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Psicoauditación - Sourav |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión del 24/01/2025 Vaquia, Stein Ritcher Sesión del 04/02/2025 Gaela, Kiran Sesión del 11/02/2025 Sargón, Kamal Sesión del 25/02/2025 Gaela, Kiran
Sesión 24/01/2025 Se les presentó alguien que parecía vigilar a los seres diferentes que había en el entorno, como que ejercía una autoridad sobre ellos. Su compañero de la universidad estaba preocupado por su presencia. Vio cómo hacía desaparecer a uno.
Entidad: Siempre me gustaron las ciencias informáticas, pero tenía, a ver cómo explicarlo, tenía cierta curiosidad por la genética. Y tenía largas charlas con el profesor Sigmun. Le pregunté: -Con todo respeto, profesor, la genética no permite, por lo menos que yo sepa, que una persona pueda cambiar de formas. Me comentó: -Hay un continente más al sur donde se comenta que hay cambiaformas, pero no como las historias que escuchamos del parque de las Sombras, personas que se transforman en licántropos, en vampiros, no no, estoy hablando de que cambian de forma con otro rostro, con otra identidad, metamorfos se podría decir. -De corazón, profesor Sigmun, ¿usted cree en eso? -Mira, Stein, no creo ni dejo de creer. -Está bien.
Al mediodía almorzamos con Edwing Woolf y por la tarde cuando salimos nos topamos con un joven, un joven con aire de misterio, pero a su vez amigo de todos, una persona accesible. Sabíamos que era de mucha fortuna, muchísima fortuna, que tenía una novia bellísima que era hija de una señora muy potentada también, pero de ella se sabía muy poco. Él se llamaba Dominique y todos lo respetaban, por alguna razón siempre llevaba guantes livianos, muy livianos, una especie de imitación cuero, pero muy muy livianos. Una vez le pregunté: -¿Dominique por qué usas guantes? -Por... por costumbre.
Miré sus ojos pero no se le podía detectar una mentira, sin embargo, ¿usarlos por costumbre aún en verano, aún con calor? No me cerraba la ecuación. Recuerdo que estábamos en la cafetería tomando algo a la salida de la facultad y se acercó: -Permiso. -Se sentó con nosotros. Lo miró a Edwing: -¿Qué buscas? -No entiendo, Dominique... -¿Qué buscas de Stein Ritcher? -Somos amigos. -¿Él sabe lo que eres? -Sí. Me miró a mí: -¿Y tú no tienes miedo? -Para nada. Al contrario, me salvó la vida. -Explícate. -No lo creerías. -No sabes lo que yo creo o no. Coméntamelo. -Bueno. Fuimos a dar un paseo por el Bosque de las Sombras y había un hombre de aspecto cadavérico, nos dimos cuenta que era un vampiro y nos quería atacar y en ese momento Edwing... -Continúa. -No, no, no me lo vas a creer. -Continúa. -Se transformó en un hombre lobo. -Y le dijo: "Tienes dos posibilidades: intentar atacarnos y que yo te despedace o irte". La cuestión es que me salvó la vida. Dominique me miró serio y luego lo miró a Edwing: -¿Eres de alguna tribu? -No, Dominique. -¿Atacas gente? -No. -¿Cómo me lo aseguras? -Te doy mi palabra. -Te tendré vigilado. Sé que te gustan dos jóvenes, dos chicas de la 'facu', y sé que son chicas normales. -Sabes que no les voy a hacer nada, Dominique. -No pasa por ahí. Supón que tienes intimidad con alguna y en el momento de excitación sin querer la muerdes. ¿Sabes lo que le pasaría? Tendría sangre tuya y se podría transformar. -Lo entiendo. -No, no lo entiendes. Sé que hay jóvenes en la facultad que tienen rasgos licántropos también, si el día de mañana formas pareja, forma con alguna de ellas, con las amigas de mi novia no. Sé que cortejas a una. Pero te estaré vigilando. -Le puso la mano en el hombro y mi amigo Edwing, el licántropo, tembló-. No te asustes tengo guantes, pero cuidado con tu ego. -¿Por qué me dices eso, Dominique? -Claro. A propósito, llevaste a Stein al bosque, sabías que podía venir alguna alimaña y te querías mostrar adelante de él para que tu amigo te deba la vida y te respete. Pero hay otra manera de respetar, no trates de apabullar a tus amigos contando tus secretos. Eres buena persona, no es al primero que se lo digo. Antes de entrar a la facultad había un estudiante que era vampiro y salía con una joven, le pedí que la deje. Hablé yo: -¿Pero qué, se alimentaba de ella? -No, no, Stein, había un proveedor que sabía del tema y le conseguía sangre, obviamente él le pagaba, pero le dije que corte con esa niña, que no le dé esperanzas. Ella no sabía lo que era él. -Pero debe haber sufrido al cortar con ella... -Los dos sufrieron. Pero lo mismo que le dije a tu amigo Edwing, este joven consiguió una 'amigovia', amiga novia, de su condición, pero le dije que los tendría vigilados. -¿En qué sentido? -Que ambos se alimentaran con sangre o bien sangre sintética. -Pero podían alimentarse de animales. -No. -¿Por qué? -Distinto es un animal salvaje en una selva que ataca a otro mamífero o un reptil que ataca a un mamífero. Pero estamos hablando de personas inteligentes; los licántropos, los vampiros tienen el cien por ciento de su parte cognitiva, no son bestias salvajes, se muestran salvajes porque tienen un apetito feroz pero pueden controlarse perfectamente. Si me entero que alguno ataca a un animal para beberle su sangre o para comerlo, desgarrarlo, hablo de los licántropos en este caso, se las verán conmigo. -¿Pero y entonces de qué viven? -Bueno, yo particularmente conozco una tribu y me conocen y me respetan. De día son personas normales, pescadores en el puerto, y comen carne, carne cocida, pero no es porque ataquen animales, compran en el mercado mayorista. En un poblado pequeño donde vive la mayoría de ellos no saben que son licántropos y conviven perfectamente, los chicos de ellos juegan con los chicos humanos pero tienen prohibido jugar bruto o intentar morder o rasgar, porque los niños no saben controlarse como los grandes y si se enojan, instintivamente empiezan a transformarse. Además hay muchos cazadores. -¿Es verdad que las balas de plata les afecta? -No, no es verdad, como tampoco es verdad que una cruz o el ajo espante a un vampiro. Tampoco es verdad que no puedan exponerse al sol. Hay muchos mitos con respecto a eso. Lo miré a Dominique: -¿Y tú como sabes tanto? -Soy un gran investigador. Bueno, cuidaros, me toca otra materia ahora. -Pero si ya terminó el horario de facultad. -Estoy haciendo horas extras de otro estudio. -¿De cuál? -Otro estudio. -No dio explicaciones y se marchó.
