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Psicoauditación - Walter |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión 31/10/2023 Sargón, Valdemar Sesión 21/11/2023 Sargón, Valdemar Sesión 12/06/2024 Sargón, Valsartán Sesión 10/07/2024 Sargón, Valsartán Sesión 05/08/2024 Aldebarán IV, Gualterio (Rey Anán) Sesión 22/08/2024 Aldebarán IV, Gualterio (Rey Anán)
Sesión 31/10/2023 Fue ascendido, estaba contento. En una disco encontró una compañía que le atraía, y era compartido. Y con el tiempo llegó a enamorarse. Luego descubrió que la compañía no era lo que él pensaba, lo que él quería.
Entidad: Me sentía sanamente orgulloso, el hecho de que me hayan ascendido a teniente me hace sentir bien, con más ganas de ser útil a la Federación Sargón y poder emular algún día a la comandante Aze, una comandante que había sofocado tres rebeliones en el último año de Sargón, prácticamente era una heroína. Mejoró también mi vida personal, conocí a una joven llamada Lucila, era militar pero estábamos vestidos de civil, nos encontramos en una disco. No fue casualidad, pienso que todo es causal.
Voy a la barra, me pido un trago suave y al lado mío estaba ella. Fue ella la que habló: -¿Solo? -La miré. -¿Y tú? -Sola. ¿Esperas a alguien? -No -le respondí-. ¿Y tú? -No -Ella siguió-. Podemos unir nuestras soledades. Le dije: -¿Qué tipo de música te gusta? -Se encogió de hombros. -Mira, todo lo que sea bueno para nuestros oídos, no sea música estruendosa me gusta, no importa si es música lenta si es música rápida, pero que traiga inspiración. Obviamente, en una buena compañía. -Y me miró a los ojos. No le encontraba defectos; una nariz respingada, sonreía y se veían sus dientes color marfil. Una belleza-. Mira, ¿qué te parece si bailamos? -¡Como me voy a negar ante una dama! A propósito, ¿cómo te llamas? -Lucila. -¡Wow!, hermoso nombre. -¿Y tú? -Valdemar -le respondí. -¡Valdemar! Sé quién eres, sí, sí, sí, junto con tu amigo pudieron frenar a un capitán que estaba fuera de sus cabales. -Así es, ese era yo. -Muy bien, muy bien. Y te han ascendido a teniente. -Correcto. -Bailamos lento, le tomé una mano y con la otra la cogí de la cintura. -¿Bailas seguido? Confesé: -Honestamente, no. -¡Ah! Por lo antiguo, digo. -No entiendo. -Tómame con los dos brazos de la cintura y yo te cogeré del cuello con mis dos brazos. -Y bailamos prácticamente pegados, mejilla con mejilla. Era apenas un poco más alto que ella, sentía su perfume, su respirar en mi cuello. Y entre mí pensaba, "esto no me puede estar pasando, estoy bailando con la chica más bella de Sargón".
La orquesta dejó de tocar, nos fuimos a sentar. Me dijo: -Es la tercera vez que vengo aquí... ¿Pero sabes por qué me gusta?, porque hay orquesta en vivo, no tienen grabaciones en holotablet, en holodiscos, no no no no, incluso puedes acercarte y decirle al director, "me gustaría tocar tal tema". Le dije: -Disculpa, "te gustaría que toquen tal tema". -No, toco el piano electrónico. -¡Ah, vaya sorpresa! ¿Qué tipo de música? -Una música de hace un par de siglos. Se bailaba suelto, pero algo indescriptible. -Bueno, espero que la próxima vez que nos veamos me permitas el honor de escucharte. -Tengo un piano electrónico más chico en casa... -¿Puede ser que me estés invitando? -Si quieres venir no tengo problemas. -Tú me dirás cuando. -Se encogió de hombros. -Valdemar, "cuando" puede ser ahora, tengo aquí aparcado mi heliocoche. -Y me llevó a su apartamento-. Mira, en ese aparador tienes infinidad de botellas, sírvete el trago que quieras. -Vaya, ¡wow!, no sé que elegir, parece que tuvieras una licorería. -Mira, el licor tomándolo en su justa medida es bueno. Fíjate que en la disco apenas he probado un trago, siempre trato de estar alerta. -Estoy de acuerdo, me serviré prudentemente.
Me senté en un sillón y se puso a tocar en su piano electrónico esa música de hace dos siglos. Me sentía como transportado, me sentía como vivo, olvidándome de la Federación Sargón, olvidándome prácticamente de todo. Terminó de tocar y se sentó al lado mío, me puso la mano en el hombro y con la otra mano me quitó la copa y la puso en una mesita. -Y ahora ocupémonos de nosotros. -Me tomó de la nuca y suavemente me dio un beso en los labios, un beso que me pareció interminable. -¿Qué perfume usas que dura tanto? -¡Ah!, secreto de mujer. Tú también tienes perfume. -Bueno, estamos parejos. -¡Mmm!, ¿seguro? -No le captaba su intención. -¿Tú dices que no estamos parejos? -No lo sé, me lo tendrías que demostrar.
Yo usaba una antigua camisa de botones y me empezó a desabotonar uno por uno. Ella me dio la espalda y señaló su cierre. Le bajé el cierre. Seguimos besándonos. Finalmente apretó una tecla y la luz del lugar se hizo tenue, totalmente tenue. Apretó otra tecla y se escuchó una música suave, lenta. -No te preocupes, Valdemar, no es música para dormir, no es música para meditar. -¡Ah!, ¿no? -No, es música para hacerse el amor. -Mi piel se erizó. No lo podía creer, tenía prácticamente en mis brazos a una diosa.
Me quedé en su apartamento toda la noche. Nos amamos. Me sentía el hombre más dichoso de la galaxia. Por la mañana ella preparó el desayuno y me dijo luego: -Valdemar, en la semana no nos veremos, si estás de acuerdo nos vemos la otra semana, por la noche, en aquella disco. -Podríamos vernos si quieres un día de la semana. -No, tengo tareas. -Obviamente, eres militar -le dije. -Sí. -Está bien -no insistí-. La próxima semana nos veremos.
Y así fue. Esto duró cerca de dos meses, hacíamos el amor de manera intensa pero a la vez suave, algo que no se puede expresar con palabras, las palabras son pobres para expresar las emociones, los sentidos, los jadeos, la respiración, los besos, la culminación, el estar apretujados abrazados uno contra el otro, el calor de ambos cuerpos. La última semana me dijo: -Tengo que ir en una misión, hay una rebelión en el sistema de Astor, lo vi por el holovisor, prácticamente es un mundo entero que está en rebelión. -¿Con qué capitán irás? -No, yo comandaré la nave. -¿Eres capitana? -No. -Lucila, nunca hemos hablado de ti, ¿quién eres? -Soy la comandante Lucila Aze. -Me quedé pálido. -¿Tú eres la comandante Aze? Eres... eres famosa prácticamente en todo este cuadrante galáctico, has sofocado ya como seis rebeliones. ¡Comandante!, eres jovencísima. -Comencé de muy joven. Tuve un maestro, el comandante Acelius. Supe de él, no le fue bien, quiso atacar varias bases lacerta hasta que finalmente las naves lacerta lo encontraron y pulverizaron su nave, con los tenientes y alféreces. Prácticamente no quedó ningún tripulante con vida. -¿Lo lamentas? -Lucila se encogió de hombros. -Nadie sabía lo que iba a hacer. Yo lo veía como un gran comandante a Acelius, pero evidentemente su ego se apoderó de él. La gloria no se logra unilateralmente, siempre hay que trabajar en equipo y siempre respondiéndole al alto mando, por eso la primer ministro Nubia me tiene en consideración. Y una vez que termine la rebelión, porque sé que voy a acabar con ella, seguiré estudiando e instruyéndome. Por ahora no voy a ir a la disco. -¿Y qué pasará con nosotros, Lucila? -No entiendo, Valdemar. -Claro, estábamos saliendo, yo me imaginaba un futuro contigo. -Disculpa, me gusta estar contigo, me gusta pasarla bien, pero no te confundas. -Perdón, ahora soy yo el que no entiende. -Claro. Eras un alférez recién ascendido a teniente, soy una comandante. -Me quedé pálido, algo molesto. -Por ejemplo, este comandante fallecido, Acelius, tengo entendido que era más que amigo de la capitana Kirana. -Bueno, a veces se da el caso. Pero yo no estoy para comprometerme con nadie y menos con un teniente. -Bajé los ojos abochornado. Me tomó del mentón, me hizo levantar la vista-. No lo dije para ofenderte, pero soy una persona que respeta los cargos, no estaría bien visto que saliera con un teniente. -Lo que te puedo decir, Lucila, ¿o quieres que te diga comandante Aze? -No seas irónico, Valdemar. ¿La has pasado bien? Yo la he pasado bien, ¿tú no? -Te voy a responder, aunque me siento humillado. No es que la pasé bien, me enamoré profundamente. -¿Enamorarte? ¡Je, je! Hemos salido apenas un par de meses, y nos veíamos solamente los fines de semana, nadie se enamora así tan rápido. No sabes nada de mí, yo no sé nada de ti, llegábamos a mi apartamento tomábamos unos tragos, la pasábamos lindo, ¿y me hablas de amor? ¿Qué te pasa, Valdemar, por qué te desubicas? -¿Desubicarme?, ¿al amor le llamas desubicación? -¿Amor?, esto fue placer. Y tu forma de pensar me incomoda. Yo creo que no debemos tratarnos más salvo que nos toque una misión juntos, pero tú serás el teniente y yo seré tu comandante. Estoy llamando por mi holomóvil un aerotaxi. -Está bien, me marcho. Disculpa si desnudé mis sentimientos. -No me hables de sentimientos, Valdemar, no me hables de sentimientos. No me vengas con eso, nadie tiene sentimientos tan rápidamente. -Le quise dar un beso, me puso la mano en el pecho-. No, se terminó. En realidad nunca empezó. Reconozco que la pasé bien, pero no no no no no, enamorarse... ¿De qué hablas, Valdemar? Por favor.
