Índice

Psicoauditación - Josep

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

Página anterior

Sesión del 22/11/2023 Sargón, Luber

 


Sesión del 22/11/2023

Médium: Jorge Raúl Olguín.

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Josep.

La nave de Sargón llegó al sistema Prima, el capitán y el teniente fueron recibidos por dos científicos. Hablaron de cómo era aquel mundo y de los sistemas de protección que tenían. El capitán Alexis quedó impresionado por aquel mundo.

Sesión en MP3 (4.801 KB)

 

Entidad: Nací en el sistema Prima. Mi nombre era Luber, ingeniero de naves espaciales y creador del ultracarbino, diez veces superior a la resistencia y a la fuerza del ultragrafeno. Estaba casado con la informática en nanopartículas, Eveliz, vivíamos en un mundo pacífico pero próspero.

 

Habíamos visitado diez sistemas estelares con mundos habitados por animales, el hecho de que no hubiera vida consciente a nivel conceptual inteligente, permitió que nos asentáramos en esos mundos respetando, al igual que en nuestro mundo, toda vida animal y toda vida vegetal. Anhelábamos que todos los mundos tuvieran nuestro ejemplo.

Nuestra raza, para que lo tengáis en cuenta, éramos iguales al resto de los humanos que habitaban otros mundos, homo sapiens, pero nos llamaban los áune. Nuestra forma de pensar era analítica, prácticamente nuestro cerebro, muy poco desarrollada la parte reactiva. El hecho de que seamos analíticos no nos impedía tener emociones sanas, buenas, pero nos basábamos más que nada en los sentimientos, lo cual tampoco impedía amar no solamente a nuestros semejantes sino también nuestras obras, nuestra investigación, nuestro crecimiento.

 

Obviamente el ser bondadosos no significaba que fuéramos ingenuos, teníamos un armamento desarrollado quizá superior al de la misma Federación Sargón, y todos nuestros mundos de los diez sistemas estelares que estaban en un radio de veinte años luz tenían una gigantesca capa de energía protectora incluso con ultracarbino. O sea, era una capa protectora tan grande la que abarcaba nuestros mundos que podían impedir hasta la colisión de un gigantesco asteroide, como sabemos que pasó en muchos mundos. En los gigantes gaseosos no hay problema, pero en los pequeños planetas rocosos muchos asteroides que han impactado han acabado con millones y millones de vidas animales.

 

Recibimos un mensaje por ultraradio de un crucero que venía directamente del planeta Sargón.

 

Era amigo íntimo del primer ministro, que se llamaba Luxor. Me dijo:

-Luber, tú que tienes una capacidad de diálogo, de empatía recíbelos, por favor. Obviamente vienen con sus armas totalmente desactivadas, el que comanda la nave es el capitán Alexis -me dijo el ministro Luxor. Sonreí.

-Creo que lo ubico, creo que lo ubico. -Mi edad era de aproximadamente unos sesenta años de Sol III, para que tengáis una idea.

 

La nave de Sargón quedó en órbita. Lo recibí al capitán Alexis, no le estreché la mano, directamente lo abracé:

-¿Cómo estás? -El capitán se sorprendió y me miró a los ojos.

-¿Me conoces?

-Creo que sí, ya hablaremos. -Le estrechó la mano a mi esposa, la informática Eveliz.

-Un gusto, señora.

-El gusto es mío -dijo Eveliz. Lo saludamos al teniente, que se llamaba Valdemar.

 

Le dije:

-¿Tenéis tropa a bordo? Alférez, que bajen, que quede en órbita la nave. Que bajen, que conozcan. Tenemos frutos, todo tipo de platos sabrosos con verduras especiales. Os va a gustar.

-Mi capitán -dijo el teniente Valdemar, me quedaré con los alféreces.

-Está bien. Ve tranquilo. Igual estamos comunicados por radio. Recorred.

 

-¿Cuál es su nombre?

