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Psicoauditación - Josep |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Médium: Jorge Raúl Olguín Entidad que se presentó a dialogar: Johnakan Ur-El, Thetán de Josep Estaba en otro brazo de la galaxia, en otro sistema planetario. Encontró un mundo parecido al suyo, casi gemelo, en la misma órbita pero detrás de su sol. Parecía que alguien saboteaba el proyecto.
Johnakan Ur-El: ¿Cómo estáis vosotros? Mi nombre es Johnakan Ur-El, hago una pequeña introducción puesto que conceptúo al thetán del 10% encarnado, Josep, y sé que uno de los roles fue un 10% mío. Aclaro, además, que la historia transcurre en un brazo de la Vía Láctea, vecino del brazo donde nuestros dieces por ciento viven actualmente, que es el brazo llamado Sagitario.
El mundo que relata el 10% del thetán -de quien en esta encarnación es Josep-, es similar al mundo donde moramos ahora cuyos habitantes también le llaman Sol III y transcurre en el siglo XXI al igual que en este mundo. Esta introducción fue más que nada para evitar confusiones, porque lo demás es similar en algunos detalles y muy distinto en otros.
Gracias por escucharme.
Entidad: A veces no es sencillo entender a tu entorno, a una familia, a una pareja, a conocidos pues tenemos costumbre de prejuzgar antes de averiguar realmente cuales son las circunstancias que motivan a determinada persona a hacer determinada tarea, a impulsarlo a -supuestamente- cometer una tropelía o una traición, o lo que nosotros pensamos que puede ser una traición.
Mi nombre era Sixto Malgar, profesor de informática. Tenía vasta cultura general, conocía de física, de química, obviamente de astronomía. Y era muy importante, ya sabréis por qué. Tenía una hermana dos años menor -que el año anterior se había divorciado-, con una hija de catorce años, mi única sobrina. Yo me había divorciado un año antes, sin hijos. Mi exmujer gustaba mucho del lujo y de las salidas, mi trabajo le parecía aburrido, monótono, igual que mi vida y todo mi ser. Yo forcé el corte de ese oscuro eslabón de una cadena imaginaria que nos tenía atados. Evidentemente el cortar ese lastre es como que me hizo, simbólicamente, subir a la estratosfera.
Logramos colocar un satélite artificial más allá de nuestro satélite natural al que le decíamos la Luna. Ese satélite tenía ordenadores programados por mi persona, obviamente con varios ayudantes. La gran sorpresa, la gran algarabía de los científicos, de los astrónomos -que fue primera plana en diarios y revistas-, es que se había fotografiado un planeta del otro lado del Sol, con una característica especial: era absolutamente similar a Sol III rotando en la misma órbita y a la misma velocidad, o sea, era imposible que fuese avistado por telescopios ya que siempre estaba del otro lado del Sol y a la misma distancia. Era como un planeta gemelo en el mismo sistema solar, nuestro perihelio era su afelio, nuestro afelio era su perihelio. Y también tenía un satélite. Y eso nos hacía entender cada vez menos el universo porque dentro de mi trabajo de investigación de informática era también el estudio del sistema solar, ver como se formaron los planetas. Teníamos en el centro un gigante gaseoso que de alguna manera equilibraba la armonía orbital de todo el sistema planetario, que hasta el momento eran once, el último estaba a seis horas y media luz y tardaba más de trescientos de nuestros años en girar alrededor del Sol.
Mi vida era una vida tranquila, muchos me tildaban de metódico. No era muy amante de las salidas, a veces con mi hermana y algún festejante que ella tenía íbamos al teatro o a alguna ópera donde nos deleitábamos con excelsa música. Mi hermana a toda costa quería presentarme alguna joven, pero a la mayoría la veía como frívola, hundida su mente en cosas demasiado superficiales. -No te vuelvas tan exigente -me decía ella. -¿En qué sentido? -¿En qué sentido, Sixto? En que te quedarás solo. -Tengo amigos. -Pero pocos. -Pero buenos. Amigos que si algo no les gusta te lo dicen. Frontales, pero diplomáticos. No estoy solo, para nada. -Pero todos precisamos un amor. -Bueno, un amor... hay distintas clases de amor. Es algo que quizá no coincidimos, querida hermana. A la nena, ¿qué le enseñas? -¡Ah! No, no, no, no. A Marita le enseño que desconfíe, que estudie bien al joven con el que va a salir, que es preferible que salgan en grupo. -¿Ves? Tú le estás inculcando que el varón es un ave de presa que va cazando polluelas. Ya le estás causando traumas mentales, ¿te das cuenta? -Bueno, pero la siento como desprotegida. -Todo tiene que ser en su justa medida. Conozco aves de presa femeninas, caza fortunas, personas de vida disipada, en ambos géneros obviamente. Y es algo que no, no me llama la atención.
