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Psicoauditación - Sargón- Morkan - Ra-El-Dan

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

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Sesión 28/02/2023


Sesión 28/02/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Raeldan

La entidad relata una vida en que era militar, destinado a proteger los mundos de la Federación Sargón. Celebró su ascenso yendo de misión a un mundo insurrecto.

Sesión en MP3 (3.796 KB)

 

Entidad: Estaba en la Gran Academia, donde me había especializado en astrofísica, astrohistoria y en muchísimas materias más.

 

Recuerdo que el historiador, el profesor Pardini, me dijo:

-Morkan, pase al frente.

-Señor...

-Hábleme sobre la Federación Sargón.

-Hay muchísimo que decir, señor Pardini, ¿qué parte?

-Elija usted. -Miré a todos mis compañeros y comencé la exposición.

 

-Nuestra Federación tiene miles de años. Tuvimos muchísimos conflictos, quizá en el que más profundicé es en la guerra contra el imperio Mordon, y por alguna razón admiro la figura de Askardín, un héroe, hijo de Obradín quien fuera primer ministro. Askardín, conocido en centenas de mundos hoy, pero él dejó un legado, un legado de paz, de prosperidad, y actualmente tenemos una Federación conformada por centenas de mundos, de todo tipo de razas sin distinción. Razas que seguramente en algún momento fueron enemigos de los humanos y hoy tenemos vínculos de amistad, de fraternidad, de igualdad. Y lo importante, lo más importante, de libertad. Todos podemos expresarnos con educación y reflexionar sobre distintos temas históricos, entendiendo que toda crítica tiene que ser constructiva para que quienes graben todas las reflexiones, ya sean hechas por profesores o académicos, sirvan para aumentar el conocimiento histórico.

El profesor Pardini me interrumpió:

-Está bien. Se ha sacado las mejores notas y sé, porque tengo contacto con el Gran Comandante Óberson, que ya no es alférez, en este momento es teniente de primera. Y ahora va a quedar bajo las órdenes en la academia del capitán Alexis. -Me fui a sentar. Cuando terminó la clase se acercaron dos compañeros.

-Morkan, ¡vaya!, con el capitán Alexis.

Les respondí:

-Para mí también es una sorpresa.

 

El capitán Alexis ha sofocado más de diez rebeliones y es una persona joven con un futuro tremendo, es querido por todos, por los cánidos, por los reptiloides y obviamente por nosotros, los humanos. No lo conocía personalmente.

 

Recuerdo que fui a la primera clase de gimnasia en la academia principal. En la región donde yo vivía era el mejor en distintas luchas, cuerpo a cuerpo o con espada.

Recuerdo que la primera vez le pregunté a mi profesor:

-Tenemos armas sónicas, armas desintegradoras, armas de luz sólida, ¿por qué practicar con espada?

-El profesor me dijo:

-Morkan, se trata de no perder el espíritu que nuestros antecesores tenían hace miles de años, cuando todavía no existían ni siquiera los viajes interplanetarios.

 

Me impresionó el nuevo gimnasio de la academia principal. Y allí conocí a Alexis, era un poco más alto que yo, cabello castaño oscuro, más oscuro que el mío. Me estrechó la mano fuertemente.

-Bienvenido, Morkan, serás mi segundo y además mi ayudante. Vamos a practicar.

Le dije con cautela.

-¿Livianamente?

-¡Ja, ja, ja! -Se rió de manera muy simpática el capitán Alexis, y me dijo: No, averigüé de ti, sé que eres el mejor en la academia de tu región y también en el gimnasio. No te midas. Practiquemos aquí.

 

Cogí una espada, él cogió la suya y de verdad me sorprendió, era buenísimo. Como si leyera tu pensamiento sabía el golpe que ibas a dar y lo frenaba. Estuvimos practicando casi una hora, estaba con excelente estado físico y no me agoté para nada.

El capitán Alexis me dijo:

-Veremos en lucha cuerpo a cuerpo.

-Capitán...

-Dime directamente Alexis. -Me costaba. Era mi superior y yo era muy estricto. Pero insistió-. Aquí entre nosotros dime Alexis, delante de la tripulación no.

-¿Qué estilo?

-Elije el que quieras. -Yo sabía diecisiete estilos distintos de combate cuerpo a cuerpo.

