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Psicointegración 31-10-07. Karma

Grupo Elron
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Sesión 31/10/2007

De Jorge Olguín. Con la participación de Manuel M.

Habló sobre las lecciones a aprender dando ejemplos de actos hostiles, de la búsqueda del aprendizaje, de la necesaria fuerza de voluntad para ir superando las adversidades. Muchas veces el aprendizaje es con dolor. Es necesario despersonalizarse para poder aprender sin la interferencia de los roles de ego, así como tener autoestima para tener orden interior, que se contrapone al egocentrismo.

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Jorge Olguín: Sobre el karma. Planteamos la circunstancia de que si cuando pasamos por determinada vivencia que tal vez sea producida por una lección kármica a aprender, si aprendemos la lección. Y mi respuesta es que sí y no, porque depende de la persona que viva esa experiencia. Conozco muchísimas personas que se han ido de este plano con más karma que el que han traído.

 

Hay un caso específico de una persona que es un estafador innato, que vive -de alguna manera a sabiendas con la excusa de que tiene necesidades- estafando a unos y a otros y esto pasó aquí mismo donde estoy, en Buenos Aires. Gente que de repente tiene una cuenta recíproca con otra persona y obviamente cuando hay una cuenta recíproca, las dos personas actúan de buena fe la una con la otra y obviamente es una confianza, cuando una de las dos personas vacía la cuenta para su divertimento o para cubrir sus necesidades, obviamente que está abusando de la buena fe del otro y obviamente que ahí no ha aprendido ninguna lección sino todo lo contrario, se lleva más karmas de los que trae.

 

Manuel M.: Sí, el que hizo la estafa, el que engañó. Pero el que fue engañado, esa persona que actuó de buena fe, depositó toda su confianza y fue traicionada de esa forma. ¿Tiene alguna cosa a aprender, ahí, en esa situación?

 

Jorge Olguín: Seguramente que sí. Mirándolo desde los ojos de esa misma persona damnificada, va a decir:

-La vida me enseñó a desconfiar de todo el mundo, toda la gente es igual.

Digamos como que es un aprendizaje muy caro, por así llamarlo, ¿no es cierto? Pero no deja de ser un aprendizaje. Primero vamos a partir de la base de que el karma no es una culpa a pagar, sino que es una lección a aprender.

Volvamos al caso de la cuenta recíproca. El que estafó, el que vació la cuenta, evidentemente es una persona que en esta vida es muy difícil que pueda digerir que está actuando mal, o seguramente lo hace y en el fondo sus propios egos lo justifican diciendo: "Bueno al fin y al cabo yo tenía que tapar estos huecos. Si yo no pagaba esta deuda corría riesgo mi vida" Vaya a saber con qué gente se metió...

 

Manuel M.: Claro, el fin justifica los medios, más o menos...

 

Jorge Olguín: En realidad no tiene que ser así siempre, no, no siempre es así. El fin justifica los medios en casos donde yo, de repente, debo cometer un acto hostil con una criatura inyectándole una vacuna que sé que esa vacuna le va a proteger de una enfermedad futura por el plan de vacunación de cada país. La criatura se va a sentir invadida con una aguja en su pierna, porque de repente le estoy dando la triple viral o le estoy dando la cuádruple bacteriana y yo no le puedo explicar a una criatura que no razona de que lo estoy haciendo en su beneficio. Entonces, en este caso sí el fin justifica los medios pero no en todos los casos, porque si no nos estaríamos engañando o estaríamos pecando de ingenuos.

 

Volviendo al tema, ¿que aprende la persona que fue estafado o robada y salió perjudicada? Evidentemente va a aprender a tratar de protegerse mejor. Hay un refrán mío -que no tiene nada que ver con mis estudios esotéricos, que lo tengo desde los veinte y algo de años en esta existencia- que digo: "A todos nos cabe". "A todos nos cabe" es un refrán argentino que significa "Por más experiencia que tengas y por más que te atajes, si ha de pasar va a pasar".

Es como aquella persona que dice:

"¡Oh! Yo tengo experiencia con las parejas" y se olvida ese pseudo machista que cada pareja es distinta a la otra.

Lo ven en función sexual:

-¡Oh! Pero tú no sabes la experiencia que tengo, he tenido muchísimas parejas, amantes...

Y de repente le toca una persona que es absolutamente distinta a todas las otras en cuanto a modos, gustos, formas. Y es lógico que así sea, porque no hay una persona igual a la otra. No estoy hablando ni de mejor ni de peor, porque nosotros, como varones machistas que somos, competimos entre nosotros, los varones, y si de repente estamos con una pareja que tuvo una vida anterior -una vida anterior no de una vida pasada, una vida anterior en esta misma vida-, hay varones tan tontos -tontos en el sentido de perseguidos consigo mismos por su baja estima- que dicen:

-¿Lo hacía mejor? ¿Lo hacía distinto? ¿Cómo era?

