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Psicoauditación - Blanca |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión del 15/12/2023 Sargón, Kirana Sesión del 24/01/2024 Sargón, Kirana Sesión del 25/01/2024 Sargón, Kirana Sesión del 17/05/2024 Sargón, Kirana Sesión del 12/11/2024 Gaela siglo XVIII, Simoneta Sesión del 19/11/2024 Gaela siglo XVIII, Simoneta
Sesión 15/12/2023 Viajaron al sistema Prima, donde los atacantes se preparaban. Una nave inició la batalla, y como defensa se le respondió con un armamento utilizado con otros atacantes: la nave desapareció en una singularidad. Pero no se sintió bien, toda vida vale.
Entidad: Me he dado cuenta de que en todos los mundos de la galaxia, humanos o no humanos, toda unidad biológica tiene ego. Pero hay distintos tipos de roles de ego; no es lo mismo una persona con baja estima que se perjudica a sí misma por no aceptar que una persona cruel, psicótica que carece de emociones. Lo aclaro: Si bien la emoción es ego, hay una emoción sana que permite, de alguna manera, emparentarse con los sentimientos, que son amor puro. El ser psicópata tiene cero emoción. Diréis: -Bueno, pero a favor es que tiene cero ego. -No, puede matar a una persona sin pestañear, puede matar a una familia sin inmutarse, puede eliminar los habitantes de una ciudad sin mosquearse, puede acabar con un mundo sin importarle. Y entendí que los langar no tienen emociones.
Pero mientras viajaba con una tropa y a mi compañera subalterna, Andara, hacia el sistema Prima nos enteramos que había otra raza que también carecía de emociones. ¿Pensar que toda una raza es psicópata? Aclaro: Facilito mi concepto para que se entienda la palabra "psicópata", porque es una palabra creada hace muy poquito tiempo en Sol III. Lo mismo que la palabra que hemos usada con Andara, "colonización", es una palabra exclusiva de Sol III basada en un ser que atravesó un océano, pero la utilizamos para facilidad del lenguaje de este receptáculo que me alberga. Y de quienes escuchen mi concepto hecho voz.
Llegamos a Prima, el planeta central del sistema. Nos recibió Luber, un ingeniero de naves espaciales y creador del ultracarbino, algo que me sorprendió muchísimo porque era cien veces más resistente que el ultragrafeno. Conocí a su esposa, a Eveliz, informática que trabajaba con nanopartículas.
Vi que Andara corría y se abrazó con Morkan. Le dijo: -Pensé que habías vuelto a Sargón. -No, me enteré de los fungo y me he quedado.
Se acercó a mí el capitán, el excapitán Alexis, sonriendo. Me miró con sus ojos burlones exclamado: -¡Vaya!, qué viajecito te has hecho para venirme a ver. -No podía con su genio y yo no podía con el mío. -¿Puedo preguntarte algo, Alexis? -Por supuesto, no precisas preguntarme, dilo directamente. -¿Por qué te comportas como un niño? -Será que tú me perturbas. -Yo creo que tú me perturbas a mí, me pones de mal humor porque es como que todo te da igual. Te pido por favor que me dejes hablar con Luber, una persona seria, una persona madura, adulta. -Lo tomé del pecho y lo empujé suavemente. Retrocedió: -Vaya que eres brusca conmigo. -Me di vuelta y lo miré. -Basta, basta, recién llego a Prima y ya empiezas con tus niñerías, no me imagino un héroe galáctico comportándose así. ¿Siempre eres así? -Para nada, sólo contigo. -Y justamente conmigo. ¡Vaya!, vaya suerte que tengo. Me di vuelta y fui hacia Luber: -Señor... -No no no, dime Luber, conozco mucho de ti. Conozco mucho de ti, Kirana, eres una heroína en Sargón. Por favor, trátame de tú y lo mismo a mi esposa Eveliz. Es un privilegio tenerte con nosotros. -¿Puedo preguntarte algo? -Lo que quieras, Kirana. -¿Siempre es así Alexis?, ¿con vosotros también? -Es un hermano para mí, es una persona que nos enriquece la vida más rica de la que tenemos. Siente el aroma de este mundo. -Aspiré hondo. -Huelo como a aroma de plantas, de frutos, de perfumes, es una maravilla. ¿Qué pasó? -Este mundo hace siglos y siglos y siglos que no utiliza combustibles tóxicos, por eso la atmósfera está tan límpida, y estamos tratando la atmósfera de otros mundos dentro del radio de veinte años luz que pertenecen al sistema Prima para purificar su atmósfera. -Luber -exclamé-, me he comunicado con la base Sargón, la primer ministro Nubia envía cuatrocientos cruceros de primera línea.
Luber me comentó de los adelantos que tenía Prima. Por empezar sus naves tenían aparte de doble capa de energía una capa intermedia de ultracarbino. -¡Vaya! -Y también tenemos, Kirana, una capa de energía invisible en todo el planeta Prima y en los demás planetas que pertenecen al sistema y a los otros sistemas que están con Prima. Y no sólo eso, con nuestra tecnología hemos logrado poner también, cubriendo los mundos, ultracarbino, que hasta pueden frenar el impacto de un asteroide que puede acabar con la vida de un mundo. Hablé personalmente por visor ultralumínico con vuestra primer ministro Nubia y vamos a intercambiar técnicas, os vamos a ofrecer el ultracarbino y la fórmula, para que podáis fabricarlo. No dejéis de lado el ultragrafeno, pero vuestras naves con ultracarbino van a ser invulnerables, totalmente invulnerables. -Luber, ¿cómo he logrado pasar con las naves pequeñas a superficie? -Porque codificamos con los holoordenadores la materia de vuestras pequeñas naves plaza y automáticamente en esa parte el ultrcarbino se pliega, al igual que la capa energética, permitiendo que pasen. Al revés lo mismo; si lanzáramos de superficie supermisiles, la capa energética y el ultracarbino permitirían el paso hacia el espacio. -Impresionante, impresionante. -Os daré la fórmula para que podáis aislar con capa energética y ultracarbino a Sargón y a sus mundos. -Luber, tenemos quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares. -Bueno, empezad por el vuestro. -¡Je, je, je! -Sonreí.
Fuimos al consejo de mando, me presentó al almirante Negri. -Vaya, ¿qué sería "almirante"? -Bueno, vosotros en Sargón no tenéis ese título militar, sirve para las flotas estelares. -Nosotros tenemos comandantes. -Claro, comandan, o sea, mandan entre varios. Aquí el almirante es el que toma todas las decisiones. Obviamente evitamos todo tipo de autocracia y toda la decisión tiene que ser aprobada por el consejo; hay una democracia total y absoluta. De todas maneras el almirante viene de familia militar y es una persona buenísima.
Lo conocí a Negri, un militar de rango vestido elegantemente, pero muy locuaz, muy ávido de conocer otras costumbres, pero a su vez nunca ocultaba nada y miraba a los ojos francamente. Me estrechó la mano con un apretón firme, pero no fuerte. -Es un gusto, capitana Kirana. -El gusto es mío, almirante Negri. -Me mostró los planos de este sector galáctico y donde estaban en este momento las naves fungo. -No hay ninguna duda que sus armas están activadas. Entiendo que tu nave, capitana Kirana, al igual que las nuestras están blindadas, no hagamos nada hasta esperar un ataque, todos nuestros mundos están protegidos.
No pasó un día que llegó el primer ataque a nuestro crucero, justamente. Devolvimos el ataque, ellos también tenían capa de blindaje. -Un segundito. -Cogió la radio el almirante Negri-: "¿Te parece, Alexis? No, está bien, por lo menos con la primera, con la que inició el ataque. Sí. Corto. Sí, puedes salir. Sí. Sí, sí, estás autorizado. No hace falta que te diga nada, tienes prioridad A1. Corto". -Me miró-: Alexis, con la nave que ha atacado a vuestro crucero va a lanzarle una bomba de vacío. -Almirante, tengo entendido que él es un civil, él ha renunciado a Sargón como militar. -Luber lo recomendó, y aquí tiene permiso como capitán para dirigir a todo tipo de tropa y para comandar a todo tipo de nave. Me sorprendí: -¡Vaya! -Miramos por el visor, automáticamente la nave fungo desapareció en una singularidad. No me sentí satisfecha, al fin y al cabo eran vidas.
El resto de las naves se retiraron, los seguimos con ultratelescopios, quedaron a un año luz de distancia, pero siempre alertas, al acecho. Deberían estar sorprendidos porque no conocían lo que era una bomba de vacío, simplemente vieron que su nave desapareció en la nada. Eran vidas malignas, como los langars pero no me sentí bien, no me sentí bien, para nada.