La saludé. Llegó el aerotaxi, subí, le marqué la dirección. Cuando llegué a mi apartamento le transferí los créditos del viaje y entré. Me sentía más solo que nunca, yo sé que para ella no fue un juego, simplemente que estaba fuera de su léxico la palabra 'compromiso'. Pero lo que más me abochornó cuando dijo "¡Con un teniente!". O sea, que yo hubiera sido un comandante quizá hubiera tenido una oportunidad mayor. Pero no puedo prejuzgar, no voy a hacer de hombre despechado que habla mal de la persona que lo apartó, entiendo que cada uno tiene su manera de ser, de pensar y de sentir.
¿Pero quién me quitaba todo lo que tenía dentro del pecho, esa angustia, esa desesperación, esa necesidad? No lo voy a comentar con mi compañero Alserván porque conozco su manera de ser; dirá "¿Pero de qué te quejas, hombre?, has estado con la mujer más bella". Pero no, no pasaba por ahí, no pasaba por ahí, mi corazón, simbólicamente, estaba hecho pedazos. Pero no todo el mundo lo entendería. No todos, casi nadie.
Sesión 21/11/2023
El capitán Alexis y el teniente Valdemar viajaban a otro mundo, era un viaje de cortesía y a su vez de instrucción de alféreces. Valdemar le comentaba el resentimiento que sentía hacia una comandante.
Entidad: -Teniente Valdemar... -Mi capitán. -Ven conmigo, tenemos órdenes de la primer ministro Nubia de ir al sistema Prima. -No lo ubico, capitán Alexis. -Queda aproximadamente a unos sesenta años luz. -¡Ah! ¿Pero está dentro de la Federación? -No, es un sistema independiente que a su vez tiene diez sistemas estelares en un radio de veinte años luz. -¿Hubo algún problema, mi capitán? -No, simplemente es una visita de cortesía de parte de la primer ministro Nubia. Vamos en el principal crucero. -¿Salimos mañana a las cero seiscientos? -¡Je! No, no, Valdemar, salimos ahora. Prepárate la mochila, ropa de cambio. -Siempre tengo. -Bien. Nos vemos en el espaciopuerto en una hora cuarenta minutos. -Estaré allí, mi capitán.
A la hora puntual partimos. Era un viaje de cortesía y a su vez de instrucción para los nuevos alféreces. Íbamos con el teniente Valdemar y con cuatrocientos alféreces, tanto humanos como reptiloides, como cánidos o félidos. -Ponte cómodo no vamos a velocidad máxima, vamos tranquilos. Velocidad ultralumínica pero en punto cinco, tranquilos. -¿Preparo un café, mi capitán? -Bueno, haz dos. -Valdemar trajo los cafés y le pregunté-: ¿Qué pasó con el tema de la comandante? Valdemar me miró: -Por un lado estoy satisfecho. -Explícate. -Satisfecho mi ego. La comandante me llamó después de haberme despreciado. -Bueno, estuvieron un tiempo juntos y ella dijo que por ser comandante no iba a salir contigo, tal vez era para guardar las apariencias. -No tiene nada que ver, no tiene nada que ver. Si de repente tú, capitán, te enamoraras de una alférez o de una cadete, ¿no saldrías por ser capitán? -No, nada me lo impediría. -Entonces, o sea, ¿que por el hecho de ser mujer y yo varón, tengo menor grado, me deja de lado? -Pero se ha comunicado. -Sí, se ha comunicado más que nada para reunirnos. -¿Entonces? -Le dije que por ahora no porque sentí como que estaba encandilada por mis condecoraciones, por lo que pasó en el sistema Laxen. Entonces..., entonces no, entonces no. Así no.
Sesión 12/06/2024
Se encontraba en una nave de la Federación Sargón pero no recordaba desde cuando ni qué hacía allí. Su superior, su capitán se esforzaba en ayudarle a recordar que habían perdido la guerra con los Mordon.
Entidad: Quizá fue un espejismo o un resplandor. Pero recuerdo que estaba en mi aposento, era un aposento que daba al exterior y tenía una ventana de carbono transparente con rejas de metal azul.
Sé que a veces en época de lluvia puede haber relámpagos, pero no vi un relámpago, vi como que todo afuera se ponía blanco y en mi pecho el vello es como que se erizaba, como si estuviera imantado, y me quedé dormido.
