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Psicoauditación - Juan H.

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

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Sesión del 13/03/2025 Vaquia, Gustav Weber


Sesión 13/03/2025
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetan de Juan H. (Edamaris)

Con un compañero de la facultad conocieron a alguien que estaba relacionado con un demonio, que era amigo suyo y lo defendía de otros. Un día coincidieron con él y presenciaron un altercado entre el demonio y otro ser mitológico. Cuando todo terminó su temor por lo desconocido le dejó muy baja su autoestima, eran demasiadas cosas que aceptar en un sólo día.

Sesión en MP3 (4.396 KB)

 

Entidad: Mi nombre es Gustav Weber, si digo que extrañaba el vivir con mis padres, honestamente, no.

 

Es cierto que había juntado dinero, en la enorme sala que tenían en planta baja daba clases particulares a jóvenes de escuela secundaria, mientras tanto me comunicaba con mi laptop por internet con Víctor, en una ciudad que era mucho más al sur pero aparentemente mucho más acogedora, salvo por un enorme bosque que la circundaba.

 

En un momento determinado mis padres cansados de darme indirectas me dicen:

-Evidentemente vemos que te has comunicado con tu amigo, él quiere que vayas para allí, incluso van al mismo año de facultad.

 

No era una indirecta; directamente es como que... no es que yo los incomodara, era el hecho de que recibía alumnos. Aclaro que ellos tenían un piso superior con todas las comodidades, todas, pero hay personas de edad mediana, no digo mayores porque no lo eran, pero personas de edad mediana que querían estar solos sin el murmullo de chicos ni nada.

Hasta que un día cogí mis maletas y me marché al sur. Mis padres me abrazaban, mi madre con los ojos húmedos, con lágrimas. Y en el fondo yo pensaba que no me van a conmover porque me harté de las indirectas. ¿Quieren estar solos? Bueno, buscaré una nueva vida.

 

Incluso Víctor me propuso:

-Mira, para no gastar tanto dinero en renta, rentemos juntos, si no te incomoda.

Incluso compartimos el banco del al lado, en la facultad.

 

Recuerdo, sí, varias noches que vimos, cuando salíamos de la cafetería que cada uno iba pensando en lo que haría al día siguiente, visualizábamos sombras.

Yo soy lógico, una sombra es una proyección de una imagen que del otro lado le da luz proyectando esa sombra. Aquí no había ninguna imagen ni ninguna luz, es como si fuera una sombra que hacia bulto en tres dimensiones, y se contaba en la zona que a un par de jóvenes, de chicas, esa sombra las había cubierto por completo y la sombra luego se desvanecía y la niña ya no estaba más, como que la sombra se alimentara de ese ser humano.

 

Nunca creí en leyendas, en mitos y esas cosas, pero el hecho de ver con Víctor una sombra viviente me hizo reflexionar. Víctor me contó que en el Bosque de las Sombras había todo tipo de seres sobrenaturales que uno consideraba leyendas, como vampiros, hombres lobo, etcétera.

 

Yo era una persona que me sentía relegada en muchos aspectos, había tenido fracasos afectivos, no tenía muchos amigos. Mis padres, si bien... a ver, si bien en la última época yo les incomodaba y prácticamente me forzaron a irme, cuando yo era más chico eran muy sobreprotectores y de alguna manera es como que me hicieron endeble, con poco carácter, con baja estima, tratando muchas veces buscando la aprobación de los demás, y eso era algo que no me podía permitir.

A mí el cambio me hizo bien, por lo menos tenía un amigo leal, honesto que compartía sus pensamientos, no era tan tímido, pero de alguna manera es como que también le costaba tener una amiga o quizás algo más que amiga. Y puedo asegurar que le gustaban mucho las chicas de la facultad, pero no se animaba a hablarles. ¿Si teníamos amigas? Sí sí sí, bastantes, del mismo curso o de otros cursos, pero no nos agradaban en el sentido de gustarnos, eran profundas, sinceras, si tenías alguna duda buscaban resolvértela, pero no pasaban de ser amigas. Las que nos gustaban nos ignoraban.

 

Y casi era todo una rutina hasta que conocimos a Jürgen, Jürgen Nicklaus.

Habíamos escuchado de él, los padres incluso lo hicieron ver por un psiquiatra diciendo que no estaba en sus cabales, le hicieron todo tipo de test y resultó que tenía una inteligencia por encima de lo común. Pero él afirmaba, de pequeño, incluso ahora, que tenía un amigo invisible y que la última vez, cansado de que los padres le dijeran que no estaba bien de la cabeza, le pidió al amigo invisible que se muestre. ¿Qué fue lo que vieron los padres?: Un ser en forma de demonio con cuernos, lo cual me pareció una exageración.

Jürgen nos presentó a Håkon su amigo invisible, era un joven agradable, de etnia negra, de piel muy, muy oscura casi ébano, comentaba que conocía de historia, de todo.