Pasaban los días y nuestro laboratorio de investigación había puesto en órbita lejana un segundo telescopio para visualizar más de cerca ese planeta gemelo, pero cuando hacía los cálculos algo no me cerraba, veía como que se descalibraban los sensores ópticos, los telescopios infrarrojos funcionaban a medias... Y tenía un equipo de seguridad de cuatro personas absolutamente leales. -Investigad, por favor, porque algo no me gusta, como que alguien estuviera saboteando nuestra investigación hacia ese otro mundo. El más joven de los investigadores me dice: -Señor Malgar, no será que... quizá... -Hombre, de frente. -Bueno, ¿no será que quizás usted está perseguido pensando en una conspiración? -Mira, no te preocupes, no me enojaré contigo por tus palabras porque quiero que la gente sea frontal, quiero saber qué piensa, quiero confiar en quienes están a mi lado. Pero no, no estoy paranoico. Vosotros, aparte de estar en Seguridad, sois todos licenciados en informática. Siéntate. -Pero señor... -Siéntate.
Le planifiqué cómo tenían que estar los sensores, cómo estaban los ópticos, los infrarrojos, los medidores, los trazadores de distancia. Al cabo de un rato me dice: -Hay anomalías. -Hombre, eso es lo que estoy viendo de hace meses. ¿Quién está a cargo del otro laboratorio? -El que está en las montañas Merem. Hay un astrónomo muy conocido, un astrónomo que se llama Sorce. -¡Ajá! Escuché hablar, escuché hablar de él. Acompáñame, ven conmigo. -¿Señor? -Acompáñame, ven conmigo, yo te firmaré la autorización. Avísale a tu familia que nos ausentaremos unos días, viajaremos hasta el otro laboratorio.
Antes de partir, mi hermana, mi sobrina me festejaron mi cumpleaños número cuarenta. Para mí fue cumplir con ellas, eran mi familia, pero trataba de terminar lo más rápido posible para irme. Las abracé a ambas y con mi ayudante nos marchamos en un pequeño avión privado.
Al día siguiente llegamos al laboratorio, pedimos hablar con el director. Y allí fue donde conocí a Fonte Sorce: un hombre moreno, tenía cuarenta y nueve años -nueve años más que yo-, ojos absolutamente negros, negrísimos, cabello oscurísimo, una piel morena de un color extraño, un moreno grisáceo como si en lugar de piel fuese mármol, y los ojos era tornasolados, o sea, lo mirabas de costado y ese negro oscuro tenía como ciertos tonos grises, como si usara lentes de contacto, pero no. Fonte Sorce tenía una voz grave, su apretón de manos fue muy fuerte. Yo era casi adusto, introvertido, pero sonreía para causar buena impresión. El hombre quizá sonreía con sus ojos, pero su boca estaba pétrea como si su cara fuese de mármol. Me hizo pasar, mi ayudante quedó afuera. -No soy de dar vueltas -le dije-. Mire, Sorce... Levantó la mano, él, y me interrumpió. -Dime directamente -tuteándome-, dime directamente Fonte Sorce. -¿Por el nombre y el apellido? -Sí, sí, sí. -Bueno, mi nombre es Sixto Malgar. -Bien, Sixto. Ahora dime cuál es tu inquietud. -Bueno, tengo el presentimiento que se está desviando la investigación desde aquí, retrasándola. -La investigación, ¿de? -¡Pues la investigación del otro mundo! El que he descubierto a través del satélite con 'mis' ordenadores que a su vez, desde este laboratorio, ha llegado a ellos y veo desde mis ordenadores que los sensores ópticos, los sensores infrarrojos fueron modificados. -¿Hizo una prueba de fallas? -O sea, que esto es obra humana. -¿Y tú piensas que es de aquí? -Estoy seguro que es de aquí y vine a hablar con usted porque... -Trátame de tú. -Hombre, me cuesta. Bueno, vine a hablar contigo, Fonte Sorce, porque debo dar aviso. Entonces prefiero recurrir a... ti para saber si sabes del tema. -En realidad sí, sé bastante del tema. -¡Ah, bueno! Y yo en mi laboratorio en ascuas. ¿Si sabes del tema por qué no hemos intercambiado ideas a través del videófono? -Porque justamente mi idea era retrasar lo más posible todo. -O sea, ¿que tú, el director de este laboratorio, saboteas el programa?, no entiendo. ¿Que algún otro país estaba enviándote...? -No. Sucede que si te cuento mi historia no... no me creerías. Pero ven. -Voy a llevar a mi ayudante, que es investigador. -Tráelo. Pero eso sí, ¿hasta qué punto tienes confianza en él cuando hablamos de algo que puede ser gravísimo? -Está bien, que espere afuera. ¿Qué me quieres mostrar? -Te mostraré algo antes de contarte mi historia.