No sé si perdí la memoria o qué pasó después, pero recuerdo que me sacudían: -Valsartán -Abro lo ojos. -Capitán Alexis, ¿todo bien? -¿Bien?, ¡no sé a qué le llamas bien! -Miro por una claraboya y veía las estrellas. -¿Cuánto tiempo dormí? Estaba en Prima, me habías invitado, y tenía una pequeña casa para mí solo. -¿Qué has tomado anoche? -¿Tomado? Cenamos todos. -¿A quién le llamas todos? -Luber, la esposa, tu esposa Kirana. -¿Te parece Valsartán que es momento para burlas? ¿Sabes en qué posición estamos? -¿Podemos empezar por el principio? Honestamente no recuerdo qué tomé, yo sé que cenamos juntos y estaba en la casa. O algún condimento de Prima me cayó mal y me hizo dormir y me afectó a la mente. -De eso no tengo ninguna duda, tu mente está afectada. Hace más o menos una semana de Prima que estamos en el espacio con quíntuple capa de invisibilidad. Tenemos trescientas personas a bordo, pero no nos van a ganar. -No nos van a ganar, ¿quién? -Me tomó de la pechera: -¿Qué te pasa Valsartán? -Y me sacudía. -Pero mi capitán, no entiendo. -Tú fuiste quien más me apoyó, tú, nadie más que tú. -Pero mi capitán, no me haga sentir mal, siempre he obedecido sus órdenes y apoyado todo proyecto. -¿O sea que reconoces que somos rebeldes? -Algo me cayó mal... Rebeldes, ¿por qué? Hay paz, vencimos. -¿A quién vencimos?, ¿a quién? Nos traicionaron. -Capitán Alexis -Me senté en el camastro-, tengo el estómago revuelto y me duele la cabeza, pero mucho, un dolor de cabeza que apenas lo soporto. -Bueno, en la parte de la farmacia hay un dispenser, toma un comprimido y se te pasa en instantes. Pero el dolor de cabeza no te trastorna. Hace una semana de Prima que estamos aquí prácticamente escapando, y no somos la única nave, pero por protección escaparon trescientas naves con trescientos tripulantes cada una. -¿De dónde escapamos? -Valsartán estás colmando mi paciencia, ¿de verdad no te acuerdas? Tienes que ir al gabinete del médico que te haga un paneo holográfico de tu mente. -Bueno, supongamos que quizá me tropecé y me golpeé y tengo un lapsus, como que perdí la memoria. Mi capitán por favor, ¿qué ha pasado? -El primer ministro Marco no me apoyó, no apoyó mi proyecto de las naves flecha, no apoyó mi proyecto para hacer virus especiales que únicamente dañaba a los invasores, decía que no había tiempo y que mi misión iba a fracasar y me lo prohibió. Obviamente yo me rebelé, pero todos los estudiantes de genética no quisieron trabajar con los ordenadores para crear esos virus. Los estudiantes de física avanzada no quisieron trabajar con la protección azul y los estudiantes de física quántica no quisieron trabajar con el pequeño rayo que podría perforar un micrón cualquier capa de cualquier nave invasora e inyectarle los virus. -¿Hablamos del imperio Mordon? -Valsartán, ¿qué te pasa?, por supuesto que hablamos del imperio Mordon. Y los fungo, traidores, se unieron para acabar con Prima y con Sargón. Pero no hubo víctimas, los cobardes se rindieron, y ahora todo Sargón con sus quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares, está en manos del imperio Mordon. -No, no, mi capitán, tú, mi capitán, los has exterminado, los has vencido. Y el imperio Mordon se unió a nosotros. No el imperio Mordon, los fungo. -Algo te afectó tu cabeza. -La tengo clara, mi capitán. -Creo que vas a ir a enfermería a que te miren con computadores holográficos. No estás en condiciones de nada, creo que has perdido la razón. -¿Puedo hablar un instante? -Habla. -Mi capitán, las naves flecha salieron disparadas del navío principal de Kirana, del nuestro. Contaminamos a todas las naves Mordon, a sus mundos. Y como los Mordon habían destruido un mundo fungo, los fungo viendo el peligro se unieron a Sargón. Vencimos. -Lo soñaste. Es lo que te gustaba. -¿Pero además quién es Marco? -Marco, hace por lo menos quince años de Sargón que es el primer ministro. -No, el primer ministro era Will, que por alguna razón su mente se había desequilibrado y lo sucedió Nubia, la reptiloide Nubia, la primer ministro. -¿Quién es Nubia? -Mi capitán, Nubia, la esposa de Fidis. -No estoy para burlas. -Son amigos suyos y de su esposa Kirana. -¿Kirana? Kirana se alió al jefe Mordon por conveniencia. La condecoraron. Para mí es una traidora. Y sin embargo ella nos delató. Cuando escapamos a Ferro ya nos estaban esperando. Por suerte percibimos a parte de la flota, pusimos la capa de invisibilidad y nos marchamos. -Pero mi capitán, yo tengo memoria de otra historia. -No te lo voy a ordenar por amistad, pero sí te voy a pedir de buenas maneras que vayas a la sala médica y vean qué pasa en tu cerebro. Tiene que haber algún proceso, pienso que quizás algún traidor de Prima te disparó un rayo que afectó una parte de tu paquete neuronal y no sólo has perdido la memoria sino que la reemplazaste por una memoria que tú anhelabas por algo que nunca pasó. -Mi capitán, yo sé diferenciar un sueño de una realidad, mi mente no fue afectada. Y Kirana todavía seguía en la flota, y tú, mi capitán, te habías retirado para descansar con esos pequeños mamíferos en la campiña de Prima, y disfrutabas de ese descanso que te merecías. -Nunca pude descansar. No sé quién es Will, no sé quién es Nubia, no sé quién es Fidis... Y de Kirana, ¿qué puedo decirte? Una piel delicada, húmeda como sus besos, esos besos que me transportaban a otra dimensión donde vivía un mundo de colores, y mientras yo vivía con ella, antes de la guerra. -No, mi capitán, antes de la guerra vivían peleándose en broma, fue cuando terminó la guerra que empezaron a salir de verdad. -De verdad que estás mal, pero ya te repararemos. Fue mucho antes de que nos atacara el imperio Mordon esos besos húmedos que me recorrían y que yo le correspondía, y veía con los ojos cerrados arco iris, aroma de flores, cantos de pájaros, y cuando abría los ojos sus ojos negros me miraban. -Mi capitán, somos amigos, déjame tutearte; siempre has sido una persona pragmática, si se permite la expresión porque estamos en una nave con los pies sobre la tierra... No, esta forma de expresarte no es tu forma de expresarte. -Ésta es mi forma de expresarme siempre me he expresado así. -Pero mi capitán, ¿cuántos tenientes venían por ayuda? -¿Si?, y se las daba. Me preguntaban: "¿Cómo puedo resolver mi autoestima?". Y yo los ayudaba, les explicaba "Recorre ese camino, ese camino de un valle verde mucho antes de las montañas que en invierno en sus cumbres están blancas de nieve, allí te encontrarás a ti mismo y encontrarás a tu amor". Y así me pasó a mí cuando me encontré con Kirana, nuestras manos se tocaron y fue como una sensación de que ella iba a ser mía para siempre y yo de ella. Y mira, se vendió a los Mordon y yo, yo soy el rebelde. Claro, rebelde porque no tengo un lugar de pertenencia porque ahora soy un prófugo, porque todo lo que he dado el primer ministro Marco nunca me lo reconoció. -Y había una teniente, Sophía. -¡Ja, ja, ja! Sophía. A Kiran, el teniente, que era leal a nosotros, la teniente Sophía le disparó y lo mató. Ella también estaba con los Mordon, impidió que Kiran me avisara a tiempo, hubiéramos escapado antes. Pero claro, con esos ojos celestes cuando se enojaba se transformaban en azules, como ese hielo azul helado. ¿Has visto el hidrógeno líquido? -Sí. -Eran los ojos de Sophía. -Mi capitán, ¿podemos hacer una cosa?, ¿lo podemos tomar como una especie de juego? -¿Te parece que esto es un juego? Si nos llegan a visualizar nos hacen trizas. -Présteme atención. Vayamos cada uno a una máquina y que un médico nos escaneé nuestro cerebro. -¿Y a mí, para qué? Ya sé quién soy, soy aquel que fue olvidado, aquel que ya no está, aquel que en algún momento fue y dejó de ser. ¿Y qué va a encontrar la máquina en mi cerebro?, tristeza, penas, angustia, depresión. -Mi capitán, eso no lo encuentra un ordenador. -¿Por qué no?, ¿por qué un ordenador no puede encontrar la tristeza y la angustia que me embarga?, porque somos prófugos, rebeldes. Y tú eres quien más me ha apoyado, espero que no me traiciones haciéndote el que perdió la memoria. Pero te haré caso. Vayamos a los ordenadores. -Y lo seguí.
Dos médicos me pusieron como una especie de casco holográfico y una lectura en una pantalla holográfica, no hacía falta que cerrara los ojos. Al lado mío el capitán Alexis. Diez minutos después el resultado.
-Ambos tienen su mente totalmente normal, no hay ninguna anomalía en ninguna de los dos cerebros. Alexis me miró: -Entonces deja de fingir, si hubieras perdido la memoria saldría en la pantalla. No tenía sentido debatir. Le dije: -Sí, algo me estoy recordando. -Tenía que mentirle para que no se ofusque conmigo-. ¿Y ahora dónde vamos, mi capitán? -Lejos, a cientos de años luz. -¿Y las otras naves, mi capitán? -No sé, cada una que se busque su destino. Por seguridad o porque hubiera un traidor ninguna de las trescientas naves supo donde iba la otra. Y aquí tenemos cortada la comunicación al exterior y vamos a ir a un mundo tipo Sargón aunque hubiera una civilización menos avanzada. Dejaremos la nave en órbita e iniciaremos una nueva vida. -Está bien. ¿Podemos tomar algo caliente? -Sí, por supuesto.
Ahora lo veía más calmado al capitán, pero todas las personas de la nave, todos los tripulantes, los que controlaban los ordenadores, los mecánicos de a bordo, todos, recordaban en su mente la historia que me había contado Alexis, pero no era la que yo recordaba y eso me trastornaba la mente. Me estoy volviendo loco, no lo entiendo, nunca ganaron los Mordon, nunca existió un primer ministro Marco. ¿Una Kirana traidora?, jamás. -Mi capitán, ¿y Alserván? -También muerto por Sophía, igual que Kiran. -Sophía lo amaba como si fuera un hermano mayor. -¡Ja, ja, ja! ¡Ay, Valsartán!, te salen tan bien las bromas que termino por creerte. Deja de bromear. Ven, vamos a tomar algo caliente. -Lo seguí.