Cuando Dominique se fue le pregunté a Edwing Woolf: -Me pareció que le tenías miedo. -No sabes quién es Dominique. -No. -Es una persona intocable, para nosotros los licántropos y para los vampiros. -¿Y por qué usa guantes? -Porque yo personalmente estando en el bosque con una amiga licántropo también, vimos que se acercaba un vampiro con malas intenciones a un grupo de niños jovencitos de la escuela primaria que obviamente no los vieron porque hubieran huido espantados. Entonces con mi amiga nos acercamos sin que nos viera el vampiro para matarlo, en ese momento lo vimos a Dominique sin guantes y le dijo al vampiro, sabía su nombre: -Ragort, es hora que te alejes, los niños de aquí no se tocan. -¿Y quién me lo va a impedir? -dijo el vampiro. Lo trató de morder con sus colmillos a Dominique, Dominique lo cogió del cuello con sus manos desnudas, sin guantes, y en ese momento lo que vimos era algo imposible, el vampiro se empezó a deshacer y se hizo polvo, no quedó nada de él. Y encima Dominique tiene un oído tan potente como el de un licántropo, se dio vuelta y nos vio a mí y a mi amigo: -¿Y vosotros? -Dominique, veníamos a frenar al vampiro. -Está bien. ¿Estáis en la facultad? -Yo sí -le dije-, mi amiga no, pero nos comportamos bien. ¿Eso que has hecho con el vampiro lo puedes hacer también con nosotros? -Sí. Hay varias tribus en el Bosque de las Sombras y me conocen, incluso soy amigo y por la noche los visito a veces con mi novia. Me respetan y yo los respeto, pero saben que si alguno ataca a una persona inocente, lo tocaré con mis manos, ellos se abstiene de tocarme a mí porque se hacen polvo.
Yo estaba paralizado de lo que me contaba Edwing, que agregó preguntándole a Dominique en ese momento: -¿Quién eres, qué eres? -Alguien distinto. -¿Eres un guardián de bosque? Porque sé que hay vampiros que respetan a los guardianes. -No, no soy un guardián. Ahora me marcharé. Acordaros, siempre estoy, incluso para cuando quieran preguntarme cosas que no saben o para advertirme de nuevos peligros. Confío en vosotros. -Y se marchó.
-Luego, querido Stein, lo vi varias veces más, pero es la primera vez ahora sentado aquí en la cafetería que se acerca. -¿A su novia la conoces? -Es bellísima, pero no sé si tendrá las facultades que tiene él, esos dones, no lo sé. Ella también es simpática, pero a veces tiene cara de pocos amigos, se suele reír mucho con sus amigas, sabe que yo estoy interesado en una amiga de ella pero nunca me ha dicho nada, me ha mirado, sí, con cara de pocos amigos y yo no sabía por qué, evidentemente Dominique le contó de mí. -Me quedé pensando, me dolía el estómago de los nervios. -Pero qué pasa en este poblado, hay licántropos, hay vampiros, hay otro tipo de bestias marinas, hay sombras vivientes, ¿este Dominique también podrá vencer a esas sombras vivientes? -No lo sé. Yo de él solamente sé que convirtió en polvo a un vampiro y puede convertir en polvo a un licántropo. No sé nada más. -Mis problemas pasaron a segundo término y no eran pocos los que tenía, a veces me dejaba estar con el tema de la procrastinación, con el tema de la baja estima. Pero no sé, el miedo que siento..., de ti no puedo desconfiar porque me has salvado la vida, pero y si un día te cojo con mal genio y me atacas. -Stein, no seas tonto te aprecio muchísimo, puedo conversar contigo como no converso con otros, ¿te piensas que si fuera una persona que no me supiera contener?, Dominique ya me hubiera hecho polvo. -¿Y qué vas a hacer con la amiga de la novia de Dominique? -Tiene razón él. Uno puede tener una intimidad y de repente dentro de la pasión me pueden crecer las garras, rasgarle la espalda y hasta sin querer herirla o algo peor, matarla. Debo alejarme, debo alejarme. -¿Y qué pasaría si me convirtieras? -le pregunté-, sería más poderoso. -Estás diciendo una tontería, Stein -me respondió-, daría cualquier cosa por ser normal. Tus problemas son nada. ¿Baja estima? Hay muchas chicas que se fijan en mí, ahora te van a ver conmigo seguido y se van a interesar por ti, "¿Quién ese Stein Ritcher que tiene de amigo Edwing? -¿Y qué les diré? -¡Ah, no! No, yo no te voy a dar un libreto, conversa de cualquier cosa, conversa de ciencias informáticas que es lo que estudias, conversa de genética veo que hablas mucho con Sigmun el profesor, pero no me pidas que te haga un libreto. -Me reí con una mueca, pero me reí. -Tienes razón, el paso lo tengo que dar yo. -Stein, eso te lo escuché decir veinte veces por lo menos, pero del dicho al hecho hay mucho trecho. -No, lo haré, lo prometo, y lo haré delante tuyo. -Bien, confío en ti. -Me tendió la mano, dudé-. Stein, yo no te convierto en polvo, ¡ja, ja, ja!, no soy Dominique. Además, a ti no te va a convertir en polvo, eres un humano común, la cosa es con nosotros. Le tendí la mano y le dije: -Déjame, pago yo. -No no no no -Edwing no me dejó-, sé que te cuesta, pagaré yo.
Sesión 04/02/2025 Se encontraba con unos amigos dialogando amenamente, estaba también Jorge Clayton, quien acertaba a poner las palabras precisas a las preguntas que le hacían, cuando en varias ocasiones el tema se centró en la autoestima, el ego y la educación. Tenía que seguir mejorando en lo que le faltaba todavía.
Entidad: -Kiran... -Me di vuelta. -Sí, señor. -Hoy tienes que ir al congreso, van a votar una ley. Necesito que te comuniques con la presidenta del senado. -Dudé-. ¿No la has visto nunca? -Sí, señor. -¿Puedes hacerlo o envío a otra persona? -No no no, puedo hacerlo.
En el trabajo rara vez tenía dudas, logré con mi pase de prensa entrevistar a la presidenta del senado. Llevé obviamente también mi grabador, mi ayudante con su cámara y quedó grabado en audio y en vídeo el reportaje que le hice a la presidenta del senado. Obviamente fui felicitado y eso me hizo sentir muy bien. Pero en la otra parte, en la parte de autoestima, en lo personal, en las relaciones nunca dejé de tener como cierta inseguridad.
