Índice

Psicoauditación - Blanca

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

Página anterior

Sesión del 27/02/2023 Seiing I, Audora

Sesión del 16/03/2023 Seiing I, Audora

Sesión del 11/04/2023 Sargón, Kirana

Sesión del 18/04/2023 Sargón, Kirana

Sesión del 08/05/2023 Sargón, Kirana

Sesión del 09/05/2023 Sargón, Kirana

Sesión del 29/07/2023 Sargón, Kirana

Sesión del 04/08/2023 Sargón, Kirana

Sesión del 08/08/2023 Sargón, Kirana

Sesión del 08/09/2023 Sargón, Kirana

Siguiente página

 


Sesión 27/02/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Blanca (Maradel)

Preparaban la misión pero había un tema por resolver; podrían ser descubiertos en viaje y el planeta podría peligrar si conocieran su origen ciertas razas belicosas que viajaban ultralumínicamente hace tiempo.

 

Sesión en MP3 (4.251 KB)

 

 

Entidad: Se había comunicado por holollamada el general Dalex. No nos reunimos en el cuartel principal sino en otro edificio, en el decimosexto subsuelo, un lugar prácticamente inaccesible para el común denominador.

-Mi general, ¿por qué aquí?

-Tenemos que planificar.

-¿Planificar, mi general?

-Estimada Audora, hay muchísimo personal jerárquico por encima tuyo, pero eres la primera que ha hecho contacto con un ser no nacido en Seeing, que a propósito va a estar presente.

 

Esa tarde llegué al comando secreto. Estaba Rumper, el lézar, que me parecía muy muy simpático, y la apreciada Lemaris, la bióloga.

Había un señor con un rostro extraño, no inexpresivo, pero daba la sensación de no mostrar sus emociones, tampoco lo veía expectante o con curiosidad por el tema que quería tratar el general Dalex.

Me presenté con él.

-Un gusto. Mi nombre es Exéter, soy astrohistoriador. -Y siguió conversando-. Conozco de ti, sé que has explorado mundos, que has, de alguna manera, rescatado compañeros y has sido la primera en contactarte con Rumper, el lézar. -El general adoptó un papel pasivo, nos dejó conversar.

 

La conversación fue entre Rumper y Exéter:

-Cuéntame un poquito del imperio reptiliano.

Rumper exclamó:

-Fue un imperio muy importante, abarcó muchos sistemas estelares hasta que finalmente fue derrotado por la Federación Sargón.

Exeter preguntó:

-¿Cuánto hace de esto?

-Milenios de vuestro mundo.

Exeter, pensativo, inquirió:

-¿Pero tú dices que eres un fugitivo del eximperio?

-¿Te llamas Exeter, no? -preguntó el lézar.

-Sí.

-El tema es así. Si bien la raza reptiliana del imperio Mordon ha sido vencida hay muchos oficiales de alto mando que han quedado con rencor, han quedado con deseos de venganza y en distintos mundos se están fortificando.

Intervine, y pregunté:

-Pero Rumper, entiendo que la Federación Sargón los supervisa.

Rumper dijo:

-No sólo los supervisa sino que hay distintas razas reptilianas, están unos más esbeltos llamados reptiloides, otros como yo de piel más amarillenta, menos verdosa. Somos lézars expandidos en diez, doce sistemas estelares que fuimos absorbidos por el imperio Mordon.

Exeter preguntó:

-¿Pero sois razas similares?

-Sí, pero para ellos inferiores.

-Es increíble -comentó Exeter-, yo pensaba que eso sucedía sólo en los humanos.

-¿Por qué lo dices? -Exeter lo miró a Rumper.

-En nuestro mundo, que tiene treinta mil años de civilización, aún hay personas que quizás por estar más dotados físicamente o por tener mayor instrucción o por tener más créditos fruto de su trabajo se creen mejores. Es más, hay un continente muy al sur donde hay una familia de tres, cuatro millones de personas que tienen un poco más oscura la tonalidad de la piel, y muchos habitantes los miran con desprecio. Y es irónico. Y te explico por qué, Rumper, porque muchos de esos sureños han hecho descubrimientos valiosísimos para Seeing.

 

En un momento dado Exeter se apartó del grupo y se fue a servir un trago de un zumo con unas gotas de alcohol.

Me acerqué a él y le pregunté:

-¿Te sientes frustrado?

-¿Tú eres Audora, no? Frustrado no, a veces sí desencantado. He dado muchísimas conferencias...

-Lo sé -admití-, tengo varios holo vídeos de tus conferencias y sé que tienes muchos discípulos. -Exeter me miró con una mirada melancólica, con esbozos de tristeza, y me dijo:

-Me encanta debatir, quizá sea una de las cosas que más me gusta. No la que más me gusta, pero una de las que más me gusta.

Argumenté:

-Sé que muchos de tus discípulos debaten contigo.

-Sí, pero llegan al límite de discutir. Y hay una gran diferencia entre discutir y debatir.

-Explícate -pedí.

-Claro. Si nosotros debatimos, aprendemos el uno del otro. Podemos reflexionar evitando halagos, evitando críticas. Y te puedo asegurar, te puedo asegurar, apreciada Audora, que es dificilísimo primero de abstenerse de nombrarse uno en una reflexión.

-No entiendo.

-Claro. Tú de repente argumentas algo y yo puedo debatirte: "Entiendo que sí", pero evito el "yo pienso que". Es una mejor manera de argumentar en un debate y poder reflexionar siempre evitando un yo. No importa que fuera uno el que opine, el que reflexione, el que dé a conocer una información, pero es una manera más fluida evitando el yo. Y estos discípulos, muchos de ellos creídos objetan. El hecho de objetar sin base sólida hace que el debate se transforma en discusión.

-¿Y entonces? -pregunté.

-¡Je, je! Y entonces, Audora, trato de finalizar la conversación, porque no me suma, no me suma una discusión inútil. Me ha pasado, Audora, que he debatido con personas y no en lugares estratégicos como este, que evidentemente conoce poca gente, a veces incluso cenando donde se oponen a un pensamiento por... por ego, por querer sobresalir, por querer tener razón. Y eso me da como cierta pena porque no se llega a ninguna conclusión. Y cuando en un debate no llegas a una conclusión el debate es estéril, totalmente estéril. Es más, he participado de grupos donde conversan de filosofía, de distintas artes liberales y son como un círculo vicioso. Sí, hay gente que va para aprender y hay otros que van para tomarlo como un divertimento, como un pasatiempo. Por otro lado no incomoda eso porque son personas calladas que prestan atención, pero miran la hora a cada rato esperando que el debate termine para ir a cenar algo. Lo cual no está mal, Audora, no está mal, pero qué lindo es aprovechar los momentos de debate, qué lindo, pero no, no lo aprovechan. Y muchísimos de esos lugares de debate, de debate estéril porque no llegan a conclusiones, están esparcidos por todo Seeing, tocan un tema pero no lo terminan de desglosar. ¿Me entiendes?

Le respondí:

-Te entiendo perfectamente.

 

En ese momento nos llamó el general Dalex:

-Tenemos una pequeña discusión con Rumper.

Le dije:

-¿Qué sucede?

-¿Te acuerdas la primera vez que hablamos, Audora, que dije que no estaban preparados para darse a conocer?

-Me acuerdo perfectamente.

-Bueno, el general quiere darse a conocer.

 

Rumper, el lézar, lo miró a Exeter:

-¿Qué opinas del tema?

-Primero agradecerte, porque has dado un envión muy importante a nuestra civilización. Y a veces es como que nos sentimos como niños, treinta mil años de civilización y no hemos hecho viajes interestelares y tú has comentado que civilizaciones con mucho menos tiempo han logrado lo que nosotros no.

Rumper exclamó:

-Como le dije a Audora, se trata de ver la parte cuántica de universo, de entender la composición de ese universo y ver por qué aún no han hecho viajes estelares.

Exeter comentó:

-Como astrohistoriador sé que el universo tiene una composición que nuestros aparatos no han podido detectar, pero lo sabemos gracias a las ondas gravitacionales, si no existiera tal composición no habría tales ondas. Es así de sencillo.

-Exactamente -dijo el lézar-, y ahora al haber sumado a vuestros ordenadores cálculos especiales podéis encontrar ciertos pliegues que con vuestras naves puedan llegar a cientos de años luz de distancia prácticamente en instantes. Pero hay un riesgo; habéis tenido la suerte de que otras civilizaciones no se han percatado de vosotros, de vuestra existencia.

Exeter preguntó:

-¿Cuál sería la ventaja?

-La ventaja sería que hay muchas razas belicosas, como las que nos tenían a los lézars de esclavos, los Mordon, reptilianos como nosotros, pero se consideraban superiores. Imagínate que os encuentren. Pero ahora, queridos humanos, el hecho de salir a las estrellas, hace que otras razas se fijen en vosotros.

-Y eso está bien -dijo el general Dalex-, se trata de prepararnos.

-Permiso para hablar -pedí-. El general me miró.

-Audora, estamos en una reunión informal, no tienes porque pedir permiso. Habla.

-Nosotros no somos belicosos, pero sabemos que otras razas sí, y sabemos también por Rumper de que hay muchísimas otras razas humanas y no todas son pacíficas. Entonces de la misma manera que hemos avanzado, gracias a Rumper, con nuestros ordenadores y poder instalar en todas nuestras naves los borraestela, que significa que aún viajando a velocidad ultralumínica dejamos un rastro, un rastro cuántico, y con el borraestela lo podemos eliminar para que no sigan nuestro rastro. Pero con eso no basta, general, debemos armarnos. Cuando conocí a Rumper él pudo desactivar mi arma, y hay una Federación, que por suerte es pacífica llamada Sargón, que evita que otras razas desactiven sus armas.

Habló Exeter:

-Viví estudiando historia no solamente de Seeing sino también del universo en sí, y lo que dice Rumper y lo que confirma Audora es correcto, general. Apoyo la idea. -El general iba a hablar y Exeter hizo un gesto-. No he terminado. Somos pacíficos, pero tengo el ejemplo de los lézar que ocupaban varios sistemas estelares y cayeron presa de los Mordon, y eso que era una raza similar. Nosotros ocupamos un mundo en un solo sistema, lo ideal sería expandirnos en otros sistemas donde haya planetas habitables pero desocupados, por dos razones: Primera, no se trata de someter a ninguna raza así como nosotros no queremos que nos sometan. Segundo, si son mundos desocupados habitables podemos de alguna manera habitarlos, crecer, y cuantos más sistemas solares, en un radio de diez, veinte años luz podamos habitar, más fuertes estaremos ante posibles amenazas.

-Apruebo lo que dice Exeter -exclamó Rumper.

El general me miró:

-¿Qué dices, Audora?

-Mi general, es correcto. Está bien expandirnos con cautela y perfeccionando nuestros armamentos.

Lemaris, que no había hablado, comentó:

-Tengo un montón de aparatos que miden la presión atmosférica, que miden si la atmósfera es respirable, los he probado en distintos mundos de este sistema y podrían ser probados en mundos de otros sistemas estelares.

El general Dalex dijo:

-Hemos copiado motores interestelares, como la pequeña nave de Rumper. Los hemos mejorado con nuestros ingenieros, con nuestros mecánicos, con nuestros físicos cuánticos y hemos permitido que Rumper participe. Rumper no es ningún extraño, en este momento tampoco es ningún invitado, es uno de nosotros. -Lo miré a Rumper.

Rumper me miró con ese gesto que parecía una sonrisa y me dijo:

-¿Qué piensas, Audora?

Le dije:

-Sé que estás emocionado.

-Reconozco que sí.

Exeter agregó:

-Eres uno de nosotros. Humano, reptiliano, eso es externo. Lo valioso es lo interno, quiénes somos, qué queremos. Qué queremos primero de nosotros mismos, porque esa es la verdadera enseñanza, qué queremos de nosotros. Porque conozco muchos discípulos, en lo que yo enseño, que no han aprendido, buscan exigir de los demás, pero son muy pocos los que han aprendido a exigirse de sí mismos, entendernos. Pero para entendernos entre nosotros primero tenemos que entendernos con nosotros mismos, con nuestro propio ser, y no es algo sencillo.

 

El general Dalex terminó la reunión:

-Quedan a su libre albedrío. No pido que juréis, solamente que prometáis no difundir este lugar. Es un lugar donde tenemos reuniones informales, pero si miráis a los costados veréis que hay aparatos holograbadores, antenas especiales. O sea, que podemos también tener reuniones formales. Os dejo en libertad de acción.

 

Lemaris me dijo:

-Audora, ¿si tienes tiempo quieres que vayamos a cenar?

-¿Por qué no? -respondí.

Ambas lo miramos a Exeter:

¿Vienes?

-Estaré encantado.

 

 


Sesión 16/03/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Blanca (Maradel)

Estaban viajando. Encontraron un sistema donde un mundo tenía vida inteligente. Bajaron. Pero hubieron incidentes de muerte. Había que decidir si seguían con la misión, volver o tomar otros caminos desconocidos.

 

Sesión en MP3 (5.057 KB)

 

 

Entidad: Mi nombre es Maradel, voy a continuar el relato de mi rol Audora. Y antes de hacerlo voy a preguntarme a mí misma, una respuesta que ya la tengo, es más como reflexión que como interrogante: ¿Por qué todo ser vivo de cualquier raza, siempre tenga un ego exacerbado que le contagia apetitos de poder y desprecio por otras razas? Independientemente de que no todas las razas vivan la misma cantidad de tiempo, finalmente sucumben. Y lo que acumularon, el poder, la ambición, todo eso queda en el plano físico.

¿Pero qué es lo más grave?: Que lo saben.

Pero muchas de esas unidades biológicas son tan inconscientes en su manera de pensar que piensan que a ellas no les va a pasar, quizá por algún invento puedan vivir el doble de años físicos. Y aunque así fuera, finalmente esa llama física se apagaría. ¿Y luego qué, qué se llevarían?: Nada. Muchos ni siquiera el recuerdo. Y nos preguntamos entonces, ¿por qué?, entonces, ¿para qué? Pero hay personas con las que puedes razonar y otras con las que no.

Y como dijo un elevado maestro, no tiene sentido gastar energías en lo que no puedes resolver y en los seres a los que no puedes hacer entrar en razón.

 

Habían pasado más de seis meses desde que nos reunimos con el general Dalex para planificar el darnos a conocer. En el momento de la espera el tiempo pasa tan lento tan lento, pero cuando el momento llegó te preguntas, ¿cómo pasó tan rápido?

