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Psicoauditación - Blanca |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión del 24/07/2020 Sol III, Betsabé Sesión del 05/08/2020 Ran II, Trinidad Sesión del 08/08/2020 Sol III, Betsabé Sesión del 18/08/2020 Ran II, Trinidad Sesión del 19/10/2020 Ran II, Trinidad Sesión del 29/10/2020 Ran II, Trinidad Sesión del 20/11/2020 Ran II, Trinidad Sesión del 23/11/2020 Ran II, Trinidad Sesión del 09/02/2021 Ran II, Trinidad Sesión del 17/02/2021 Gaela, Elea Sesión 24/07/2020 Lo siguió hasta Cafarnaúm. Tuvo el privilegio de estar con el Maestro, escuchándole y hablándole. Ella era joven pero entendía las parábolas, estaban hechas para que las entendieran quienes creyeran en el Padre.
Entidad: Me sentía extasiada. Le decía a mi primo Iósale: -Me han quedado palabras grabadas, pero en mi corazón. Iósale me decía: -Betsabé, todo lo que dijo es bonito. -Sí, sí, pero cuando dijo de "Hacer vuestra justicia delante de los hombres con el fin de que os vean...", hablaba de aquellos que alardean. "Cuando deis limosna no lo vayáis pregonando como los hipócritas en la sinagoga y en las calles, esos que buscan ser alabados". Esa frase... porque vienen muchos amigos de la familia y los escucho hablar y alardean de que se desgarran las vestiduras. Y no es así, no es así. -Betsabé, somos jóvenes. Hubo frases que no entendí, hubo palabras que se me pasaron por alto. ¿No es hora ya de volver? -No, ahora van para Cafarnaúm. Quiero escuchar, quiero seguir escuchando. -No podía decir nada de Iósale porque yo era una joven, y sola no podía ir. El hecho de que mi primo me acompañara me hacía sentir bien.
En la ciudad había una enorme tienda, por lo menos cabían como cien personas. Entramos acurrucados y nos quedamos a un costado, pero podíamos escuchar al querido Maestro. El Maestro hablaba y hacía gestos, su expresión, su rostro, sus ojos, su mirada..., una mirada de amor. Pero yo sentía, sentía que por dentro había como un sufrimiento oculto y pensaba "¿Por qué sufre si está transmitiendo la Luz?". Uno le preguntó: -Maestro, ¿qué opinas de aquellos que como nosotros sembramos? -De verdad te digo, hermano... Hubo un sembrador que salió a sembrar, y mientras lo hacía, parte de la semilla cayó junto al camino -Yo escuchaba con atención-, y vinieron las aves y la comieron. Parte de esa semilla cayó entre las piedras donde no había mucha tierra y brotó pronto porque no tenía profundidad, pero claro, luego salió el sol, se quemó y como no tenía raíz se secó. Pero parte cayó entre los espinos, pero los espinos crecieron, y de verdad os digo, la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra y dio fruto a ciento, a sesenta, a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga. El primo Iósale me hablaba al oído: -¿Lo has entendido? Yo no. -Primo, habla de ser optimista. A pesar de los fracasos, finalmente la siembra de la semilla será exitosa y echará raíces y producirá frutos. -¿Cómo sabes eso, prima? -No es que sepa, es que es lo que veo, es lo que siento que transmite el Maestro. El sembrador le preguntó de nuevo: -Pero Maestro, no es fácil, no es fácil. ¿Qué pasa con aquellos que tratan de arruinar tu sembrado echando cizaña? -Lo miró y nos miró a todos. -De verdad os digo, el reino de mi Padre es semejante al hombre que sembró buena semilla en su campo, pero mientras sus peones dormían vino el enemigo y encima sembró cizaña entre el trigo y se marchó a hurtadillas. Cuando brotó la hierba y produjo fruto apareció también el fruto de la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: -Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo, cómo es que tienes cizaña? El amo les contestó: -Seguro que algún enemigo ha hecho esto. -¿Quieres que vayamos a recogerla? -No, no sea que al arrancar la cizaña arranquéis a la vez el trigo. Dejad. -¿Pero cómo, amo? -Dejad que ambos crezcan juntos hasta el momento de la siega y en ese tiempo diré a los segadores "Recoged primero la cizaña, atadla en gavillas para quemarla, y el trigo llevarlo a mi granero".
-Eso sí lo entendí, Betsabé -me dijo mi primo. -Explícate. -Claro. La cizaña es parecida al trigo en las primeras fases de crecimiento. Dicen que los romanos prohíben sembrar cizaña entre el trigo. -Lo que no entendí es lo del amo, ¿por qué permitió que siguiera creciendo la cizaña? -Esto se te escapó a tu entendimiento, primo. -le expliqué-. Es el ejemplo de la tolerancia que hay que tener. -¿Pero qué tiene que ver una cosa con la otra? -Claro. Yo aprendí a tener tolerancia a personas que son de una creencia distinta. -¿Y a quién conocemos de una religión distinta a la nuestra? -Primo... A nuestra propia familia. -Iósale se envaró. -¡Betsabé, qué dices, pero qué dices! -Iósale, se trata de comparar a la cizaña con los herejes. Dios tiene que juzgarnos, no nosotros, nosotros debemos ser tolerantes. -¿Pero por qué dices que nuestra familia tiene otra religión? -Primo, ¿acaso tú crees en un Dios vengativo? -No, la verdad que no. Creo en un Dios de amor. Como dijo en el monte de las Bienaventuranzas el Maestro, Dios no puede castigar y si no castiga no tiene porque perdonar. Entonces, ¿por qué en la sinagoga imploran perdón?
El Maestro hablaba y hablaba, y reconozco que me perdí muchísimas palabras pero no por no prestarle atención, creo que era al revés, creo que la atención era plena, pero tan plena que miraba la expresión de su rostro, el movimiento de sus labios, el gesto con sus manos, su mirada, el movimiento de su cuerpo. Entonces es como que veía sus labios y sus palabras entraban por mis ojos, no por mis oídos. Pero claro, era mi parecer. Una señora le dijo: -Tengo que arreglar un vestido. Sé que para ti, Maestro, es algo quizá que no prestes atención, pero tengo una tela muy buena para ponerle. -De verdad te digo, de verdad te digo, hermana -le respondió el Maestro-, nadie corta un trozo de vestido nuevo para arreglar un vestido viejo, de hacerlo así echará a perder el vestido nuevo. Además, el trozo nuevo no quedará bien en el vestido viejo. Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos porque el vino nuevo hace que los odres revienten, y tanto el vino como los odres se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en odres nuevos. -El Maestro siguió hablando. Iósale me dijo: -Betsabé, reconozco que no estoy maduro en mi forma de pensar. -Lo miré con lagrimas en los ojos. -¿Y tú crees, y tú crees que yo sí? -¡Pero has entendido esto, Betsabé! -Sí, el Maestro nos muestra un nuevo sendero en contra de las viejas costumbres de los fariseos y sus escribas. El Maestro ha traído algo nuevo y los rituales y las tradiciones viejas ya no pueden ser parte de las nuevas enseñanzas del Maestro.
Nos miramos. Cuando terminó de dar las parábolas se abrazó con mucha gente. Traté de acercarme pero era imposible. Finalmente la gente empezó a salir de la tienda y prácticamente nos empujaron hacia afuera. Nos quedamos a un costado. En ese momento vimos a un joven. -¡Betsabé! -Lo miré. -Juan... -Se abrazó. -¿Y él? -Es Iósale, mi primo. -Se estrechó la mano con Iósale. Iósale le dijo: -¿Tú quién eres? -Uno de los discípulos del Maestro. Iósale le dijo: -Por favor, Juan, llámalo, queremos estrecharle la mano.
El Maestro se acercó, se abrazó con Iósale, se abrazó conmigo y le besé la mano. -Maestro, siento dentro mío un tremendo dolor en el pecho, ¿por qué me caen lágrimas si tengo una tremenda alegría? -De verdad te digo, hermana mía, eres joven pero tienes buena raíz, vas a crecer como el trigo, no hay cabida a la cizaña en tu corazón. -¿Iréis a Jerusalén? -pregunté. -De verdad os digo, es conveniente que os quedéis, Jerusalén va a estar difícil. -Maestro, tengo entendido que hay gente en Jerusalén esperando con regocijo. -De verdad os digo, la gente es muy voluble, pasan de la alegría, del alborozo a la indiferencia. Y al odio. -¿E iréis igual? -Es mi misión, debo ir. Mi Padre me pide que vaya y que siga transmitiendo la Palabra.
Esa noche nos quedamos en una posada y al día siguiente preguntamos por el Maestro. -Está en las orillas del mar. No sé si tuve una visión pero nos acercamos, lo mirábamos al Maestro de lejos y me pareció que entraba en las aguas del mar de Galilea. -Iósale, dime que estoy viendo visiones, está caminando sobre las aguas. -No, Betsabé, es un espejismo, es un reflejo del sol, está caminando por la orilla. -¡Pero lo veo..., lo veo adentro! -No prima, es un reflejo del sol, es un profeta, no es un mago. -Me refregué los ojos, me acostumbré a la luz del sol y vi que el Maestro estaba hablando con unos pescadores. -Te juro, Iósale, que lo vi caminando sobre las aguas. -¡Ahhh, Betsabé, Betsabé! Es como que tu mismo encandilamiento te hace ver visiones. -Sé lo que vi. -No te pongas así, Betsabé, no te enojes conmigo. -No estoy enojada, te digo lo que vi. Pero de todas maneras si fuera cierto te digo que eso no me llega al corazón, sus palabras sí, sus palabras tienen el encantamiento, el hechizo. Pero no, no, no ese hechizo que te ciega, ese hechizo que hace que actuaras como un muñeco dirigido por cuerdas, no, es un encantamiento de amor. Vamos, primo, hasta Jerusalén. -No, Betsabé, el mismo Maestro dijo que no era buena idea. -¿Y por qué sus discípulos van? ¿Por qué todos van? -¿Tú crees en las palabras del Maestro? -Ciegamente -le respondí. -Y eso es lo que te dijo, que te quedes, que la gente es voluble, que la gente cambia. -Lo van a recibir con flores. Y tuve una visión. Tuve una visión de esa misma gente con rostros de desprecio tirándole piedras.
Sentí como un vahído, sentí como un tremendo mareo y me tuvo que sujetar Iósale porque casi me desvanezco. -¿Qué te pasó, prima? -Tuve una visión. Iré a advertirle, déjame. -¿Qué le vas a advertir, algo que Él ya te dijo primero? -Respiré hondo. -Tienes razón, tienes razón. En ese momento pasó por el lado nuestro, Juan. -¡Juan! -Nos miró y se acercó-. ¿Correrá peligro el Maestro en Jerusalén? Nos miró, se quedó pensativo y nos dijo: -He aprendido mucho en tan poquito tiempo..., a veces he recibido tirones de orejas. -¿Por contradecirlo? -No, jamás lo voy a contradecir, pero le indicaba cosas que después me di cuenta que estaban mal, y entonces me sermoneaba y me tironeaba de la oreja cariñosamente. -¿Y entonces? -¿Y entonces, qué voy a decirle? Lo voy a seguir hasta el final de nuestras vidas. Lo miré y le dije: -Juan, tú eres el más joven de los discípulos... -Sí, y soy el que más está con el Maestro. A veces conversamos horas enteras, hasta la hora sexta, y a veces se queda en silencio sentado en una roca y yo estoy al lado y me desespero de ganas de hablarle, pero respeto el silencio de mi Maestro. Al cabo de un rato me mira, sonríe y me dice "Vamos". Y nos levantamos y vamos a comer algo. Y sé que con esa sonrisa me agradeció mi acompañamiento a su silencio. Seguramente en ese... en ese no hablar se está comunicando con el Padre. -¿Y nunca le preguntas? -inquirí. -No. El Maestro sabe cuando me tiene que decir algo y cuando no. Nos abrazamos y le dije a Iósale: -Gracias, es hora de volver para Sícar.
Y marchamos de vuelta para casa llevando al Maestro y a su discípulo en nuestro corazón. Gracias por escucharme.
Sesión 05/08/2020 Para ayudar a su amiga comentó el problema que tenía con un profesor genetista, consejero espiritual. Pusieron en práctica sus recomendaciones y su amiga pudo recuperar el prestigio que le había sido robado. Quedó pensando en unas frases...
Entidad: Sentía como un fuerte malestar en el estómago, no lo podía definir como malestar de nervios o de ansiedad, era algo que me corroía por dentro, la injusticia, la depravación. Quizá soy demasiada intolerante ante lo negativo. Me creo espiritual, me creo magnánima pero... pero ante todo soy humana y no me gusta cuando hay víctimas y victimarios.
Mi amiga Estela no se había repuesto del desengaño que tuvo con Joaquín. Me llamaba al holoteléfono y me decía: -Trinidad, no sé si ir a la conferencia de Flagan porque no tengo ánimo. -Te va a hacer bien. Luego tomaremos algo, hablaremos de muchos temas. -La logré convencer y quedamos en encontrarnos en el salón central.
Me quedaba la espina clavada del comportamiento de Joaquín, pero ella sabía que él era casado. Pero a veces..., a veces creemos que los espejismos son reales, a veces creemos que las personas nos prometen amor eterno cuando lo único que buscan es su propia satisfacción, su propio interés, su propio momento de placer, y nada más que eso. Porque no saben amar, porque no saben querer, porque no saben respetar a la otra persona. Porque el amor, la amistad, la hermandad se basan en el respeto por sobre todas las cosas. ¿Pero qué podía reprocharle a Estela? Nada. El ser ingenua, quizá. Pero el amor nos ciega, porque ese espejismo que ella tenía delante de los ojos lo vio como amor. Pero a veces es como que... como que lo tienes todo delante de tus ojos, que te muestra como son las cosas en realidad pero te empacas, te empacas como niño pequeño que demanda o se encapricha con algo y no lo puedes convencer. Pero Estela no solamente era adulta, era, al igual que yo, una afamada neuróloga y genetista, ¡je!, y tenía el ejemplo de su padre, el profesor Estanislao.
Me sentí satisfecha cuando me contó que se había abrazado con su padre y había entendido la necesidad del anciano de poder salir de ese encierro psicológico, de estar en su casa y ir con sus camaradas y tomarse unas pequeñas vacaciones. ¿Qué si se gastó créditos? ¿Y de qué le van a servir esos créditos cuando no esté más en este mundo, cuando vaya a ese mundo invisible en el que mucha gente aún no cree?
Y en la conferencia del astrónomo Nambo Flagan también estaba el papá de Estela rodeado con los profesores Alexis Anasio y Raúl Iruti, todos charlaban entre todos luego de la conferencia. Nambo Flagan se asombraba de que había muchos profesionales que no estaban en su tema de astronomía pero eran amigos personales o conocidos. Recuerdo que me aparté y lo saludé al profesor Raúl Iruti, hablamos de muchísimos temas, de muchísimos temas. Me había comentado que él era una especie de consejero espiritual y aproveché para pedirle una consulta.