Estuve saliendo con una chica como amigo, incluso nos hemos besado, pero desde que se cruzó en mi camino una secretaria que me deslumbró... Recuerdo que el propio Jorge Clayton me decía: -Mira, Kiran, ¿a ti te gusta que jueguen contigo? -Obviamente, no. -Bien. Evita hacer lo mismo con los demás.
Me sentí como incómodo que Clayton me intentara aconsejar por algo que esta vez yo no le había pedido. Se dio cuenta. Me dijo: -Te entiendo. -¿Cómo me entiendes si no he dicho nada? -Exclamé. -No es que pueda leer tu pensamiento, pero interpreto lo que me vas a decir sin que me lo digas. Con la chica que eres 'amigo' no le has prometido nada, por lo tanto no le estás mintiendo ni estás actuando a espaldas de ella, pero si el día de mañana logras tener una relación con esa secretaria que tanto te gusta, te diría de que 'no juegues a dos puntas'. Me quedé mirándolo y le dije: -No entiendo esa palabra. -Claro, en el lenguaje coloquial de Ciudad del Plata significa o sales con una o sales con otra, no con las dos, porque aún no prometiéndole nada es como que estás ilusionando a ambas. Míralo al revés, la secretaria esta que te gusta mucho tuviera otro amigo del cual no te comenta nada y cuando no te ve a ti sale con él. Aunque a ti no te haya prometido nada todavía, ¿cómo te caería? -Mal -le respondí. -Bien. ¿Se entiendo ahora lo que significa en el lenguaje coloquial, 'jugar a dos puntas'? No lo hagas. -Le agradecí.
A la tarde, cuando salí de El Pregón fui a merendar al Náutico, estaba el bromista Luís Alberto Démez con un muchacho nuevo que me lo presentó, Valentín Taborda. -¿De dónde eres? -le pregunté. -¡Oh! Vengo del sur, vine a trabajar con mi tío en albañilería, pero como estudié dactilografía Luís Alberto me dijo que podía darme trabajo en informática el señor Clayton. -Justo entraba Clayton y preguntó: -¿Quién me dijo señor? -Valentín Taborda se paró como si fuera un soldado a las órdenes de un general, rígido. Jorge Clayton se acercó y lo abrazó como para derretir el hielo: -¿Tú eres Valentín? -Sí, señor. -No no no, dime Jorge directamente. Toma asiento. -Se sentó al lado de él-. ¿Sabes?, me dijo Démez que vienes del sur. -Sí. -Mira tú, ¡ja, ja, ja!, aquí al lado está Jaume, es un Lutier, hace violines de primera categoría y tiene un ayudante, Néstor Gusemi. Valentín lo miró a Gusemi y dijo: -¡A ti te he visto en el sur, eres de un pueblo vecino al mío! Néstor Gusemi le dice: -Sí, yo también vine del sur, sabía muchísimo de carpintería y tuvo la gentileza, Jaume, de que sea su ayudante. Me resistí -dijo Gusemi-, porque de ser carpintero a ser lutier es como, no sé, de cortar con un cortafierro una pared a coger un cincel para hacer una estatua con mármol especial, es el día y la noche -Valentín le respondió: -Pienso que con voluntad y con perseverancia se puede. De mí parte, que sé dactilografía, si Jorge Clayton así lo desea puedo ser un aprendiz en informática. Clayton le palmeó el hombro a Valentín y le dijo: -¡Claro que sí, claro que sí!
Nos quedamos conversando, también estaba Ferenc, el que era nativo del viejo continente, de Mágar. Muchas veces escuché su triste historia donde estuvo al borde de la muerte perseguido por la Orden del Rombo en Mágar. Y nos quedamos conversando
En ese momento Luís Alberto Démez habló con Valentín: -Mira, Valentín, estamos todos entre amigos, pero amigos de verdad, leales, nadie, ninguno de nosotros va a hablar a tus espaldas, ninguno. No importa que recién te conozcan.
Luego se sumó Pocho y empezamos a conversar de muchísimas cosas. Yo comenté que a veces me sentía con baja estima en la parte de el poder saber qué chica era importante para mí. Recuerdo que una vez Clayton me dijo: -No busques solamente la belleza exterior, busca la belleza interior. Recuerdo que le había preguntado: -¿Y eso cómo lo logro? -Conociendo a la persona, no hay otra manera. Aquí mismo en el Náutico hay muchas chicas bellísimas, pueden perfectamente ser modelos de pasarela, pero son huecas en su parte espiritual. No significa que sean malas chicas, pero no te llenan los espacios. -Lo que pasa que no quiero procrastinar más. Habló Luís Alberto Démez. -Si tú te quejas, ¡si supieras las historias que me comentó Valentín! -Cuenta alguna...
Valentín, un poco tímido porque prácticamente no conocía a nadie, dijo: -Bueno, antes de conocer a Luís Alberto estaba con dos amigos que también trabajan en albañilería y a pesar de cambiarnos de ropa cuando terminamos de trabajar se notaba que nuestra ropa era de mala calidad, traje prácticamente usado, zapatos gastados en las suelas. Y fuimos a un bar a tomar una copa de licor, -yo no soy de mucho beber al contrario no me gusta la bebida, pero una copa de licor para entonarme. Los otros dos sí tomaban pero yo me mantenía al margen. Y en ese momento pasa una chica y había una silla libre. La chica dice: -Discúlpenme, ¿me permiten? -Cogió la silla, era para llevársela, porque en su mesa faltaba una. En ese momento cometí una torpeza y dije: -Si quieres puedes sentarte con nosotros para conversar. La chica me miró de arriba abajo y me dijo: -¿Te diriges a mí? -Sí, ¿por qué? -Porque yo no estoy acostumbrada a hablar con pordioseros. -Yo me quedé callado, apabullado. El amigo mío dijo: -Bueno, si somos pordioseros no te lleves nuestra silla porque esperamos a otro amigo. -La chica lo miró con asco y se marchó.