Lo seguí. Fuimos a una puerta blindada que tenía un sensor óptico pero únicamente con lector de iris. Puso su ojo. Diez segundos después se escuchó un engranaje, la puerta se abrió. Me sorprendió que era una puerta de titanio de diez centímetros de espesor. Apenas se abrió la puerta se iluminó todo el recinto. Había ordenadores, distintos. Cerró la puerta detrás nuestro. -Toma asiento. Entiendo que tú eres un informático avanzado. -Lo soy. -Y te manejas con discos. -Así es. -No con cilindros. -¿Qué es eso? -Cilindros, cilindros tipo cristales.
Encendió una de las máquinas, cogió de una caja -que era de, supuestamente, plástico-, el cristal número uno. -Acomódate, está traducido y a su vez subtitulado.
Puso el cristal en el hueco, y una voz de mujer y en la pantalla gráficos que iban acompañando el relato de la mujer. No pasaron ni dos minutos que lo miro, él pone pausa. Le pregunto: -¿Qué es esto? Fonte Sorce me dice: -Mi historia. -Esto es ridículo. -Tienes dos opciones, creerla o irte y denunciar que estoy desviando la investigación. Para ese entonces yo desapareceré y me llevaré mis discos duros y mis cilindros, y nadie sabrá nada de todo esto. Pero cometerás un error.
Mi curiosidad podía más que mi lógica, pesó más en mi balanza. Pero me sentía intranquilo en mi parte estomacal. -¿Quieres un relajante? -No, no.
Al fin y al cabo recién lo conocía a Fonte Sorce y no sabía lo que podía darme. Él en todo momento estuvo sentado al lado mío, no atrás, el tenerlo a mi vista me tranquilizaba. Sacó la pausa, seguí viendo el vídeo con el audio de mujer, los gráficos y una historia increíble.
Les habló Sixto Malgar de Sol III, siglo XXI. Gracias por escucharme.
Médium: Jorge Raúl Olguín Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Josep Un científico saboteaba las investigaciones acerca de un planeta gemelo recién descubierto al otro lado de la estrella. Él ya conocía este planeta desde mucho antes y quería evitar el contacto. No era un planeta recomendable.
Entidad: Voy a tratar de resumir las casi tres horas de grabación en audio y en vídeo que me pidió, por favor, viera y escuchara Fonte Sorce.
Mi nombre es Sixto Malgar, había descubierto un planeta del otro lado del Sol. Fonte Sorce desviaba la investigación, me rogó que escuchara y viera lo grabado y lo filmado en vídeo. El mundo se llamaba Helio III. Fago Sorce y Audrey Sorce -"Odri" se escribe Audrey, con "y"-, eran de familias adineradas. Tuvieron un hijo, Fonte, aunque Fago no quería. Evitó que su mujer quedara embarazada siendo veinte años mayor que ella, quería disfrutar de su mujer -principalmente de su fortuna, tenía diez veces más fortuna que él- y de los viajes al satélite donde había ya seis colonias.
Audrey lo grababa todo, los viajes, las conversaciones. Había decenas y decenas de vídeos de enseñanza para cuanto Fonte creciera. En ese momento era un niño de dos años, ignoraba que su padre lo odiaba. Lo odiaba de tal manera que varias veces había pensado en que le ocurriera algún accidente. Fago Sorce era inestable. Su decodificador, como decís vosotros, habían entrado en corto circuito, su ego infantil no podía permitir disfrutar de la vida, que un crío estuviera de por medio y no le permitiera cumplir sus fantasías. Una vez salieron en una nave crucero, que era de la familia de Audrey, Fago se puso psicótico, mal, discutía. En la habitación empezó a lanzar cosas. Audrey y el niño fueron al comedor central, Fago la persiguió. Se pusieron de por medio el capitán y dos tripulantes, les disparó a los tres con un arma tipo laser. Saboteó el ordenador del crucero llegando a poner en peligro el sistema de soporte de vida de la nave, no le importó que hubiera cincuenta personas, entre pasajeros y tripulantes. El sistema de soporte empezó a fallar, todos corrían tratando de arreglar las fallas. Audrey no lo pensó, puso a Fonte en una cápsula de supervivencia y la lanzó dejándola orbitando alrededor de la estrella pero en sentido contrario a como orbitaba el planeta. El crucero no sobrevivió, ni sus tripulantes, ni sus pasajeros. La última grabación, minutos antes de enviar la cápsula de supervivencia, Audrey cargó el último vídeo.
Helio III estaba tecnológicamente un siglo más adelantado que Sol III, en la cápsula de supervivencia era tal cual en todo sentido, no solamente estaba aislada del espacio exterior si no que tenía la temperatura ideal, la atmósfera ideal y el niño estaba conectado a un aparato que lo alimentaba con una tecnológica infinitamente superior al suero que daban en los hospitales y sanatorios de Sol III. Orbitando en sentido opuesto, en poco tiempo se encontró con nuestro mundo. La pequeña cápsula tenía sensores, si bien podía soportar la atmósfera en caída libre y que la temperatura no suba ni un grado dentro de la cápsula, no precisaba hacerlo; los sensores la hicieron descender lentamente aterrizando en una zona apartada, montañosa.