A la noche nos juntamos con Luber, con su esposa Eveliz, el almirante Negri, algunos comandantes, y también estaba Alexis de civil. Lo miré, vi que estaba cabizbajo, casi triste. -Luber le preguntó: -¿Qué sucede, Alexis?, tú plan ha dado resultado, el resto de los fungo se han retirado. No han vuelto a su mundo pero están a un año luz de distancia. -Alexis levantó la mirada: -Van a volver, están evaluando lo que pasó, algo que no van a comprender. Pero van a buscar la manera de evadir nuestras naves y a atacar por sorpresa a naves de pasajeros que quizá no tengan tanto blindaje o a mundos mineros, como han hecho también los lacerta. Luber agregó: -De todas maneras, ánimo, tú plan ha tenido éxito, por eso el almirante lo aprobó. -No pasa por ahí, hermano, pasa porque no dejan de ser vidas. -Pero Alexis -exclamó Luber-, has prácticamente acabado con un 90% de los langar y no te vi con ese rostro tan apesumbrado. -Alexis levantó la vista y lo miró a Luber. -Sabes lo que pasa, hermano, al haber estado aquí en ese mundo tan hermoso donde me he divertido jugando en el césped, en los bosques con esos animalitos tan inocentes, esos roedores que te suben al hombro, esos pájaros que juguetean con tu cabello, ¿cómo explicarlo?, es que te hicieran... te transforman en mejor persona, o mejor dicho, en un ser más empático con tu propia alma, no sé cómo expresarlo mejor. He aprendido a respetar cada vida aquí en Prima. Me molesta lo que hice pero tampoco podía permitir que los fungo hagan lo que han hecho durante milenios los langar, porque en la galaxia hay muchos mundos que ni siquiera conocen los vuelos espaciales y los fungo pueden tener millones de esclavos en cada mundo, porque a diferencia de los langar, los fungo no depredan, esclavizan. Y no sé que es peor. Esclavizan, someten, son carentes de emociones; si ven a un niño humano, famélico, hambriento casi muriendo, lo miran como si fuera un objeto y lo dejan ahí. Entonces tengo una lucha conmigo mismo. -Se levantó de la mesa fue a la máquina de café, se sirvió y se sentó a una mesa solo. -Permiso -exclamé, y le fui a hacer compañía-. ¿Tanto te afecta, Alexis? -Me miró sin perder esa mirada angustiada. -¿Sabes lo que pasa, Kirana? No..., no soporto más esto, yo amo la vida. De repente hay unos animalitos blancos, herbívoros de orejas largas que tú te sientas en el bosque y se te trepan, te lamen, tú les acaricias la cabeza y cierran los ojitos. Y en ese momento piensas, ¿por qué tienen que morir? Y luego analizas "Porque así es la vida. Somos un programa y tenemos determinado lapso, pero quitar vidas es algo que me desagrada muchísimo. Pero yo ya lo pensé con los langar. Hay cuerpos humanos, félidos, cánidos, reptiloides y otros que pueden tener un problema en el cuerpo, de células que crecen descontroladas y no responden a los tratamientos, entonces tienes que abrir ese cuerpo y extirpar esas células que no funcionan bien quizá por una deformidad de su ADN. Extirpas eso y salvas al cuerpo. Bueno, el cuerpo es la galaxia; los fungo, los langar y otros son esas células indiscriminadas que terminan matando al huésped, al cuerpo, al ser vivo. Si lo pienso de esa manera me tranquilizo, pero no voy a ser hipócrita ni me voy a engañar conmigo mismo, Kirana, son seres vivos. -Lo tomé de la mano. -Antes te veía más analítico, ahora te veo como más emotivo, ha crecido tu ego. -Seguramente, pero es otro tipo de ego. Tendrías que quedarte aquí un tiempo, sacarte ese uniforme de capitana, vestir de civil con pantalones cortos, caminar descalza por el césped y jugar con esos animalitos, respirar el perfume de esas plantas y verás que la vida es tan maravillosa... Y a la vez cierras los puños de impotencia pensando cómo no todos lo valoran. Tú sabes, Kirana, que hay miles de mundos que ni siquiera conocen los viajes espaciales y se matan entre ellos, y hay razas que acaban con su mundo sin haber salido del mismo por apropiarse de otros territorios. Y de repente bajas la vista y ves a ese animalito blanco de orejas largas que te mira y te olfatea y piensas, ¿por qué si esos seres con una inteligencia tan grande, un concepto tan importante se viven matando, estos animalitos te lamen la mano? ¿Por qué familias se distancian porque de repente creen en seres invisibles que los van a proteger cuando eso es una falacia total y absoluta? Hermanos que se distancian, amigos que se distancian por diferencias tontas. -Cálmate, cálmate, tendrías que tomarte alguna planta que baje tu ansiedad. -He sido muy feliz aquí, en Prima, por eso he dejado la milicia de Sargón a la cual sigo siendo el cien por ciento leal. Pero si tú te quedaras aunque sea una semana aquí..., le puedes preguntar perfectamente a Morkan... -¡Je, je! Olvídate, Alexis, de Morkan -exclamé-, él ahora está con su amor, él ahora está con Andara y no piensa en nada. -Me miró a los ojos. -¿Y tú en qué piensas? -Me encogí de hombros. -En lo que piensas tú, en que toda vida vale. Pero si tengo que elegir de una manera muy básica, elijo a los buenos. -¿Cómo sabes cuáles son los buenos? -Los que ayudan, los que tienden una mano, los que respetan otros mundos, los que no invaden, los que no buscan el poder por el poder o tener más créditos en su cuenta, como si fueran a vivir eternamente. Hay gente que no disfruta por apetitos de poder, Alexis, y quizás al día siguiente no estén más aquí, estén en ese lugar que no podemos percibir. Alexis me dijo: -Yo lo llamo mundo suprafísico, está más allá de lo físico, donde va nuestra alma. Pero eso no impide que aquí podamos disfrutar de lo mucho o poco que podemos tener. -¿Y qué es lo más importante para ti? Ya sé, el animalito de orejas blancas... ¿Qué más? -El amor, por supuesto. El amor es lo más importante. -¿Y entonces por qué estás solo? -Bueno, lo mismo te pregunto a ti, Kirana, ¿por qué estás sola? -Bueno, he tenido una relación que me ha restado, no me ha sumado. -Bueno, a mí me ha pasado lo mismo. -Y entonces qué, ¿mides a todas las mujeres con la misma vara? -Te pregunto lo mismo, ¿y tú mides a los hombres, a todos con la misma vara? -No, por supuesto que no, por supuesto que no, hay hombres que vale la dicha estar con ellos, por supuesto.
Nos quedamos conversando bastante bastante tiempo, hasta que finalmente le respondí: -Mañana, mejor dicho, luego, nos espera un día bastante difícil, los fungos van a volver, y seguramente varios de nuestros cruceros van a estar equipados con bombas de vacío. Y pienso igual que tú, toda vida vale, pero valen más los buenos. Lo que yo no sé es si los fungo son malos o si ya es su manera, su forma, sus costumbres. -Kirana, Kirana, son seres conceptuales, no nos engañemos, no les podemos tener compasión ni piedad, no son como esos reptiles antiguos que pueden comer mamíferos y ni se dan cuenta, sólo se alimentan, porque no entienden. Los langar entendían, los fungo también entienden. Entonces yo no les voy a tener piedad, tú tampoco. -¡Je! -¿De qué te ríes, Kirana? -Lo miré a los ojos. -Estábamos hablando del amor y terminamos hablando de no tener piedad. -Kirana, todo es compatible con todo, nada se contradice. Se ama lo que vale la dicha, hablo del amor personal, y se tiene piedad a lo que vale la compasión, pero no se puede tener piedad a quien mata sin tener emociones. No nos contradecimos.
Sesión 24/01/2024 Con las jerarquías de Sargón fue al sistema Prima para decidir acciones respecto al ataque de un mundo fungo por parte de una teniente de la flota. Se encontraron con el Gran Consejero, un áune prepotente que no escuchaba a nadie. La capitana se lo tomó mal. Parecía que la raza áune no era tan analítica.
Entidad: Me había citado con urgencia Nubia, la primer ministro. -Querida Kirana -me dijo-, tenemos un nuevo problema, aparentemente no es grave pero es como que los áunes están mostrando su verdadero ser. Tuve una pequeña conversación con el amigo del capitán Alexis, Luber, que me parece una persona tan carismática. Pero luego me pasó por ultravideo con el Gran Consejero Aunor, tuvimos una muy breve conversación y ahora vamos a viajar al sistema Prima. -Apreciada primer ministro, lo que dispongas. Me tomó del hombro: -Mira, no somos amigas, no nos conocemos tanto, pero me caes muy bien, adelante de la tropa tú serás la oficial capitana Kirana, yo la primer ministro Nubia. Pero cuando estamos solas tratémonos de tú dejemos la parte marcial, la parte oficial, conozcámonos mejor. Me sorprendí gratamente y le dije: -Sí, Nubia, de mi parte no tengo problemas. ¿Cuándo partimos? -A las mil seiscientos. -Vaya, tenemos cinco horas. -¿Comemos juntas? -Sí -le respondí-, por supuesto. Sí me tienes que dar una hora que busque mi ropa. -Está bien, luego te darás un baño de vapor en el crucero.