 

Mi curiosidad me hizo preguntarle a su amigo Håkon, ese ser que decían que era invisible:

-No te hemos visto en la facultad.

-No preciso la facultad, tengo toda la sabiduría del mundo.

-¿Cómo?

-Tengo miles y miles de años en este mundo. -Nos reímos con Víctor.

-¡Je, je!, habla en serio, por favor.

Jürgen dijo:

-Les digo de verdad que mi amigo Håkon habla en serio. Yo lo conocí de pequeño, nunca me asusté de su verdadera forma. Además, como yo era chico, prácticamente un niñito, él se mostraba de una forma más pequeña como una especie de dragoncito con alas. -Nos miramos con Víctor.

-¿Y cuál es tu forma actual?

-Estábamos en un callejón, Håkon se fijó que no hubiera nadie, se despojó de parte de sus prendas e hizo la transformación. Lo puedo describir: un rostro triangular, la piel completamente rojiza, amarronada, ojos que no podría decir de qué color eran, frente amplia y enormes cuernos- Me fijé sus pies y no eran pies humanos sino como de carnero.

Le dije:

-¿No nos harás daño?

-No, si sois amigos de Jürgen obviamente que no. ¿Me tienen miedo?

Respondí:

-En la iglesia dirían como que tu forma es la forma del diablo -Håkon sonrió, volvió a su forma humana de piel de ébano, se puso de vuelta sus prendas, prendas que se hubieran roto porque en forma de bestia medía como mínimo dos metros y medio.

Y nos dijo a Víctor y a mí:

-El diablo no existe, es un invento de la iglesia. Soy un demonio muy muy antiguo pero a veces competimos con otros demonios en ver quien tiene más poder. Y me quería tomar un descanso, la mayoría de los chicos cuando son niños se asustan, Jürgen Nicklaus no se asustó y eso me agradó. Es más, decía que yo era su amigo imaginario. Yo le decía: "No soy imaginario, tócame, soy de verdad. Pero somos amigos, jamás te causaría daño. Al contrario, mi misión es protegerte de quien quiera hacerte daño a ti". Y una vez me tuve que mostrar delante de sus padres, que se espantaron porque llevaban a mi amigo al psiquiatra y le querían dar comprimidos y no sé cuantas basuras, que obviamente le decía a Jürgen, "Ni se te ocurra tomar eso". No me considero bueno y a veces tengo muy bajos instintos; cazo animales en el Bosque de Las Sombras y los devoro, me alimento como cualquier otra persona. Pero no soy una persona soy un demonio más que milenario.

Le dije:

-¿Eres inmortal?

-No sabría decirte. Te puedo decir que conocí civilizaciones que ya no existen... ¿Queréis venir al Bosque de las Sombras a pasear? Hoy es un día feriado, no hay facultad.

Nos encogimos de hombros con Víctor y dijimos:

-Está bien. -Pero pregunté-: Sabemos que hay vampiros, sabemos que hay hombres lobos y otro tipo de criaturas que pensábamos que eran mitológicas.

-Quedaros tranquilos. Una vez fui con Jürgen a pasear y se apareció un vampiro. Yo estaba en forma humana. Por supuesto que inmediatamente me transformé, lo despedacé y no lo devoré porque no devoro carne muerta, el vampiro es un ser muerto. No les voy a explicar en este momento si están muertos cómo viven, sólo sé que ni los vampiros ni los hombres lobo se meten conmigo, solamente huelen mi hedor a la distancia y se alejan.

Jürgen dijo:

-Gracias a mi amigo Håkon puedo volar.

Dije:

-¡Espera espera, cómo volar? O sea, ¿tu amigo, el demonio, te da el don de volar?

-No, monto a sus espaldas cuando él se transforma en demonio. Y tiene el don de hacerse invisible, por supuesto, entonces el que me ve cree que vuelo, pero en realidad el que vuela es Håkon. -Lo miré y le pregunté... Yo estaba pálido transpirando, por más confianza que me diera Jürgen Nicklaus sobre su amigo Håkon, el hecho de ver a un demonio en persona hacía que mis pulsaciones por minuto pasaran de ciento veinte.

Le digo:

-Está bien que hayas matado vampiros, está bien que te alimentes de mamíferos, pero con seres humanos, ¿qué?

-Bueno, algunas veces me han visto estudiantes e iban corriendo para avisar a preceptoría que habían visto un demonio en el bosque.

-¿Entonces? -pregunté.

-Entonces por supuesto los alcancé y los devoré.

-¿Pero por qué?, eran inocentes.

-Pero sabían de mí. -En ese momento miré hacia atrás y se acercaba un joven estudiante.

-Lo conozco -le dije a Víctor.

-Sí, es Dominique, es una persona simpática que vive resolviendo el problema de casi todos pero de él se sabe tan poco... -En ese momento Håkon se sacó sus vestiduras y se transformó en demonio. Miramos hacia Dominique pensando que iba a salir corriendo hacia los límites de bosque, pero no, siguió avanzando.

