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Psicoauditación - Sargón- Morkan - Ra-El-Dan |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión 28/02/2023 La entidad relata una vida en que era militar, destinado a proteger los mundos de la Federación Sargón. Celebró su ascenso yendo de misión a un mundo insurrecto.
Entidad: Estaba en la Gran Academia, donde me había especializado en astrofísica, astrohistoria y en muchísimas materias más.
Recuerdo que el historiador, el profesor Pardini, me dijo: -Morkan, pase al frente. -Señor... -Hábleme sobre la Federación Sargón. -Hay muchísimo que decir, señor Pardini, ¿qué parte? -Elija usted. -Miré a todos mis compañeros y comencé la exposición.
-Nuestra Federación tiene miles de años. Tuvimos muchísimos conflictos, quizá en el que más profundicé es en la guerra contra el imperio Mordon, y por alguna razón admiro la figura de Askardín, un héroe, hijo de Obradín quien fuera primer ministro. Askardín, conocido en centenas de mundos hoy, pero él dejó un legado, un legado de paz, de prosperidad, y actualmente tenemos una Federación conformada por centenas de mundos, de todo tipo de razas sin distinción. Razas que seguramente en algún momento fueron enemigos de los humanos y hoy tenemos vínculos de amistad, de fraternidad, de igualdad. Y lo importante, lo más importante, de libertad. Todos podemos expresarnos con educación y reflexionar sobre distintos temas históricos, entendiendo que toda crítica tiene que ser constructiva para que quienes graben todas las reflexiones, ya sean hechas por profesores o académicos, sirvan para aumentar el conocimiento histórico. El profesor Pardini me interrumpió: -Está bien. Se ha sacado las mejores notas y sé, porque tengo contacto con el Gran Comandante Óberson, que ya no es alférez, en este momento es teniente de primera. Y ahora va a quedar bajo las órdenes en la academia del capitán Alexis. -Me fui a sentar. Cuando terminó la clase se acercaron dos compañeros. -Morkan, ¡vaya!, con el capitán Alexis. Les respondí: -Para mí también es una sorpresa.
El capitán Alexis ha sofocado más de diez rebeliones y es una persona joven con un futuro tremendo, es querido por todos, por los cánidos, por los reptiloides y obviamente por nosotros, los humanos. No lo conocía personalmente.
Recuerdo que fui a la primera clase de gimnasia en la academia principal. En la región donde yo vivía era el mejor en distintas luchas, cuerpo a cuerpo o con espada. Recuerdo que la primera vez le pregunté a mi profesor: -Tenemos armas sónicas, armas desintegradoras, armas de luz sólida, ¿por qué practicar con espada? -El profesor me dijo: -Morkan, se trata de no perder el espíritu que nuestros antecesores tenían hace miles de años, cuando todavía no existían ni siquiera los viajes interplanetarios.
Me impresionó el nuevo gimnasio de la academia principal. Y allí conocí a Alexis, era un poco más alto que yo, cabello castaño oscuro, más oscuro que el mío. Me estrechó la mano fuertemente. -Bienvenido, Morkan, serás mi segundo y además mi ayudante. Vamos a practicar. Le dije con cautela. -¿Livianamente? -¡Ja, ja, ja! -Se rió de manera muy simpática el capitán Alexis, y me dijo: No, averigüé de ti, sé que eres el mejor en la academia de tu región y también en el gimnasio. No te midas. Practiquemos aquí.
Cogí una espada, él cogió la suya y de verdad me sorprendió, era buenísimo. Como si leyera tu pensamiento sabía el golpe que ibas a dar y lo frenaba. Estuvimos practicando casi una hora, estaba con excelente estado físico y no me agoté para nada. El capitán Alexis me dijo: -Veremos en lucha cuerpo a cuerpo. -Capitán... -Dime directamente Alexis. -Me costaba. Era mi superior y yo era muy estricto. Pero insistió-. Aquí entre nosotros dime Alexis, delante de la tripulación no. -¿Qué estilo? -Elije el que quieras. -Yo sabía diecisiete estilos distintos de combate cuerpo a cuerpo. -¿Solamente amarre o también golpes? -Se encogió de hombros. -Tú elijes. -Me sentía inhibido. Ataqué pero midiéndome, me hizo dos lances y caí a la lona una y otra vez, cuatro, seis, ocho. -Morkan... -Alexis... -Te voy a tener que ordenar, como capitán, que no te midas. -Pero señor... -No, nada de señor, estamos solos. -Lo llego a lastimar y voy al calabozo. -Si me llegas a lastimar será tu mérito. Y nada de calabozo.
Combatimos como quince minutos. Reconozco que lo toqué una sola vez en el pómulo derecho. Mi cuerpo dolía, él me había tocado diecisiete veces, pero mi hazaña era que tenía el pómulo morado. -Señor... -Nada de señor: Alexis. -Su pómulo... ¿Tendré un castigo? -Seguramente. Me acompañarás a tomar algo. Vamos a las duchas, a cambiarnos y a tomar algo. -No parecía mi capitán, parecía un amigo íntimo que conocía de años.
Todo eso hasta que nos convocó el Gran Comandante Óberson, el director de la academia: -Capitán Alexis... -Gran Comandante... -Teniente Morkan... -Me puse firme. -Gran comandante... Se dirigió a Alexis: -Tú has acabado con varias insurrecciones, está en tu hoja de servicios el haber acabado con la rebelión más importante en el sistema Núbelo. -Así es, mi Gran Comandante. -Bien. Iréis en un pequeño crucero. El capitán Alexis dijo: -Gran Comandante Óberson, Morkan, digamos, como que recién empieza. -Leí su hoja de servicios. Es un excelente piloto, sabe manejar bien ordenadores y es bueno con las armas a distancia. Y seguramente aprenderá de ti. -Entiendo que el tema es grave. -Yo pienso -dijo el Gran Comandante-, que el tema es más grave que la rebelión en el sistema Núbelo. -¿Dónde es? -En el sistema Lénix, a doce años luz. -Allí solamente hay un planeta habitable -exclamé yo. Pero el Gran Comandante Óberson me dijo: -Así es, teniente. Pero no solamente eso, hay un gigante gaseoso, Lauro, y tiene una luna habitable casi tan grande como el tercer planeta. Allí hay una insurrección. Habló el capitán Alexis: -Allí hay varias razas y se llevan todas bien con fraternidad, hay humanos, felinos, reptiloides y tébanos. -Justamente los tébanos se han levantado en rebelión, están trabajando en la parte de los campos, ganan bastantes créditos, pero se quejan, dicen que los felinos y los reptiloides tienen mejores trabajos. Han tomado rehenes.
Repasé velozmente la historia. Los tébanos eran unos insectos inteligentes con exoesqueleto tipo cascarudo. Habló el capitán Alexis: -¿Hasta dónde podemos llegar Gran Comandante Óberson? -Mi querido Alexis, en la mayoría de las rebeliones que has sofocado has evitado la mayor cantidad posible de muertes. Es más, has sofocado rebeliones sin una sola muerte. Pero debemos sofocarla. Las rebeliones son como virus, si otros sistemas se enteran que en la Federación Sargón triunfó una rebelión, por efecto espejo van a hacer lo mismo. Exclamé: -Mi Gran Comandante, ¿por qué habría de haber rebelión tipo espejo si actualmente la Federación se destaca justamente por la igualdad, la fraternidad y la libertad? -Entiendo que son luchas de ego o porque unas razas compiten contra otra. -Disculpe mi expresión, mi Gran Comandante, pero son energúmenos. El Gran Comandante me miró y sonrió: -Está bien, teniente Morkan, pero no lo repita adelante de la tripulación. Iréis comandando un crucero liviano con trescientos tripulantes, cada uno con su especialidad, pero principalmente soldados. -Hicimos el saludo y nos marchamos. -Capitán Alexis... -Dime, Morkan. -¿Es cierto que has estado en tantas rebeliones y las has sofocado? ¿Cómo lo has logrado sin haber causado muertes? -Convenciéndolos. -No dijimos más nada.
Avisé por holomóvil a mi entorno familiar que me marchaba a la luna gigante del gaseoso Lauro, en el sistema Lénix.
Cuando orbitamos la luna del gigante Lauro nos comunicamos a superficie. El jefe de los rebeldes, Nick, el jefe de los tébanos, dijo: -Me imaginé que vendrían a acabar con nosotros. Tenemos mil rehenes. Habló el capitán Alexis: -¿Tu nombre es Nick?... Mira, no nos interesa bajar y combatiros, nuestro crucero tiene fuerza para arrasar con una región entera. ¿Pero para qué?, ¿con qué objeto? El tébano dijo: -No me interesa hablar a distancia. -Acompáñame -me dijo Alexis. -A la orden -respondí. Nos teletransportaron a la superficie. Nunca había visto un tébano de cerca. Nick, el jefe tébano, era por lo menos una cabeza más alta que Alexis. No, no había visto un tébano de cerca y no sabía si reía, si tenía expresión de odio, de ira, pero habló: -¿Os dais cuenta que os habéis teletransportado al hangar principal nuestro y en este momento sois nuestros prisioneros? Porque tenemos un inhibidor de señales, no os escuchan de vuestro crucero y tampoco pueden ser teletransportados. -Iba a hablar y Alexis me interrumpió. -¿Te llamas Nick? -Así es. -Soy el capitán Alexis, de la raza de los humanos. Di tus demandas.
Dijo lo que querían ganar y que querían tener una porción del campo que trabajaban para ellos y su familia. -¿Y lo habéis planteado? -Sí, pero el gobernador local de nuestra luna se negó. -Doy mi palabra que no voy a teletransportarme. Sacad el inhibidor de señales. -El tébano lo miró capitán Alexis, no preguntó nada, cortó el inhibidor-. Comunícame con el gobernador. -Era un felino.
Se abrió la comunicación y el felino se sorprendió: -¡Vaya, qué honor tener al humano Alexis! -No sé tu nombre. -¿Mi nombre? Mi nombre es Tauro. -Gobernador, las exigencias de Nick, el tébano, dice que no fueron satisfechas. ¿Por qué? -¿Y por qué sí? También nosotros, los felinos, necesitaríamos más campos para trabajar. -Tauro, la luna es bastante grande y mi orden es que le cumplan el pedido a los tébanos. -Pero... -No, no hablo por mí, hablo por el Gran Comandante Óberson. -El felino bajó la vista. -Está bien, está bien, lo haremos. -Los tébanos lanzaron un grito de victoria.
Operador Rimel... -Señor... -De la nave. -¡Ahora! -Y en ese momento nos transportaron a la nave crucero junto con los cincuenta tébanos que se habían insubordinado. Los tébanos habían quedado en un campo de energía. -Nos mintió. -No, Nick, no te he mentido, el gobernador felino, Tauro, va a cumplir con las demandas. Yo jamás miento. Pero tendréis un pequeño juicio porque habéis puesto vidas en peligro. -No pensábamos matar a nadie. -Está bien, tendréis abogados que os defenderán. Pero yo no permito insurrecciones, no permito ningún tipo de rebelión. -¿Nos matarán? -No, pero seguramente tendrán prisión, no menos de un mes y no más de seis meses. Somos benévolos, estoy seguro que en otras federaciones ante una rebelión habría pena de muerte. Cuando vuelvas vas a seguir en tu cargo y espero que no me guardes rencor, he hecho lo mejor que he podido. -El tébano bajó la cabeza y dijo: -Gracias.
Cuando quedé a solas con el capitán Alexis le pregunté: -¿Ya tenías todo acordado? -A veces improviso y a veces sí tengo acordado. Con el jefe de teletransportación lo primero que le dije fue que tenga enlazados cuánticamente a todos los tébanos que había allí, y apenas bajó el inhibidor para que yo me pudiera comunicar con el felino también había cortado el inhibidor para poder teletransportarnos.
Me quedé admirando al capitán Alexis, había sofocado una rebelión sin una sola muerte. Tendría mucho para aprender del capitán Alexis, yo, el teniente Morkan de la Federación Sargón.
Sesión 24/07/2023 En la Federación Sargón recibió su primera misión como capitán. Su segundo era una recién teniente. Fueron enviados por el primer ministro de la Federación a un mundo que explotaba recursos de otro sistema planetario. La misión tenía carácter diplomático.
Entidad: Dicen que la vida es una sucesión de acontecimientos. Ahora bien, dichos acontecimientos pueden ser buenos, mediocres, angustiantes o directamente malos. Pero hay otra definición. Hay momentos que pueden ser sorprendentes, como cuando me llamó el gran comandante Oberson, el mismo director de la academia Me dijo: -Espero que esté contento... -¿Señor? -Morkan, ahora que es capitán va a tener su primera misión con ese grado. -Bien. -Y la orden no es mía, viene directamente del gran ministro Will, de la Federación. -Me sorprendió sobremanera que el gran ministro Will supiera de mí y él mismo se encargara de darme una misión. Le dije al gran comandante Oberson: -¿Los datos? -Bueno, usted recuerda Andor IV. -Sí, en algún momento estuvo afiliado a la Federación Sargón, luego quiso independizarse. Y aquí, obviamente, no se retiene a ningún mundo que no quiera pertenecer. Obviamente pierde los derechos de ser protegido. Oberson me miró: -Capitán Morkan, el problema pasa por otro lado. En el tiempo que estuvo en la Federación, obviamente se nutrió con implementos de la Federación, con armamento, con tecnología. Bueno, la federación eso no se lo va a quitar. Y ahora está teniendo un conflicto con un mundo de otro sistema que sí pertenece a la Federación. -¿Cuál sería, gran comandante, nuestra misión? -Bien. Hablar con el ministro andoriano. -¿Y a qué se debe que ataquen a otro mundo? -Aún no han causado bajas, pero aparentemente quieren someterlo. Y la ley de la Federación dice: "Te metes con un mundo de la Federación, te metes con toda la Federación". Evidentemente el ministro de Andor lo sabe, todos los andorianos lo saben y entienden que llevan las de perder. Entonces, ¿qué es lo que está pasando?, ¿qué es lo que escapa a nuestro entendimiento? Irás, capitán, con un crucero de cuatrocientos soldados. Tu misión es de paz, averiguar qué pasa, traernos las novedades. De todas maneras el crucero estará armado con las últimas armas importantes, no llevaréis el arma de vacío total pero sí el escudo doble con ultragrafeno. Y tu segundo será la teniente Andara. -No... no la conozco. -Ascendió hace poco como teniente pero está muy muy entrenada, sacó las mejores notas en la academia. Estuvo muy poco tiempo como alférez y destacó. Y ahora, como teniente, el ministro Will intuye que va a ser la número uno al mando después de ti, Morkan. -Mi comandante, será un honor. -Partiréis mañana a la hora seiscientos. -Le hice el saludo y me marché.
Al día siguiente estaba la tropa ya instalada en la nave, los técnicos de ordenadores cuánticos, los pilotos, los soldados, los que trabajaban con detectores caloríficos, con detectores de invisibilidad. Y conocí a la teniente Andara. Casi de mi misma altura, morena. Me sorprendió la belleza de su rostro. La teniente me miró, se cuadró: -Capitán Morkan, es un honor trabajar con usted. -Teniente, póngase cómoda. Y va a ser mi número uno, va a estar conmigo en la sala de mando y cualquier orientación suya será bienvenida. -Para mí un honor y un placer, mi capitán. -Rompiendo las reglas en lugar de cuadrarse extendió su mano y me la estrechó, una mano cálida y firme.