 

Digamos que, de alguna manera, es como que se martiriza a sí mismo tratando de competir con el fantasma del pasado de la otra persona que ya no está cuando en realidad no tendría que ser así. Uno es como es, te aceptan o no te aceptan, y tu aceptas a la otra persona o no la aceptas. Pero no se trata de competir, primero que es denigrante para ambas partes, para uno es denigrante competir contra el fantasma del pasado, porque está compitiendo contra alguien que no está y lo único que está logrando es remover todo el desperdicio. Y si comparamos a la persona actual con la otra persona -en este caso comparamos a la pareja con la otra pareja- es denigrante para la otra persona, porque si nosotros tenemos alguna duda de nuestro amor, de nuestro afecto, no estamos en pareja y punto, que es lo correcto.

 

De todas maneras no me quiero ir del tema.

Sé muy poco con todo lo que sé. El filósofo decía: "Sólo sé que no sé nada". Y es cierto, saber los pormenores del karma, las lecciones a aprender...

De repente esa persona que fue damnificada, estafada, fue empujada a otra vida, logró salir adelante como una boya en el mar, logró cambiar de vida y que esa estafa la empujó tal vez a una vida mejor y le tocó aprender a luchar en la adversidad. Tal vez el aprendizaje, el karma, no sea desconfiar de todo y de todos, tal vez el aprendizaje sea: "Ser dura en la adversidad y sobresalir igual, a pesar de haber sido estafada, engañada, golpeada o lo que fuese".

 

Manuel M.: Nutrir la fuerza espiritual en la desgracia repentina.

 

Jorge Olguín: ¡Totalmente! O sea que yo eso lo daría como lección kármica. Por eso digo que no hay un solo factor y no hay una sola resultante -estoy hablando ahora como en tu lenguaje matemático-. Es verdad que no hay una sola resultante en este caso y los aprendizajes pueden ser muchos, puede ser de alguna manera desconfiar para que la persona no peque tanto de ingenua, porque hay personas que tú les das el dedo y no se toman la mano, se toman hasta el codo, el brazo, el antebrazo, el hombro, y bueno, yo soy una persona que soy al revés -y no es por hablar de mí- que me dan la mano y me tomo apenas la uña, o sea, voy ganándome la confianza, no tomando la confianza, a propósito, ex profeso. Pero sí, a veces el poner un poco de distancia hasta que una se sienta seguro no deja de ser un aprendizaje kármico.

Y estamos hablando de una lección kármica de estafa, de engaño, como podemos hablar de muchísimas cosas más: ¿Cómo puede ser que he sufrido este accidente o pasé por tal operación?, operación que hoy, en este siglo es muy común.

¿Y qué aprendí de pasar por ella?: No aprendí nada. Seguramente aprendí que la gente querida está conmigo, seguramente aprendí que aquellos que me quieren de verdad no se borran, no se alejan, me contienen. Cuando hablo de mí estoy hablando en primera persona pero estoy hablando en general, como si yo fuera un consultante, un paciente.

 

Manuel M.: Sí, entiendo.

 

Jorge Olguín: Y de alguna manera es un aprendizaje. Como se dice en el campo de Argentina, "Saber con qué bueyes estás arando". No sé qué refrán habría para otros países, pero creo que ee entiende.

 

Manuel M.: Sí se entiende, ese refrán lo conozco. Lo uso mucho también.

 

Jorge Olguín: Entonces, las lecciones kármicas son muchas y variadas pero siempre se tiene que buscar un aprendizaje. Es cuestión de elucubrar el aprendizaje, a veces el aprendizaje se busca con microscopio electrónico y lo tenemos ahí a la vista como si fuera un secuoya gigantesco de 200 metros y lo estamos buscando con microscopio porque no aprendemos a ver el aprendizaje, valga la redundancia, la ensalada de frutas de palabras, jé jé. Pero es así, generalmente es así.

 

Manuel M.: Sí; cuando uno pasa por experiencias que le deja algo muy doloroso, como una vivencia que le deja algo muy doloroso tarda un tiempo y a veces ni consigue llegar a entender qué experiencia o aprendizaje le está dejando.