Y ya estábamos instalados todos en el crucero estelar viajando a otro sistema a seis años luz. La nave era comandada por el capitán Adris, el querido Rumper estaba a cargo del control de navegación y yo, Audora, estaba segunda al mando del control de navegación. Nos acompañaba la bióloga Lemarís, Exéter y su hermano Oberón, especialistas en ordenadores, que gracias a Rumper habían profundizado exponencialmente el conocimiento de los mismos. Además había treinta tripulantes, treinta tripulantes a bordo bajo las órdenes del capitán Adris.

 

Si bien Rumper había explicado en una clase general cómo lograr el tipo de ordenadores para que puedan quebrar la velocidad luz cuando en realidad no la quebraba, aprovechaba los pliegues espaciales detectados por el ordenador nuevo que traía la vieja nave de Rumper y que nosotros no pudimos lograr a pesar de tener treinta mil años de civilización. El hecho de haber encontrado a Rumper hizo que adelantáramos muchísimo, prácticamente podríamos decir que llegamos más rápido a un mundo situado a seis años luz que a mundos situados a menos de una hora luz.

 

Era una estrella roja más pequeña que la nuestra. Había tres mundos: el Segundo, el Tercero y el Cuarto dentro del espacio de posible vida.

Con nuestros enormes telescopios de la nave pudimos ver que el Tercero tenía vida, era un mundo con vida terrestre y acuática, pero predominaba la vida acuática con seres evolucionados pero sin capacidad ni siquiera para construir naves voladoras dentro de su espacio. Pero eran organizados. Aparentemente parecían anfibios, estaban en agua y estaban en tierra. Tenían edificaciones y se notaba que eran evolucionados, anfibios evolucionados, pacíficos.

El capitán Adris ordenó mandar dos o tres drones a la atmósfera, que puedan leer la atmósfera. Y así lo hicieron.

-Mi capitán, ésta es la lectura.

 

La atmósfera era muy similar a nuestro mundo, pero con una dosis menor, bastante menor de oxígeno, más dióxido de carbono. No era una atmósfera fatal para nosotros, pero no era tolerante por mucho tiempo.

Rumper se dirigió al capitán Adris:

-No es, mi capitán, un mundo habitable para nosotros y no tiene sentido darnos a conocer, son seres que desconocen los viajes interplanetarios, desconocen que hay otros mundos habitados.

El capitán dijo:

-Podemos mandar tripulantes armados con máscara, hemos puesto en cada traje un traductor universal como el que tú tenías, con ese microordenador que puede codificar y decodificar el lenguaje de cada raza.

-Permiso para hablar -pedí.

-Dime, ¿qué sucede Audora?

-Mi pregunta es, ¿cuál sería el sentido? -Me miró como no entendiendo, y respondió:

-¿Acaso no tenemos órdenes de darnos a conocer?

-Sí, en mundos que ya han conquistado las estrellas. En este mundo no tiene sentido, son seres pacíficos que desconocen. Y uno de los mandatos es no interferir en vida que aún no ha salido de su mundo.

El capitán me contestó con sarcasmo:

-O sea, que para ti, que eres recién una aprendiz de piloto, sugieres que nos vayamos.

Me sentí molesta y le dije:

-No, mi capitán, no lo sugiero de la manera que usted dice, simplemente mi idea es que no tiene sentido darnos a conocer, alterar su sistema. -Me ignoró.

Habló con Rumper:

-Supongo que tú no piensas igual, puede haber materiales ricos que podamos extraer y llevar. Tenemos armas, no se van a oponer a nosotros.

Rumper dijo:

-Pero capitán, ¿la tripulación está de acuerdo?

-¡Ja, ja, ja! Te copias de Audora, acuérdate que eres un invitado, eres un reptiloide. Te hemos dejado venir porque nos has dado el regalo de tener un ordenador que pueda encontrar los pliegues espaciales para llegar a otros sistemas, pero ni siquiera tienes derecho a opinar.

-Mi capitán, respondo a su pregunta, no estoy opinando.

-A mí me pareció que sí. Por otro lado mi tripulación no opina, mi tripulación obedece. Así que bueno. Sargento, guardemos los drones y vamos a teletransportarnos a la superficie.

Se acercó Exéter:

-Capitán...

-¿Qué sucede ahora?

-No estoy de acuerdo.

-¿No estás de acuerdo con que extraigamos materiales?

-Como dijo la joven Audora, es una civilización que aún no conoce otros mundos. -Lo miré al capitán e ignoró por completo a Exéter.

-Sargento, vaya a la plataforma de teletransportación, vaya con dos soldados. Lleve un equipo para detectar si hay material valioso y extráiganlo.

 

Bajaron a la superficie. En los cascos tenían, aparte del traductor intergaláctico de idiomas, también tenían una cámara de holovisión.

 

Los habitantes de este mundo se sorprendieron al ver aparecer tres seres con traje, con máscara. Se asustaron. Retrocedieron y los señalaban. El ordenador traductor transmitía todo, holovídeo. Y decían: "Son seres de cielo, vienen en son de paz".

El sargento y los soldados no respondieron, estaban con sus aparatos buscando dónde encontrar algún metal valioso.

 

Generalmente los más valientes o quizá más inconscientes son los niños. Un niño batracio se acercó y tocó el traje del sargento: El sargento lo apartó de un tremendo empujón y lamentablemente el niño batracio golpeó la cabeza contra una roca. No se lastimó, pero sí le salía como una sangre verde acuosa.

El que aparentemente era su padre se molestó y es como que gritó. La reacción del sargento tendría que haber sido un pedido de disculpas; lo que hizo fue dispararle y quitarle la vida al batracio.

 

En ese momento Exéter cogió la pistola desintegradora del sargento que estaba arriba en la nave:

-Dígale a su compañero, al otro sargento, que inmediatamente venga a la nave. Iré al departamento de tele transportación.

-¿Qué hace? -preguntó el capitán Adris.

-¿Ha visto, capitán, lo que han hecho?

-Bueno, se lo buscaron.

-No.

-Exéter, lo que está haciendo es una insubordinación. Tripulantes, saquen sus armas, detengan a Exéter.

Los tripulantes titubearon y Exéter dijo:

-Todos han visto lo que pasó abajo. No me van a detener, pueden matarme, pero yo le estoy apuntando a vuestro capitán y no dudaré en quitarle la vida.

Le hablé a Exéter:

-Exéter, aunque puedas lograr triunfar aquí, te van a colgar cuando volvamos.

-Lo que fuera, lo que fuera, pero no puedo permitir esto. El capitán se quiso abalanzar y Exéter le disparó y le quitó la vida. Lo miró al sargento-: Ordene en la sala de teletransportación que los suban a los tres a la nave. No hay manera que podamos reparar la pérdida de la vida de ese ser tan pacífico que lo único que hizo... lo único que hizo fue reclamar el por qué lastimó a su hijo.

 

Cuando subieron los tres teletransportados, Exéter con su arma le apuntó al sargento:

-¿Qué has hecho?

-Me estaba amenazando.

-No, estaba reclamando. Podría matarte, pero irás a la sala de detención.

-¿Y tú quién eres?, un civil.

-Ahora estoy al mando.

-Esto es un motín.

-Lo será. -Lo miré a Rumper, Rumper se encogió de hombros y no dijo nada. Los tripulantes cada uno siguió con su tarea.

-¿Y ahora qué hacemos? -preguntó Lemarís, la bióloga.

Exéter dijo:

-Volvemos a casa. -Me miró.

-Estoy de acuerdo en volver, pero allá te van a condenar.

Exéter miró a su hermano Oberón:

-¿Qué dices?

-Quizá te hayas precipitado, pero no puedo objetar nada. Simplemente tienes coraje y te has atrevido a hacer lo que yo no hubiera hecho.

-Rumper, a casa. ¿El ordenador guarda toda la ruta?

-Sí.

-Bórrala.

-¿Cómo borrarla?

-Rumper, no soy tonto; de la misma manera que tú puedes borrar estelas a la velocidad luz cuando te persiguen otras naves, aquí no sólo puedes borrar estelas sino también rutas completas. Que de Seeing no vengan más a este sistema.

-Lo haré.

-Audora, sé que no estás a favor mío, pero por favor controla que Rumper haga lo que le digo.

-¿Por qué, si no también me apuntarás a mí? -Exéter le dio su arma a Rumper.

-Si Rumper quiere, que siga con la misión. Y si no volvamos a casa. Depende de vosotros que me encerréis, que liberéis al sargento que mató al pobre indígena. Vosotros veréis.

 

Pero no, me senté al lado de Rumper y asentí de volver a casa. Rumper borró del ordenador la ruta. Es más, la cambió por otro sistema que sabíamos que estaba completamente deshabitado, a siete años y medio luz.

 

Cuando regresamos le dije a Rumper:

-No sé navegación, no sé navegación interestelar, espero que me enseñes.

Rumper me dijo:

-¿Qué hacemos con Exéter?

-Yo no puedo hacer nada, lo juzgarán y lo condenarán por insubordinación.

Rumper dijo:

-Pero lo que hizo fue correcto.

-Mató al capitán, lo podía haber inmovilizado.

Había un tripulante llamado Sebastián que dijo:

-Yo sé de navegación, aprendí en este tiempo bastante de Rumper.

Rumper asintió:

-Tiene razón.

 

Habló con teletransportación y fuimos todos transportados a la superficie: los tripulantes, Lemarís la bióloga, el sargento que estaba prisionero, los dos soldados que lo acompañaron a la superficie y yo. En la nave habían quedado Exéter, su hermano Oberón, Rumper y el otro navegador, Sebastián. No sé qué hablarían en el crucero arriba.

 

A los pocos instantes teletransportaron a Oberón. Me dirigí a él:

-¿Qué pasó?

-Mi hermano me teletransportó, sabe que yo aquí estoy en pareja.

-¿Qué piensa hacer?

-Se va con Rumper y Sebastián.

-¿A dónde?

-No lo dijeron, pero van a borrar la estela para que no los sigan. Reconozco que sin Rumper Seeing no va avanzar tanto, hay muchas cosas que todavía no dijo. E hizo algo que os va a disgustar bastante, muchos de los nuevos arreglos de los ordenadores que hay en Seeing han sido borrados desde la nave que está en órbita. Rumper piensa que aún no están preparados para viajes espaciales interestelares. -Me sentí molesta.

-¿Quién es Rumper para decidir por toda nuestra civilización?

Oberón respondió:

-Si tú no lo hubieras encontrado no hubiera pasado nada. Investigad por vuestra cuenta. En lo que yo pueda ayudar como experto informático voy a ayudar. A mí no me van a condenar, todos sois testigo de que mi hermano obró por su cuenta. Si me preguntan si estuve de acuerdo con él.... La palabra de acuerdo implica muchas cosas, puedes estar de acuerdo de antemano. Y mi respuesta va a ser: No ignoraba lo que iba a hacer. ¿Si estoy de acuerdo ahora con lo que hizo? Sí. Porque seguramente el capitán Adris, por su apetito de poder extraer materiales y metales que quizá aquí no hay, no le hubiera molestado exterminar a toda la civilización batracia. Y de eso estoy seguro. -Me extrañó porque consciente o inconscientemente pensaba lo mismo que Oberón.

 

¿Entonces qué fue Exéter un insubordinado o el salvador de una humanidad desconocida? Y me sentí mal.

 

Ahora teníamos que reunirnos con el general Dalex y explicarle todo lo que pasó.

En ese momento un mensaje privado de audio me llegó a mi casco:

-¿Quieres conocer otros mundos? -Era la voz de Rumper.

-No tenéis tripulantes -respondí dentro de mi casco. Y nadie me escuchaba, solamente de la nave-. Sois tres nada más, hace falta más tripulantes.

-Tenemos más tripulantes.

-¿Cómo?

Rumper dijo:

-A lo largo de este tiempo me hice de muchos amigos que son leales y que respetan otras razas, y los hemos teletransportado de común acuerdo, ninguno de ellos tiene familia. ¿Qué dices, aceptas venir con nosotros o te quedas allí?

 

Me quedé pensando. Dejaba gente querida atrás para ir a lo desconocido. ¿Valía el riesgo? ¿De verdad valía el riesgo?

 

 


Sesión 11/04/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Blanca (Maradel)

Estaba en misión, había desaparecido una nave hiperespacial de la Federación Sargón. Su tripulación era de lo más experta en temas espaciales, pero nunca se habían encontrado en tal situación de peligro vital máximo, todos y la nave podrían desaparecer también.

 

Sesión en MP3 (4.257 KB)

 

 

Entidad: Hay cosas por las que una nunca termina de asombrarse, ver la Federación Sargón entendiendo que está compuesta por quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares en paz, en armonía... No, no termino de acostumbrarme, es algo maravilloso.

 

En la academia soy muy respetada: "Capitana Kirana, ¿podría ayudarnos con tal cosa? Capitana Kirana, ¿podría ocuparse de las nuevas alférez? Capitana Kirana, ¿qué le parece probar este nuevo crucero?".

Pero no me fue fácil, no me fue sencillo, para nada. Vengo de familia humilde y de un sistema solar cercano al poderoso Sargón, la capital de la Federación.

Y puse empeño en el estudio, mucho empeño en el estudio. Mis padres pensaban que la academia militar era demasiado para mí, que tendría que buscar algo más, de oficina o de periodismo.

 

Pero yo amaba el espacio, "Algún día voy a ser piloto de naves". Por supuesto, estudié astronáutica, estudié holocomputación de naves, estudié composición espacial, estudié de hípermotores, pero a su vez iba escalando posiciones.

 

Comencé, por supuesto, como alférez, estuve un par de años como teniente, logré un par de aciertos en dos rebeliones, a las que pude frenar sin que hubiera víctimas de ninguna de las partes, y me ascendieron a capitana.

 

Ahora llegaba de Ferro una delegación de jóvenes alférez para perfeccionarse.

Me llamó aparte, cuando bajaron al cosmódromo, la teniente Almara.

-Mi capitán...

-Adelante, teniente.

-Capitana Kirana, sé que usted es amplia de criterio, quisiera que le ponga atención a un alférez.

-¿Es problemática? -pregunté.

-No, no, mi capitana, todo lo contrario, es nacida en Ferro donde hace siglos hubo una rebelión causada por Airan y hay muchas cadetas, incluso alférez ya recibidas, que la miran de malos modos, y ella se aparta.

-Sabe, teniente Almara, que yo soy imparcial y no tengo predilección por nadie, ¿entonces qué me está pidiendo?

-No quise que me tome por atrevida, mi capitana, pero la joven sé que tiene mucho para dar.

-¿Cómo se llama?

-Alférez Astrid.

-Bien. Bien. Bien. Mañana justamente pensamos hacer una inspección a un sistema donde hubo algunas irregularidades y la llevaré. A ella, a otra alférez y los demás serán de mayor nivel de instrucción. A propósito, teniente Almara, entiendo que ya tienes que volver. Bueno, voy a hablar con el comandante para que te puedas quedar un tiempo más, vendrás con nosotros.