Le comenté: -Teniente Andara, el gran comandante Oberson, el director de la academia me dijo que era muy entrenada. Explíqueme por favor, ya partimos. -Bueno, mi capitán, entrenada en todo tipo de artes mixtas de combate, entrenada con palos, obviamente con espada, en lo que es la lucha profesional y artes marciales. -Con respecto a armas... -Todo tipo de armas, mi capitán, todo tipo de armas. -Estoy viendo su holocurrículum y nunca fue derrotada por ninguna alférez, incluso ha combatido con alféreces masculinos y los ha vencido. -Sí, mi capitán, vivo permanentemente entrenando. Pero no solamente eso, también trabajo con holoimágenes, con holoordenadores, con coordenadas espaciales no solamente de la Federación sino de nuestro cuadrante de la galaxia. -Vaya.
Finalmente partimos para el sistema de Andor. Estaba cerca, a nada más cuatro años luz. Lo cual me extrañó que en la cercanía con Sargón, el sistema principal de la Federación de los quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares, Andor IV haya querido independizarse. Finalmente nos acercamos al sistema, nos comunicamos por radio ultralumínica y nos dieron permiso para descender. Parte de la tropa bajó con armas protónicas, todos con escudos de doble energía con ultragrafeno. Incluso nosotros, obviamente. Hablaban nuestro mismo idioma, no hizo falta traductor. Pedimos hablar con el primer ministro, un hombre bastante joven, atlético, amable. Nos recibió en su ministerio.
En el camino, la teniente Andara me dice: -Mi capitán, si tuviera que agregar u objetar algo, ¿me abstengo de pedirle permiso? -Sí, teniente, puede participar de la conversación libremente. -Nos sentamos. Obviamente el primer ministro tenía una escolta de soldados también con armas protónicas, pero obviamente ellos no tenían la doble armadura de energía con ultragrafeno.
-¿A qué debo el honor de vuestra visita? Fui directo: -Ministro, quiero ser claro. Me extrañó, como les extrañó a nuestras autoridades, que estando tan cerca, tan sólo a cuatro años luz, se hayan querido independizar. Se encogió de hombros y me dijo: -Capitán, no hay obligación. -No, por supuesto, pero sabemos que al no estar en la Federación no tenemos derecho a defenderlos de cualquier otro ataque. -Lo sabemos. -Claro. Pero ministro, de la misma manera nosotros sí tenemos el derecho de defender a los planetas aliados que son atacados, y ustedes atacaron a un mundo de la Federación. No venimos a nivel bélico, solamente para entender. -Bueno. En el sistema de ellos hay asteroides, un cinturón de asteroides después de su cuarto planeta que no ha sido explotado por ellos, y lo que hicimos nosotros fue llegar a su sistema y explotar los minerales de esos asteroides. En ningún momento atacamos al cuarto planeta, en ningún momento. -Permiso para hablar -pidió la teniente Andara-. Ministro, cuando el mundo de un sistema estelar se une a la Federación se da por entendido que todo el sistema estelar de ese mundo está protegido por la Federación. -Claro. Pero teniente -dijo el ministro-, fueron ellos quienes nos atacaron, nosotros sólo respondimos el fuego. -Ministro, no está entendiendo. -Espera, espera -le dije a la teniente-, déjame explicarle. Ellos ven a los andorianos como intrusos en su sistema. Aunque no los hayan atacado, el hecho de que exploren los asteroides que perteneces a su sistema... -Capitán, está mal informado. Vosotros tenéis quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares pertenecientes a la Federación. -Correcto. -Bien. Sé que hay mundos donde en el mismo sistema hay otros planetas también habitables dentro de la zona habitable que no se unieron a la Federación dentro del mismo sistema. Entonces es discutible que cuando un mundo de un sistema pertenece a la Federación todo el sistema pertenece a la Federación. Pero en el caso de Erón IV, Erón V no pertenece; entonces no todo el sistema pertenece a la Federación. -Insisto ministro -dijo la teniente Andara-, no digo que esté mal informado, digo que esté parcialmente mal informado. Cuando un mundo pertenece a la Federación y no hay otro mundo que se abstenga de pertenecer, todo el sistema pertenece a la Federación. Cuando un mundo pertenece a la Federación y otro se abstiene de pertenecer solamente contamos con ese mundo, no con todo el sistema. Pero este mundo que defendió a los asteroides es el único mundo habitable. Que después ese mundo tenga colonias en la Federación son colonias de ese mundo, no hay otro mundo que se haya abstenido. En ese caso todo el sistema es protegido por la Federación. Por lo tanto si el mundo objeta que extraigan minerales de los asteroides ustedes no pueden, ministro, entrar a ese sistema. -Eso es injusto. -Sí -dijo la teniente-, pero es así. Salvo que lleguéis a un acuerdo que sean reconocidos vuestros derechos de explotación y ellos queden con una parte de las ganancias de esa explotación. -¿Y por qué?, ¿sin haber hecho nada, sin haber trabajado? -Ministro -agregó la teniente-, no lo está entendiendo. Todo el sistema es de la Federación y ustedes no tienen parte. Es más, si ustedes estuvieran aliados a la Federación y fueran a otros sistemas de la Federación a explotar asteroides y sacar beneficios, también tendrían que hacer arreglos con ese sistema, es obvio. Por lo tanto en este momento el único acuerdo posible es que arregléis los derechos de explotación o bien os vengáis de vuelta como aliados de la Federación. Pero aún viniendo como aliados, los derechos de explotación los tienen que conceder ellos. Así que, estimado ministro andoriano, no tiene por qué darnos la respuesta ahora, pero mientras tanto, mientras no haya un arreglo de derechos de explotación, la Federación va a impedir que entren al sistema. -Abusan de vuestro poder. -No ministro -dijo la teniente-, no. Para nada. Todo lo contrario. Nuestro poder está protegiendo los derechos de explotación del sistema de ese mundo. -Lo pensaré y os mandaré un mensaje ultralumínico Hablé yo: -Ministro, mientras tanto les pido, no les estoy ordenando, les pido de corazón que se abstengan hasta llegar a un acuerdo. -Les daremos la respuesta lo más rápidamente posible. -Nos estrechamos la mano. Se paró e ignoró estrechar la mano de la teniente. Nos marchamos.
En el viaje de regreso a Sargón le dije a la teniente: -Espero no se haya ofendido de que el ministro le haya dado la espalda. -Mi capitán, Morkan, entiendo que es una persona de pocas luces. Lo digo con respeto. Es una opinión sincera nada más. Espero que tú, mi capitán, no lo tomes como que lo estoy ofendiendo. -Para nada. Acuerdo contigo, apreciada Andara. -Me tomó de la mano cálidamente y me dijo: -Eres un buen capitán. -Y sorprendentemente quedé duro porque se acercó (obviamente ya no teníamos el casco) y me dio un beso en la mejilla, un beso que me causó como una especie de electricidad en todo el cuerpo.
Cuando volvimos a Sargón hablé con el comandante Oberson. Habíamos grabado toda la conversación. Y me dijo: -Los felicito a ambos, a ti capitán y a la teniente. Aparentemente la teniente Andara fue una excelente ayudante, fue brillante la participación de ambos. El ministro Will se va a poner contento. -Bueno, mi gran comandante, veremos que responde el ministro andoriano.
Me marché a mi domicilio particular y esa noche casi no pude dormir, me quedé pensando en la bella, en la morena teniente Andara, una morena de ojos negrísimos con un rostro casi perfecto.
Sesión 22/08/2023 Sorprendentemente recibió la visita de una teniente que deseaba hacerle unas preguntas existenciales, no exactamente relacionadas con la misión que estaban llevando a cabo. Intentó eludir la situación, pero la situación era difícil de soslayar.
Entidad: Me encontraba recostado en mi camastro pensando en todo lo que podía suceder, en si saldríamos con vida.
De todos modos nunca fui una persona cuyo miedo me hubiera dominado, todo lo contrario, eso no significa que no tuviera conciencia de lo que sucedía o pudiera suceder. Siempre me enseñaron que aquellas personas que no tienen miedo son inconscientes o no tienen uso de razón. He tenido miedo algunas veces por no querer sufrir pérdidas de seres queridos, miedo a no lograr mis proyectos, pero el riesgo es algo que uno tiene que asumir cuando se inscribe en la academia militar.
El hecho de ser capitán me permitía tener mi propio camarote. En ese momento sonó el pulsador, hablé por el intercomunicador: -Sí... -Permiso, mi capitán. -Apreté un botón, permití que la puerta se abriera. Era la teniente Andara-. Me tomé la libertad de traerle un café. -Gracias -le dije desconcertado-, pero eso déjalo para los alférez. -Quería conversar... -Bien. -Apreté un botón y la puerta se cerró-. Vamos a la mesa. -Era una mesa pequeña, acorde con las dimensiones del camarote. Cogimos cada uno una silla y nos sentamos-. ¿Tú no tomas nada, Andara? -Ya he tomado, señor.
Me sentía raro teniendo una teniente a mi cargo. -La vez pasada le pregunté qué tal manejas las armas. Del uno al diez. -Diez, mi capitán. -¿En una lucha cuerpo a cuerpo? -Diez, mi capitán. -¿Con el palo de bo? -Igual, mi capitán. -¿Sabes de holoordenadores? -Claro, mi capitán. -Hay un técnico llamado Roberson, en la base Sargón, que está considerado uno de los mejores. ¿Si te compararas con él, cuánto te faltaría para alcanzarlo? Se encogió de hombros, pero no con gesto de vanidad sino como no dándole importancia: -Creo que estoy a la par, mi capitán.
No era mi criterio darle confianza a una teniente, pero me distendí. Y le dije: -Pero vaya, eres la mujer perfecta. -Sonrió. -Si fuera así no tendría tantas preguntas. -¿Hablamos de preguntas que yo pueda responderte, teniente Andara? -No lo sé, mi capitán. -Bueno, veamos, dime alguna de tus preguntas. -¿Por qué estamos aquí? -Bueno, pensé que sabías de todo. Estamos aquí porque vamos a tratar de convencer al líder de los Lacerta y evitar un conflicto bélico. ¿Satisfecha con mi respuesta? -Mi capitán -dijo Andara-, voy más allá. -Ahora no te entiendo. -¿Por qué estamos aquí, en el universo? -¡Je! Puedo decirte que hay miles y miles de mundos con vida. Ahora, si me preguntas por qué, para disfrutar de esa vida. -Mi capitán, si fuera como usted dice, ¿por qué los conflictos bélicos?, ¿qué función han tenido los Langar en esta galaxia más que eliminar vidas?, ¿qué función tienen algunos virus que también eliminan vida?, ¿qué función tiene el ser humano al acumular créditos en muchos mundos sabiendo que su expectativa de vida es limitada? -A veces no te entiendo. De verdad no te entiendo, Andara, te haces preguntas filosóficas y posiblemente en un momento entremos en un conflicto bélico donde no sabemos si saldremos con vida o no. Háblame de cosas cotidianas. Soy optimista, tendremos tiempo de hablar de esto. -No, no tengo más preguntas. -Sí que las tienes. -Pero no le gustan las preguntas filosóficas, mi capitán. -No, no, hablar sobre la vida, no. -¿Y sobre el amor? -Bueno, ¿has venido para desconcertarme? El amor es el afecto a tus seres queridos. -Sí, hablamos de la familia, ¿y cuando no tienes familia a quién amas? -Entiendo a qué te refieres. Me fijé en mi holotablet tu foja de servicios y eres excelente en todo, pero entiendo que te han criado en la base, es un tema incómodo para ti seguramente, pero tus padres te habrán abandonado y no hay ningún registro de ellos porque eso es un acto que se castiga con prisión, ¿nunca has tenido curiosidad de averiguar sobre ellos? -No, mi capitán. -Saber quién eres. -Sé quién soy y eso no me lo definen mis padres. -Volvamos al tema, hablábamos del amor. Lo voy a preguntar yo: ¿Qué es para ti el amor? -Es pensar como que la vida del otro es tan o más valiosa que la tuya. -Me sorprendió su respuesta. -¿Y tú amas a alguien, teniente Andara? -Se encogió de hombros-. ¿Eso es sí o no?, porque encogerse de hombros, en algunos mundos, se puede entender como que lo que se habla no importa. -Se me quedó mirando. -Mi capitán, ¿entonces qué es el aprecio? -Bueno, ¡je, je!, quizá sea una forma más liviana del amor profundo, pero no es lo mismo. En la base tenía una mascota, un gato... -¿Hablamos de un félido? -No, no, estamos hablando de un gato sin mente conceptual, no hablamos de un félido. Y le tenía aprecio. Y bueno, murió cuando yo era adolescente y me dio una pena tremenda. -Pero también se puede tener amor por las mascotas. -Claro. A lo mejor hay otro amor que se alimenta de pasión, de deseo, el amor de pareja por ejemplo. ¿Tú sientes eso? -Yo siento mucho aprecio por usted, mi capitán. -Me descolocó. -Pero Andara, hace poco que nos conocemos. -Siempre miro su foja de servicios, y lo admiro. -No he hecho cosas importantes como por ejemplo, la capitana Kirana o el capitán Alexis. -Pero mi capitán, usted es una muy buena persona. -De repente se acercó y me dio un beso en la mejilla, luego se ruborizó y me dijo-: Pido disculpas por mi impulso, por favor, no me levante un sumario. -No, no, no lo hare, ¿pero a qué vino eso? -Una forma de demostrar mi aprecio. -Vaya. Soy tu superior y si respondiera a ese beso y en lugar de la mejilla te lo diera en la boca podría ser tomado como abuso de autoridad. Entonces me abstengo. -No necesariamente, mi capitán, si fuera consentido. -¿Estoy escuchando bien?, ¿tú consentirías que te bese? -Asintió con la cabeza-. No, dilo con palabras. -Sí, mi capitán, consentiría. -¿Por qué? -Por ese afecto que le tengo. -Bueno, no soy de quedarme sin palabras, al contrario soy muy elocuente, pero nadie besa en la boca a otra persona porque le tenga un afecto. -¿Mi capitán, usted consentiría que yo lo bese? -Bueno, no considero que el beso fuera un ataque... Sí consentiría, pero... -No me dejó terminar la frase, se levantó, se sentó sobre mis rodillas y me dio un beso apasionado, correspondido por mí obviamente, que duró más de un minuto. Luego se fue soltando lentamente, despegando sutilmente sus labios de los míos, y ocupó su sitio en su silla-. Andara, ¿puedo preguntarte por qué lo has hecho? -Porque usted me ha consentido. -Tratémonos de tú. -Porque tú, Morkan, me has consentido. -Está bien, pero no me has besado porque yo te haya dado el consentimiento. Tú me preguntaste. Entonces no demos vueltas: ¿Por qué?, un aprecio, un afecto no corresponden a besarse de la manera que lo has hecho. -Morkan, sentí que tú me correspondías. -Pero por supuesto, eres la mujer más bella que he conocido, ojos profundos, rostro moreno, una boca perfecta, una nariz perfecta. Eres... eres como una obra creada por un orfebre. -Le pediría algo más. -Trátame de tú. -Morkan, te pediría algo más, pero tal vez estaría mal visto por quienes comandan el crucero. -A ver, coméntame. -Me siento sola en mi camarote. -¿No estás acompañada por otra teniente? -Sí, pero no..., no es de conversar y yo tampoco. Mi anhelo sería compartir camarote contigo. -Espera, espera, eso es una posición muy delicada en la que me pones, ¿porque sabes cuál sería el paso siguiente? -Por supuesto, Morkan, lo sé. Dormir juntos. -¡Uf! -Dices que soy bonita pero no te atraigo. -Andara, cuando comenzaste hablando del amor, ¿a qué te referías? -A que te amo. Sé que tú no. -¡Uf! Hay una frase que decían nuestros antiguos, que era "No amas de un día para el otro, hay que conocerse". Ahora, si tú me preguntas, no es solamente tu rostro, me gusta todo tu ser, tu cuerpo me lo imagino sin el traje, me imagino estando contigo íntimamente, me imagino mil cosas. -¿Y eso no es amor? -Bueno, sí, la pasión forma parte del amor, el deseo también, pero no nos conocemos y sería como aprovecharme de ti. -Morkan, ya lo dije antes, nadie se aprovecha de nadie habiendo consentimiento. -¿Cómo te lo podría explicar? Supón que, obviamente no nos van a permitir, pero supón que en los momentos libres que tenemos pudiéramos intimar, no sé si sería bien visto vernos en los pasillos de la nave tomados de la mano. -Morkan, he visto en la base Sargón capitanes saliendo con tenientes. -Es distinto, estamos en una misión. Supón que sale todo bien y nos dan distintos destinos. -Eso lo podemos hablar. Entiendo que tú eres amigo del capitán Alexis. -¡Je! Digamos que soy un buen conocido. No diría que soy amigo, no..., no sé si él me daría tanta confianza como para comentarle esto que pasó. Además, no sé si sería el momento. -¿Entonces tú no me amas? -Mira, no sé que responderte. Como dije antes, nunca he visto una humana tan bella como tú, tan hermosa, tan atrayente, me imagino abrazándote piel con piel y me siento como excitado. Pero aunque tú consientas quizá tengamos que ir de a poco. -Entiendo, Morkan. Será porque tú no me deseas tanto como yo a ti. -Andara, en este momento te deseo tanto tanto tanto que quisiera que el tiempo se parara y poder estar contigo hasta saciar mi deseo. -¿Y lo saciarías? -No, no, porque me atraes tanto que aún satisfaciendo ese momento estoy convencido que te desearía más todavía y más y más. Pero el amor es tratarnos, por eso no entiendo como tienes algo tan súbito, ese sentimiento tan súbito por mí. -Quizá porque no conocí a nadie como tú. Miré el holoreloj de la pared del camarote y le dije: -Tengo que ir al puente de mando. Nos paramos, se acercó a mí, me dijo: -Siento tu excitación. -Vaya, vaya, me estás haciendo sentir pudor. -Me besó, le correspondí al beso. Cogí un vaso, apreté un botón y la máquina soltó el líquido, me tomé el agua casi fría-. ¡Uf! Deja bajar mis decibelios. -¿Cómo decibelios? -Es una manera de decir. Al estar excitado me siento como acelerado. -Ahora entiendo lo que quieres decir con bajar decibelios. -Otra cosa. -Dime. -Andara, cuando salgamos de mi camarote evitemos la confianza hasta que yo pueda hablar con el capitán Alexis, nos seguimos tratando de capitán y teniente. -Así lo haré, mi capitán. -Presioné el botón para abrir la puerta. Ella la sostuvo y me dijo al oído-: Lo amo, mi capitán. -Y se marchó por el pasillo.
