Índice

Psicoauditación - Walter

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

Página anterior

Sesión 12/08/2025 Gaela, Constantino Olazábal

Sesión 15/10/2025 Gaela, Constantino Olazábal

 


Sesión 12/08/2025
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Walter.

Sorpresivamente fue visitado al despacho una joven con intención de plantearle unir estrategias para las líneas de especialidades que la empresa de cada uno fabricaba. En un momento dado se encontraron elaborando algo más específico.

 

Sesión en MP3 (1.863 KB)

 

Entidad: Como muchas otras veces Clayton me había dejado su despacho en el Náutico.

Golpearon la puerta:

-Adelante. -Entró un joven.

-Mi nombre es Raimundo, Raimundo Peñaloza, me contacté con su hijo Andrés y me dijo que lo encontraría aquí.

-Está bien -le dije-. En qué te puedo ayudar.

-No es para mí, señor Olazábal, quería presentarle formalmente a la empresaria Karina Milano. -Se asomó la joven, bellísima, verdaderamente bellísima, ya la había visto con su familia.

Me dirigí al joven:

-Gracias, Raimundo. ¿Por ti puedo hacer algo?

-No, no, solamente quería presentarle formalmente a la señorita Milano.

El joven se retiró y Milano se acercó a mí:

-¿Cómo está, Constantino? -Me sorprendió su confianza, su seguridad.

 

Sonreí:

-Bien. ¿Cómo estás tú, Karina?

-Perfectamente.

-¿En qué te puedo ayudar?

-En hacer negocios.

-Tengo entendido que tu padre, que ya volvió con la delegación a Liziana, han hecho contactos con gerentes de mi empresa.

-Sí, pero no es lo mismo.

-Explícate, por favor -le pedí.

 

La joven, que me impactaba con sus ojos, su rostro, me dijo tuteándome:

-¿Y sabes por qué?

-No, dímelo tú.

-Porque he montado una empresa aquí, en Plena, en Ciudad del Plata, no es independiente de la empresa familiar pero ésta la manejo yo. Y como tú, Constantino, tienes una gran empresa aquí podríamos de alguna manera ver cómo podemos complementarnos.

-Explícate -le pedí.

-Claro. Nuestras empresas se dedican a especialidades, por así llamarlo, pero en mi caso estoy trabajando en proyectos nuevos y sé que tú estás trabajando en proyectos nuevos distintos a los míos, ¿pero por qué no fortalecer los lazos de las empresas asociando ambos proyectos?

-¿Y tú que ganas?

-Lo mismo que vas a ganar tú, dinero.

-Bien -le respondí-, tendríamos que hablar con nuestros técnicos, que se contacten entre ellos. De mi parte doy permiso a que mis técnicos develen lo que pueden develar. Y bueno, tú harías lo mismo, que den la información que puedan dar. Y si esos técnicos están de acuerdo, entonces mediante escribanos firmaríamos un contrato únicamente por estos nuevos proyectos.

-No tengo problemas -me dijo la joven.

-Bien. Pásame por favor todos tus datos yo te pasaré los míos.

-Bien. Entiendo que tienes varios teléfonos en tu empresa y también tienes un teléfono personal, ¿podrías dármelo? -Sonreí.

-¿Y el personal para qué, señorita Milano?

-El personal para poder contactarme contigo, señor Olazábal.

 

Se acercó más a mí y me sorprendió enormemente, mi sillón por supuesto tenía ruedas, lo apartó un poco del escritorio y se sentó sobre mis rodillas, prácticamente se sentó sobre mis piernas. Acercó su rostro al mío y dijo:

-Además, si vamos a ser socios en los nuevos proyectos, ¿por qué no podemos tener un mayor acercamiento?

 

En ese momento tenía unos deseos enormes de acariciarla, besarla, pero con toda mi fuerza de voluntad le dije:

-Qué edad tienes, la edad de mi hijo mayor Andy. ¿Sabes qué edad tengo yo? Puedes tranquilamente ser mi hija.