Y fuimos. Llegamos al sistema Prima, estaban reunidos el capitán Alexis, el capitán Morkan, el amigo de Alexis, Luber, y su esposa, Eveliz. Nos presentó al Gran Consejero, un hombre grande bastante, bastante mayor, en mirada seria, adusto. Sonrió pero me pareció una sonrisa forzada. A mí no me miró, se dirigió directamente a Nubia. -Señora primer ministro, un gusto conocerla personalmente. -Le estrechó la mano. Nubia le contestó: -Apreciado Gran Consejero Aunor, es un honor. -Venga, pasemos, pasemos a la sala y conversemos, hay otros consejeros también. Lo que voy a comentar es algo delicado. -Entiendo. Supimos lo de Andara, lo que ha hecho es inconcebible. -Hablaremos de eso, estimada primer ministro, y de muchas otras cosas.
Nos sentamos en una mesa larga y habló Aunor: -El tema es así: No estamos contentos de que los fungo hayan atacado un mundo minero perteneciente al sistema Prima matando a miles de áunes, pero la respuesta de vuestra teniente fue demasiado reactiva, demasiado brutal acabando con un mundo con millones de fungos. Obviamente les hicimos saber a los fungo que todos nuestros mundos están enormemente protegidos que se olviden de otros ataques sorpresa. ¿Pero cómo reparar la destrucción de un mundo con millones de habitantes?, obviamente no nos hacemos responsables, los responsables son ustedes, los dues. Fruncí el ceño y le pregunté: -Permiso para expresarme, Gran Consejero Aunor. -Hable. -No entiendo el apodo de dues. -No es un apodo, nosotros somos los áunes cien por ciento analíticos, ustedes son los dues, mitad analíticos, mitad reactivos, muy emocionales. Y no importa si son humanos, reptiloides, félidos, cánidos y otros. Nosotros, los áunes, evaluamos analíticamente cada situación y jamás hubiéramos hecho algo así.
No sé por qué razón no me caía bien el Gran Consejero Aunor, incluso estaba convencida que el nombre se lo pusieron sus padres que también venían de una larga data de consejeros y le pusieron Aunor por ser un ejemplar áune.
Habló Luber, el amigo de Alexis, y le dijo al consejero. -Evidentemente le tenía confianza: -Aunor, quizá te has excedido en prejuzgar a otras razas, al fin y al cabo muchos son analíticos como nosotros. -Primero y principal, Luber, sé que eres una gran persona, que has creado aparatos, que has ayudado a modificar a favor nuestro sistemas de informática, no sólo a nivel holográfico sino a nivel cuántico, pero no permito que me debatas, soy Aunor, el Gran Consejero. Luber no se calló, le dijo: -No estoy debatiendo, di mi opinión. -Pues guárdatela. -Volvió, mirando a Nubia-. Mira, apreciada primer ministro, para evitar malos entendidos a partir de ahora dejemos de tratarnos, el sistema Prima va a enviar un comunicado diciendo que los responsables del atentado fueron de Sargón. Es verdad que fui reactiva y le dije: -Si no fuera por el disfraz de pasar por analíticos y creerse que los áunes son la raza más completa de la galaxia, eso esconde el no hacerse cargo, hasta lo tomaría como temor. -Jovencita... -Soy la capitana Kirana. -No me prestó atención. -Jovencita, se ve que tiene costumbre de hablar sin pensar. ¿De qué podemos tener temor? Tenemos una bomba gravitatoria superior a la de los Fungo, algo que pensábamos compartir con ustedes, pero viendo que son tan reactivos no lo vamos a hacer. Prima es el mundo más evolucionado y el más poderoso de la galaxia. Y no lo digo solamente por vosotros que sois reactivos; los que se llaman antiguos, que de antiguos no tienen nada, son incluso peor que vosotros, que manejan todo con castas, que se creen superiores a los demás y son pobre gente. No me callé y le respondí, obviando lo de Gran Consejero: -El tema es, Aunor, que si fuera tan analítico no se tomaría el tiempo de prejuzgar a los demás. -No, niña, no estoy prejuzgando -me respondió-, estoy diciendo lo que es. -Bien, ustedes nunca se equivocan. -Obviamente que no. -Luber iba a hablar y Aunor le hizo un gesto-. No, estoy hablando con la joven. -Mi pregunta es la siguiente, Aunor. -Soy el Gran Consejero. -Y yo soy capitana de Sargón, no soy una niña. -Que reactiva que estás, que difícil hablar con una persona así. -Bien. Tengo entendido, excelentísimo Gran Consejero Aunor... -No, no, ironías no. La ironía viene del ego, cada vez demuestras más tu clase reactiva. Y así son todos vosotros. -Bien. Mi pregunta es la siguiente: el capitán Alexis, que tengo aquí a mi lado, comentó Luber que nació en Prima, o sea que es un áune. -Sí, así es, ¿pero qué tiene que ver con lo que estamos hablando? -Bueno, es un áune y sin embargo acabó con la mayoría de los langar. -Dos cosas, pequeña, se ve que te falta comprensión para entender. Primero, el capitán Alexis no fue impulsivo, lo comentó con la primera ministro aquí presente. Que luego hicieron una farsa, está bien, pero no fue impulsivo y ayudó a la galaxia. Y si lo acusaran de ser reactivo, es obvio, era una criatura cuando se fue de Prima. ¿Con quién se crió, con quién creció, con quién se instruyó?, con vosotros, que lo contaminaron. Y en este momento si bien es un áune, estoy seguro que le hago un escáner en su cerebro y su hipocampo y parte del hipotálamo van a estar más activos en su parte emocional. Y todo, ¿por qué?, por criarse con vosotros. -Lo miró a Alexis-. Querido Alexis, tú has hablado con Luber que querías dejar la fuerza en Sargón y quedarte aquí como civil, lamentablemente debo negarme. -Espera -dijo Luber-, yo le di mi palabra. -Aunor le hizo un gesto. -No hables hasta que yo no te lo pida. Tú no eres quién para darle la palabra sin consultarme a mí primero. -Aplaudí. Me miró-. ¿Qué es ese absurdo, joven? -Nada, Aunor, lo estoy aplaudiendo, eso es bueno. -¿Qué esconde tu ironía? -Estoy aplaudiendo su ego. ¿Qué se cree un Dios?, es un mortal, ¿áune, due?, ¿qué razas hay más abajo? Todos vamos a morir, algunos vivirán más tiempo otros menos, pero sus palabras me suenan a cierta prepotencia. -Me tomó de la mano Nubia y me la apretó fuerte, señal de que me calle. Me miró y sin que nadie viera me guiñó el ojo, como diciendo 'estoy contigo'. Pero le habló a Aunor. -Apreciado Gran Consejero, entiendo perfectamente y pido disculpas por la acción verbal precipitada de mi capitana. Será amonestada y esa amonestación estará en su foja de servicios por haberle respondido tan atrevidamente. Y comparto su sabia opinión, el capitán Alexis vendrá con nosotros quiera o no quiera. Si presenta oposición será llevado por la fuerza. -Alexis la miró sonriendo a la primer ministro, y dijo: -Jamás presentaría oposición, tengo aquí a mi amigo Fidis, que no ha abierto la boca, y no podría estar lejos de él al que considero un amigo. -Obviamente Morkan es el más dolorido porque era el esposo de la teniente que cometió ese genocidio, no dejaremos de buscarla y castigarla, salvo que queráis castigarla vosotros. -No, no, no -dijo Aunor-, detestamos la violencia. Si la encontráis castigadla vosotros. Pero para que veáis la amabilidad de los áunes, esta noche haremos una gran cena antes de que mañana partáis. -Mi querido Gran Consejero Aunor -exclamó Nubia-, entiendo que es molestia, sería mejor marcharnos ahora. -No no no, querida primer ministro, no rechacéis nuestra invitación, no seáis descorteses. -No, querido, no lo hacemos por descortés, nunca vamos a ser descorteses con los áunes, es para no molestaros. -No no no no, hagamos la cena, no hablaremos de política, de guerra, de violencia, de nada, simplemente disfrutemos. -Entonces aceptamos gustosos y tendremos el honor de compartir con vosotros la cena. Ahora, con permiso, con vuestra anuencia, nos retiramos, vamos a descansar, a cambiarnos y nos vamos a preparar para la cena. -Nos marchamos.
Con nosotros, con Nubia y conmigo, estaba Fidis, que no habló una palabra, obviamente se sentía muy muy molesto. Alexis con cara entre sonriente y imperturbable. Morkan pasando su duelo.
Pero más cosas pasarían.
Sesión 25/01/2024 Hablaron del ataque de la nave de Sargón a un mundo fungo, pero apareció un video que mostraba dónde, cómo y quien realizó el ataque. La teniente sospechosa de haberlo realizado no era.