Pero mi mundo era otro, no era este, yo había estudiado el mapa galáctico. -Permiso, voy a mirar un poquito el cuadrante. -No estaba loco, la galaxia era exacta cuadrante por cuadrante, pero no era la historia que yo recordaba-. ¿Puedo después de tomar algo recostarme otro rato?, porque de verdad me duele mucho la cabeza, mi capitán. -Eres flojo. No eras así, ¿qué te pasó?, ¿de verdad te dispararon? No, porque hubiera salido en la pantalla holográfica, tu mente está perfecta, tu cuerpo también. ¿Qué pasa contigo?... Bueno, recuéstate un par de horas.
Tomé algo caliente y honestamente no tenía hambre, me dolía horrores mi cervical y mi cabeza. No daba más. Del dolor de cabeza estaba mareado y me recosté y me quedé dormido. Pensando.
Sesión 10/07/2024
La entidad comenta que su superior, el capitán Alexis parecía no estar allí, todo lo veía distinto de su manera habitual de ser. Además estaba reactivo por haber perdido la batalla contra los Mordon. Estuvieron en un mundo para investigar.
Entidad: Le dije a Alexis: -Yo no recomiendo bajar a este planeta, si bien aún no tiene viajes interestelares están bastante avanzados, busquemos algo más cómodo. -¿A qué le dices cómodo? -me dijo Alexis de mal tono. -Bueno, a un mundo que todavía no tenga viajes espaciales. -¡Je, je, je! ¿Así que ahora lo sabes todo? -No no, es para mayor comodidad. -En ese momento se acercó un cadete. -¿Qué pasa Atilio? -le dijo Alexis de mal modo. -Mi capitán, acabo de hacer, con mi holoordenador capacitado en informática de defensa, una capa invisible de un milímetro que ni proyectiles ni rayos pueden penetrarlo. -¿Y qué quieres, que te felicite? ¿Acaso no es tu trabajo? -Mi capitán -dijo Atilio-, nada más le comento para que esté satisfecho. -Satisfecho voy a estar cuando, ¡bah!... A ver, o sea, nos envuelve de manera invisible. Muy bien. ¿Cómo traspiramos la piel, cómo respiramos, eh? -Lo que pasa es que es poroso. -¡Qué inteligente, Atilio, qué inteligente cadete! ¿Y si es poroso cómo evita que nos lancen un proyectil y nos hieran? -Bueno, mi capitán, de ahí la maravilla de ordenador que me dio la clave: es poroso de adentro hacia afuera y también para poder respirar. Y si el aire no fuera totalmente respirable filtra los gases que nos pudieran hacer mal a nuestro cuerpo y deja pasar únicamente los gases similares a los de Sargón. -¿Acaso estás pidiendo una medalla? -De mal tono. -Mi capitán, no, es por si quieren bajar. -Y por supuesto que vamos a bajar. -Me miró a mí-. ¿Buscas un planeta cómodo o es por temor que pase algo? Le respondí: -No, es directamente porque me parece que conviene ir a un mundo no tan avanzado.
Llegamos a un mundo, la atmósfera era totalmente respirable. Me dijo Alexis: -Bajarás conmigo. Que quede otro teniente a cargo. Y, Atilio, espero que salga todo bien, si no directamente te lanzo al vacío sin protección. -Mi capitán, ¿no lo dirá en serio? -¿Te parece que mi cara muestra signos de broma? -Mi capitán, me esmeré...
Lo interrumpí a Alexis y le dije: -Déjalo al cadete Atilio tranquilo. -No te metas, disciplina, disciplina. ¿Por qué piensas que perdimos con los Morgon? -Los Mordon, señor. -Bueno, lo que fuera, Mordon, Morgon, lo que fuera. Perdimos por falta de disciplina. -¿Estás bien, capitán? -¿Estás dudando de mi coherencia?, o vas a acompañar al espacio exterior sin protección a Atilio, al inútil. -Me sentí molesto. -Alexis, no es inútil, lo que logró este cadete no lo logra nadie, ¿por qué lo desprecias, qué tienes con él?, o tienes envidia de que tú cuando eras cadete no has logrado estas cosas. -¡Je je je! Qué caído que me ves, qué derrotado que me ves. Si hubiéramos vencido a los Mordon estarías arrodillado a mis pies, y ahora me faltas al respeto. Qué bajo que me ves, ¿eh? -No te estoy faltando al respeto, simplemente te digo de que estás demasiado agresivo, no sabemos cómo es la gente. -Bueno, a ver qué esperan los de traslación, que no teletransportan.
Al poco tiempo estábamos en la superficie. Habíamos estudiado los trajes de época y hicimos una simulación de esos trajes, obviamente teníamos el traductor universal y podíamos entender perfectamente. Bajamos en una zona del hemisferio donde su sol tardaba bastante en salir, teníamos por lo menos como treinta días de noche. Le dije: -Hubiéramos bajado en una zona más templada, aquí hace un frío tremendo. -¿Frío? ¿Pero acaso tu querido cadete Atilio no hizo los trajes térmicos? -No puede hacer todo, pero de todas maneras tenemos ropa térmica. -Entonces no te quejes. -Simplemente estoy diciendo que hace frío y que es una noche que va a durar bastante. Tenemos incorporados en nuestras pupilas visión infrarroja, podemos ver todo.
Nos acercamos a una cantina, pedimos una bebida. -Alexis, ¿cómo hacemos para pagar? -No te preocupes, tengo aquí un aparato que directamente duplica con distintos números de serie los billetes, no va a haber ninguna diferencia. Le pagamos a la camarera y solamente dijo: -¡Vaya, se ve que han ido a la zona central, billetes nuevos! Qué bueno. -¿Tenemos alojamiento por aquí? -preguntó Alexis. -Sí. Por su acento no son de aquí, son de la zona central. -Sí, somos de la zona central. -Bueno, ustedes parecen buena gente, porque no nos llevamos bien con la zona central. Son muy creídos, viven mejor que nosotros y nosotros somos los que nos sacrificamos aquí en las minas cavando debajo del hielo, y cazamos animales, y los del centro comen a costa nuestra. La camarera estaba mal predispuesta pero Alexis le dio una buena propina. -Bueno, van a ser bien atendidos, aquí el dinero no se desprecia. -Nos dieron dos buenas habitaciones.
Y antes de subir vimos a un hombre mayor: -Ustedes no saben lo que yo logré. Vino la camarera: -No le hagan caso, está loco. -Tengo un invento, un invento que va a revolucionar todo este mundo. -No le hagan caso, dicen que tiene algo que va a dejar obsoleto todos los faroles de aceite para iluminarnos. -Le pregunté: -¿Cómo te llamas, buen hombre? -Orlabo. -Señor Orlabo, ¿cómo estudió todo eso? -¡Ah! Fui a la zona central y lo que he logrado no me lo creen. Tengo una casona vieja, si se animan a caminar... -¿Podemos ir mañana?, así descansamos -preguntó Alexis. -Es mejor que lo vean ahora, salvo que no quieran caminar de noche porque hay bestias peludas que atacan a las personas. -Obviamente a nosotros no nos harían nada porque ni siquiera la mordedura de una bestia en un brazo pasaría la capa invisible que hizo el cadete Atilio. Pero debíamos simular temor-. Yo llevo un arma. -Y mostró un revolver antiquísimo, de balas, como se usaba hace más de un milenio en Sargón, mucho más de un milenio. -¿Vamos caminando? -¿Caminando? Yo algo de dinero tengo, pude comprar un carruaje. -Había una bestia parecida a los viejos caballos de Sargón, y subimos.