-O sea, no te gusto.

-No te hagas la lista conmigo, me gustas muchísimo pero para ti soy una persona mayor, no me digas que yo te gusto más que cualquier chico del Náutico.

-Son imberbes. Me gustan los hombres mayores que tienen más experiencia. -Me acarició el cabello, acercó su boca a mi oído y me dijo: -Y honestamente, lo que yo busco es experiencia en la parte laboral y también en la parte íntima.

 

Cogió con una mano mi rostro y me besó muy suavemente los labios, no apasionadamente, suavemente. Y me produjo, ¿cómo decirlo?, como que una electricidad recorriera mi cuerpo. Y obviamente, mi voluntad la deleteé y en ese momento le di un beso apasionado, muy apasionado.

 

Se separó de mí y se paró.

Me sorprendí:

-¿Te vas?

-No. -Tomó el pestillo de la puerta y lo aseguró.

-Aquí no va a entrar nadie.

-Veo que el sillón tiene una palanca, ¿para qué?

-Sabes para qué, tiene tres posiciones: sentado, reclinado y casi reclinado del todo.

-Muy bien. -Ella misma tomó la palanca, con la otra mano presionó mi pecho y me hizo inclinar casi acostado y se puso encima mío-. ¿Entonces cómo seguimos?

-¿Te das cuenta, Karina Milano, que esto es solamente un momento?

-¿Por qué? -me preguntó ella.

-Por la edad.

-¿Qué es lo que te preocupa, que nos miren, que digan 'Mira este señor con la niña'?, no soy una niña.

-Como dije antes, tienes la edad de mi hijo mayor.

-¿Acaso él dirá algo?

-Ellos se preocupan por mí en ese sentido, se preocupan sí, de que estén bien, pero no de lo que haga. El tema es...

-¿Por qué no dejas de hablar? -Y dejé de hablar-. ¿Hay una luz más tenue?

-Sí, aquella lámpara del costado. -Se iba a levantar-. No, no, la manejo del escritorio.

 

Presioné un botón, encendí la lámpara que apenas iluminaba el recinto y apagué la luz grande del techo, y en penumbras continuó la acción. En ese momento me vi completamente transportado y por momentos me paralicé.

-¿Qué pasa, te sientes intimado o eres demasiado mayor para responderme?

-¡Je, je! No, no es por eso, es porque no lo puedo creer, que estemos por hacer el amor.

-Bueno, ¿qué pasa si dejas de pensar, Constantino, y te dedicas a la acción?

 

Y fue lo que hice.


Sesión 15/10/2025
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Walter.

 

Se encontraba bien con un amigo y se explayó con él conversando de temas muy particulares, muy personales, acerca del comportamiento que se puede tener con personas del sexo opuesto.

 

Sesión en MP3 (3.311 KB)

 

Entidad: Lo pasé a buscar a Rogelio Moreno a su casa, se sorprendió.

Le digo:

-Mira, tardarías desde aquí una hora y media por lo menos en bus, vamos en mi coche.

-La verdad, Constantino, no te esperaba, me imaginaba que nos veríamos allí.

-Quédate tranquilo, en el viaje conversaremos. -Tardó más o menos media hora en asearse y cambiarse. Y le dije-: ¿Te das cuenta? Ese traje te queda a medida. Te lo envié ayer. ¡Qué ojo que tengo! -Rogelio se reía.

Me dice:

-Por un lado me da pudor...

Le digo:

-Pudor es otra cosa. Aquí simplemente es un favor de amigo a amigo, aunque nos hayamos visto una sola vez aparte de hoy.

 

Y viajamos para el club Náutico en el norte.

Me dijo Rogelio:

-Había una tal Yáñez...

-Sí, en realidad había dos. Una de ellas, como te había comentado, seguía no sé si queriendo o sometida, al exmarido. ¿Y para qué? Para que la siga sometiendo. Después me comentó que no se sentía segura conmigo, que había diferencia de clases. En fin, no... no congeniamos.