Me quedé duro como si fuera una estatua y me puse a pensar, ¿esto pasó de verdad? Me toqué los labios, ya estaba más sosegado. Tengo que despejar mi mente porque hay que hablar de los posibles planes con los Lacerta. Y ¡uf! Me va costar horrores no pensar en Andara. En mi poca vida, porque soy joven, jamás en ningún mundo he conocido una humana más bella, más perfecta que Andara. Y me ama. No sé si estar halagado, desconcertado, contento, sorprendido. Tengo tantas emociones encontradas, todas lindas, pero debo despejar mi mente.
Sesión 30/08/2023 Recibió la misión de defender a los habitantes de un mundo de la Federación, pero sus moradores no daban señales de vida. Descendieron, encontraron langars, nadie más. Se sabía cómo eran los langar, pero no hasta el detalle que pudieron comprobar.
Entidad: Se escuchó la voz del capitán Alexis por el holovisor: -Capitán Morkan, teniente Andara, venid al puente de inmediato. -Fuimos al elevador, subimos tres plataformas y llegamos al puente. Estaba la capitana Kirana y el capitán Alexis, quien nos dijo-: Estáis enterados, por la comunicación a todas las plataformas, de que la capitana Kirana decidió llevar a juicio al representante lacerta Kramber por todo lo hecho, la muerte de civiles, etcétera, etcétera. Obviamente el lacerta, con una mezcla de orgullo, soberbia y necedad amenazó con destruir a cientos de mundos pertenecientes a la Federación si lo llevábamos a juicio. -Capitán Alexis -le comenté-, entiendo que todos los mundos de la Federación, en los quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares tienen armamento para repeler cualquier agresión. -Sí, capitán Morkan -me respondió el capitán Alexis-, pero hay mundos que no tienen la última categoría especial de triple escudo, por lo cual el ministro Brinch ya está dando órdenes de que varias naves del sistema estelar de Sargón vayan a todos los sistemas de la Federación a fortalecer los refuerzos. Puede ser un bluf, traducido significa una habladuría, como para sembrar desconcierto o puede ser cierto debido a la locura egoica que tiene este necio lacerta, amén de que coincido con la capitana Kirana de que es un criminal de guerra. Justo ahora, yendo para la Federación a velocidad ultralumínica, estamos pasando por el sistema Fedor. Escaneamos el cuarto planeta, nos contactamos y no responden. Le pregunté: -Capitán, ¿puede ser que haya lacertas que se hayan apoderado de ese mundo? -Escaneamos los dos planetas habitados. El cuarto, que es el que no responde a la radio ultralumínica no se escanea ningún tipo de armamento. El tercer planeta responden y está todo en orden. Pero no queremos que vayan al cuarto planeta, prefiero que fortifiquen sus defensas. -Entonces, capitán... -pregunté. -En uno de los hangares tenemos un pequeño crucero. Primero pensábamos en un biplaza para que vayáis con la teniente Andara pero lo pensamos mejor, iréis en un crucero chico. Tú, capitán Morkan, la teniente Andara y llevaréis, obviamente armados con triple traje de protección, cien alféreces. O sea, que iréis ciento dos tripulantes. Tú, capitán Morkan, estarás al mando, y tu segunda, tu número uno será la teniente Andara. -¿Nos esperareis? -No, seguiremos a velocidad ultra lumínica hacia Sargón. Vuestro crucero tiene la triple defensa energética con el ultragrafeno, vuestros trajes también. Vuestro armamento es de última generación. Saldremos de velocidad ultralumínica para que podáis salir del hangar e ir al cuarto planeta del sistema Fedor para ver qué es lo que está pasando, no me imagino que sean lacertas, no se detecta ningún tipo de armamento. Id ya.
-Control de mando, que la piloto principal salga de velocidad ultralumínica y el pequeño crucero se despegue de nosotros. -Solucionado el tema venid a Sargón. -Así se hará, capitán Alexis.
Rápidamente ya teníamos cien alféreces armados con sus trajes. En menos de media hora salimos de la plataforma principal, se abrió la esclusa del hangar y salimos al vacío. A una distancia prudencial hablé con el piloto principal: -Poned velocidad ultralumínica, así en minutos estamos en el cuarto planeta del sistema Fedor, a ver qué es lo que está sucediendo.
-Mi capitán... -Sí, teniente Andara. -Le agradezco al capitán Alexis el haberme permitido acompañarte. -Acuérdate, Andara, de no tratarnos de tú adelante de los alféreces. -Lo entiendo. -No vamos a teletransportarnos, directamente bajamos con el crucero. Ponemos los retrocohetes verticales y descendemos despacio verticalmente. -Era un crucero pequeñito, apenas tenía quinientos metros de longitud por cien metros de ancho. Comparado con el crucero principal de la flota era una nave minúscula.
-Bajad todos y estad atentos. La atmósfera es respirable perfectamente para humanos, cánidos, félidos y reptiloides, pero recomiendo no sacarnos los cascos, obviamente menos el traje protector. Si bien no se han escaneado armas no significa que no tengan otro tipo de armas, quizá más antiguas, que no se puedan escanear.
Se veían muchos poblados en ruinas, destruidos, campos enteros con cosechas desperdiciadas. Apenas se veían algunas aves, pero no se veía ningún animal, ni marino ni terrestre ni pequeñas lagartijas. Obviamente menos mamíferos, lo cual nos extrañaba.
A lo lejos divisamos varias figuras: -Sacad vuestras armas. -Mi radio estaba conectada con la teniente Andara y con los cien alféreces-. Todos con los fusiles protónicos. -Me asombré enormemente cuando las figuras se fueron acercando, teníamos obviamente los ordenadores traductores de idioma en el casco: eran langars. La teniente Andara me dijo: -Capitán Morkan, tenía entendido que habían estado todos eliminados de la galaxia. -Veremos qué dicen.
Se acercó uno. -¿De dónde sois? -De la Federación Sargón. ¿Qué hacéis vosotros? -Hemos perdido la cuenta de cuánto tiempo llevamos aquí. Cayó una nave averiada y murieron la mayoría de los técnicos, era una nave muy grande. Está aquí a poca distancia, si quieren seguirnos... -Los seguimos, estaban totalmente desarmados. Caminamos casi media hora y vimos un crucero gigantesco, enorme, oxidado, destartalado, prácticamente con piezas arrancadas, destruidas. -¿Qué ha pasado? -Lo usamos como vivienda. -¿Qué pasó con los habitantes? -Hemos exterminado la población. -¡Tenían que ser langars! -¿Dónde están los animales? -Teníamos que alimentarnos. -Es un planeta riquísimo, un planeta que da infinidad de posibilidades, incluso la atmósfera debe ser respirable para vosotros también. No habéis sembrado, habéis desperdiciado las cosechas. -No entiendo. -¿Qué es lo que no entiendes? -Cómo cosechar, cómo sembrar. Nosotros nos alimentamos de lo que vemos, cuando el mundo ya no tiene más nada que darnos, nos vamos. -¿Y qué ha pasado? -Bueno, no quedaron técnicos. -¿No había nadie que pudiera hacer tecnología reversa como para reconstruir vuestro navío? -No, no, éramos simples soldados. -Es un mundo inmenso, tiene mares, océanos grandes, varios continentes. Lo medimos desde el espacio, tiene más de sesenta y seis mil kilómetros de circunferencia, un planeta hermoso. -Hermoso, pero ya hace tres generaciones que estamos aquí. -¿Cuántos sois? -Éramos más de cinco mil soldados. -¿Eran? ¿Fueron muriendo? -Sí. -Pero no se fueron multiplicando, entiendo que tenéis ambos géneros. -Sí. -Puedes explicarte mejor, porque no entiendo. -Bueno, comimos primero todos los animales marinos, por lo menos los que podíamos atrapar, no tenemos equipo para ir en profundidad en los océanos. Entonces atrapamos aves, pequeñas lagartijas, hemos comido insectos y obviamente los mamíferos. -¿Me estás diciendo que se han comido todos los mamíferos del planeta? -Hace generaciones que estamos aquí, por supuesto. -Pero a su vez los mamíferos tienen crías. -Las comimos también. -¿Cuántos quedan de vosotros? -Cincuenta. -No entendí bien -exclamé-, ¿cómo cincuenta, qué pasó con el resto? -Teníamos hambre y se había acabado la comida y atacamos a los más débiles. -Atacaron a los más débiles, ¿y? -Y bueno, teníamos que alimentarnos. -¿Se han comido a vuestra propia especie habiendo tanto por cosechar?, ¿no comen hortalizas, verduras, frutos? -Mirad los árboles. -Miramos, estaban todos pelados, sin frutos. -¿No habéis sembrado más árboles? -¿Cómo sembrar?
-Mi capitán... -Sí, teniente Andara, ¿qué pasa? -Perdón por..., sé que está en un estado emocional, pero ellos no saben trabajar. Tú conoces la historia langar, ellos depredan, consumen, dejan los mundos casi desérticos y van a otros mundos. No saben trabajar la tierra, no saben cultivar.
-¿Habéis construido viviendas? -No -dijo el langar que estaba al frente. -¿Por qué? -No sabemos, no tenemos herramientas. -En vuestra nave debéis tener infinidad de herramientas. -Hizo un gesto como encogiéndose de hombros.
Uno de los alféreces dijo: -Mi capitán, son horribles. -¡Silencio, alférez! Ellos nos ven así a nosotros también, el aspecto es lo que menos me preocupa.
-Entiendo que vinieron a ayudarnos, ¿nos traerán alimentos de vuestro crucero? -Se han comido entre ustedes. Tenemos alimento, ¿pero cuánto les va a durar? Nada. -Llévennos con vosotros, hay mundos donde nos acogerán.
-Permiso, mi capitán -dijo la teniente. Abrí la radio privada para nosotros dos-. Morkan, estás invadido por la emoción. -¿Acaso tú no eres emotiva? -No, yo soy cien por ciento analítica. -Está bien, ¿cuál es tu idea? -Irnos y avisar al tercer planeta que no vengan, en poco tiempo morirán de hambre. -Eso no es, me duele el pecho de pensarlo, eso no es lo que hace la Federación, dejar seres abandonados. -Morkan, estás pensando reactivamente, tú emoción te obnubila. -Yo sentía un afecto tremendo por Andara, pero estaba enojadísimo. -Estás al borde de la insubordinación. -No, no, capitán, tú estás al borde de la necedad. -Acuérdate que nuestra radio graba todo. Esto se lo pasaré al capitán Alexis y a la capitana Kirana. Estás al borde de la insubordinación. -No, no tiene sentido lo que quieres hacer, ni siquiera se respetan entre ellos. Déjalos.
Abrí la radio y hablé con el que estaba al mando: -¿No les dio pena haber comido incluso hasta vuestras propias crías? -No entiendo, explícate, humano. -¿Qué es lo que no entiendes, no entiendes qué es pena, no entiendes qué es la compasión? -No entiendo lo que quieres decir. Tenemos que alimentarnos, y una vez que nos alimentamos vamos a otro mundo a seguirnos alimentando. -Nunca habéis tenido piedad de otros seres, eso yo ya lo sabía, pero que entre vosotros tampoco tengáis piedad..., han devorado vuestras propias crías. -No entiendo. Y si no, ¿cómo nos alimentamos? -¿Y qué va a pasar cuando quede el más fuerte, seas tú u otro? -Moriremos de inanición. -¿Moriréis de inanición habiendo tanto por hacer? hay campos fértiles, cosecha destruida, podrida, árboles pelados, ni siquiera habéis tenido la sabiduría de haber dejado mamíferos para que procreen y haber podido seguir alimentándose. -Teníamos hambre.
La teniente Andara puso de nuevo la radio privada: -Morkan, eres necio, no razonan y tú te pones a la altura de ellos, los quieres hacer razonar. No saben lo que es piedad, no saben lo que es compasión, no saben lo que es amor, procrean por instinto, pero seres que se comen a sus propias crías, ¿cómo van a entenderte? Pero el problema no es de ellos, el problema es tuyo, mi capitán. -¿Cómo te atreves a hablarme así, Andara? -Te quiero hacer entrar en razón. No puedes ser emotivo con esta gente, no debes, y está bien que grabes lo que hablamos, luego se lo puedes presentar al mismísimo primer ministro Will. No tengo ningún problema. La miré. -Vamos. -Volvimos para nuestro crucero.