Me recibió. Me preguntó primero sobre mis anhelos, sobre qué cosas me gustaría cambiar de mi persona. Le respondí: -¡Je! Qué respuesta puedo darle, siento que soy una persona que... que quiero cambiar el mundo. Pero sé lo que me va a decir: "Primero debemos cambiar nosotros". Lo tengo reclaro, y en realidad no sé si vengo por mí o por una amiga. -Evité decirle de que era la hija de su profesor, de Estanislao Navarro. Le comenté a grandes rasgos de que se había enamorado de una persona que era casada y que cuando se enteró de que ella se había quedado embarazada, desapareció del mapa, vulgarmente hablando. Pero antes, de su holoordenador le sacó una tesis, por no decir se la robó. Es la primera vez que el profesor Iruti perdió la sonrisa, esa sonrisa carismática y se puso serio. Me preguntó: -Trinidad, entiendo que las tesis tienen una especie de sello holográfico. -Sí. -Y tú me comentas que esa persona la difundió como si fuera una tesis suya. -Sí. -¿Y qué deseas hacer? -Entiendo que el mal no se puede revertir con el mal. -Explícate -me pidió el profesor Iruti. -Claro. Sé que es una persona perversa porque no solo la dejó sino que encima le robó su trabajo, pero dejarlo a la vista de todos, ponerlo en evidencia..., yo creo que su propia familia lo pondría de patitas en la calle. Así que estoy en una encrucijada, no sé qué hacer, no sé cómo resolver esto. -Es muy sencillo. ¿Tu amiga no tiene ninguna copia? -No, borró todo lo del holoordenador. ¿En qué se queda pensando profesor? -Mira, Trinidad, el tema es así: no hay manera de sacar un sello holográfico, y cada sello holográfico tiene aparte un marca holográfica del ordenador de donde se ha sacado, y a su vez cada ordenador tiene una marca de la persona que abonó con sus créditos dicho computador holográfico. -¿Entonces? -Entonces es muy sencillo: La tesis de tu amiga debe estar difundida... La bajas del espacio holográfico y en la próxima conferencia tu amiga la presenta. -Pero es que esta persona ya la presentó. -Que no se preocupe. Seguramente muchísimos profesionales, periodistas y otros quizá hasta la acusen de que ella le robó a quien fue verdaderamente el ladrón. -¿Entonces? -Entonces es muy sencillo, que ella diga: "Disculpad, podéis comprobar el sello holográfico, el sello de mi ordenador. En el mismo ordenador la misma policía puede investigar que fue pagado con mis créditos y no hay manera de que la tesis no sea mía". -¿Pero eso no es lo mismo que ponerlo en evidencia a la otra persona? -Mira, Trinidad -dijo Raúl Iruti-, el tema es así: Una cosa es ir, coger un micrófono y acusar a una persona. Otra cosa es hacerlo de manera "inocente": Presentas la tesis, muchos que ya la han escuchado de la otra persona se van a asombrar. Va a haber periodistas, va a haber oficiales de la ley, va a haber otros profesionales que van a querer saber la verdad. ¿Acaso te da pena lo que le pase a esa otra persona? -No, no, profesor, honestamente no. No me da pena para nada. -Seguimos conversando de muchas cosas más.
Y le comenté a Estela la reunión con Raúl Iruti. Lo tomó mal, se sentó, pálida, tenía palpitaciones. -¡Le has contado de mí, le has contado de Joaquín! ¡Qué va a decir mi padre! -Tranquila, no te he nombrado, no he nombrado a Joaquín, es tal cual te lo dije, sin dar nombres. -Pero Trinidad, apenas yo haga bajando del hiperespacio mi tesis y la presente, el profesor Iruti se va a dar cuenta de que era yo y va a saber que soy la hija de su profesor. -Me molesté. -¿Por qué tienes tantos reparos con todo lo que te hizo? -¡Pero voy a quedar en evidencia! -Tú no vas a quedar en evidencia, Estela, es tu trabajo, es un trabajo que te llevó tiempo, es un trabajo que te llevó el poder estudiar, el poder investigar, el poder profundizar. Eso se llana justicia. -¿Pero estaría siendo buena al ponerlo en evidencia? -A veces la justicia no es buena, es justa. Lo otro que te queda es resignarte, sentarte en un silla y decir "Soy una pobrecita, me dejé engañar", y dejar que la otra persona lucre que tu tesis. ¿Pero estamos hablando en serio?, ¿estamos hablando en serio, Estela? Te creía más madura. -Y qué va a pensar mi padre, que me dejé engañar así. -Tu padre, obviamente que no lo conozco como lo conoces tú, pero es una persona compasiva, te va a apoyar plenamente, cien por cien, no tengo ninguna duda. Es más, el profesor Iruti me dijo que tiene un montón de contactos tan o más poderos de los que puede tener esta persona, Joaquín. -¿Lo quieres destruir? -No, no, no, no, Estela, simplemente que recuperes lo que es tuyo. Con respecto al hijo que esperas, honestamente yo también lo pondría en evidencia con eso. Pero sabes que se puede, hoy, con un análisis que dura minutos, ya se puede saber hasta ciento por ciento la compatibilidad de ADN, incluso antes de que nazca la criatura.
Y finalmente Estela me hizo caso. Bajó su tesis, la presentó y sucedió tal cual lo había anticipado el profesor Iruti. Hubo averiguaciones, escándalos. La familia lo marginó por completo a Joaquín. Es más; la familia le preguntó "¿En qué momento le has robado la tesis a la señorita Navarro?". No supo que responder. Y si bien Estela no dijo nada, fue sumar uno más uno dos: La propia esposa de Joaquín habló con Estela. No discutieron, lo único que le dijo: -Tú eres tan responsable como él, sabías que él estaba casado. -Estela se defendió argumentando: -Me dijo que estaban por divorciarse. -No es un argumento, lo pensé yo. Hubiera esperado que termine esa relación para involucrarse.
Pero los seres humanos somos falibles, no somos perfectos, sólo Dios es perfecto. Y creo que yo estoy firme en mi camino de poder ayudar, de poder dar una mano. Me sirvió de mucho la consulta con el profesor Iruti porque me... me dirigió los pasos sobre lo que tenía que hacer Estela. Obviamente, después tanto Iruti como Alexis Anasio como el profesor Estanislao Navarro se enteraron, y como dijo Iruti, el profesor Estanislao abrazó a su hija y le dijo: -Te apoyaré en todo lo que sea necesario, en todo. -Estela lloró en su hombro diciendo: -¿Quién me va a aceptar ahora con un hijo? Quedo con una marca. -No -le dijo su padre-, las marcas son otra cosa, las marcas son la deslealtad, la traición, el engaño, la perversión. El entregarse por amor no es una marca. -Y me sentí sanamente orgullosa del papá de Estela.
Me encontré de vuelta con Raúl Iruti y le dije: -Salió como usted lo pensaba. -Era lo lógico -argumentó el profesor-. Eres muy buena persona. Está bien que te comprometas con la gente, pero no permitas que cada espina que saques de alguien te quede pegada a ti. -¿Y cómo hago? -le pregunté. -Puedes sacar una espina de aquel que sufre, y déjala que se desvanezca, no te la lleves contigo. No hace falta ser mártir, porque la compasión no es martirio, es parte del amor.
Y me quedé con esa frase que me dejó tan llena por dentro: "No eres una mártir, eres compasiva, y la compasión no es martirio, es parte del amor". No está mal sufrir por el otro, pero no te quedes con ese sufrimiento sobre los hombros porque podrás soportar uno, dos, pero no el sufrimiento de todos. -¿Pero eso no es ser demasiado impersonal? -Lo impersonal no es algo negativo -dijo Iruti-, impersonal es involucrarse, pero valga la redundancia, que no te dañe el daño.
Otra frase de lujo del profesor: "Que no te dañe el daño". Ese es el camino a la espiritualidad, eso es lo que yo tengo seguir. Gracias por escucharme.
Sesión 08/08/2020 La entidad relata su encuentro con Juan, tiempo después de la partida del Maestro. Hablaron de cómo era Él con sus hermanos, con su madre, con el pueblo y cómo llevó Juan la vida sin Él. Por su parte, transmitió lo que recordaba del Maestro a quien quiso escucharla.
Entidad: Habían pasado muchos años. Mi primo Iósale era un próspero comerciante, un poco por suerte un poco por astucia, comerciando pieles, pero estaba rodeado de amigos. Miriam se casó a disgusto. Fue y es feliz con sus cuatro niños -dos varones, en sus nacimientos se hizo una fiesta tremenda-, y dos niñas. La familia del esposo parecía de luto por el nacimiento de las mujeres. Nunca pude adaptarme a la costumbre de la época. Y yo, Betsabé, amaba a Dios por sobre todas las cosas.
Me enteré de la partida de Jesús al reino del Padre. Me enteré que su sufrida madre estuvo allí de rodillas en la crucifixión acompañada de otra noble mujer de Magdala, también llamada María. Y me sorprendió que el único de los apóstoles que estuvo presente fuese Juan.
Ya no estaban mis padres y tampoco me casé, al igual que el primo Iósale. Siempre intuí como que el primo gustaba de mí y quizá me esperaba consciente o inconscientemente, pero yo lo amaba como un familiar, no como algo más. De todas maneras era mi protector incondicional, íbamos a todos lados, pues veían mal que una joven judía se paseara sola. Y después de tanto tiempo pudimos viajar y nos encontramos con aquel que en su momento había sido su discípulo amado, el menor de los Zebedeo, Juan. Era más grande pero no había cambiado para nada su rostro. Y cuando me vio me reconoció enseguida, y eso que apenas cambiamos palabras. -Betsabé, qué alegre sorpresa. -Me tomó la mano y me dio un suave beso en la palma de la mano, se abrazó con Iósale y nos contó que había tenido bajo su cuidado a la madre de su Maestro, que falleció cinco años después de su crucifixión. Nos invitó a comer, nos sirvió un poquito de vino, una hogaza de pan. Le pregunté: -Cuéntanos, por favor, cómo era la mamá del Maestro. -¡Ah! ¿Qué os puedo decir? En vida de Jesús era una mujer muy temerosa, presentía que su hijo corría peligro de muerte, y se lo hizo saber más de una vez. Es más, cada vez que lo veía predicando la palabra, dando sermones le decía que tuviera cuidado. -¿Y qué es lo que más recuerdas en vida del Maestro con su madre? -pregunté. -Estábamos reunidos en una enorme carpa donde él predicaba la palabra del Padre y había un poco de agitación en el poblado. María le fue a advertir. Quien guardaba la entrada le avisó: "Raví, Raví, afuera está tu madre y tus hermanos". Y el Maestro le dijo, algo molesto, señalando a la multitud que le escuchaba: "Esta es mi madre, estos son mis hermanos, los que escuchan la palabra de mi Padre". -Me quedé sorprendida y le pregunté: -¿No la atendió a su madre? -No. No. Cuando su madre se casó con el viudo José, él ya tenía tres hijos, pero prácticamente nunca formaron parte de la familia, y María tuvo tres hijos más con José, que fue quién le enseñó el arte de la carpintería a mi Maestro. Esos tres hijos menores que el Maestro, no puedo ser irrespetuoso y decir que se burlaban de Jesús cuando predicaba la palabra, pero lo tomaban por un delirante, no le prestaban atención. Y quizá la debilidad de María madre era no censurarlos, es como que los amaba y soportaba sus deslices. Es más, rara vez se enojaba con ellos. Sí con su hijo más grande porque tenía miedo que lo mataran, y finalmente su intuición resultó cierta.
Me sentí muy triste, muy solo, no porque el Maestro se fuera sino porque ninguno de los apóstoles estuvo durante el martirio. No soy quien para prejuzgar a nadie. Entiendo que muchos tenían familia y no querían comprometerse, el mismo Simón a quien conocéis como Pedro protegió su familia negándolo seis veces al Maestro. ¡Ah! -¿Y cómo era la madre luego de la partida de su hijo? -Callada, sufrida. Me decía hijo. Y yo me sentía estremecer por dentro que la madre del Maestro me considerara su hijo. Y no lo hizo por obediencia a Jesús, quien en la cruz me dijo que cuidara a su madre como si fuera la mía, y a ella le dijo "Juan cuidará de ti como si fuera tu hijo", verdaderamente lo sentía. Y la cuidé. Estuvo enferma un par de veces y pudo sanar, pero la tristeza le embargaba el alma. Y sentí un nuevo dolor cuando partió, un dolor muy muy muy grande, muy muy muy grande, tenía casi cincuenta y seis años. Pero bueno, he tenido la suerte de que me he podido encontrar con vosotros, porque partiré, mi misión es escribir sobre el Maestro, Él es el verbo. -Explícate, por favor -le pedí a Juan. -Claro. Él es la palabra del Padre, él es quien transmite los mensajes del Padre, ese es su legado. Le pregunté: -¿Y te sientes orgulloso de haber sido su discípulo amado? -Me siento dolido. Quizá tendría que haber sido un poco más prudente, un poco más moderado. Su palabra de todas maneras igual hubiera llegado, no era necesario agitar tanto las aguas, si se entiende el concepto. -Lo entiendo, lo entiendo, querido Juan. -¿Y tú cómo estás? -me preguntó. Me encogí de hombros. -Rememorando cada palabra de las poquitas que escuché hace años atrás. -Si quieres te puedo contar más cosas, a ti también Iósale, parte de su vida, lo poco que he compartido con Él en menos de dos años y medio. Y eso poco que he compartido es como que cambió mi vida, llenó mi vida, modificó mi vida. A veces le pedía imposibles, había gente que se portaba muy mal y yo de niño, a los quinde años, le decía "¡Castígala, Maestro!", y me daba un tirón de orejas: "¡Qué me pides, qué me pides, pequeño!". Era mi ímpetu, era mi ímpetu, un ímpetu de adolescente. -¿Y ahora -pregunté-, eres sabio? -¿Sabio? No, por suerte no. Por suerte tengo el anhelo de seguir aprendiendo. -¡Pero no entiendo! -exclamé-, ¿qué puedes aprender, Juan, si el Maestro no está? -¡Ah! A veces es como que por la noche, antes de dormir cierro los ojos y me pareciera escucharlo, me pareciera escuchar sus mensajes, mensajes nuevos. -¿De verdad? -Seguramente es mi imaginación, pero son mensajes de verdad reveladores, mensajes que explican de que hay dos tipos de perdón, el perdón que nace desde el alma, ese perdón que te conmueve hasta las entrañas, y el otro, el otro perdón que veo en la mayoría, ese perdón desde la soberbia, el perdón desde la vanidad. Y veo también que la gente se sigue desgarrando las vestiduras tratando de agradar a ese dios rebelde, a ese dios egoico que muestran las escrituras. -Eso lo entiendo, lo entiendo y sé que no es así. -Explícate -pidió Juan. -Claro. Creo en ese Dios que nos mostró el Maestro, el Dios de amor, de compasión, de misericordia, ese Dios donde... donde... donde hay un reino tan brillante, tan de luz... -Eres muy intuitiva, como la mamá del Maestro. ¿Y te has casado? -No, mi primo tampoco. Y veo que tú tampoco. -No, mi misión es dejar escritos, escritos del Maestro. No aspiro a otra cosa. -¿Te has cruzado con otros discípulos? -Me he cruzado con discípulos antiguos, pero la atención que me han prestado es poca. Es como que siempre me consideraron un crio dentro de los apóstoles. Y no entendía por qué Jesús me amaba tanto... -¿Tal vez piensas que eran celosos? -¡Ah! Querida Betsabé, hay dos tipos de celos así como hay dos tipos de perdón: Está el celo amoroso, el celo entre hermanos donde dicen "¿A quién quiere más mamá?". Pero es un celo donde uno de los hermanos goza de que la mamá ame a también al otro de la misma manera que a uno, porque entre hermanos se aman. El otro tipo de celos es el más común, el que veo en la mayoría de la gente: el celo envidioso, el celo egoísta. Y eso me rompe el corazón, de verdad que me rompe el corazón. La mayoría de la gente no ha aprendido nada. Cuando mi Maestro llevaba el madero al Gólgota, quienes le tiraban flores cuando entró a lomos de un borrico a Jerusalén eran los mismos que le lanzaban piedras y le escupían. La gente es multitud, la gente es cambiante, la gente es como una oleada expuesta al viento, es como la marea, sube, baja. Me pasa que a veces empatizas más con una persona que con una multitud, pero hay una explicación del porqué, porque a la persona la reconoces, estás con ella, puedes o no identificarte; la multitud es algo neutro. -¿El Maestro pensaba igual? -pregunté. -El Maestro amaba a todos, hasta a sus enemigos. Y alguna vez le dije: "Pero querido Maestro, hay enemigos que son perversos, ¿cómo los puedes amar?". Y me respondía: "¿Y quién soy yo para odiarlos?, el Padre se encargará". -¿Y tú no pensabas así, Juan? -No, no, yo no pensaba así. Yo pienso que el que es perverso es perverso y uno no puede ser compatible a la perversidad. Uno no puede ser compatible al egoísmo, uno no puede ser compatible a aquellos que se rasgan las vestiduras aparentando amar a Dios, un poco para mostrarse ante los demás y otro poco por temor al castigo, porque siguen creyendo en aquel dios de las escrituras, ese dios vengativo. Y es una pena, porque nunca lo van a conocer, por lo menos no en vida. -Me caían las lágrimas escuchando a Juan. El mismo Iósale estaba muy emocionado. Ya era hora de volver y le dije a Juan: -¿Nos volveremos a ver? -Partiré, partiré. No tengo un rumbo definido, pero llevaré conmigo lo necesario para poder escribir, y espero que mi mente me ayude y que envejezca menos que mi cuerpo para poder pasar todo lo que tengo aquí. -Y se tocó su frente.