Corté la grabación. -Esto no es creíble. -Lo sé, sé que no es creíble, Sixto, pero entiendo que tú no tienes una mente estrecha. -Perfecto. Y llegaste aquí. Bien. Tendrías poco más de dos años. ¿Qué pasó? -Tuve la suerte de que me hallara el profesor Tiberio Osram.
Me quedé pensando. ¡El profesor Osram! He estudiado infinidad de libros de él. Era una eminencia. Había quedado viudo. Me quedé pensando. -¡Adoptó un niño! -Sí. -Adoptó un niño pero no se llamaba Fonte Sorce, se llamaba Armin Osram. -Así es, Armin Osram era yo, Fonte Sorce es el nombre de mi planeta natal. Te has quedado mudo. -Sí -respondí-. Es algo que no... Es todo tan... -Dejas frases incompletas. -Es que no soy de quedarme sin palabras pero... ¿Qué pasó después? -Bueno, lo primero que hizo el profesor Tiberio es ver los vídeos. -Bueno, eso es una cosa que no entiendo, ¿cómo lo podemos escuchar y entender? O me dirás que tenemos el mismo idioma. -No, por supuesto que no. No sabría cómo explicarte lo de los vídeos, no son vídeos como los vuestros, están programados mediante un ordenador y se adaptan al lenguaje de quien los escuche. -¿Cómo? Si solamente fue presionar un botón, no hablé ni nada... ¿O acaso el ordenador es telepático? -No, no, no, nada de eso. Fue el profesor Tiberio Osram quien primero entendió, captó cómo debía hacer. Para el profesor Osram la primera vez que escuchó el vídeo eran silbidos, sonidos incoherentes. Comenzó a hablar tratando de enviar fórmulas matemáticas y nada. Trataba de descifrar códigos de la pantalla y nada, hasta que en cuarenta y ocho horas el ordenador que originalmente estaba en la cápsula de supervivencia se programó y comenzó a emitir en un lenguaje entendible para vosotros. El profesor Osram no tuvo ninguna duda, en absoluto; encontró la cápsula, me encontró a mí en ella. Solamente con el calor humano de la mano del profesor la cápsula se abrió desconectando todo lo que me mantenía vivo en el espacio. El profesor me hizo decenas de pruebas, mi tipo de sangre es similar a la vuestra, soy universal positivo, mi constitución orgánica es exactamente la misma, el mismo ADN.
Le pregunté: -¿El profesor falleció hace cinco años? -Así es, así es. -¿Cómo has cambiado de identidad? ¿Qué pasó con Armin Osram? -Tengo doble identificación. -Pero si te leen el iris o las huellas dactilares, ¿quién figura? -En la cápsula hay unos lentes mucho más pequeños, mucho más finos y mucho más efectivos que vuestros lentes de contacto actuales. Pueden crear una identidad, lo mismo con las huellas dactilares. -Está bien, supongamos que lo acepto. Vienes de otro mundo que se llama Helio III que es como Sol III. Perfecto. Están un siglo más adelantados. ¿Por qué no han llegado hasta aquí si están un siglo más adelantados? Fonte Sorce se sonrió con un gesto de ironía: ¿Tú piensas que me he quedado sin hacer nada? Gracias al profesor Osram y a toda la tecnología que traía la nave de supervivencia armamos unas sondas que podíamos dirigir a distancia, con escaners super avanzados y con lentes tan pequeños y cien veces superiores al mejor de vuestros telescopios. Las ondas llegaron a orbitar Helio 3. La población tenía bajas pasiones, hubo guerras, se destruyó casi medio mundo. Si bien la civilización no se volvió salvaje pero la gente se ocupaba más de buscar alimentos, todo tipo de víveres. Las naves quedaron en desuso, las colonias que había en el satélite no podían prácticamente mantenerse. Los que no pudieron regresar a Helio perecieron en el satélite, que es exactamente igual al vuestro. -O sea -le pregunté a Fonte-, ¿no hacen viajes espaciales? ¿No hay nada de nada? -Nada de nada. Hay casas que tienen holo visores y al lado alimañas pequeñas, tipo roedores que se comen tu comida. -Por último, ¿por qué no querías que exploremos? ¿Por qué desviabas la investigación de Helio III retrasándola? -Para evitar el contacto. ¿Pero de qué tienes miedo? Has dicho que prácticamente, si bien nos llevan un siglo de ventaja están en una época de barbarie, no pueden someternos. -No, claro que no, pero vosotros sois ingenuos, todo el planeta es ingenuo. Ellos vendrán en son de paz o iréis vosotros allí. ¿Pensáis que os darán a conocer algunos de sus adelantos? No. Antes de las guerras no había ningún tipo de enfermedad, ahora sí. Se aprovecharán de vosotros y terminarán sometiéndolos. Haced de cuenta que vosotros, siglo XXI, pasarais por una guerra y pudierais viajar al pasado, al siglo XXIX... aún con vuestra desventaja os aprovecharíais de ellos. Sé como son. Aprendí a querer a este mundo, a Sol III, y temo que mi mundo natal lo ponga en peligro. -Sucede que no soy yo -respondí- quién toma las decisiones. Hay ayudantes que saben que un satélite artificial con ordenadores programados fotografió a Helio. Ya se sabe. No podemos frenar nada. -Lo lamento, entonces -contestó Fonte Sorce-, lo lamento por todos. Por ti y por mí, incluso.