El langar gritó: -No nos dejen aquí... -No me di vuelta-. Los vamos a seguir.
-Alféreces, apunten. Si alguno de los langars da un paso más le disparan con el fusil de protones. -Tres o cuatro langar avanzaron y cayeron abatidos, el resto se escondió entre las rocas.
Subimos a nuestro crucero, di orden de despegar. Avisé, por supuesto, por radio ultralumínica al tercer planeta y expliqué todo. Luego me comuniqué con los capitanes Kirana y Alexis explicándoles a grandes rasgos lo que sucedió.
Me sentía mal. Estaba molesto, pero muy muy molesto con la teniente Andara, pero estaba molesto por ego, porque ella tenía el cien por ciento de razón pero mi ego no quería admitir que yo me estaba equivocando, manipulado por mis propias emociones. No lo quería admitir. Obviamente los langar que quedaban en poco tiempo morirían.
Sesión 12/09/2023 Había un juicio al capitán que hizo desaparecer el crucero del comandante lacerta y se lo nombraba como defensor de dicho capitán. Alegó que rehusaba el caso por contener opiniones personales respecto al capitán acusado. Quedaba enfrentado al primer ministro de la Federación Sargón, quien más tarde desaparecería.
Entidad: De verdad, es que me había adaptado a la compañía de la teniente Andara. Varias veces, obviamente no en público, pero nos habíamos besado sin haber llegado a intimar, pero notaba que me estaba haciendo casi imprescindible su presencia. Es más, ella era mucho más expresiva que yo.
En privado omitía el 'capitán'. Me decía: -Morkan, es lo que yo necesito para mi vida. Yo la besaba y no le respondía. A veces es como que malas experiencias anteriores -no es que tuve tantas, tuve dos que fueron medianamente importantes y terminaron en traiciones, en hipocresías y en olvidos-, entonces evitaba expresar lo que sentía, y seguramente Andara lo tomaba como indiferencia de mi parte. Una vez, en nuestro camarote después de expresar su sentimiento, la besé en silencio, pero ella esperaba una retribución de palabras, las cuales no le di. Le cayeron un par de lágrimas por la mejilla. Dice: -Creo que te estoy incomodando, me retiro. Ahí fue cuando le dije: -No, no, no... -¿Me ordenas o me pides? -Andara, aquí somos tú y yo, no somos ni teniente ni capitán, simplemente te voy a contar parte de mi historia. No tuve una buena adolescencia, sí bastante inteligencia. Siempre me gustó el espacio. Yo era un soñador aventurero y confié en amigos que me dieron la espalda con el tiempo. Uno de ellos amigo, casi hermano. Y confié en dos chicas. Con una de ellas estuve un largo tiempo para mi corta edad -pero nunca se lo conté a nadie, una relación que duró un año y ocho meses, calendario del planeta-, y me engañó, me engañó bastantes veces. Fue tan hipócrita que hasta lo negó. Y a partir de ese momento es como que comencé a buscar a la mujer ideal. Pero a la vez, cualquier joven que se me acercara, desconfiaba. Andara me tocó la mejilla y me dijo: -No, no pienses que todas somos iguales, yo tengo un elevadísimo sentido de la lealtad. Pero una cosa, una cosa, Morkan, y esto es lo más importante, de la misma manera que doy, de la misma manera exijo. Cuando hablo de exigencia no lo tomes, Morkan, como capricho, quiero lo mismo. Yo te respeto como a mi propia vida, espero de ti lo mismo. La miré y le dije: -Me dejas muy muy tranquilo. Es como si tú cogieras de las máquinas viejas un carbón encendido y te quemaras la mano, evitarías tocar algo caliente. -No te olvides, Morkan, que nuestro interior también está figurativamente tan caliente como una estrella. Pero no quema, no de la manera como quema lo material, ilumina. -Vaya -le respondí-, no te imaginaba tan profunda, se ve que has estudiado. -No no no -me interrumpió-, esto sale de mí, no sale de libros, de manuales, de instrucciones de academia ni nada por el estilo. -Tú no me has contado nada de ti. -No... No tengo padres, no tengo una vida, por así decirlo. Yo no he salido con nadie. Prácticamente me crié de pequeña en la escuela de la academia donde me hacían hacer distintos test y los aprobaba todos con el puntaje máximo. No creo en la inteligencia de los test, creo en la inteligencia del comportamiento. -Te entiendo, te entiendo, te entiendo.
En ese momento sonó la radiollamada de ambos, nos convocaban no al despacho del primer ministro sino al despacho de la Junta de Ministros. Llegamos, nos presentamos. Estaba el primer ministro Will, nos cuadramos, lo saludamos. -Descansen. Descansen y tomen asiento. -Había más de cien personas, muchos capitanes, muchos tenientes, pero había muchísimos comandantes. Estaba, obviamente, aparte del primer ministro Will la viceministro Nubia y su pareja, Fidis, que tenía bastante ascendencia en el gobierno de la Federación. Obviamente el capitán Alexis, gente de la tripulación del crucero, alféreces incluso. No estaba la capitana Kirana, que fue lo primero que preguntó el primer ministro Will. El capitán Alexis dijo: -No sé, de repente me dijo "Luego lo llamo, capitán". Y no responde a mi señal. -Esto es demasiado dudoso -dijo el primer ministro Will-. Ya saben todos los comandantes, todo el personal jerárquico y personal subalterno lo que voy a hacer. "Acuso, aquí, adelante de todos, al capitán Alexis y a la capitana Kirana de genocidio". Capitán Morkan, acérquese. -Señor... -Le he pasado por holotablet todo el caso, va a oficiar de defensa. -Señor, desde ya, con su permiso voy a exponer muy brevemente mi pensamiento. Esto que me ha pasado está anulado por tener opiniones personales. El primer ministro Will me miró y me dijo: -¿Sabe a lo que se está exponiendo, capitán Morkan? -Señor primer ministro, lo que usted me ha pasado por escrito está viciado de nulidad pues es su pensamiento, no es exactamente lo que pasó. Lo que pasó fue que el criminal de guerra, como yo lo sigo llamando al lacerta, es que amenazó con destruir más de mil mundos en los quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares de la Federación, y no veo ningún vicio de nulidad allí, porque lo decía emotivamente. Y si bien mi conocimiento de derecho es bueno hay otros defensores mucho más capaces. Yo aparte estudié otros temas respecto al ego y sé que cuando hay una persona que se deja dominar por lo emocional no hace cálculos fríos, dice lo que siente, y él amenazó con destruir a la Federación. ¿Pero por qué?, porque... -Nada, tome asiento, capitán. Yo lo voy a decir: Porque la capitana Kirana se encaprichó en detener, traerlo aquí a un comandante que venía a firmar un tratado y someterlo a un juicio de guerra sin mi autorización. La amenaza no la justifico, pero no comparto las ideas del capitán Morkan, eso de que "el que es emotivo dice la verdad", esas son tonterías. Lo dijo de impotencia por verse prisionero en una nave que él consideraba, hasta ese momento, amiga y evidentemente no lo era. Por lo tanto yo le doy la razón al comandante lacerta. Alexis lo interrumpió: -No sabes lo que estás diciendo, Will. -¡¿Will?! ¡Primer ministro! ¿Quién te piensas que eres? ¿Porque una vez hemos arreglado un pacto para acabar con los langars ahora te crees un héroe galáctico? ¡Respeta el mando! ¿Cómo "Will"? Mi decisión, como una persona honrada y de bien, es comunicarme con los lacerta y decirles que en complicidad, tanto esta persona aquí -que a partir de ahora está degradado ya no es más militar, y esta vez no es un juego, esta vez es verdad-, lo mismo que Kirana -aún no estando en presencia-, queda degradada de por vida. Ambos. Y no sólo eso sino que van a tener una pena de prisión por los años que yo disponga después con el resto del personal superior, porque sin mi permiso han destruido un crucero lacerta con muchísimas víctimas. Entonces, quién es aquí el criminal de guerra, ¿el comandante de la Federación Lacerta o estas dos personas excapitanes? -Señor... -No le di permiso para hablar, Alexis. -Señor, está cometiendo un error, lo que va a lograr es una guerra donde va a haber millones de víctimas de ambas partes. Eso se llama inoperancia. -Si no fuera porque quiero que se quede hasta lo último, ya lo llevaría con soldados a un calabozo. No puede hablarme así, no debe. No puede corregirme por mi autoridad. Si yo nos les contara a los lacerta quedaría como cómplice vuestro. -Will, te estás metiendo en problemas. -¿Me tuteas? -Honestamente, yo creo que tienes un problema mental, quizá por tu edad. -¡¿Quién está tomando notas, el gran secretario?! ¡Gran secretario, adjunte al escrito el insulto, la injuria, la calumnia con respecto a mi estado mental y a mi edad, la condena de Alexis aumentará! Te das cuenta, querida Nubia, tú como viceministro, ¿en qué aprieto nos ha puesto esta gente a la que le hemos dado toda la confianza? -Will... -No, ¡señor primer ministro! -Nubia titubeó. -Pero Will, siempre nos hemos tratado de tú. -Ahora no. Estamos en la junta. ¡Ubícate! Habló Fidis: -No te permito que le hables así a mi pareja. Yo creo que de verdad te estás extralimitando. Una cosa es que seas primer ministro de la Federación, otra cosa que te creas un dios. No caigas en esa, por favor, porque no veo que te diferencies de un lacerta. -¡Cállate! Tú simplemente estás aquí con cargo civil, ni siquiera eres militar. Y te hemos recibido con los brazos abiertos, no te hemos devuelto a los Antiguos. Así que cierra la boca. -Señor -habló la viceministro-, yo diría como que esto lo dejemos pasar y no digamos nada, evitaríamos una guerra. Al fin y al cabo cuando el lacerta fue a su propio crucero, se burló, dijo que destruyó más colonias y que no le importaban los humanos ni otras razas que hubiera en la Federación Sargón. -¿Te estás poniendo en rebeldía? -Pero señor, estoy dando una opinión. -Pero es una opinión distinta a la mía. -Bueno, para eso estamos aquí en la junta, para cada uno verter su opinión. -No, no, toda opinión contraria a la mía la declaro rebeldía. Yo en este momento te destituyo del cargo de viceministro. Y obviamente le saco el cargo de ayudante civil a Fidis. El capitán Morkan tampoco va a ejercer ninguna función en derecho ni militar ni civil. Y no lo degrado por mi tolerancia.
Habló el comandante de la Academia. -Mi idea, señor primer ministro, es dejar pasar y evitar más problemas. Yo me enteré por visor lumínico que la Federación Lacerta antes, antes de que la capitana Kirana lo quisiera traer a juicio, la Federación Lacerta se había apoderado de una decena de mundos habitados por colonias humanas para extraer material de las minas. Aquellas colonias que se rebelaron las destruyeron matando miles de vidas humanas en cada mundo. El primer ministro, Will, lo miró al comandante de la Academia: -Yo creo que ya ha cumplido su ciclo en la Academia. Cobrará una pensión de retiro y a partir de este momento declaro que ya no ejerce más funciones como comandante. Se acercó de vuelta al primer ministro el capitán Alexis: -Will, de la forma que estás hablando yo creo que algo te afectó tu mente, porque la vez anterior que nos habíamos visto estabas bien. Quizá no sabes cómo actuar y tu misma desesperación afectó tu cerebro.
Entonces lo tomó del brazo -yo pensaba qué está haciendo Alexis-, lo tomó del brazo al primer ministro, habló por el pin que tenía en el pecho y dijo: -Teletransporte dos. -Y en ese momento, a nuestra vista y a la vista de toda la junta, fueron teletransportados Alexis con el primer ministro Will. Nubia se miró con Fidis, no sabía qué decir ni qué hacer. Fue otro comandante el que dijo: -Rastreen inmediatamente la teletransportación. Oficiales en holoordenadores respondieron: -No se ve nada, no hay nada, nada. -Nos quedamos todos helados.
El comandante que había hablado dijo: -La junta se disuelve hasta encontrar el paradero del primer ministro. Como dijo el primer ministro Will, en este momento la exviceministro Nubia no está a cargo en reemplazo del primer ministro, así que habrá una junta provisoria que estará a cargo del ministerio hasta nuevas órdenes. -Nos retiramos.
No sabíamos que hacer, le digo: -Vamos en mi heliocoche. -A Andara. -¿Dónde vamos? -Vamos a mi pequeña casa que tengo aquí en Sargón, a cien kilómetros de distancia, es una casa libre. -No entiendo. -No tiene ni micrófonos ni visores espía. Por lo menos tenemos libertad, porque he visto que últimamente el primer ministro Will estaba poniendo micrófonos y visores espía. Yo pienso que su problema estaba ya deteriorándose, de antes, su mente. -En ese momento incluso mi heliocoche estaba libre de todo tipo de interferencias y cubierto, solamente podía recibir llamadas por circuito privado, que no podía ser escuchado por nadie más que por el receptor y, obviamente, el emisor, que era el que transmitía. Abrí el visor, era Alexis. -Morkan, te pongo al tanto para que lo comuniques a todos. Lo vas a comunicar no solamente a Sargón sino a toda la Federación Sargón, únicamente a la Federación Sargón. Omite por completo lo de la nave lacerta, simplemente dirás que el primer ministro Will perdió la razón desautorizando a su viceministro y que haya un plebiscito en todos los sistemas estelares proponiendo, por supuesto, como primer ministro a Nubia. -¿Lo tomarán a bien, Alexis, que una reptiloide sea primer ministro? Alexis me miró por el visor y me dijo: -¿Y tú cómo te lo tomas? -Yo tengo respeto por todas las razas. Y a mí, Nubia y Fidis me caen muy muy bien, para mí son seres excepcionales. -Bueno, nada más quería escuchar eso, me honra que pienses así. -Pero por supuesto, Alexis, por supuesto. ¿Dónde estáis? -Estamos en un pequeño crucero, una réplica del crucero gigante pero en tamaño muy muy pequeño, completamente armado por cuatro misiles, con bombas de ultravacío. Tenemos decenas de trajes con triple capa de protección energética con el ultragrafeno. Lo mismo que el crucero, armado también con cañones de luz sólida y de protones. Es luz sólida azul, muy superior a la roja. Esto también es algo que me han ayudado a crear los leales, aquellos que me ayudaron a crear los virus para los langar, los virus para los antiguos y la bomba de supervacío. Estos sabios de informática, no solamente informática espacial, de informática genética, informática microbiana y viral, también me han ayudado a crear la luz sólida azul, superior a la roja y superior a la blanca; la blanca la hemos desechado porque era inestable. En varios planetas han experimentado con luz sólida blanca y así les fue, hubo continentes destruidos por la falla que tuvo la luz sólida blanca. -¿Quiénes estáis? -Con la capitana Kirana y con Will. Will no razona, le tuvimos que poner un chaleco y sujetarlo a unos amarres porque dice incoherencias, que obviamente están siendo grabadas por audio y por visor, para que se den cuenta que no estamos mintiendo. Tú te encargarás, Morkan, de difundir todo. -¿Qué haréis con Will? -Obviamente tenemos el famoso borraestela, significa que vamos a velocidad ultralumínica y no podremos ser seguidos, pues directamente los mismos ayudantes me han perfeccionado el borraestela. Apenas demos el salto al hiperespacio ya no nos pueden detectar. -¿Pero quién más hay en la nave? -En este momento tengo alféreces, tenientes y algunos capitanes que son absolutamente, absolutamente leales. Félidos, humanos, cánidos, reptiloides. Yo creo que Will ya venía con problemas, apreciado Morkan, y esto fue como se decía de cientos años atrás, 'la gota que desbordó el vaso'. No puede ser primer ministro de una federación una persona que no está en sus cabales. Pero por ahora no podemos volver. A Will lo dejaremos en un mundo humano donde todavía no se ha experimentado el vuelo espacial, donde sí hay vehículos, aviones y apenas pueden tener algunos satélites artificiales para visión y telefonía, pero nada más. Y obviamente tendrá un pequeño dispositivo para el idioma que no le durará más de treinta amaneceres para que nadie lo pueda replicar. Y si él dice que viene de otra civilización obviamente no lo van a creer. Se adaptará o no, ya no es nuestro problema. No lo dejaremos tirado en un mundo vacío, un mundo habitado con cuatro mil millones de seres humanos donde no hay guerra ni nada. -¿Y vosotros? -No sabemos, igual estaremos comunicados contigo. Y veo que contigo está la teniente Andara, todo mi afecto para ella también. -Cortó la comunicación.
