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Psicoauditación - María G. |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión del 23/09/2024 Vaquia, Aneka
Sesión 23/09/2024 Se sentía sola ante lo que estaba ocurriendo: había un desconocido invisible en casa. A su hijo no le preocupaba porque lo veía normal y a su padre tampoco, porque no quería verlo. Pero ella estaba agotada.
Entidad: Estaba agotada, completamente agotada. Jurgen ya estaba en la escuela secundaría, tenía dieciséis años. Ayer hablé con mi esposo Ludwig dijo que yo tenía mucha imaginación, lo que más me molestó fue su falta de apoyo, pensando que quizá nuestro hijo había heredado mis problemas psicológicos.
Todo sucedió el día de ayer, a la mañana, cuando estaba demorando Jurgen para cambiarse. -Jurgen, ¿te falta mucho? No vas a llegar a tiempo a la escuela. -Es colegio, madre. -Lo que fuera. Jurgen... -Le abrí la puerta del dormitorio mientras él se estaba cambiando de ropa, vi una figura espeluznante, una especie de... ¿cómo lo describiría?, un poco más alto que mi hijo, parecía como una especie de murciélago con cuerpo de ser humano, obviamente no la cara ni los cuernos. Parpadeé y la figura ya no estaba-. ¿Qué era eso? -Nada, madre, no sé lo que has visto. -Siempre me hablas de tu amigo invisible. -Es cierto, madre, siempre te hablo de Acón y nunca me prestas atención, ahora lo viste y por algo no se quería mostrar. Y me voy. -Se puso la mochila al hombro y salió de casa.
Me quedé estupefacta. Le hablé por teléfono a mi esposo. -Aneka, ahora estoy trabajando, no me vengas con eso.
A la noche prácticamente cenamos en silencio los tres y no hablamos. Me dormí, pero no podía dormirme y eso me agotaba más.
Me llamó mi esposo al mediodía y no atendí el teléfono, dejó su trabajo y se vino hasta casa. -¿Qué pasa que estás en cama? -Estoy agotada. Te dije lo que vi ayer y te dije la respuesta de Jurgen, pero no me prestas atención. -¿Qué me estás diciendo, Aneka, me estás diciendo que el famoso amigo invisible de nuestro hijo es un demonio? -No sé. -A ver, ¿no serías tú la que tiene que ir al analista para que te derive al psiquiatra? -Me estás ofendiendo. Yo tengo pleno uso de mis facultades, sé lo que vi, y ahora estoy completamente segura de que Jurgen nunca tuvo problemas psicológicos, nunca los tuvo. -Aneka, ¿no será que te estás defendiendo? Al negarlo a él niegas que tienes tú también problemas.
A la tarde, cuando llegó nuestro hijo, le digo: -Coméntale a tu padre. -Mamá, ¿qué deseas que le comente? -Que Acón se deje ver por él. -Él no cree. -Yo tampoco. Y lo vi porque abrí la puerta del dormitorio de improviso. Habló mi esposo Ludwig: -Jurgen, ¿es cierto que mamá vio a Acón? -Seguramente. -¿Lo puedo ver yo? -¿Para qué? -Para constatar que ni tú ni tu madre tienen problemas mentales. -¿Y después qué van a hacer?, ¿con quien van a hablar?, ¿qué van a decir? Habla, padre. Mi esposo le dijo: -Hijo, tal vez es una ilusión de los dos de hablar tanto del tema, los demonios no existen. En este mismo pueblo tus compañeros hablan de hombres lobo, de vampiros en el bosque... ¿Que hay una alucinación general en el poblado? Jurgen se molestó: -¿Quieres verlo? Está sentado aquí, al lado mío. Socarronamente mi esposo le dijo: -Y qué, ¿Acón no come? -No, se alimenta de las criaturas del bosque. -Bueno, que se muestre, no me voy a sorprender.
Yo me corrí del lado de la silla que supuestamente estaba vacía y me paré al costado de la cocina, y la figura se corporizó. Mi esposo dio un salto y volteó su silla: -¿Qué es eso? Y por primera vez escuchamos la voz: -Mi nombre es Acón, vuestro hijo es mi protegido para que nada le pase a nadie, para que nada le suceda en el bosque con las otras criaturas. Nada me hace daño. -¿Qué eres? -Un demonio. Pero el problema de ustedes, los humanos, es vuestra fantasía. Por nuestro aspecto nos muestran en las leyendas como crueles, como que hay un infierno y no es así. Tampoco somos santos, los santos no existen, existen otras criaturas de Luz. -Y en ese momento desapareció de nuestra vista.
Lo miré con cierto rencor a mi esposo: -¿Y ahora qué dices? -Mi esposo no me miraba, lo miraba enojado a Jurgen. -¿Por qué no nos dijiste que era cierto?, ¿por qué no nos dijiste que existía de verdad? -Padre, te lo vengo diciendo de los seis años. Y es cierto que en el bosque hay criaturas peligrosas y muchos alumnos fueron atacados y otros desparecieron. Yo puedo ir a cualquier hora que no me pasa nada, con Acón no se meten. Ludwig dijo: -Ahora también me vas a decir que existen los hombres lobo, que existen los monstruos en el lago, que existen los vampiros y todas esas tonterías. -Nunca hablé de monstruos del lago, pero hombres lobo y vampiros sí. Los hombres lobo son peligrosos y los vampiros también porque se transforman perfectamente en humanos normales. Incluso había una compañera que era vampira y la descubrieron. Estoy convencido que hay muchos compañeros que son licántropos y no se dan a conocer.