-Mi capitana, de mi parte encantada. Comentarle luego a mis otras tenientes que hice una misión nada menos que con la capitana Kirana.

-Espera, teniente, espera, esto no es un juego.

-Mi capitana, nunca dije eso.

-Hay riesgos, hubo comunicaciones hiperespaciales que incluso una nave de la Federación fue destruida.

-Pero..., espero que no sea una pregunta indiscreta, ¿pero cómo no fueron otras naves en el momento? La Federación tiene naves en todos los sistemas.

-Lo tiene teniente, lo tiene. Lo tiene. Pero no han encontrado nada, ni vestigios ni nada, la nave destruida y los tripulantes sin vida. No hay rastros de naves atacantes, habrán borrado sus estelas híperlumínicas. De todos modos me parece raro porque las naves tienen todas doble capa de energía, pueden resistir hasta la bomba más fuerte de fotones, por eso me extraña. ¿Estás dispuesta igual, teniente?

La teniente Almara se cuadró:

-Mi capitana, hasta el fin del mundo.

-No hace falta tanto, basta con ir a este sistema. Mañana partiremos, comunícale tú a la alférez Astrid. Me imagino que estará nerviosa, dile que se calme.

-Así lo haré. -Hizo una señal de saludo marcial y se marchó.

 

Me quedé pensando. Vaya, como teniente he tenido dos aventuras difíciles, dos rebeliones que pude calmar sin víctimas. Como capitana no me fue tan fácil la cosa, hubo varias rebeliones y hubo una lucha interna en uno de los sistemas por un gobierno que se estaba corrompiendo. El pueblo obviamente quería ejecutar al gobernador corrupto, logré calmarlo y el gobernador fue preso. Pero costó, el pueblo estaba sacado de sí mismo, quería lincharlo en vivo en la plaza mayor. Pero esto, esto es más difícil.

 

Me levanté temprano, me di un baño de vapor, me vestí con la mejor ropa de un plástico especial que hasta resistía proyectiles, pero por supuesto por encima llevaba en el casco un holoordenador, como lo llevaban todos los que irían en el crucero, llegado el caso para formar un campo energético. Y todas tenían comunicación ultralumínica, o sea, aún estando varados en el espacio podíamos comunicarnos con mundos cercanos. Espero que no llegáramos a eso.

 

Conocí a la alférez Astrid, se cuadró casi temblando.

-Tranquila, soy la capitana Kirana.

-Mi capitana, mi teniente Almara me ha hablado de su persona.

-Trátame de tú. Haremos un viaje riesgoso, pero estamos cubiertos, es un crucero pequeño pero bien protegido con doble campo energético que hasta resiste bombas de fotones e incluso pequeños lanzadores de protones. Y cada traje tiene conexión ultralumínica, y aparte una capa blindada de energía donde aún si te dispararan con un rayo desintegrador o un rayo radiante no te llegaría. Por eso te digo quédate tranquila. No te voy a decir disfruta el viaje porque no es un viaje de paseo, ni siquiera es un viaje de instrucción, es un viaje donde puede haber batalla. Entonces lo que te voy a decir es que aprendas, tengo entendido que viajabas a Sargón para perfeccionarte. Bien, has empezado con todo, alférez.

 

Nos teletransportamos al crucero. Había varios técnicos y técnicas, humanos, reptiloides, cánidos, felinos encargados tanto de los holovisores como de los holoordenadores. Los técnicos más avanzados se ocupaban de la velocidad ultralumínica, los técnicos de taller se ocupaban de todo lo que sea el mantenimiento de vida de la nave y de los motores principalmente.

 

-Me acompañarás, alférez Astrid, estaremos en el salón de mando.

-Mi capitana...

-Tendrás un visor donde verás todo el espacio. De todos modos a velocidad ultralumínica no verás nada hasta que salgamos al espacio normal.

 

Por supuesto que los enteré a todos de lo que pasó con esa nave de la Federación, que fue destruida y no se sabe por qué ni por quién.

 

Cuando llegamos a la zona, muy precavidos. A los ingenieros de sistemas, a los expertos en holoordenadores, a los expertos en holovisores, a los expertos en señales principalmente la menor variedad de sonido, esta nave está capacitada para captar a distancias increíbles una nave salvo que estuviera en velocidad ultralumínica. No había día y noche, nos manejábamos con relojes de primerísima calidad, relojes ultraatómicos que estaban todos conectados y que los unos con los otros ni siquiera se desviaban de un segundo de diferencia.

 

De repente a bastante distancia apareció de velocidad luz una nave desconocida, oscura. Pero teníamos visor de brillo; era esférica, alargada.

-Mi capitana...

-Adelante.

-El campo exterior está en un ochenta y cinco por ciento.

-Expertos en campos, todos, busquen qué es lo que disminuye el campo de protección.

 

Era una gran responsabilidad estar a cargo del crucero. Me comuniqué con radio ultralumínica, hablé con mi comandante, le conté de la situación:

-No tenemos idea, mi comandante, qué puede estar drenando el campo de fuerza externo.

-Teniente...

-Mi capitana, está al cincuenta y cinco por ciento, todavía tenemos intacto el campo interior.

-Ingenieros, detalles.

-No lo sé, mi capitana, no sabemos lo que está drenando.

-¿Tenemos todo grabado? Expertos en holoordenadores, ¿graban todo?

-No sólo eso sino que grabamos todas las ondas que están llegando. ¿Qué hacemos, mi capitana?

-No tiene sentido; si no encontramos la forma de frenar que nos sigan drenando la energía de protección, el campo exterior se va a destruir y van a continuar con el campo interior. Seguramente hicieron eso con la otra nave que destruyeron. Y si pueden drenar el campo de un crucero, los pequeños campos corporales de cada uno de los tripulantes no servirán de protección. ¿Motores?

-A la perfección.

-¿Velocidad lumínica?

-Al cien por cien.

-¿Cómo están los holoordenadores de dirección?

-Bien, no están tocados.

-Teniente Almara...

-Mi capitana.

-Sé que eres una teniente experta, has hecho varios viajes de instrucción. Seguro no te tocó algo como esto, pero si tuvieras que pensar, ¿cuánto tardarías en dar la voz de mando y salir a velocidad ultralumínica?

-Con esta nave, mi capitana, no más de siete segundos.

-¿Habéis escuchado todos? A partir de este momento no daremos media vuelta porque es perder tiempo, nos preparamos para velocidad ultralumínica.

-Mi capitana, el campo está en un treinta y cinco por ciento.

-Nos preparamos ahora y salimos a velocidad ultralumínica. Y los encargados de borrar la estela lumínica, atentos, atentos que no nos sigan, por lo menos tiene que haber cuatro borrando la estela ultralumínica para ver que no quede nada. ¡Ya! Y en menos de siete segundos salimos del lugar.

 

-¿Vamos a Sargón?

-No, no, vayamos paralelos a Sargón por el espacio profundo, a velocidad ultralumínica. Ya les avisaré.

 

Me acerqué al alférez Astrid:

-Obviamente estarás nerviosa.

-No, mi capitana, más que nerviosa intrigada. ¿Qué puede drenar una energía tan poderosa?

-Eso lo estudiaremos en Sargón.

-Podríamos haber atacado, tenemos misiles protónicos, tenemos misiles desintegradores, misiles fotónicos.

-Alférez Astrid, si las defensas de esa nave están intactas o capaz sean mejores que las nuestras no le haríamos nada, lograríamos que contraataquen. Y ya teníamos casi debilitada del todo la capa exterior de energía protectora, una energía que siglos atrás podría resistir la más potente de las bombas nucleares. Hoy las armas han avanzado tanto, tanto, que hay misiles que pueden destruir hasta una pequeña luna. Teniente Almara...

-Mi capitana...

-A velocidad ultralumínica. Este crucero está capacitado parar curvar e ir a Sargón sin salir de velocidad ultralumínica. Ingenieros, ¡ahora! ¿Seguís grabando todo?

-Sí, mi capitana, a pesar de que nos alejamos del peligros todo quedó grabado.

-Bien, en Sargón lo estudiaremos.

 

Se acercó la teniente Almara:

-Mi capitana, ¿corrimos riesgo de vida?

-No necesariamente, pero hay casos donde un teniente o un capitán son vencidos por su propio ego y se empacan como una mula y piensan que van a vencer igual. Cuando se presentan casos así, y esta es la primera vez desde que comencé como alférez, que veo una nave que succiona energía de protección de otra nave, tenemos que contrarrestarlo. Esto es para hablar con...

-¿Con el comandante?

-No, teniente, esto es para hablar directamente con el ministro Will, el ministro total de la Federación Sargón, porque la cosa es grave.

-Mi capitana, tenemos quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares todos armados.

-Teniente, no se trata del número porque tampoco sabemos quiénes son ni cuántas naves tienen. Y aquí sí tengo un interrogante -agregué-, tengo que averiguar con el ministro Will quién estaba a cargo de esta nave que destruyeron porque también tenía doble capa protectora. Tenían que haber huido, si presentaron batalla eso fue lo que los perdió.

-Disculpe mi atrevimiento, capitana.

-Habla, habla con libertad, teniente Almara.

-En su valiosa hoja de servicios, capitana Kirana...

-Habla francamente.

-¿No es una mancha el haber huido?

-No, todo lo contrario, ¿para qué dejarnos destruir?, quizá traigamos información valiosa. Piensa eso, no todo es lucha, no todo es vencer, he sofocado rebeliones solamente hablando. Obviamente que no es ninguna mancha para mi hoja, yo creo que todo lo contrario.

 

Y así fue. Cuando llegamos a Sargón pedí audiencia con el ministro de la Federación Sargón, Will. Con él estaba Núbia, la viceministro reptiloide, una reptiloide muy sabia, muy inteligente.

Y ambos felicitaron mi decisión y dijeron ambos a la vez:

-Analizaremos todas las grabaciones. Mientras tanto pondremos a todos los sistemas estelares en alerta.

 

 


Sesión 18/04/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Blanca (Maradel)

Con las más altas personalidades de la Federación Sargón fue designada, con el capitán Alexis, para encontrar cómo la nave desaparecida podía haber sido destruida por completo. También deberían encontrar la manera de que el enemigo no pudiera repetir este ataque. Deberían mejorar las armas que tenían.

 

Sesión en MP3 (2.662 KB)

 

 

Entidad: Aún recordaba lo de la nave desconocida que drenaba la protección energética de los cruceros.

 

En este momento estábamos reunidos con el gran comandante Oberson. Me sorprendió que llegó el primer ministro de la Federación, Will, era raro que él se ocupara directamente del tema que fuese, pero era realmente importante. Era una enorme responsabilidad la mía, pues tenía que informar qué era lo que había sucedido.

Expliqué con lujo de detalles todo, cómo drenaban un campo energético que podía resistir hasta la mayor bomba de protones, y sin embargo lo drenaban. La prueba está que había una nave destruida por completo. Los lectores de nuestros holoordenadores no podían penetrar, un campo distinto de esa nave que no permitía ni siquiera ver si estaban cargadas sus armas, si tenían levantado su escudo. Nada. Nada.

Había grandes autoridades, algunas que no conocía, autoridades importantes, comandantes, comandante general, viceministro, ministro del sistema, almirantes, comandantes primero, y obviamente cerca de cuarenta capitanes y más de ochenta tenientes. Había algunos alférez.

 

Y en ese momento apareció el capitán Alexis, me causó una enorme impresión, alto, sereno, seguro de sí mismo. Y habló con el comandante, el gran comandante Oberson, como si fueran amigos de toda la vida.

El gran comandante habló con Will, el ministro de la Federación asintió con la cabeza y el capitán Alexis cogió el micrófono, en la gran sala había un montón de repetidores, y Alexis dijo:

-Para encontrar el poder de las armas de ese enemigo desconocido, primero tenemos que ver cuál es la vulnerabilidad de nuestros campos, porque nuestros escudos desde los comienzos resistían hasta las más poderosas bombas nucleares, luego se potenciaron resistiendo bomba de protones, bombas de fotones y hasta podían resistir el poder acercarnos orbitando una estrella sin que el campo de vida de la nave se neutralice resistiendo los miles de grados de la superficie de la estrella. Pero bien: ¿qué es lo que compone el escudo energético de nuestras naves? Una energía condensada. Bien. La mayoría de vosotros sabéis qué es una energía condensada, es una energía de baja vibración, una energía con la que se experimentó desde los comienzos cuando apenas Sargón hacía viajes espaciales en su propio sistema estelar. Antes de hacer viajes interestelares era imposible mantener un escudo con una energía de vibración baja, el problema era estabilizarla, hasta que se logró. Pasaron dos siglos, dos siglos, para que se estabilice y así y todo no daba garantía, podía resistir una bomba nuclear, pero si se lanzaban bombas de protones a naves automáticas, el campo se reducía en un veinte, en un treinta por ciento, una segunda bomba podía dejarlo inactivo y una tercera bomba destruía una nave, por supuesto una nave automática. Se tardó otro siglo más en perfeccionar el escudo energético imitando con un magnetismo especial las redes metálicas del orgón, uno de los materiales más duros de la galaxia. Un trabajo donde participaron todos, físicos, físicos cuánticos, físicos especializados en holoordenadores, que fueron los principales en dar los detalles hasta que finalmente se logró el mejor y mayor campo energético con un sobrecampo suplementario.

¿Hasta ahí me siguen? -Levanté la mano, el capitán Alexis me miró.

-Capitán, soy la capitana Kirana. -Me miró con un gesto simpático.

-He escuchado hablar de ti, capitana, tienes muy buenas referencias. Coméntame, por favor.

Le dije:

-Comparto todo lo que tú dices y podría agregar que tiene que ver con la estabilidad de la vibración.

-Acuerdo contigo, capitana Kirana.

Continué:

-Seguramente esa nave desconocida, lo que hace no es contrarrestar nuestros escudos drenándolos... -El capitán Alexis me miró y me dijo:

-Sé a dónde vas, sé a qué te refieres. Ellos lo que deben hacer es trabajar con lo mismo pero en sentido contrario, con una vibración condensada negativa. -Asentí con la cabeza.

-Así es capitán. -El gran comandante y el ministro Will nos miraban callados, asintiendo con la cabeza.

Habló Will, el ministro de la Federación:

-Capitanes, si entendí lo que ustedes están diciendo es de que contrarrestan nuestros campo energéticos, nuestros escudos protectores con una energía exactamente igual pero negativa. -Asentí.

-Sí, señor ministro. Por así decirlo, es la misma energía, pero de alguna manera con sus holoordenadores la modificaron para neutralizar nuestros escudos.