-Y había otra señora.

-Sí, más joven. Pero no quería. Eso me lo dijo a lo último, porque es como que dan vueltas y vueltas.

-No entiendo, Constantino, vueltas y vueltas.

-Claro, como que dicen una cosa, después te dicen otra y otra, hasta que al final dijo la verdad: "No estoy preparada para un compromiso serio". Y yo pienso que la espanté.

-No entiendo.

-Claro, Rogelio, soy uno de los tres empresarios más grandes de Plena y ella habrá pensado, "¿Por qué se va a fijar en mí?, a los pocos meses se cansará".

-Entiendo -dijo Rogelio-, como si tuvieras a todas las mujeres a tu disposición.

-Te lo había comentado, no... no soy una persona que... o sea, me gusta alguien y bueno trato de tener una relación seria. No, no soy como este Jean Lebreté que conoce a todas las mujeres. Bueno, a todas no, ¡je, je!, a casi todas las mujeres del Náutico. Lo que me pegó muy fuerte fue lo de Karina Milano.

-¿Por lo que me has contado?

-Por lo que te he contado de que me sorprendió que viniera al despacho que yo ocupaba cuando no estaba Clayton y prácticamente, si hubiera sido yo y ella hubiera sido la que estaba en el despacho, ¡je, je, je!, la sociedad lo hubiera tomado como acoso. En este caso obviamente la sociedad tiene otra manera de ver las cosas. De todas maneras me agradó "que me acosara", ¡je, je, je! Y bueno, llegamos a intimar y luego se fue. Y dijo: "Bueno, estamos en contacto, hasta podemos hacer negocios entre ambas empresas". Luís Alberto Démez y luego mi hijo Andrés me alertaron de que la habían visto con Lebreté y luego con otra persona fuera del Náutico. Y primero me resistía a creerlo, digo "No puede ser, no, no puede ser, no, no me imagino"-: Andy me dijo, mi hijo, ¿no?: "¿Por qué no le preguntas?". Me pasó algo muy raro...

Rogelio me miró intrigado:

-¿Raro, en qué sentido?

-Puede ser una estupidez, pero es como que ella cometió, no digo adulterio, ¡je, je, je!, ni siquiera éramos pareja, tuvimos una relación ocasional, pero me dio como pudor preguntarle, como que yo hubiera sido pescado en evidencia y no ella, ¡je, je, je! Me dio como... como temor de escuchar su respuesta, me respondió de una manera muy calmada, como si estuviéramos hablando de comer afuera, de ver una película.

-Exactamente qué te dijo.

-Exactamente, Rogelio no me lo recuerdo, solo sé que dijo algo como que "¿Firmamos algún papel, nos prometimos amor eterno?".

-¿Y qué le respondiste?

-No, no le respondí, me la quedé mirando. "¡Ay, Constantino, Constantino!, con la edad que tienes y no has crecido".

-¿Qué quiso decir?

Lo miré a Rogelio, sin descuidar la vista de la calle:

-Me quiso decir que reaccioné como un niño.

-Bueno, pero si a mí me hubiera pasado lo mismo, Constantico, me hubiera molestado mucho.

-No, no soy de molestarme, si supieras cuántos años aguanté con un matrimonio donde vivía torturado, donde la otra persona se hacía la víctima... Esto fue más que nada para mi ego.

-¿Cómo?

-Claro, imagínate, mi edad más cerca de los cincuenta que de los cuarenta y cinco y de repente una chica de poco más de veinte está contigo. Y bueno, tú te preguntas, "¿Pero vaya yo he logrado esto?". En realidad no he logrado nada, nada, es como que yo fui una persona más en su vida o a lo mejor quería probar, como dice ella, con un viejo.

Rogelio me preguntó:

-¿Acaso tú te consideras viejo?