Esta vez al estar dentro de la casa y no haber presencia de extraños me pudo dar un abrazo que quizá hubiera sido mal interpretado por el común de la gente. Sentí como una llamarada de amor, pero un amor puro, un amor que brinda. Cuando nos despedimos dije: -Gracias al Padre por habernos permitido encontrarte. Y Juan dijo: -Gracias a vosotros por haberme buscado. Ve con Dios. -¿Cómo? -Haced bien las cosas, que Dios está con vosotros. -Y contigo -agregué. -Amén -dijo Juan. Y nos marchamos.
Él había hecho el rol de hijo de la madre del Maestro. Los otros tres hijos de ella no estuvieron presentes durante los cinco años que sobrevivió a su hijo mayor. Hicieron su vida, buena o mala, nunca nos enteramos.
Pero cada uno elije su camino, cada uno sabe. Hay quien deja huellas muy profundas y hay quien pasa por la vida como una leve brisa. Pero no la brisa que acaricia, la brisa que se ignora.
No puedo decir que como Betsabé he dejado huellas, pero con todas las personas, generalmente mujeres con las que hablaba, les trasmitía la palabra del Padre, lo poco o mucho que me acordaba. Algunas me prestaban atención, otras no, y otras directamente apenas hablaba me dejaban de lado porque les resultaba aburrida mi conversación.
Recuerdo que Iósale una vez, solamente una vez, me dijo: -No te preocupes, Betsabé, por quien no te hace caso, ocúpate de quien o quienes te prestan atención, ahí germinará la semilla como germinó en tantos la semilla que dejó el Maestro, y que ahora iba dejando su discípulo Juan. -Que así sea -agregué. Gracias por escucharme.
Sesión 18/08/2020 Quedó sorprendida de que pudiera pasarse de nuestro universo a uno paralelo. Dos personas lo habían logrado. En aquella reunión estaba extasiada de compartir tanta ciencia, que era la suya también. Pero se interesaba por otra ciencia, conocida por pocos, desconocida por muchos. Había un eximio genetista.
Entidad: Estaba con deseos de conocer más, con ansiedad, con expectativa porque habíamos accedido a una reunión con los más grandes científicos: astrónomos, biólogos, genetistas, gente que había estudiado. Algunos con sus historias, otros con sus miserias, miserias espirituales plagadas de traiciones, de abandonos, porque si bien todos ellos llevaban el sano orgullo del conocimiento y de haberlo transmitido sin mezquindades muchos tuvieron relaciones de pareja, otros de familia donde a lo largo de su vida fueron despreciados o ignorados. Y qué paradoja, ¿no? Sí, reconocidos por la gente, pero no por su propio entorno, no por sus seres queridos. No.
Me había encontrado con mi amiga, Estela Navarro, y llegamos al laboratorio de Raúl Iruti y Alexis Anasio, los dos mejores genetistas, que justamente habían estudiado con el padre de mi amiga. Había físicos cuánticos, gente que trabajaba con partículas minúsculas, gente que había cooperado para mejorar los holoordenadores, gente que trabajaba con partículas mínimas de grafeno. Y a muchos los había conocido de conferencias y a otros, de nombre. Me agradó ver Erin Cobalto con Julius Delfor, que hacía poco estaba en pareja. El admirado Nambo Flagan, un astrónomo de primer nivel. Rendo Javier, Lírica Prano, Osmar Belami, Tadeo Armani, Elmer Dees, Serge Nauer, y un joven llamado Bruno Dosher, que Raúl Iruti me explicó: -Él está en otro tema, él viene como testigo presencial. Entendí que íbamos a hablar de universos alternos.
La conversación se puso muy interesante. El laboratorio era muchísimo más grande que el despacho donde atendía Iruti para las conversaciones, llamémosles espirituales. Y hablaban. Me enriquecía tremendamente, me enriquecía tremendamente con las conversaciones. Y escuché: -Por singularidades aún no determinadas se han abierto vórtices a otros universos, universos alternos. Aquí con vosotros, Bruno Dosher. Invitamos al joven para que brinde testimonio de cómo una joven llamada Hidden Fazer vino de otro universo. Es más, él mismo pudo ir y regresar de dicho universo donde conoció a su otro yo. -Me quedé alelada, porque una cosa es la teoría y otra cosa es ver verdaderamente a... alguien que ha viajado a otro universo. Iruti siguió conversando: -Nos despertó una curiosidad y nos pusimos manos a la obra para formar una singularidad cuántica que nos permitiera percibir eso u otros universos alternos. Levanté la mano y pregunté: -¿Y cómo han hecho? Me explicó: -Programamos en nuestros holoordenadores las distintas vibraciones cuánticas y logramos abrir un vórtice a otro universo. Pusimos una estructura energética emparejando la vibración de ambos universos... -Fruncí el ceño en señal de interrogación. Y me explicó-: Todos los universos alternos, hemos descubierto que vibran con un timbre distinto, un timbre energético distinto. Es inofensivo, cualquier ser humano puede pasar a un universo alterno sin que le afecte en absoluto, salvo que ese universo esté deteriorado por guerras, por virus o bacterias, de lo contrario no habría ningún problema. -Y continuó-: Obviamente de nuestro lado pudimos hacer, dentro de dichas vibraciones, una barrera energética, con los distintos espines de los cuarks logramos captar parte de esa energía cinética gracias a los holoordenadores que nos han dado determinada clave para captar esos espines de sabor y de color de los cuarks. Sabemos incluso que los mismos fotones por momentos son partícula y por momentos energía ondulatoria, los sumamos a los cuarks y así logramos mantener una barrera cuántica, la misma energía provocada por un tipo de espín modificado puede interactuar entre los distintos cuarks formando una energía que a su vez repele y atrae, y así mantenemos abierto el vórtex. Pero hicimos algo más; agregando una parte más de espín centrípeto mantenemos la estructura de la barrera cuántica, y si bien los cuarks tienen masa, van unidos con gluones, aprovechamos esos gluones para fortalecer o debilitar esa rejilla cuántica que impide el libre paso entre dos o más universos alternos. Si la debilitamos al punto tal con los gluones podemos pasar al otro lado. Si la fortalecemos no podemos pasar pero tampoco pueden pasar de ningún universo hacia nosotros. Y eso es lo correcto, porque no sabemos qué puede haber del otro lado. No sabemos, lo desconocemos por completo. Hasta ahora solamente conocemos un universo alterno, de donde vino la joven Hidden Fazer. -Levanté nuevamente la mano-. Sí, Trinidad, pregúntame. -¿Esa joven pasó a este universo antes de que formarais con los holoordenadores vuestro vórtex? -Correcto. -¿Y cómo? -Evidentemente hay singularidades provocadas por magnetismos, por situaciones atmosféricas que se puede dar una vez cada mil millones o varios en un mismo día, y ya dejan de ser singularidades, obviamente. La joven le contó a Bruno Dosher que nuestro Ran II, el que nosotros conocemos como el 'original', llamémosle, olía de otra manera, con un aire más puro, distinto, y eso es lo que nos permitió darnos cuenta de que a veces una guerra, como hay en el Ran II de Hidden Fazer, altera el aire, la atmósfera por completo. No es una tarea sencilla el encontrar un universo similar. Pero aquí tenemos a Bruno Dosher. -¿Te encuentras intimidado al encontrarte con físicos cuánticos, astrónomos, genetistas, expertos en grafeno? -Se encogió de hombros. Dijo: -No, para nada, para nada. Soy joven pero he pasado por muchas cosas. -Se sentó en un sillón mullido y dijo-: Bueno ya sabéis mi nombre, es Bruno Dosher y estuve en un universo alterno. Todo empezó así: Soy practicante de artes marciales mixtas y me sentía muy mal pues había caído derrotado. Era bastante tarde y no quería molestar al profesor Raúl Iruti, que como sabéis, además de genetista es un restaurador de nuestro interior. ¿Y qué hizo mi impulso? Me llevó a verlo a su laboratorio, quería verlo directamente y pedirle una cita para que me vea en su despacho. Llegué a su laboratorio, me recibió un colaborador y entré tras él. El lugar estaba prácticamente en sombras, pero se veía un luz brillante casi incandescente. "¡No avances!", -Escuché una voz-. Miré hacia el costado y distraídamente seguí avanzando hasta que me cogió en ese momento un vértigo que me hizo rodar, y caí a tierra. La misma se impregnó en mis uñas.
Hasta que recuperé la capacidad de análisis: ¿Cómo voy a tener tierra en mis uñas si el laboratorio tiene un piso de Turplastic? Levanté la vista y vi unos aparatos extraños parecidos a unos viejos dirigibles que hace siglos había en Ran II. Se escuchaban sirenas, habían luces de reflectores por doquier. Alguien gritaba: -¡Atrapad al prisionero, no importa vivo o muerto! -Me sobresalté. ¿Dónde estaba? De repente pegué un respingo, ¿sería el Ran II alternativo de donde vino Hidden Faser? -¡Atrapad al prisionero! ¿Sería yo el fugitivo? Vi a un joven corriendo hacia mí. Se escucharon estampidos. El joven, sin vida, cayó a mis pies. Varios militares de uniforme grises armados se acercaron: -¡Hemos acabado con él! Me miraron. Cuál fue mi sorpresa cuando se cuadraron e hicieron un signo extendiendo la mano: -¡Mariscal Dosher! -Sí -respondí automáticamente. -Pensamos que lo habían matado, lo atraparon unos insurgentes. ¿Cómo lo logró? -Mi mente trabajaba velozmente. -Logré escapar -les respondí. Y pensaba, "Así que en este mundo yo era un tirano y tenía poder".
La historia continuó, una historia bastante bastante larga, pero tengo que abreviar el relato.
Finalmente me encontré con mi otro yo que formaba parte de los insurgentes. ¡Vaya sorpresa! Me quedé un par de días compartiendo cosas con él y me comentó que iba a abrir un vórtice para que regrese a mi universo. Obviamente, le pregunté: -¿Cómo sé que es el vórtice que me lleva a mi mundo? -Es muy sencillo. Te he escaneado, tu vibración corporal es distinta a la mía. Cada universo alterno tiene una vibración o tono. Entonces adaptamos el proyector de vórtex para que vibre en tu misma sintonía y así va a llevarte a tu mundo. Y aquí estoy. Eso es todo.
Pedí permiso para conversar con el joven Bruno y me relató parte de su historia, una historia muy tremenda. En realidad, él y su padre eran los que mandaban pero ellos querían acabar con la guerra, querían acabar con la tiranía y en secreto estaban aliados con los insurgentes. Pero había muchos soldados que los obedecían, que eran cien por ciento fanáticos, y era imposible darse a conocer. La batalla tenía que ser muy sutil para de a poco, de a poco, de a poco ir armando a los insurgentes para que ganaran finalmente esa batalla. La misma Hidden Fazer, que al primero que conoció fue a Bruno Dosher, venía de ese mundo donde había sido entrenada con la mayor rigidez y castigos y maltratos, al punto tal que para ganarse la vida en este universo, se anotó en artes marciales mixtas, venciendo a las mayores oponentes. Solamente una la pudo vencer.
Me quedé pensando. Qué cosas sabemos y qué cosas no sabemos. Aquí, entre nosotros, había gente que llenaba auditorios, gente que podía llenar estadios deportivos solamente para ser escuchados aunque se pagara mil créditos la entrada, créditos que luego eran donados a distintas fundaciones de Ran II o para mantener a los niños que eran separados de sus familias en el caso que tuvieran más de dos. Pero mirando toda esta gente, cada uno valía por lo suyo y sin embargo eran tan humildes... Y se lo comenté a Raúl Iruti. Le digo: -Profesor, veo esta gente tan sencilla que... Me dijo: -Trinidad, ¿qué nos diferencia de los demás? Respiramos el mismo aire, tenemos los mismos problemas... ¿Cuántos de nosotros ha sido aplaudido, vitoreado y a su vez cuántos de nosotros han sido rechazos por sus propias familias? -Claro, pero no todos -argumenté-. Usted y Alexis Anasio son eximios genetistas, y aparte conocen otros temas, saben de astronomía, saben de física cuántica, saben de neurología. -Sí, pero también hemos tenido fracasos. -¿Vosotros? El padre de mi amiga dice que han sido los mejores estudiantes. -No, no lo digo por eso. Ambos somos divorciados, sin hijos. No voy a darte detalles ahora porque no viene al caso, pero a veces en una relación de pareja uno crece y el otro no, y la comunicación deja de ser tal, la afinidad deja de ser tal, la atracción, el deseo dejan de ser tales.