Así que se habían ido, Andara me miró y me dijo: -Morkan, evidentemente ya estaba todo preparado de ante mano. -Lo sé -respondí-. Cuando Alexis dijo "Teletransporte dos", evidentemente del pequeño crucero estaba alerta la capitana Kirana, ella fue la que ordenó la teletransportación una vez que haya dado la señal Alexis. Y eso fue lo que pasó. Supongo que cuando todo esto cambie volverán a Sargón. Lo que no queremos es una guerra civil ni tampoco queremos una dictadura, que los ocho comandantes se apoderen del mando, porque si no, de verdad mi amada Andara, yo mismo los ejecutaré uno por uno. Estamos jugados y yo quiero defender a la Federación.
Sesión 16/10/2023 A veces las palabras juegan en contra de lo que uno quiere expresar. Tuvo conocimiento que su amada era distinta en lo biológico, había importantes diferencias. Cada vez le estaba costaba más entender el por qué, pero las palabras no le salían bien. Debería revisar sus pensamientos.
Entidad: Nos habíamos tomado siete días de descanso. Estábamos en mi casa. Recuerdo que Andara me dijo: -Has hecho una carrera bastante rápida, de cadete a alférez, a teniente y ahora eres capitán. -Sonreí. -¿Tienes celos? Ya llegarás a capitana, Andara. -¡Ja, ja! No no no no, yo creo que uno debe respetar sus tiempos. -En qué sentido -le pregunté. -Creo que en cada nivel, de cadete en la Academia, alférez, teniente, capitán, comandante, uno tiene que dar lo mejor en cada nivel para pasar al siguiente grado. De lo contrario, en mi caso, no me sentiría completa. La miré: -¿Y tú piensas que lo mío fue acelerado? -No, no no no, salvo que tú pienses eso y lo pongas en mis palabras. No. Eres decidido, valiente, pero no emocional al momento de tomar decisiones.
La abracé, estaba envuelta con una bata. Le saqué la bata, su cuerpo moreno parecía como que brillaba en la penumbra del dormitorio. La besé nuevamente. -Morkan, eres insaciable, hemos estado toda la noche. -Quiero estar toda la vida. -¡Epa! ¡Vaya! -¿Te sorprende o voy muy apresurado? -No -me respondió Andara-, para mí eres una persona muy bella y yo no soy de enamorarme del exterior, tengo que conocer a la persona. -Bueno -exclamé- no nos conocemos hace tanto, todo depende de la percepción de cada uno. Yo sé qué eres para mí. -Volvimos a besarnos y perdimos la noción del tiempo.
Íbamos al comedor de la mano o la llevaba del hombro. Estábamos contentos aparte por la situación, Nubia era la primer ministro de la Federación, Oberson el viceministro... Más no se podía pedir. Nos sentamos en una mesa de cuatro, con la capitana Kirana y el capitán Alexis. Alexis me comentó: -Veo que la relación va en serio. -No tengo ninguna duda -le respondí. Kirana la miró a Andara, comentándole: -¿Le has dicho? -No. -Mi idea es que se lo digas antes de que sigas en la relación. -Fruncí el ceño. La miré a la capitana Kirana: -¿De qué habláis? -le pregunté. -Eso te lo tiene que decir Andara. Nosotros nos vamos ahora, nos citó la primer ministro Nubia. Aprovecha, Andara, para comentarle. -Alexis me palmeó el hombro y se marchó con Kirana.
Le dije a Andara: -¿Están saliendo o lo disimulan muy bien? Andara me respondió: -No, no me imagino, todavía no percibo... Hay como cierta atracción, pero todavía no hay ningún avance de ninguno de los dos. Y no porque sean tímidos, creo que Kirana y Alexis son los más capaces de la flota. Tímidos no, estarán evaluando... La miré: -¿Desde cuando el amor se evalúa?, el amor se siente o no se siente. ¿Pero de que hablaba la capitana Kirana? ¿En el tiempo que hemos salido me has sido siempre leal? Me miró con ojos muy serios y me dijo: -Eso jamás lo pongas en duda. Una persona que no es leal una vez es una persona que no es leal siempre. Ten en cuenta eso. -Bien. Escucho. -No tengo ni tuve padres... -¿Te refieres a que no los has conocido? -No, me refiero a que no tuve padres. -¡Je, je! Explícate, por favor, porque no entiendo. -Si lo tuviera que decir con palabras muy crudas diría como que soy un experimento de laboratorio. -Espera, espera, me estás asustando, ¿qué eres, un androide? -¡Por favor! -¿Tienes alma? -Morkan, frénate, frénate, el alma no tiene nada que ver en este caso. Me fecundaron 'in vitro', sin óvulos, sin espermatozoides. Lograron que el embrión fuera creciendo, que se formara un feto. Nací en un laboratorio. -Pero veo que tú tienes ombligo. -Sí, estaba dentro de una placenta flotando en un líquido amniótico. Pero no tengo un ascendente de ADN, mi ADN es propio, es mío. -¿Pero eres humana? -Morkan, me lastiman tus preguntas. Soy cien por ciento humana. -A ver, yo soy muy práctico, muy matemático. Creo que hay una esencia universal a la que muchos llaman Dios, pero el crear vida, como han hecho contigo, ¿no va en contra de esa esencia universal? -A ver, ¿por qué? -Bueno, por el hecho de que desde el comienzo de la humanidad, desde el comienzo, todos hemos nacido de un vientre materno fecundado por un ser paterno, digamos como que la vida, aclaro, no soy religioso, para nada, al contrario, las religión es algo que me pone mal, soy más bien tipo científico, pero el crear vida de la nada... -Te equivocas, Morkan. De la nada no, de un material genético. -¿Pero cómo se puede lograr sin espermatozoide, sin óvulo?... -Se ha logrado superbombas de vacío, se ha logrado conocer miles de virus, incluso virus que afectan a una raza y no a otra, y te asombras porque se crea vida de material genético. ¿Piensas que por ello no tengo alma, como preguntaste antes? ¿Piensas que por eso no amo? ¿Piensas que por eso puedo ser fría? ¿No te demostré lo contrario con mis besos, con mis caricias? -Está bien. ¿Por qué eres morena? -Entiendo que en el laboratorio prepararon material genético justamente para que sea de piel morena. -¿Por qué no me lo has contado antes? -Por temor. -¿A qué? -A que no me amaras, a que no me consideraras una persona. -Es cierto que noté algo distinto en ti -exclamé. -Explícate. -Te vi practicar con el palo, el bó, y no te ha vencido nadie. Tienes una habilidad superlativa, unos reflejos mejores que los míos. En este momento, el mejor luchador de la Academia es el capitán Alexis, pero hasta dudo de que él pueda vencerte con el bó. Además, eres más fuerte que una mujer común. -¿Por qué no dices directamente 'normal'? -Bueno, lo digo: Eres más fuerte que una mujer normal. -¿De qué te ríes? -A propósito, te quise llevar... -¿Qué te pasa, Morkan, qué te pasa?, de repente te has sentado... ¿Te has sentido mareado? -Es mucho para mí decodificar todo esto. ¿En qué sentido? -Me has llevado a tu terreno. -Claro. Yo me considero normal, pero evidentemente tú no. -Claro que te considero normal. -No. No. Hace un rato has dicho: "Eres igual a una persona normal, a una persona común". Si soy igual a una persona normal y tú consideras que soy normal, ¿por qué aclararlo? O sea, para ti soy anormal y me parezco a una persona normal. -No, lo que pasa que las palabras son estúpidas. A veces cuesta encontrar una definición que al otro no lo ofenda. -Morkan, yo no me ofendo por nada. -¿No tienes ego? ¿Te han creado sin ego? -¿Te das cuenta que sigues hundiéndote en la ciénaga? A nadie lo crean sin ego, el ego forma parte de cada ser, sea humano, félido, cánido, reptiloide, lacerta y otros. Pero de la forma que hablas, y no te das cuenta, porque de verdad no encuentras las palabras, me estás viendo de otra manera. ¿Cómo están ahora tus sentimientos, Morkan? -Yo... yo siento mucho por ti. -Eso quería escuchar. -¿Te agrada? -No, no. Quería escuchar eso para saber tus pensamientos. La respuesta que yo esperaba era "Te amo más que nunca". Yo sí lo puedo decir. Pero soy pragmática, como tú, pero quizás más pragmática. Estemos un mes sin vernos. Fíjate si me extrañas, fíjate si por dentro sientes un nudo en el estómago o en la garganta, si te desesperas por verme. Estúdiate a ti mismo para ver si me aceptas. -No digas eso -respondí-, no eres un objeto, a una persona no se la acepta, se la quiere, se la ama o a uno le puede ser indiferente, lo que no es mi caso contigo. -Morkan, yo no voy a estar bien, voy a estar cada noche pensando en ti. Hoy tengo dudas de tu amor. -No... -Sí. Sabes que tengo carácter, mucho carácter, puedo ser mala con quien es malo y muy buena con quien es bueno. Pero siempre voy a ser leal, no soporto a las personas desleales. Si tú pasado el mes decides estar conmigo nunca me mientas, nunca me traiciones, nunca hagas bromas de mal gusto. La lealtad también es respeto para el otro. Lo que tenemos en esta habitación es nuestro, lo que tenemos ahora en el comedor, conversando privadamente es nuestro. Podemos ir de la mano, puedes cogerme del hombro..., no es que durante ese mes no estemos tratándonos; comeremos juntos, tomaremos algo, no es que no nos hablaremos. Además, no me gusta una frase muy antigua, el famoso 'corre-ve-y-dile', que hablen: "Mirad, se han enojado". No, no. Pero no estaremos juntos íntimamente, no nos daremos un beso ni siquiera en la mejilla. -Eso es cruel. -No, Morkan, no puedes decir que es cruel, no tienes idea cómo estoy sufriendo ahora. Cuando me consideres normal y de verdad estés convencido de que me amas tanto como a tu vida no tendré ningún problema en amarte más que a mi propia vida. -Andara se levantó. Me levanté. Me dijo: -No, no, quédate sentado. -Me tocó la cabeza y se marchó. Me sentí solo, completamente solo.
En una mesa lejana tenía varios amigos pero no tenía ganas de conversar, tampoco de encerrarme en mi camarote. Me vendría bien una misión, un mes. Un mes puede ser una eternidad. Un mes para sentirme seguro. Es cierto que fui torpe con mi forma de expresarme, pero Andara era más normal que cualquier otra mujer que haya visto en mi vida. Por momentos me reactivé, se reactivó mi ego. ¿No será que ese mes de no estar juntos es un castigo para mí? No, me respondí a mí mismo, Andara no es este tipo de persona. Ella quiere que me encuentre conmigo mismo y me encuentre con lo que siento, no en lo externo, en lo interno, en todo mi ser. Esperaré ese mes. Pero desde hoy, desde hoy ya puedo decir que Andara es la mujer de mi vida. .
Sesión 25/10/2023 Aprovechando momentos de relajamiento, afuera de las obligaciones militares, hay tiempo para conversar y conocerse los oficiales. Ello permite crear lazos de confianza paralelos a la confianza y rectitud profesional necesarias para cumplir como es debido. La entidad relata que confidenciaba con el capitán más importante de la flota de la Federación Sargón, había amistad.
Entidad: Había pasado una semana, una semana donde nos veíamos con Andara en la cafetería, en Instrucción. Nos saludábamos, sí, pero nada más. Aclaro, ella estaba atenta, simpática, me hubiera desencantado si hubiera estado distante y antipática. O sea, que para mí su forma de ser, aun estando distanciada por un mes, hizo que en mi objetividad ganara puntos, pero más de allí no. Cuando se dirigía a mí "mi capitán", yo le decía "teniente Andara".
¿Pero qué pasó una mañana?, se acercan los dos capitanes más importantes de la flota, el capitán Alexis y la capitana Kirana. Alexis nos llama: -Morkan, aquí. Teniente Andara. A Morkan lo instruí yo personalmente, quiero que practiquéis combate personal con el madero cilíndrico llamado bó. Estaremos aquí observando. -Iba a objetar y Alexis hizo un gesto con la mano frenando mi palabra-. No, aquí tú eres capitán, ella es teniente. Si te llegas a frenar por pensar que ella es mujer harás ejercicios extra, y te aseguro que vas a terminar molido. O sea, lucha como si fuera un combate por tu vida. -La miró a Andara-: No hace falta que diga nada, lo mismo tú. Obviamente estaréis con protección en la cabeza, los brazos, en los hombros, en los codos y en las rodillas. Tendréis un chaleco acolchonado en el pecho y en la espalda. No hay excusa para que no se empleen a fondo. Comenzad ya.
Hice caso a lo que dijo Alexis. Me encontraba bien entrenado, obviamente no tenía la velocidad y la capacidad de Alexis pero interpreto que era muy muy bueno en lo que hacía y me empleé a fondo. Cuál fue mi sorpresa cuando veía que Andara me paraba todos los golpes e incluso algunos yo no podía esquivar. Estuvimos cerca de quince minutos atacándonos a fondo, tres veces me barrió con el bó y caí de espaldas. El cuello no lo tenía protegido, me apoyó su bó en la garganta y se distanció dos pasos, en posición de descanso, para que me levante. No caí en la trampa de reactivarme y atacar a ciegas, eso me lo enseñó el propio Alexis: "Quien pelea enfurecido pierde". Me mostré totalmente analítico. Así y todo, en un combate real sin ninguna protección, Andara me hubiera dado una paliza. Nos saludamos.
-Tomad asiento. Coged de ahí de la mesa una botella de agua y bebed despacio, pero todo lo que podáis. Habéis sudado bastante.
Mi mente estaba como..., ¿cómo decirlo?, contrariada con sí misma. Lo traduzco; No me sentía humillado porque me había vencido una mujer, seguramente la capitana Kirana también me hubiera vencido. Pero por otro lado pensaba "Andara me demostró que es más humana que nadie", y esa semana de "alejamiento" me hizo comprender que mis sentimientos, mis sentimientos estaban por encima de su atractivo, de la intimidad que hemos tenido. Anhelaba todo su ser, no su persona material, obviamente claro que anhelaba sus caricias, sus besos, pero anhelar su ser, su interior, su risa, su conversación va más allá de lo que jamás jamás he sentido por alguien. Pero a su vez me sentía como reprimido pensando ¿hasta qué punto esa programación de laboratorio no creó un ser invencible?