Legamos a una casona que estaba en bastante buen estado, tenía muchas habitaciones. -¿Y vives solo? -el hombre dijo: -Sí, no quiero intrusos que me roben mis inventos. Mirad, esto es una balanza, esto es un reloj solar. Pero bueno, aquí la noche dura tanto tiempo... Y aquello que veis es un reloj de cuerda, la gente piensa que estoy loco porque no entiende cómo funcionan las manecillas del reloj. Pero venid, venid. -Abrió una trampilla con una escalera que bajaba a un sótano-. Este es mi invento, nadie quiere a atreverse a venir porque dicen que lo que yo tengo es un tremendo explosivo que va a volar todo, pero no es así. -Había un montón de válvulas y una palanca-. Ahora van a ver el gran invento que tengo. -Nos miramos, Alexis se encogió de hombros. Yo le dije: -¿Nos puede mostrar? -Se van a sorprender, la zona central que son tan creídos que se piensan que son más adelantados que nosotros, no han logrado lo que yo he logrado. -Cogió una palanca-. Alejaos y mirad la maravilla. Voy a bajar la palanca. Quedaos tranquilos, ya la he probado pero nadie se tomó la molestia de venir. -Bajó la palanca y toda la habitación del sótano se iluminó con bombillas eléctricas. Disimulamos: -¡Vaya, esto es una maravilla! -Esto que veis aquí se llama motor, funciona con combustible, combustible fósil. Y esto que veis se llama electricidad, con esto podemos iluminar a todo el planeta. ¿Qué va a costar dinero? Sí, pero va a iluminar mucho más que cualquier farol de aceite. Le dije: -¿Y esto lo has conseguido tú solo? -Yo solo. Y voy a ir a la zona central, a Patentes e Inventos. -Te acompañamos. -Está bien, el problema es la zona negra. -¿Qué es eso? -Hay que esquivarla. -¿Pero qué hay ahí? -El que entra no sale, es como un pozo que te traga. -Bueno, vamos a esquivarlo. -Lo que pasa que la zona negra está en distintos lugares del camino. -Bueno, pero podemos percibirla. -Yo puedo percibirla porque conozco los caminos. -¿Piensas ir en el carruaje a la zona central?, ¿es todo tierra, no hay mar de por medio? -No, arroyos, ríos. Pero hay puentes. -¿Y cuánto se tardaría? -Poco, cálculo que menos de tres meses. -¡Tres meses! ¿Y de mientras? -He visto que tenéis billetes, comeremos por el camino, si me invitáis. -Sí, por supuesto.
Anduvimos varias noches por los caminos, y de repente dice: -Ahí, ahí hay una zona negra, vamos a esquivarla. Alexis dijo: -No, quiero ver qué es eso. -¿Te parece conveniente? -Me miró. -¿Que tienes miedo? -No, no tengo miedo, Alexis, no tengo miedo, creo que eres demasiado impertinente. -Claro, como soy un derrotado ahora cualquier teniente me falta el respeto. Ya me las vas a pagar. -Ya sé me vas a enviar al vacío. -¿De qué vacío hablan? -dijo el hombre. -No, no le hagas caso a mi amigo, delira. -A mí también me llaman delirante por lo que he creado que va a transformar este mundo. Pero tu amigo está loco si quiere ir a la zona oscura, no va a salir de ahí. -No debe ser tan difícil, ¿irás conmigo o te acobardarás? Sonreí: -¿Nos esperas anciano? -Está bien, pero no creo volver a verlos, la zona negra los traga.
No era como una caverna, había como una especie de sombra con distintos colores oscuros, niebla. Y entramos. En ese momento me desvanecí. -¡Eh, despierta!-Abrí los ojos, estaba en un camarote. -¿Dónde estoy? -En la nave. -¿En qué nave? El capitán Alexis me miró: -¿Cómo en qué nave?, salimos a dar un paseo. Se ve que has tomado un poco de vino en la comida, porque te has dormido. -¿En qué comida? -¿Tanto de afecto el vino? Un almuerzo exquisito con distintos tipos de vegetales y legumbres. -¿En dónde? -¿Qué te pasa? En dónde va a ser, en la campiña del sistema Prima.-Y ahí me iluminé. -¿Estamos en Prima? -Ahora no, ahora salimos en una biplaza a navegar, y te has quedado dormido en el camastro. -¿Qué pasó con los Mordon? -¿Qué te pasó a ti has perdido la memoria? -No, los vencimos. -Por supuesto que los vencimos. -¿Con las naves flecha? -Por supuesto. -¿Y Kirana? -¡Ay, Kirana Kirana! Kirana, que ahora es la mayor oficial, está explorando otros mundos. Dice que en una semana vuelve y ya la estoy extrañando. -¿Cuánto tiempo estuve así? -Como cuarenta minutos. -Estaba bien se me había pasado el mareo. -¿Sabes lo que soñé? -¿Qué soñaste? -me preguntó Alexis. -Que estaba en un mundo alterno. -¡Je, je, je!, no te pienso dar más vino. Es una cosecha especial de Prima, pero te hace delirar. -¡Ah! -Respiré tranquilo. ¿Había sido una pesadilla? No, de verdad había estado en un universo alterno. Me toqué el bolsillo de mi pechera y recuerdo que el anciano inventor de la luz eléctrica en ese mundo me había puesto una especie de amuleto, una especie de palo cruzado en forma de cruz. -¿Y eso? -Honestamente, no sé, alguien me lo habrá puesto.
Omití contarle lo del mundo alterno, lo del carácter cambiado que tenía Alexis, no era el Alexis que conocí. Pero no se lo dije, ahora estaba con el Alexis normal, empático, afectivo, bromista, alejado ya de las fuerzas espaciales -ya no era capitán, era civil-, pero feliz. Y yo tranquilo, lejos de la pesadilla. ¿Cómo pasamos ese vórtex? No sé.
En ese momento se comunicaron de Prima. -Mi capitán... -Ya no soy capitán, cadete Atilio, estoy retirado. -Es que estoy acostumbrado a decirle capitán. He descubierto algo nuevo. -Querido Atilio, cuando bajemos a tierra me lo mostrarás. Te voy a recomendar para que te asciendan, ya has estado demasiado tiempo como cadete y eres muy bueno en lo que haces. -Le agradezco mucho, capitán. -No soy capitán. -Y por dentro sonreía, la manera empática y agradable con que trataba al Atilio de este universo, a diferencia del mal trato del otro universo.
Estaba nuevamente en nuestro universo y sentía una tranquilidad, un alivio, pero por dentro, por dentro los traumas que me había traído a pesar de estar en nuestro universo no se iban a ir así, no más.
Sesión 05/08/2024
Comentaba con sus amigos acerca de cómo quedó destrozado el imperio Atauro cuando un mento se apropió de los pobladores para que lucharan entre sí. Hablaban de determinar responsables y culpables.
Entidad: Hay relatos de vivencias que aparentemente son sencillos, hay otros como en este caso, que no sólo son complicados sino contradictorios y puede llegar a lograr que personas que son amigas se enemisten por diferencia de criterios.
Mi nombre es Anán, había regresado con mi hijo Gualterio a palacio. -¿Cómo estás, mi rey? -me preguntó Marya. Me abracé. -Mejor, mucho mejor. Extrañaba el hogar.
Lo que pasé con Netrel fue algo difícil de narrar, más lo que pasó posteriormente en el imperio Atauro fue terrible, extremadamente terrible, pero no tanto para mí sino para Gualterio. Gualterio estuvo dos días sin salir de su habitación depresivo, errático, pero por lo menos se alimentaba bien. Conoció a su hermano mayor y su reacción fue satisfactoria, se abrazó y le comento: "Me alegra mucho tener un hermano mayor, ya que nuestro padre está bastante bastante maduro y me da la impresión que la corona le pesa". Ambos rieron. Me sentía bien, me sentía bien que hicieran bromas aún sobre mí, pero prefería eso a ver a Gualterio caído, perdido, ido, con el pensamiento en otro lado. Él había perdido mucho, pero otros habían perdido más.
A lo lejos vi algo extraño, montando en hoyuman lo vi a Fondalar y a su lado Émeris. Se acercó Núria: -Gracias por estar con nosotros. Más que nada, querido Anán, es para preguntarle a Émeris qué le hizo cambiar de parecer con respecto a lo que dijo de su esposo. -Ella misma lo aclaró. -Le pedí disculpas una y mil veces, es que me impresionó de ver tantas muertes y ver la manera en que de manera imperturbable hacía que los enemigos, con su poder mental, se mataran entre ellos. -Núria le dijo-: Tienes que entender que era la única manera de protegernos, al fin y al cabo ellos vinieron a atacar.
-Lo comprendí y le pedí disculpas. Nunca había dudado de Fondalar, de su sabiduría, era yo la que en medio del fragor del combate me sentía muy reactiva y reaccioné contra la persona que menos tenía que haber reaccionado. -¿Lo entendió Fondalar? -Fondalar comprende todo, todo, es parte de mi vida. -Lo has insultado mucho, le has dicho cosas que otros no te hubieran perdonado. -Lo entiendo Núria, pero Fondalar no prejuzga.