¡Ah! Y me di cuenta que tenía razón. Y me di cuenta de que era cierto. Pero muy atrevidamente le pregunté: -Iruti, usted es un reparador de almas, algo así como dijo el joven Bruno Dosher. ¿Cómo no pudo revertir su situación personal? -Pero la respuesta es sencilla, Trinidad, no depende de uno, depende de dos. Acaso cuántas veces lo he dicho de que tú puedes tenderle la mano al otro y el otro si quiere la coge y si no, no. Y debemos respetar ese libre albedrío. Debemos respetar la manera de ser del otro. Es decir, respetar el camino que elija, no respetar los casos hostiles en el caso de que los cometiese. Quiero que se entienda la diferencia. -Profesor, le entiendo perfectamente. Hablamos de que yo puedo tener una relación con una amiga y puedo respetar su punto de vista, como pasó con Estela. Yo no hubiera tolerado la décima parte que ha tolerado ella con esa persona que decía llamarse su pareja y que la ha estafado amorosamente y económicamente, aunque ella por supuesto ha sido expuesta. Uno puede tolerar la libre elección del otro, lo que no puede tolerar son los actos hostiles. Y hay mucha gente que comete actos hostiles, que insulta, que denigra, que agravia. Entonces, ¿hasta que punto la tolerancia tiene que ver con el amor? Iruti me dijo: -En un cien por ciento tiene que ver con el amor. Yo no puedo amar a alguien que viola a una joven, a alguien que mata una anciana. Si bien en Ran II está casi erradicado el crimen hay holocámaras por todos lados, pero bueno, hay algunos países limítrofes quizá no tan desarrollados donde el índice de delincuencia es diez por ciento mayor al resto del planeta. Trinidad, somos seres humanos, avanzamos. Nambo Flagan ha descubierto un sistema solar a poca distancia de aquí y tiene varios planetas, y el tercero es muy similar a Ran II y seguramente habrá vida como la nuestra, pero todavía nos falta bastante para hacer viajes interestelares. Tenemos colonias en nuestro satélite principal, hemos explorado con naves robot el cinturón de asteroides, pero con eso no alcanza. -Profesor, pero puede haber otros universos alternos distintos al que fue Bruno Dosher. Había dirigibles como los que había en Ran II nuestro hace siglos atrás y sin embargo tenían un pequeño proyector de vórtice más adelantado que el vuestro. O sea, por un lado un mundo salvaje donde estaban en guerra con aparatos voladores mucho menos sofisticados que los nuestros, pero por el otro habían avanzado en la parte cuántica. ¿No es extraño? -No, Trinidad -me dijo Raúl Iruti-, no es extraño. Cada mundo, cada civilización es impredecible, impredecible como lo es nuestra conducta. Como seres humanos somos falibles. -¿Pero no deberíamos ser perfectos por nuestro intelecto? -¡No, no!, ¡gracias a Dios, no! -Fruncí el ceño. -¿Cómo gracias a Dios, no? -Eso significa que podemos seguir aprendiendo. Eso significa que estamos en el camino. Eso significa que tenemos una obligación moral de seguir recorriendo el camino, de seguir entendiendo al enemigo más difícil que tenemos. -¡Cómo! ¿Cuál es el enemigo más difícil que tenemos, algún virus desconocido, algún universo alterno hostil? -No. Ven. -Nos apartamos unos pasos. Tomó un espejo-. Mira. -Observé mi rostro-. Ahí tienes a tu enemigo. -¡Pero soy yo! -Esto es metafórico. La persona con la que más tienes que luchar es contigo misma, vencer esos anhelos desproporcionados, disfrutar los momentos de éxito, que no es ego el disfrutar las cosas, los logros. No puedes tener complejos de culpa por tener alegrías siendo que al lado hay alguien que tiene tristeza, pues no la has ocasionado tú. Porque con ese criterio todos estaríamos con una escala tonal bajísima y así no podríamos ayudar a nadie. -Lo entiendo, lo entiendo. Yo puedo sentir compasión por el otro pero si a su vez mi estado anímico cae porque ya en lugar de compasión siento lástima no lo voy a poder ayudar, me voy a sentar a llorar a su lado y eso no le va servir a él, pero por sobre todo no me va a servir a mí. -¿Ves?, ¿ves Trinidad, lo rápido que aprendes? -Quiero hacer cursos. -¿De genética? -No, de lo espiritual. -Está bien, lo combinaremos. Juntémonos con los demás y sigamos hablando del tema, que es muy muy interesante.
Y seguí escuchando a esa gente. Y tenía la misma sensación como si tomara un licor, de esos licores que te endulzaban el paladar. Así era la conversación, te endulzaba el alma. Gracias por escucharme.
Sesión 19/10/2020 La entidad relata que en la consulta del prestigioso sanador espiritual y genetista dialogaron acerca del valor interior de las personas. Estaban de acuerdo en varios puntos importantes.
Entidad: Estoy gozoso de estar con vosotros, mi nombre es Maradel. He ayudado mucho al cuerpo causal de muchos seres encarnados en Sol III, tratando de elevarlos. De la misma manera también he sufrido por aquellos que aún no desean ser ayudados, pues están atados a ese lugar de confort que para ellos es más que suficiente, no tienen el anhelo de búsqueda, son conformistas y por más que les pueda enviar conceptos e incluso Luz a su cuerpo causal, que es el más elevado, o a su cuerpo de ideas, es estéril, pues no tienen esa avidez de búsqueda interna, se refugian más en lo concreto no en a lo abstracto, que es a le que tendrían que dar más valor. Entiendo, entiendo bien que en el plano físico lo concreto es valedero puesto que somos unidades biológicas, pero la gran mayoría no se entera o no quiere enterarse de que hay algo más.
Y esa labor hermosa, placentera ha hecho que eleve mi subnivel al plano 4 subnivel 9, casi al límite de llegar al plano 5 que es plano de Luz. El plano 4 subnivel 9, que es el más elevado dentro de los planos maestros.
Y mis engramas a veces se reactivan por cosas que suceden en la vida actual y que por distintas razones, de alguna manera pueden ser similares a vidas anteriores. Y cuando digo similares no me refiero a hechos circunstanciales parecidos, a veces son emociones similares, y si bien como thetán sé que la emoción forma parte del ego, es muy difícil como ser encarnado no tener emociones.
Rememoro el rol de Trinidad. Y voy a permitir por comodidad, incluso para este receptáculo que me alberga tan generosamente, que Trinidad hable en primera persona.
Me sentía contenta, satisfecha. El haber estado con Raúl Iruti, con Alexis Anasio, con Erin Cobalto, Julius Delfor, Nambo Flagan, Rendo Javier, Lírica Prano, Osmar Belami, Tadeo Armani, incluso mi amiga tan sufrida Estela Navarro..., Elmer Dess, Serge Nauer y el joven Bruno Dosher, que relató el episodio del universo alterno. Días después me junté con el afamado Nambo Flagan, hablando sobre astronomía, profundizando. Si bien yo era neuróloga y genetista había despertado mi curiosidad la astronomía, y vivía leyendo libros digitales y libros holográficos. Tenía una facilidad bastante importante como para asimilar los nuevos conocimientos y lo que más me impactaba era las mareas gravitatorias que había en el universo, el mismo Nambo Flagan me había comentado que era uno de los temas que más le interesaba. Y al día siguiente pedí cita con el sanador espiritual y gran genetista Raúl Iruti. Llegué a su despacho y me saludó con cordialidad: -Adelante, Trinidad, ponte cómoda. -Justo estaba tomando un café suave-. ¿Aceptas uno? -Asentí con la cabeza y nos sentamos-. Entiendo que vienes a una consulta. Le respondí: -Sí, pero más que una consulta sería una... una charla. Me dijo: -¡Pero cómo no! ¿Sobre qué tema quieres hablar? -¡Uf! Primero sobre mi persona. Quiero hacer tanto tanto y a veces me veo atascada como un inmenso mar que busca traspasar a otro mar por medio de un embudo. Iruti me dijo: -Mira, Trinidad, entiendo que las cosas hay que hacerlas paso a paso; si te atoras no haces nada, quedas ahí en el medio sin decidirte por donde comenzar. -Es que quisiera hacer tantas cosas a la vez... ¿Cómo logra usted hacer tanto? Iruti me miró y sonrió. -No, no logro hacer tanto, voy... voy haciendo cada día lo justo y necesario. Y depende de muchos factores, hay días que puedo tener más anhelos de hacer cosas y días que no. -Me sorprendió su repuesta. -O sea, ¿que usted tiene altibajos en sus anhelos? -¡Je, je! No, Trinidad, no lo llamaría de esa manera, hay días que quizá tengo deseos de escribir ensayos nuevos sobre genética, hay días que quiero profundizar sobre temas espirituales y hay días que me dedico a leer o simplemente me recuesto en un sillón a pensar. -¿A meditar? -No, Trinidad, a pensar, no dejo la mente en blanco, rara vez dejo la mente en blanco: pienso. -¿Le puedo comentar algo? -pregunté. -Adelante. -¿Había hablado con el profesor Flagan sobre las ondas gravitacionales? -Sí. -Bueno, ¿qué opina? Iruti me dijo: -Yo no soy astrónomo, pero entiendo de que cuando tú tiras un objeto al agua se ven ondas circulares que se van agrandando, agrandando, agrandando. Esas ondas las forma el agua, y el objeto que se lanza es el causante de las mismas. Entonces, cuando hay una onda gravitacional es porque hubo un suceso que causó una tremenda gravedad, puede ser un choque de agujeros negros. Ahora bien; si esas ondas del objeto que tú tiras en el agua las vas viendo en el agua -supuestamente el universo está compuesto de un porcentaje muy mínimo de materia, el resto es materia oscura y energía oscura-, ni la materia, ni la energía oscura, ni la materia oscura tienen esa densidad por así llamarlo, por donde puedan navegar esas ondas gravitacionales. -Eso era lo que yo pensaba Iruti, eso era lo que yo pensaba -le comenté-, y se lo comenté a Nambo Flagan. Él dice lo pensó una y mil veces. Lo que aún no sabemos de qué se trata ese compuesto, de esas ondas gravitacionales. -Lo he pensado muchísimas veces -me comentó Iruti-. En mi soledad pienso mucho, con la persona que más converso es con mi hermano espiritual Alexis, y intercambiamos ideas. -¿Puedo hacer una pregunta indiscreta? -Adelante, Trinidad. -No es la primera vez que habla de soledad, qué raro que no tiene una relación de pareja. ¡Huy!, fui demasiado indiscreta, ¿no? -No, no, no tengo porqué tener secretos. Voy a hablar de mí, porque hay otros colegas que están en una situación similar a la mía. Soy divorciado de hace muchos años. -Lo lamento. -No, no, no, no lo lamen. A veces uno está con una persona y uno sigue creciendo y la otra persona crece a distinta velocidad o directamente no crece. O peor aún; puede retroceder en su anhelo de elevarse espiritualmente. Estuvimos poco tiempo y paradójicamente la que decidió el divorcio fue la otra persona. -Me sentí como anonadada, me sentí como asombrada a la vez, aparte de anonadada. Y me salió de adentro, y le digo: -Pero cómo alguien puede dejarlo a usted siendo usted un ser tan maravilloso. -¡Vaya, je, je, je, je!, gracias por el halago... Pero es tu óptica. Otras personas tienen otra óptica, personas que quizá son más materialistas, personas que buscan crecer económicamente. -Pero entiendo de que usted es una persona que por su mismo trabajo, por su fama no tiene problemas económicos. -No, pero tengo otro tipo de aspiraciones. -Ahí me perdí -confesé. -Claro, Trinidad. De repente estás con una pareja que le interesa lo material, entonces tú le compras una casa frente a un lago y al poco tiempo no se conforma y quiere de repente una casa en la cima de una montaña, de repente piensa que la cima de la montaña es inestable o hace mucho frío y quiere una casa cerca de la playa. -¿Pero todo eso pedía su expareja? -Estoy hablando de manera figurativa. Personas que de repente ven un hololibro y dicen "¡He encontrado un tesoro!", leen algunas páginas y a los cuatro días ya no les interesó más. ¿Has leído sobre los libros de papel? -Sí -respondí. -Bueno, hay personas que son amantes de las carátulas. -Entiendo. Como que el contenido les interesa por la carátula, pero a medida que van viendo el contenido no les resulta tan interesa. A veces tú puedes ver el formato de la carátula de la persona hasta que lees el contenido. Le dije: -Ya que fui indiscreta me juego: ¿Y en su caso Iruti, usted estaba convencido del contenido de la persona? -Raúl Iruti se encogió de hombros. -Estamos hablando de mucho tiempo atrás, quizá mi madurez no era la suficiente y no sabía valorar bien ni carátulas ni contenidos. Le dije impulsivamente: -Si yo estuviera en pareja con una persona como usted me aferraría con toda la fuerza del mundo. -Bueno -respondió Iruti-, tampoco debe ser tan así porque podrías asfixiar a la persona, la persona necesita respirar. -Claro, pero no hace falta que lo aclare, creo que... creo que usted me entendió. Aferrarme significa cómo dejar ir algo tan noble, alguien tan noble. -Disculpa. Como dije antes -comentó Iruti-, es el punto de vista de cada uno. -Me ha sacado de tantas dudas... Y he conversado con otras personas, sin inmiscuirme yo en sus problemas, pero me han dicho lo mismo, ha tendido la mano a tantas personas... Yo pienso que lo aprecian muchísimo. -Es recíproco; yo también los aprecio a todos. -¿A mí también? -¡Je! ¡Qué tonta! No... Entiendo que sí, Trinidad, por supuesto, por supuesto... Mi aprecio por ti es muy grande. -No creo que tanto como el mío. -Ya se había pasado el tiempo y le digo-: Me voy. Me voy con pudor porque me parece que hoy estuve muy indiscreta en las preguntas. -No, no, para nada. Si hubiera algún tema que no quisiera responder te lo digo con sinceridad y con la simpatía de siempre. Pero no guardo secretos, es público que soy divorciado, es público que no tengo hijos, es público que la otra persona formó pareja de vuelta y aparentemente no le va bien tampoco. Pero no es mi problema. Yo sigo con mi tarea, que es ayudar. -Pero no es solitario, ¿no? -No, al contrario; vivo yendo a reuniones, con amigos... -No me refiero a eso. -Lo entiendo, lo entiendo. Simplemente respondo eso para no interiorizar más. -Seré atrevida... ¿Entonces usted también tiene pudor? -No, no se trata de pudor, no, no se trata de pudor, pero... -Me di cuenta de que Raúl Iruti se había quedado sin palabras. Me acerqué y lo miré a los ojos, me llevaba media cabeza de alto, y le digo: -Usted es una persona excelente, usted es un hombre excelente. ¿Cómo alguien no puede ver eso? -Como dije antes, más de una vez, es la óptica de cada uno.
