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Psicoauditación - Adriana

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

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Sesión del 19/05/2024 Gaela, Axona

 

 


Sesión 19/05/2024
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Adriana

Pasaba unos días malos pero tampoco deseaba aclarar la situación, era su amigo, ya novio, quien debía tomar la iniciativa. Pero un conocido que la ayudaba en temas personales le propuso esclarecer lo que estaba pasando.

 

Sesión en MP3 (2.665 KB)

 

Entidad:

-¡Axona!

-¿Qué pasa mamá?

-Es la cuarta vez que te llama por teléfono Raúl Caballero.

-Salí.

-¿Pero qué pasó que no lo vas a atender?

-No lo voy a atender y punto. -Y así toda la semana.

-¡Axona, tocan al timbre! Si es Raúl qué le digo.

-Salí.

-No me va a creer.

-No importa, le dices que salí. -Y así toda la semana. No soporto los engaños, no soporto las traiciones, me dolía el cuerpo de la tensión nerviosa.

 

Recuerdo que una vez Clayton me dijo:

-Tienes que aprender a evitar esa tensión nerviosa porque es la que te afecta tu parte física.

Le respondí:

-Sí, Jorge, es muy fácil decirlo, ¿pero después cómo lo llevas a la práctica?

 

El anteúltimo día de la semana tocaron el timbre. Mi madre abrió la puerta, se impregnó en mi nariz el aroma a loción y a tabaco rubio.

-Axona, es Jorge Clayton.

-Ya lo sabía, hazlo pasar. -Jorge abrazó a mi madre.

-Permiso... ¿Cómo estás, Axona?

-Estoy. Ven, pasemos a mi dormitorio.

-¿Permiso, señora?

-Sí, por favor -dijo mi madre.

-¿Qué pasa que no lo atiendes a Raúl? -me preguntó [Jorge Clayton].

-Eeeh... Lo vi, lo vi con una chica.

-¿Dónde?

-No importa. Lo vi, la abrazaba y todos se reían, festejaban los chistes.

-¿Pero dónde estabas tú?

-Bueno, justo pasé, estaban en un bar él y la chica de espaldas. O sea, que no me vieron, y los que estaban de frente estaban distraídos conversando, tampoco me vieron.

-¿Y por eso no fuiste más al club?

-Prefiero evitar, porque no pasa solamente por Raúl, todos los demás que son también amigos míos, ninguno me llamó para decirme: "Mira tu novio esto, esto y aquello". Nadie.

-Sé a qué te refieres.

-Bueno, a ti no te digo nada, Jorge, porque tú no estabas.

-No, pero sé de que hablas.

-¿Siempre usas la misma loción?

-Sí, desde mis dieciocho años. No cambio, es una loción que me gusta y que va en mi persona.

-Porque lo primero que impregnó mi nariz fue tu loción y el olor a tabaco rubio. ¿Te cambias de traje?

-Sí, ¡je, je, je!, lo que pasa que a veces en casa fumo y el aroma del tabaco llega hasta el vestidor, ¡je, je, je! ¿Qué vas a hacer ahora?

-Nada.

-Ven al club.

-¿Para qué, para hacerme mala sangre?

-Ven. ¿Alguna vez que te dije algo me he equivocado?

-No, pero acá no me estás dando un consejo, acá me estás invitando a un lugar que ya no me parece tan agradable. Salvo que no esté Raúl.

-Sí, va a estar.

-Espero que no sea con esa chica.

-Tengo entendido que sí. -Lo miré a Jorge Clayton y fruncí el ceño.

-¿Te estás burlando de mí, me quieres hacer pasar papelón?

-Para nada. ¿Alguna vez te aconsejé mal?

-No.

-Sé que no me conoces mucho, pero las veces que hemos conversado, ¿te ha sido útil?

-Sí.

-¿Te parece que te voy a invitar a un lugar donde vas a pasar vergüenza?

-No, no me imagino que lo harías.

-Entonces vamos. Voy a la sala, espero que te cambies.

-Voy a tardar.

-Me quedo leyendo, en la biblioteca hay varios libros.

 

A la media hora bajé, Clayton estaba leyendo, madre le había preparado un café.

-¿Lista? Señora, gracias por recibirme. -Le dio un beso a mi madre en la mejilla.

Mi madre dijo:

-¡Qué linda loción!

-Gracias, viniendo de su parte, hermosa señora. -Lo golpeé con el codo.

-No te hagas el romántico con mi madre ahora.

-¡Ja, ja, ja! -Se rio Clayton. Y salimos.

-¿Y este coche, no es tu deportivo?

-No, está fresco, traje un sedán cubierto.

-Bueno, bien. -En el camino mutismo absoluto. Clayton conducía, yo al lado de él pensando qué excusa va a poner Raúl, qué va a decir.

 

Llegamos al club, había una mesa larga, estaban todos los amigos reunidos.