 

Dominique lo miró a Håkon y luego lo miró a Jürgen:

-¿Sabes que tu amigo ha matado gente inocente?

-Bueno -respondió Jürgen-, primero tú no eres quién para juzgar a nadie, segundo no te metas donde no te llaman, mi amigo puede despedazarte.

 

Dominique dejó de mirar a Jürgen y miró al demonio Håkon:

-Sabes que puedo detenerte.

Håkon emitió una especie de sonrisa, mitad sonrisa mitad gruñido:

-Mira con quien me voy a encontrar, con un vástago de Arconte. -Dominique frunció el ceño.

-¿Arconte? ¿De qué hablas?

-¡Ja, ja, ja! Así que no lo sabes.

-¿Qué no sé, qué cosa?

-¿No sabes lo que es un Arconte?

-Por supuesto que lo sé, en mitología en la escuela secundaria me sacaba las mejores notas, pero son seres mitológicos.

-Claro -dijo Håkon-, como yo. ¿Qué me impide despedazarte?

-Inténtalo.

-No, eres un vástago de Arconte, sé que tienes un tipo de dones, sé que con sólo tocar a un licántropo o a un vampiro los conviertes en polvo, sé que puedes derrotar también a una sombra viviente. Pero no te confundas, Dominique, yo soy un demonio. Tócame y verás que no pasa nada. Tócame. -El demonio le cogió la mano y se la pasó por su rostro-. ¿Y? ¿Me ves convertido en polvo? Serás vástago de Arconte, pero eso no te salva de mis colmillos.

Le pedí:

-Por favor, Håkon, déjalo que se vaya.

Håkon lo miró fijamente a Dominique:

-¿Me prometerás que no contarás nada de lo que viste aquí?

Dominique lo miró fijamente:

-No voy a contar nada, no por temor que me ataques sino porque no me creerían. Pero yo debo frenarte. Que mates vampiros me ahorras el trabajo. Con licántropos no te metas. Hay comunidades que no se meten con nadie. Que te alimentes de mamíferos me parece bien pero has matado a estudiantes, y eso debes pagarlo.

-¿Y cómo me frenarás?

-Acabando contigo. -Håkon se lazó con sus garras y sus colmillos atacando a Dominique. Pensó que se lo llevaría por delante avasallándolo pero Dominique con una fuerza descomunal lo contuvo. Es más, lo empujó al demonio y lo hizo caer.

-No puedo convertirte en polvo pero puedo desmembrarte, puedo arrancarte la cabeza. -Håkon, furioso, con sus garras le rasgó la mejilla, Dominique quedó descolocado-: ¡Es raro!

-¡Ja, ja, ja! -Rió el demonio-, sé a qué te refieres. Hubo otros seres que vosotros consideráis mitológicos que te han herido y en instantes tus heridas cicatrizaron y no se notaron, fíjate que ahora no. Ahora sabes de mi poder. Tú dices que puedes destruirme, yo creo que es al revés porque te puedo ocasionar heridas en todo el cuerpo. Y como verás, tu poder de regeneración no es tan bueno con la herida de un demonio. Así que vete y no molestes. -Dominique quedó sorprendido, se tocaba las heridas de la mejilla y manaba sangre. Nos miró a nosotros y se marchó.

 

Le preguntamos a Håkon:

-¿Qué es un Arconte?

-Buscadlo, en la web tenéis mucha información. Me quedaría aquí en el bosque con mi amigo Jürgen. Volved a la ciudad -nos dijo a Víctor y a mí-, quiero estar solo con mi amigo. Estoy molesto, nunca me había encontrado con un vástago de Arconte.

 

Le pregunté a Víctor cuando volvíamos:

-¿Primero, qué es un Arconte?

-No sé, sé tanto como tú.

-Y segundo, Nicklaus parece buen joven, pero el tener un amigo demonio es como que, honestamente, no tengo más ganas de tratarlo. -A partir de ese momento evitamos juntarnos con Jürgen Nicklaus.

 

Y si al comienzo de este relato dije que tenía baja estima, que buscaba la aprobación de los demás, a todo esto se había sumado el miedo a lo desconocido, a cosas que habitan en la oscuridad y lo que más me causaba pánico era que me había dado cuenta de que las criaturas mitológicas en Vaquia existían de verdad. Y también me quedé sorprendido de que si bien Dominique quedó con algunas heridas en su mejilla, el demonio no pudo con él.

 

Teníamos un médico amigo y le pedimos unos ansiolíticos, Víctor no se sentía bien. Durante dos días no fuimos a la facultad, nos quedamos en el apartamento que rentamos estudiando mitología por internet y vimos cosas pavorosas.

 

Recuerdo que una vez el propio Dominique, la primera vez que lo conocí, me dijo una frase desconcertante cuando le hablé de la mitología del Bosque de las Sombras y hablaba y hablaba y hablaba, y me interrumpió, y me dijo:

-Para qué hablar con palabras si la realidad habla por nosotros.

 

En ese momento no le encontré sentido a la frase, hasta ahora.