Lo miré a Fondalar, nos estrechamos la mano. -¿Cómo estás, Anán? -Honestamente, bien. Tengo a mis dos hijos conmigo. Y te agradezco infinitamente que hayas vencido a ese tal Gobling, gracias a eso se salvó el imperio Atauro. Pero a propósito, tienes una tina bien caliente y tienes una piedra bien filosa para que te puedas rasurar, porque pareces un mendigo de los pastizales. -Fondalar sonrió. -Es hora de que me cambie esta ropa con olor a chiquero y me prolijee un poco.
Estaban todos mis amigos, Aksel, Dexel. Aksel con el ceño fruncido. -¿Qué te sucede Aksel? -Apreciado rey... -Dime directamente Anán. -Anán, entiendo que Gobling, ese pequeño engendro, manipuló la mente de todos, pero usó principalmente a Cirina para acabar con la protesta de decenas de aldeas, dejando cientos y cientos de muertes. -Tú sabes -respondí- que ella no era responsable, ella estaba bajo los influjos mentales de Gobling. -Lo entiendo, pero ella fue la herramienta. -No sé a dónde quieres llegar. -Es responsable. -No, no lo es, no lo es, no lo es. A ti te podría pasar lo mismo, un mento se apodera de tu voluntad y hace que mates a un ser querido. Y obviamente no puedes ser ejecutado porque no eras tú, era alguien que te manejaba como a un títere. -¿Y quién va a pagar por todo esto? ¿Te parece, Anán, que la muerte de un engendro pequeño va a compensar las cientos de vidas, niños huérfanos, madres viudas, hombres viudos, abuelos sin nietos, padres sin hijos en distintas aldeas, una muerte lo va a compensar? -¿Y de qué hablas, de matar a Cirina?, ella no es responsable. Pero supón que a distancia un buen arquero la matara... Tú pregunta la traslado para mí: ¿una muerte podría compensar casas quemadas, aldeas destruidas? No. ¿Y acaso, Aksel, dos muertes, si? No es lo mismo, fue un instrumento. -Lo entiendo. Pero ese instrumento mató, no a propósito, pero mató. Y hay muchos de la gente que yo mando que piensan igual. -¿Y qué quieren hacer, ir a enfrentar a Cirina? Cirina, con su pensamiento, con su mente envía fuego, los quema a todos por dentro antes de que se acerquen. Creo, Aksel, que debes frenar esa parte reactiva. Ya pasó mucho, hemos sufrido mucho. Es más, antes de ir al imperio Atauro tuve unas excepcionales historias con Netrel, que aún no me las puedo creer. He llegado a ver, como una ilusión o en un mundo alternativo, a la madre de mi hijo mayor, y a mi hijo menor, al que daba por perdido, está con nosotros. Émeris usó su sentido común, se disculpó con Fondalar: ¿Por qué cargas con ese veneno dentro? -Porque no soporto. ¿En qué es la diferencia en Andahazi? -En que Andahazi hizo las cosas a propósito. Ella estaba dominada por una mente superior, el único que la pudo detener fue Fondalar. No se puede culpar a Cirina, bastante ella misma debe tener ese dolor interno de haber causado las muertes que causó. ¿Te piensas que su conciencia está tranquila? -Más a mi favor, Anán. Si ella fue sometida mentalmente, ¿por qué ese dolor interno si ella es inocente? -Porque en el fondo sabe que fue causa. -Y si ella sabe que fue causa sabe que merece castigo. -No, no estás razonando, Aksel, no estás razonando. Fondalar mató al único responsable, al único, nadie más es responsable de todo esto.
Esa noche estuve con Marya. -Mi amor, ¿quieres reposar tranquilo? -No, quiero estar contigo. -Quieres que... -No, quiero dormirme bajo tus caricias. -Pero no tienes deseos de... -No. Estoy extenuado mentalmente y quisiera dormirme en tus brazos con tus caricias, no es un desprecio hacia ti. -Te lo entiendo, mi amor, te lo entiendo perfectamente. Y sé por lo que has pasado. Obviamente sería un absurdo ponerme en tu lugar e intentar sentir lo que tú has sentido porque es imposible. Pero ya pasó todo, ya pasó todo. La miré: -Te agradezco.
Me quedé pensando en Ligor, que quedó a cargo del imperio Atauro. Ligor había madurado, había cambiado, llegó a rescatar a pobres niñas que estaban siendo explotadas por autoridades de poblados. Y en ese momento me quedé dormido estaba tan cansado mental y físicamente que me desperté pasado mediodía.
Me despertó mi amor, y me dijo: -Ven a la sala del trono, están todos reunidos. -No quiero hablar con los nobles. -No están los nobles, están nuestros amigos... Está Edmundo, está Figaret, Fondalar, Émeris, Aksel, Dexel... -Bajaré.
Abajo comimos sin hablar, yo con un apetito tremendo. Me sentía mucho más aliviado pero por dentro sentía dolor, dolor porque pensaba que hay cosas irresolutas. Y no es solamente lo de Cirina... ¿Por qué pasan las cosas que tienen que pasar? ¿Cómo sabemos que no hay otros Gobling, esos pequeños mentos, lacras que buscan dominar, y tan pocos Fondalar para frenarlos? Me sentía traumatizado de ver discusiones inútiles en distintos caminos que he recorrido, necios a los que les explicas algo y te dicen 'Sí' y después hacen lo contrario.
Marya me dijo: -Cálmate, mi amor, disfruta ahora de la comida.
Comí con mucho apetito. No quise tomar bebida con alcohol para no nublar mi mente, tomé zumo de frutas, pero así y todo me siento con un tremendo dolor en el pecho. -¿Quieres que te lo calme mentalmente? -me pidió Fondalar. -No, no, sería un efecto artificial en mi mente. Quiero calmarlo razonando, tratando de entender cómo hay gente con ideas distintas, amigos de toda la vida que dejan de hablarse porque piensan de una u otra manera. ¿Qué piensas, Aksel, tú? -Yo me quedaré tranquilo, pero en el fondo me duele el pecho, como a ti, pensando que si Cirina queda libre, entiendo que fue ese pequeño engendro que manejó su mente, pero ella fue el arma, el principal arma que incendió aldeas y mató gente. Ella tendría que coger un puñal y rasgarse la garganta. -¿Por qué haría eso si estuvo bajo el influjo de una bestia? -Y me sentía mal por no entenderme con Aksel-. ¿Cuál es tú idea, Aksel? -Mi idea es que el que la hace la paga. -¿Y qué pasa, Aksel, si el que la hace está como hipnotizado por una tercera persona y ni siquiera se da cuenta de lo que está haciendo?, que es lo que pasó con Cirina. No tengo idea de que es cierto lo que dices. -Lo miré a Ezeven-: ¿Tú qué piensas? -Bueno, tú sabes que tengo poder mental también, y entiendo que si yo influyo sobre otro, ese otro no va a ser responsable de lo que yo mentalmente le ordene. Interpreto que Cirina es inocente. -¿Y qué le decimos -exclamó Aksel- a las familias que perdieron hijos, primos, hermanos, padres, hijos, sobrinos, amigos, sus propias casas de madera que ardían, sus bienes, qué les decimos? Lo miré a Aksel y le comenté: -Ligor ya dijo que va a reponer todas las propiedades de todas las aldeas que fueron asoladas. -¿Y también revivirá a los muertos? -Aksel, estoy hablando en serio. -Yo también, Anán, estoy hablando en serio. Imagínate yo, con un gran amor, pierdo mi casa. Mis amigos rehacen mi vivienda pero a mi amor no la vuelvo a tener conmigo. Eso le pasó a cientos de personas en distintas aldeas en el imperio Atauro. Se van a reponer las casas, casas que van a quedar vacías, con miles de tumbas en los cementerios de aledaños. -Yo diría de dejar correr el tiempo, de dejar que se calmen las aguas. Ligor seguro ya está rehaciendo su obra. -Nadie puede revivir a los muertos. Y como ya dije antes, aunque Gobling haya muerto no va a compensar los miles de muertos. -Y si Cirina corriera el mismo camino tampoco va a compensar todas esas muertes. -No, seguro que no. Pero Gobling no dio la cara, Cirina sí. A ella la vieron con rostro de asesina gozando, disfrutando. -Aksel, no era ella, era la mente de Gobling que la manejaba.