Entidad: Se comunicó en privado la primer ministro Nubia: -Quiero verlos a todos vosotros, a ti Kirana, a Alexis, a Morkan. -Pensé que nos veríamos en la cena. -No, esto es importante.
Hablé con Alexis, con Morkan, nos dijo que nos llamaba la primer ministro. Cuando llegamos estaba reunida con su esposo, Fidis. Le hize un saludo militar. -Permiso, primer ministro Nubia. -No, no, quedamos que entre nosotros nos tratábamos de tú y por el nombre. -Miré a Alexis y al capitán Morkan. Y me dijo-: Con ellos no hay problema, Alexis me trata de tu. -Lo miró a Morkan-: Bueno, tú eres más nuevo, puedes tratarme de tú aquí en confianza. En cualquier lugar que nos veamos con cualquier persona sean civiles o militares me tratas por el rango, entre nosotros no. Tengo algo para mostrarles, un holovideo, y luego lo hablaremos en la cena, esa cena a la que nos invitó el gran consejero Aunor.
Me mordía los labios porque quería preguntar de qué se trata, pero triunfó mi paciencia. A los cinco minutos nos sentamos en una pequeña sala privada y puso el holovideo. Antes de comenzar me dijo: -Queda entre nosotros. Este vídeo me lo pasó Luber, el amigo de Alexis. Alexis estaba enterado pero quería que lo viéramos todos de nuevo incluso con mi amado Fidis, y luego hablaremos en la cena.
A medida que veíamos el vídeo, al comienzo me sentí intrigada, después me puse pálida, luego sentí una tremenda impotencia y por último me dominé para que no me coja un exceso de ira. Terminó el vídeo. -No entiendo, Nubia -exclamé- ¿nadie vio las cámaras? -Sabes que pasa, Kirana -me respondió Nubia-, los áunes, y así debería ser con toda la gente honrada, cree en la palabra, pero a veces nosotros a quienes los áunes nos tildan de emocionales, sentimos cierta desconfianza quizá no con nuestros seres queridos, nuestros seres cercanos; sería aberrante, pero con personas que no conocemos ni su vida ni su obra, ¿por qué habría de depositar mi confianza? Ahora, admiro a Luber, porque Luber es un áune puro y sin embargo se tomó el trabajo de ver todas las cámaras del crucero y tuvo la honradez de pasármelo. No lo voy a poner en evidencia la fuente va a ser anónima, porque Aunor de saberlo, lo acusaría de traidor, y a él y a su esposa Eveliz los expulsaría de Prima, en el menor de los castigos. Habló Alexis: -Entiendo que ahora no vamos a hacer nada, simplemente esperamos, vamos a nuestras habitaciones, nos aseamos, nos cambiamos y vamos a la cena.
Habló Fidis: -Querido Alexis, me hubiera gustado que hablara mi esposa porque al fin y al cabo es la primer ministra de la Federación Sargón, pero como ya hubo una irritante conversación de la capitana Kirana con el Gran Consejero Aunor, si la capitana Kirana lo desea que sea ella la que hable. Lo miré a Fidis y luego a Nubia: -Mirad. honestamente estoy más que ansiosa de hablar en la cena, pero de verdad no me corresponde, lo ideal sería que hable Nubia de igual a igual con el Gran Consejero Aunor. -No, no. ¿Sabes qué sucede, Kirana? No tengo deseos de dirigirle la palabra, y a ti te conozco, ardes de ganas de hablar. -Sonreí. -Bueno, me daré el gusto de hablar. -Lo miré a Alexis-, ¿qué dices? -Se encogió de hombros levantando las manos diciendo: -Estás a cargo de la conversación. -Lo miramos todos a Morkan, Alexis lo sacudió-: ¿Qué pasa amigo? -Morkan estaba ahogado en lágrimas-. Tranquilo, ¿qué pasa con tu temple?, vamos hombre, ¿qué pasa con tu temple? -Sacó un pañuelo, se secó los ojos. -¡Ah! Haré un esfuerzo por quedarme callado. Y de verdad, deseo escuchar a la capitana Kirana. -Nos miramos todos, dejamos a Nubia y a Fidis y cada uno se fue a asear y a cambiar de ropa.
Combinamos los marcadores de hora y nos encontramos todos a la entrada de la sala donde iban a estar los comensales. Había muchísimas personas ya en la sala, consejeros, informáticos, a un costado en otra mesa estaban las alféreces que habían estado en el crucero con Andara. Entramos, en una punta del asiento había una condecoración. Nubia la levantó: una estrella dorada. -¡Vaya qué delicadeza! Esto es para mí, me lo pondré como prendedor.
Y Nubia se sentó en una punta de la gran mesa. Al lado Fidis, de un lado Morkan del otro lado Alexis y yo al lado. Del otro lado de la larga mesa llegó Aunor el Gran Consejero y se sentó. A ambos lados varios consejeros, en mitad de la mesa Luber y Eveliz. -Bueno, mis cocineros han preparado para homenajear a Sargón, a nuestros amados invitados, una deliciosa cena y un delicioso postre, pero como lamentablemente es una cena de despedida de dos mundos amigos, si alguno de vosotros quiere tener la palabra os la concedo con mi gentileza, que forma parte de mi persona. Me paré y lo miré al Gran Consejero. -Estimado Aunor recuerdo que habíamos tenido una conversación un poquito incómoda haciendo notar vuestra capacidad de análisis y nuestro déficit emocional con el cual nos manejamos en nuestra vida, ¿es así? -Es así, Kirana. Pero como siempre su descortesía evitó llamarme Gran Consejero. -Aunor -exclamé- no se haga problema, no nos vamos a ver más, así que, que me soporte un rato más, no creo que le incomode. -Quizá sí, porque de la misma manera que soy honesto, íntegro, también tengo mi dignidad y no soportar irreverencias de una joven a quien apenas conozco y de la que hablan que tiene grandes hazañas, que yo por supuesto no he comprobado. Pero bueno habla querida, te permito. -Fijaos que a un costado de la gran mesa se puso una gran pantalla holográfica, una pantalla que también va a tener volumen. -Presioné un botón, se encendió la pantalla y apareció una imagen del crucero. -¿Qué es esto? Esto es una información privada. -Bueno, la he conseguido. -¿Sabes, niña, que hay una pena muy grande por robar secretos de estado? -Seguramente -le respondí-, pero no he robado nada, vosotros tenéis aquí en el recinto y donde guardáis los holo-videos, cámaras de vigilancia y como veréis yo no estoy en ellas, por lo cual no hubo ningún robo. Esto apareció en mis manos, lo miré, se lo hice ver por supuesto a la gran ministra Nubia, a su esposo el gran consejero Fidis y a los capitanes Alexis y Morkan. Pero ahora lo van a ver todos. -Puedo oponerme. -Puede oponerse, de todas maneras si se opone este vídeo holográfico ha llegado a Sargón y lo tienen millones de personas, incluso me tomé el atrevimiento de enviárselo al sistema Fungo. Además sus consejeros tendrán curiosidad de ver el vídeo salvo que usted sepa de qué se trata y lo ocultó. -No me ofendas, niña. -Pero Gran Consejero, imposible ofenderlo, tendría que tener ego para que lo ofenda, y usted apreciado Aunor es cien por ciento analítico. -Bueno, póngalo, a ver de qué se trata.
Los primero minutos se vio imágenes de la nave con Andara dando órdenes a otras alféreces. Pero en ningún momento se le veía a Andara exaltada ni mucho menos; molesta sí, porque los fungos habían atacado un pequeño mundo de Prima. En un momento determinado Andara deja el crucero a mando de la alférez Gamala, nativa de Prima, una áune. Y dice: Voy a descansar media hora en mi camarote. Mi holomóvil va a vibrar directamente en mis oídos y me despertará en caso de dormirme.
Se alejó de la escena Andara y la alférez Gamala dejó al mando a dos alféreces de confianza y ella fue por unos pasillos. Las distintas cámaras fueron mostrando su camino hasta que tomó un elevador que esta vez no la elevó sino que la bajó un nivel antes del cuarto de máquinas. Manejó las bombas y con un sistema automático le dio minutos y las envió al enorme mundo habitado fungo, al que destruyó por completo. Cuando las alféreces vieron a través de los visores este tremendo desastre hablaron todas con voz alta. Salió del camarote, alarmada, la teniente. Y en este momento Gamala dijo: -Miradla, aquí está, ella manipuló las bombas, yo la seguí. -Las alféreces, obviamente, le creyeron a su compañera y no a la teniente Andara, que para esta era una desconocida-. Te haremos prisionera y te entregaremos para un juicio de guerra al sistema Prima. Y ellos te van a entregar a los fungo.