El capitán Alexis agregó:

-Entonces no es que tengan un arma especial o un rayo cuántico especial que penetre en nuestros escudos, no. Siglos perfeccionándolo contra cualquier arma, lo que hacen es tan sencillo que estaba tan a la vista que no todos lo podían captar. O sea, que son listos, son muy listos.

El gran comandante Oberson, quien era el director de la academia, exclamó:

-Pero vosotros dos por separado habéis llegado a la misma conclusión, capitana Kirana, capitán Alexis. Y tengo muy buena referencia de ambos, han sofocado rebeliones e incluso han pacificado mundos donde podía haber habido masacre de miles y miles de muertos, sin haber derramado una gota de sangre. Y ahora habéis llegado a esta conclusión. Bien. Pero esto no es todo, esto no es todo. -Se había dirigido a Will, el ministro de la Federación Sargón-: Señor ministro, recomiendo que ambos capitanes, Kirana y Alexis, tengan un grupo de los mejores técnicos de holoordenadores para ver de qué manera poder frenar esa energía negativa que vulnera nuestros escudos y los frena. Mi petición, señor ministro, es que apenas termine esta reunión, los capitanes se pongan a trabajar con los mejores técnicos. Mi petición también es que no tengamos un parte diario sino que tengamos un parte con cada avance. Mi idea es que se turnen para no agotarse; mientras uno de los capitanes descanse, el otro está con los técnicos y viceversa. En algún momento trabajarán juntos, intercambiarán ideas, porque tenemos una carrera contra reloj. Quizá no ataquen Sargón, pero estos enemigos a los que por ahora no conocemos pueden atacar otros mundos y apoderarse de los mismos. No me interesan las naves, señor ministro, me interesan las bajas humanas, cánidas, reptiloides, felinas, todas las razas que componen la Federación Sargón, todas.

Habló el ministro Will:

-A partir de ahora estamos en alerta roja. No se ve un conflicto bélico, pero piensen que sí, que lo tenemos encima. Así que a trabajar. -Cogió el mallete, golpeó su escritorio-. Se da por terminada la sesión y todos a trabajar. Irán dando partes a sus superiores, por último al gran comandante Oberson, quien a su vez me dará parte a mí. De no encontrarme a mí al ministro del sistema o a la viceministra de la Federación Sargón.

 

Era una enorme responsabilidad.

Me dirigí a hablar con el capitán Alexis, nos dimos la mano:

-Capitana Kirana, tenemos pensamiento similar, conclusiones similares, y eso es bueno. Sé que no vamos a dormir mucho, vamos a estar todo el tiempo trabajando, es el mayor riesgo desde que entré a la academia militar.

-Igual yo -respondí-. Así que convoquemos a los técnicos y pongamos, como se decía siglos atrás, manos a la obra, a trabajar de inmediato.

 


Sesión 08/05/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Blanca (Maradel)

La situación era urgente, podían suceder ataques de nuevo en mayor escala. Construyeron un arma definitiva. Tuvo una entrevista con los atacantes y percibió que el futuro iba a ser peor que lo que imaginaba y ejecutaron con efecto el arma definitiva. Luego se entrevistaron con los Langar.

 

Sesión en MP3 (3.373 KB)

 

 

Entidad: Los hechos se fueron precipitando, los técnicos, los holográficos, los cuánticos, todos trabajaron a conciencia dejando horas de sueño para trabajar de forma más rápida.

El Comandante dijo:

-No quiero que por dejar de dormir pierdan eficiencia, aquellos que se sientan cansados dejen lugar a otros. No quiero cantidad, quiero cien por ciento de eficiencia.

 

Y se logró. El capitán Alexis le dijo al Comandante:

-Hay algo más que he hablado con uno de los técnicos de holocomputación y lo he logrado llevar a cabo. Tener un arma más, suma.

El Comandante le dijo:

-Bien. Bien. ¿De qué se trata?

-Entiendo que todos nosotros estamos preparados en la parte de astrofísica, pero también en la parte de armas.

-Correcto. Continúa.

-Todos conocemos los rayos gama.

-Sí.

-Bien. Hemos logrado en un laboratorio, y ya está cien por ciento probado, un arma con rayos gama concentrados, de la misma manera que enviamos rayos de fotones concentrados y un casco energético como escudo que no esté preparado como el que tenemos nosotros no lo va a destruir, pero sí lo va a perforar.

-Bueno, manos a la obra.

 

Salimos con la tripulación, éramos doscientas personas.

Le dije a Alexis:

-Mira, tratemos de evitar muertes como hemos hecho siempre.

 

Esta vez el capitán Alexis me miró con unos ojos no complacientes, y me dijo:

-Kirana, en confianza, tómalo por intuición si quieres, pero no..., no confío, creo que esta raza es muchísimo más belicosa y peligrosa de lo que cualquier ser de Sargón se pudiera imaginar.

 

Recorrimos una décima parte del cuadrante que rodeaba a Sargón y avistamos una nave, y al lado había una nave más pequeña.

-Nos comunicamos, ¿te parece?

-Sí, correcto -dijo el capitán Alexis.

-Bien.

 

Di la orden de comunicación. Por la holopantalla se comunicaron. Cuando vi sus rostros sentí una especie de rechazo brutal. Y sentí como ira, pero conmigo, por sentir ese rechazo.

Como adivinando mi pensamiento el capitán Alexis me dijo, mirándome a los ojos:

-Niega que te causan rechazo. -Dije que no, que no lo negaba.

 

Habló el capitán Alexis con el traductor:

-Vosotros nos habéis atacado, ¿cuál es la causa?

Con una voz distinta, chillona, pero a su vez gutural el que estaba al mando respondió:

-Nosotros no atacamos, nosotros directamente conquistamos.

-¿A efecto de qué? -preguntó Alexis.

-Evidentemente sois una raza con un pensamiento demasiado básico.

Hablé yo:

-Explícate.

-Nosotros conquistamos, nosotros necesitamos abastecernos. Hay mundos y los hemos investigado a vosotros, tenéis cientos de sistemas estelares que pertenecen a vuestra federación y no lo ocultan, y tenéis tremendos, enormes depósitos de alimentos de los cuales carecemos nosotros.

Exclamé:

-Pero no tenemos problemas en compartir.

-Sois básicos, no entendéis. Cualquier planeta habitado por otros seres que no seamos nosotros consumen ese alimento, alimento que nos correspondería a nosotros.

Me molestó que me sacara de quicio y le digo:

-Disculpa, ese es un planeta ocupado por la Federación, no os corresponde.

-No, tenéis razón, hasta que os conquistemos.

-Discúlpame -pidió Alexis-. Mirad, al lado tenéis una nave auxiliar. Teniente, apunte con el supervacío. -Como de la nada la nave auxiliar de estos invasores desapareció-. Esto es lo que podemos hacer con vosotros. -Su rostro era tan difícil de captar para nosotros, verdaderamente eran como una raza avanzadísima de las básicas langostas que hay en algunos campos de algunos planetas.

-Esto que habéis hecho, humanos, lo pagaréis. Tenemos flotas en cientos de sistemas estelares. Esto fue una declaración de guerra.

-Disculpa -dije-, la declaración de guerra fue vuestra, destruyendo un crucero nuestro.

-Podemos conversar entre nosotros. Nos daréis uno de nuestros días de tiempo y nos volveremos a conectar.

-No hay problema -dijo ese ser por el holovisor-, pero no sirve de nada que retraséis lo inevitable, que es la conquista. Salvo que estéis evaluando rendiros y mudaros a mundos lo más alejados posibles dejando todos los alimentos para nosotros.

-Gracias -dijo Alexis-, en un día nuestro nos volvemos a conectar.

-¿Por qué has pedido ese tiempo? -pregunté.

-Kirana, he escuchado hablar de ellos.

-¿Quiénes son?

-Se llaman Langar, son depredadores, matan a toda la población de cada mundo, y al igual que estas básicas langostas devoran todo, cuando el mundo queda estéril lo abandonan y conquistan otro mundo.

-¿Y los habitantes?

-No les importa, los matan, directamente los matan. -Me quedé pálida.

 

Necesito aquí conmigo de esta tripulación a los tres más importantes que sepan de holoordenadores. Eso por un lado. Y preciso también quien sepa de genética, y que trabajen juntos. Yo les pasaré unos apuntes. Exactamente en veinticuatro horas yo quiero que tengáis esto preparado y esto y esto, estas variedades.

-Espero tener tiempo, capitán.

-No, yo quiero que lo hagan en menos de veinte horas, el resto es para poder prepararnos.

-¿Qué haces? -pregunté.

-Quiero estar preparado.

-Por lo que entiendo esto que les has dado como instrucción no tiene nada que ver con el rayo gama condensado.

-No, no nos sirve destruir una nave, no nos sirve para nada. -Me quedé pensativa.

 

Fuimos a superficie, el capitán Alexis pidió hablar con el primer ministro, Will.

Estuvieron como dos horas conversando y el capitán Alexis salió con un gesto durísimo.

-¿Qué le has planteado?

-Mi plan.

-Por tu rostro veo que no te lo ha aprobado.

-Sí me lo ha aprobado.

-¿Y por qué ese rostro duro?

-Por el plan que tengo. ¿Vienes?

-Vamos.

-Comemos directamente en el crucero, prácticamente no hay tiempo para descansar.

 

Pasaron las veinticuatro horas y de repente, hablando otra vez por el holoordenador, Alexis dijo:

-Lo hemos pensado bien. -Pero me pareció ver en el rostro del langar como un gesto triunfal. Alexis dio una señal y en ese momento vi que éramos teletransportados a la nave del langar.

Cuando llegamos allí digo:

-¡Qué has hecho! ¡Qué has hecho!

-Espera, cálmate. Cálmate, Kirana, por favor, cálmate.

 

El mismo ser que habíamos visto por el holovisor, verlo en persona... No sabía si eran tentáculos o patas, y ceceaba:

-Vaya que tenéis temeridad, en este momento podemos pulverizaros. Sé que tenéis un escudo, pero nuestras armas perforan ese escudo.

-No lo creo -dijo Alexis-, es un escudo doble, similar al de las naves. Estamos completamente cubiertos porque nuestra atmósfera es distinta a la vuestra.

-¿Qué habéis decidido?

-Decidimos no pactar, decidimos eliminarlos. -Hizo un gesto gutural que se podría transmitir al lenguaje humano como ¡Ah, ah, ah!, un gesto gutural. Lo tomé como una risa, pero la crueldad de su mirada era insoportable.

 

Lo tomé de la mano a Alexis:

-Explícate, ¿qué has hecho?

-Nada, simplemente le quería comunicar en persona que no solamente no pactamos sino que tampoco vamos a ir a ninguna batalla. Y no nos interesa conquistarlos, los vamos a exterminar.

 

-Vosotros acabáis con todas las especies solamente por conseguir comida cuando les sería mucho más fácil encontrar mundos deshabitados, sembrar, cosechar, respetar la vida marina, la vida terrestre, también hay animales de los cuales os podréis alimentar.

-Eres un humano tonto -le dijo el ser a Alexis-. Nosotros somos guerreros por naturaleza, vosotros sois agricultores, débiles, vulnerables, hechos exclusivamente para ser conquistados por nosotros. Ninguna raza de la galaxia se ha opuesto a nosotros, a los Langar, somos la raza más avanzada de esta galaxia y ya estamos conquistando mundos de la periferia y fabricando naves para ir a velocidad ultralumínica y ver otras galaxias, esta ya nos va a quedar chica.

-Está bien soñar. Tenéis tiempo de soñar porque los muertos no sueñan. Y ahora, sin vuestro permiso nos retiramos. ¡Ahora, teniente! -En ese momento me sentí teletransportada otra vez a nuestro crucero. Me toqué y ya no tenía la protección energética.

 

Me enojé, y de verdad que me reactivé mucho y lo empujé del pecho a Alexis, que se tambaleó:

-¿Estás loco? ¡Qué has hecho!

-Hablar.

-Pero todo eso lo podías haber hecho por el holovisor. ¿Quieres arriesgar tu vida?, arriésgala. ¿Por qué la mía?

-Mi querida Kirana, ¿desde cuándo eres cobarde?

Lo empujé de vuelta, estaba demasiado reactiva:

-Yo no soy cobarde, ¿pero por qué entregarnos así?, nos podían haber matado.

-Kirana, teníamos los trajes con el ultragrafeno energético.

-¿Cuál era la diferencia entre hablar por el holovisor a verlos en persona? ¿Qué querías hacer, darte a conocer, mostrarte? Eso es ego.

-No, Kirana, ya lo vas a entender.

-No.

 

-Teniente, lléveme la comida a mi habitación. Avisadme cuando bajemos a Sargón. -Lo miré a Alexis-: No digas nada, nada. -Estaba con una ira casi incontrolable.

-Kirana, ¿quieres que alguno de los tenientes te dé algún rayo calmante? -Me di vuelta con los brazos en jarra.

-¿Te burlas?, ¿de verdad te estás burlando? Pensé que eras una persona seria.

-No me estoy burlando, pero percibo tus latidos, están pasando de cien.

 

Me di vuelta y me marché a mi habitación. Estaba tan nerviosa que hasta quería golpear las paredes, pero me frenaba porque lo único que lograría sería lastimarme mis puños.

 

Vino la alférez Astrid.

-Disculpa, disculpa capitana Kirana, le he preparado un té con un pequeño calmante. -La miré con un gesto feroz, suspiré hondo y la abracé.

-Gracias, alférez. -Astrid estaba paralizada, que la capitana Kirana la abrace.

-¿Hice algo mal?

-No, no, está bien.

 

En tres o cuatro sorbos me tomé el té y me recosté en la camilla. Al rato me quedé dormida.

 


Sesión 09/05/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Blanca (Maradel)

Primero no entendía el alcance de las acciones que sucedieron, llevadas a cabo por el capitán Alexis, respecto al enemigo que había declarado la guerra a la Federación Sargón. Tampoco entendió por qué la superioridad lo retiraba de su cargo, si en realidad había salvado cientos de mundos. Después sí.

 

Sesión en MP3 (4.395 KB)

 

 

Entidad: Recibo una llamada por el holomóvil y me sorprendo, era Núbia, la reptiloide viceministro, la segunda autoridad más alta de la Federación Sargón  después de Will, viceministro.

-Cómo estás, capitana. Estás citada en una hora exacta a partir de este momento en el salón principal, el salón de decisiones.

Me quedé sorprendida, en el salón de decisiones:

-Sí, mi viceministro, allí estaré.