Era mentira no esperábamos a nadie. Pero me pareció demasiado grosera. En ese momento saltó Luís Alberto Démez: -Esta historia ya la conozco, me has contado tantas veces cosas parecidas... -¿Y qué hubieras hecho tú en mi lugar? -le dijo Valentín. -La hubiera mandado a pasear: "¿Tú no hablas con pordioseros?, ¡yo no hablo con yeguas!", le hubiera respondido. -Valentín se puso pálido. -¿Pero cómo le voy a responder así?, eso es una falta de educación. -¿Y lo que ella dijo qué es?, decirte pordiosero. Tú no le debes nada a nadie, tú trabajas, no andas mendigando por ahí. -Sí, pero de ahí llamarla yegua. -Si es lo que es, si es lo que es. A mí que vengan a decir algo así. Pero sabes cómo reacciono. -Calma calma calma -dijo Clayton-. Entiendo que para todo tiene que haber un término medio. -Valentín lo miró a Clayton y lo trató de tú, ya se había roto el hielo. -¿Y tú cómo actuarías? -Bueno, alguna vez para conquistar a una chica que pensaba que la gente de fortuna era hipócrita, me hice pasar por un simple empleado. -Y supón que hubieras estado con ropa económica y la chica te hubiera dicho: "No hablo con pobretones, con gente...", ¿qué hubieras dicho? -Muy sencillo, le hubiera dicho: "Señorita, no tiene porque ofenderme porque yo no la ofendí a usted". -Supón que te hubiera seguido la discusión y te hubiera dicho: "No quiero perder el tiempo con inútiles", ya te estaría insultando. ¿No hubieras hecho como Luís Alberto Démez, enviarla a pasear bien lejos? -No, porque no es mi problema, el problema es de ella. Además, una vez me pasó algo parecido. -Te escuchamos. Jorge Clayton dijo: -Estaba con Kiran... -Me miró a mí. -¡Ah, sí, me recuerdo! Cuéntalo porque está fabuloso. -Clayton sonrió. -Hay un bar aquí en la provincia, en este barrio de gente de mucho dinero, un bar elegantísimo, y recuerdo que quisimos hacer una broma con Kiran y pasamos por mi oficina que queda aquí a pocas calles, tengo otra oficina por supuesto en capital, en Ciudad del Plata, y nos pusimos ropa vieja que habíamos comprado en una casa de saldos. Y entramos al bar, la gente se dio vuelta, yo me había puesto una especie de sombrero porque muchos en la zona me conocían, a Kiran no pero a mí sí, y encima me había puesto unos lentes muy anchos pero con cristal común porque no preciso lentes de aumento. El camarero me conocía: -¿Qué van a tomar? -Nos pedimos una merienda.
Y había dos chicas muy elegantes, muy elegantes, creo que venían de un desfile que habían hecho en un canal de televisión, de vestido largo. Y una de ella le comentó al camarero: -¿Qué pasa, Sebastián -Con cara de asco-, que este lugar se viene abajo porque ahora aceptan que entre cualquiera? Después supongo que limpiaran las sillas donde se sentó esta gente, ¿no? -El camarero no dijo nada y siguió atendiendo. La chica hizo un gesto de desprecio y fue con su amiga a sentarse a una mesa al lado de la ventana.
Pasó como cuarenta minutos. En un momento dado viene el encargado, coge un micrófono y dice: -A partir de este fin de semana, por eso en la parte de atrás estuvimos seis meses haciendo refacciones -corrieron una cortina y había otro salón totalmente lujoso con piso de mármol y un escenario-. Bien, esto es obra del dueño del lugar -dijo el encargado-, los fines de semana va haber música con grupos predilectos, incluso algunos que vendrán de visita del exterior. Obviamente la consumición será muchísimo más cara de lo normal. -Pero la gente de allí no tenía problemas porque tenía muchísimo dinero.
Una de estas dos chicas presumidas dijo: -¿Y dónde se encuentra el tal Clayton para que podamos felicitarlo? -Bueno, justamente Jorge Clayton está aquí con su amigo y va a coger el micrófono. Nos pusimos de pié, la gente que no nos conocía abrió la boca como si hubiera visto una bestia espantosa, ni hablar el rostro de las chicas presumidas.
Hablé yo: -Ahorremos lo demás. El querido Clayton habló, comentó que esto era en bien de la comunidad y que todo lo que se pagara por las entradas para ver al grupo o a los distintos grupos será para el hospital de la zona, o sea que Clayton no se quedaba con nada salvo el descuento de pagarle al grupo musical. Todos aplaudieron, todos aplaudieron. Las dos chicas estaban con la cabeza baja de vergüenza, se desesperaban por saludar a Jorge, pero no se animaban después del desprecio que habían hecho. -Valentín preguntó: -¿No... no lo tomaste como una especie de revancha? -No, no, Valentín, para nada, no hay que darle más importancia al pito de lo que el pito vale. -No entiendo. -Claro, en el lenguaje coloquial de la capital significa: "No le des más importancia a la persona de lo que la persona tiene. Si esa persona te ofende es porque se ofende tu ego, si esa persona te lastima el que se lastima es tu ego. Porque la palabra, querido Valentín, no tiene poder, la palabra no tiene poder ni para mover un cabello, ¿por qué va a tener poder para lastimarte? Valentín dijo: -Se ve que tengo que trabajar muchísimo porque ni siquiera me animo a responderles. Quisiera ser como Luís Alberto Démez, de repente saltar, y si me dicen pobretón decirles "prefiero ser pobretón que no una yegua como eres tú". Pero no me animo, no, no está en mí.
Y entonces me quedé pensando. Cómo es la vida, como Kiran, tantas veces luché con mi baja estima... pero comparado con Valentín, gracias a Clayton había avanzado muchísimo, muchísimo, Valentín sería como un novicio en esto. Pero bueno, el mismo Clayton dice: "Si quieres avanzar comienza a caminar, si te quedas sentado no vas a llegar a ningún lado". O sea, que a veces aprendemos tanto o más de otros que de nuestras propias vivencias. La anécdota de Clayton es un ejemplo.
Sesión 11/02/2025 La entidad relata que en misión diplomática a un mundo todavía no dentro de la Federación Sargón se le cruzó un comandante que en un momento dado pretendió imponérsele por el grado y tomar el control de la visita a aquel mundo. Con rápida reacción resolvió la situación desarmándolo y dejándolo afuera. Fue condecorado por ello. Entidad: ¿A quien no le ha sucedido que cuando le toca una misión tiene ansiedad, incertidumbre, deseos de completarla lo antes posible y saber que todo va a ir bien?
En realidad el alto mando me había llamado al gran despacho principal. -Capitán Kamal... -A sus órdenes. -Bien. Le comento capitán, va a viajar al sistema de Albario donde su cuarto planeta, Ferende, ha comenzado los viajes interestelares. Según nuestras leyes no podemos intervenir en mundos que aún no han viajado a otros sistemas. No es el cado de Ferende. Así que vuestra misión, porque viajarás con el teniente Bolde, que será tu primer ayudante, es un cánido, es preguntarles si desean unirse a la Federación Sargón. Como siempre las mejoras que tendrán serán primero y principal: protección. ¿Algo que comentar, capitán Kamal? -Dudé, pero no podía callarme. -He estudiado la historia, señores, y he visto que muchas veces nuevos planetas en viajes interestelares toman, interpretan la intervención como la protección que brindamos. -Explíquese mejor, capitán. -Bueno. Mi tarea sería hablar con el gobierno del planeta Ferende y explicarles que las ventajas que tienen con Sargón es que van a estar protegidos ante ataques de sistemas estelares guerreros. -Correcto. ¿Entonces? -Claro. Pero muchas veces esos mundos nuevos desconfían e interpretan como que Sargón va a manejar al gobierno como títere. -Por esa razón, Kamal, usted como capitán va a explicarle que no es así. Se preguntará porqué no envío otros capitanes más avezados en el tema o con más experiencia, porque es hora que comande su propia nave. Va a llevar quinientos tripulantes, armamento, triple capa de protección y parte mañana a las cero seiscientos. ¿Alguna duda? -No, señor. Haremos los preparativos. -Sírvase, aquí está la lista de los tripulantes, comuníquese por holovídeo y que cuando usted llegue a las cero seiscientos ya estén todos en la nave. Cada uno sabe su trabajo, los de mantenimiento de vida, los que manejan los ordenadores y todo lo demás. En marcha. -A la orden, señor.