-Discúlpenme -dije. Y me recosté en la camilla. Mi esposo se quedó sentado en la sala y mi hijo me fue a ver a mi dormitorio: -¿Qué pasa, madre? -Estoy muy agotada, esto es demasiado para mí. -¿Por qué no lo tomas con tranquilidad, madre?, con vosotros no se ha metido Acón. Nunca os ha molestado, nunca los va a molestar, son mis padres. Él es mi amigo, mi protector. Y no te cuento más cosas porque te va a hacer mal. -Me encogí de hombros. -Haz como quieras. -Entonces te cuento: Puede volar. -¡Hijo, basta! -Me has dicho haz como quieras, y te cuento. Tiene fuerza de diez hombres y puede llevarme a volar a mí siendo invisible. O sea, que si alguno me viera me ve volando a mi solo. -Me senté en la cama. -Lo que me estás diciendo ya es demasiado. Evidentemente existe porque lo vimos, pero me da la impresión que esa bestia te está volviendo loco. ¡Volar como las aves!, esas pequeñas alas que tiene no lo hacen volar. -¿Y quién dijo, madre, que vuela por esas alas? -Jurgen, he investigado mucho sobre leyendas, sé que los demonios buscan atormentar a la gente pero en ninguna leyenda sale que vuelan. -¿Sabes cuál es la diferencia, madre, entre una leyenda y un mito? Que las leyendas se basan en cosas que la gente vio, que muchos lo creyeron y otros no y quedó como leyenda. Los hombres lobo, los vampiros y cierto tipo de demonios son leyendas no mitos. Mitos podrían ser, madre, los dioses del Olimpo. En la Biblia, por ejemplo, hay muchas leyendas y sin embargo la gente las toma por ciertas. Y ahora permíteme, madre, que me voy a poner a estudiar. -¿Qué va a pasar el día de mañana? -Jurgen se frenó en la puerta. -¿En qué sentido, madre? -No sé, ¿tienes alguna novia? -Hay un par de chicas que me gustan, pero le daré tiempo al tiempo. -Está bien. ¿Y si el día de mañana tienes una novia, no le hará daño este amigo? -¿Porque le va a hacer daño si es mi protector?, ¿acaso les hace daño a ustedes? -Somos tus padres, yo te tuve. Distinto es una novia que conoces. ¿Y si la toma como si fuera una intrusa que se mete en vuestra amistad? -No lo va a hacer. Yo me siento mucho más seguro que cuando era más chico, en el curso me respetan todos. Muchas veces, en el bosque, y esto no te lo he contado, un grupo de jóvenes quiso hacerme una broma y lanzarme al lago: -Más vale que no lo hagáis. -¡Qué, somos seis!, podemos hacer algo peor que lanzarte al lago, que es golpearte. -Los tres faroles que alumbraban esa parte del bosque se apagaron, se escucharon golpes y al rato los faroles se encendieron y los seis jóvenes estaban tirados en el piso, golpeados. Acón evitó lastimarlos demasiado.
Me quedé asombrada por lo que me contaba mi hijo. -Hay cosas que son imposible de creer. Está bien, entiendo que te defendió de tus propios compañeros. -No sólo eso, a partir de ahora no sólo me respetan, me tienen miedo. -Está bien. ¿Y cómo hizo Acón para apagar los faroles? -No lo sé, son poderes que él tiene. Es más, se difundió en el curso porque los demás compañeros los vieron con el rostro morado. -¿No los vio el rector? -Sí, dijeron que una banda los atacó. Si decían que yo vencí a los seis se hubieran reído. Pero alguno de los compañeros a sus amigos sí se lo dijeron, entonces todo el curso en este momento me mira con cierta duda. El único que me mira normal... ¡Va!, los dos únicos que me miran normal, sin temor, son Dominique y su novia Lica, ellos son distintos, raros, como que no tuvieran miedo de nada. -Me siento muy mal, hijo, me siento muy mal. Me siento demasiado cansada por las cosas que me cuentan, tengo temor de que me quede un trauma de cansancio. -¿Cansancio, por qué? Madre, está bien que te agote tu mente por cosas que... en las que no creías, pero a vosotros no os va a pasar nada, sois mis padres. Relájate, le digo a Acón que no se aparezca más y no hablo más del tema. -Hijo, a veces de noche te escucho hablar. -Bueno, madre, hablaré en susurros para que no me escuchéis, no quiero molestaros. -Además, esto no te lo quería contar, he visto en uno de tus cajones... -Espera, espera, ¿estás hurgando en mi dormitorio? -Soy tu madre, es nuestra casa. -¿Pero violas mi intimidad?, ¿de verdad, madre, que violas mi intimidad? -Vi mucho dinero en uno de los cajones... ¿Qué pasa, haces algo ilícito?, ¿apuestas o algo? -No, madre, es plata que consiguió Acón. Y no le pregunté de donde. -Plata que ha robado y tú la has aceptado. -Jurgen se encogió de hombros. -Dice que no lastimó a nadie, que ese dinero lo encontró.
Me sentí mareada como si hubiera estado en uno de esos juegos de los parques y me recosté. En instantes me quedé dormida, agotada, molida, como si me hubieran golpeado todo mi cuerpo, me dolía. Pero me di cuenta que era por mi estado nervioso. ¡Qué poderosa que es la mente, que actúa de tal manera sobre el cuerpo que lo vuelve vulnerable, lo debilita, le causa dolores y agotamiento! En ese momento me quedé dormida.
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