Y debido a la confianza que tenía con el capitán Alexis, porque él fue mi capitán siendo yo teniente, le dije: -Con todo respeto, mi capitán, pero da la impresión que la teniente es invencible, seguramente ni tú, mi capitán, la puedes vencer. Alexis miró a Andara. -¿Cómo te sientes, teniente? -Bien, mi capitán. -¿Un poco cansada? -No, mi capitán. -Dame unos minutos que me pongo el traje de protección, combatirás conmigo. -Pero mi capitán... -Teniente, ya lo hablamos: a fondo, a fondo.
Lo que vi a continuación fue una especie de ballet. Andara, a diferencia de lo que hizo conmigo, era como una especie de lucha de iguales, ambos paraban golpes y ambos se castigaban al mismo tiempo. Luego de quince minutos el que paró el combate fue Alexis y le dijo: -Están bien, teniente. -Podría seguir, mi capitán. -No, ten en cuenta que tú ya has luchado con el capitán Morkan y a la larga te iba a ganar por cansancio, y no es justo para ti. En ese momento me cogió un poco de ego y la miré a la capitana Kirana: -Mi capitana, ¿tú no practicas? -Me miró, no sonrió. -¿Quieres que practique conmigo? -No, mi capitana, con el capitán Alexis. -Lo miró a Alexis. Alexis se encogió de hombros: -Si tú quieres probamos. -Lo miró y no le respondió. Fue a coger un traje de protección, se lo puso, cogió un bó y le dijo: -Cuando tú quieras, capitán. -Yo pensé "Vaya, que distante, no le dijo 'Alexis'".
A diferencia de Andara, a Kirana la vi un poquito más reactiva y al estar reactiva cayó como cinco veces, donde Alexis le apoyó el bó en la garganta. Luego se separó en posición de descanso para que se levante. Obviamente, Alexis en un combate real la podía haber vencido en menos de cinco minutos. Pero también me di cuenta de que más de una vez la vi practicar a Kirana y era mejor que yo, y hoy no la vi mejor que yo, estaba bastante impulsiva y reactiva, y era lo opuesto a lo que enseñaba Alexis. Fue él el que dijo: -Está bien. La capitana Kirana dijo: -Puedo seguir. -Sí, sí, pero soy yo el que al haber combatido con la teniente Andara estoy un poco agotado. -Entre nosotros, no le creí nada, a Alexis lo veía completamente entero, simplemente no quiso seguir. Se sentaron, tomaron agua y Alexis dijo-: Bueno, a cambiarnos. A las duchas.
La capitana Kirana fue a la ducha con la teniente Andara y yo fui con Alexis. El agua estaba tibia, un jabón bactericida... A pesar de la protección de los trajes tenía en brazos y piernas algunos moratones. El capitán me dijo: -Morkan, si tienes algunos hematomas hay un producto para reparar en menos de cuarenta y ocho horas los pequeños vasos capilares, y verás que dentro de las setenta y dos horas los hematomas desaparecen. -¿Puedo, mi capitán, hablar en confianza? -Habla, Morkan. -Cerramos el grifo y nos secamos. Mientras nos vestíamos le decía: -¿Qué pasa con... con Kirana? -¿En qué sentido? -No sé, me pareció verla distante contigo, tú la llamaste por su nombre y ella te dijo 'capitán'. -No, no pasa nada, está todo bien. -¿Puedo ser indiscreto? -No, pero como tú te abusas de tu confianza lo vas a hacer igual. Habla. -Bueno, me da la oportunidad de preguntar y lo pregunto, ¿ha pasado algo entre ustedes, algo que debiera saber? -Primero y principal, si yo te dijera 'esas cosas no se preguntan', daría por sentado que pasó algo, porque es la respuesta que daría cualquier tonto; así que digo directamente no, Morkan no pasó nada, ella en este momento está saliendo con alguien. -¿Desde cuándo? -Morkan, en el boletín oficial nadie publica con quien sale o con quien deja de salir, está saliendo con el comandante Acelius. -¿Comandante Acelius? Lo ubico, lo ubico, lo ubico, estuvo en una misión hace poco enviado por Nubia en una rebelión en un mundo cerquita, a doce años luz, pero hace poco fue ascendido a comandante. -Sí. -No sabía que salía con la capitana Kirana. -¿Por qué habrías de saberlo? Esas cosas no se publican. -Bueno, entonces te pregunto, ¿y tú cómo la sabes? -Porque los he visto, los he visto tomados de la mano, riendo. -Está bien. ¿Pero por qué contigo se muestra tan antipática? -No es antipática, Kirana es para mí la mejor capitana de la flota y es una persona absolutamente seria. En todo caso yo soy más jocoso, más bromista, salvo en situaciones de combate, pero normalmente yo soy más..., ¿como diríais en familias?, más chiquilín. -Me quedé helado. -¿Tú, Alexis, chiquilín? Eres el ejemplo de la flota, has salvado a la galaxia de los Langar... -No tiene nada que ver el obrar, el actuar con el carácter y el temperamento de cada uno, soy una persona que cuando sale con compañeros o compañeras le gusta hacer bromas, divertirse, tomar una bebida con un poquito de alcohol. Apenas un poco, en ese sentido soy muy medido. Y una de las cosas que enseño a mis subordinados es cuidar la salud, el alcohol juega siempre en contra de la salud. Tomar un poquito de bebida espumante no está mal, sin pasarse de la línea. Entonces cada persona, cada ser tiene su carácter, Kirana la veo como una persona seria, pero cien por ciento responsable. -Pero ella estuvo reactiva, Alexis, con el tema de ese lacerta, y no veo que esté distante con todos. Algo pasa o algo pasó. -Morkan, ya te pones en pesado, te he dicho que no. Ella está bien con este comandante Acelius y estoy contento de que así sea, merece ser feliz. En cuanto a ti, Morkan, todavía tienes tres semanas por delante. ¿Qué piensas con respecto a Andara? -Tengo sentimientos encontrados. -No, no, te corrijo, los sentimientos nunca son encontrados, las emociones son encontradas. Explícate, vamos. -Bueno, emociones entonces. Siento que no puedo vivir sin ella. Pero hoy pensé, ¿si es tan buena como tú con el bó y es tan perfecta en un montón de cosas, no será que en el laboratorio crearon una superhumana? -A ver, vamos a hacer un poco de filosofía. Supongamos que fuera como tú dices, Morkan, ¿te sentirías menos? -No, pero... ¿por qué me señalas? -Porque 'el pero' es una objeción. 'No, pero'. O sea, te incomodaría si fuera una superhumana. Pero no, no lo es. Es una mujer que ama, una mujer que puede enamorarse, una mujer que no solamente va a ser leal en pareja sino que es leal con todas las amistades. Sabe algunas cosas mías de antes de que yo fuera capitán y es capaz, lo digo de una manera hipotética, sería capaz de matarse antes de revelar lo que yo le he contado. -Obviamente, no te voy a preguntar, Alexis, qué le has contado, ¿pero te han pasado cosas difíciles en tu vida? -¡Oh, jo, jo!, te aseguro que sí. Graves, traiciones, engaños de amistades..., incluso de una relación que tuve. -O sea, que has estado enamorado. -Sí, por supuesto. Y esto no es un secreto. Me refiero que no te comprometo a que no lo digas, no me molesta. -¿Cuántas veces has estado enamorado? -Dos veces. -¿Y quiénes fueron las afortunadas? -¡Ah, ah! No, Morkan, hasta ahí llegamos. -¿Las dos te traicionaron? -No. -Pero entonc... -Ya está, terminó la conversación. Tengo hambre, voy al camarote y en veinte minutos, media hora te espero en el salón comedor. -Está bien.
Me quedé a solas con mi pensamiento entendiendo que había encontrado a mi amor, como decían nuestros mayores que hablaban de almas gemelas. El propio Alexis me dijo "Eso es una tontería, acá se trata de ser compatibles y se trata de sentir al otro por fuera y por dentro, que es lo más difícil. Si tú, Morkan, a Andara la sientes de esa manera, ni siquiera tendrías que esperar las tres semanas que faltan para que se cumpla el mes. Pero no te muestres desesperado, muéstrate cordial, atento, no la presiones, no estés encima, y cuando termine ese plazo le dirás lo que sientes. Pero nunca, nunca, Morkan, pienses que es distinta porque directamente fue creada sin padres". -¿Se ofendería? "No de acuerdo a la manera que tú lo expresarías, porque ella no es telépata, pero puede 'saber' lo que uno piensa de acuerdo al tono que le da a la voz". -Entiendo, entiendo.
Todo eso iba pensando a solas. Alexis me había enseñado mucho, no solamente navegación, no solamente armas, no solamente combate, también cómo ser mejor persona, no reactivo, no frío como si fuera un témpano sino alguien totalmente analítico. Y lo último que me dijo Alexis, "Una persona analítica no da cabida a las emociones, pero sí da una cabida total y absoluta a los sentimientos".
Cuando nos vimos en el comedor le dije: -Me has dicho que has amado dos veces. Ahora; tú dices que es distinto un sentimiento de una emoción porque el sentimiento es amor y la emoción es ego. ¿Correcto? -Correcto. -Bien, Alexis. Pero cuando te traicionan, ¿ese sentimiento no pasa a ser emoción? -En algunos casos rencor, en otras ira. Depende de lo templado que estés, depende de lo templado que estés. -¿Y qué pasa si amas y no eres correspondido? -Bueno, yo pienso que para amar primero tienes que conocer a la persona, sino no es amor, es deslumbramiento, lo que el común denominador llama enamoramiento. El enamoramiento es un flash, deslumbra y se apaga. Si tú entiendes eso entenderás lo que es el verdadero amor. -¿Cuántas veces te han traicionado, Alexis? -Una. -¡Ajá! Entonces, entonces... -Vamos a comer. Mientras comamos no se conversa. Así que a comer. -A la orden, capitán Alexis.
Sesión 07/11/2023 Había problemas en un mundo asociado a la Federación Sargón. Hubo movimiento militar, capturaron unas ciudades y el gobierno de allí se rindió. Terminada la misión reanudaría su relación con una teniente con la que deseaba pasar todo su tiempo.
Entidad: Evidentemente la rebelión en el sistema Laxen era bastante compleja al punto tal de que el capitán Alexis me llamó a último momento convocándome también en el crucero. Normalmente un sólo capitán era suficiente.
Pero había campos de acción para tratar. Había rebelión en distintas ciudades en el planeta Laxen, el principal del sistema, y un comandante que de alguna manera su apetito de poder no lo hacía querer independizarse de Sargón. Podía hacerlo por vías pacíficas emitiendo un comunicado, pero lo que buscaba esta persona era una tiranía. Los apetitos de poder en muchos de los seres vivos en distintos mundos era imposible de manejarlos. Honestamente, no me extrañaba nada, he estudiado historias de distintos sistemas en la holobiblioteca de Sargón capital.
Ya estábamos en Laxen y el capitán Mubiro no quería saber nada con un sistema pacífico y él, de alguna manera, le llenaba la cabeza a su padre, el primer comandante de Laxen. Obviamente para dejarse manipular por su hijo, un díscolo capitán, era por dos posibilidades; porque el primer comandante era una persona débil de carácter o porque dentro suyo ya tenía ese apetito de poder y las palabras de su hijo se lo acrecentaban. Y lamentablemente descubrimos que era así.
Lo peor, me comentó Alexis, es que el planeta estaba militarizado, habían enviado varios cruceros a órbita. Si bien nuestro crucero era el mejor de nuestra flota, con triple capa energética y ultragrafeno en el medio, igual que en nuestros trajes, si bien habíamos bajado la coraza de nuestra cabeza no nos afectaba la atmósfera aun no siendo similar a la de Sargón. Sí le afectó a un alférez llamado Jonás, que lo tuvieron que trasladar teletransportándolo al crucero y de allí en un pequeño biplaza a velocidad ultralumínica lo regresaron a Sargón. El resto de nosotros estábamos en una situación muy muy conflictiva.
Conversaba con Andara, la teniente, exclusivamente de nuestra misión. Era una joven muy analítica para planificar al punto tal de que el capitán Alexis la consultaba permanentemente. Nos instalamos con equipos fuera de las ciudades y hablamos con el primer comandante y su hijo, el capitán Mubiro. -No hay ningún problema, primer ministro. Le dije fuera de intercomunicador a Alexis: -¿Por qué primer ministro?, es un autócrata, tiene delirios de grandeza. Ahora no solamente quiere independizarse al punto tal de autonombrarse primer ministro, y a su hijo, capitán, viceministro, sino que quiere someter a los millones de personas civiles cobrándoles altísimos tributos por los trabajos distintos que puedan hacer en cada ciudad.
La orden principal de la Federación Sargón era "el principio de no intervención" salvo casos extremos, como en este. Además, como aún no se había hablado de que Laxen se desvinculaba de la Federación era nuestro deber intervenir e impedir no solamente que se cobre altos tributos a los civiles sino que la rebelión militar trajo quejas de civiles, a los que no se les permitió a su vez rebelarse. Vaya paradoja. Y fusilaron a cientos.
Armamos una estrategia. El teniente Valdemar fue uno de los principales que cooperó en la estrategia, uniéndose con la teniente Andara en una misión de espionaje. Encontraron un punto flojo en una de las ciudades, la cual estaba fuertemente armada, pero que tenía pocos militares. Copamos la ciudad, nos apoderamos de la misma, respetando por supuesto la vida de los militares de Laxen, y tomamos las armas en nuestro poder.
El teniente Valdemar y la teniente Andara consultaron al capitán Alexis, quien les dio la venia para que busquen otros puntos flojos en otras ciudades. Lo mismo hice yo. Ellos dos encontraron, los tenientes, cinco ciudades con puntos vulnerables. De mi parte acompañado de otros tenientes encontré tres ciudades más con puntos vulnerables y las fuimos atacando, evitando las posibles muertes. Que las hubo de parte de los militares de Laxen. Fue un enorme triunfo porque finalmente teníamos cerca de treinta ciudades en nuestro poder y lo primero que hicimos fue blindarlas con capas energéticas antimisiles.
Hablamos con el capitán, ahora viceministro, y el comandante, primer ministro, diciéndoles que se rindan porque prácticamente su milicia viendo que estaban perdiendo el poder ya no estaban rebelándose contra la Federación sino contra ellos. El padre de Mubiro, el primer ministro, dijo: -Al capitán que se rinda a la Federación será ajusticiado y pasado por las armas.
En otro momento se hubieran atemorizado y se hubieran sometido al autócrata, pero viendo que prácticamente teníamos tantas ciudades, incluso los militares a los que evitamos matar, se dieron cuenta de que estando de nuestra parte estarían mucho más seguros que seguir encaprichados en apoyar a dos personas dementes por apetito de poder. Finalmente no se rindieron, se encerraron en su palacio y lo blindaron. La mayoría de los militares que los apoyaban se fueron antes de que el palacio fuera blindado y se pusieron de nuestra parte.
El capitán Alexis me felicitó, me dijo: -Morkan, el hecho de que hayas podido, con tus tenientes, encontrar tantas ciudades vulnerables y poder filtrarte para luego apoderarnos de las mismas, va a quedar a favor en tu foja de servicios. Le digo: -Alexis, eso es lo de menos, lo importante es que eliminamos la menor cantidad de vidas posibles. Eso es lo valioso. -Y agregué-: Reconozco que la teniente Andara y el teniente Valdemar, por su parte tienen más mérito que yo porque se han infiltrado en más ciudades. -Es muy simple, Morkan. Bajo mi mando, todos, todos hasta el alférez más novato somos un equipo. Ahora, lo que aprecio de ti, Morkan, de la teniente Andara y del teniente Valdemar es la iniciativa. Si bien me consultaron la iniciativa es vuestra. -¿Qué hacemos entonces con ellos? Tenemos bombas protónicas de muy alto poder, el palacio tiene una sola capa energética, la va a traspasar. -No, no, Morkan -me dijo Alexis-, esperemos, esperemos.