Verdaderamente estaba no preocupado pero sí ansioso. Y entiendo que la ansiedad viene por quizá una falta de seguridad. Recuerdo las veces que hablé con Alexis, decenas y decenas. Bueno, había llegado mi momento.
Al día siguiente, a las cero seiscientos partimos. Cada uno sabía su tarea. Al cánido, al teniente Bolde, no lo conocía. Le dije: -Teniente, ¿sabe sus funciones como número uno? -Sí, mi capitán. -Cualquier duda, cualquier objeto que avistemos me lo hace saber de inmediato.
Y así pasó. Nos llevó veintiséis horas de Sargón llegar al sistema de Albario, tenía dos planetas habitados, el tercero prácticamente una selva con un poco más de un millón de habitantes, eran humanos. Y el cuarto planeta, Ferende, tenía muchísimo más, casi mil millones de habitantes. Un mundo un poco más grande que el tercero, con cuatro continentes, bastantes océanos, humanos, una raza bastante pacífica. Nos dimos a conocer antes de que nos detecten, con las armas totalmente desactivadas, y pedimos permiso para bajar con una pequeña nave dejando el navío principal en órbita. Justo instantes antes un pequeño navío se acercó a nosotros. Me quedé tranquilo vi que era de la Federación: -¿Quién está al mando? Habla el capitán Kamal. -Se iluminó la pantalla y me llevé una sorpresa tremenda, el Comandante Morkan. -Vengo a unirme a vosotros. -¿También en misión? -No, no, estoy de licencia, pero quiero conocer este mundo, Ferende. Permiso para teletransportarme. -Adelante por favor. Teniente Bolde, energice. -En instante el comandante Morkan estaba en el navío. -Bajaré con vosotros en vuestra pequeña nave. Le estreché la mano y le dije: -Ante todo felicitaciones, por el grado de comandante. -Gracias, capitán Kamal -me respondió. Y bajamos.
El jefe del gobierno, era un gobierno planetario, era un anciano con barba blanca, pero muy lúcido y empático, nos esperaba con comida y bebida. Mientras comíamos y bebíamos zumo, sin alcohol por supuesto, le comenté la idea de tener protección. Me respondió lo mismo que yo pensaba: -Quisiera pensarlo. -Por supuesto, por supuesto. -El jefe de gobierno se llamaba Merlo-. Jefe Merlo, aclaro que tenemos quinientos cincuenta sistemas estelares que componen la Federación Sargón, quisiera que no interpreten esto como una intervención. -Entiendo que no, entiendo que seguiré al mando, pero sí vamos a tener que reportarnos y es algo que de alguna manera nos incomoda. -Jefe Merlo -exclamé-, usted tiene libre albedrío para decidir, lo nuestro es nada más una propuesta, no hay imposición ni nada. Es más, si el día de mañana hubiera un mundo hostil que atentara contra vosotros, os dejamos nuestra radio ultralumínica de frecuencia exclusivamente para Sargón Central.
Seguimos conversando. Nos comentó los adelantos que tenían, obviamente sus naves ultralumínicas eran mucho más lentas que las nuestras, pero lo más importante que era un mundo pacífico. El jefe Merlo comentó que habían viajado a otro sistema a seis años luz y habían encontrado a una cría de una raza aparentemente extinguida y la trajeron a Ferende. Le pregunté: -¿Es un animal o es un ser inteligente? -Aparentemente inteligente. Nosotros hemos desarrollado una especie de traductor pequeño para saber en el idioma en que se expresaba esta criatura. Entendemos que es un infante, entendemos que es masculino y entendemos que a nuestra edad se calcula que tiene unos cinco años humanos. No tenemos idea cuánto vive esa criatura. -¿Qué nombre tiene? -Bueno, según su idioma se la llama Lizar, con 'z' Lizar ¿Quieren conocerla? -Sí, por supuesto. ¿La tenéis encerrada? El jefe Merlo me miró extrañado: -¿Encerrada? ¿Por qué?, le estamos enseñando nuestro idioma para evitar los traductores, le estamos enseñando las primeras letras de nuestro abecedario y aprende bastante rápido. -¿Se comporta bien? -Bueno, el otro día estuvo en la campiña y quizás esta criatura tiene otras costumbres, atacó a un pequeño mamífero y se lo comió prácticamente vivo, crudo. -¡Pero entonces es una criatura salvaje! -exclamé. Morkan, el comandante, observaba con el ceño fruncido. El jefe Merlo dijo: -No, no es salvaje, es su comportamiento porque en el comedor comparte con niños humanos, muchos se apartan porque no les gusta el aspecto que tiene. -¿Por qué? -Porque parece como una especie de cascarudo gigante o de saltamontes o de langosta gigante.
Lo miré al comandante Morkan, y su cara estaba ya desfigurada. -Quiero verla -exigió Morkan. Me acerqué y le dije: -Comandante, por favor, su tono es de imposición, estamos de visita. -No me respondió.
Entramos al salón, había varios niños humanos que se pusieron de pie. -¡Señor presidente! -Lo saludaron, un alboroto tremendo de niños. La profesora: -Sentaos, sentaos. Un gusto, señor presidente. El jefe Merlo dijo: -¿Dónde está Lizar? -En el otro cuarto, se aisló porque dice que los niños no le prestan atención.