-¿Solamente amarre o también golpes? -Se encogió de hombros.

-Tú elijes. -Me sentía inhibido. Ataqué pero midiéndome, me hizo dos lances y caí a la lona una y otra vez, cuatro, seis, ocho.

-Morkan...

-Alexis...

-Te voy a tener que ordenar, como capitán, que no te midas.

-Pero señor...

-No, nada de señor, estamos solos.

-Lo llego a lastimar y voy al calabozo.

-Si me llegas a lastimar será tu mérito. Y nada de calabozo.

 

Combatimos como quince minutos. Reconozco que lo toqué una sola vez en el pómulo derecho. Mi cuerpo dolía, él me había tocado diecisiete veces, pero mi hazaña era que tenía el pómulo morado.

-Señor...

-Nada de señor: Alexis.

-Su pómulo... ¿Tendré un castigo?

-Seguramente. Me acompañarás a tomar algo. Vamos a las duchas, a cambiarnos y a tomar algo. -No parecía mi capitán, parecía un amigo íntimo que conocía de años.

 

Todo eso hasta que nos convocó el Gran Comandante Óberson, el director de la academia:

-Capitán Alexis...

-Gran Comandante...

-Teniente Morkan... -Me puse firme.

-Gran comandante...

Se dirigió a Alexis:

-Tú has acabado con varias insurrecciones, está en tu hoja de servicios el haber acabado con la rebelión más importante en el sistema Núbelo.

-Así es, mi Gran Comandante.

-Bien. Iréis en un pequeño crucero.

El capitán Alexis dijo:

-Gran Comandante Óberson, Morkan, digamos, como que recién empieza.

-Leí su hoja de servicios. Es un excelente piloto, sabe manejar bien ordenadores y es bueno con las armas a distancia. Y seguramente aprenderá de ti.

-Entiendo que el tema es grave.

-Yo pienso -dijo el Gran Comandante-, que el tema es más grave que la rebelión en el sistema Núbelo.

-¿Dónde es?

-En el sistema Lénix, a doce años luz.

-Allí solamente hay un planeta habitable -exclamé yo. Pero el Gran Comandante Óberson me dijo:

-Así es, teniente. Pero no solamente eso, hay un gigante gaseoso, Lauro, y tiene una luna habitable casi tan grande como el tercer planeta. Allí hay una insurrección.

Habló el capitán Alexis:

-Allí hay varias razas y se llevan todas bien con fraternidad, hay humanos, felinos, reptiloides y tébanos.

-Justamente los tébanos se han levantado en rebelión, están trabajando en la parte de los campos, ganan bastantes créditos, pero se quejan, dicen que los felinos y los reptiloides tienen mejores trabajos. Han tomado rehenes.

 

Repasé velozmente la historia. Los tébanos eran unos insectos inteligentes con exoesqueleto tipo cascarudo.

Habló el capitán Alexis:

-¿Hasta dónde podemos llegar Gran Comandante Óberson?

-Mi querido Alexis, en la mayoría de las rebeliones que has sofocado has evitado la mayor cantidad posible de muertes. Es más, has sofocado rebeliones sin una sola muerte. Pero debemos sofocarla. Las rebeliones son como virus, si otros sistemas se enteran que en la Federación Sargón triunfó una rebelión, por efecto espejo van a hacer lo mismo.

Exclamé:

-Mi Gran Comandante, ¿por qué habría de haber rebelión tipo espejo si actualmente la Federación se destaca justamente por la igualdad, la fraternidad y la libertad?

-Entiendo que son luchas de ego o porque unas razas compiten contra otra.

-Disculpe mi expresión, mi Gran Comandante, pero son energúmenos.

El Gran Comandante me miró y sonrió:

-Está bien, teniente Morkan, pero no lo repita adelante de la tripulación. Iréis comandando un crucero liviano con trescientos tripulantes, cada uno con su especialidad, pero principalmente soldados. -Hicimos el saludo y nos marchamos.

-Capitán Alexis...

-Dime, Morkan.

-¿Es cierto que has estado en tantas rebeliones y las has sofocado? ¿Cómo lo has logrado sin haber causado muertes?

-Convenciéndolos. -No dijimos más nada.