-No, no, trátame de tú, y a mi esposa dile directamente Eveliz. Ella, de todas maneras, se retira porque sigue trabajando. Me ayuda con manopartículas, me ayudó a crear el ultracarbino.

-No entiendo... ¿Ultracarbino?

-Je, je, je, ya te explicaré. Dime Luber, directamente.

-Pero señor...

-Dime Luber. Y ven, vamos a tomar un zumo, esto te va a agradar. Es una broma, pero espero no te hagas adicto. De todas maneras te llevarás en la nave un tanque de zumo para Sargón.

 

Fuimos a tomar algo. Lo primero que me dijo Alexis fue:

-Hay algo raro en el aire... ¿Ponéis algo en la atmósfera?

-No...

-Huelo como si el aire estuviera perfumado.

-¡Ah! Te explico. La mayoría de los mundos, si bien ya no tienen más motores de combustión lo han tenido miles y miles de años, y cuesta luego purificar la atmósfera. Nosotros hemos tenido otro tipo de sistema.

-Luber, ¿por qué os llaman los áunes?

-Mira, desde hace miles de años que nos denominamos así, los áunes.

-Pero no veo ninguna diferencia con el resto de los  humanos.

-Seguramente que no. Tenemos un equipo médico mucho más avanzado que otros mundos y nuestro cerebro tiene quizá algunas diferencias. Tenemos más desarrollado los córtex prefrontales y quizá menos desarrollado el hipocampo y el hipotálamo. Eso no impide je, je..., tenemos emociones como cualquiera. Pero ven, ven, ¿qué te parece este zumo?

-Exquisito. Tienes razón, Luber, me voy a hacer adicto.

-No, trátame de tú, por favor. Sé que soy mayor para ti, pero voy a hacerte algunas preguntas.

-Sí, por favor.

-¿Qué sabes de tus padres?

-Bueno, mis padres fallecieron cuando yo era muy joven, prácticamente un adolescente.

-Ajá. Coméntame sobre ellos.

-Bueno, mi padre era una persona de poco carácter, si bien él era militar es como que no pasó de capitán y luego murió en una batalla. Mi madre nunca lo trató bien, es como que siempre lo hacía sentir menos. Obviamente entiendo que el problema era de él, porque si uno no quiere, nadie te hace sentir menos.

-Contigo, ¿cómo era tu padre?

-Hablábamos mucho, pero a veces te quejabas de la injusticia, de la vida. No se sentía pleno. Tal vez mi madre era un contrapeso para él. Capaz que cuando se casaron la amaba y el carácter de ella para con él fue apagando esa llama.

-¿Y tu madre cómo era contigo?

-Una mala influencia.

-¿Te trataba mal?

-No, todo lo opuesto, me consentía en todo. Me consentía para mal, porque si yo no hubiera tenido el temple que tenía y la forma analítica de ver las cosas, hubiera sido débil. Ella trató de influenciarme, pero no pudo. Por eso dije lo de mi padre. Nadie, nadie, ni aunque seas pequeño, puede hacerte débil si tú por dentro te sientes fuerte. Y siempre lo fui.

-¿Siempre fuiste analítico?

-No, Luber, no. Tuve un fracaso afectivo y mi ego me pudo.

-Por qué, ¿sentiste rencor por la ruptura?, ¿fue la otra persona la que te dejó?

-Sí, por una persona de mayor grado.

-¿Y eso te molesto?

-No, para nada.

-Explícate, porque no entiendo.

-Claro. La molestia fue conmigo por no haberme dado cuenta con quién estaba. Y eso me molestó.

-Ahora entiendo lo reactivo tuyo, esto fue ego. Alexis, por muy inteligente que seas nunca vas a conocer a las personas, las conoces con el tiempo. Si esa persona eligió por vanidad, por soberbia a una persona de rango superior no es tu problema.

-Obvio que  no. Pero Luber, me molesté conmigo mismo por no haberla detectado cómo era. Por ahí daba señales, pero yo quizá hacía vista gorda, quizá no la quería ver. Y así me fue.