Entramos al otro cuarto, y lo que yo temía: Morkan inmediatamente llevó la mano a su pistola neutrónica. -Comandante, estoy a cargo de la misión. Esa mano, lo va a alarmar al jefe Merlo. -¿Has visto, Kamal, esa criatura? -Sí. -¿Sabes lo que es? -Sí. -Hay que matarla. -¿Por qué?, aquí no hace daño a nadie. Me miró con rostro de furia: -¿Sabes qué es, Kamal, o te haces el tonto? -Me puso mal. -Comandante Morkan, la misión es mía. Conmigo han bajado doce tripulantes, usted tendrá un cargo más alto que el mío pero disimuladamente puedo hacer que mi tropa lo lleve a la nave si no se comporta. -Yo tengo una pequeña nave bastante armada, Kamal. -¿Qué me estás diciendo que vamos a pelear entre nosotros por esa criatura? -Kamal, es una criatura langar. -No se crió con los langars, ¿acaso no has sabido lo que paso con la criatura vegeta que se integró pacíficamente? -Es distinto. -¿Por qué?, es como se educa, es como se cría. -Una criatura vegeta no ataca a un mamífero y se lo como crudo. -Es instinto, pero no significa que sea un ser malo. Vamos a hablar, si todavía no entiende bien el idioma de Ferende, le hablamos con nuestro traductor que es mucho más moderno que el de este mundo.
La criatura nos miró y se arrinconó. -¿Quiénes sois? Hablé yo: -Tranquilo, me dijo el jefe Merlo que te llamas Lizar. -¿Qué buscáis? -Queremos conversar. -¿De qué? -Bueno, nos ha comentado el jefe Merlo que te has comido a un mamífero en la campiña. ¿Tenías hambre?, porque entiendo que en el comedor tienes comida cocida, tienes lo que quieras. ¿Por qué has atacado a ese pequeño animalito? El Lizar se encogió de hombros y dijo: -Bueno, cuando estaba solo, antes de que me encontraran, tenía que sobrevivir y todo bicho comestible lo atacaba y me lo comía. Y también como era un mundo selvático había bichos más grandes, de los que tenía que protegerme. -Entiendo. Pero ahora estás en un mundo protegido del calor, del frío, no vas a pasar hambre, así que no entiendo por qué has atacada a ese animalito. -Me parece que ustedes tienen pocas luces. Habló Morkan: -No nos insultes porque tenemos armas. Se alejó rápidamente de nosotros, fue a la otra sala y le dijo a la profesora: -Esta gente nueva amenazó con matarme. Le dije a Morkan: -Una más que hagas y estarás preso. -Soy comandante. -No importa, aquí decido yo, es mí misión.
Hablamos con la profesora, nos disculpamos con el jefe Merlo. Me miró a mí, enojado, el anciano y me dijo: -Su compañero amenazó a la criatura. -Le voy a explicar lo que sucede. Esta raza se llama langar, ya prácticamente no hay en la galaxia langars, pero en su momento arrasaban mundos. Y no saben trabajar para cultivar, para sembrar, para cosechar o para tener crías de animalitos y poder subsistir. Los langars adultos arrasan mundos, los dejan estériles y en el caso de que su nave se averiara no saben hacer nada, se mueren de hambre una vez que acaban con toda la fauna. Eran una raza muy avanzada. Con este mundo, Ferende, hubieran acabado en menos de veinticuatro horas. El anciano me miró. -Entiendo, pero me dices que no quedan más langars. Y esta es una criatura abandonada que con el tiempo le cambiaremos, le modificaremos su instinto para que se pueda integrar definitivamente con los demás niños humanos. Ahora no se les acerca no por miedo, sino porque tiene como una especie de repulsión porque parece un cascarudo gigante. Hemos conocido reptiloides, podemos conocer sus facciones..., esta criatura es más difícil de saber cuando está contenta o enojada, pero se trata de que se vaya adaptando y nosotros adaptando a ella. Así que por ahora no, no nos integraremos a Sargón, y espero que cuando regrese, estimado capitán Kamal, venga con compañeros que sean comprensivos. -Morkan iba a hablar y lo tomé del brazo apretándoselo. No dijo nada. -Vendremos nuevamente con obsequios, con computadores más modernos que los vuestros, como símbolo de amistad. Insisto, no tenéis obligación de aceptar de entrar a la Federación, pero por lo menos permitidnos la amistad. -Sí, lo haremos. Lo importante es la diplomacia y la he visto sólo en usted, capitán Kamal. -Nos estrechamos la mano. Morkan hizo un saludo, dio media vuelta y marchó para la pequeña nave. Y nos marchamos.
-Por supuesto, Morkan, que voy a dar parte a la Federación. Y ahora lo trasladaremos a vuestra nave. Morkan sonrió con una mueca y me dijo: -Kamal, ¿qué me impide, cuando te vayas, pulverizar a este mundo por tener a esa bestia? -¡Teniente Bolde! -¡A la orden, mi capitán! -Alféreces conmigo. -Vinieron dos alféreces-. Desarmen al comandante. -¿Señor? -Desarmen al comandante. Que quede encerrado en un camarote con protección de energía hasta que lleguemos a Sargón. -Me comuniqué con la otra nave-: ¿Quién está a cargo? -Habla el capitán Irundo. -Capitán Irundo, habla el capitán Kamal, de orden de la Federación Sargón nos siguen a nosotros. -¿Dónde está nuestro comandante? -Con nosotros. Seguidnos. -¿Dónde está nuestro comandante? -Incomunicado, insubordinado. Tengo orden del alto mando porque la misión es mía. -Nosotros no tenemos nada que ver. -Abrimos nuestro armamento, que era superior al de la nave que comandaba Morkan. -Tenemos protección de ultracarbino y tenemos bombas de vacío que ustedes no tienen. Elegid venir con nosotros a Sargón o directamente disparo una bomba de vacío. No hay otra opción. -Nos siguieron calladamente.
Llegué a Sargón, di parte al primer ministro y a todo el alto mando. Iban a ir a votación para ver si destituían y le quitaban los grados al comandante Morkan, quien cuando iba a juicio me miró y dijo: -Eres un traidor. -No, Morkan, yo creo que el abandono que te hizo tu esposa alteró tu parte cognitiva. Tu veneno no es por la criatura langar, es un veneno que llevas dentro tuyo.
Me di vuelta y me marché, ya lo hablaría con Alexis. El primer ministro me estrechó la mano. -Capitán Kamal, por ser su primera misión le doy esta medalla de plata. Se ha lucido. -Gracias, señor. -Hice el saludo marcial y me retiré orgulloso.
Pero después recordé las palabras de Alexis: "Cuidado con el orgullo, el orgullo puede ser peligroso, forma parte del ego".
Sesión 25/02/2025 En una reunión de amigos, el tema que se trató era que además de ser joven de edad se puede ser maduro en la vida, que para ser maduro hay que ser auténtico, frontal. Y que no hay que copiarse de nadie, hay que ser uno mismo. Seguía teniendo trabajo que hacer. Entidad: Siempre, siempre seguía con mis contradicciones, en lo laboral podría decir que me sentía muy bien. Ahora estaba con el tema de los reportajes políticos y llegué a estar en tres primeras planas nada menos que del Pregón, no solamente el diario más importante de Plena sino incluso del sur del nuevo continente.