En la pantalla, lo que se ve, que Andara le da un golpe y casi la desvanece a la alférez Gamala y empuja a las otras alféreces. Pasa a otro corredor y traba la puerta con un seguro. No coge ningún elevador, baja por las escaleras hasta el hangar y se escapa en una pequeña nave borrando la estela ultralumínica para que no la puedan seguir.
Apreté el botón y paré el holovideo. Queridos consejeros, tenéis frente a vosotros a una persona llamada Aunor que se cree un dios y en mi opinión su ADN será áune, pero esto demuestra, primero: Que Gamala, que pasó por todas las pruebas que le han hecho, aparatos similares a los que tenemos nosotros, pero que cualquiera puede engañar, y Gamala pudo mentir sin pestañear. Es más; ni pestañeando mostrando ira por haberse escapado la teniente Andara. Pero claro, es una áune, es analítica, no puede ser dominada por sus emociones, tampoco puede mentir; para mentir estamos nosotros, los dues. ¿Pero qué pasó? Este holovideo también lo tienen los fungos y ahora están enterados que una persona militar del sistema Prima acabó con un mundo fungo y no un personal de Sargón, los emotivos, los impulsivos, los no confiables. A ver, ¿qué tiene que decir, apreciado Aunor? Irónicamente lo digo porque no le tengo ningún aprecio. -Bueno, lo que tengo que decir, joven, es que la alférez será severamente castigada, y obviamente pedimos disculpas por haber prejuzgado a vuestra teniente. -¡Ah! ¿La habéis prejuzgado? ¿Cómo, los áunes prejuzgan? ¿Qué pasa con su enorme poder de análisis que así muestran vuestros aparatos al observar y estudiar vuestro cerebro? ¿Realmente, en qué nos diferenciamos los áune de los que vosotros llamáis los due? ¿En que tienen córtex prefrontales más pronunciados, un hipotálamo más pequeño? ¿Y esto se lo han creído todas las generaciones tratando a los demás con una simpática superioridad? Aclaro, no todos. -Está bien -dijo Aunor-, ¿pero quién le dio esta evidencia? -Me encogí de hombros. -Honestamente, pasó un desconocido, prácticamente tenía un rostro cubierto, así que ni lo vi. Cogí el pequeño microchip que podía reproducir en cualquier pantalla holográfica, gran sorpresa me llevé cuando vi de qué se trataba. ¡Ah!, a propósito, creo que les quité el apetito a todos. Y ahí veo que varios soldados se están llevando a la alférez, a la criminal, a la genocida. Vamos a difundir por todo en cuadrante este video, no para dejarlos en evidencia a ustedes, eso no me interesa para nada, sino para que Andara sepa que no tiene por qué huir. Seguramente el vídeo ya habrá llegado a su crucero. Pero bueno, les quité el apetito a todos. Nosotros, honestamente, no tenemos ganas de comer y no nos vamos a quedar hasta mañana. Con vuestra anuencia vamos a partir de regreso a nuestro mundo esta misma noche. Mi querida primer ministro Nubia, ¿algo que agregar? -Nubia no se molestó en hablar, hizo que no con un gesto mirando con desprecio a Aunor.
Nos levantamos, saludamos con cortesía y nos marchamos. -¿Hablamos con nuestra tropa?, no tengo ganas de ir en ninguna biplaza, directamente, ¿qué le parece, primer ministro Nubia si nos teletransportan?, usted es la que da la orden.
-Así lo haremos, capitana Kirana, así lo haremos. -Se acercó a mí y me puso una mano sobre el hombro. Me habló libremente al oído y me dijo: -Estuviste genial. Te tengo un afecto enorme. -Yo también a ti, Nubia -murmurando para que nadie escuchara la confianza. Me sentía satisfecha.
Ya en el crucero de Sargón lo miré a Morkan: -¿Cómo te sientes? -Emocionado. Disculpad que cuando vi el video haya roto en llanto, porque me he emocioné gratamente sabiendo que mi amor no podía ser una genocida. Gracias, Kirana. Gracias, Nubia. Gracias todos. -Estaba por romper en llanto de nuevo y se acercó Alexis. -Morkan, el temple. -Alexis, el temple lo dejo para la guerra, que espero que haya pocas o ninguna. Pero en este momento déjame disfrutar de este llanto. Al fin y al cabo soy un due, soy emocional. ¿Y qué? Me miró: -Y tú te ries, Kirana, y tú te ries. Le respondí: -Estoy contenta. No soy fácil de emocionar pero admito que también soy emotiva. Y admito que también soy peligrosa cuando tengo que serlo, como ha pasado en alguna ocasión con esa otra raza que no quiero ni nombrar. ¿Qué pasará con los fungo de ahora en más?, no lo sé, pero sí gracias a Fidis, gracias a Alexis, que tuvieron la iniciativa de visitar un mundo fungo, un mundo esclavizado, nos enteramos que los fungo, a esos mundos que supuestamente sometieron les hicieron cien veces más bien que mal. Desconozco por qué atacaron a un mundo Prima, ¿habrán pensado que Prima los iba a atacar? Se tendrían que haber comunicado primero. Seguramente lo que hizo la alférez no va alcanzar como disculpa aunque se la entreguen a los fungos, van a querer una reparación. Bueno, los áunes son analíticos, sabrán qué hacer. De todas maneras, tenemos dos amigos: Luber y Eveliz, que espero que nos visiten en Sargón. ¿Qué opinas, Nubia? -¡Je! Ya los he invitado. Y les dije que por favor no falten, seréis tratados como hermanos, no como amigos. Me abracé de vuelta con Nubia y le pregunté: -Ahora tengo hambre, ¿podemos ir a salón-comedor del crucero? -¡Pero más vale!, estaba por proponerlo yo. Y marchamos todos al salón-comedor.
Sesión 17/05/2024 La entidad, en el rol de capitana de la flota de Sargón, relata cómo empezó y terminó la batalla contra el imperio Mordon. No hubo ninguna pérdida de vida propia. Más tarde dialogaba con el segundo capitán, que si no hubiera sido así habrían perecido todos los contendientes.
Entidad: Dicen que a veces una idea, una intuición puede cambiar la vida de miles de millones de personas, ya sea para bien o para mal.
Me sentía responsable como capitana Kirana, no solamente por mi tripulación del navío insignia sino también por todos los navíos como capitana principal. A su vez me siento totalmente orgullosa del capitán Alexis por haberse adelantado a los hechos habiendo descubierto que los nuevos invasores eran los mordon, que más de un milenio atrás habían perdido una enorme guerra, con miles y miles de víctimas de ambas partes, con Sargón. Y eso era lo que trataba de evitar el capitán Alexis.
Preparamos las naves flechas, en forma triangular en punta de flecha, con ultrasonido lumínico azul para perforar apenas un micrón y poder entrar una sonda microscópica para tener la lectura del organismo de Mordon. Las naves flechas de ambos navíos, del que comandaba yo y el que comandaba el capitán Alexis tenían el mismo armamento, ideado meses atrás para los fungos, y resultó que iba a ser utilizado para un enemigo mucho más peligroso, fuertemente armado a la par nuestra. Ambos navíos, el mío el insignia y el segundo el de Alexis, trabajan en paralelo, ambos navíos tenían investigadores en holoordenadores, en ingeniería espacial, en genética, en armas de punta, las más modernas.
De parte nuestra no se perdieron vidas, una vez que con el ultrarayo azul perforaron las capas energéticas, supuestamente inviolables de los navíos Mordon, en un segundo viaje de las naves flecha se inyectó en todas las naves un virus letal para la raza. Cuando los mordon empezaron a sentirse mal vimos con el ultratelescopio que daban marcha atrás y volvían a sus mundos llevando con ellos el virus letal creado por nuestros genetistas. Todo eso ideado por el capitán Alexis. Regresamos triunfadores. Cuando llegamos al espacio-puerto vítores, aplausos. Nos saludamos con la primer ministro Nubia y su esposo Fidis.