 

Cuando llegué lo vi al ministro Will, a Núbia, la viceministra, al Capitán Alexis, al teniente Morkan, a la alférez Lanardín, a la alférez Scarla, la felina, a la alférez Astrid, de Ferro, al reptiloide Fidis, que ya era oficial que era el novio de Núbia, la viceministra. Además estaban todos los profesores, los de genética, los de física cuántica, todos los que trabajaban con holoordenadores, todos los que trabajaban con material genético, todos los que trabajaban con trajes especiales y escudos con el supergrafeno energético, y otros profesores que trabajaban con algo que yo desconocía, una especie de transmisor que desconocía.

 

Habló la viceministra Núbia:

-Capitana Kirana... -Me puse de pie-. Tú has sido testigo de lo que pasó en este tiempo.

-¿Se refiere a lo que decidió hacer el capitán Alexis?

-Correcto. ¿Qué más sabes?

-Bueno, no entiendo lo que quiso hacer exponiendo nuestras vidas, porque de alguna manera es como que permitió que nos teletransportaran a la nave de esos seres, a los cuales rechazo, y no voy a retractarme.

La viceministra Núbia dijo:

-Argumenta el capitán Alexis que en ningún momento los puso en peligro porque estaban cubiertos sus cuerpos por un escudo energético individual.

-De todos modos lo hizo sin mi consentimiento. Y ambos somos capitanes, tendría que haberme consultado.

Siguió hablando la viceministra:

-El capitán argumenta que necesitaba que esa raza vea la sorpresa en su rostro, por eso no le dijo nada. ¿Está enterada de algo más?

-No -negué-. Luego de dio una orden y fuimos otra vez teletransportados a nuestra nave. Si me van a castigar por indisciplina, reconozco que perdí el control, lo empujé dos veces y, obviamente, eso es una agresión no a un superior, pero di un mal ejemplo ante los tenientes y ante los alféreces, lo cual reconozco que está mal de mi parte.

-¿Algo más?

-Me encerré en mi camarote y vino a traerme un té con un calmante la alférez Astrid. Y luego bajamos a superficie. Es todo de mi parte.

-Bien.

 

Habló en comandante general de la Academia:

-Veo que si la capitana Kirara no está enterada los voy a hacer enterar a todos vosotros, que sois los principales que ayudaron al capitán Alexis a planificar lo que ni siquiera nos planificó a nosotros, lo cual tendría que haber hecho. Distinto es que no le comunique a la capitana Kirana el efecto sorpresa a esta raza llamada Langar, pero no puede dejar de comunicarnos sus planes a nosotros. A mí, el comandante principal de la Academia y, obviamente, al ministro de la Federación Sargón, Will y a Núbia, la viceministra.

-Premiso para hablar -pedí.

-Adelante, capitana Kirana.

-¿Qué... que fue lo que hizo? Quisiéramos enterarnos. -El Comandante me hizo un gesto de que me siente, y continuó hablando.

-En complicidad con todos los genetistas aquí presentes, los expertos en holoordenadores, los expertos en trajes espaciales, los expertos en virología estudiaron el organismo de los Langar y seleccionaron tres tipos de virus mortales para esa raza. El dejarse teletransportar a ese crucero grande, langar, fue para esparcir esos virus que solamente afecta a esa raza. En su traje, aparte del telecomunicador espacial, tenía un aparato que parecía un micrófono y en realidad esparcía esos virus no solamente en el aire, en la atmósfera de la nave, sino a través de un transparent ray , un rayo transparente que envió directamente los virus a los diez teletransportadores del crucero langar. -El comandante hizo silencio.

 

Habló nada menos que el ministro de la Federación Sargón, Will:

-Los Langar son una especie realmente detestable porque no conquistan mundos por apetitos de poder, directamente eliminan a todo ser viviente interpretando que esos mundos son un inmenso granero para desbastarlo por completo. Cuando lo dejan sin un sólo alimento y sin una sola raíz y ya no tienen nada para comer dejan el mundo estéril, un mundo muerto. Y pasan al mundo siguiente. Nunca vimos una raza tan detestable. Pero eso no justifica el comportamiento del capitán Alexis; los langar, por costumbre se transportan de un crucero al otro o a distintos mundos por ellos conquistados, y las tres cepas virales se esparcen, como se decía en siglos anteriores, como reguero de pólvora.

 

Yo estaba pálida, verdaderamente no me sentía bien.

-Permiso para hablar. -La miré a la viceministra Núbia-. ¿Estamos hablando de que en este momento hay millones de langars contagiados por esas cepas virales?

-Capitana Kirana, estamos hablando de que en este momento hay miles de millones de langar muertos por esas cepas virales. Y como los ha cogido tan de sorpresa ellos mismos no están entendiendo sus muertes. Si alguno de los expertos en genética o en virología se diera cuenta de lo que está sucediendo, no sé si les daría tiempo a sacar las vacunas correspondientes para salvar vidas. Le dejo paso a mi superior, al ministro Will.

 

Habló Will:

-En este momento lo estamos calculando con holo ordenadores, hay cientos de cruceros langar en este cuadrante sin señales de vida, escaneamos con aparatos especiales algunos planetas conquistados por langar y hay millones de seres con vida, humanos, felinos, reptiloides, cánidos, pero no langar. Los mismos habitantes que estaban a punto de exterminados se sorprendidos al ver que los langar enfermaban y en horas, ¡en horas!, caían muertos. Lo que ha hecho el capitán Alexis es un magnicidio, su intención fue exterminar una raza de miles y miles de millones de seres. El doctor Torrens tiene algo que decir.

-Los saludo a todos vosotros, soy el doctor Torrens abogado de mi defendido, el capitán Alexis. Mi defendido argumenta que lo que hizo fue salvar mil veces más vidas de las que haya exterminado porque los Langar no iban a parar hasta conquistar toda la galaxia, y en su mente tan estrecha, que sólo daba cabida a un ego incoherente, les dictaba que era servil sembrar, cosechar, criar animales, criar criaturas en el mar para poder abastecerse en cuanto a comida. No. Ellos directamente eliminaban a sus habitantes y tenían toda la comida del mundo para ellos. Cuando esa comida se acababa abandonaban ese mundo para conquistar otro. Lo que hizo el capitán Alexis no fue un magnicidio, yo creo que ha salvado a la galaxia de esa raza tan perniciosa. Es cuanto, estimado ministro Will, estimada viceministro Núbia.

 

El ministro Will se dirigió directamente al capitán Alexis.

-¿Tiene algo más que agregar?

-Sí, ministro. Lo que yo hice es utilizar el sentido común, podrán acusarme de magnicidio, reconozco que legalmente la palabra cabe, pero tengo la justificación, he salvado miles de mundos.

El ministro estaba enardecido:

-¿Salvar miles de mundos a costa de matar una raza entera?, los podíamos haber vencido. Usted mismo, capitán, ha ideado la doble capa de escudo con una capa intermedia con un grafeno energético, ha ideado el rayo gama condensado que perfora cualquier escudo, obviamente no el nuestro...

-Con todo respeto, ministro, ¿usted piensa que no hubiera habido represalias en otros mundos? La Federación Sargón en este momento tiene tantos escudos como armamento para poder vencer a la raza Langar, pero hay miles de millones de langar en otros sistemas que se hubieran desquitado con razas indefensas que no tienen nuestra tecnología y hubieran muerto miles de millones de gente inocente. No, lo que yo hice fue salvar vidas de gente inocente y yo no he exterminado una raza, he exterminado una plaga.

-Suspendemos la sesión hasta mañana. -Golpeó con el mallete.

 

Salimos todos y le pregunté en confianza a Núbia, la viceministro:

-¿El capitán Alexis queda detenido?

-Queda confinado en la base, no detenido, está confinado. Todavía no hay una acusación.

 

Al día siguiente se abrió nuevamente la sesión. Habló el ministro Will:

-Capitán Alexis, no va a ser degradado, directamente se lo expulsa de la Federación en cuanto a la parte militar. Podrá trabajar de civil en cualquier empresa que lo quiera contratar, pero no aquí en Sargón. Aquí en Sargón, por ahora, no. Estuvimos deliberando las altas autoridades y será enviado a Ferro, el recordado mundo de la rebelión de Airan. Allí podrá encontrar un empleo, pero ya no será militar ni tendrá nada que ver con la academia espacial. No se le quitará el permiso de manejar naves, pero será un civil. Y esto es a partir de ahora. -Golpeó con el mallete-. Será transportado al espaciopuerto y llevado en una nave a Ferro. Tendrá tiempo de sacar de su apartamento sus bienes, sus créditos, nadie le quitará lo ganado hasta ahora. Y no podrá portar su traje, tendrá que usar ropa de civil. Si alguno de los presentes quiere viajar a Ferro a contactarse con su persona puede hacerlo, está exiliado pero no hay ningún problema que pueda contactarse con los demás.

 

Levantó la mano el teniente Morkan:

-Estimado ministro Will, tengo una relación de amistad con el capitán Alexis, él prácticamente me enseñó todo lo que sé, ¿no hay ningún problema de que yo pueda visitarlo a Ferro asiduamente?

-No, por supuesto que no, en tanto y en cuanto no haya una misión de por medio para usted.

-Entendido, mi primer ministro.

 

Yo estaba pálida no dije nada, por dentro me daba pena la situación de Alexis.

Me puse a pensar fríamente, detenidamente la situación y tenía razón, los langar no iba a parar hasta exterminar a la mayor parte de las razas de la galaxia salvo las que se podían defender, como nosotros, la Federación Sargón, o los Antiguos. No sé si había otra raza poderosa para oponerse a los langar. A partir de la decisión de un sólo hombre, de un sólo hombre una raza dejó de ser, pero como dijo Alexis "Yo lo que hice fue exterminar una plaga".

Y estaba otra vez molesta conmigo misma porque tenía muchas dudas, muchas dudas: ¿Alexis era un magnicida o era una víctima de las circunstancias?, ¿lo que hizo fue correcto? No tengo dudas que si lo hubiera consultado con el comandante de la academia, con la viceministra o el primer ministro se hubieran negado. Y hasta pensé que el negarse es estar estructurado. Y una de las cosas que yo aprendí es a no ser estructurada en mis decisiones, en dejarme llevar por mi intuición, obviamente con cuidado sin darme de cabeza con la pared. Pero finalmente entendí que lo que hizo Alexis fue algo planificado para salvar vidas inocentes. Entiendo que las altas autoridades lo entendieron de esa manera, de lo contrario hubiera estado encarcelado de por vida. En Ferro podía iniciar una nueva vida, pero no es lo mismo.

 

Muchas veces me decía, en confianza: "Kirana, he leído mucho de historia, la gran saga de Askardín contra la rebelión Airan, quisiera destacarme en ello, pero no a través de la violencia sino como hice hasta ahora, sofocando rebeliones, evitando todo tipo de muertes". Y de repente extermina una raza. O acaba con una plaga.

 

Lo comenté con los presentes, con el teniente Morkan, con la alférez Lanardín, con la felina, la alférez Scarla, con la alférez Astrid.

Y les comenté mi pensamiento:

-¿Fue un magnicidio o acabó con una plaga y salvó a la galaxia? Pensadlo, pensadlo detenidamente. Es el ser humano que ha acabado con más seres en toda la historia de la Federación Sargón.

Pero busquemos el mapa estelar, busquemos en nuestros holoordenadores las distintas razas, ¿cuántas razas, cuántos seres habitan esta galaxia?

Y si hacemos cuentas, si bien los langar se fueron multiplicando y multiplicando y multiplicando, la población galáctica supera por un millón a uno a los langar, sacad conclusiones entonces.

Esto está grabado y esto también lo dejo a disposición del comandante general de la Academia, del ministro Will y la viceministro Núbia.

 

Gracias a todos por permitirme explayarme.

 


Sesión 29/07/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Blanca (Maradel)

Fue convocada a una alta reunión donde se pondría al corriente a los mandos la última misión que llevó a cabo la Federación Sargón, respecto de los Antiguos, de la mano del capitán Alexis, que fue meritoriamente reconocido por ello. Acto seguido fue propuesta para comandar una riesgosa misión. La acompañaría el capitán Alexis.

 

Sesión en MP3 (2.936 KB)

 

 

Entidad:

-Capitana Kirana.

-Mi comandante.

-La citó el primer ministro Will. -Me quedé sorprendida.

-A la orden, mi comandante. -Tomé el espacioplano, en instantes ya estaba en el ministerio.

 

-Adelante capitana. -Me sorprendí, estaba Fidis, la viceministro Nubia, el capitán Alexis, el comandante Jon y su hijo, el teniente Furt. También el gran comandante Oberson, el director de la academia.

-Señor...

-Tome asiento, capitana. Van a tener una misión con el ascendido capitán Morkan y la teniente Andara. Pero antes vamos a repasar los últimos acontecimientos. Todo fue idea del capitán Alexis, sabíamos que Brandani estaba ideando algo y no se iba a ir conforme con la entrega de nuevos materiales avanzados, por un orgullo mal entendido había tomado rehenes para que le entreguemos a Fidis. Pero nos anticipamos, solamente lo sabían el gran comandante Oberson y el capitán Alexis de los que fueron llevados al crucero de los Antiguos, los demás lo ignoraban. Y estaba bien que así fuera para que sus rostros no delataran ningún tipo de complicidad. Y, como decían nuestros mayores, los Antiguos cayeron en el lazo. ¿Por qué? Porque previamente habían enviado un ultradron que se acopló a la supuesta invisibilidad de la nave Antigua con un potente microordenador que fue esparciendo partículas de ordenadores por todo el crucero estudiando la raza de los Antiguos. Es cierto -dijo el ministro Will-, que son humanos como lo soy yo, pero eso no significa que cada mundo tenga el mismo tipo de hongos, virus o bacterias. Los microordenadores estudiaron a fondo el ADN de los Antiguos, que es muy similar al nuestro, pero también sus vulnerabilidades, virus y bacterias que ellos no tienen en ninguno de sus sistemas. Nosotros, la Federación Sargón, que acopla permanentemente a pedido sistemas estelares, ya en este momento tenemos quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares, pero todos todos los mundos habitados en esos sistemas, de la raza que fuere, fueron analizados no solamente los seres pensantes sino todo tipo de animales: aves, mamíferos, acuáticos, todos, en todos los mundo, y el equipo del capitán Alexis encontró tres tipos de virus que pueden afectar a los Antiguos.

Me quedé pálida y le pregunté al ministro.

-Señor, ¿estamos hablando de que pasó algo parecido al tema de los Langar?

-No, no, capitana, para nada para nada. Los Antiguos tienen una democracia respetable si bien ellos los clasifican por clases: primero humanos, después reptiloides, después félidos, después cánidos y así. Pero en ninguno de los sistemas de los Antiguos se pasa hambre ni miseria, jamás haríamos algo así. Pero había rehenes. Entonces los Antiguos empezaron a sentirse mal con retortijones, con malestares, con fiebre. Brandani le preguntó al gran comandante Oberson si ellos también estaban así.