Sé que el impulso es reactivo, pero en ese momento me cogió un impulso y lo tomé con mis dos manos de las mejillas, mejor dicho; le tomé el rostro, acerqué mi boca a la suya y lo besé. Luego retrocedí un par de pasos y le dije: -Perdón. -No, no pidas perdón, no pidas perdón. Perdón se pide cuando uno tiene culpa de algo, tú no tienes culpa de nada. -Sí, tengo culpa de... de mi impulso. Y si bien usted en consulta me enseñó de que...el que hace las cosas sin querer es responsable, no culpable, mi impulso no fue sin querer, fue queriendo. -Claro, pero hablamos de actos hostiles, esto no fue un acto hostil. -Me siento avergonzada. -No. -Bien. En realidad yo me siento muy segura de mí misma, así que voy a preguntar, ¿cómo se sintió? Iruti me dijo: -Si has tenido el impulso para hacer eso, lo menos que puedes hacer es tratarme de tú. ¿Y cómo me sentí? Gratificado. -¿Entonces puedo volver a hacerlo? -pregunté. -Mira, Trinidad, te respeto mucho, no... no quiero ilusionarte. -Entiendo -exclamé-, no le intereso. -Todo lo contrario, todo lo contrario. Pero aprendí algo en la vida. Cuando uno inicia algo, un trabajo, una amistad, un estudio, una relación tiene que estar seguro. ¿Tú estás segura o lo que sientes es admiración? -¿Y tú qué sientes? -¡Je, je! -Te quedas sin palabras. ¡Vaya!, el profesor Raúl Iruti sin palabras. -Eres atractiva, de la misma manera que al comienzo tú me has dicho "Tengo tantas cosas por hacer y no sé por dónde empezar" y te respondí "Ve paso a paso", entiendo que en esta situación es exactamente igual ir paso a paso. -Este fin de semana nos juntamos con varias de las personas en el bar que acostumbramos -exclamé-. ¿Irás? -Sí. -¿Te sentarás al lado mío? -Sí -respondió Raúl Iruti. Esta vez no fue impulsivo, fue analítico: Me acerqué lentamente y posé mis labios sobre los suyos: -Nos estamos viendo. -Mi corazón palpitaba. La puerta se cerró detrás mío y ¡Aaah!, lancé un suspiro.
Sesión 29/10/2020 Había una sintonía entre ellos que había que resolver, una sintonía que debía materializarse antes de que las dudas tomaran posesión del momento. No había seguridad por parte de ninguno de ellos, pero todo pedía lanzarse...
Entidad: Una de las cosas que más me agrada, que más disfruto es la armonía que hay en la gente que me rodea.
Estábamos sentados todos a la mesa: Raúl Iruti, Erin Cobalto, Julius Delfor, Nando Flagan, Rendo Javier, Lírica Prano, Osmar Belami, Tadeo Armani, Elmer Dees, Serge Nauer... Frente a nosotros, Alexis Anasio, conversando animadamente con Estela Navarro.
Le comentaba a Raúl: -Mira Alexis. ¿Tú sabes el problema que tiene Estela? Raúl me miró y me dijo: -Mira, Trini, Alexis es mi hermano, él sabe perfectamente quien es Estela. Lo miré a los ojos y le pregunté: -Disculpa mi franqueza, a veces yo misma, siendo su amiga quiero descifrar quién es Estela, independientemente de que todo el mundo la conoce como la hija del profesor Navarro. Raúl me contestó: -Alexis sabe. Sabe que es una buena persona, que es una buena mujer y que no es ingenua. A veces apostó al amor y perdió, porque si bien el amor impersonal, ese amor que se brinda, del cual no se espera nada a cambio porque está nutrido de misericordia, de compasión, de piedad, ese amor nunca te va a defraudar. Pero tócate las manos, tócate el rostro; somos seres de carne y hueso que tenemos necesidades. -Pero Raúl, cómo explicarlo, o cómo preguntártelo, ¿Eso no es apego? -Mira, mira, Trini, tú tienes apetito... -Muchísimo, estoy esperando que traigan los platos. -Bueno... Hay apetitos malos, apetitos buenos o directamente apetitos. -Bueno, apetito malo puede ser la gula, ¡je, je! -Es cierto. Bueno. El amor personal, muchos lo pueden tomar como un apetito malo. No es así; el apetito malo puede ser el amor que cela, el amor que manipula... Pero hay un amor personal bueno, el que se abre al otro y se entrega al otro. No es un amor impersonal, es un amor que necesita, como tú necesitas comer y yo también. Te digo que tengo tanto apetito como tú. -Nos reímos.
Continué conversando. Y le digo: -Los veo todos felices y conversan unos con otros. En cambio, Alexis y Estela están ensimismados. ¿Puede ser que a él le guste mi amiga? -No es tu amiga, es nuestra amiga. -Raúl, siempre tienes una respuesta. -¡Je! Está bien, puede ser que le guste. Sería muy bueno, está divorciado. -Pero tú sabes que ella está... embarazada, y... -Sí. Es como si me dijeras "¿Le gusta porque tiene el cabello teñido de color claro?". -No, Raúl, no es lo mismo... está esperando un hijo, no se tiño el cabello. La justicia todavía se está expidiendo con el tema. -No, Trini, la justicia ya se expidió, legalmente esa persona que jugó con los sentimientos de ella, legalmente le tenía que dar el apellido a la criatura y hizo una oposición mediante abogado: Estela Navarro y la criatura portarán solamente el apellido Navarro. O sea, legalmente no va a tener ningún contacto con su padre biológico como tampoco lo tienen las parejas que tienen más de dos criaturas. Pero veo que tienes dudas, me doy cuenta por tus gestos, Trini. -Claro. A Alexis lo veo como entusiasmado. No lo conozco como te conozco a ti. En realidad a ti tampoco te conozco tanto, quisiera conocerte más. Raúl me contestó: -Estoy abierto a ello. También yo quiero conocerte, Trini. Pero continúa. -Claro. Yo entiendo que ella pasó por una desilusión, y de la misma manera que ella ha sufrido, aunque ahora se está recuperando, espero que lo que le pasó a ella no le pase a Alexis. Te lo puedo explicar mejor... -No, Trini, no hace falta, entiendo lo que quieres decir, como que él puede llegar a enamorarse y ella todavía... No digo que no esté pensando en aquella persona pero sí todavía va a estar emocionalmente mal y no tenga ese amor para corresponderle. -Exacto. -Alexis lo entiende. Alexis lo sabe. Primero que Alexis no es una persona que se apure. -¿Me lo puedes traducir? -Claro. No es una persona que conoce a alguien y presione. No es una persona que se apure en una posible relación. Aunque tú lo veas entusiasmado es muy parecido a mí, se toma su tiempo, ve cómo está el panorama, si se entiende la expresión, y en base a ello ve si avanza o no. -Y tú, Raúl, ¿te tomas tu tiempo?, porque has dado a entender eso. -Trini, quiero decir... -¡Vaya! El profesor Raúl Iruti se queda sin palabras. -¡Ja, ja, ja! No, Trini, no, trato... Trato de explicar y que se entienda bien. -Entiendo que ahora estás hablando de nosotros. Tú me gustas mucho, pero muchísimo. ¿Lo exterior o lo interior? -No, las dos cosas. No voy a ser hipócrita: "¡Oh!, sí, me gusta tu interior...". No, no, no; me gusta tu persona, eres atractiva, pero muy atractiva. Eres la persona más atractiva que conozco, a mi gusto. Así que... Pero a su vez he tratado con mucha gente y he tratado a mucha gente que ha tenido encandilamientos, y encandilarse con alguien haces ¡fff!, soplas la vela y se apaga, el encandilamiento no es amor. Entonces en este momento no somos una relación de pareja, estamos conociéndonos. Pero pienso que tú puedes encandilarte conmigo, yo puedo llegar a enamorarme y luego me conoces más, y quizá esa llama se apague, de parte tuya, porque te encandilaste, te has encandilado de mí, de mi personalidad, el genetista Iruti, el profesor espiritual, el que conoce todo el mundo, y yo estoy saliendo con él. Lo miré. Lo miré a los ojos y le digo: -No, no, no, no; yo no estoy hablando con el profesor Iruti, con el genetista, yo estoy hablando con Raúl. Aparte, me siendo con un escalofrío pero agradable cuando me dices Trini. Nadie me llama así. Es cierto que recién nos estamos conociendo, apenas hemos intercambiado unos besos, ni siquiera hemos avanzado más allá. -Raúl Iruti me miró. -Quizás es la primera vez que estoy un poco dudoso. -Mi rostro empalideció, quizá no entendí su frase. -¿Dudas de mí? Dudas de que puedas llegar a amarme? -No, lo opuesto; dudo de que pueda llegar a desencantarte. -¿Cómo? -Claro. Tú has dicho "Aún no dimos otro paso". -Traté de jugar con él, al fin y al cabo me consideraba una mujer fuerte y segura de mí misma por más que por otro lado estuviera Raúl Iruti. Lo miré a los ojos y le dije-: Explícame ese paso más. -Ese paso más es: Nos traen el plato de comida, comemos, departimos entre todos, comemos el postre, tomemos alguna copa y vamos a tu apartamento o al mío. Y nos quedamos a dormir hasta el día siguiente. -Me miró. -Sí. Vaya que es directa. Ese sería el paso siguiente. Entonces no entiendo cómo puedo desencantarme.
Hubo un suspiro, un largo suspiro. Y entendí el gesto de Raúl, ese gesto dubitativo. Lo miré a los ojos y le dije: -¿Tú estás pensando que ese paso de estar juntos toda la noche puede hacer que yo al día siguiente me desencante de ti? -Raúl, siempre seguro atendiendo a quienes venían a exponer sus dudas no sabía cómo responder de la manera adecuada. Sólo dijo: -Quizá este plato que nos traigan ahora, la salsa te resulte agridulce y puede gustarte o no puede gustarte. Le respondí: -Tú no eres una comida, eres un ser humano, eres un asesor espiritual, pero quizá te pones vulnerable cuando se trata de hablar de ti. -Seguramente sí -me respondió él. Continué: -¿De qué se trata el siguiente paso, de besos, abrazos, caricias? ¿Por qué voy a decepcionarme?, ¿por qué no podría ser al revés?, ¿por qué no podrías decepcionarte tú? -Imposible, imposible, y esta vez estoy hablando pura y exclusivamente de lo externo. Independientemente de tu parte interna, que es amor y espiritualidad fundidos en una sola expresión. -Raúl, es lo que pienso de ti, amor y espiritualidad fundidos en una sola expresión. -Me dio la impresión como que estuviera hablando el joven inexperto, no ese ser espiritual tan sabio. -¡Je! Trini, sabes que soy divorciado y hace bastante bastante tiempo, y me aboco mucho a mi profesión, me aboco mucho a ayudar a todos. Y sí, me reúno con personas, escucho música, disfruto de la misma, pero trato de que mi palabra no suene grosera a tus oídos: no soy de tener aventuras. -Continúa. -Claro. Me divorcié hace tanto tiempo que ya ni me acuerdo, y desde ese entonces nunca he vuelto a estar íntimamente con nadie. -Esto me lo enseñaste tú, Raúl. -¿Qué cosa? -Estás sacando a relucir a tu niño interior. -¿Cómo? -Estás sacando a relucir a tu niño interior. Pero me encanta, porque es una manera de conocerte. Esto es nuevo para mí. Cuántas veces me has dicho, ya sea con lo que te he comentado de mi amiga Estela o que me has contado de otros consultantes, obviamente sin darme nombres, porque no tienes porque dármelos, me has comentado que el amor no es un examen, entonces lo que hagamos luego no es un examen donde se da puntaje. -No. Eso es cierto, Trini, pero también te he dicho de que el amor es como una planta que se riega día a día para que la planta no se marchite. -Eso es otra cosa que no tiene nada que ver. Raúl me miró a los ojos y me dijo: -Trini, eres la única persona, de verdad, que me ha dejado sin palabras. ¡Ufff! Me siento extraño. ¿Tú te sientes bien, Trini? -Yo me siento mejor que nunca porque en estos minutos que hemos hablado conocí otra faceta. -¿Mala? -No, humana, extraordinariamente humana. Tú te puedes mostrar ante los demás invulnerable, en el buen sentido, porque tú tratas a los demás y omites, por lo profesional que eres omites incluirte, te excluyes, como está bien, como corresponde, y ahora has mostrado... -¿Una vulnerabilidad? -No, otra parte de tu ser, linda, bella. Reitero, no es un examen. ¿Tú te piensas que yo estoy tranquila? "¡Ah! Soy buena actriz", pero luego te reirás de mí cuando estemos en el apartamento y vayamos más allá de los abrazos, y te darás cuenta que en algunos momentos puedo ser frágil como una pequeña rama. Así que el tema es mutuo. Pero tú, Raúl, tú, dime, ¿qué sigue después? Dímelo no con una respuesta profesional, con una respuesta de ser humano. Y Raúl me respondió: -Ahora vamos a comer, vamos a tomar unos tragos, vamos a conversar con los demás. Ya te he comentado que Alexis sabe cómo tratar a Estela. Y con respecto a nosotros, una vez que nos quedemos solos nos dejamos fluir, nos dejamos fluir...
Sesión 20/11/2020 El momento llegó. Se encontraron dos seres con sintonía, afinidades y necesidades parecidas, más allá de lo profesional, más allá de lo que el entorno social donde se habían encontrado les podía ofrecer.
Entidad: Raúl abrió la puerta de su departamento pasando la tarjeta, inmediatamente se iluminó el hall de entrada. -Pasa, Trini, adelante -exclamó-. Permíteme el abrigo. -Me saqué el abrigo, lo colgó, y colgó su saco, un saco excelente, bien cortado. Se desajustó la corbata y la colgó-. Voy a tomar una copa -me dijo-. Si quieres te preparo un zumo de frutas con una pizca de alcohol. -Perfecto, me parece bien. -Había una mesita pequeña, baja. Nos sentamos en un sillón doble, apoyamos las copas sobre la mesa y nos miramos. Le dije: Tenemos toda la noche para nosotros. -Raúl seguía sin palabras-. Comenta algo sobre mi frase -le pedí. Respondió: -Me parece bien. Observé: -Te veo más desenvuelto en una consulta. -El tema es así, Trini, no estoy en una consulta, estoy con la mujer más bella que he conocido. Y no es un cumplido. -¿No eres de hacer cumplidos? -pregunté. -Sí... En realidad no; soy atento, pero los cumplidos me suenen como ficticios. Entonces, cuando digo algo es porque lo siento desde adentro de mi ser. Le respondí: -Y tú me pareces muy interesante.