Luego, previo al acto que se iba a transmitir por holovisión a los quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares de Sargón y a todos los sistemas estelares de Prima, incluso al imperio Fungo que ahora era nuestro aliado, pude hablar con Alexis. -¿Cómo te encuentras? -Era otro Alexis sin sonrisas, sin ojos de picardía. Semblante serio pero ojos apagados, con un rictus de amargura-. Hemos triunfado. -Lo sé, Kirana. -¿Qué te sucede? -Te tienes que dar cuenta. -Lo miré. -¿Sientes un peso sobre tus hombros? -Sí y mucho, trato de buscar una excusa y no la encuentro. Cuando acabé con la mayoría de los langar entendía que estaba salvando por lo menos un cuadrante de la galaxia, pero los mordon no son depredadores. -Lo miré. -¿De verdad estás buscando una excusa?, eran ellos o nosotros. La única vez siglos y siglos atrás que Sargón combatió con los mordon hubo miles de bajas, ahora no hubo bajas de nuestro lado, ninguna, eran ellos o nosotros, no fuimos los invasores, nos defendimos. -Sí, Kirana, pero podía haber contaminado una nave y advertirles que podíamos eliminarlos a todos. -Se iban a proteger, Alexis, seguramente iban a retroceder e iban a buscar la manera de captar las naves flecha. Siempre hay manera aunque las naves tuvieran tantas capas de invisibilidad. Avisarles, advertirles era perder. Apoyé tu decisión, la conversamos conjuntamente con la primer ministro Nubia, nos apoyó. Tienes que sentirte contento, has salvado millones de vidas. Me miró con una mueca que parecía ser una sonrisa amarga y respondió: -He matado millones de vidas. -Alexis, se trata de elegir, siempre se trata de elegir. Yo misma muchas veces me he planteado situaciones hipotéticas y seguramente hubiera tomado la misma decisión. He visto mundos en los viajes de exploración que aún no hacen viajes interestelares, apenas han recorrido parte de su propio su sistema estelar y sin embargo están en su mismo mundo en continuas guerras y son tan ignorantes que no se dan cuenta que no tienen opciones: al no tener viajes estelares acaban son su propio mundo, acaban con su propia raza. Hay muchos seres humanos, félidos, reptiloides, cánidos, insectoides, lacerta, los mismos antiguos, la mayoría son dominados por su propio ego, tienen apetitos de poder, ¿no te has preguntado, Alexis, para qué conquistar, para qué la guerra? Los mordon o cualquier otra raza, ¿por qué no se conforman con lo que tienen? Piensa eso. Ni tú ni yo tenemos idea de cuántos mundos que aún no han conquistado los viajes estelares se matan entre ellos y son la misma raza, son hermanos. Va más allá del ego. Y no es que no sean inteligentes, son ambiciosos, piensan que van a vivir eternamente. Alexis me miró, su rostro era con una expresión que nunca había visto, de desconsuelo, de amargura: -Entiendo todo lo que dices, Kirana, pero estoy cansado, estoy muy cansado. -Hablas como si fueras una persona grande. -No pasa por ahí. He hecho muchas misiones, sé que hay gente en la flota que ha hecho muchas más misiones, pero estoy cansado. -¿Te vas a cambiar, te vas a poner ropa de gala? -Sí, obviamente tú también. Me adelantó la primer ministro, -exclamé-, que no sólo nos van a condecorar sino que nos van a dar un nombramiento superior. -Alexis se encogió de hombros. -Nombramientos, ¿para qué? -No entiendo, parece que hubieras venido de una derrota. -Tal vez, Kirana, tenía muchas cosas escondidas en mi inconsciente y salieron todas de repente al exterior. Hoy es como que soy yo el que preciso un apoyo, un sostén. -¿Estás hablando en serio? -le pregunté-, ¡eres el héroe, el héroe de esta guerra! -Un héroe cansado. -¿Te incomodaría -le pregunté- que yo fuera tu sostén? -Me miró. -No quiero que seas mi sostén. -Retrocedí un paso. -¿Por qué? Él avanzó, me tomó de los hombros puso su rostro a diez centímetro del mío y me dijo: -Quiero que seas mi amor. Lo miré y sin decir palabra lo besé yo, por primera vez, largamente. Nos separamos y le dije: -Nos vemos en el acto. Me tomó de la mano y me dijo: -Cuando estuve en Prima disfruté. Había un jardín, me senté en el césped, a poca distancia corría un arroyo, había pequeños animalitos mamíferos, no me tenían miedo, yo estaba sentado y se trepaban en mis piernas, se dejaban acariciar. De repente me recosté en el césped y los animalitos se subían a mi pecho, olfateaban mi rostro, me hacían cosquillas en las orejas. Los acariciaba, algunos eran de pelaje duro, otros eran más lanudos... Nunca disfruté tanto. -Te entiendo. -No, Kirana, tienes que sentirlo, tienes que vivirlo. -Por lo que me cuentas debe ser maravilloso. -Es más de lo que te puedes imaginar, Kirana, es mucho más. Muchísimo más. -Antes de irte a cambiar: ¿en qué sentido estás cansado? -Estoy cansado de luchar, estoy cansado de... de entender que todo es en vano porque siempre va a haber mundos que piensen que sólo pueden subsistir sometiendo a sus semejantes. O no, a otras razas. Fíjate los antiguos, tienen castas, para ellos los humanos son superiores a los reptiloides, a los félidos y a los cánidos, a quienes consideran los más sumisos, y cuanto más sumisos son más los desprecian. ¿Sabes, Kirana, cuántas razas hay en el universo que desprecian a los sumisos? ¿Y qué hay que ser, rebelde, darle la razón a aquellos que invaden para no ser invadidos? De eso me canso, de no poder entender. Y sé que cuando no estemos todo va a seguir igual. Me dirás, "Hace un milenio no teníamos el adelanto actual". ¿Y qué?, sigue habiendo guerras con armas más sofisticadas. Eso me cansa. Honestamente, no quiero ser parte. -Lo miré. -No puedes hablar en serio. No puedes hablar en serio. No eres parte de la flota, eres la flota. Está bien que yo llevaba la nave insignia, pero fue tu idea la que nos hizo triunfar. -No es tan así. Mi idea es solamente eso: lo que hice fue juntar en holoordenadores a los mejores ingenieros, a los mejores en genética y ellos hicieron el trabajo. -Sí, pero si no hubieras estado tú no hubieran tenido la idea base. Te mereces ser feliz. -Me miró, cambió su rostro con esa sonrisa cínica, pícara-. Ahora tienes rostro de pillo. Me tomó del mentón: -¿Estamos saliendo? -Estamos saliendo -le confirmé. -Bien. Has hecho una buena elección, Kirana. -¿Perdón? ¡Tú has hecho una buena elección! Y no empieces o te las verás conmigo. -¿Te atreverías? -Te aseguro que sí. -¿Y me vencerías? -¿Tú qué piensas? -Sería la primera vez que me derrotarían. -Lo reconoces. -Lo reconozco. -Bien. ¿Estamos de acuerdo entonces? -Estamos de acuerdo.
Nos dimos un beso. Nos íbamos a dar un baño de vapor y a poner la ropa de gala, nos esperaba el acto.
Sesión 12/11/2024 Se preparaba un complot para evitar que una autoridad de la Orden del Rombo tomara el control de Liziana, ahora ejercía de Cónsul de la orden y mandaba la resistencia. Había preparado marcharse de la ciudad, Lizia, con su familia, la Orden vengaría la muerte de su enviado.
Entidad: Son pocas las personas que han hecho un cambio en mi vida, ya sea para bien ya sea para mal. Las personas que intentaron dañarme me han hecho más fuerte por dentro, como que una rebeldía interna me diera más fortaleza para luchar contra la injusticia.
Mi esposo, Stefano, sé que me ama, quizá no tenga mi fuerza interna pero hace lo imposible por superarse. Mi hija, Caltana, es un ángel, es alguien con el que comparto mi corazón.
Y mil setecientos años atrás, Axxón. Cada vez que pienso en Axxón me pregunto cómo los seres humanos no te entendieron. La misma Lizia, donde de alguna manera no les importaba que en Nebrón te hayan matado.
Y después, un par de siglos después Lizia se fue transformando en un país, Liziana, donde vivimos, y Lizia quedó como la capital donde se formó la Orden del Rombo, recordando los maderos donde clavaron al gran Maestro. Pero Amarís, país avaricioso, fue más torcido en cuanto a su falsa religión al punto tal que por lo menos en Amarís, en lugar de Orden del Rombo se llamaba Orden de Amarís. Pero tanto a Liziana como a Amarís lo que menos les importaba era Axxón, lo que tenían eran apetitos de poder y despreciaban a todo aquel, a toda aquella que no siguiera las directrices de la Orden del Rombo.
En el siglo XV, tres siglos atrás, empezó a formarse una resistencia, pero no una resistencia de personas no creyentes en Dios sino personas que creían en la bondad de Dios, en las palabras de Axxón, de que la virtud más importante es el amor y no el poder. Prácticamente quienes hoy representan a la Orden del Rombo no se diferencian de aquellos conquistadores que llegaron a hacer, hace mil setecientos años, un imperio en Lizia abarcando prácticamente medio continente.
Y hoy aprendí a fingir, aprendí a sonreír cuando por dentro era un volcán de fuego. Aprendí a ser cortés y aprendí a actuar.
Como actual jefa de la resistencia logré infiltrarme en la Orden hasta llegar a ser la nueva cónsul en Liziana. Tenía muchos colaboradores. Uno de ellos, Francesco Gotuzo, que anhelaba el mando de la resistencia. Y me decía: -Señora Simoneta, yo sé que usted sigue siendo de la resistencia. ¿A qué está jugando?, no se puede estar con Dios y con el diablo. -Lo miré y le dije: -Si tuvieras un poquito más de cerebro te darías cuenta de que estoy carcomiendo la Orden desde adentro. -Luego miró a su consejero Giovanni y le dijo-: ¿Y tú qué piensas? -Giovanni se encogió de hombros: -Si Simoneta lo dice por algo será. -Le pegó con la mano abierta en la nuca. -No tienes ideas propias, no tienes iniciativa -Giovanni le respondía. -Pero Francesco, hago todo lo que me dices.