El tema era en lo personal. Estaba teniendo una relación con una secretaria y a su vez una amiga a la que tenía mucho aprecio, llegamos a besarnos. Y es como que se lo comenté a Clayton. Le digo: -¿Qué pasa, de repente de sentirme un perdedor ahora estoy saliendo con dos chicas a la vez? No es que me sienta un ganador, pero estoy como... como que no sé lo que quiero. Jorge Clayton me dijo: -Mira, Kirán, el tema es así, no es que tus indecisiones se vayan de un día por el otro. -Bien. ¿Entonces qué me está pasando? -¿Recuerdas que ibas postergando cosas? La procrastinación es algo que queda muy apegado, no como costumbre como cree el común denominador sino como que hay personas que se adaptan, que están en un rol cómodo, postergando y postergando. Le respondí: -No entiendo, ahora no veo que postergue nada, en el diario El Pregón me siento como pez en el agua y con estas chicas no veo que esté postergando nada. -No, es cierto. ¿Pero sabes qué sucede? Es como el viajero en el desierto que de repente encuentra un oasis y bebe tanto líquido que se descompone. -No entiendo. -Claro. Una persona que está sedienta, deshidratada tiene que beber pequeños tragos hasta que el cuerpo se vaya de vuelta acostumbrando al líquido, de lo contrario hasta puedes vomitar y descomponerte. -Sigo no entendiendo. -Bueno. Haz de cuenta que estas chicas son el líquido que no tenías, no sabes cómo conducirte, no sabes cómo manejarte. No juegues a dos puntas, no es bueno . -No entiendo muy bien esa frase. -Claro. En el coloquial de Plena significa: al salir con ambas estás jugando con ambas. Vamos a ponerlo al revés; que conoces a una chica que te gusta muchísimo, pero no sabes que a su vez esta chica está saliendo con otro joven. Si te enteras, ¿te gustaría? -Me envaré, me puse duro. Le dije: -¡Pero claro que no me gustaría! -Bueno, a ellas tampoco. -Es distinto, Jorge -le aclaré-, porque yo no estoy comprometido con ninguna, estamos saliendo informalmente. -Claro, hasta que dejes la informalidad con las dos o con una de las dos. Y ahí tienes que ser honesto con la que no vas a salir en serio y le vas a decir lo más sutilmente posible: "No estoy preparado para un compromiso", y te vas alejando de ella. -Pero ahí le estoy mintiendo porque el día de mañana me ve por la calle con la otra y va a decir: "Cómo, ¿no era que no estabas preparado?". -¿Quieres ser más sincero? -Sí, por supuesto. -¿Cuál de las dos sientes, no que te gusta más, sino que sientes más empatía y que ella siente más afinidad contigo? -Bueno -le respondí-, con la secretaria. -Entonces a la otra, a esta 'amigovia', que es mitad amiga mitad novia, le dices la verdad "Mira he conocido una persona con la que me estoy llevando bien y te lo digo ahora antes de que lo nuestro sea formal porque de la misma manera que no me gusta que me lastimen, no quiero lastimarte". Y ahí la cortas. De esa manera nadie te va a acusar de hipócrita, de que juegas a dos puntas, etcétera, etcétera. -Tienes razón, voy a hacer eso. ¿Pero qué tiene que ver con la procrastinación? -Está a la vista, está a la vista, Kirán. Estás postergando a esa amigovia decirle la verdad. Te dará vergüenza, tendrás timidez por decirle que has conocido a otra persona, tendrás temor de que se enoje, ¿pero no es peor que pase el tiempo y la lastimes diez veces más? Eso es procrastinar, hay muchas maneras de procrastinar. -Lo entiendo. -Bueno, cambiemos de tema... ¿Alguna novedad?, porque hoy a la tarde voy al Náutico. -Bueno, ¿te acuerdas del señor Constantino? -¡Ah, ja, ja!, el de plata, el de dinero. -Sí. La semana pasada vino con el hermano mayor de Pocho, Andrés. -¿Y? -Bueno, me parece un joven espectacular, tiene veintiséis años y a todos nuestros amigos les cayó bien. -Explícamelo. -Bueno, "le cayó bien" significa que le cayó en gracia a todos, les pareció muy empático. Es serio, ¿eh?, es muy raro que se ría, apenas le puedes sacar una sonrisa pero es un joven muy franco. Franco no significa que te diga las cosas de frente de mala manera, no no no no, aparte no tiene empacho en contarte su vida, las disputas que tiene con su padre. Nada que ver con Pocho, es otra persona, son hermanos pero una sola cosa tienen en común, pero al revés. -¡Ja, ja! Ahora no te entendí -le dije. -Claro. Pocho es un sobrenombre, y no le gusta que cuando venga su padre le diga Paulino, que es su verdadero nombre. Con su hermano mayor, Andrés, pasa al revés, no quiere que su padre le diga Andy porque dice que Andy le decía cuando tenía dieciséis, no ahora que tiene veintiséis. Bueno. ¿Tiene razón o no? Además -me dijo Jorge-, es el subdirector de la empresa. -¡Ah! Bueno, eso es porque es el hijo del director. -No. Me contó lo que pasó. Lamentablemente falleció el subdirector y él estuvo semanas debatiendo con el padre. Él trabaja y mucho en la empresa, tiene tres licenciaturas, dos diplomaturas, en total cinco títulos de economía con solo veintiséis años, y te puedo asegurar, Kirán, que merece el puesto que tiene. Sí tiene un trauma; hay mucha gente en la empresa que es incluso mayor que el padre, de cincuenta y cinco, sesenta años, y están acostumbrados -porque lo conocen de joven-, de decirle Andy y él se molesta muchísimo. El otro día con la segunda secretaria del padre discutió hasta casi ofenderla. Y luego le pidió disculpas porque no es lo mismo discutir con un varón que con una señora grande, que tampoco es tan grande. Pero aprendió porque sabe escuchar, aprendió del padre que no es lo mismo que tú, Kirán, o yo, discutamos con un hombre más grande y hasta podemos mandarlo a pasear, esto creo que me lo entiendes, pero con una señora no, con las mujeres se tiene que tener respeto. Eso me lo entiendes. Sea joven o sea más grande, respeto. Lo miré y le dije: -Sí, eso lo tengo muy muy claro. Bueno, hoy voy a salir temprano del diario. Si te parece nos vemos a las dieciocho en el Náutico. -Nos dimos la mano y me fui.