Se acercó a mí, me tomó de la mejilla y nos besamos. Sentí como un cosquilleo en todo el cuerpo. Y los besos se hicieron más intensos, las bocas se abrieron más. Sin embargo los besos no eran de esa pasión que sueles ver en los holovideos, eran besos cálidos, suaves y a la vez intensos. Describirlos con palabras sería inútil porque habría una contradicción entre suave e intenso. Pero para mí no la había, entendía perfectamente. Separamos nuestras bocas y le dije: -¿Hace mucho que no besabas a una chica? -Honestamente, sí. -Pues no te has olvidado. -En realidad no tengo de qué acordarme. -Fruncí el ceño. -En qué sentido lo dices, Raúl. -En el sentido de que de la manera que te beso y de la forma en tú me correspondes, nunca lo había experimentado. -¡Vamos!... -Trini, no miento, no soy de mentir. Podría agregar "Y menos a ti", pero no tengo porque agregarlo, no soy de mentir. -¿No has mentido nunca? -Sí, a mis mejores amigos, a mis hermanos espirituales. Me distancié unos centímetros, frunciendo el ceño. -¿Les has mentido por una buena razón? -Por una muy buena razón. Y la gran mayoría no está enterada. -Creo saber de qué hablas. Yo estudié muchas cosas, Raúl, pero me interesa mucho la astronomía, por eso conversé con el profesor Flagan en varias oportunidades. Es más, en la terraza de mi apartamento tengo un telescopio de mucha potencia y sé lo que ha pasado aquí en Ran. Sé que hubo seres que han venido de otro mundo y que han sido derrotados. No conozco muy bien el tema pero creo que tú y el grupo hermoso que conocí tienen bastante que ver. -En realidad tienen mucho que ver porque participaron. Y hubo momentos muy difíciles donde los mismos militares, traicionando a su planeta querían, entre comillas o sin comillas, venderse a los invasores. -Conozco esa historia -exclamé-. ¿Fuiste tú? -Sí fui yo. Pero no se lo comenté a nadie. Le dije al militar que estaba a cargo que poniéndonos unos cascos con determinada frecuencia íbamos a esclavizar a toda la población de Ran. Uno de mis amigos se prestó como conejillo de indias. Le puse un casco y quedó como tildado, como si fuera un robot, pero era todo simulado. ¿Entonces qué hicimos?, hicimos que se pusieran los cascos para proteger de la vibración que iba a enviar pero alteré, como dando un giro de ciento ochenta grados, esa vibración y tanto el militar corrupto como muchos que lo siguieron y los invasores fueron los que quedaron "fuera de servicio". Y el ocultar lo que había planificado fue para que ninguno de mis hermanos espirituales se delate con un gesto. Llegaron a odiarme, a decirme traidor, pero eso fue lo que más convenció al militar. A cambio me iban a dar poder de alguna región. Sí, les mentí, les oculté la verdad, pero fue por una razón de supervivencia. -No lo dejé hablar más. Lo volví a besar intensamente, ya había dejado de lado toda sutileza en el beso. Lo tomé de la mano y le dije: -Hace buena temperatura en el departamento. -¿Entonces? -Entonces es hora de ponernos más cómodos.
¡Je, je! Lo veía a Raúl el gran genetista como desconcertado al ver que yo tomaba la iniciativa. Lo tomé de la mano y fuimos al dormitorio. Fuimos dejando nuestras prendas al costado de la cama. Le dije: -La luz... -No. La dejaré tenue, pero quiero verte. Aparte de sentirte quiero verte -exclamó él.
No hubo una parte activa y una parte pasiva, no: intercambiamos roles. Por momentos yo llevaba la iniciativa y por momentos la llevaba él. Quedamos exhaustos pero plenos, intercambiamos energía, energía de luz, algo que jamás en mi vida había sentido. Tenía tantas preguntas para hacerle... Pero en ese momento no quería que me invada mi ego preguntándole si alguna vez había sentido con tanta intensidad. Pero Raúl, como leyéndome el pensamiento, me dijo: -Trini, nunca nunca me sentí así. Los besos, las caricias, la manera, la mirada, la forma, el sentir tus labios en mi cuello, el recorrerte con mis labios tu espalda es una experiencia única.
Cuando amaneció, Raúl preparó un jugo de frutas. -¿Quieres unas tostadas? -Sí, tengo apetito. -Comimos. Me tomé dos vasos llenos de jugo de frutas-. ¿Nos veremos esta noche? Raúl me dijo: -Esta noche voy a dar una conferencia, pero tienes aquí una tarjeta con entrada libre. -Cogí la tarjeta y la guardé en mi abrigo. Terminé de vestirme y le dije: -Nos vemos a la noche. -Espera, te acompaño abajo. -Bajamos por el elevador y abajo, en el hall de recepción nos dimos un beso suave seguido de una mirada intensa. -Hasta la noche -le dije. Y me marché.
Mientras viajaba a mi apartamento pensaba. Pareciera como que hubiera vivido un sueño, no termino de asimilarlo. No termino de asimilarlo en mi ser, va más allá de los besos, de las caricias, del abrazo y de la mirada. Es todo. Es parte y es todo. Describirlo con palabras... no, imposible. Se siente, se experimenta sanamente, se vive, se vibra. Sería muy remanido decir que flotaba en las nubes. No, estaba con los pies sobre la tierra, analítica, más analítica que nunca. Y eso no me ponía bien porque me preguntaba, ¿cómo sigue esta historia?, porque no hablamos nada. De todas maneras me parece ridículo que en una primera vez hablemos de un compromiso, creo que tampoco en una segunda o en una tercera, entiendo que eso se va dando. ¿Entonces por qué me corroe esa ansiedad? No me considero tan sabia, me considero intuitiva, y sé que a él le pasa lo mismo que a mí. Entonces, ¿por qué la ansiedad?
Obviamente se trata de vivir el momento. Cuántas veces Raúl se lo dijo a sus consultantes: "Vivir el momento, después se verá". Pero la frase se puede interpretar mal: "Vive el momento porque quizá no tendrás otro". O "Vive el momento cada día, que tendrás miles de momentos". Así es como ve el optimista y ve el pesimista. ¿Pero qué veo yo? "Vivir el momento, que habrá bastantes", o "Vivir el momento porque habrá una eternidad de ellos"... ¡Aaah!
Nunca fui tan feliz como esta noche que pasó, porque no me voy a engañar a mí misma. Y si es así, y si lo razono, y si lo entiendo, y si lo asumo, por qué aún tengo esa ansiedad, ¿es duda? No, por favor, no soy una chiquilla, soy una mujer. Quizás otra mujer dirá o diría "He salido con el mejor hombre que he conocido. He tocado el cielo con las manos", y ya está, como quien se lleva el autógrafo de un artista en su holomóvil. No, yo no pienso así, yo no soy la que colecciona autógrafos en su holomóvil. En realidad no colecciono nada porque no tengo apegos, salvo que el amor sea un apego. Pero creo que no, que no lo es. ¿Pero amor?, ¿estoy hablando de amor por una noche? Tengo que analizarme a mí misma porque al mejor analista no puedo ir con esto ¡je, je, je! No, puedo ir con cualquier otro tema pero no con esto. A la noche nos veríamos de vuelta. Gracias por escucharme.
Sesión 23/11/2020 Para fines benéficos fue a un espectáculo deportivo pero ya mal predispuesta. Iba desganada y temía nada bueno, lo presentía en su interior. Terminó disgustada. Más tarde decidió cambiar de ambiente por un tiempo.
Entidad: Hablé por el holomóvil con Raúl y me dice: -Nos dieron una invitación. -¿Invitación? ¿Para qué es, algún museo? -No, es algo distinto, pero es para beneficio. -Explícate, por favor. -Es una pelea de artes marciales mixta. -Un horror, un horror. ¿No te incomoda si paso de esa invitación? -Para nada. Pienso ir simplemente porque trato de sumar, abrir un nuevo hogar infantil. Sabes que hay mucha gente que no se cuida y tiene más de dos hijos y van a parar a manos del estado, es una ley que todos tienen que observar, y la recaudación de ese combate va para ese nuevo hogar infantil. -Está bien, está bien, pero no me gustan ese tipo de peleas. Nos encontramos a las diecinueve. -Está bien -dijo Raúl-. Te paso a buscar.
A las diecinueve nos encontramos y fuimos directamente al estadio, un estadio techado muy muy grande. En la puerta Raúl se abrazó con su hermano espiritual, Alexis Anasio. -¿Cómo estás? -Bien. Y veo que bien acompañado con Estela Navarro. -Me abracé con Estela. -A ti también te han convencido. -Alexis me dijo que era para el beneficio de un hogar infantil, y no podía negarme. -Falta todavía.
Alexis Anasio propuso tomar algo mientras. Y explicó: -El actual campeón es Atero di Mauro, y llegó a la ciudad un luchador invicto, Iván Dimitri. Dimitri tiene diez combates, todos ganados por noqueo y cero derrotas.
Se acercó a nosotros un querido conocido, que hace rato que no veíamos desde la última reunión que tuvimos todos. Nos abrazamos con Osmar Belami. No tenía buen rostro. Raúl le preguntó: -¿Qué pasa, Osmar? -El manager, y segundo prácticamente, de Iván Dimitri es un ex compañero mío de estudios. Sabes que soy médico en nanotecnología y Antón Lago, que es de quien hablo, no me cae bien, nunca me cayó bien, era muy presumido, si no salía primero en los exámenes se molestaba mucho. Competía conmigo pero yo trataba de no prestarle atención. Es más, se recibió con mejores notas que las mías. Por un lado eso es como que quitó tensión porque él se sintió satisfecho de salir primero en el curso. Y luego se mudó, no lo vi más hasta ahora. Pero ¿entrenador de un luchador? Un médico en nanotecnología, ¿entrenador? No... no es algo que me cierre -comentó Osmar Belami. Yo no entendía mucho y le pregunté a Raúl: -¿Por qué un experto en nanotecnología no puede ser manager? -Sí, interpreto que no hay problema en eso, seguramente Osmar Belami tiene algún..., el nombre que yo le pondría sería engrama adentro, como una especie de trauma por un recuerdo de malestar. -Explícate. -Claro, Trini. A ver, cuando tú tienes un episodio de tu vida que te causó dolor o incomodidad o malestar, eso te queda grabado en el cerebro y cuando vuelves a ver a la persona que te causó tal malestar es como que algo te hace ¡clic! en el cerebro y ese malestar se reactiva. Interpreto que por eso Osmar se siente así. Le pregunté a Alexis. -Tú estás más enterado que Raúl. Este Iván Dimitri, ¿con quién va a combatir, con el campeón Atero di Mauro? -No, Atero di Mauro defendió su corona del mundo hace una semana. -¿Y entonces, quién lo va a reemplazar? -El novio de su hermana, de Violena di Mauro, Bruno Dosher. -Fruncí el ceño. -¿Bruno Dosher no es el joven que estuvo reunido contando que había estado en un universo alterno? -El mismo. Él era el campeón hasta que Atero di Mauro le quitó la corona, y estaba retirado y había montado un gimnasio para enseñar a los más jóvenes. -Fruncí el ceño. -Y si está retirado, ¿por qué va a combatir contra un luchador invicto? -Bueno, aparentemente se mantuvo en estado. Y es un combate amistoso, no es por ningún título ni nada. Obviamente si Iván Dimitri le gana a Bruno Dosher lo va a desafiar a Atero di Mauro por la corona. -De curiosa, ¿no? ¿Y si gana Bruno Dosher, el retirado? -No sabría decirte. No sería buena idea que vuelva, todavía tiene lastimado el arco superciliar de la última pelea que pasó hace tiempo con Atero. No sería buena idea. -Va más allá mi pregunta: Si todavía tiene apenas cicatrizado su arco superciliar, ¿no puede perder un ojo si pelea contra este luchador que le hacen tanta propaganda y que ganó todos los combates por la vía rápida?
En ese momento se acercó a nosotros Bruno. Nos saludó. Raúl lo miró con el ceño fruncido y le dijo: -No es buena decisión, hay otros que hubieran estado en tu lugar. -Apreciado Iruti -dijo Bruno-, es un combate amistoso, no hay ningún problema. Aparte, es por beneficio al hogar infantil. Dimitri no quiere llevarse nada, yo tampoco. Osmar Belami le dijo: -¿Sabes quién es su manager? -Sí, un tal Antón Lago -dijo el joven. -Fue compañero mío en nanotecnología. -No me estás diciendo nada. Puedes ser ingeniero, abogado y de repente ganar dinero siendo manager de un luchador. Los dejo, me voy al camarín y ya dentro de poco tengo que subir al ring.
En realidad no era un anillo sino que era una jaula. Yo sentía como un escozor en la piel, no tenía buena impresión. No me gusta este tipo de combates. En realidad no me gusta la violencia. Para nada. Interpreto que todo tiene que ser solucionado mediante la palabra. Lo miré a Raúl: -¿Pero a ti te gusta esto? -No, Trini, te dije que no. -¿A ti, Alexis? -No, no. Vamos para apoyar al joven Bruno Dosher, y con el precio de la entrada estamos colaborando. -No sé. -Lo miré de nuevo a Raúl y le digo-: Esto de Osmar Belami, que dijo que no le caía bien este Antón Lago, alguna razón debe tener.
Estábamos terminando el zumo de frutas pero sentía como un malestar en el estómago, es como cuando tú te sientes incómoda de que sientes, de que tienes la intuición de que algo negativo va a pasar, pero quedarme en mi apartamento hubiera sido peor. No es de las salidas que más me gustaban, me gustaba el grupo, las reuniones en el bar, las conversaciones de distintas materias, nanotecnología, universos alternos, astronomía, genética, pero esto es un espectáculo que no... que ya estoy rechazando. Y está mal porque estoy prejuzgando. Pero bueno, veamos, a ver qué pasa. Estábamos un poco más atrás. En primera fila estaba la novia de Bruno, Violena di Mauro, con su hermano Atero, el campeón. Bruno Dosher subió y entró a la jaula. Y se lo vio venir a Iván Dimitri, era más alto, le llevaba media cabeza y un cuerpo muy trabajado muy musculoso.
Le dije a Raúl: -Discúlpame mi expresión, pero este joven es una bestia. -Raúl no sonrió. Siempre es atento, simpático, pero estaba como concentrado-. ¿Te contagié mi vibración? -le pregunté. -No, no hace falta, estoy tan incómodo como tú. No me siento bien, en este momento siento como un dolor de estómago, como unos nervios a nivel estomacal. -Lo mismo me pasa a mí -asentí.
El locutor anunció los nombres y comenzó el combate. Me cuesta relatarlo porque es algo que rechazo, pero veía que los golpes de Bruno no le hacían ni mella a Dimitri. Alexis Anasio me explicaba que Bruno estaba acostumbrado a luchar en el piso, a vencer por sumisión, pero Iván era una roca, era imposible voltearlo. Trataba de hacerle llaves, tomas: Iván respondía con golpes. Ya en el primer minuto empezó a sangrar el arco superciliar de Bruno Dosher. Cuando terminó el primer round se fue tambaleante a su rincón. Su segundo, veía que le recriminaba, que le señalaba la herida y que él decía que no con la cabeza. La propia novia, Violena, se acercó a un costado y le habló: Bruno no le hizo caso. Y salió el segundo round. El segundo round fue un monólogo de golpes en el cuerpo, en el rostro de Iván Dimitri. Quizá de casualidad un golpe saltando con la rodilla tocó en la boca de Iván Dimitri haciéndole arrodillar: había logrado la hazaña de tirarlo, y sangraba bastante por la boca. Pero se levantó. Y fue tremenda la devolución: golpe tras golpe tras golpe en el rostro, en la cabeza, en el cuerpo de Bruno Dosher. Terminó de pié el segundo round. Fue tambaleándose hacia su rincón y en ese momento cayó desvanecido, con convulsiones. Inmediatamente llamaron al médico. Osmar Belami también ayudó, pero hizo algo: llevaba consigo una especie de jeringuilla y recogió sangre de la lona, pero no de Bruno sino de Iván Dimitri, la que había manado por la boca. Finalmente le levantaron el brazo a Iván, como ganador. Y Bruno al hospital.
Le dije a Raúl y a Alexis: -Perdonadme, supongo que irán a cenar. Yo, si no te incomoda, Raúl, llévame a mi apartamento. -¿Quieres que te haga compañía? -No, no, no me siento para nada bien. Estoy como molesta. Tenía intuición de que iba a pasar algo raro, tenía la intuición. Y estoy mal de ánimo, no sé si decaída o enojada, no sabría decir cuál de las emociones predomina en mí, pero quiero estar sola. -Raúl me acercó con el coche a mi departamento y nos despedimos.
