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Psicoauditación - Walter |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión 12/08/2025 Gaela, Constantino Olazábal
Sesión 12/08/2025 Sorpresivamente fue visitado al despacho una joven con intención de plantearle unir estrategias para las líneas de especialidades que la empresa de cada uno fabricaba. En un momento dado se encontraron elaborando algo más específico.
Entidad: Como muchas otras veces Clayton me había dejado su despacho en el Náutico. Golpearon la puerta: -Adelante. -Entró un joven. -Mi nombre es Raimundo, Raimundo Peñaloza, me contacté con su hijo Andrés y me dijo que lo encontraría aquí. -Está bien -le dije-. En qué te puedo ayudar. -No es para mí, señor Olazábal, quería presentarle formalmente a la empresaria Karina Milano. -Se asomó la joven, bellísima, verdaderamente bellísima, ya la había visto con su familia. Me dirigí al joven: -Gracias, Raimundo. ¿Por ti puedo hacer algo? -No, no, solamente quería presentarle formalmente a la señorita Milano. El joven se retiró y Milano se acercó a mí: -¿Cómo está, Constantino? -Me sorprendió su confianza, su seguridad.
Sonreí: -Bien. ¿Cómo estás tú, Karina? -Perfectamente. -¿En qué te puedo ayudar? -En hacer negocios. -Tengo entendido que tu padre, que ya volvió con la delegación a Liziana, han hecho contactos con gerentes de mi empresa. -Sí, pero no es lo mismo. -Explícate, por favor -le pedí.
La joven, que me impactaba con sus ojos, su rostro, me dijo tuteándome: -¿Y sabes por qué? -No, dímelo tú. -Porque he montado una empresa aquí, en Plena, en Ciudad del Plata, no es independiente de la empresa familiar pero ésta la manejo yo. Y como tú, Constantino, tienes una gran empresa aquí podríamos de alguna manera ver cómo podemos complementarnos. -Explícate -le pedí. -Claro. Nuestras empresas se dedican a especialidades, por así llamarlo, pero en mi caso estoy trabajando en proyectos nuevos y sé que tú estás trabajando en proyectos nuevos distintos a los míos, ¿pero por qué no fortalecer los lazos de las empresas asociando ambos proyectos? -¿Y tú que ganas? -Lo mismo que vas a ganar tú, dinero. -Bien -le respondí-, tendríamos que hablar con nuestros técnicos, que se contacten entre ellos. De mi parte doy permiso a que mis técnicos develen lo que pueden develar. Y bueno, tú harías lo mismo, que den la información que puedan dar. Y si esos técnicos están de acuerdo, entonces mediante escribanos firmaríamos un contrato únicamente por estos nuevos proyectos. -No tengo problemas -me dijo la joven. -Bien. Pásame por favor todos tus datos yo te pasaré los míos. -Bien. Entiendo que tienes varios teléfonos en tu empresa y también tienes un teléfono personal, ¿podrías dármelo? -Sonreí. -¿Y el personal para qué, señorita Milano? -El personal para poder contactarme contigo, señor Olazábal.
Se acercó más a mí y me sorprendió enormemente, mi sillón por supuesto tenía ruedas, lo apartó un poco del escritorio y se sentó sobre mis rodillas, prácticamente se sentó sobre mis piernas. Acercó su rostro al mío y dijo: -Además, si vamos a ser socios en los nuevos proyectos, ¿por qué no podemos tener un mayor acercamiento?
En ese momento tenía unos deseos enormes de acariciarla, besarla, pero con toda mi fuerza de voluntad le dije: -Qué edad tienes, la edad de mi hijo mayor Andy. ¿Sabes qué edad tengo yo? Puedes tranquilamente ser mi hija. -O sea, no te gusto. -No te hagas la lista conmigo, me gustas muchísimo pero para ti soy una persona mayor, no me digas que yo te gusto más que cualquier chico del Náutico. -Son imberbes. Me gustan los hombres mayores que tienen más experiencia. -Me acarició el cabello, acercó su boca a mi oído y me dijo: -Y honestamente, lo que yo busco es experiencia en la parte laboral y también en la parte íntima.
Cogió con una mano mi rostro y me besó muy suavemente los labios, no apasionadamente, suavemente. Y me produjo, ¿cómo decirlo?, como que una electricidad recorriera mi cuerpo. Y obviamente, mi voluntad la deleteé y en ese momento le di un beso apasionado, muy apasionado.
Se separó de mí y se paró. Me sorprendí: -¿Te vas? -No. -Tomó el pestillo de la puerta y lo aseguró. -Aquí no va a entrar nadie. -Veo que el sillón tiene una palanca, ¿para qué? -Sabes para qué, tiene tres posiciones: sentado, reclinado y casi reclinado del todo. -Muy bien. -Ella misma tomó la palanca, con la otra mano presionó mi pecho y me hizo inclinar casi acostado y se puso encima mío-. ¿Entonces cómo seguimos? -¿Te das cuenta, Karina Milano, que esto es solamente un momento? -¿Por qué? -me preguntó ella. -Por la edad. -¿Qué es lo que te preocupa, que nos miren, que digan 'Mira este señor con la niña'?, no soy una niña. -Como dije antes, tienes la edad de mi hijo mayor. -¿Acaso él dirá algo? -Ellos se preocupan por mí en ese sentido, se preocupan sí, de que estén bien, pero no de lo que haga. El tema es... -¿Por qué no dejas de hablar? -Y dejé de hablar-. ¿Hay una luz más tenue? -Sí, aquella lámpara del costado. -Se iba a levantar-. No, no, la manejo del escritorio.
Presioné un botón, encendí la lámpara que apenas iluminaba el recinto y apagué la luz grande del techo, y en penumbras continuó la acción. En ese momento me vi completamente transportado y por momentos me paralicé. -¿Qué pasa, te sientes intimado o eres demasiado mayor para responderme? -¡Je, je! No, no es por eso, es porque no lo puedo creer, que estemos por hacer el amor. -Bueno, ¿qué pasa si dejas de pensar, Constantino, y te dedicas a la acción? Y fue lo que hice.
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