 

Pero el que tomó la palabra fue el capitán Alexis y le dijo:

-El comandante Jon y el teniente Furt no lo sabían, pero en sus cascos llevaban virus y bacterias que les afectaban.

Brandani obviamente se puso pálido. Sacaron sus armas:

-Los mataremos si el virus nos mata.

Obviamente mediante ordenadores desactivaron todas las armas de los Antiguos. Y el capitán le dijo a Brandani:

-En realidad esto no es un virus, el virus lo tenemos. Los quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares tienen todas las vacunas, vosotros no. Y lo que activamos fue una copia de esos virus, que se van a desvanecer para que no puedan replicarlos, pero van a estar mal y en instantes van a perder el sentido durante aproximadamente una hora.

 

Habló con Randoni el capitán Alexis, que era el segundo al mando y le dijo:

-Nos llevaremos con nosotros a Brandani. No será encerrado como vosotros sí pensáis o pensabais haber hecho con los rehenes, pero se quedará en Sargón hasta tanto tangamos un comunicado sellado por la Federación Antigua de que dejarán y se olvidarán por completo de Fidis. No habrá ningún otro castigo. Al fin y al cabo el único responsable de la idea de los rehenes fue Brandani.

 

Así que finalmente se teletransportaron a Ferro todos los rehenes y los principales organizadores de esto, cuya idea fue del capitán Alexis apoyada por el gran comandante Oberson y aprobada por mí, el ministro Will. A los principales los trajimos aquí.

Entiendo de que ustedes comandante Jon y teniente Furt deben estar asombrados porque no sabían que en realidad no corrían ningún peligro, pues el capitán Alexis, aquí presente, había intuido lo que iba a pasar y se adelantó.

 

En este momento la nave de los Antiguos va camino a su mundo. Brandani está en Sargón, no lo vamos a encerrar, tendrá libertad dentro de un espacio público, pero tendrá vigilancia, un trato mejor del que les iba a dar él a todos los rehenes. Y esperaremos la respuesta. Es más, el capitán Alexis sugirió quitarle a la nave, al crucero de los Antiguos, alguno de de nuestros avances que ellos no tienen, como una especie de 'liviana', represalia por lo que han hecho.

 

Terminado el tema, adelante de todos vosotros asciendo a comandante al capitán Alexis por lo que ha logrado con la galaxia, de haber anulado el peligro de los Langar y haber ideado el vencer mentalmente a Brandani, el jefe de los Antiguos. Dejo la palabra al comandante Alexis.

 

Lo miré a Alexis mientras él explicaba:

-Mi apreciado primer ministro, tengo una enorme empatía con su persona, pero permítame declinar este nombramiento.

El ministro frunció el ceño y preguntó:

-¿Por qué?

-Porque no quisiera quedarme en un escritorio o dirigir de una base el destino de las naves, quiero seguir al mando o ser por lo menos acompañante de otro capitán. Quiero estar activo. Y con todo respeto por todos los comandantes, no me imagino detrás de un escritorio o teniendo cien técnicos de ordenadores cuánticos a mi mando. Sí en una nave, sí tratando de sofocar rebeliones o malos entendidos. Le pido por favor que me deje como capitán.

 

Lo miré al primer ministro, que le respondió a Alexis:

-Así será. Pero tendrá la condecoración del Búho Dorado y la llevará en el lado izquierdo del pecho en todos los uniformes que lleve. Es una de las condecoraciones más altas de la Federación Sargón. Y quedará como capitán. Pero tiene todo mi favor para cualquier cosa que desee pedir.

-Sólo una cosa en este momento, mi apreciado primer ministro.

-Escucho.

-Un abrazo.

 

El primer ministro tendió sus brazos y abarcó con ellos el cuerpo de Alexis que a su vez abarcó con los suyos al primer ministro Will. Y entendí que el poder del abrazo era no solamente un símbolo sino también una transmisión de energía positiva. Me levanté y le tendí la mano al capitán Alexis.

-Mis felicitaciones.

-Te agradezco. Te agradezco, Kirana. -Y en un impulso me abrazó. Me quedé dura porque no esperaba ese abrazo de Alexis. Y se lo correspondí.

 

Volvimos a tomar asiento.

El primer ministro dijo:

-Bueno, hay una misión que llevaréis conjuntamente. Tú, capitana Kirana -que llevarás al capitán Alexis-, como número uno.

-Pero señor, él iba a ser ascendido a... -Me cortó con un gesto.

-Él lo decidió así. No importa si comanda o si ayuda a comandar. Y es lo que será. -El capitán Alexis asintió con la cabeza. Yo iba a ser la capitana de la nave, iba a haber un tercer capitán, Morkan, y la teniente Andara, que ya había hecho una misión con Morkan. Lo único que le pregunté al primer ministro:

-¿Es prudente que vuelvan a estar en misión el capitán Morkan con la teniente Andara?

-Por eso iréis vosotros. Vosotros llevaréis todas las anotaciones sobre esta bastante peligrosa expedición. Y es la primera vez que van tres capitanes en una nave. Irán seis tenientes, también irá el teniente Furt, por lo cual el comandante Jon volverá a Ferro mientras su hijo esté en misión. Así que, bueno, recibirán en sus holoordenadores la misión. Y ya pueden retirarse. Estaremos en contacto ultralumínico permanentemente.

 

Me levanté, hice un saludo y nos marchamos. Esperaría a que me llegue todo el apunte de la riesgosa misión a mi holoordenador portátil. Mañana a las cero seiscientos partiremos.

 


Sesión 04/08/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Blanca (Maradel)

La entidad relata que fue llamada por las altas jerarquías para comandar una misión en principio diplomática, pero pre bélica o bélica directamente dependiendo de la posición de otra federación que había anexionado mundos y sistemas con mala fe. Deseaba que no fuera necesario exhibir las armas más poderosas imaginables que llevaba en las naves de la Federación Sargón.

 

Sesión en MP3 (3.570 KB)

 

 

Entidad: Conversé con el capitán Alexis.

-¿De verdad no te incomoda ser mi segundo?

-Para nada, capitana Kirana, para nada. Tengo entendido que esta es una de las misiones más complicadas, llevamos el crucero más grande totalmente blindado con doble capa energética más el ultragrafeno, además cañones de protones, misiles ultralumínicos. Y espero que no las usemos las bombas de vacío total.

 

Me aparté del capitán Alexis y hablé con todos los demás:

-Capitán Morkan, ¿alguna duda?, no importa cuál fuera.

-No, no, capitana. Quizás es mi primera misión importante como capitán, si bien he trabajado antes con la teniente Andara.

-Bien -respondí-, ella lo va a acompañar. Cada capitán va a tener su misión dentro del crucero, pero todos responderán a mí.

 

Seguiré: -Teniente Andara, ¿cómo te encuentras?

-Mi capitana, dispuesta, atenta como siempre lo he estado, mi manejo de armas es impecable. También puedo trabajar, si usted, mi capitana, lo dispone, en el manejo del ultratelescopio o de los holoordenadores.

-Bien, no habrá problemas. Teniente Furt, ¿cómo te encuentras?

-Mi capitana es un honor trabajar con usted. Me encuentro bien, todavía estoy evaluando algunas dudas...

-¿En qué sentido, tienes inseguridades?

-No, no, mi capitana. Sucede que mi padre, el comandante Jon, siempre ha dudado en tomar decisiones y en algunas cosas me he copiado de él.

-No, teniente -le respondí-, somos seres individuales, no importa el lazo que nos una. No hay que dudar. Esta es una misión muy muy difícil pues se puede presentar una batalla que comprometa a la Federación Sargón.

-Sí, mi capitana.

-Alférez Kamal, ¿dudas?

-No, no, mi capitana, no con respecto a la misión, todavía sigo encontrando mi lugar de pertenencia, a veces tengo dudas, a veces es como que tengo traumas, pero no con respecto a combate sino con respecto a mi persona.

-Bien, lo supervisaré personalmente. No lo tome como que lo tendré vigilado, todo lo contrario, ante cualquier duda lo apoyaré, lo orientaré.

-Gracias, mi capitana.

-Alférez Astrid...

-Mi capitana, lo dije muchas veces, tengo dudas con respecto a si seré útil.

-Alférez, todos los que estamos aquí somos útiles, cada uno cumple una misión. Tengo doble cuaderno de bitácora, uno con la fecha espacial, otro con la actividad de cada uno de los capitanes, tenientes, alféreces y demás soldados. Alférez Dana, ¿tú cómo te encuentras?

-Muy bien, mi capitana, perfectamente. Mi duda no es en ninguna misión, mi duda es que me cuesta radicarme en Sargón y quizás es un trauma mío de pensar como que no me expreso bien, se nota que mi acento no es de Sargón, el centro de la Federación.

-Alférez Dana -le respondí-, eso es lo de menos. ¿Para cualquier conflicto bélico está preparada?

-Cien por ciento, mi capitana.

-Bueno, lo del idioma lo iremos viendo. Creo que esto lo habló con el capitán Alexis.

-Sí, mi capitana.

-Bueno, luego de esta misión, si todo sale bien, seguirá practicando el idioma con él. A las mil setecientas horas nos reuniremos en el salón principal en la plataforma dos, porque en el puente de mando solamente vamos a estar personal jerárquico.

 

Nos reunimos todos a las mil setecientas y hablé:

-El tema es así. La orden directa viene del primer ministro y de la viceprimer ministro, Will y Núbia. Sabemos que los llamados Antiguos, tienen aproximadamente cien mil años de antigüedad, su mundo natal fue Gaela, en un brazo de la galaxia llegando al límite de la misma. Se han marchado del otro lado de la galaxia, no les ha ido bien y se han instalado en otro cuadrante, se jactan de ser los humanos más antiguos. Y seguramente lo sean, pero todos vosotros habéis estudiado historia, todos vosotros habéis estudiado antropología, el estudio de las especies. Muchos tienen conocimientos de genética y saben que muchos mundos existían antiguas aves con una mezcla genética que aún hoy se está dilucidando si no era una mezcla con saurios. Hablo de los velociraptores, en algunos mundos los llaman oviraptores porque no atacaban presas sino que llevaban huevos de otras presas. Yo creo más en lo primero, en que eran depredadores, y tan fuertes y rápidos que incluso eliminaban entre varios a saurios mucho mayores. Y no estoy hablando de cien mil años, estoy hablando de más de cien millones de años en distintos mundos. En muchos mundos han desaparecido, en la gran mayoría, pero en otros sistemas estelares han evolucionado, han evolucionado de tal manera que no dieron paso a otras especies, no los confundan con los reptilianos, estos que tienen un cuerpo muy robusto, no los confundan con los reptiloides más avanzados cuyo cuerpo es más esbelto, esta evolución de velociraptores se llama Laserta y tienen por lo menos bajo su dominio a cincuenta sistemas estelares. Han vivido en paz, es más, muchos de los mundos que pertenecen a la Federación Sargón están compuestos por Lasertas que cooperan, que ayudan. Incluso en el mismo Sargón hay cientos de Lasertas trabajando con humanos, con reptiloides, con félidos, con cánidos, etcétera. Pero evidentemente y obviamente no están de acuerdo con lo que están haciendo los sistemas Laserta independientes de la Federación Sargón, y han armado la Federación Laserta. Comenzaron décadas atrás visitando mundos que no estaban afiliados a la Federación Sargón; no los conquistaron, no atacaron, se presentaron pacíficamente obviamente con armas muchísimo más complejas y dañinas que las que tenían esas pequeñas federaciones, hasta que finalmente fueron haciéndose cargo de los gobiernos, en paz, pacíficamente, mundos humanos, mundos reptiloides, pero el ministro mundial de esos mundos era Laserta, o sea que fue una sutil invasión sin víctimas. Bueno, esto lo han hecho como mínimo con una docena de mundos. Con el tiempo los han adjuntado sin consulta previa a la Federación Laserta. Muchos de esos mundos se han comunicado con radio ultralumínica con nosotros, con la Federación Sargón, quejándose porque es como que se fueron metiendo de a poco y prácticamente los obligaron a pertenecer a la Federación Laserta, y ahí sí, esos mundos fueron invadidos directamente por los Laserta. En la mayoría no hubo víctimas, en algunos hubo rebeliones porque no querían pertenecer a la Federación Laserta y ahí sí hubo víctimas. Y la Federación Laserta lo que hizo es instaurar la ley marcial y el toque de queda para que después de determinada hora ya no estén por las calles, o sea que fue una tiranía en esos mundos.

Nuestra misión es ir al planeta Laserta principal, donde está el primer ministro Laserta, y que nos den una explicación del por qué están haciendo eso. Porque nosotros respetamos la libertad de los mundos, quien quiere pertenecer a la Federación Sargón no tiene más que pedirlo, los vamos a inspeccionar, ver de que esté todo en orden, de que no haya guerras internas porque no permitimos guerras internas porque consideramos que es una necedad la guerras internas en cada mundo para apoderarse de otros países dentro de esos mundos, no lo queremos eso. Entonces decimos: ¿Quieren pertenecer a Sargón? Bien. Primero logren estabilidad en vuestros mundos, no queremos hacer injerencia. Bueno, los Laserta también llegaron a mundos en conflicto y lograron la paz mundial en dichos planetas, ¿pero a costa de qué?, a costa de que el gran ministro fuera Laserta, a costa de que décadas después fueron acoplados a la Federación Laserta.

Nuestra tarea no es buscar conflictos ante el menor detalle, nunca lo hemos hecho, pero jamás permitimos que ataquen a un mundo perteneciente a la Federación Sargón.

 

 -Continúa hablando el capitán Alexis:

-Le digo a toda la tropa -exclamó Alexis-. En este caso, como dijo la capitana Kirana, estos mundos no pertenecen a la Federación Sargón por lo cual hipotéticamente no tendríamos por qué tener injerencia, pero si nos quedamos neutrales y permitimos que los Laserta se sigan expandiendo sin permiso de esos mundos les estaremos dando signos de debilidad y en cualquier momento los Laserta en lugar de meterse en mundos neutrales pueden hacerlo con mundos de la Federación pensando que no tenemos carácter bélico. Bueno, eso es lo que le vamos a plantear al primer ministro Laserta. En el caso de que no se llegue a un acuerdo le vamos a dar un ultimátum: no vamos a atacar ningún mundo Laserta, pero vamos a establecernos pacíficamente o por la fuerza en los mundos que los Laserta han tomado, para liberarlos. No tengo ninguna duda, y la capitana Kirana tampoco, de que los Laserta van a ofrecer resistencia. Tenemos mejores armamentos que ellos. Aunque ellos están al nivel de los Antiguos o más, quizá tengan armas que desconocemos, tengamos en cuenta que ellos son los verdaderos Antiguos porque tuvieron cien millones de años de evolución hasta ser quienes son ahora; un rostro más cuadrado, sí, con un rostro más aplanado no como ese hocico o boca larga que tenían los viejos velociraptores, son incluso más robustos y más fuertes que los reptilianos y bastante más anchos que los reptiloides, que tienen un cuerpo más esbelto, pero no por ello dejan de ser inteligentes. Son muy inteligentes pero seguramente también su cerebro emocional está dominando su parte analítica.