Al día siguiente me enteré de que Bruno Dosher estaba en coma inducido, tenía un hematoma subdural, lo tenían que operar de la cabeza, corría riesgo su vida.
Pasaron dos días y fue cuando lo operaron. El doctor dijo: -La operación salió bien pero tiene más lesiones en el cerebro, hay que esperar que se recupere. -¿Y por qué está dormido? -Lo tenemos en coma inducido, para su mejoría. -Raúl estaba pálido, lo mismo Alexis.
Nos juntamos a la tarde, y vino Osmar Belami con una cara muy negativa. -Cuéntanos qué pasa. -En medio del tumulto pude subir al cuadrilátero y extraje un poco de la sangre que había manado de la boca Iván Dimitri, y la analicé. -¿Tiene algún... ha tomado algo que le ha dado más fuerzas?, ¿puede ser doping o algo? -No, algo peor. Dentro de la sangre había nanoelementos. -¿Cómo? -preguntó Raúl. -Sí, su cuerpo fue trabajado con nanotecnología, por eso esa fuerza, por eso esta resistencia. La nanotecnología no impidió que emanara sangre pero cuando le levantaron el brazo la herida de la boca la tenía casi cicatrizada, y eso no es normal. Por eso fue que recogí esa muestra. Estaba pálida, Raúl más pálido que yo. -¿Has hecho la denuncia, Osmar? -Por supuesto, ante la ley. Antón Lago está detenido. Iván Dimitri, si bien no es de esta región está demorado, se le está pasando el parte a las autoridades de su región y seguramente no solamente le impedirán combatir sino que también va a estar en prisión, al igual que Antón Lago.
Lo miré a Raúl, me sentía muy enojada. -¿Te has dado cuenta? Sí se ayudo a un hogar infantil, pero mira. -Me levanté-. Lo lamento, pero quiero estar sola. Raúl me dijo: -Trini, yo nunca iba a suponer que algo así iba a pasar. -No, me imagino que no. Sería el colmo si fuera lo contrario, ¿no? -Sé que le había respondido de mal modo, sé que tanto Raúl Iruti como Alexis Anasio no eran responsables de nada pero era yo quien estaba reactiva, pero muy reactiva, y me enojaba con quien no tenía que enojarme. Estela estaba con Alexis y me dijo: -¿Quieres que te acompañe? -No, quédate con Alexis, yo voy a ir a casa. Me tomaré un té de hierbas tranquilizantes y veré si puedo dormir. -¿Tampoco cenarás? -No, no puedo pensar en comer sabiendo que el chico está al borde de la muerte. -Me fui para casa.
Había varias llamadas de Raúl pero no las atendí. Él no tenía nada que ver, pero me sentía muy molesta, y es como que en ese momento el episodio de dolor que pasé, ese dolor emocional por lo que le pasó al joven Bruno Dosher, el conversar con Raúl me lo reactivaba más.
Hubo una llamada de Alexis Anasio, que sí atendí. -Hola, Alexis. Dime. -La buena noticia es de que Bruno Dosher está consciente, está comiendo en la clínica. Prácticamente le hicieron una resonancia holográfica y no tiene ninguna secuela. La operación fue un éxito, no fue a nivel humano sino que fue a nivel robótica, tenía líquido subdural y le extrajeron todo, así que su cerebro está perfecto. Obviamente está debilitado pero va a estar bien. Incluso estaba de buen humor, pero los doctores dijeron que era mejor no conversar mucho con él para... Quedó con su novia Violena. Raúl y yo estuvimos un rato. Me preguntó por ti. -Dile que estoy bien pero que voy a estar un tiempo alejada de vuestro grupo. No sé, porque me hizo muy mal ver ese combate y quiero dedicarme a mi trabajo a mis estudios, voy a dedicarme a escuchar otras conferencias. Mañana me reúno con el astrónomo Nambo Flagan y hablaré de mil temas. Pero lo lamento por Bruno, pero no... no tengo ánimo como para ir a visitarlo, porque bueno, no tengo razón tampoco, apenas lo conozco. Le deseo lo mejor, pero no tenía que haber subido al ring. Alexis Anasio me dijo: -Trinidad, te deseo lo mejor. Y tienes nuestros números, o puedes conectarte con tu holoordenador cuando lo desees. Raúl ya me dijo que no te va a incomodar para no causarte más presión. -Gracias por el mensaje.
Corté la llamada y me tomé otro té tranquilizante, quería despejar mi mente. Esperaría unos días. Y mientras tanto iría a conferencias, a charlas, a ver holovídeos y a seguir estudiando. Gracias por escucharme.
Sesión 09/02/2021 Los engramas, sucesos dolorosos que hemos vivido quedan almacenados, dormidos hasta que algo parecido, o no, los reactiva. Y el efecto es que nos cambia el comportamiento sin que sepamos la causa primitiva. La entidad relaciona su comportamiento presente con un pasado violento.
Entidad: Hacía más de veinte días que estaba ocupada con mis actividades, estudios, conferencias... Dos veces me había reunido con Nambo Flagan, y por alguna razón inconsciente evitaba reunirme con Raúl Iruti. Hasta que una tarde nos encontramos. Me comentó: -¿Cómo estás, Trini? -Bien, ocupada. Me miró y me dijo: -En este momento no te veo ocupada, ¿podemos conversar, tomamos algo? Miré la hora y le dije: -Estoy con el tiempo justo. Me respondió: -Siempre podemos hacernos un tiempo si queremos, pero es tu voluntad. Iba a estrecharle la mano y marcharme, y le dije: -Está bien, tomemos algo. Raúl me miró y me dijo: -¿Qué sucede contigo Trini? -Te comenté que estaba ocupada con mis estudios, con mi trabajo... -Seré directo, ¿qué sucede con nosotros? -¿En qué sentido? -Trini, eres mucho más inteligente que eso. Le respondí: -Me afectó mucho el haber visto ese combate donde Ivan Dimitri le propinó una tremenda paliza a Bruno Dosher. -Trini, quedamos mal todos, Alexis, yo, Estela también, no eres solamente tú. El combate iba a ser algo amistoso y la recaudación era para caridad, no era para que nadie se enriqueciera. -Lo entiendo perfectamente -contesté-, pero ya venía mal predispuesta, no me gusta la violencia de ningún tipo, ni siquiera la verbal. -Obviamente -comentó Raúl-. Mucha gente me viene a consultar por violencia verbal. -Entonces sabes de que hablo. -Sé de qué hablas en general, no sé de qué hablas en particular.
Suspiré y en ese momento el camarero nos sirvió dos zumos de fruta. Tomé un trago y lo miré a los ojos: -Mira, Raúl, muchísimo antes de conocerte, estudiando en la facultad conocí a un joven y estuvimos saliendo como noviecitos, o sea, nada más que eso, muy agradable, atento, buena persona. Hasta que empezó a controlarme. -Continua -pidió Raúl. -Si de repente no llegaba a tiempo a una cita: "¿Y dónde estuviste, te viste con alguien?". Y fue mucho más allá, comenzó con violencia verbal: "Eres como todas". Raúl levantó la mano y me propuso: -Mira, yo siento algo por ti, pero te propongo ser lo más impersonal posible, ven mañana a mi consulta. -¿Para qué? -Trini, no te atajes, lo que me estás comentando ahora, estamos en un bar, hay conversaciones de otras personas, no digo de que escuchen, nadie para la oreja, pero entiendo que es incómodo para que comentes temas personales en un lugar así. -No, no tiene sentido que vaya -argumenté-. Es lo que te comenté y nada más que eso. -Mi propuesta sigue en pie Trini, te digo que prometo ser impersonal, no voy a mezclar el que estemos involucrados. Ahora no veo que estemos involucrados. - Lo vi a Raúl con un gesto muy serio, como tenía la noche del combate de Bruno Dosher-. Yo soy una persona directa -me comentó-, habíamos empezado a salir, estaba todo bien hasta la noche esa del encuentro, y luego me esquivaste todo el tiempo. Y no te he molestado por teléfono ni nada. Pero el hecho de que no tengamos ninguna relación estás queriendo decir que por haberte llevado al combate, el cual ninguno de nosotros sabía lo que iba a pasar, te empuja a que rompas conmigo la relación afectiva. -Me encogí de hombros. -Estoy confundida. -¿Estás relacionando esa violencia verbal que has tenido con aquel chico en la facultad con lo que pasó ahora con Bruno Dosher? -Tal vez, de alguna manera. -¿Y eso qué tiene que ver con nosotros?, me haces responsable de haberte llevado. -Yo no quería ir. -No te he forzado, sólo te hice una propuesta. Es cierto que tú dijiste: "No es algo que me agrade", pero no es que te haya insistido una, dos, tres, cuatro veces, y has venido. Me he sentido tan mal como tú, pero no me he molestado contigo. -Es que yo no fui la de la propuesta, Raúl. Pero está bien, mañana iré a tu despacho, si te parece bien tipo diez. -Me parece bien. -¿No te incomoda que me marche? -¡Je, je! Sí, no voy a ser hipócrita, sí, me incomoda, pero si tienes cosas que hacer ve. -No le extendí la mano, simplemente incliné la cabeza, lo saludé y me marché. Me di vuelta y me estaba mirando.
Al día siguiente fui a su despacho, llegué a las diez en punto. -Toma asiento. Coméntame lo que quieras, comienza por donde quieras. Le dije: -Ayer te había comentado de este joven, que era amable, afectivo, caballero, atento hasta que empezó a celarme. Raúl me comentó: -Obviamente eso es baja estima de parte de la otra persona, y se sentía menos. -Explícamelo. -Claro. Sentía como que tú eras mucho para él y que era una dicha que pudiera salir contigo como noviecitos de facultad, pero a su vez le trabajaba la cabeza. -Explícate -le pedí. -Claro. Dentro suyo había como una lucha interna: "Es bella, me ha prestado atención, me eligió a mí, sale conmigo... ¿Pero por qué si yo soy una persona común y ella es una persona especial?". Le pregunté: -¿Y cómo sabes que pensaba eso? -Trini, tengo experiencia de años con decenas y decenas de personas que me consultan por temas similares. ¿Qué más pasó? -Yo no soy dócil, Raúl, tengo mi carácter. Muchas veces lo frené, esto es, le dije: "No permito que dudes de mí", y se calmaba, pero con el tiempo los celos se fueron acrecentando, y aún yo diciéndole que no le permitía que dude de mí se molestaba más en lugar de calmarse. O sea, que el tema se iba agravando al punto tal que alguna vez en una calle me cogió del cuello y me dijo: -Hoy has llegado quince minutos tarde. -No por mí sino por el tránsito. -O porque te revolcaste con alguien.
-Quizás... Quizás el error fue mío porque me ofendió al decirme eso y le di una bofetada. Raúl me miró y me dijo: -¿Cómo reaccionó? -Me devolvió la bofetada, pero con mano cruzada, al punto tal de hacerme trastabillar. Y en ese momento salí corriendo. -¿Qué pasó después? -Hice una acusación en rectoría. Pero él obviamente tenía contactos, sus padres aportaban a la universidad, y mi denuncia no pasó a mayores. Obviamente no salimos más, pero cada vez que nos cruzábamos me decía palabrotas, algo que yo no podía soportar, para mí la violencia verbal es tan grave como la violencia física. Recuerdo que un día salí tarde de la facultad y estaba en la acera de enfrente, en la oscuridad, acechándome. Y lo vi y apresuré el paso. Él, de la otra acera también apresuró el paso. Sentí como pánico y empecé a correr, trataba de llegar a la boca del metro. Y el corrió y cruzó, y no vio venir a un coche que lo levantó por el aire. -¿Y qué sucedió? -No lo mató, pero estuvo meses internado. Incluso las dos primeras semanas en coma inducido, por lesiones graves. Me sentí mal. Raúl exclamó: -¿Cómo te vas a sentir mal si te estaba acechando? -No no no, no me sentí mal por eso, Raúl, me sentí mal porque..., me da pudor decirlo y admitirlo, pero hasta me puse contenta de lo que le pasó, como que lo tomaba como un castigo divino. Y después me sentí mal conmigo, me sentí mal conmigo misma porque me considero buena persona y no puedo alegrarme de que... de que otro esté meses en el hospital. Pero al igual que tú, yo no voy a ser hipócrita, y reconozco que sí que me alegré en ese momento, como que él tenía su merecido. Pero estuve noches y noches y noches sin dormir diciendo "Por más que me haya amenazado, por más que yo haya hecho una denuncia en rectoría y él con el poder adquisitivo de sus padres haya dejado todo sin efecto y luego me siguió acosando y diciéndome palabrotas...". Nunca más un acto de violencia física de cogerme del cuello pero si se cruzaba conmigo me decía cosas por lo bajo, y ante el resto de los estudiantes era el más simpático, el más atento, el más amable, con un excelente concepto. Y comentó que salió conmigo y que yo lo difamé, me hizo quedar mal a mí. Obviamente yo tenía muchas amigas que creían en mí y por suerte siguieron creyendo en mí. Y aquellos que no, es problema de ellos. Pere eso no es el tema, todo eso me produjo lo que llamaste la vez pasada, engramas, y por eso detesto la violencia, no la soporto bajo ningún punto de vista. Y quizá tontamente o inconscientemente o porque ese engrama de la facultad se reactivó es como que busqué un culpable por lo que pasó con Bruno Dosher. Y si bien quien lo dejó así fue Iván Dimitri te consideré culpable a ti por haberme invitado a esa reunión. -Raúl iba a hablar y lo interrumpí-: Espera. Analíticamente razono que no tienes nada que ver con eso, tú tampoco te esperabas algo así, pero mi inconsciente buscaba una vía de escape y la vía de escape era culpar a alguien, y estaba como resentida contigo. -Trini, eso es ilógico, analíticamente sabes que no tengo culpa de nada, analíticamente sabes que no tienes por qué estar resentida. Pero volvamos a la historia: ¿qué pasó con el joven después? -Una de las piernas le quedó mal, le costaba caminar, tenía que estar con un bastón, y por pudor o porque él ante las demás chicas se sentía un ganador, nunca conmigo, pero sí con las demás, le dio vergüenza mostrarse así y se cambió de facultad, nunca más lo vi. -Lo que me cuentas es extraño porque hoy hay medicina avanzada y incluso trasplantes donde hay cierto tipo de metales que no causan ningún tipo de rechazo y pueden rehacerle la parte de la pierna que había quedado mal. -Seguramente lo habrá hecho con el tiempo porque su familia es de dinero, pero no apareció más, por suerte. Pero nunca me arrepentí de alegrarme de lo que le pasó, si bien es cierto que muchas noches me enojé conmigo misma por pensar de esa manera. ¿Pero quieres que te diga la verdad, Raúl?, no estoy arrepentida de haberme alegrado. Y es una lucha conmigo misma porque me siento como que fuera una persona mala. Y hay un contrasentido porque detesto la violencia de todo tipo: verbal, física, psicológica y sin embargo me miro a mi misma como si yo fuera otra persona y digo "¿Qué clase de monstruo soy que me alegré porque la persona tuvo un accidente? O fui yo la que le deseó el mal y lo atraje". -Trini -expresó Raúl-, eso no existe, nadie atrae el mal a nadie, fue una casualidad. O una causalidad. -Bueno, tú eres el famoso sanador de almas: ¿Qué pasó conmigo? -Trini, te han quedado engramas. Pero eso fue una persona. Hay otras personas que son así como ese joven que conociste en la facultad, pero la gran mayoría no somos así, entonces daría la impresión que prejuzgas en general a toda la... a toda la gente, o por lo menos al género masculino. -En parte tengo razón, fíjate ese hombre cómo jugó con Estela. -Sí, y bien que la pagó después, fue acusado por robo de papers, su familia lo dejó de lado. Pero tú sabes que yo no soy así. -Lo sé. -Entonces, ¿qué pasa con nosotros? -No has terminado tu devolución: ¿Por qué tengo ese engrama? -Porque el combate con Bruno Dosher te lo ha reactivado. -¿Y por qué, si una cosa no tiene que ver con la otra? Lo primero fue un problema de celos, este fue un combate amistoso pero profesional. -Trini, a veces las cosas no tienen que ser exactas exactas para que un engrama se reactive, a veces basta que veas una escena, aunque no tenga nada que ver con lo que a ti te ha pasado, y sin embargo el engrama se reactiva. -¿Y ahora qué? -pregunté. -Y ahora tienes que ser analítica, entender que el pasado pasó, entender que el espectáculo fue trágico pero fue... un espectáculo donde los responsables, Iván Dimitri y su promotor, están en prisión, y que Bruno Dosher está perfectamente en este momento, está dado de alta, está haciendo una vida normal, ha vuelto al gimnasio. Obviamente él está entrenando de palabra, no es que entrena a los alumnos poniéndose de ejemplo sino que va lento recuperándose, y su arco superciliar le han hecho una nueva operación, y quedó bien. -Lo miré. -¿Entonces por qué siento como esa especie de rechazo? -¿Conmigo? -preguntó Raúl. -Me encogí de hombros. -Quizá te relaciono con el encuentro de esa noche, quizá el verte me reactiva esos engramas. -Raúl Iruti hizo una mueca triste, una especie de sonrisa dolida. -Mira, Trini, si yo te reactivo engramas, mi recomendación es que no nos veamos, lo cual me da una pena tremenda porque siento algo por ti. Me levanté del sillón. -Te pasaré créditos por mi holocelular. -No no no, esto no fue una consulta, esto fue una conversación. Aparte, ¿cómo me vas a pagar a mí?, fuimos pareja, pero veo que ya no lo somos. Y honestamente eres la mujer más bonita que conocí en toda mi vida, miro tus ojos cómo me miran fijo, miro esa boca que apenas precisa color en sus labios, apenas tienes un pequeño brillo pero no precisas pintarte como otras mujeres, tienes un rostro trasparente, un cabello que es acorde a tu rostro y tienes una mirada fija pero que en el fondo refleja como cierto dolor. -¿Eso ves en mí? -pregunté. -Sí, eso veo en ti. De todas maneras, yo que soy observador, puedo ver como una brisa de tristeza. -No entiendo la frase. -Es una manera de hablar. Hay como... en tu interior, como cierta insatisfacción, lo cual no le quita esa belleza tan perfecta que tienes. Y me da la impresión que el haberte besado no lo asimilo. -Ahora no te estoy entendiendo -exclamé. -No lo asimilo porque no me lo creo. El haberte tenido en mis brazos tampoco lo asimilo porque no me lo creo, porque te veo en este momento y te veo distante, y tengo una foto con tu rostro y siento que eres la más bella que he conocido en mi vida. Discúlpame que lo repita, pero es cierto, tienes una belleza tan tan tan luminosa que no lo termino de creer. Suspirando le dije: -Gracias por haberme atendido. -Me acerqué y le tendí la mano. Me tomó la mano: -¿Ni siquiera un beso en la mejilla? -No, porque sé que después no me voy a poder contener. -Entonces, Trini, estás admitiendo que tú también sientes algo que nunca has dejado de sentirlo. -No me confundas con tus palabras, me manipulas. -Nunca te manipularía, nunca, yo simplemente expreso lo que siento. Y tú, sin darte cuenta, me dices: "Si te doy un beso en la mejilla sé lo que continúa". Lo estás diciendo, no hay manipulación de ningún tipo. -Me acerqué, lo tomé del cuello y le di un beso en la boca interminable. Lo solté y le dije: -Me marcho. -¿Así?, ¿como si nada? -Así. -¿Y cómo quedamos? -No quedamos. -¿Y el beso? -Ni yo misma me entiendo. -¿Cuándo te entiendas, te comunicarás? -Primero tengo que entenderme.