Me quedé pensativo, no sabía que responder, era todo muy de golpe. -No sé... Muéstrame la cápsula... -¿No te basta con los cristales? ¿Piensas que alguien de Sol III puede hacer todo esto? Pero está bien, inventa un viaje, un par de días, y ven conmigo. El laboratorio del profesor Tiberio está intacto. Te mostraré la cápsula.
Y quedamos en ello.
Gracias por escucharme.
Médium: Jorge Raúl Olguín Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Josep Se enfrentaba a una duda que no podía resolver porque tampoco sabía cómo. Haber descubierto un planeta gemelo al suyo era nada comparado con lo que le contaban.
Entidad: Hay muchas cosas que no tengo en claro y es como que puedo ser dual en mi manera de pensar. Por el concepto que tengo por distintos seres humanos, ello me ha forzado a ser escéptico en cuanto a la confianza. Afectivamente me doy cuenta de que no es correcto porque a veces puedo prejuzgar apresuradamente, como hice con Fonte Sorce.
Me sentía exaltado de saber que con ordenadores programados habíamos fotografiado un planeta del otro lado del Sol rotando a la misma órbita y a la misma velocidad. Pero algo sucedía, la investigación se retrasaba, se desviaba. Todo ello me llevó a descubrir que el causante era Fonte Sorce. Me contó una historia, ¡ufff!, extraña.
El famoso profesor Tiberio Osram había sido el padre adoptivo de Fonte. Me invitó a su laboratorio para mostrarme las pruebas de que él venía de ese mundo que el satélite artificial lo había descubierto. Lo llamaban Helio III, era similar a nuestro mundo pero con un siglo de adelanto a nivel tecnológico. Aunque Fonte dijo que habían pasado una tremenda guerra y que prácticamente todo el adelanto estaba en desuso: naves oxidadas, motores que no funcionaban, vivían en un estado semisalvaje. Pero quería evitar el contacto, porque un siglo es un siglo, es como si nosotros nos encontráramos con una civilización del siglo XIX; por más que nuestras máquinas estuvieran fuera de estado, por así llamarlo, sería fácil volverlas a poner en funcionamiento y someter. ¿Por qué someter? Porque es un común denominador. Y me lo ratificó Fonte Sorce. En su mundo eran igual que en el nuestro, buscaban someter al más débil, al más ingenuo.
Después de un largo viaje llegamos al laboratorio del profesor Osram, estaba todo ordenado. No se abría con ninguna llave, ninguna clave: un lector de iris. Cuando entramos automáticamente se encendieron las luces y vi cosas que no podía creer: máquinas que no entendía, aparatos que no sabía cómo funcionaban. Y le pregunté a Fonte Sorce: -¿Qué es esto? -Esta es la explicación, Sixto, esta es la explicación. -¿La explicación? -Nuestros cristales no solamente grababan audio o imagen sino también editaban planos holográficos que por medio de un programa podían traspasarse a un papel, y el profesor, que era un genio, reconstruyó muchos de nuestros elementos. -¡Pero esto es una maravilla! -le comenté. -Sí, hay planos para hacer naves como las nuestras, con cien años de adelanto. Hay planos para hacer campos de energía, hay planos para tratar el tema de la teletransportación. -Pero todo eso lo habéis perdido. -No, en Helio III sigue estando esa tecnología. Pero hubo más de una guerra y son pocos los que pueden trabajar con esa informática superior. -Yo soy profesor de informática. -Claro, Sixto, pero estamos hablando de informática con un siglo de adelanto. Estos cristales tienen, el más pequeño, mil terabytes de capacidad, vuestras máquinas pueden tener discos de un tera, dos teras, cinco teras. Estamos hablando de mil terabytes el cristal más pequeño. Estamos experimentando con campos gravitatorios, con teletransportación, algo que vosotros lo tenéis únicamente como ciencia ficción. -Entonces es cierto -musité-, entonces es cierto. Fonte me miró: -Sixto, ¿por qué habría de mentirte? Dejamos todo cerrado. Volvimos y nos encontramos con un tremendo dolor de cabeza, un dolor de cabeza muy grande. Un tema irresoluto tanto para mí como para Fonte Sorce.