Finalmente bajaron su capa energética y se rindieron. Ordenó el capitán Alexis que le pongan lazos energéticos y sean trasladados a nuestro crucero, serían juzgados por delitos de lesa humanidad, habiendo matado a cientos y cientos de civiles que se rebelaron.
-¿Qué harás con los capitanes que ejecutaron las órdenes? -Serán llevados a juicios en Sargón capital y cada uno dará su testimonio. Y el testimonio de los demás, porque uno puede mentir en su testimonio, pero cada uno testimoniará por separado. En este momento cuento a trescientos doce capitanes. Morkan, tú cogerás, junto con la teniente Andara y el teniente Valdemar, el mayor crucero de Laxen, y con los capitanes hipotéticamente rebeldes nos seguiréis a Sargón. Obviamente no habrá perdón, eso lo va a decidir por supuesto la primer ministro Nubia, pero seguro que no va a haber perdón ni para Mubiro ni para su padre. Con respecto a los trescientos doce capitanes se verá situación por situación. En la milicia existe algo llamado "obediencia debida", pero no es una excusa cebarse con los civiles diciendo, "Bueno, a mí me lo ordenó el comandante, yo soy inocente". Por ultraholovisor miles de civiles prestarán su testimonio sobre los capitanes, los que verdaderamente pudieron evitar matar más vidas de lo que su consciencia le decía, seguramente su pena será muy leve. Los que se cebaron como carnívoros con la sangre de su víctima mamífera, esos tendrán una fuerte condena.
Finalmente volvimos a Sargón. De los trescientos doce capitanes solamente quince fueron perdonados, fueron los que evitaron masacrar civiles. Treinta con condena muy leve. El resto por más que se hayan acogido a la obediencia debida fueron severamente condenados. En cuanto a quien fuera el capitán Mubiro y su padre, el comandante Tinaz, fueron condenados a muerte. Al fin y al cabo fue la pena más leve, porque la muerte con arma desintegradora es instantánea al punto tal de que el cerebro, la mente de la persona que es desintegrada no alcanza a percibir su propia muerte, por lo cual la pena más grande era los que quedaban en prisión de por vida. Muchos de ellos imploraron morir a tal punto.
El capitán Alexis nos reunió a toda la tripulación y nos dijo: -Sé que muchos les da pena, pero siempre digo -y a la primera que se lo comenté es a la comandante, luego primera ministro Nubia-, a veces no cabe ser bueno, a veces cabe ser justo. Es mi manera de proceder. Pensad cada uno de vosotros capitanes, tenientes, alféreces, los cientos y cientos de familias destruidas por esos militares que mataron a esos civiles que lo único que querían era no pagar tanto tributo. No les importó. Quiero que todos entiendan, esta grabación en visor va a quedar en la holobiblioteca de Sargón para las distintas generaciones. Todo ser vivo debe ser justo además de bueno, porque la bondad tiene una debilidad: que es permisiva. Y si somos permisivos con el mal, somos cómplices del mismo. -Me sentía orgulloso de ser amigo del capitán Alexis, de su manera de pensar.
Nos tomamos unos días de franco. Me llamó por holovisor la teniente Andara: -¿Cómo estás? -Contento y orgulloso de ti y del teniente Valdemar, por la enorme contribución en la misión a Laxen. -No te llamaba por eso, si estás dispuesto a reanudar nuestra relación. -Me sorprendes, porque no se ha cumplido el plazo. -Es cierto, pero mi amor es más fuerte. Eso no significa que no tenga dignidad. ¿Qué has pensado tú, Morkan, en este tiempo? Me sinceré: -He pensado que eres parte de mi vida y sería una inmensa felicidad que podamos estar juntos por el resto de nuestras vidas. -Espérame, directamente me teletransporto.
Se teletransportó y lo primero que hizo fue envolverme en sus brazos y besarme. En ese momento me olvidé de la misión, de las condenas, de Laxen, de todo, al fin y al cabo teníamos dos días de franco para nosotros, para nuestro amor, para el futuro.
Sesión 05/12/2023 La entidad relata que se casó y más tarde fue a visitar a su amigo, el legendario capitán de la flota de la Federación de Sargón, Alexis, que había decidido cambiar de actividad dejando el servicio. El anhelado encuentro dio para largas conversaciones entre ellos acerca de temas como el amor personal e impersonal que se puede llegar a sentir.
Entidad: Ante todo intencioné que el thetán de quien fuera Andara, en Sargón, se contactara con este receptáculo para facilitarle algunos datos. Lo hizo directamente conmigo explicándome que hace muchísimos siglos que ha encarnado, desde Gaela en adelante, pero que las ocasiones fueron contadas. Que su nombre conceptual es Isa-El y su plano es 5 subnivel 1. Fue todo lo que conceptuó. Ahora pasaré a compartir una vivencia con mi 10% encarnado, desde su rol anterior, Morkan.
Había pasado un año, nuestra expectativa de vida por adelantos científicos era bastante mayor a la que siglos atrás, pero de todas maneras un año seguía siendo un año. Mucho cuando vives en una eterna rutina, poco cuando disfrutas cada momento. Y eso me sucedía a mí. Con muy poco tiempo de diferencia la primer ministro Nubia se casó con Fidis y al poco tiempo contraje enlace con Andara, siendo la persona más feliz. Una felicidad que no esperaba, por lo tanto soy un agradecido a Dios por haberme puesto a Andara en mi camino, y feliz también por Fidis y Nubia.
Recuerdo que el capitán Alexis vino a ambos casamientos. Habló con Nubia, habló con Fidis y luego habló conmigo diciendo: -Dejo la flota. -No bromees -le respondí. -No bromeo. -¿Es definitivo? -No lo sé. La querida primer ministro le dijo: -Puedes volver cuando quieras, tu puesto estará siempre guardado. Y no eres comandante porque tú no los has querido. Pero Alexis, eres un ejemplo de vida, ejemplo como lealtad, ejemplo como valentía, pero a su vez como cordura, como coherencia. Sé que has encontrado un lugar, al que ni tú sabías que pertenecías, con los áunes. Esperamos visitarte. -Será una alegría, además de un honor.
Pasó un año, Andara estaba embarazada. Me dijo: -Morkan, sé que lo extrañas, ve a visitarlo una semana, nos podremos comunicar perfectamente por visor ultralumínico, aquí estoy bien. Andara se había hecho muy amiga de la primer ministro Nubia.
Y marché al sistema de los áunes a visitar a Alexis, el civil. Me esperaba en el espacio-puerto, nos dimos un abrazo. -Capitán Morkan, un honor recibirte. -¡Je, je, je!, déjate de tonterías, Alexis, ven y dame un abrazo. -Éramos muy amigos, había aprendido tanto tanto tanto de Alexis, tanto tanto... ¿Eres feliz aquí? Me siento muy bien, estoy en casa, disfruto de la vida, huelo como si el aire estuviera perfumado. -¡Ja, ja!, eso me pasó a mí, Morkan, nada funciona con combustible, nada, el aire no está contaminado. Y habrás visto que nuestro mundo tiene una capa protectora energética que sabiendo la conformación de la nave de antemano, puede pasar perfectamente, no es que haya compuertas que se abran ni nada porque no es una cúpula, es un campo energético, pero un campo energético tan... tan fuerte que puede soportar el impacto de uno de los más grandes asteroides. -Me asombró. -Vaya, ¿algo que supera al ultragrafeno? -¡Je! Cien veces más resistente que el ultragrafeno. -¡Vaya! -Te mostraré mi casa.
Me presentó a Luber. -Señor... Luber me dijo: -Nada de señor, trátame de tú, como lo haría cualquier amigo de Alexis.
Luber era una persona de unos sesenta años aproximadamente, atlético, canoso, con una esposa que se mantenía con una belleza natural, ambos simpáticos, empáticos, asertivos en su manera de hablar. Cenamos los cuatro. Y Luber dijo: -Mañana acompañarás a la campiña a Alexis y allí podréis conversar de lo que deseéis. ¿Cuánto tiempo te quedarás, Morkan? -Una semana, señor. -Nada de señor: "Luber". -¡Je, je!, una semana, apreciado Luber.
Al día siguiente fuimos en un carro que flotaba a un metro de la tierra-. ¿No habéis asfaltado por aquí? -No, no, son caminos de tierra, y a los costados árboles, plantas, frutos... Esto es el paraíso. Y si ves los arroyos, la fauna, la flora y los océanos llenos de vida, en la parte tropical los corales... -¿Has buceado? -No, directamente he nadado a profundidades acostumbrándome. Obviamente hay zonas peligrosas donde hay animales marinos que todavía atacan a otros animales más pequeños, pero bueno, es el instinto. Pero cuéntame de ti Morkan, ¿cómo estás? -No sabría decirte. -¿Tienes problemas? -No, no, Alexis, si digo que no sabría explicar mi estado emocional es porque soy inmensamente feliz, pero como este estado no se puede medir no podría decir si es mucho o es poco: es. ¿Cómo te podría definir, Alexis, el amor?, ¿tú lo puedes definir? -Alexis me miró. -Amo las plantas, los animales del bosque..., a veces me siento a leer en una holotablet y se me acercan pequeños mamíferos, me olfatean, algunos se me trepan a las rodillas, otros en el hombro. Pero no me molestan, para nada. Algunos saltan de mi hombro a la holotablet que tengo en mis manos, y no se dan cuenta que es una holografía, pasan de largo y caen al piso, ¡je, je, je! No me burlo de ellos, jamás lo haría, simplemente me causa gracia. Lo miré: -Hablábamos del amor. -Y te respondí, Morkan. Esos animales que me rodean, las plantas que me acarician... Nunca corto una flor, la flor tiene que estar viva, y si muere que muera porque es su momento, pero jamás voy a arrancarla de su naturaleza, jamás. Sí frutos, porque son para comer, como todo tipo de verduras, de hortalizas, de frutos. Me siento más sano que nunca. -¿Entrenas? -Permanentemente. Me siento mucho mejor en el aspecto psicofísico que cuando estaba en Sargón. -Voy a hablar yo -exclamé-: el amor me hace feliz. -¿Sabes qué pasa? Tú, yo, como todos los seres mortales, entendemos que el amor nos hace feliz cuando es recíproco. -Pues sí -asentí-, es un amor que te envuelve, es un amor que te marea más que el licor más fino, el amor que te impregna de una fragancia como el extracto de perfume más delicado. Alexis me comentó: -En realidad sí, cuando es correspondido. -Explícate -le pedí. -Sencillo: es el amor personal, no es el otro amor. -¿Cuál? -El amor impersonal, el amor que tengo por estos animalitos del bosque. Si el día de mañana no se suben más a mis rodillas ni a mis hombros o los mamíferos más grandes que me lamen el rostro, no me voy a poner triste si dejan de hacerlo o porque fueron a otro bosque, eso es amor impersonal. Se brindan y me brindo, pero si dejan de brindarse yo voy a seguir siendo feliz. -¿Pero eso es amor? -Sí, impersonal. -¿Eso es lo que siento por Andara? -No, no, Morkan, no, lo que sientes por Andara, lo que yo he sentido en dos ocasiones, es amor personal. Uno me traicionó pero no sufrí porque me considero coherente y con sentido común. Al contrario, le agradecía a Dios. ¡Qué suerte, tenía una máscara, se la sacó y supe quien era! -¿No has sufrido? -No por mí sino por ella. Pobre, va a ser infeliz porque no sabe qué es el amor. -¿Eso no es vanidad, Alexis?, ¿no pudo haber encontrado a alguien mejor para su gusto? ¿Por qué piensas que va a ser infeliz? -No te adelantes, no te apresures. No, no soy vanidoso. A través de terceras personas supe de la vida de esa persona, eligió personas deshonestas, egoístas que la hicieron sufrir mal, y que cien veces habrá pensado "¿Qué hice?" -¿Y si se arrepintiera la hubieras recibido de vuelta? -No, no. -¿Por dignidad? -No no no, no por dignidad; también por dignidad, pero no es por dignidad es porque cuando te enteras cómo es la persona de verdad, no lo que finge ser, ya dejas de sentir lo que sentías. Es como ese mamífero que parece bueno y te muestra los dientes, no hace falta que luches y lo venzas y lo mates; te alejas porque está en su naturaleza mostrar los dientes porque es un animal salvaje. Y tanto en varones como en mujeres, ya sean humanos, cánidos, félidos, reptiloides y otros, está en su naturaleza ser buenos, leales, fieles o deshonestos, traidores, egoístas. El hecho de ser nosotros unidades biológicas hace que seamos de mil maneras distintas, pero cuando tú ya sabes quién es la otra persona no hay vuelta atrás. No por dignidad, por sentido común. ¿De qué sirve? Alguna vez dije a una persona que me movió mi interior, que me sacudió: "Lo que no te suma, te resta", y como vi que no era correspondido en ese momento me alejé. -¿Eso no es orgullo, Alexis? -No, no es orgullo, es sentido común. -¿Por qué? -Porque si la persona no siente lo mismo y tú machacas y machacas y machacas... -Traduce eso, porque no lo entiendo. -Claro. Es como si tú quieres incrustar un clavo en una roca y coges un martillo y le das, le das, le das, pero la roca es durísima y golpearás mil veces, se doblará el clavo, se quebrará o el borde del martillo tendrá muescas y no servirá. Entonces insistir, insistir, insistir... Bueno, eso es todo lo contrario de lo que yo pienso de la dignidad. Al contrario, me resultan chocantes las personas varones, mujeres, humanos, reptiloides, cánidos, félidos que no son correspondidos e imploran amor. El amor no se implora, el amor se vive. ¿Te imaginas a un pequeño roedor de orejas largas que tiene el coraje de treparse a mi hombro y olfatear con su nariz mi nariz? ¿Sabes cómo lo disfruto eso? Ahora; si ese mismo roedor o ese mismo animal vegetariano se aleja indiferente es porque eligió esconderse en una madriguera, formar una familia... Qué voy a extrañar, ¿que me olfatee? Sí. ¿Qué me haga cosquillas con sus bigotitos? Sí. ¿Qué se deje acariciar ese cuerpo lanudo? Sí. Pero está. -Me daría la impresión como que te evades. -No, no, Morkan, no me evado. El amor personal, aquí, siendo de carne y hueso, es más fuerte que el amor impersonal, porque el amor impersonal, como dije al comienzo, si esos mamíferos se alejan y no se trepan más o no tratan más de saltar encima de la holotablet y no se dan cuenta de que es una holografía donde no se pueden sujetar, los extrañaré pero no sufriré porque los amo impersonalmente. En cambio, cuando amas a alguien personalmente y se aleja te parte tu alma en dos y tienes que tener un temple diez veces más potente que el acero, como el ultragrafeno, para que tu alma no se rompa en mil pedazos. -Defíneme, por favor, el amor del encandilamiento. -Lo hago, Morkan, lo hago. En muchos casos el encandilamiento es un flash fortísimo de amor personal, como si fuera un relámpago y es más fuerte que el amor personal mismo, pero es fugaz porque no conoces a la persona. -¿Pero puedes conocerla sin tratarla? Alexis, ¿puedes conocerla sin tratarla? -La mayoría, no. -No entiendo. -Bueno, lo digo al revés: yo sí. -Te equivocas. -¿Por qué? -me dijo Alexis. -Porque si es como tú dices, que puedes conocer a la gente sin tratarla, ¿cómo fallaste entonces en tu pareja? -Era joven, era inexperto. Eso fue quizá lo que me hizo crecer. Por eso soy un agradecido, siempre voy a ser un agradecido. -Es una incoherencia, ¿agradecido ante la desgracia? -¡Ah! Por supuesto, Morkan, del mal se aprende más que del bien. -No lo capto. -¡Ah! Te vas a quedar una semana, tendremos una semana para que lo captes. Siempre se aprende más del mal: a cómo no ser, qué es lo que no hay que hacer, cómo no hay que comportarse. Mis mejores maestros fueron los más equivocados. ¿Te acuerdas de Valdemar, de Alserván? -Por supuesto. -Bueno, tenían un instructor que era una mala persona, un mal ser, un alma torcida, y estoy convencido de que han aprendido mucho de él, a cómo no ser. Así de sencilla es la cosa. Y puedo decir mucho más. -Entonces, ¿el amor qué es, un espejismo? -No, el amor es tangible: Una caricia es tangible, es amor. Un abrazo es tangible, es amor. Personal. Que es más fuerte que el amor impersonal. Y al ser más fuerte tiene una doble cara porque si ese amor personal viniera fallado de alguna de las dos partes, el sufrimiento sería terrorífico. -Me asustas. -Quédate tranquilo. Yo sé que Andara te ama tanto o más de lo que tú la amas a ella. A veces tenemos conversaciones. -¡A espaldas mías! -¡Ah! Sí, por supuesto, muchas veces. -¿Y de qué habláis? -¡Ja, ja, ja! -Alexis rió-: De ti. De ti, tonto. Permanentemente me habla de ti. -Lo miré y le di un abrazo. -Quién iba a decir que seríamos tan amigos. Me acuerdo cuando nos conocimos, me pareciste un instructor bravo. -Lo sigo siendo y mucho, ¡je, je, je! Qué suerte para la flota que no regreso. -¿Pero volverás? -Sí, seguramente, seguramente. -¿Extrañas? -Amo Sargón, amo Ferro por supuesto. Aparte he dejado muchísimos amigos y amigas de todas las razas. Claro que voy a volver. Aparte es coger una nave dejar el ordenador ultralumínico en piloto automático y descansas hasta llegar al lugar. Bueno, por hoy terminó el paseo, mañana seguiremos. -¿Hablando de lo mismo? -No, te voy a contar las cosas de este mundo, las maravillas que hay. -Está bien. He aprendido bastante del amor. -¡Oh! Igual te digo una cosa, Morkan, el amor no se aprende. -¡Ah! Explícate, por Dios. -El amor no se aprende, Morkan, el amor se vive.