 

Jorge Olguín: A ver, en algunos casos donde hay un problema de pareja, una separación, yo podría tomar humildemente desde mi punto de vista -porque tenía un amigo, Alejandro, que decía: "Cada pareja es un mundo"-, entonces, mientras uno no se sumerge en ese mundo está mirándolo de afuera y cuando uno atisba de afuera no profundiza, entonces, sabias palabras de este Alejandro, sin ser él esotérico. Por eso digo, creo humildemente que tiene que ver también con ganar experiencia, positiva o negativa, pero ganar experiencia de alguna manera.

 

Manuel. Poder ver una experiencia desde distintos ángulos...

 

Jorge Olguín: Sí, de distintos ángulos, totalmente. Y voy a decir una cosa que también lo digo con respecto al rol de víctima que hacen otras personas para con nosotros: Generalmente aprendemos muchísimo más con aquellas personas que nos dañan o con aquellas personas que hacen rol de víctima y nos tratan de manipular. Esto no significa que le demos una cucarda, o sea, un primer premio a la persona que nos enseñó, porque esa persona, si bien fue una herramienta, no dejó de ser absolutamente hostil, pero en general aprendemos más con las personas que nos han dañado.

Ahora sí hablo como Jorge Olguín en primera persona: -He aprendido muchísimo más con personas que me han hecho roles de víctima que con maestros que tuve en mis comienzos en esta vida ¡Muchísimo más!

 

Manuel M.: El aprendizaje debe ser más intensivo, pero ese aprendizaje más intensivo son experiencias más dolorosas.

 

Jorge Olguín: El tema es como tú dijiste al comienzo con respecto al karma, no todos aprenden la lección kármica, hay gente que no la aprende.

Hay gente que cuando es estafada o engañada hace rol de víctima:

-¡Pobre de mí, no puede ser lo que han hecho! ¡La culpa la tiene Dios!

Y bla, bla, bla. Se quedan en ese rol...

 

Manuel M.: No pueden salir de ahí...

 

Jorge Olguín: ...y se entumecen en ese rol y hasta se marchitan en ese rol y no salen de ahí. Entonces no aprendieron la lección kármica, ¿se entiende?

Bueno, lo mismo pasa con la gente que nos hace rol de víctima o con la gente que nos agrede en una relación de pareja, de amistad o de lo que fuese. Hay personas que no asumen su responsabilidad, porque todos tenemos responsabilidad frente a un fracaso, a veces por una mala elección, a veces por no saber decir "No" a tiempo, y entonces también empiezan con rol de víctima:

-Claro, ahora tengo que llegar hasta casa, esta persona otra vez me va a hacer la vida imposible y yo tengo que tratarla y a ti te parece...

O sea que estoy copiándome de lo que va a ser dentro de 10 minutos la persona a la que voy a ver, porque estoy haciendo el mismo rol de víctima, esperando que la otra persona haga el rol de víctima conmigo y que yo sea él:

-¡Oh! Pero sí me he portado mal.

Pero yo ya estoy atajándome de antemano haciendo lo mismo y entonces no aprendo. No aprendo ni del maltrato, ni del rol de víctima que me hace la otra persona, ni de la estafa que sufrí de la otra, porque entonces mi ego no me deja aprender. Entonces tengo que despersonalizarme y buscar el momento. Esa persona que fue estafada o que le blanquearon su cuenta, porque confió en la otra persona y esa persona abusó de su confianza, si es una persona noble de espíritu y no hace rol de víctima, primero se va a sentir desgraciada, pero dentro de ese mismo "sentirse desgraciada", su espíritu en ese momento se va a rebelar, seguramente va a usar un ego positivo y va a decir:

-No, yo no me puedo permitir esto, porque yo a mi vez tengo responsabilidades y voy a salir adelante y voy a lograr salir adelante.

Y entonces aprende y sale adelante y tiene un empuje que no tenía seguramente antes de ser estafada.

 

Manuel M.: O sea que hay un efecto paradojal, puede haber un efecto "boomerang" ¿No? Se vuelve.

 

Jorge Olguín: Sí, lo mismo sucede cuando nos hacen un rol de víctima durante años. Aprender a ver a la persona de lejos a comprenderla, no a avalarla -no digo avalarla- comprender a la persona que hace rol de víctima, porque esa persona que hace rol de víctima tiene varios roles de ego:

-¿A ti te parece?, ¡Claro! Si a mí me pasa algo, tuya iba a ser la culpa porque no estabas.

O va a ser más agresiva:

-Te quiero ver muerto porque tú has hecho de mi vida un infierno.

Y el pobre hombre capaz que nada que ver, pero si se deja manipular por la otra persona:

-¿Y no tendrá razón? ¿No me habré comportado deslealmente? ¿No habré abortado sus proyectos con mi manera de pensar?