Médium: Jorge Raúl Olguín Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Josep Al margen de la historia que se desarrolla en aquel mundo similar a Sol III, Johnakan nos recuerda nuestra libertad de encarnar donde, cuando y en la familia que más nos sea afín para nuestro proyecto de vida. También es habitual que entidades suprafísicas repitan compartir vivencias encarnando en un entorno que favorezca al plan proyectado.
Johnakan Ur-El: ¿Cómo estáis vosotros, queridos hermanos? Mi nombre es Johnakan Ur-El. Me contacto para comentarles que decidimos cómo encarnar, cuándo encarnar y brindar la posibilidad de que espíritus hermanos puedan encontrarse en el plano físico. Eso no significa que si nosotros como seres suprafísicos seamos hermanos, en el plano físico, al no tener memoria reencarnativa, estemos de acuerdo. Quien hoy es el espíritu de Angels encarnó como Henka Meller, primera ministro de ese Sol III. Quien hoy es la entidad angélica de Karina encarnó como Ariana Doba, directora de investigaciones en ese Sol III.
Gracias por escucharme.
Entidad: Llegamos con Fonte Sorce a mi laboratorio. Lo primero que vi es a mi ayudante pálido, atrás de él estaba Henka Meller, la primer ministro, con cara de pocos amigos. -Señora primera ministro... -Sixto, dejemos la diplomacia de lado. Has hecho una gran labor, pero sé que has encontrado a este hombre -señaló a Fonte Sorce-, sabemos que es el responsable de retrasar la investigación de este planeta recientemente descubierto. -Señora primer ministro, si tiene unos instantes le contaré la historia o se la contará el señor Fonte Sorce o bien la llevaremos para que pueda constatar con sus propios ojos descubrimientos imposibles para nuestra época.
Fonte Sorce me cedió la palabra. Le relaté todo lo que sabía, Henka Meller prestaba atención, no me interrumpió en ningún momento. Le conté lo del laboratorio del profesor Tiberio Osram. Cuando terminé el relato me dice: -Este hombre es astrónomo, es un gran investigador, es el hijo del profesor Osram. ¿Cómo sabemos que no fueron ellos los que fabricaron tales aparatos?, sólo una mente delirante puede pensar que haya venido de ese otro mundo. -Señora primera ministro, con todo respeto, nadie en este siglo puede fabricar eso. -De todas maneras estoy a cargo, no se pueden frenar las investigaciones.
Habló Fonte Sorce por primera vez: -Ya le comentó, señora, Sixto Malgar, el riesgo que es contactar con una civilización cien años adelantada. -Son seres humanos como nosotros. Tú eres un ser humano. -Sí, señora -dijo Fonte-, ¿pero qué sucede en este mismo mundo? -Nada, ahora casi no hay guerras. -En nuestro mundo sí, y muchas, y más de una. Hubo millones de muertos. El afán de conquista, el afán de poder... Como si el ser viviera miles y miles de años. El afán de poseer, de atesorar... ¿Para qué?
El ayudante vino corriendo y me interrumpió. -¿Qué deseas? -La... la... está... -Habla. -Ariana Doba. Me puse pálido. Fonte Sorce me preguntó: -¿Quién es? -Es la directora de investigaciones. -Bueno, pero no está por encima de la primer ministro. Henka le dijo a Fonte Sorce: -Es una mujer difícil, ella trabaja con el departamento de estado, prácticamente es la segunda al mando pero incluso es como la que está a cargo de todo el departamento de espionaje disfrazada bajo el rótulo de directora de investigaciones.
Entró una mujer morena, delgada, con rostro de pocos amigos, de aproximadamente cuarenta años, diez años menos que Henka, la primer ministro. -Quiero que me expliquen con todo detalle lo que está sucediendo aquí. Fonte Sorce me cedió la palabra, yo se la cedí a la primer ministro. -No, relátale tú. Ariana Doba se sentó con rostro inescrutable, ojos negros fijos en Sixto. -Habla, Sixto. -¡Dios! Yo me sentía paralizado, los ojos de Doba en mí-. Habla, Sixto.
En ese momento trataba de escapar de mi conciencia, trataba de desidentificarme, de separarme de mi cuerpo, la presión era demasiada. Ariana Doba tenía fama de no perdonar las traiciones. Le relaté detalle por detalle como hicimos con Henka Meller: Lo del profesor Tiberio Osram, lo del laboratorio, lo de los cristales, lo de las máquinas, lo de Fonte Sorce que venía de Helio III. A diferencia de Henka Meller no dudó en la historia, me obvió, obvió a la primer ministro y se dirigió a Fonte Sorce. -A ver, tú dices que vienes de otro mundo, tú dices que es un riesgo que las civilizaciones se conozcan porque nos pueden someter. Yo pienso que es al revés. Fonte Sorce frunció el ceño, quiso hablar, ella lo interrumpió: -No, voy a seguir. Las fuerzas armadas van a custodiar el laboratorio de Tiberio Osram. Todos los investigadores más importantes, astrónomos, físicos, matemáticos van a utilizar toda la tecnología para construir máquinas similares a las de Helio III, si es cierto que se puede hacer. Fonte Sorce dijo: -Sí, se puede hacer, pero es un peligro que tengáis armas tan avanzadas. -Eso es un problema nuestro. Vamos a contactar las civilizaciones. Me dicen que ellos están casi en estado salvaje por las guerras. Bueno, nosotros estamos bien. Con las nuevas armas, las nuevas naves, la nueva tecnología de ordenadores, los campos de energía, la posibilidad de teletransportarnos vamos a estar mucho mejor. A partir de ahora necesito todas las claves del laboratorio de Osram.