Sesión 28/12/2023 Con su esposa, teniente, estaban pendientes de nuevos ataques de la raza fungo. Pero mientras tocaron unos temas entre ellos, en privado. En un momento dado la conversación aumentó de complejidad hasta el punto de no saber si eran el uno para el otro. La conversación quedó cortada por una alarma de peligro inminente.
Entidad: Estábamos todos reunidos en el tercer planeta del sistema Prima, el planeta principal, preocupados por los ataques permanentes de los fungo. Estábamos en comunicación permanente con la primer ministro Nubia. -Honestamente -le comentaba al capitán Alexis-, no quisiera estar en lugar de ella porque no sabría qué decisión tomar, no sabría qué hacer.
Hicimos un breve descanso y fuimos con Andara a nuestra habitación privada. Andara me dijo: -Morkan, te escuché afuera y permíteme contradecirte, si lo puedo decir de esa manera. -Mi amor -le digo- por supuesto que puedes contradecirme en lo que quieras, ¿pero cometí algún error, dije algo malo? -No, mi vida -me dijo Andara-, no se trata de eso, se trata de cuando le dijiste al capitán Alexis "No quisiera estar en lugar de la primer ministro porque no sabría qué hacer". -La miré cariñosamente y le dije: -¿Tú tienes una idea de cómo afrontar esta situación? -En realidad sí, querido Morkan, tengo muchas ideas -me dijo mi esposa-, el problema es que cuando tenemos muchas ideas tenemos que evaluar cuál es la mejor si hay una mejor, pero yo no le voy a decir a un igual o a un superior "no sé qué hacer". Yo interpreto que la primer ministro Nubia va a saber qué hacer o bien los fungo van a hacer alguna movida que la van a forzar a tomar una decisión. Ella lo ha comentado con la capitana Kirana, con el capitán Alexis y con el estimado señor Luber, que prácticamente es una especie de consejero de las altas autoridades de Prima. Y el tema es el siguiente: ellos tienen, los fungo, muchos mundos esclavizados, entonces tanto Prima como Sargón, ¿qué pueden hacer, qué podemos hacer nosotros? Supongamos que tuviéramos que liberar a todos los mundos, ¿cuántas víctimas habría?, víctimas inocentes. Lo otro sería acabar con los fungo respondiendo a sus ataques, pero no podemos destruir un mundo por el hecho de que hayan atacado algunos cruceros. En este momento la primer ministro decidió llevar naves que estén cerca vigilando a todos los mundos originales fungo. -La miré y le dije: -Pero piensas igual que yo, mi conclusión es exactamente esa. -Lo que pasa, querido Morkan, es que por momentos es como que..., eres un buen capitán, no lo digo porque eres mi esposo ni porque te ame, lo observo, te veo, tomas decisiones, incluso sé de tus batallas, has logrado éxitos que otros de rango anterior al tuyo no lo han hecho, pero en lo personal, Morkan, no..., es como que al casarte conmigo te has quedado en un sitio de confort y es como que eres más conformista con tu vida. -La miré y le dije: -Pero yo me siento cómodo contigo, me interesa estar al mando en una nave o en un crucero grande, no..., no aspiro a ser un comandante y que me quede en un cuartel o en una oficina, me siento joven. -Eso lo entiendo y está correcta tu respuesta. Pero todo evoluciona y aunque nos guste pilotear me considero una persona que no me gustan las batallas, y no por cobardía. -¿No tienes miedo a la muerte? -le pregunté. -No quisiera morir en batalla, si no tuviera miedo sería una inconsciente o una psicótica. Lo hablamos muchas veces que valiente no es el que no tiene miedo, es el que lo tiene y lo confronta. Pero mi conclusión es que no me interesa batallar, detesto la violencia, detesto quitar vidas. Entiendo este caso, el de los fungo es algo especial, pero dejemos a un lado ahora los fungo, yo seguiré un tiempo como teniente porque estoy bien con este grado y de paso puedo acompañarte en misiones, si me ascendieran a capitana no podría estar contigo. -¿Por qué no? -le dije-, ¿cuántas misiones han hecho en forma conjunta la capitana Kirana y el capitán Alexis? -Mi amor, son casos aislados. Yo me siento conforme, pero quisiera que el día de mañana cuando me asciendan a capitana, me sentiría orgullosa de ti de que ascendieran a comandante. -La miré. -¿En este momento no te sientes orgullosa de mí? -Me siento orgullosa, te admiro y te amo, por supuesto que sí, no eres una persona a la que le falte valor, para nada, tampoco titubeas cuando tienes que tomar una decisión importante como lo han hecho también la capitana Kirana y el capitán Alexis con los lacerta. Pero no me refiero a eso, me refiero a nosotros, a nuestra vida personal, entiendo que en algún momento esto de los fungo va a terminar, el sistema Prima tiene el ultracarbino imposible de traspasar, la defensa más sólida que nosotros por lo menos conocemos en Sargón, para mí fue una sorpresa, pensé que no había nada más fuerte que el ultragrafeno en resistencia, en dureza, en todo, la forma de poder manipularlo. Entonces no tengo duda que vamos a vencerlos. ¿Y después qué, nos estableceremos en Sargón, una buena propiedad estando cerca por supuesto del centro de mando?... ¿Pero qué más haremos?, yo amo lo que hago, Morkan. -Yo también -le respondí. -A ver, ¿qué es lo que amas? -Lo que hice hasta ahora, frenar rebeliones, evitar pequeñas rencillas entre mundos. No todas son batallas grandes, he conseguido pequeños triunfos que suman y suman y suman. ¿Tú no amas eso? -No. Obviamente, si hay problemas entre mundos la idea es primero averiguar por qué y después tratar de solucionarlos sin violencia. Pero no, no es lo que más amo, lo que más amo es explorar, conocer otros mundos, otras especies, otras razas, sus costumbres, su manera de vivir. Ten en cuenta, Morkan, que hay miles y miles de mundos que ni siquiera han salido al espacio, pero tampoco podemos presentarnos como si nada. Generalmente, lo he leído por los tratados de historia, los pocos mundos donde Sargón intentó conectarse y que no conocían los viajes espaciales, se aterrorizaron, pensaban en invasión, en naves desconocidas, etcétera, etcétera. Entonces cuando hablo de estudiar mundos es estar en órbita, poner la nave con capa de invisibilidad aún para radares, obviamente para telescopios ópticos o infrarrojos, y con nuestros ultratelescopios estudiar costumbres, etcétera. Y si la raza es similar a la nuestra teletransportarnos a la superficie y poner un pequeño microchip detrás de nuestras orejas para entender instantáneamente el idioma y nosotros podemos hablar en nuestro idioma y ese pequeñísimo ordenador de un diámetro de dos milímetros puede hacer que nuestra voz a ellos les suene en su propia lengua. Qué mejor manera que tratar a habitantes de mundos que no conocen el espacio como si fuéramos unos de ellos, poniéndonos obviamente la ropa adecuada y obviamente con los holoordenadores comprobar que la atmósfera sea totalmente respirable para nosotros, y llevar las vacunas correspondientes por si hubiera virus o bacterias a las cuales nuestro cuerpo fuera vulnerable a ellas. Bien, eso amo. Y en nuestras conversaciones nocturnas, luego de las caricias a veces nos quedamos conversando y no siento en ti, Morkan, ese anhelo, es como que hubieras llegado a una cima y dices "Bueno, nos quedamos aquí, miramos holovisión o planificamos qué haremos al día siguiente". A eso yo le llamo lugar de confort, Morkan.
La miré, me sentía un poco apesadumbrado y también un poco molesto, como que me estuviera censurando. Obviamente era mí apreciación porque ella sonreía cariñosamente y me acariciaba la cabeza, no estaba para nada antagonizando, mi ego me hacía sentir como que Andara antagonizaba. Le dije: -Yo no siento que vivir en Sargón tranquilos fuera un lugar de confort. -Me respondió inmediatamente. -Has dicho tranquilos. Yo no quiero estar tranquila, es como que tengo escozor en todo el cuerpo, obviamente a nivel mental, de ganas de hacer, de descubrir, de entender el universo, por eso hablo de conocer otras especies, sus costumbres. De lo contrario, ¿quiénes seríamos, por qué nacimos? Bueno, yo considero también que nací. -asentí con la cabeza. -Lo hablamos muchas veces, mi amor -le dije-, tú conoces mi postura, yo no puedo vivir sin ti, te amo, doy mi vida por ti, pero no tenemos porque pensar igual. Alguna vez lo hablé con el capitán Alexis, Andara, sobre las relaciones de pareja y me dijo: "No tienen porqué pensar igual en todo, pero sí pueden ser amplios de criterio". -¿En qué sentido, Morkan? -Claro, así fue lo que yo le pregunté, en qué sentido.
Y me respondió: -A tu pareja le puede gustar el espacio, tú puedes estar diez horas ocupado con tu holoordenador y sin embargo no perder el diálogo, pero tampoco acaparar al otro y blindarlo en las costumbres de uno. -Le dije a Alexis: -Explícate mejor. -Claro. A ti en realidad te gusta los holoordenadores y también te gusta las artes de lucha con el bó y otras artes de guerra. Le respondí, por ti, ¿eh?, le respondí: -Ahí no habría problemas porque a Andara también ama la lucha, obviamente sin lastimarnos. Y Alexis me dijo: -Pero a Andara no le agrada todo el día lo mismo, no es que la conozca como la conoces tú, pero sí he hablado con la capitana Kirana y me describió como ella la visualiza a Andara.
-¿Y cómo me visualiza, Morkan? -me preguntó mi esposa. -Te visualiza como una persona inquieta que no se queda en un lugar estancada. -Está bien -me dijo Andara-, pero inquieta no significa que sea una inconformista, para nada. Doy gracias por lo que tengo, pero quiero más, quiero más; me encantan las artes de lucha con espada, con bó, pero también me gusta la exploración, confeccionar en los holoordenadores de las naves nuevo mapas galácticos de zonas aún no exploradas de otros brazos galácticos. No es solamente conocer especies. La miré y le dije: -Pero así no tendríamos vida. -No entiendo. -Claro, Andara, supón que yo no quiero separarme de ti. Tú de repente te vas a un viaje de exploración por medio año, ¿y voy a estar medio año lejos de ti? Y si te acompaño, ¿me gustará lo que a ti te gusta? -¿Te aburrirías? -me preguntó mi esposa. -No no no, no me aburriría conocer razas, trazar mapas galácticos, no, no me aburriría, pero quiero establecerme, lo opuesto a lo que piensas tú. -Me miró sonriendo, pero por dentro tenía como una mueca dolorosa, ella. Y me dijo: -¿Te das cuenta que estamos ante una guerra inminente con una raza depredadora, esclavista y fue el detonante para que toquemos este tema? -No entiendo. -Mi amor, yo también te amo, pero supón, Morkan, que cuando nos conocimos y empezamos a profundizar en nuestra relación, antes de casarnos hubiéramos tocado este tema, ¿nos hubiéramos casado? -Mira, no lo sé. -¿Ves? -No entiendo, no entiendo el "¿ves?". Explícamelo, por favor -le pedí. -Claro. Al decir no sé qué decisión hubiéramos tomado, si tú hubieras sabido mi anhelo de conocer y si yo hubiera sabido tu anhelo de establecerte como un granjero de hace un milenio, capaz no hubiéramos profundizado más de lo que profundizamos. -Bueno, pero vuelvo a las palabras del capitán Alexis -argumenté-, no hace falta ser iguales en gustos. A ti te gusta de repente algo, yo te acompaño aunque no me guste. Y de repente a ti no te gusta algo que a mí sí y me acompañas porque disfrutas de lo que a mí me gusta. -Claro. Pero entendiste mal a Alexis. -¿Perdón? -Mi amor, lo entendiste mal. Alexis se refería al día a día. De repente yo quiero ver un museo histórico de cómo era Sargón hace mil años y a ti eso te aburre pero me acompañas porque estás conmigo. O de repente tú vas a un torneo como espectador de lucha y a mí no es que ya me llame tanto la atención como antes y puedo ir contigo porque disfruto, después podemos comer algo... Eso es el día a día, a eso se refería Alexis. Pero si yo falto seis meses en viaje de exploración, ¿qué harías, vendrías conmigo o sufrirías por no establecerte en un lugar?
Honestamente, no sabía qué contestarle. Y me sentía mal, y de repente pensaba "¿Por qué las cosas no las hablamos antes?". En ese momento sonó una alarma de fase roja. Fase roja era algo gravísimo. Cortamos inmediatamente nuestra conversación y marchamos al centro de mandos corriendo. Fase roja, algo gravísimo había pasado.
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