Y esas son las cosas que me traumatizan, el que no me entiendan, el que me digan sí y después hagan otra cosa, el que me oigan pero no me escuchen. Y no es lo mismo oír que escuchar; oír puedo oír el sonido de un pájaro, escuchar es prestar atención a aquel que está hablando. Y muchas veces, ahora no hablo de Aksel, entiendo que ahora está resentido, ahora hablo de mucha gente que he conocido, en general, de que les hablo y me dicen: "Sí, mi rey", y después hacen otra cosa. Y cuando percibo que están haciendo otra cosa les pregunto: -¿Qué pasó con lo que te ordené? -Disculpe, mi rey, se me pasó por alto.
Me voy y siguen haciendo lo mismo, no lo que yo le había dicho. ¿Y qué voy a hacer, los voy a meter en una celda para que aprendan? Honestamente, no.
Si bien no estoy exhausto como cuando vine dormí bastantes horas, comí una buena comida, evité el alcohol. Y les dije: -Perdón, pero voy a dormir una siesta. Fondalar me dijo: -Querido Anán, eres rey, no tienes que pedir perdón a nadie. -Lo que pasa que antes que rey soy humano y soy cortés y educado. Soy distinto a los demás reyes, puedo pedir disculpas, puedo pedir perdón si me levanto y dejo a los demás en la mesa, pero también soy una persona que sé molestarme si cuando digo una cosa a muchos, lo que digo, mis palabras les entra por un oído y les sale por el otro. Marya me acompañó al dormitorio y me dijo: -Nadie te entiende mejor que yo. Sé que ya no estás exhausto, pero mentalmente todavía sí, duerme un par de horas y esta noche prometo hacerte algo más que acariciarte. Sonreí, la besé y en instantes quedé dormido.
Sesión 22/08/2024
Llegó el día que tenía que anunciar su decisión de abdicar como rey. Había anunciado que estuvieran presentes, familiares, amigos y conocidos. Estaban todos. Uno de sus dos hijos sería el nuevo rey.
Entidad: -¿Padre?, ¿padre?... -Me di vuelta. -Bastián, ¿ya es hora? -Sí, padre. -¿Están todos reunidos? -Están todos los nobles, y como tú has dicho, padre, también está la gente de Aranet, la gente de Aksel. No podemos hacer esto en el salón del trono, lo tenemos que hacer en el anexo porque hay cerca de quinientas personas, pero está todo cerrado. -¿Marya ya bajó? -Sí, padre. -¿Tú hermano? -Bien, bien. Hoy hablamos como dos horas, me contaba cosas. -¿Está conforme con todo esto? -Sí, padre, está más que conforme, alegre, es como que se siente contento por ti. -¿Por mí?, tendría que ser por ti. -No, no, por ti. -¿Dices como que soy viejo? -Padre, ¡je, je, je!, yo de espadas conozco porque practico en el patio de armas, pero tú sabes que no es mi intención ser un gran espadachín. -Por eso vamos a hacer lo que hacemos. Hablaré yo y luego hablarás tú.
Me puse el traje de gala. En una caja dorada, forrada de paño rojo estaba la corona. Y bajamos. Miré el salón del trono vacío. -Ven, padre. -¡Uf! -¿Padre? -Estaba mirando el sillón. Recuerdo que una vez Fondalar me dijo "Los apegos son negativos"-. A propósito, están Fondalar y Émeris, está Núria, Núria conversando con Marya. Ella también trajo parte de su tropa. Se sirvieron todos una copa de vino, no es para bebida espumante esta ceremonia.
Bajamos. Los nobles se inclinaron saludando respetuosamente. La gente de Aranet, la gente de Aksel aplaudiendo, era su manera. Fuimos a la parte del sillón del trono, nos pusimos uno a cada lado: -Me dirijo a todos vosotros como rey -exclamé-. Yo era un humilde, supuestamente huérfano de Krakoa, no los voy a cansar relatando todo lo que pasó en este lapso de tantos y tantos años porque no tiene sentido, Aranet ahí enfrente se lo acuerda. Sí, te ríes, ¡je, je!, hemos pasado mil y una. Me sorprende a ti verte, Figaret, tan serio, tan engalanado. -Me hizo una señal de cortesía-: ¿Qué pasa hoy? -Sigue, padre. -Bueno. ¡Je, je! Esto es algo ya sabido y muchos nobles y mis amigos más íntimos lo saben, abdico al trono y dejo aquí, a mi derecha, como rey, a mi hijo mayor Bastián, con el acuerdo de Gualterio, que juró apoyarlo en todo lo que sea necesario mientras estuviera en el reinado. A partir de este momento -Cogí la caja, la abrí, saqué la corona y se la puse en la cabeza a Bastián-, por suerte y gracias a aquel que está más allá de las estrellas, el rey no ha muerto. De todas maneras, siéntate: ¡Viva el rey! ¡Viva el rey! ¡Viva el rey! -Un atronador aplauso de todos, nobles, atrás había feriantes, alababan, gritaban.
Bastián habló: -Conozco otros reinados donde el rey muere y lo reemplaza su hijo, hermano menor o quien esté en la línea sucesoria y generalmente tienen por costumbre hablar mal del reinado anterior, "Hizo esto, yo voy a hacer aquello". No. Sí me considero una persona muy amplia de criterio, conciliadora, mi padre ya me conoce, una persona que trata de evitar todo tipo de conflicto hasta las últimas consecuencias evitando todo tipo de violencia en lo posible. Los nobles de confianza, que ya los estoy viendo, hablé con ellos desde hace siete amaneceres, van a llevar todas las cuentas del reino, van a llevar también todo lo que se entregue a las aldeas pertenecientes al reino, todo lo que entreguen las aldeas también de cosecha. Va a haber un cambio equitativo. No es que van a donar animales y cosecha y quedarse sin nada, se van a quedar con más de la mitad, pero a su vez van a tener metales cobreados y plateados para su manutención, y si alguno de los que tienen cerca campos pertenecientes a los límites del reinado, prefieren dar menos de su cosecha, menos de sus animales y recibir menos metales así se hará, porque muchos no están acostumbrados a intercambiar metales en otros poblados, se mantienen de su cosecha o matan a sus propios animales, y no es que no se sepan manejar con los metales, pero no a todos les es útil, y eso se va a tener en cuenta. -Hubo un enorme aplauso. Bastián estuvo hablando bastante más tiempo que yo y luego dijo, "Terminada esta monotonía -Lanzaron todos una carcajada-, llegó lo mejor".
Vinieron varios sirvientes y trajeron infinidad de bandejas de comida y bebida. Los nobles guardando su lugar esperando que el rey y yo, su padre, volvamos a sentarnos.
Marya me abrazó: -Siempre serás mi rey. -No, tu esposo. -Nos sentamos, los bárbaros ya estaban todos sentados manoteando la comida de las bandejas-. ¡Gente, tienen platos! -Aranet mordiendo una pata de cordero. -¿Eh? -Come, come tranquilo -Aranet estaba suelto y había que dejar que esté suelto-. Tranquilo. -Lo he visto tantas veces vestido de noble usando los cubiertos... Pero no, hoy no era momento.
Me abrazó Gualterio junior. ¡Je, je! mi querido Gualterio. Estaba repuesto de su enorme pérdida, nadie se olvida del pasado y no es cierto que el tiempo lo cura todo no, no es cierto, pero el tiempo hace que los pensamientos dolorosos se vayan diluyendo.
Pasó el día. Le dije a Marya: -Estos bárbaros se van a quedar festejando hasta el día siguiente, hasta que no haya un hueso en las bandejas. No van a parar de comer y beber, ya han mandado traer bebida espumante. Así que imagínate. -¿Y tú, mi amor? -Honestamente, tengo sueño, me quiero recostar. -Vamos tranquilos, te acompaño. -Vamos por el costado porque se van a burlar, "El viejo rey ya está cansado. Honestamente, comí un montón y el vino me marea un poco más que la bebida espumante. Voy a descansar un rato. -Me quedaré contigo. -Si quieres. -Dormiré yo también. -Está bien.
Al día siguiente fue un día normal, al otro día fue un día normal, al tercer día un día normal, el cuarto día llovió como no había llovido en treinta amaneceres y después paró. Salí a cabalgar solo. Aksel antes de irme me dijo: -Pido disculpas porque pensé en vengarme de Cirina, pero es verdad que ella no tiene nada que ver en todo esto, fue Gobling. Además, ya no soy tan joven yo tampoco, y recuerdo que mi idea era volver al norte y vengarme de aquel que había usurpado el reinado. ¿Pero sabes qué, Anán? Estoy tan cómodo con mi gente, siguen practicando con la espada, pero ahora en los lugares donde tú, mejor dicho tu hijo Bastián, lo permite para no deforestar cortamos árboles, traemos troncos, prepa. Obviamente ayudo a entrenar a nuevos soldados porque nadie sabe qué nuevos enemigos puede haber. Esperemos que no. Pero no pienso ir al norte, pienso quedarme aquí.