Y cuidado con ello, tropa, porque eso les impide razonar. Y contra seres que les cuesta razonar es más difícil llegar a acuerdos. Entonces quiero que estén preparados. Todos, toda la tropa tiene trajes de doble blindaje y en el medio ultragrafeno, lo mismo que el crucero, lo mismo que las pequeñas naves plaza, que pueden caber hasta dos y en otras hasta ocho soldados, y también tenemos acopladas al crucero pequeñas naves que caben hasta cien soldados también con el triple blindaje, sumando el ultragrafeno.

Pero lo peor que puede pasar, tropa, es que estemos confiados en nuestras defensas y en nuestro ataque. Entonces lo más difícil de la misión no es la guerra, lo más difícil de la misión es llegar a un acuerdo, pero para llegar a un acuerdo ellos tienen que dejar de ser reactivos. Le doy paso a nuestra capitana Kirana.

 

Hablé:

-Apoyo lo que dijo el capitán Alexis. Y acá hay un sólo acuerdo, uno sólo: que dejen en libertad a esos mundos que acoplaron por la fuerza y que no haya primeros ministros Laserta en cada mundo, salvo que ellos mismos decidan pertenecer a la Federación Laserta. Sí, tuvieron el tino, el acierto de no denominarse Imperio Laserta, porque sonaría como un sistema de mundos mucho más guerrero. "Federación" es algo más suave, si se entiende el concepto. Particularmente, no sé lo qué pensará el capitán Alexis, no soy muy positiva. Es más, estoy convencida que va a haber conflicto, así que estén mentalmente preparados. Sus problemas personales, como hablé con el teniente Furt, el alférez Kamal, la alférez Astrid, la alférez Dana, incluso con el capitán Morkan, los dejan de lado. Toda vuestra atención va a estar puesta en los Laserta. ¿Alguna duda?

 

Y todos gritaron a la vez:

-¡No, mi capitana!

-Bien. Marchen ahora cada uno a su puesto y estén alertas. Es más, cualquier duda que tengan comuníquense con su superior directo, y si su superior directo no puede solucionar esa duda se comunican conmigo o con el capitán Alexis.

 

¡Vamos!, manos a la obra.

 


Sesión 08/08/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Blanca (Maradel)

Debía, pero no deseaba, reunirse con un mandatario de otro sistema, al que ya conocía por sus métodos crueles que usaba con la población. Acerca de ello mantuvo un largo diálogo con su segundo, y descubrió su honradez, entereza, su altura moral, su integridad.

 

Sesión en MP3 (3.551 KB)

 

 

Entidad: Me sentía, inconscientemente, molesta, con un estado casi depresivo y a su vez de enojo. Evidentemente ya no era inconsciente, era algo consciente porque yo entendía ese estado pero trataba de saber el por qué, y no era por la posible guerra que podíamos tener con los Laserta.

 

Se acercó el capitán Alexis, me habló de una manera muy amigable. Omitió el 'capitán':

-Te noto extraña, te noto extraña, Kirana. ¿Qué es lo qué sucede?

-Tal vez esté escarbando en mi memoria y eso me hace sentir mal.

-Explícate por favor -me dijo Alexis.

-Hace mucho tiempo atrás era teniente y, ¿conoces al capitán Tegramón?

Alexis me miró, entrecerrando los ojos, y me dijo:

-Sí, ¿por qué?

-Porque él hace tiempo que es capitán, yo era teniente, es más antiguo que tú y que yo, y estuvimos saliendo unos meses en aquella época en que todavía no era capitana.

-Ajá. ¿Y qué sucedió?

-Lo bueno, es una persona que sabe mucho de combate cuerpo a cuerpo. Si bien en las batallas uno se maneja con las naves, pero a veces pueden enfrentarse ejércitos en tierra, entonces no todo es manejar una pistola de protones, a veces hay manifestaciones muy violentas y uno tiene que usar la espada o el famoso palo cilíndrico, el Bō. Me acuerdo que Tegramón me ayudó mucho con el Bō, llegué a ser tan buena como él. Pero era una persona muy... muy autosuficiente.

Alexis me respondió:

-Pero eso no es negativo, una persona autosuficiente es una persona que tiene autoestima, que se vale por sí misma.

-Sí, sí. Pero está bien, está bien, dejémoslo así, no quiero incomodarte con mis problemas.

-Al contrario, si te hace bien descargarte no tengo problema en escucharte.

-Pero no aquí en el puente de mando... ¿Quieres tomar una bebida caliente? Vamos a mi compartimento.

 

Era un compartimento grande, había una mesa, seis asientos. Le hablé al holoordenador que preparara dos cafés bien cargados. Una vez terminados los puse en la mesa con edulcorante.

Y seguí comentándole:

-Muy pocos ignoran cómo ascendí a capitana... ¿Conoces, Alexis, el sistema hidogelse?

-Sí, lo conozco por la minería.

-Claro. Hay un planeta perteneciente a la Federación, pero el quinto planeta es un planeta pequeño, rocoso casi sin atmósfera pero tiene muchos materiales que podemos usar para nuestras naves. Y bueno, nos llevó mucho tiempo pero armamos una colonia con atmósfera artificial, y si salíamos a la parte de las minas, era con traje protector. La colonia fue creciendo, incluso vinieron familias, no sólo de Sargón, de otros mundos de la Federación, llegó a haber más de mil habitantes. A todo esto el que comandaba los Laserta, no estoy hablando de un ministro ni nada, era un comandante, Kramber, no me voy a olvidar, atacó al planeta habitado de la Federación, lo cual la Federación lo que hizo fue dar un ultimátum y obviamente se retiraron. Pero volvieron al poco tiempo y atacaron el mundo donde estábamos explotando las minas. Hubo muertes a granel, murieron mujeres, murieron niños, incluso lanzaron un aparato ultra protónico y destrozaron la cúpula que mantenía la atmósfera. Yo en ese momento justo estaba por salir y tenía puesto el traje espacial, pero muchos murieron por no tener oxígeno para respirar. Solamente quedamos cincuenta personas, cincuenta sobrevivientes. Llamé por la ultraradiolumínica y nos vinieron a rescatar. Hice un montón de cosas, había gente enterrada y dentro de las minas les di oxígeno, les pude salvar la vida. Salvé la vida por lo menos de doce personas, nada comparada con la población que había en ese mundo desértico sin atmósfera. Siempre me pregunté por qué hizo el Laserta Kramber eso. Luego se firmó un tratado de paz con la Federación y los pocos que quedaron dieron testimonio y me ascendieron a capitana.

 

Quien era mi pareja en ese momento, el capitán Tegramón, no, no se alegró, dice:

            -Vaya, has ascendido a capitana, se ve que te tiene mucho aprecio el gran comandante Oberson, el director de la academia. Vas muy seguido a la academia.

            -Voy para entrenar a otros alféreces -le comenté.

            -Claro, y porque vas a entrenar a otros alféreces te nombran capitana. ¿Sabes lo que te falta todavía para tener mi conocimiento?

            -Tegramón -le respondí-, esto no es una competencia, estoy orgullosa de tu capitanía, evidentemente tú no estás con la mía. Ten en cuenta lo que hemos pasado.

            -¿Acaso habéis vencido a los Laserta?

            -No.

            -¿Cuántas vidas salvaste, doce?, tengo entendido que murieron mil personas. ¿Qué has hecho?, ¿has luchado, has vencido a algún Laserta?

            -No.

            -Entonces te regalaron la capitanía ¡je, je, je! Todavía estoy dudando de por qué. Siempre, yo tengo un refrán que dice: "Favor con favor se paga".

            -Trato de no entender -le respondí- a donde quieres llegar.

            -Es fácil, eres muy amiga del gran comandante Oberson, él fue el que te nombró.

            -No, fue el ministro Will.

            -Sí, seguramente Oberson le habrá dicho: "Kirana es valiosa, Kirana esto, Kirana lo otro...". No has hecho nada, nada de nada.

            -Yo creo que eres un insolente. Yo creo que somos distintos. Te agradezco que me hayas enseñado con el Bō, puedo instruir a muchas alféreces.

            -¡Ja, ja, ja! ¿Y te parece, Kirana, que has aprendido? Si tuviéramos un combate de verdad no me duraría tres minutos, y más siendo mujer, débil, incapaz, como todas las mujeres. A veces las mujeres me hacen acordar a un envase descartable: "Use y tire".

            -Eso verdaderamente lo diría un necio. -Intentó ponerse violento y le dije-: No, no, no. -Le digo-: Yo directamente no tengo problema, si me atacas, en dispararte con mi pistola de protones, es defensa propia.

 

Y terminamos aquí, no solamente la conversación sino la relación.

Alexis me preguntó:

-¿Y qué pasó?

-Tuve la suerte de tener otro destino y de evitar cruzarme con él. Luego me enteré de los malos tratos que les daba a sus subordinados, los maltrataba de tal manera diciendo que lo que hacía era instruirlos en combate. Pero gozaba, gozaba enormemente castigándolos: "Conmigo van a aprender, los que practiquen conmigo van a ser los mejores soldados de la Federación". -Lo miré a Alexis-. ¿Y tú qué opinas?

-Opino como tú, que es un necio.

-¿Me has dicho que te has cruzado con él?

-Sí. Había dos alféreces, que ahora están bajo mi mando que están aquí en la nave, y los maltrataba de tal manera que uno de ellos casi muere. Menos mal que intervine y le salvé la vida.

-¿Cómo se llama?

-Valdemar. Les hizo la trampa, eso de sumergirlos en una campana imitando un viejo satélite. Pero la puerta de salida, debajo de la superficie, la de Valdemar se había trabado, y si yo no intervengo y levanto con la grúa la campana, se hubiera asfixiado por falta de aire.

-¿Y no le reprochaste al capitán Tegramón?

-Sí, tuvimos un cambio de palabras.

-Vaya, un cambio de palabras, si hubiera sido yo en lugar tuyo le hubiera dado su merecido.

-No todo tiene que ser  violencia.

-No, no, claro que no, Alexis, pero cuando llegue el momento sí.

-¿Pero es por eso estabas tan malhumorada en el puente de mano?

-No, lo que pasa que la Federación insistió en conversar en el crucero e invitar al jefe de la flota, y por supuesto imagínate quien es. -Alexis me miró:

-No me digas que es el Lacerta Kramber.

-Sí, el asesino de mujeres, de niños. Porque eran todos civiles, los mineros eran civiles, las familias de los mineros eran civiles. Pero claro luego hace un tratado con la Federación y está todo bien. Vi niños, niñas que murieron en mis manos, me caían las lágrimas dentro del casco. ¿Y ahora hay que recibirlo?

-Eres la capitana al mando.

-Yo pienso delegar en ti, Alexis, la capitanía de la nave y me quedaré aquí en mi camarote.

-¿Pero no es mejor, Kirana, afrontar los hechos? Porque de esa manera muestras tu templanza.

-No no no. En este caso no porque en este caso mi primer impulso sería volarle la cabeza con un disparador de protones. No, es un asesino. Me duele la cabeza, me voy a tomar un pequeño ansiolítico.

-Eres la capitana no puedes... -Lo interrumpí: Voy a hablar por los altavoces.

-A toda la tropa de la nave, habla la capitana Kirana. Estoy un poco indispuesta, dejo al mando del crucero al capitán Alexis. Él va ser quien reciba, con supuestos honores, al Lacerta Kramber. -Apagué el comunicado y le dije a Alexis-: Me voy a recostar, quedas al mando. Puedes irte.

 

Me sentía incómoda, no podía dormir. Salgo a uno de los pasillos de la nave y casi choco de frente con el alférez Valdemar.

-Mi capitana... -Se puso duro.

-Tranquilo alférez, descanse. Me contó el capitán Alexis que le ha salvado la vida.

-Así es. Es el mejor capitán que he tenido, con todo respeto por usted, mi capitana.

-¿Y qué sucedió después con el capitán que tenían, con Tegramón?

-¿No le contó el capitán Alexis?

-No.

-Lo desafió, Tegramón, al capitán Alexis a un combate con Bō, pero no una práctica, a un combate a ver quien queda en pie. -Me puse pálida.

-¿Y lo lastimó mucho Tegramón?

-¡Je! Disculpe mi sonrisa, mi capitana, pero Alexis lo envió al hospital, le quebró costillas, un hombro, una pierna, conmoción cerebral por un golpe en la cabeza. El capitán Tegramón no lo llegó a tocar una sola vez. El combate fue largo, duró como quince minutos.

-Explíqueme, alférez, por qué duró tanto.

-Porque cada vez que caía el capitán Tegramón, el capitán Alexis se tomaba su tiempo.

-¿En qué sentido?

-Lo dejaba reponerse y volvía a castigarlo.

-No entiendo.

-Mi capitana, lo que quería era destruirlo, destrozarlo, hacerlo pedazos, no golpearlo dejarlo inconsciente y ya está. Lo golpeaba con golpes medidos, medidos sí. Le podía romper o fisurar un par de costillas, la pierna se la quebró, el hombro también con parte de la clavícula, también se la quebró. Pero le llevó quince minutos porque siempre esperaba a que se levantara y si no se levantaba se burlaba. Yo no sé si está bien o está mal lo que hacía Alexis, pero le decía: "Levántate, muéstrame lo que tienes". Y el otro cegado por su ego se levantaba y volvía a recibir golpes y golpes y golpes. Como dije antes, mi capitana, ni una sola vez lo pudo tocar al capitán Alexis. Si hipotéticamente Tegramón era el mejor de la flota en la lucha cuerpo a cuerpo, le puedo asegurar que la capacidad de Alexis es tanta que podría vencer a dos iguales a Tegramón. -Me quedé pálida.

-Ignoraba que Tegramón estuviera internado.

-Y tiene para varios meses, mi capitana. Y para no dejarnos solos a mí y a mi amigo nos trajo a la flota, él va a estar a cargo nuestro. Mejor dicho, disculpe mi..., estoy nervioso de hablar con usted, mi capitana, la admiro por todo lo que hace, entonces me pongo nervioso. Pero estamos bajo las órdenes de él, él nos va a instruir. -Me quedé pensando.

-Puede continuar, alférez Valdemar. Y gracias por lo que me contó, lo ignoraba.