Eran mediocres, no entendían. Lo que yo hacía era debilitar la Orden del Rombo. Pero una semana después el propio Francesco Gotuzo me trajo las novedades: -Creo, señora Simoneta, que no va a poder seguir con su plan, Amarís busca expandirse en todo el continente. Lea la carta.
Saqué el sello, abrí la carta, el gran cónsul de Amarís había escrito: "A quien corresponda en Lizia". Y adentro decía que Ribier Deperinyant, venido de Amarís iba a ocupar el nuevo consulado de Liziana.
Le dije a Francesco: -No hagas nada, espera mis instrucciones.
Se molestó, era muy intolerante y más que una mujer lo mandara. Liziana tenía la desventaja de que era un país totalmente machista.
Me sorprendió cuando vino Ribier Deperinyant vestido de gala, elegante, con finos bigotes, bien peinado, con una especie de gorro y pantalones ajustados. Todo de colores, parecía más un payaso de circo. Lo recibí con una media sonrisa y me incliné ante él: -Señor Ribier, es un gusto que esté aquí. Me sorprende. -Lo entiendo. Usted es la señora Simoneta. -Correcto, señor Ribier. Es una alegría tenerlo con nosotros. ¿Pero por qué me remplazan? -¡Oh! No se ponga mal, Amarís está agradecido con vuestros servicios, pero nuestro país quiere que todas las ciudades de Liziana, por supuesto Lizia la capital donde me instalo, van a ser dirigidas por gente de Amarís. Obviamente no es necesario que se vaya del consulado, el consulado es enorme, quedaría como una de mis ayudantes. -Pero de parte mía lo considero un honor serviros. -Bueno. Mostradme, por favor mis habitaciones, he tenido un largo viaje. Descansaré un poco y luego, entiendo que aquí hay buenos cocineros que me preparen una buena comida. -Así lo haré, señor Ribier.
Una vez que se instaló hablé con Stefano. Le digo: -Mi amor, nos vamos a tener que marchar. -Pero Simoneta ¿qué ha pasado?, ¿por qué no le sigues el juego a ese tal Ribier? -Porque dos veces hablé con Francesco, lo va a mandar a Giovanni a que cuando esté durmiendo lo degüelle. -Bueno, ¿y cuál sería el problema?, volverías a ser cónsul. -Stefano, ¿te escuchas a ti mismo lo que dices? Si en Lizia alguien mata al cónsul venido de Amarís van a traer soldados y toda Lizia, mejor dicho toda Liziana, va a ser una tremenda tiranía.
-¿Se lo has explicado a Francesco? -Es hablar con un burro. Y me dice: -Le has tomado el gusto a mandar en la Orden del Rombo y te has olvidado de la resistencia. -Jamás, Francesco. -Entonces no digas más nada, hay que matar a Ribier. -Francesco, van a ejecutar a cientos de Lizianos. -Tenemos armas para combatirlos. -No, no tenemos tantas armas. En Amarís la Orden del Rombo si bien es religiosa y si bien no comanda el ejército, el mismo general es un tremendo defensor de la Orden, y todo lo que el Gran Cónsul diga el general lo hará. -No me importa, tengo doscientos hombres bajo mi mando, yo tengo en este momento la potestad de la resistencia. -No, ahora no. -Me obedecen a mí. -Y a mí también -dijo Giovanni, el consejero. Francesco le dio una cachetada en la nuca: -Cállate, tú nada más haz lo que yo digo, vas a trascender en la historia como un héroe. -Giovanni, de poco cerebro, se infló creyendo que se iba a cubrir de gloria cuando en realidad él y los demás se iban a cubrir de sangre.
Pero tenía que actuar. Lo tomé del hombro a Francesco, lo miré a los ojos y le dije: -Tienes razón. -Obvio que sí, obvio que sí, Simoneta. -¿Qué puedo hacer yo? -Nada, Simoneta. Córrete a un costado, nos vamos a encargar nosotros. A partir de ahora soy el líder absoluto de la resistencia en Liziana. Nada más no estorbes, ni tú ni tu esposo Stefano. ¿Estaréis con nosotros? -Sí, lo pensamos bien, Ribier tiene que morir. -Eso quería escuchar. Ahora dejadnos planificar, ved a vuestros aposentos.
Fuimos con Stefano y con nuestra hija Caltana a nuestros aposentos. -Elije la mejor ropa, ponte unas buenas botas, llevemos un par de bolsas con ropa para cambiarnos, tengo dinero oculto que no llevaremos en las alforjas. Y obviamente no iremos a pie, en la caballeriza llevaremos dos caballos, yo llevaré conmigo a nuestra pequeña Caltana y nos iremos para el norte. -¿A dónde? -A un pueblo cercano no, por los menos cien kilómetros al norte, a Monterivando, es un poblado pequeño. Y obviamente llevaremos nuestro escudo de la Orden del Rombo, hay mucha vigilancia por los caminos. -Pensé -dijo Stefano- que Ribier Deperinyant venía solo. -No, no. -¿Lo sabes? -No, Stefano, lo deduzco, hay mucha vigilancia de Amarís por los caminos. Llevaremos lo justo, diremos que hay mucha resistencia por el camino y que por eso escapábamos, porque somos fieles seguidores de la Orden de Amarís. -La miré a mi pequeña, Caltana-: ¿Sabes fingir? -Cuando era más pequeña, mami, antes de que te fueras, me has dicho que mentir está mal. -Lo sigo diciendo, mi pequeña Caltanita, pero en este caso debemos hacerlo. -Le expliqué largamente los motivos-. Ya eres grande para entenderme. -¿Cuándo nos marcharemos? -Esta noche no, pensaba hacerlo, pero no quiero precipitarme. Mañana hablaré con Francesco y le diré que le voy a servir una comida abundante a Ribier. -¿Le vas a advertir? -No, lamentablemente no. Detesto la Orden del Rombo, pero distinto es matar a alguien en lucha a degollarlo dormido. Pero no puedo advertirle, va a quedar en mi conciencia. Pero llevo en mi espíritu la resistencia y para mí eso vale más que cualquier cosa. Por supuesto, por encima de la resistencia estáis vosotros, mi querida Caltanita, y tú Stefano. Y la figura inmortal de Axxón. Seguiremos actuando y mañana a la noche, a medianoche ya estarán preparados los caballos, tendremos preparadas las alforjas y nos marcharemos, nos iremos para Monterivando. -¿No sospecharán en el camino, si hay guardias, que marchemos de noche? -Stefano, Stefano, diremos que justamente hicimos eso para escapar de la resistencia. Pero quédate tranquilo, tengo más contactos en el norte. El problema es que cada vez son menos. Sé que hubo una revuelta muy muy al norte, en Laken, casi en la frontera de Liziana en el norte donde mataron como trescientos hombres de la resistencia las fuerzas armadas de Amarís. Entonces hay que tener cuidado, no soy la única que finge, hay muchos de Amarís que se hacen pasar por gente de la resistencia para descubrir a los rebeldes. -¿Y cómo nos daremos cuenta? -No vamos a salir de nuestra actuación, cualquiera que nos pregunte, "Somos de Amarís, amamos la Orden". Y después veremos qué sigue. Pero no vamos a cejar. -La miré a Caltanita-: ¿Tienes confianza en mami? -Tengo miedo. -¿Pero tienes confianza en mí? -Se encogió de hombros, Caltana dudaba-. ¿Y tú, Stefano? -Yo trato de buscar el perfil bajo. -Suspiré. -Sea como sea iremos a Monterivando. Lo que pase con Francesco, con su consejero Giovanni y con Ribier Deperinyant va a traer mucho ruido, y tenemos que estar alejados de Lizia.
Sesión 19/11/2024 Huía de la ciudad antes de que la relacionaran con la muerte del Cónsul. No sabía a dónde llegarían, sólo le preocupaba la seguridad y el futuro de su hija.
Entidad: Voy a comentar mis pensamientos.
Llegamos con mi esposo Stefano y mi hija Caltana a Monterivando, sentí tal tristeza al ver tanta tanta pobreza... No sé si la llegué a ver alguna vez a Liziana próspera como lo es Amarís, pero evidentemente entre exportaciones e importaciones... Que no tiene que ver con la Orden del Rombo, es política. Mientras Amarís fue creciendo, con Liziana pasó lo opuesto.
He caminado tanto, he andado tanto a caballo, en carreta, viendo poblados, y principalmente los del sur tan tan pobres... Pero ahora en el norte de Lizia el primer poblado que vemos no había trabajo para nadie. Y seguimos.