La primer ministro no hablaba, dentro de todo era una democracia, si Adriana Doba la denunciaba como cómplice la hubieran destituido. El único que habló fue Fonte Sorce: -¿Y cuál es tu idea, estimada Ariana? -Irónicamente-. ¿Cuál es tu idea, fortalecer a Sol III para someter a Helio III? -No, simplemente defendernos de lo que podría ser. -Sé como terminan estas cosas -dijo Fonte Sorce. -No, no sabes, eres un teórico. -Creo que soy un poco más que un teórico, estoy mucho más avanzado en todos los aspectos de lo que tú piensas. -No quiero seguir hablando. ¿Hay sensores ópticos? -Sí, pero aquí tengo un instrumento. -Le dio un objeto redondo, un poco más pequeño que un pen drive-. Con esto se anulan todas las claves de seguridad y pueden entrar libremente. Ariana Doba cogió el aparato: -Me enseñarás cómo se usa, vendrás conmigo. Primera ministro, ¿me dará carta blanca para actuar? -Henka Meller asintió con la cabeza.
Los miré uno por uno: A Fonte Sorce, resignado. A mí mismo, arrepentido por no haber sido más cauto. Mi ayudante fue el que esparció la noticia. A Henka Meller, la primer ministro, con un poder limitado. A Ariana Doba, demasiado fanática de su trabajo, demasiado inflexible. Fonte Sorce se acercó a mí y me dijo: -Sixto, no conozco el futuro, voy a renunciar a mi trabajo, tengo bastante dinero ahorrado para vivir tranquilo. No sé lo que harás tú. Tengo una villa tranquila en una isla cerca del ecuador. ¿Tú que harás? Le respondí: -No sé. Mi vida no fue muy sencilla, tengo una hermana dos años menor, estoy divorciado... No me gusta esto de que se encuentren las civilizaciones, no sé lo que puede pasar. Si Helio III vuelve a armarse va querer someter a Sol III, porque conozco al ser humano. Si al revés, Sol III aprovecha los descubrimientos y transcribe lo que comenzó a transcribir Tiberio Osram, Sol III va querer someter a Helio III. Son planetas gemelos, son planetas hermanos girando en la misma órbita cada uno en un extremo del Sol. Pero las civilizaciones nunca son hermanas, conozco la historia de Sol III. -Conozco la historia de Helio III -agregó Fonte Sorce-, siempre hubo conquistas, rara vez hermandad. Te invito a mi isla, a mi villa.
Antes de irnos Ariana Doba dijo: -Dejadme vuestra dirección, quizá los precisemos, quizá nos sean útiles, especialmente usted, Fonte. Fonte Sorce hizo un gesto de resignación. -No hace falta dirección. Te conozco Doba, te conozco de antes de conocerte personalmente. Con tus satélites espías puedes localizar un alfiler en medio de un campo de trigo.
Y nos marchamos. ¿Qué pasaría más adelante? No lo sé. Es tan difícil todo, es tan difícil el ser humano. No soy pesimista, soy realista. Pero bueno, conocí a Fonte Sorce.
Trataré de no intentar despersonalizarme tanto, de no verme a mí mismo como tercera persona. Dicen que cuando uno se desidentifica, cuando uno sale de sí mismo y se ve como si uno estuviera más allá se desprende de su ego, pero a veces verse como a tercera persona hace que el calibrado de nuestra mente deje de funcionar, y una mente descalibrada se evade de la realidad. Hay gente que se evade de la realidad y es feliz, pero creo que es una feliz cobardía, o una cobardía feliz. Tener los pies sobre la tierra a veces te hace padecer, pero las cosas se confrontan, no se evaden.
Gracias por escucharme.
Médium: Jorge Raúl Olguín Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Josep El gobierno había confiscado el laboratorio del científico Fonte donde había material desconocido procedente de aquel planeta. Pero Fonte tenía un laboratorio desconocido con un duplicado de todo lo que había. Sixto fue enterado por Fonte que existía un mundo espiritual y que el cerebro era el traductor del concepto al lenguaje hablado.
Entidad: Trato de no dejar vivencias sin concluir en mi vida como Sixto Malgar.