Bajé de mi montura, me recosté contra un árbol ya era casi mediodía. Y me puse a pensar ¿qué hago?, cada uno está en lo suyo. Aranet se fue a su isla, todos están en lo suyo. Me hubiera gustado que estuviera Ligor, pero dijo que se quedaría en el impero Atauro. No sé. Fondalar y Émeris tenían una hermosa casa y se quedaron allí, siempre cerca nuestro. Núria venía a diario, prácticamente todas las cosas que había pasado, ahora la veía feliz. El tema era conmigo. Aclaro que a Marya la amaba más que nunca, ya se le notaba la pequeña pancita del embarazo. Pero no es que no me llenara, me llenaba, la amaba, me amaba, vivía sirviéndome, ayudándome. Le "No, No, no, no, sigues siendo mi reina, no, no, no, deja que la gente de la cocina traiga las cosas, quédate tranquila". Pero en lo que me podía ayudar me ayudaba.
Gualterio lo veía conversando con una joven muy atractiva, lo veía tranquilo no sé si estaba enamorado, pero por lo menos había dejado el pasado atrás. Figaret a veces con alguna cortesana se enredaba, otras veces con una feriante, ¡je, je, je! Obviamente no engañaba a nadie, él decía, Yo soy libre, ¿queréis estar conmigo?, no os ofrezco nada más que mi compañía provisoria". O sea, que ellas se atenían pero nunca iban a acusarlo de engañarlas. Ya maduraría. O tal vez no. ¡Je! No era mi problema. Pero veía que cada uno estaba en su mundo, cada uno estaba atento a sus cosas.
Y me sentía solo. Sí, a veces iba con una guardia a visitar a Aranet, me recibía con los brazos abiertos, con una bebida. Le decía: -No me abraces tan fuerte que me vas a quebrar los huesos. -Aranet seguía con una potencia tremenda, no se le notaba la edad, siempre fue una bestia y seguía siendo una bestia. El nuevo cánido que tenía me olfateó, primero de lejos mostró sus enormes dientes. Bajé la mano para que me olfatee y me lamió, era el tercer cánido que tenía. Y se dio cuenta de lo que yo pensaba: -Viven menos que nosotros, querido hermano. -Lo sé, lo sé, lo sé. -Y luego volvía. La guardia me respetaba, pero con la guardia no hablaba.
Bastián estaba ocupado siempre haciendo cuentas. Le digo: -Hijo, tienes a los nobles que te ayudan en todo. -Padre, igual controlo. -Te desgastas. -No, para mí es un placer. -Bueno, si tú lo dices, bienvenido sea.
No es que estuviera aburrido, podía hacer cualquier tarea. Pero alguien que fue rey, ¿qué iba a hacer?, tenía mucho tiempo por delante. No era una persona grande. Fondalar era mayor que yo, a veces iba a visitarle y conversábamos largamente. La última vez me dijo: -Ésta es tu casa, puedes venir cuando quieras, pero no vengas después de medianoche porque voy a estar durmiendo y no te voy a recibir. -¡Ja, ja, ja! -Lancé una carcajada. Fondalar también hacía bromas.
A mí me gustaban las bromas, las bromas sanas, pero me sentía como despersonalizado, como que me preguntaba quién era yo, quién soy, qué hago ahora... Aclaro; Aksel, Dexel -yo estaba con la gente de Aksel-, paraban de hacer sus tareas para conversar conmigo, pero tampoco quería interrumpirlos, ellos ponían toda su atención en mí educadamente pero a veces es como que estaban trabajando muy ocupados y no podía interrumpirlos. A veces iba por la feria feudal y me saludaban, dejaban de atender. Digo "No, no, sigan atendiendo, sigan, por favor". Hasta dejé de ir a la feria feudal para no interrumpir. Y paseos por el bosque. La guardia decía: "Siempre puede haber alguien que quiera atentar por su vida". Pero tampoco quería ser acompañado.
Me senté de vuelta en el árbol favorito mío. Otra vez mediodía. Y es como que me caían las lágrimas. Yo digo "Voy a ser papá de vuelta, tengo una mujer que me ama, tengo un hijo que es un rey, que es una maravilla. Otro hijo que se repuso de su dolor". La mayoría son amigos... No no no no, son gente de la corte... ¿Por qué me siento tan solo? Como que molestara, como que cada uno estuviera en lo suyo. ¿Qué hago?
Lo comenté con Fondalar, que me pareció el más adecuado. Y me dijo: -Pero puedes hacer una cosa; cada treinta amaneceres que Bastián organice un festival o un torneo de tiro de flecha con un blanco a cincuenta metros, va a ser un incentivo y te vas a entretener. -¿Y tú qué haces? -le pregunté. -Disfruto. -¿Qué me falta, Fondalar? -Honestamente nada, es tu cabeza, ¿Qué qué te diferencias de antes? Antes eras rey, no te ocupabas ni la décima parte que ahora se ocupa Bastián, los nobles se encargaban. Sí controlabas, ¿pero qué hacías aparte, o extrañas las batallas? -No, no, Fondalar, no no no, muertes, guerras, sangre, no no no. -Entonces es tu cabeza, es tu mente, porque acá no ha cambiado nada. La corona es algo ficticio, no la tienes tú la tiene tu hijo. ¿Y nunca te pide consejos? -Sí, me pide consejos. -Y bueno, sigues siendo útil. -Pero está ocupado. -Todos estamos ocupados en algo. -Tú no. -Sí, yo también. A veces voy a ver a los Lomantes, con mi esposa Émeris. ¿Cuántas veces los visitaste desde que Bastián es rey? -No, no los he visitado. -Bueno, combinamos una mañana temprano y vamos los cuatro. -Bueno, sí, sí.
Volví al trote para el palacio. Dejé a cargo de los equinos, mi hoyuman. Y Fondalar tenía razón, ¿por qué me sentía tan...?, como que me falta alguien para conversar porque todos están ocupados. A ver, todo el mundo me conversa, pero no conversamos. No sé cómo explicarlo mejor, no nos detenemos a conversar ni cinco minutos. A veces me saludan por cortesía, algunos más audaces me palmean el hombro. Pero eso no es un abrazo, quisiera que Aranet estuviera todos los días y me abrazara aunque me rompiera las costillas, ¡je, je!, figurativamente hablando. Sí, está bien lo de hacer una feria, algo de atracciones, pero no sé qué más.
Lo vi a Ezeven: -¿Cuántas veces has trabajado en ferias?, ¿puedes hacer algo acá? -Anán, cuando quieras, yo me encargo de organizar, no hace falta que molestes a Bastián. Aquí no me vieron levitar. Y no le digas a nadie que levito, dirás que es un truco pero que no lo puedo decir. -Bueno, lo hacemos.
Me encantaba Ezeven, una persona sufrida de niño y ahora era... Me extrañaba que todavía no tuviera una pareja, quizás algo en su interior estaba roto, pero lo veía tan firme, tan firme... Y me saqué la duda y le pregunté: -Nunca te he visto con una pareja. -He tenido parejas en distintos poblados, pero quizá todavía no es mi tiempo para formar una pareja estable. -Bueno, es tu tiempo, hay que respetarlo. No te olvides de organizar teatros, cosas así, tipo feria ecuatorial.
Pero después me preguntaba, ¿para vencer esa soledad que tengo, necesito inventar una feria ecuatorial, necesito hacer torneos con arco o torneos de espadas a primera sangre? ¿Qué hacen los demás reyes o los que dejaron de ser reyes? Pero bueno, casi nadie abdica, en lugar de su hijo la mayoría mueren siendo reyes. Pero Fondalar tenía razón: -¿Qué hacías antes, por qué no te sentías solo antes? Está en tu cabeza, Anán.
Y lo tenía que resolver porque es verdad, no había cambiado nada, una corona ficticia, de una cabeza a la cabeza de mi hijo. Lo demás era todo igual. Los besos de mi esposa los seguía teniendo más que nunca. ¿Por qué me quejaba, por qué esa sensación de soledad? ¿Por qué?
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