 

Volví para mi habitación y me quedé pensando, ¿por qué no me lo contó?

Evidentemente Alexis es lo opuesto a lo que era mi expareja, se podía haber lucido conmigo diciendo "Al famoso Tegramón lo destruí físicamente", pero no dijo ni una palabra. Ya me han dicho varios que lo conocen que no le interesa la opinión de los demás, ni lucirse ni nada. Es más, ante millones de personas quedó como que él fuera un degradado fugitivo por el tema de los Langar.

Yo me considero muy buena capitana, pero Alexis, no como capitán, como persona, es un ejemplo de persona. A mí me dijo "Detesto la violencia", pero claro, esta bestia inhumana de Tegramón por esos juegos estúpidos, porque son juegos, casi mata al alférez Valdemar. Entonces yo creo que la tremenda golpiza que le dio con el Bō, estuvo más que justificada.

 

Horas después recibí una nota por el holoordenador ultralumínico que le habían dado de baja, iba a seguir internado en el hospital militar los meses que sean necesarios con paga incluida, pero después será echado de la flota, será un civil.

No me alegró, tampoco me apenó, me fue indiferente.

 

Y ese es el mejor estado el ser indiferente ante quien te hizo mal. ¿Podría ser indiferente con el Lacerta Kamber? Estoy luchando con mi propia pasión, porque no es lo mismo un imbécil que muele a palos a sus subordinados que un Lacerta asesino que mató a mil civiles y que ahora lo homenajean. No, no lo soporto. No sé si estoy templada para eso. Honestamente, no lo sé.

 


Sesión 08/09/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Blanca (Maradel)

Pero el resultado del encuentro con el representante lacerta fue distinto del que pensaba, fue inesperado. Ahora debería responder de ello, con muertes por medio. Su segundo no le ayudaba, al contrario.

 

Sesión en MP3 (3.844 KB)

 

 

Entidad: Lo miré a Alexis, le hice una seña. Me siguió.

 

Entramos a mi camarote, le indiqué que cierre la puerta.

-¿Y ahora qué hacemos? -Me miró y sonrió. Abrí los ojos sorprendida-. Tal vez no te conozca bien o tal vez no entienda tu carácter pero sonríes. Estamos en un aprieto. -Se sentó-. ¿Quieres ponerte cómodo? -le dije de manera irónica, y me senté del otro lado de la mesa-. Cuando supuestamente te condenaron por el tema de los langar, todos, todos incluida yo, pensábamos que lo que habían decidido las altas autoridades estaba mal, después se develó que había sido todo una farsa. Y luego volviste a hacer lo mismo también con el permiso del primer ministro Will, con los Antiguos. En este caso quedó solamente en amenaza habiendo leído previamente su ADN. ¿Por qué? No existe en la galaxia, y tú lo sabes, una raza humana única, hay distintas razas humanas, y aunque en su momento distintas razas humanas se hubieran generado, por así llamarlo, en un mundo y luego se hubieran esparcido en centenas de mundos, sus hábitats, costumbres, maneras, alimentos y mil cosas más, pueda hacer, como pasa con los Antiguos y con nosotros, que tenemos defensas que ellos no tienen y viceversa. De esa manera has logrado un punto. Bien. Te pido que no sigas sonriendo porque esto que hemos decidido me parece grave.

 

Habló:

-¿Grave para quién, Kirana, para mí, para ti, para la Federación Sargón? Si tengo que hacer sumas yo creo que este es un mérito compartido.

-Claro, pero no consensuado con el primer ministro Will, con la viceministro Nubia y con el ministro Brine; acá no hay nada consensuado con ellos. Ahora, en los dos casos anteriores hubo un consenso, hubo un permiso; lo que hemos hecho ahora... - Alexis levantó la mano-. A ver, dime.

-Kirana, lo que hecho ahora no voy a decir que es lo mejor que hemos hecho, nunca voy a festejar una muerte, y lo que hemos hecho es matar a todos los tripulantes de un supercrucero lacerta. Pero «hay un pero, valga la redundancia», ¿cuántas vidas hemos salvado?, millones. Lo que corresponde hacer ahora es hablar con el primer ministro Will y decirle la decisión que hemos tomado. La tripulación aún no está al tanto de lo que pasó, piensan, Kirana, que yo mantuve el mando cuando en realidad fue todo preparado.

Esta vez me tocó sonreír a mí:

-Alexis, yo soy frontal. Al comienzo estaba muy muy enojada y cuando te delegué el mando no fue teatralizado. Y no me aislé, estaba con el holovisor pendiente, alerta. No suelo ser impulsiva, pero sí sé que soy más impulsiva que tú. Todavía me recuerdo cuando te sacudí y te empujé.

-¡Ja, ja, ja!

-Todo te causa gracia. No somos parecidos, yo me tomo las cosas más en serio, Alexis. Hoy te estás portando como un niño.

Me miró muy seriamente y me dijo:

-Esto que me has dicho es un halago.

-¿Halago que te digan infantil?

-No, halago que me digas que me comporto como un niño.

-¡Ah! Bueno, muy bien. Tú tienes todas las respuestas. Dime la diferencia entre ser infantil y comportarse como un niño.

-Kirana..., Kirana, ¿en serio lo tengo que aclarar?

-Te escucho.

-Bien, te aclaro algo que ya sabes. Ser infantil es eso, comportarse como un niño, es disfrutar los momentos, principalmente los momentos donde uno puede respirar, donde ya pasó la tensión, donde hay un relax, y no vivir dándose cuerda cuerda cuerda, como esos relojes de juguetes para niños. Pero tienes razón, Kirana, estamos en un brete, y si bien no leo tu pensamiento puedo intuir lo que piensas. Una: El primer ministro Will nos condecora. Dos: el primer ministro Will nos degrada y nos expulsa.

-Te falta una, Alexis: El primer ministro Will se entera y vamos a prisión de por vida.

-Nunca haría eso, somos héroes.

-Según quien. ¿No nos pusimos a la altura de Kramber?, ¿no somos criminales de guerra?

-Entonces, ¿qué puedes decir de mí?, lo que hice con los langar es un millón de veces más grave, en el término de mortalidad, de lo que hemos hecho ahora. Y sin embargo nadie me llama criminal de guerra.

-No es lo mismo.

-A ver, ¿por qué?

-Porque los langar depredaban toda la galaxia.

-Está bien, Kirana, me estás hablando de una cuestión de números.

-Sí.

-¿Cuántos seres humanos, cánidos, reptiloides, félidos u otros hay en quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares? Sargón solamente debe tener diez mil millones de seres inteligentes. Un mundo, Ferro, que es más pequeño puede tener dos mil, dos mil quinientos millones de seres, y no lo podemos multiplicar por quinientos cincuenta y cinco porque hay sistemas estelares que tienen dos o tres mundos habitados, algunos uno sólo. Está bien me dirás, quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares comparado con los miles y miles de mundos en esta galaxia no es una cifra comparativa, pero los lacerta, si llevabas a juicio a Kramber, ya tenían orden de atacar. El hecho de que nos hayamos puesto de acuerdo, obviamente tú negando todo, de firmar en la holotablet el acuerdo con Kramber, luego él lo pasa a su crucero, lo teletransportamos a su crucero, todo lacerta sabe que él no quedó prisionero aquí, que se firmó un tratado, que se marchó contento y encima hizo alarde de que acabó con otras colonias y que ellos eran mejores, superiores a los humanos. Particularmente, Kirana, no creo que haya una raza superior a otra, tiene que ver con lo que lleva adentro cada ser. ¿Es así?

-Sí, Alexis, en eso acuerdo contigo.

-Entonces, el haber enviado un misil de supervacío, que el crucero lacerta desaparezca prácticamente fuera de este espacio, fuera de las dimensiones para los lacerta, nosotros no sabemos nada, en el trayecto a su mundo le pueden haber pasado mil cosas, pero no fuimos nosotros. Ahora, no nos queda otra que llamar por visor ultralumínico directamente al primer ministro. Y ahora no me río, ahora es hora de la acción.

-Voy a hablar yo -le dije.

-No, hablemos los dos, ambos somos responsables y nos hacemos cargo. ¿Pero cómo separarías, Kirana, orgullo de dignidad? No hace falta que me lo digas, lo sabes igual que yo. Yo creo que lo que hicimos fue digno aunque muchos nos condenen de antemano. Entonces, particularmente yo no permitiría que me condenen a prisión, no me parece. Yo creo que hemos salvado vidas. Ahora, podríamos haber hecho otra cosa; dejarlo ir, firmar el tratado y aquí no ha pasado nada. Este acuerdo lo hice por ti.

-No, no, no, Alexis, no, no eres un mecenas, no, no, no a mí. No insultes mi inteligencia, lo has hecho por ti también. Todo lo que yo he pasado en aquella colonia, tú lo sabes, porque sé que te has enterado y sé que te has puesto muy mal, digamos como que te has puesto en mí lugar de alguna manera, entonces no te permito que me digas 'lo hice por ti'. No. No permito que nadie insulte mi inteligencia. Ni siquiera tú.

-Vaya, vaya, mejor me voy antes que explotes.

-Tampoco te permito que te burles. No a mí, búrlate de cualquier otra, no de mí. Tengo mi carácter.

-Vaya. Buenísimo.

-¿Es ironía o sarcasmo, a ver? O sea, te gusta que tenga carácter.

-Por supuesto.

-Bien. Voy a pensar que te gusta ser sometido.

-Tú lo has dicho, soy un niño.

-Alexis, estamos con un problema grave y te tomas las cosas muy livianamente. Sé lo que buscas, sé lo que buscas.

-¿Qué busco?

-Hacerme perder el control de mis actos.

-¿Y eso sería malo?

-Para ti, sí.

-¿Ves?, ahora me amenazas.

-No se puede, es imposible. Hoy es imposible llevar una conversación en serio contigo. Y no puedo, y no puedo. Hasta pienso que si estás aquí y hablo con el primer ministro Will me vas hacer distraer o me vas a hacer una mueca.

-No, Kirana, voy a estar al lado tuyo mirando la pantalla.

-¿Te vas a comportar?

-Como siempre.

-Eres un niño.

-Y tú una mujer.

-No tengas dudas, no tengas ninguna duda.

-Te puedo asegurar, Kirana, que no la tengo.

-Sigues con ironías. Yo, por tu tono, me doy cuenta de que hablas livianamente, me quieres sacar de control. A ver, ¿qué quieres?, ¿qué quieres? -Me paré, se paró y lo volví a empujar contra la puerta. Puso su rostro contra el mío-. ¿Qué quieres, qué buscas? ¿Por qué me quieres sacar de control? ¿Qué pasa contigo?

-¿Puedo preguntar yo?

-A ver, pregunta.

-¿Qué pasa contigo, Kirana?

-Que no... Que no me controlo, que me puedes.

-¡Aaah!

-No, no quise decir eso...

-Es lo que escuché.

Lo tomé del cuello:

-Me sacas de control, me pones mal, me pones... -Y me hizo callar-. ¿Qué has hecho?

-Nada.

-¿Qué has hecho?

-Nada. Tenías tu rostro al lado del mío y me besaste.

-¡No puedo creerlo, te has aprovechado y me has besado! ¡Vete, hablaré yo!

-Tenemos que hablar los dos.

-No. Me voy a preparar un té caliente y después hablamos con Will. Ahora no, no, no, no me salen las palabras, no, no sé lo que estoy diciendo, no puedo pensar... ¿Por qué has hecho eso?

-¿Por qué te paraste, Kirana?

-¿Por qué me besaste?

-¿Por qué me empujaste contra la puerta?

-¿Por qué me besaste?

-¿Por qué pusiste tu cuerpo al lado del mío? ¿Por qué acercaste tu rostro? ¿Qué querías?

-¡Ahorcarte!

-Bueno, estoy a tu disposición. Te juro... Pongo mis manos detrás. Ahórcame.

-Con gusto lo haría.

-Salvo que...

-Basta, sé por dónde vas. No.

-No dije nada.

-Alexis, sé por dónde vas.

-No dije nada.

-Eres, eres, eres...

-¿Puedo tomar un té?

-Ve al restaurant.

-O sea, no me vas a invitar...

-Nunca te vi comportarte así.

-Nunca hemos conversado.

-Hemos conversado muchísimas veces.

-No en tu camarote, no a solas.

-O sea, que así eres tú, el gran capitán Alexis, el niño.

-La gran capitana, Kirana, la mujer despótica.

-¡Basta! Está bien. Siéntate. Estoy agitada.

-O sea, te hago agitar.

-No puedo más, me voy a recostar.

-¿Puedo?

-Perdón, ¿puedes qué?

-Servirme yo el café o el té o lo que me quieras brindar.

-Cuando escuché el 'puedo', sé lo que pensaste, sé lo que pensaste. Te has olvidado de Kramber, de Will, de todos. ¿Eres así de verdad o es una táctica para distraerme?, ¿para que me relaje? Porque no da resultado, estoy más tensionada que antes, tengo ganas de golpearte.

-No lo creo.

-¿No crees que tenga ganas...?

-De golpearme, no.

-No se puede. No, no se puede. Hoy no puedo, hoy es como que no tengo recepción de tu lado.

-Yo creo que sí.

-Basta. Tomo un té, me voy a recostar unos minutos y luego hablamos. Y luego hablamos con Will. Por favor, de verdad que estoy agitadísima.

-Espero no te descontroles.

-Basta, por favor, basta.

-Sé lo que quieres.

-No, no sabes nada de lo que yo quiero, nada de nada. Los hombres creen que saben todo: No saben nada de nosotras, nada.

-Bueno, tal vez yo no sea un hombre, sea un niño, como tú dices, inocente.

-¡Ja, ja! ¿Tú inocente? Yo creo que eres el más pillo de la galaxia.

-¡Ah!, bueno. No vine, Kirana, a que me insultes, ahora me dices pillo. No, no voy a tomar el té, me voy a mi camarote con una baja estima tremenda, una baja estima que no sé cómo la voy a levantar.

-Sabes que no te creo nada. Sabes que no te creo nada de nada. Tú te imaginas con una corona en la cabeza.

-No no no, salvo que tú tengas la otra corona.

-Eso no va a pasar, eso no pasará.

-Nunca digas nunca.

-Imposible. Imposible.

-Vamos a tomar ese té. Me voy a tomar una cápsula relajante ¿Tú quieres una?

-Sí, me vendría muy bien.

-Dos cápsulas relajantes para mí. -Lo miré.

-¿Te estás burlando? Dos cápsulas relajantes, ¿para qué? -Iba a hablar y le puse la mano-. No me respondas, no me digas nada, nada.

-¡Mmm, mmm!

-No, ni siquiera el ¡Mmm! Nada. Lo dejamos aquí.