A la tarde llegué al Náutico estaban todos riéndose a carcajadas, y me imaginé Luís Alberto Démez con sus bromas, debe estar contando chistes o anécdotas suyas. Justo había una silla vacía al lado de Luís Alberto y me senté. Los saludé a todos por supuesto. Y al rato veo que entran, saliendo del ascensor, a Constantino, elegante con un traje hecho a medida, y atrás el hijo. Lo miré a Andrés y vi que tenía un porte maduro y elegante, pero no estaba de traje como el padre, estaba absolutamente informal con ropa totalmente deportiva, pero se notaba su prestancia. Y abrí los ojos enormemente cuando vi que lo acompañaba una chica, una chica rubia de cabello largo, un cuerpo parecía esculpido como si fuera una venus renacida. Sonreí y comenté: -¡Vaya, qué bien acompañado que está el hermano de Pocho!
Lo miré sonriente a Luís Alberto Démez y me sorprendí, me sorprendí porque estaba con la cara seria, como triste, como enojado, como apenado, su rostro reflejaba cien emociones a la vez. Digo: -¿Qué te pasa? -Nada, nada. Nada, Kirán. -No, no digas eso. ¿Te impactó la joven que debe ser la novia de este Andrés? -Andrés nos saludó a todos, nos dio la mano, también a mí, a Luís Alberto, y les dijo a todos: -Querida gente, mi padre, Constantino, va con Clayton a conversar. Les quiero presentar a mi amiga, les quiero presentar a María Juanita. -Fruncí el ceño.
La saludamos todos, no estrechándole la mano sino a lo lejos haciéndole un saludo con la mano, "Hola, ¿cómo estás?", y ella saludó a todos con una sonrisa que mostraba sus dientes de perla. -Les quiero aclarar algo -dijo Andrés-. Es la segunda vez que vengo, a muchos es la primera vez que veo, a Kirán por ejemplo, y algún otro que no había venido la vez pasada cuando yo vine. Bueno, ahora vine con mi amiga. Hablé mucho con mi hermano Pocho y Pocho me comentó una historia, una historia que podría ser jocosa sino fuera que terminó en drama. Pero si bien soy joven como ustedes me considero una persona madura. Y estuve hablando seriamente con mi amiga y le dije: "El enojo, el rencor nos hace mal a nosotros mismos. Podemos herir al otro, pero también podemos herirnos a nosotros mismos". Luís Alberto, ¿me permites sin entrar en detalles, contar algo? -Lo miré a Luís Alberto, estaba serio, muy serio, y asintió con la cabeza. Andrés y esta belleza rubia, María Juanita, estaban de pie todavía. no se habían sentado-. Les quiero comentar a todos -los únicos dos que lo saben son mi hermano Pocho y otro amigo que hoy no vino-, esta amiga mía que aprecio tanto estuvo saliendo con Luís Alberto...
Hablé yo a la vez que hablaron otros y se armó un bullicio de voces, felicitando a Luís Alberto... ¡Vaya! ¡Mira!
En ese momento Andrés levantó la mano: -¡Parad, parad, parad, parad! De parte de Luís Alberto fue un amor a primera vista, de verdad un amor a primera vista. De parte de María Juanita no, pero Luís Alberto inventó un ardid para conquistarla y se hizo pasar por quien no era. Cuando mi amiga se enteró de quien era en verdad se sintió engañada, se sintió estafada y a pesar de que estaba sumamente enamorada, no se lo perdonó. Aclaro, no es que Luís Alberto la engañó con otra chica ni nada, simplemente se hizo pasar por otra persona para conquistarla. Estuve varias tardes tomando algo, la conocí en el mismo lugar que la había conocido Luís Alberto, en un bar de El Círculo. Bueno, no me quiso contar nada, pero me enteré por Pocho, por mi hermano menor. Y la reté, le dije: "No puedes vivir con rencor, no digo que de entrada se abracen, se besen, pero por lo menos mírense a los ojos y estréchense la mano aunque sea". Y ella me dijo que sí.
Los miré a los dos. Andrés le dijo a esta rubia bellísima: -Bueno, ahora te toca a ti. -Ella asintió con la cabeza. Se acercó al final de la mesa, dio toda la vuelta y le tendió la mano a Luís Alberto. Luís Alberto se paró, no le tomó la mano, la abrazó y le dijo: -Perdóname.
Los miré, ella estaba con lágrimas en los ojos, pero lo que más me sorprendió es que Luís Alberto Démez también estaba con lágrimas en los ojos. El abrazó duró como cinco minutos mientras se hablaban al oído. Como estábamos a la punta de la mesa uno de los camareros trajo otra silla y ella se sentó al lado de él, del otro lado, y se pusieron a hablar. Andrés, que no lo creía tan inteligente, dice: -Hagan una cosa, Luís, Juanita -Lo miraron-, hagan una cosa, allá tienen una mesa, les encargo una bebidas y pónganse al día, conversen, esto es un nuevo comienzo. -Sonrieron ambos. Pidieron permiso, se levantaron de la mesa larga y fueron a otra mesa aparte, y Andrés se sentó en la silla que había ocupado Luís Alberto Démez. Me miró y me dijo: -A ti no te conozco... Le digo: -Soy Kirán, trabajo en El Pregón. -¡Ah! Sí, algo me había comentado Jorge Clayton. -Y nos pusimos a conversar.
Y entendí algo, entendí que hay gente tiene cincuenta años y nunca va a madurar. Y entendí que hay gente como Andrés que tiene la mitad de edad y es totalmente maduro. Y ahí entendí lo que siempre me decía Jorge Clayton: "Una persona que madura es muy difícil que postergue cosas, que viva procrastinando, que juegue a dos puntas, porque cuando una persona es madura, generalmente, es auténtica, es frontal, y aunque te diga las cosas de frente siempre va a ser diplomático.
Y se lo dije. Y Andrés me dijo: -No idealices porque idealizar también es una falacia. La vez pasada en la oficina metí la pata con una secretaria, que ya era grande para nosotros que somos jóvenes, y es como que de alguna manera le falté el respeto. Le pedí disculpas pero de una manera tan genuina que la señora a la que yo había ofendido me abrazó. Y te digo que me cayeron las lágrimas, Kirán. Y en este momento con esta señora secretaria, nos llevamos a las mil maravillas. Y me sentí orgulloso de mí, pero sanamente orgulloso, cuando mi padre me dijo: "Ahora, verdaderamente, puedo lucirme contigo, hijo".
Le respondí a Andrés: -Tengo que aprender a ser como tú. Me dijo: -No, tienes que aprender a ser como tú mismo. Tú no eres una copia de nadie, eres tu propio ser que tienes que cultivar. Y nos quedamos hablando entre todos.
Y después me fui a casa y me puse a pensar. Yo pensé que Jorge Clayton era el joven más sabio que había conocido en mi vida, pero ahora que conocí a Andrés, están a par. Y yo no me tengo que copiar ni de Andrés ni de Jorge Clayton, yo tengo que ser Kirán. Y es un trabajo que tengo por delante, ser yo mismo.
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