Y entonces la persona se hace la víctima:

- Claro, ella tenía razón ¿Porqué actué yo así? No sirvo para nada.

Entonces no aprendemos...

 

Manuel M.: Pero ahí la autoestima cae al suelo directamente.

 

Jorge Olguín: Primero, ¿es bueno tener autoestima alta?: No es bueno enceguecerla con el rol de ego, porque el rol del ego a veces es también ese rol narcisista que pone la autoestima por el techo, pero es una autoestima "dibujada", es el narcisista, el pedante. Pero el pedante, a diferencia del que tiene autoestima de verdad, precisa de la aprobación de los demás.

El pedante NECESITA que lo vean en su pose arriba del pedestal:

-¡Ah! Yo hice esto. Necesito que se den cuenta, necesito que me vean.

En cambio el que tiene la autoestima alta, pero alta de verdad dentro suyo, no le importa nada si el otro le cree o no le cree o si el otro sabe que es importante o no. No busca la aprobación de los demás:

- Estás de acuerdo conmigo o no, es lo mismo ¡Perfecto! Es lo mismo Yo creo en mí, no importa si el otro cree.

Esta es la diferencia entre egocentrismo y autoestima, el egocéntrico precisa de la aprobación de los demás, todo gira en torno de sí mismo: "YO, YO, YO", pero de vez en cuando, deja de decir Yo, Yo, para atisbar de reojo a ver quién lo está mirando, si ve que nadie lo está mirando se baja del pedestal, porque se alimenta de los demás, se alimenta. Entonces eso también es una lección kármica, aprender a no precisar la aprobación de los demás, yo puedo precisar -porque el amor personal es bueno, con equilibrio- puedo precisar que mi pareja me quiera, que mis hijos me quieran porque es recíproco; porque yo que puedo querer a mi pareja, yo puedo querer a mis hijos, y no está mal que yo necesite el amor de ellos porque los amo y amo a mi pareja, está bien que yo necesite también, pero eso no es buscar la aprobación de los demás.

Buscar la aprobación de los demás es ir a un lugar, tomar una copa:

-¿Estaré con el brazo derecho? ¿Me estarán mirando como estoy sorbiendo el líquido? ¿Me secaré bien los labios con la servilleta? ¿Les gustará esta ropa que me puse?

Entonces ahí estamos enfermos, porque vivimos...

 

Manuel M.: Vivimos buscando la aprobación de los demás de todos los actos que hacemos.

 

Jorge Olguín: ¡Exactamente!, y eso es ficticio, porque eso no sirve, eso nos hace infelices, nos hace totalmente infelices y eso también es un karma a aprender, porque seguramente arrastraremos algún karma donde en otra vida nosotros no prestaríamos atención a nadie y en esta vida estamos buscando la aprobación del otro. Cuando dejamos de precisar del otro... nunca tenemos que dejar de interactuar con el otro, cuando hablo de precisar del otro estoy hablando de precisar en el sentido de querer figurar, ¿sí? Como decía Jesús: "¡Ay de aquellos que se rasgan las vestiduras!", como diciendo:

-¡Oh! Mira que religiosos, cómo adoran a Dios.

Para hacerse notar.

-¡Mira cuántos denarios que he dado de limosna!

Y lo vociferan con parlante, en aquella época no había parlante.

 

Manuel M.: Sí, bueno, pero había otras cosas parecidas.

 

Jorge Olguín: Claro que sí, por eso el Maestro decía: "Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha". Hay que ser muy desprendido de ego para no hacernos notar ni siquiera en las más mínimas cosas, muy desprendidos de ego.

Y de alguna manera todo se relaciona con el karma. El karma es como una gigantesca telaraña donde hay muchos puntos conectados, y aprender las lecciones kármicas es una tarea de toda la vida, no se sabe si siempre terminarás de aprender hasta la última lección kármica.

 

Manuel M.: Claro, lo que no es simple es después de pasar por una determinada experiencia, no es simple para la persona que pasó por la experiencia saber que aprendizaje efectivo hizo, o sea, saber qué le aportó.

 

Jorge Olguín: Primero de todo volvernos fuertes. Volvernos fuertes, primero, para nuestra propia seguridad psicofísica. Segundo, para después poder ayudar a otros, pero no podemos ayudar a nadie si nosotros estamos tirados en el piso lamentando lo que nos pasó, ahí no aprendemos ninguna lección kármica. Nunca tenemos que lamentar.