 

Avisé por holomóvil a mi entorno familiar que me marchaba a la luna gigante del gaseoso Lauro, en el sistema Lénix.

 

 Cuando orbitamos la luna del gigante Lauro nos comunicamos a superficie. El jefe de los rebeldes, Nick, el jefe de los tébanos, dijo:

-Me imaginé que vendrían a acabar con nosotros. Tenemos mil rehenes.

Habló el capitán Alexis:

-¿Tu nombre es Nick?... Mira, no nos interesa bajar y combatiros, nuestro crucero tiene fuerza para arrasar con una región entera. ¿Pero para qué?, ¿con qué objeto?

El tébano dijo:

-No me interesa hablar a distancia.

-Acompáñame -me dijo Alexis.

-A la orden -respondí. Nos teletransportaron a la superficie. Nunca había visto un tébano de cerca. Nick, el jefe tébano, era por lo menos una cabeza más alta que Alexis. No, no había visto un tébano de cerca y no sabía si reía, si tenía expresión de odio, de ira, pero habló:

-¿Os dais cuenta que os habéis teletransportado al hangar principal nuestro y en este momento sois nuestros prisioneros? Porque tenemos un inhibidor de señales, no os escuchan de vuestro crucero y tampoco pueden ser teletransportados. -Iba a hablar y Alexis me interrumpió.

-¿Te llamas Nick?

-Así es.

-Soy el capitán Alexis, de la raza de los humanos. Di tus demandas.

 

Dijo lo que querían ganar y que querían tener una porción del campo que trabajaban para ellos y su familia.

-¿Y lo habéis planteado?

-Sí, pero el gobernador local de nuestra luna se negó.

-Doy mi palabra que no voy a teletransportarme. Sacad el inhibidor de señales. -El tébano lo miró capitán Alexis, no preguntó nada, cortó el inhibidor-. Comunícame con el gobernador. -Era un felino.

 

Se abrió la comunicación y el felino se sorprendió:

-¡Vaya, qué honor tener al humano Alexis!

-No sé tu nombre.

-¿Mi nombre? Mi nombre es Tauro.

-Gobernador, las exigencias de Nick, el tébano, dice que no fueron satisfechas. ¿Por qué?

-¿Y por qué sí? También nosotros, los felinos, necesitaríamos más campos para trabajar.

-Tauro, la luna es bastante grande y mi orden es que le cumplan el pedido a los tébanos.

-Pero...

-No, no hablo por mí, hablo por el Gran Comandante Óberson. -El felino bajó la vista.

-Está bien, está bien, lo haremos. -Los tébanos lanzaron un grito de victoria.

 

Operador Rimel...

-Señor... -De la nave.

-¡Ahora! -Y en ese momento nos transportaron a la nave crucero junto con los cincuenta tébanos que se habían insubordinado. Los tébanos habían quedado en un campo de energía.

-Nos mintió.

-No, Nick, no te he mentido, el gobernador felino, Tauro, va a cumplir con las demandas. Yo jamás miento. Pero tendréis un pequeño juicio porque habéis puesto vidas en peligro.

-No pensábamos matar a nadie.

-Está bien, tendréis abogados que os defenderán. Pero yo no permito insurrecciones, no permito ningún tipo de rebelión.

-¿Nos matarán?

-No, pero seguramente tendrán prisión, no menos de un mes y no más de seis meses. Somos benévolos, estoy seguro que en otras federaciones ante una rebelión habría pena de muerte. Cuando vuelvas vas a seguir en tu cargo y espero que no me guardes rencor, he hecho lo mejor que he podido. -El tébano bajó la cabeza y dijo:

-Gracias.

 

Cuando quedé a solas con el capitán Alexis le pregunté:

-¿Ya tenías todo acordado?

-A veces improviso y a veces sí tengo acordado. Con el jefe de teletransportación lo primero que le dije fue que tenga enlazados cuánticamente a todos los tébanos que había allí, y apenas bajó el inhibidor para que yo me pudiera comunicar con el felino también había cortado el inhibidor para poder teletransportarnos.

 

Me quedé admirando al capitán Alexis, había sofocado una rebelión sin una sola muerte. Tendría mucho para aprender del capitán Alexis, yo, el teniente Morkan de la Federación Sargón.