Prácticamente en poco tiempo congeniamos con un ser humano de otro mundo, Fonte Sorce. Empatizamos de tal manera que sentía como si lo conociera de otras vidas. Me consolaba porque Ariana Doba, la directora de investigaciones se había prácticamente apoderado del laboratorio del profesor Tiberio Osram sin que la primera ministro, Henka Meller, pudiera hacer nada, porque prácticamente no tenía buena aceptación porque era demasiado permisiva -no entiendo a la sociedad, no entiendo la sociedad de Sol III, no, no la entiendo-, era permisiva de bondadosa. Ariana Doba se caracterizaba por ser justa y decía que todas las decisiones que tomaba, las tomaba fríamente. Pero es que había tantas cosas en el laboratorio del profesor Tiberio que no llegamos a ver...
Hasta que Fonte me dice: -No es así, Sixto. Tomemos este fin de semana para nosotros.
Fuimos en avión a un continente en zona sur. Con una nueva tarjeta magnética cuyo mecanismo yo desconocía entramos a una propiedad humilde por fuera hasta que por dentro se encendieron las luces y vi artefactos, maquinarias que jamás había visto en mi vida. Fonte me dijo: -Este es el laboratorio de reserva. Hay grabados cientos de holo vídeos con la historia de Helio, lo bueno, lo malo, lo negativo. Aquí puedes informarte de todo. Era tal mi avidez que le dije: -Hay muchas cosas para dar a conocer. -No, no, la gente de Ariana Doba tiene poder en todos los países, no. Estaríamos en un problema bastante, bastante grande. Simplemente no hay nada que ocultar, todo lo que está aquí está en el laboratorio original de mi padre adoptivo Osram. Simplemente quería que vieras, te informaras, disfrutaras.
Me sentí intimidado, diríamos, de tantas cosas que no entendía allí adentro. Me consideraba un buen, un muy buen profesor de informática y de verdad que tenía una vasta cultura. Sabía también de biología, de astronomía, pero había aparatos que aunque Fonte me los explicara, entendía para qué, lo que no entendía era el cómo funcionaban. Es tanto lo que teníamos que adelantar todavía... Me interesó mucho el tema de la investigación genética sobre la parte viral, sobre la parte bacteriana, sobre el poder estar inmune a distintas enfermedades que aún en nuestro siglo XXI eran plaga. -Esto lo tenemos que dar a conocer.
A pesar de estar en informática siempre entendí que la genética era el futuro. Había una grabación en holovídeo sobre el funcionamiento del cerebro pero con precisiones milimétricas, diríamos. No eran teorías nuevas, eran teorías similares a las que ya conocíamos pero potenciadas, muy potenciadas, se estudiaba milimétricamente cada área del cerebro.
Fonte me dijo: -¿Tú crees en el mundo espiritual? -Tengo la esperanza de que sí, la fe de que sí. Fonte me dijo: -No tengo la esperanza, no tengo la fe, tengo la certeza de que hay un mundo espiritual, y tú te has quedado obnubilado con ese holovídeo sobre la función cerebral. El cerebro sería como un traductor del concepto de nuestro espíritu. Le objeté: -Pero el cerebro funciona por sí mismo, es la máxima expresión del ser humano. -No lo niego, sin ese cerebro sería imposible que nuestro espíritu se comunique a través nuestro, seres vivos, biológicos.
Estuvimos horas conversando sobre cómo encaja ese cerebro en el concepto espiritual. Y Fonte terminó diciéndome: -El que el concepto espiritual sea más complejo que el lenguaje hablado no desmerece para nada al cerebro, para nada, puesto que es una de las -sino la mayor-, maravilla del universo. No solamente en nuestra raza, pues sé que hay otras razas en los distintos mundos de esta y otras galaxias. Respeto la función cerebral porque es como la llave, el pase que nos da el permiso a traducir ese concepto de nuestro espíritu.
Estaba envuelto como en una neblina, lo que Fonte me contaba, absorto, interesado, embelesado y sólo me atenía a escuchar, a procesar información. Lo interrumpía: "Repíteme tal cosa. Repíteme tal otra". Estuvimos como diez días hablando sobre el tema espiritual y otros temas, hasta que volvimos a mi región.
Ariana Doba demostró ser bastante elástica, no investigó a Fonte, permitió que trabajara conmigo y prácticamente formamos un equipo. La primera ministro, Henka Meller, volvió a ganar las nuevas elecciones, había levantado su popularidad con la ayuda de Ariana Doba que, por alguna razón, vaya a saber por qué razón, se había vuelto menos rígida, más elástica, siempre pragmática pero flexible.
No sé lo que pasaría en el futuro, el contacto con Helio III, pero tenía esperanzas de que en el resto que nos quedara en esta vida física -porque ahora sí, ya tenía la certeza de que había otra vida-, en el resto que nos quedara de esta vida física colaboraríamos para que todo fuera para bien, o por lo menos ese era el deseo de todo el equipo.
Gracias por escucharme.
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