-Para nada, tengo un estado atlético envidiable, me siento bien. Pero la otra tarde en el club hablando es como que mi mente se descalibró, creo que eso se entiende. En un momento dado a Karina le dije Notari, que era la chiquitita esta de ojos verdes.

-Pero eso le pasa a cualquiera -dijo Rogelio.

-No, no, no le pasa a cualquiera, yo soy una persona muy cerebral. Pero evidentemente, no digo celos, porque celos se puede tener de una pareja de mucho tiempo, ¿pero de una relación ocasional? Pero sin embargo es como que pegó al hígado.

-No entiendo.

-Claro, como que me dio fuerte.

-¿Pero acaso estabas enamorado?

-No, nadie se enamora de un día para el otro, a la persona hay que conocerla. Sí, me había deslumbrado, tengamos en cuenta que es bellísima. Hay chicas lindas. Hay una chiquitita que es repeligrosa, que se llama Serena, es jovencita, bonitísima, jovencita como esta nueva Adriana Notari, la que tiene el hermano este que piensa que al Náutico va gente vulgar.

-¿Por qué es peligrosa?

-Porque Serena vendría a ser Jean Lebreté como mujer, y capaz que lo que voy a decir es una especie de machismo, pero no de Constantino Olazábal, de mi persona, de la sociedad, y la sociedad en general es machista, y honestamente uno se cría machista por la familia, por los amigos.

-Explícate.

-Te lo explico. Jean Lebreté muchos le envidian, es un ganador, es un winner a pesar de que muchas dicen: "Estuve con él y es un maestro en las relaciones, pero lo hace todo en forma automática".

-¿Pero las deja conformes?

-Sí, Rogelio, pero es como que estuviera actuando, no disfrutando, más de uno lo comentó.

-¿Y él qué dice?

-A él no le importa, a él no le importa.

-Bueno, ¿pero por qué el caso de Serena es distinto?

-Porque a ella no la aplauden como a Jean Lebreté, comentan por lo bajo otras chicas y varones también: "Mira, Serena se arrastra con uno, se arrastra con otro".

-¿Qué es arrastrar?, ¿a qué le llamas arrastrar en el coloquial vuestro?

-A que, no sé cómo explicarlo, a que se rebaja de categoría al estar con varios, como que dices, "Qué pena tan linda y va con uno y con otro". En cambio a Lebreté no le dicen: "¡Uy! Que apuesto, que pena que esté con una chica y después con otra". No, él es un ganador, en cambio a Serena la ven como algo que nadie se comprometería, algunos ni siquiera para una vez. Y eso es la sociedad machista en la que vivimos. Te voy a contar una confidencia; un amigo que hace mucho tiempo que no veía, más grande que yo, debe tener ahora como sesenta y cinco casi setenta años, ya tiene un varón y una mujer, dos hijos ya que le dieron nietos, pero cuando estos chicos eran chicos, llegaba el hijo a la casa:

            -¿Dónde estuviste?

            -Estuve con Isabelita, en el departamento de ella.

            -¿Y?

            -Bueno, tú sabes.

            -¡Ah, ese es mi hijo, un ganador!

A la media hora llegaba la hermana, la hija de este señor:

            -¿Dónde estuviste?

            -En lo de Mecha, estudiando, mañana tenemos que rendir examen.

            -Seguro, ¿no? ¿Seguro que estuviste en lo de Mecha? ¿No habrás estado por ahí, no?

Y él mismo me lo contaba.

-¿Y qué le respondiste?