Por el camino nos paró un pequeño grupo de soldados: -¿De dónde venís? -Por supuesto, teníamos los escudos de la Orden del Rombo. -Señor, escapamos de Lizia porque hay un grupo de rebeldes que se están amotinando. -Revisaron nuestras alforjas. -¿Lleváis algo de dinero? -Siempre, señor. Hasta que se nos acabe, porque no conseguimos trabajo. ¿Qué ha sucedido, señor? -le pregunté. -¿Cómo se llama usted? -Simoneta, señor. -Debo contaros la noticia, la mala noticia: Un rebelde, Francesco Gotuzo, acompañado por tres o cuatro esbirros mataron al nuevo cónsul que vino de Amarís, Ribier Deperinyant. -Puse un tremendo rostro afligido. -¡No, no no no!, ¡qué gente perversa!
En realidad no estaba actuando, estaba pensando en la gente de la Orden del Rombo y mi rostro se descomponía de furia, pero claro, estos uniformados pensaban que mi ira se debía a la muerte de Deperinyant cuando la verdad, no debo ser hipócrita, no me importaba en lo más mínimo. Nos dejaron seguir viaje
Stefano no habló. A Caltanita le dije: -Tú no abras la boca a menos que te pregunten, y siempre tienes que decir que eres de la Orden del Rombo. -Sí, madre.
Y me quedé pensando, "Iremos al próximo poblado, a Miranda, es un lugar más grande y seguramente encontraremos algún trabajo, pero iremos hacia el norte, cuanto más lejos estemos de Lizia menos problemas encontraremos". O por lo menos eso lo creía yo. Y me puse a pensar "¿Sirve lo que hago?, sumo. Soy sólo una mujer, ¿qué puedo hacer entre tanto poder?". Llegué a tener cientos de rebeldes bajo mi mando, logramos liberar algunos condados, pero estoy segura que en este momento el sur de Liziana está otra vez ocupado por la Orden del Rombo. ¿De qué me sirvió? Y me sentí depresiva. ¿De qué sirve la resistencia contra los poderosos? Porque eso de que la Orden del Rombo es religiosa, ¡ja, ja, ja!, no, es lo menos que le interesa, le interesa el poder y le interesa más todavía el dinero. O quizá porque el poder a su vez trae dinero y el dinero trae poder. Pero no estoy descubriendo nada, creo que todos saben eso, lo que pasa que no tienen el coraje de sublevarse. Y quizá con razón.
Era una época muy peligrosa, te fusilaban o te ahorcaban ante la menor duda. Aclaro que la resistencia no estaba formada por santos, no, no, yo fui parte de ello cuando me alejé para no poner en peligro a mi esposo y a mi Caltanita. He visto como linchaban a diez, a veinte, a treinta personas de la Orden del Rombo, no todos los de la Orden del Rombo eran poderosos, había gente que era demasiado creyente y pensaban que eso de verdad los acercaba a Dios, pero he visto con mis propios ojos como colgaban a los hombres, como violaban a sus viudas, y las niñas y los niños quedaban como esclavos si para algo les servía, y si estaban un poco enfermitos quedaban ahí abandonados.
¿Cuántas veces dudé, cuantas veces titubeé, cuantas veces me arrepentí de hacer lo que hacía? Cómo volvía otra vez a mi cauce al ver batallones de soldados de la Orden del Rombo fusilar a gente que quizá no era de la resistencia, pero como no tenían el escudo de la Orden y no tenían cómo comprobar, ante la duda eran fusilados.
Y ahí me di cuenta que la bondad, la maldad estaba de ambos lados. Por supuesto.
Preguntaréis, "¿Entonces por qué estaba en la resistencia?". Primero y principal porque no soporto el poder por el poder en sí mismo, si alguien tiene poder tiene que sembrar prosperidad tiene que sembrar esperanza, tiene que sembrar solidaridad, fraternidad. La Orden del Rombo no sembraba nada de eso, no había igualdad ni fraternidad y menos libertad, ¡je, je!, no, no la había, no la había. Ellos a sí mismos se consideraban enviados divinos: una aberración tremenda.
No me sentía muy muy apoyada, mi esposo es como que dudaba, no por él quizá sino por Caltana. Las veces que me decía: -Piensa en la niña. Lo miraba a veces despectivamente y le decía: -¿Por quién te crees que hago todo esto, cuánto te piensas que vamos a vivir nosotros? Yo le quiero dejar un mundo mejor. Las pocas veces que mi esposo se rebelaba contra mí era cuando me señalaba: -La suciedad de las calles, el deterioro de las casas, ¿de qué futuro me hablas, Simoneta, de qué futuro?, ¿qué piensas que va a cambiar, te piensas que en el norte vas a unir facciones de nuevo? No, la gente está asustada, la gente no quiere saber más nada. -¿Y qué prefieren, someterse? -No, Simoneta, no se trata de someternos. -¡Ah, no? ¿Y qué hicimos antes cuando pasamos por ese batallón? -No es lo mismo, no es lo mismo. -Me siento muy cansada, de verdad, me siento muy agotada. No me gusta el poder, me gusta que hubiera una verdadera democracia. Amarís es uno de los países más poderosos en este siglo, pero no hay democracia, el gobierno está sometido por la religión, es la religión la que manda. Pero no vas a ver a ningún religioso de altos grados que sea pobre, vas a ver sus casas con diez o quince sirvientes, vas a ver sus habitaciones limpias, con agua todo el tiempo mientras vemos provincias que no tienen agua potable, niños famélicos pidiendo ayuda, padres con las manos gastadas de tanto trabajar, madres que tienen hijos y ni siquiera tienen alimento en sus senos para alimentarlos. -¿Y tú cómo sabes, Simoneta, que son tan ricos? -¿Qué te piensas que estuve haciendo antes de viajar a Lizia? En una de las ciudades, de las poquísimas ciudades del sur de Liziana, Contenforte, había un pequeño palacio custodiado por cientos de soldados, y para investigar vestida medianamente bien pedí trabajo de mucama o de sirvienta o de lo que fuera. Uno de los mayordomos me miró de arriba abajo con desprecio, se encogió de hombros y dijo: "Sí, puede servir. Que pase. Va a tener dos comidas por día y un catre donde dormir". Y sí, pude conocer cómo era por dentro ese palacio, el lujo, lo que comían. Lo que sobraba no, no lo tiraban, eso era para la servidumbre. Y si eso era en el sur de Liziana no quiero imaginarme lo que serán los palacios en el centro de Amarís. Me pagaron, por supuesto, escondía el dinero entre mis prendas íntimas. No, no me revisaban. Al final de un tiempo, porque no te dejaban renunciar, una noche robé un caballo y me escapé con una alforja con mi ropa, el dinero que había juntado y un poco más que había "encontrado" en un armario. ¿Cómo te piensas que sobreviví? Pero tampoco me olvido de que muchos de la resistencia no odiaban a la Orden del Rombo, la envidiaban. -¿Cómo es eso, Simoneta? -¡Je, je, je! ¿Cómo te piensas que es el ser humano? Yo lucho por una causa que es la libertad y la fraternidad, ¿te piensas que muchos de los que me seguían pensaban igual que yo? No, su sueño era apoderarse de Amarís, como si fuera tan sencillo, y tener ellos el poder, el poder de la resistencia. Y eso no era lo que yo quería. ¿Qué iba a hacer, sacar una peste y traer otra peste? Tienes idea, esposo mío, las veces que me pregunté estando sola sin vosotros, ¿qué estoy haciendo?, ¿qué estoy haciendo?
Cabalgamos como más de una hora en silencio, tenía los ojos nublados de lágrimas. Y en un momento dado le dije a mí esposo: -Discúlpame, discúlpame, me has cogido en un momento de nervios, de depresión, de pesimismo. No debo ser así. Yo tengo mis ideales, pero tampoco soy tonta, no sé si lo voy a poder llevar a cabo, quisiera más que nada que nuestra hijita estuviera bien, que Caltanita pudiera criarse en un lugar tranquilo, próspero y que cuando nosotros estemos por partir que sepamos que ella está segura. -Te veo muy pesimista, Simoneta. -¡No no no, soy realista, soy realista, odio a la Orden del Rombo pero desprecio también a muchos de la resistencia porque no buscan liberar a nadie, son tan ambiciosos como los pérfidos religiosos! -¿Y entonces como sigue la historia? -Hacemos lo que tenemos que hacer, esposo mío, hacemos lo que tenemos que hacer. No soy una mujer de quedarme cruzada de brazos, busco el bienestar para nosotros, por supuesto para Caltanita. No me voy a dejar llevar como una hoja en el viento, no, soy un ser vivo, pasional, con sangre que me corre en las venas, no quiero ser tibia y no me interesan los tibios. -Cálmate, por favor. -Le hice un gesto con la mano, como llamándolo a silencio. -Déjame seguir pensando, pronto llegaremos al otro poblado y comeremos algo.
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