La primera que se levantó fue Betty:

-¡Axona, por fin has venido, por fin! -Lo miré a Raúl y miré al lado, a la chica; cabello castaño, corto, de cara bonitísima, hermosa, tendría unos veinte y dos años. Me extrañaba que Raúl estuviera tranquilo y la chica me miraba sonriendo, y me señalaba hablando con Raúl.

Raúl se paró:

-Axona, ¿qué pasaba que no me atendías?

-No sé, tú sabrás.

-Ya sé, me has visto en el bar.

-¡Ah!, y lo confiesas.

-Ven, te voy a presentar a Andrea. Andrea, mi novia, Axona. Axona, mi hermana menor, Andrea. -Me puse pálida.

-¡Ah! -Suspiré y la abracé. Lo miré a Raúl-: No me habías dicho que tenías una hermana.

Habló Andrea:

-Hace poco vine, hace veinte días. Estuve cinco años, apenas cumplí dieciocho, ahora voy a cumplir veinte y tres, estuve en Akari estudiando y practicando a su vez artes marciales orientales. Ven, siéntate. -Andrea se corrió un asiento y yo me senté entre ella y mi novio.

Raúl me habló al oído:

-¿Por qué no me atendías el teléfono?, bastaba con atenderme una vez, preguntarme con quién estaba y te sacabas la duda. -Me encogí de hombros y no respondí. Seguía enojada pero no sabía por qué, porque ya había pasado todo, ya estaba todo aclarado, tal vez estaba enojada por lo estúpida que había sido.

Raúl me seguía hablando al oído:

-Con atenderme una vez te sacabas la duda. Dos veces fui a tu casa, te hiciste negar porque yo sé que estabas.

-¿Y por qué no me dejaste grabado en el teléfono "Te quiero presentar a mi hermana Andrea"?

-Porque no es así, no es así. Yo de entrada te prometí que soy leal en pareja y con mis amigos, yo no tengo porque aclarar salvo que tú me preguntes. Como se dice vulgarmente en el idioma coloquial de Ciudad del Plata, yo no tengo la cola sucia, yo aclaro las cosas si me preguntan.

-Es cierto, fui una tonta -reconocí.

-No, está bien. De repente ves a tu pareja con alguien y no sabes. Pero bueno cuando yo no sé algo yo pregunto. Supón que fuera al revés que te veo a ti en un bar con nuestros amigos y con un muchacho; jamás voy a pensar que me engañas, voy a pensar que es algún primo pero nunca una pareja, eres tú la que te has enroscado sobre ti misma. Además, estábamos con todos los amigos... ¿Te piensas que yo... que si yo hiciera un acto de traición todos nuestros amigos me cubrirían? No, no lo harían, no lo harían, se molestarían conmigo, no serían correveydile de llamarte y decirte "¿Sabes que Raúl tiene una pareja?". No, no lo harían, directamente dejarían de hablarme a mí hasta tanto yo aclare la situación, que es peor. Porque las personas correveydiles son generalmente las serviles, aquellas que te clavan un puñal a la espalda. Un amigo leal no es que te llama y te cuenta "Axona tu novio te engaña", no no no, lo que hace es enfrentarme a mí y decir "O le cuentas tú o ninguno de nosotros te habla más".

-Lo entiendo perfectamente, lo entiendo perfectamente.

 

La cuestión es que nos quedamos toda la tarde. En un momento dado estuve una hora entera hablando con Andrea Caballero sobre la vida en Akari, cómo es el instituto de artes marciales...

Me dijo:

-Mira, a penas cumplí dieciocho le dije a mis padres "Desde mis quince que quiero conocer Akari". Y de paso estudié, toda la facultad la hice en Akari y además por la tarde noche iba todos los días de la semana al instituto de artes marciales. En este momento tengo el cinturón de maestra de artes marciales, soy la primera maestra de Plena que tiene un cinturón de artes marciales dado en Akari.

 

La verdad, la hora que estuve conversando con Andrea me pareció bella por fuera y más bella por dentro. Me quedé a cenar, llamé de la barra por teléfono a casa avisando que me quedaba y luego Caballero me llevó a casa.

-¿Y Andrea?

-Ella es independiente.

 

Nos besamos. Le digo:

-Discúlpame por prejuzgarte. -Sonrió.

-No te voy a disculpar, me lo voy a cobrar; un beso por cada pensamiento negativo que hayas tenido.

-¡Ja, ja, ja! No te va a alcanzar un año entero entonces, de los besos que te debo.

-Bueno, ya me estoy cobrando. -Y nos abrazamos.

 

Esa noche me dijo:

-No te invito a que vengas a mi apartamento, te dejo descansar en tu cama, que pienses, que te relajes. Y ahora que llega el fin de semana prométeme que no te despegarás de mi lado.

Levante la mano como si fuera un juramento y dije:

-Te lo prometo. -Nos dimos un beso.

 

Saqué las llaves y entré a casa. Ya descontracturada, ya aliviada.