-¿Has conocido otras jóvenes?

-Sí.

-¿Alguna que te guste?

-Sí.

-¿Y va todo bien?

-No, no no no, no hemos llegado a nada.

-¿Sois amigos?

-No lo diría. Somos conocidos.

-Bueno. ¿Cuánto os quedaréis?

-Bueno, veo que vuestro día es muy similar en horas al día de Sargón. Así que nos quedaremos una semana.

-Hay un enorme hangar pero todo dividido con camarotes privados para cada uno de vuestra tropa y también para el teniente. Tú te alojarás cerca nuestro.

-No quiero molestarte, Luber...

-No no no, no es por esto, quiero que conozcas nuestro laboratorio y te voy a explicar lo del ultracarbino.

 

Al día siguiente desayunamos juntos y le expliqué a Alexis:

-El ultracarbino está hecho con moléculas especiales y su resistencia es infinitamente superior al ultragrafeno.

-Tengo entendido, Luber, que tenéis en cada mundo una capa energética. ¿Cómo hacéis cuando, por ejemplo, mi crucero está en órbita pero dentro de la capa energética?, ¿cómo hacéis?

-Tenemos un dispositivo que prácticamente abre la capa energética como si fuera un líquido y la nave pasa. Es una capa energética especial que ni siquiera permite teletransportar desde afuera de la capa hacia la superficie o viceversa. Para teletransportar también lo hacemos con un sistema especial.

-¡Vaya!

-Lo único que no puede resistir la doble capa energética con ultracarbino es lo que tú has creado, con la ayuda de los informáticos: La bomba de vacío.

-Vaya. ¿Pero vosotros la tenéis?

-Sí, por supuesto -le respondí-, por supuesto. Cuando digo que tú la has creado me refiero dentro de la Federación Sargón. Nosotros hace generaciones que la tenemos. Somos analíticos pero no ingenuos, no podemos permitir que nuestros planetas-jardines, como los llamamos, sean destruidos por civilizaciones poco avanzadas a nivel mental-espiritual.

-Estoy de acuerdo con eso. Estarás disgustado, te habrás enterado de lo que hice con los langar. Entiendo que vosotros, los áunes respetáis toda vida.

-Sí -le respondí-, pero si nos hubieran atacado en masa, si hubieran venido cientos de naves las hubiéramos destruido a todas. Son ellos o nosotros. No es que una vida tenga más importancia que la otra, Alexis, pero entre elegir una vida que respeta las vidas «fíjate que aquí no comemos, no nos alimentamos de vida animal», y elegir a vidas que lo único que hacen es destruir mundos, obviamente elijo a los pr¡meros. Así que no, no te sientas mal por lo que has hecho. En realidad has salvado a la galaxia. Hay miles y miles de mundos que aún no conocen los viajes espaciales y eran un manjar para los langar. Que por otro lado, te digo, querido Alexis, detectamos mundos langar que aún subsisten. Cuidado con ello. Pero ven, ven.

-¿Qué es ese aparato?

-Un aparato que va a medir tu parte mental. ¡Je, je, je, te encoges de hombros, no tienes expectativas?

-No. Ya me dirás, Luber -me respondió.

 

El análisis duró sólo quince minutos, lo vimos en ultraordenadores gigantes.

-¿Conoces de neurología?

-Conozco bastante, Luber, si bien no es mi estudio principal.

-¿Qué ves?

-¿Estamos hablando que este es mi cerebro?

-Obviamente. ¿Qué ves?

-Como ciertas anomalías...

-No. Mira al lado, mira la otra pantalla.

-¿Otra vez mi cerebro?

-No, es el mío.

-¡Pero cómo!

-Yo ya era ingeniero de primer nivel, ya había conocido a Eveliz. -Y una nave de dos jóvenes recién casados se fue a explorar otros mundos.

-¡Pero este es un mundo hermoso y dos recién casado tienen tantos lugares donde ir...!