-Nada, no, no, no le respondí nada, pero en el fondo pensé, ¿por qué esa diferencia?, el hijo estaba con una chica y "¡Oh! Te felicito". La hija, pobre, estaba estudiando con una amiga y el padre dudaba si era cierto: "No sea cosa que te vayas por ahí con alguien". Bueno, eso es machismo puro, eso es machismo puro. Hace rato que no lo trato a ese hombre. Además, no..., no comparto su manera de ser, no no comparto, yo me siento cómodo con gente que piensa como yo. Pero no me mal interpretes, no me mal interpretes, Rogelio, yo puedo compartir mil cosas con gente que piensa distinto, soy amplio de criterio pero cuando son tan exacerbados en el tema del machismo, aclaro, lo mismo pasa con las mujeres ultra feministas; una vez el bus venía lleno, yo tendría la edad del más chico de mis hijos y viajé en bus, y había un pobre hombre todo con la cara sucia, un mameluco, se ve que sería algún electricista, algún plomero y llevaba una bolsa muy pesada y se sentó y vino una señora de compras, de estas que tienen dinero y compran cualquier tontería, y sube al bus y lo mira al obrero y dice: "¡Ay!, que poco galantes que son los hombres que no dan lugar a una dama". Y en ese momento pensé, y disculpa mi lenguaje grosero, esta tipa viene de hacer compras porque en la casa está aburrida con los dos perritos tontos que tiene y el obrero viene de trabajar ocho o diez horas molido, extenuado, ¿y por qué le va a dar el asiento, porque es mujer? Bueno ese tipo de feminismo no lo soporto, como tampoco soporto que si yo le abro la puerta para que una dama pase, lo menos que espero es un gracias y no que te ignoren como si fuera una princesa y tú su edecán, los dos extremos no me gustan. Y en mi caso no me gustó mi persona, en cuanto me enteré lo que hizo esta Milano de salir con otras personas. Yo digo "me transformé yo también en alguien que no me gusta, en un machista". Y eso es lo que me molestó, no el que yo me haya enterado. Después se lo aclaré a mi hijo mayor, que es el que más me debatía.

-¿Y qué te respondió?

-¡Je, je! ¡Ay! Andrés me respondió que gracias a él yo entré en razón. ¡Je, je!

-¿Y fue así?

-No no no, yo mismo me di máquina.

-¿Cómo te diste máquina? No entiendo.

-Claro, en el coloquial significa: empecé a trabajar la cabeza, la cabeza, una vez y otra vez hasta que superé la cosa. Pero el día que nos conocimos, que Clayton hacía de camarero, ¡je, je, je!, es como que me volvió todo el recuerdo y ¡uf!, y mi mente quedó un torbellino al punto tal de confundirme los apellidos, que a la Milano le dije Notari. Y entonces me di cuenta, "¿pero será posible?, todavía no se me pasó". O no es machismo o es pudor de que en el club se enteren de que esta chica me usó. Y después el machismo me jugó a favor mío, lo que también está mal.

-¿Por qué?

-Porque pensé, ¿de qué puedo quejarme?, fui yo el que la usé.

-¿Y eso está bien?

-No, Rogelio, eso está mal porque ninguno tiene que usar al otro, ninguno tiene que usar al otro. Ya estamos llegando así que disfrutemos, hay chicas nuevas, está Gema Torrent...

-Constantino -me dijo Rogelio-, creo que tiene veintitrés, o sea, no sea cosa de que te vuelvas a encandilar.

Lo miré, hice una mueca que parecía una sonrisa.

-Yo no voy a decir de esta agua no he de beber, veremos cómo se presentan las cosas. Y si no se presenta nada por lo menos escuchamos buena música, tomamos unos tragos, medidos por supuesto. Te juró que jamás, jamás tomé de más como para que me tuvieran que llevar en otro coche, nunca. Ahora, si yo a la noche tomo un par de bebidas blancas ya no manejaría, me pediría un coche y mi coche lo dejo en el estacionamiento. En este caso son muy prudente, muy prudente. Ni siquiera con una medida chica de whisky manejaría. Y eso se lo digo a todos mis conocidos.

-Eso está bien -me dijo Rogelio.

-Bueno, estamos llegando. Prepárate, igual primero vamos a tomar algo. Tranqui, al mediodía casi no almorcé.

Rogelio me dijo:

-Yo tampoco, estaba nervioso por lo de la noche.

-Bueno, comamos unos sándwiches tostados y disfrutemos.