A ver, si yo sufrí un problema, estafa, robo, engaño amoroso, lo que fuese, claro que voy a lamentarlo, pero no voy a hacer un edificio sobre ese lamento, actuaré en consecuencia, buscaré respetarme un poco más, seguramente no voy a poder revertir ese engaño o estafa -en muchos casos ya es muy difícil revertirlo-, o esa separación, pero por lo menos aprenderé a respetarme y sobre la base del respeto voy a construir el edificio, no sobre la base del lamento. No estoy diciendo que no lo lamente, porque si yo no sufriera dolor por un hecho invasivo ¡estaría loco! Es obvio que tengo que sufrir un dolor, pero no voy a edificar sobre el dolor, voy a edificar sobre mi respeto. Y a la larga, fríamente, despersonalizadamente, diré:

-No es un problema mío, es un problema del otro que no me supo valorar.

Partamos de esa base, entonces voy a aprender la lección kármica.

Por último, no somos infalibles. De repente hay otro refrán argentino, del campo, que dice: "Al mejor cazador se le escapa la liebre". Esto significa que yo puedo ser muy meticuloso y de repente puedo visualizar hasta el virus del tabaco, que es pequeñísimo, y al lado mío pasa un Tiranosaurio Rex y no lo veo porque estoy enfrascado en el virus del tabaco. Es una metáfora...

 

Manuel M.: Sí, sí, pero da para entender.

 

Jorge Olguín: ...pero da para entender.

 

Más información en "Psicoauditación, el karma como lección pendiente"


Consulta recibida

Mi estimado Jorge:
 
Hace cuatro años estoy sufriendo de una enfermedad un poco desconocida y científicamente sin causas aparente. Esta se llama Neuralgia al Nervio Trigémino. Y sus consecuencias son fuertes punzadas agudas, lacerantes y paroxísticas en el lado derecho de mi cara. Está considerado como los dolores mas fuertes percibidos y muchos años atrás, algunos pacientes hasta se suicidaban para evitar sufrirlos. Ahora hay algunas medicinas que sirven para menguar el dolor, pero no para erradicarlo, o en su defecto entrar a una sala quirúrgica para ser intervenido y bloquear o cortar el nervio. En mi caso estoy en la etapa de pastillas, los cuatro Neurólogos que hasta la fecha me han atendido no logran bloquear definitivamente el dolor (leí el caso de Angiekitana y me pareció un caso sorprendente y tremendamente doloroso que por supuesto no tiene ninguna relación con mi dolor pero que me animó a escribirte).  
Leyendo gran parte de tu página Web me he hecho la pregunta: ¿Por qué es que me tocó vivir esta etapa en mi vida tan dolorosa? ¿Es acaso que mi Thetán escogió vivir esta vida por alguna razón?
Yo estoy tratando que la Medicina evite los estados dolorosos que me toca vivir a como de lugar, incluso llegaré a la intervención quirúrgica para bloquearlo si no sirven las pastillas, ese es mi libre albedrío. ¿Estaré yendo en contra del camino que mi Thetán decidió vivir? Soy un hombre de 61 años y mi vida cambió completamente a raíz de esta enfermedad.
Espero amigo Jorge que me puedas brindar algunas luces al respecto.
Muchísimas gracias.

Apreciado Lucho: Es muy fácil decir que tu thetán eligió tener determinada vivencia, porque aunque sea cierto, eres tú como 10% encarnado quien la sufre. Puede ser también algo karmático, o sea, una lección a aprender... pero todo lo que yo te diga no te aliviará ese dolor, que sé que es uno de los más fuertes que existen, comprobado por los médicos.
Aclaro que el hecho de que busques la manera de calmar o erradicar por completo esa dolencia no es que te ponga en contra de la elección de tu thetán, ya que eres tú (10%) quien la está padeciendo... y sería falto de cordura que pienses: -Y bueno, si mi thetán eligió eso para mí, por algo será.
No es así, no se trata de resignarnos... se trata de modificar a favor nuestro destino.
¿Cómo sabemos que el thetán no eligió tal vivencia para templar tu carácter?
Resignación es derrota... y aquí se trata de agotar todos los medios coherentes para erradicar el dolor.
Te mando un abrazo cordial y averigua si lo quirúrgico no deja secuelas.
Prof. Jorge.

Apreciado: Yo estaba muy imbuido con la cuestión de la ley del karma cuando me comuniqué con los Maestros de Luz. Por esa época tenía fuertes dolores de cabeza y no tomaba ningún analgésico en la creencia de que de esa forma estaba evitando mi karma. La respuesta de los Maestros de Luz fue que uno tiene que hacer todo lo que pueda para evitar los dolores en el plano físico y que eso era lo correcto. A partir de ese momento, los dolores de cabeza, así como cualquier otro dolor, los he combatido con medicamentos dejando de lado mi errónea creencia. Espero que esto te sirva. Un abrazo.