 -Nos enteramos que no llevaban ultracarbino y fueron atacados por un crucero langar. Obviamente nuestros ultravisores lo detectaron e inmediatamente fuimos en su ayuda; eran más de veinte cruceros langar y los destruimos inmediatamente con bombas de vacío. En el hangar del crucero principal, los restos metálicos, ultraplásticos y humanos los recogimos. Cuando los analizamos vimos que en los restos había dos cadáveres y faltaba una pequeña nave: esa pequeña nave fue para Sargón. Viajé muchas veces a Sargón de incógnito, mi idea principal fue traer a la criatura que el matrimonio llevaba en la nave.

-Pero cómo -me preguntó Alexis-, ¿no eran recién casados?

-Sí, pero ella ya tenía un bebé de un año.

-¿Y qué paso con ese bebé?

-Cayó a un océano de Sargón. Y un matrimonio viendo que nadie lo reclamaba, ante la justicia pidió la adopción. Como vi que era un matrimonio aparentemente estable lo dejé.

-¿Y qué pasó con ese bebé?

-Bueno, han pasado casi tres décadas y ese bebé ha vuelto. De visita. -Alexis palideció.

-¿Me estás diciendo, Luber, que yo soy un áune?

-Sí.

-Pero cuando..., cuando mi padre adoptivo falleció y luego mi madre lo siguió al otro plano espiritual, ¿por qué no me han contactado?

-Yo te he seguido muchas veces. Vi que eras autosuficiente, no tenías ningún problema de baja estima. Seguramente por tu crianza, porque eso afecta. No tenías el control total de la parte analítica como sí la tenemos aquí todos los áunes.

-Pero ayer estuve como tres horas por la noche, no dormí leyendo la historia vuestra. Y mi manera de ser es distinta; soy más risueño, más bromista, por momentos me comporto como un niño.

-Eso no está mal, pero no tienes un ego infantil, tu parte analítica sabe reír, tu parte analítica sabe divertirse, tu parte analítica sabe cuando estar serio. ¿Por qué intervenir? ¿Para qué? Te preguntarás, ¿y por qué te lo cuento ahora? ¿Por qué no? Eres uno de nosotros pero a su vez sirves a la Federación. Tranquilamente puedes decirle a tu primer ministro que eres nativo del sistema áune.

-Me siento extraño, pero bien, bien. Es un mundo tan hermoso... Sé que un impulso es reactivo, pero recién, querido Luber, es como me cogió el impulso de dejar las fuerzas de Sargón y venir a vivir aquí. Tengo experiencia en informática, tengo experiencia en genética...

-Es tu vida, tú decides. ¿Tienes algún lazo que te ata?

-Lealtad. Jamás voy a faltar a la lealtad. Pero también soy analítico; viviendo en otro mundo, aunque no pertenezca a la Federación Sargón, eso no significa que sea desleal a nadie, puede haber lazo afectivo a algunas personas. Pero bueno, no vivimos en un tiempo de hace milenios atrás, tenemos naves ultra lumínicas, tardaría menos en llegar a Sargón que con un heliocoche quizá recorrer mil kilómetros arriba de la superficie de este mundo.

-Mira, ya es hora de almorzar, vamos. ¡Ah!, una cosa -Alexis me miró-, no vas a venir al sistema Prima únicamente a tomar zumo y a comer... Mira mí físico, tengo más del doble de edad que tú, estoy delgado y conservo mi musculatura. Tú tienes un físico privilegiado, así que cuídate. -Alexis lanzó una carcajada.

-Olvídate, amo hacer deporte. ¿Aquí practican con el bó?

-Sí.

-¿Y tú eres bueno? -me preguntó.

Lo miré:

-¿Acaso piensas que puedes ganarme?

-No, jamás vencería a un señor mayor. ¡Ja ja ja ja!

-No, no vas a sacar a relucir mi ego, soy un áune. ¡Ja ja ja ja! -Lo abracé a Alexis, era como un hijo. Y fuimos a comer algo.