a su propio Yo superior o a otro thetán Maestro o a un Espíritu de Luz directamente desencarnado hacen caso omiso luego de esa orientación. Y eso es lo que duele, porque bien lo dicen los Maestros del plano 5º. Ellos dicen: "A nosotros no nos duele nada propio, nos duele el dolor del otro". Y eso es algo muy importante; es un total desprendimiento. Y eso es lo que uno trata de copiar, porque no hay nada malo en copiar lo importante, en copiar lo bueno, en copiar lo útil, en copiar lo que verdaderamente sirve. Y quizás esa sea la búsqueda para después uno elevarse. Buscar de encontrar actitudes que luego se puedan emular a favor.
Me siento mucho mejor al haber volcado este pequeño diálogo.
Gracias por permitirme la comunicación.
Médium: Jorge Olguín. Entidad que se presentó: Thetán de Juan C. Relató una vida en EEUU donde era ganadero aunque no lo deseaba por su sensibilidad hacia los animales. Explicó sus contradicciones y sentimientos. Un día sus padres fueron asesinados y reflexionó sobre su futuro. Consiguió estabilizarse primero dedicándose a las carreras de caballos y posteriormente con su propia granja.
Entidad: Me sentía bastante perseguido en mi autoestima porque a pesar de haber nacido en América mis padres eran oriundos de Méjico. Me habían bautizado como Juan. En varias vidas me pusieron Juan y me crié en Billings, Montana, uno de los estados de lo que se llama América aunque en realidad, para el resto de la gente del continente, América es el continente, no los Estados Unidos. Y a mí me gustaba mucho todo lo que es el saber de botánica, de plantas, y mis tíos, de pequeño, que ellos se habían criado en esta comarca, querían que yo fuera domador de potros, que marcara las reses.
Yo me sentía tan fuera de lugar, tan fuera de lugar que aparte me sentía como que estaba lastimando a las reses al marcarlas a pesar que me decían que era para que no las roben. Dos veces de adolescente intenté domar caballos y daba con el lomo en la tierra, incluso uno estuvo a punto de golpearme la cara con sus patas delanteras.
Mi tío me decía: "Mira, Juan, aquí nos trasladamos todo el tiempo a caballo, a pie no vas a ir a ningún lado". Y yo le decía: "Pero tío Ralph, soy torpe, es como que no me adecuo a este mundo. Yo quiero tener un buen rancho, poder tener sembradíos". Y encima venía la época de las ovejas, había que esquilar; hacían torneos mis primos de a ver quién esquilaba más rápido y yo tenía miedo de lastimarlas o sea, estaba lejos de todo eso; no quería saber nada. No quería saber nada ni con esquilar ovejas ni con domar caballos ni con marcar vacas. Adoraba los animales, no les tenía miedo en absoluto; simplemente sabía que si montaba uno es como que ya tenía la idea que me iban a voltear y... ¡Ah!, aparte; los vaqueros del rancho agarraban a los cornilargos y los hacían dar vueltas de los cuernos y los tiraban al suelo y los hacían rodar. Yo, la única vez que quise hacer eso, el toro me arrastró como cien metros. Aparte, se reían de mí, se burlaban. Sentía dentro como un rencor y como que no los perdonaba.
Tenía un solo amigo y que casualidad, también oriundo de Méjico, se llamaba Luciano. Y me decía: "Ellos tienen su manera de ser. No aceptan la tuya, por eso se ríen, pero en el fondo no es que se están burlando, ellos se ríen de todo pero aparte se ríen entre ellos. Si tu los ves, son como bestias con botas de espuelas y sombrero; no razonan".
Pero lo que me decía Luciano no impedía que yo me sintiera herido, que yo me sintiera como que no era aceptado. Yo me sentía como que no pertenecía a ese mundo, como que era distinto, como que nada estaba bien para mí. Me quería ir de Billings pero mis padres estaban en Méjico y en realidad no sabía qué hacer, no sabía qué rumbo tomar, no sabía cuál era mi vida. Me sentía como que... Cuántas noches lloraba. Me sentía como que no pertenecía a ese lugar, como que no pertenecía a ningún lugar en realidad, como que no pertenecía a la vida misma. No sabía para qué había nacido, no sabía para qué mis padres me habían tenido. Los odiaba a ellos también porque no sabía para qué me habían tenido. Yo quería otra cosa.
Fue pasando el tiempo, fueron pasando los meses, los años, y a caballo llega un correo que se pone a gritar: -Juan Ignacio Montes. -Sí. Había una carta, una carta que me comunicaba que mis padres habían muerto porque había habido una revuelta en la zona que es cercana a lo que hoy es la famosa ciudad Juárez y bueno; los habían matado. Y ya directamente no tenía ningún motivo para ir allá, me tomé el día, me fui a un arroyo, me quedé meditando todo el día y pensaba: "No será importante que me fuerce. No será importante que me fuerce en esto”. Pero aparte yo era pequeño, yo medía un metro cincuenta y cuatro, un metro cincuenta y cinco, no llegaba a los cincuenta kilos de peso; había vaqueros que medían un metro noventa, noventa kilos de peso, me doblaban casi en tamaño.
Y en las orillas de ahí, del arroyo, veo un caballo que no sé si era del rancho y lo monté así en pelo, así, sin nada; me agarré de sus crines y el caballo empezó al galope, a correr con todo y yo estaba... y me caí recién como a los cuatrocientos metros, me lastimé la cara. Lo volví a montar y lo amansé. Y vuelvo al rancho y mi tío Ralph me ve que vengo a caballo y me dice: "Hace rato que veía a ese azabache por la pradera y nunca lo pudimos enlazar. ¿Y cómo lo has montado?" Y le expliqué que lo domé o que ya alguien había semi domado pero no me fue tan difícil. Luego de dos caídas y una marca en la cara que me curaron... Y mi tío me dice: "Quiero probar algo". Ensilló el caballo, me puso ropa de montar, me montó y me dice: "Este es un camino llano. Quiero que vayas hasta cerca de la hondonada, allí donde está la alambrada y vuelve pero a la mayor velocidad que puedas". Cuando vuelvo me había tomado el tiempo y me dijo que en el centro de Billings se hacían carreras y que por mi talla, por mi peso era justo para lo que hoy se llama jockey.
Y empecé a hacer carreras. En la primera, salí segundo. Luego gané ocho carreras seguidas. Me hice conocido. Me decían "El pequeño Juan" o "Little John". Y es como que encontré mi veta, encontré mi camino. Y hasta mis treinta y dos años estuve corriendo en todo lo que es el territorio de Montana. Incluso hicimos una carrera, pero lejos, en Boulder, Colorado, que salí segundo; pero bien.
No tuve suerte en conseguir una pareja estable pero logré hacer dinero con las apuestas. Mi tío me vendió unos acres... ¡Cuidado!, no es que mi tío sea ventajista, al contrario; me quiso dar tierras. Yo le dije que no, que yo, verdaderamente, me lo quería ganar con el sudor de mi frente y le pagué.
Y bueno, tuve prosperidad, con mis primos me llevé perfectamente. De esta vida arrastraba así como engramas de incomprensión, engramas de no encajar en ese mundo pero no estaba preparado todavía para decir en otras sesiones esa vivencia en Billings, Montana.
Gracias por escucharme.
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