Y me marché confundida, extraña, tonta, porque si bien todo lo que él dijo de mí, de mi rostro, de mis ojos yo lo miraba a él y veía esa sonrisa tan segura, esa persona tan firme, tan hombre, tan singular como no había visto a nadie así en mi vida. Pero no se lo iba a decir en la cara, porque iba a demostrar mi debilidad para con él, porque de verdad Raúl Iruti era único, tan persona, tan bien puesta, tan... tan él. Es todo por ahora.
Sesión 17/02/2021 La entidad relata una vivencia en la Gaela antigua, donde era despreciada por ser mujer. Para su padre, la mujer no era más que ganado. Encontró un hombre sabio que le proporcionó razones para seguir viviendo.
Entidad: Cuando pensamos que hemos pasado por todo es porque no miramos conceptualmente hacia atrás, muy atrás, hacia Gaela, pero hacia un Gaela antiguo, en la región de Nebrón. Mi nombre era Elea, Elea de Simara.
Mis padres... ¡Je! Mi padre en realidad me despreciaba por haber nacido mujer, por tener que pagar dote el día de mañana por... por no haber tenido un varón. La despreciaba también a madre. Le decía: -¡Ni para eso sirves, ni para darme un varón! -Ignorancia de hace cien mil años. Ignorancia que hoy en Sol III sigue estando, pues muchos no saben que es el varón quien determina el sexo de la criatura.
Se levantó un polvo tremendo, una tormenta tremenda de arena. No tengo donde cubrirme en medio del desierto. Estuve toda la mañana, toda la mañana llorando, no soporto más, no soporto más la creencia de mis padres, fanáticos del dios Hashem de la religión cretona. Orgullosos. Orgullosos de Nebrón porque aportaba dinero a Marcelus, gobernador, prácticamente un emperador en Lizia. Y Algares, el rey de Nebrón, tan obsecuente para con Lizia, tan obsecuente. ¿Pensáis que a Lizia le importaba el rey Hashem? ¿Pensáis que a Lizia le importaba la religión cretona? Lizia prácticamente se apoderó de Nebrón porque era una provincia próspera para Lizia y pagaba buenos impuestos. Y los escribas contentos sirviendo al amo. ¡Hipócritas!
Pero mis padres... Madre sumisa, como toda madre de religión cretona. Y padre, orgulloso de ser amigo de los escribas. En casa, padre me decía: "Elea, la muda". ¿De qué voy a hablar? Tuve la suerte de leer muchos pergaminos con palabras de sabiduría, porque se trata de saber discriminar. Incluso dentro de los escritos de la religión cretona había versos agradables. Pero claro, cuando te hablan de un dios vengativo, de un dios tribal, de un dios que sirve únicamente a los de Nebrón... Y cuidado, que aquel que se subleva, aquel que habla mal será castigado por el fuego. Yo no creía en nada de todo eso. Me sentía desilusionada.
Madre me hablaba, pero para hablarme de cosas tan mundanas... -Tienes un montón de candidatos, Elea. Eres tan bella... Por lo menos le vas a dar la satisfacción a padre de tener un pretendiente que tenga fortuna. -Para la religión cretona las hijas eran ganado, apenas un poco más que ganado. Les daba lo mismo vender una cabra que vender una hija.
Y me encontraba tan mal, tan sola, tan mal conmigo misma... Y me preguntaba, ¿para qué nací? Quisiera... quisiera poder ayudar, pero no sé cómo.
La tormenta paró. Me aclaré la garganta y tenía todo el pelo con arena, mis sandalias, mi ropa. Me senté en una roca a pensar, pensaba y sollozaba.
A lo lejos había un hombre con una barba, pero recortaba. No estaba aseado, pero estaba como arreglado. No sé cómo expresarlo, no, no, no sé cómo expresarlo. Y se acercó a mí. -¿Qué sucede, niña? -No soy niña, ya tengo dieciocho años. -Pero veo que tienes conflictos. -No tenía con quien hablar y a pesar de que era un desconocido es como que necesitaba desahogarme.
Y le conté de mis padres, de ese Hashem al que yo no reconocía como a mi verdadero dios, de la religión cretona a la que yo no reconocía como una religión espiritual. El hombre me escuchó pacientemente con unos ojos límpidos, con una sonrisa, pero una sonrisa de amor. Y exclamó: -Este no es un mundo justo. ¿Cómo te llamas, niña? -Te he dicho que no soy niña. Me llamo Elea, de Simara. -Así que habéis nacido en Simara. -Sí, pero de niña me han traído a este otro poblado, allí no había mucho trabajo. Padre trabaja con cueros. -¿Y tú ayudas en la casa? -¿Qué puedo hacer?, soy mujer. El hombre me miró y me dijo: -Querida Elea, esta es una sociedad casi perdida, muy pocos escuchan la palabra de mi Padre. -¿Tu padre?, ¿tu padre es un sabio? -No hablo de mi padre físico, mi padre físico está muerto. Hablo de mi Padre, aquel que está allí, observándonos, en el cielo. -Miré hacia arriba. -¿Te refieres a Hashem? -No, no, pequeña Elea, me refiero al verdadero Padre, al verdadero Dios, el Dios que me creó. -¿Quién eres? Me miró y me respondió: -Mi nombre es Axxón. -Mis ojos se abrieron grandes, mi boca también, por la tremenda sorpresa. -He escuchado hablar de ti. Eres un enviado, tú transmites la verdadera palabra, la verdadera palabra de ese Dios de amor, de ese Dios compasivo, de ese Dios que no castiga. -Veo que has escuchado hablar de mí. -Dejaré todo y te seguiré. -No, pequeña, no. Yo también estoy en una disyuntiva, a veces siento como voces en mi cabeza. -¿Te habla?, ¿te habla Dios? -No. Mi Padre se comunica directamente a mi mente, al igual que esas supuestas voces que no son reales y tratan de confundirme diciendo que con mi conocimiento podría obtener riquezas. -¿No te interesa el dinero? -Tú eres una niña, Elea, pero aunque tuvieras muchísimas monedas de oro, ¿qué harías, harías feliz a tu padre, vivirías en un lugar mejor? El rey Algares se fijaría en vuestra familia, pagarían muchos más impuestos. Y hasta quizá tu padre nunca llegó y sufrió un atentado, y tanto tú como tu madre, al no haber esposo ni padre las despojarían de la fortuna. -Coincido, Maestro, coincido. -Yo no estoy en contra del dinero, pero el dinero no compra la felicidad. -Pero querido Maestro Axxón, ¿por qué tienes esas contradicciones? ¿Qué pasó? Me miró y me dijo: -Esas voces buscan confundirme, pero yo soy muy fuerte. Fuerte de aquí. -Y se tocó el pecho. -¿En qué sentido, Maestro? -Creo que todo el mundo tiene esas voces internas que lo guían a malos actos, a malas costumbres, a apetitos de poder y no se dan cuenta que la vida física es un soplo, no se dan cuenta. Disfrutan, pero no entienden. -Te entiendo perfectamente, Maestro. ¿Por qué te piensas que estaba aquí llorando? -No juzgues a tus padres, Elea, ellos tampoco entienden. Ellos se guían por las costumbres, ellos siguen la religión cretona, pero no la analizan, y muchos siguen a Hashem por miedo al castigo. -Pero..., pero Maestro, ¿Hashem no es otro dios? -Hashem también es una creación de mi Padre, pequeña Elea, el verdadero Dios de todos los mundos. -¿Cómo, Maestro, de todos los mundos? -De noche, cuando miras el cielo, tú ves un montón de puntitos luminosos a los que llamas estrellas, cada uno de ellos es un sol. -¿Y por qué la noche no está iluminada si las estrellas son soles? -Porque están muy lejos, pequeña, pero cada una de esas estrellas tiene mundos, así como el sol tiene este mundo. -¿Y este Dios, este que tú mencionas que es el Dios de todos, también es el Dios de esos mundos? -Sí, pequeña, sí, lo es. De repente lo miré y le pregunté: -Disculpa mi confianza, disculpa, por favor, Maestro, mi confianza, ¿pero cómo es que estás aquí solo, dónde están tus seguidores? -En el pueblo. Vine a meditar, vine a pensar. Tengo todavía mucho por decir, tengo mucho por comentar a mis seguidores. Pero sé que va a llegar el momento en que Nebrón me va a perseguir y van a querer acabar conmigo. -Pero Maestro, si tú no haces mal a nadie. -Sí que lo hago. -¡Eres el Maestro del amor!, ¡Axxón! No te conocía personalmente pero había escuchado tanto hablar de ti, de tus mensajes, de tus palabras, de tus sermones... -En realidad, pequeña, no son sermones, son orientaciones espirituales. Y sí le hago daño a Nebrón porque muchos se van a rebelar, y a Lizia, a Marcelus no le va a gustar que una provincia se rebele, porque si bien Lizia no cree en nada le importan los impuestos, y si hay rebeliones no va a haber impuestos. -Pero Maestro, entonces cambia de región. -No. Ya he sembrado bastante aquí, debo continuar. Habrá semillas que caerán en la piedra, pero hubo cientos y cientos de semillas que cayeron en el corazón de mis seguidores. En algunos de ellos crecerá y crecerá hasta ser una rama y luego un árbol gigantesco de amor, y en otros ese amor se marchitará. Es lo que es. -Tuve un impulso y lo abracé al Maestro. Me estrechó contra él: -Pequeña, te compadezco, pero no confundas compasión con lástima, eres una persona importante. Pero yo tengo poco tiempo aquí. -¿En Nebrón? -No, en el mundo. -No digas eso. -Pero es la verdad. Pero dentro nuestro, pequeña Elea, tenemos un alma, un alma que cuando ya no estamos en este mundo, ese alma está junto al Padre. -Es un alivio lo que me cuentas. -Pequeña, la muerte como tal no existe. -¿Y luego qué hacemos con el Padre? -Elegimos volver a nacer en este o en otro mundo. -Pero Maestro, quiero volverte a ver. -Nos volveremos a ver más de una vez. -¿Tú sabes el futuro? -No. Mi Padre, solamente, sabe el futuro. Pero mi Padre me ha creado y Él me cuenta cosas. -¿Te habla? -En mi mente, ya te lo he dicho. No me habla con palabras, me habla con conceptos. -Explícate, Maestro, por favor. -Me habla con ideas y mi mente las entiende. -Disculpa mi atrevimiento, Maestro, ¿pero cómo sabes que no es una ilusión y tú te crees que te contactas? -Mi querida pequeña, porque me ha contado cosas en mi mente que luego sucedieron, como también me dijo lo que va a pasar conmigo. Por eso tengo que apresurarme a seguir transmitiendo la palabra. Sé que con el tiempo muchos la van a desfigurar, pero va a haber semillas que van a germinar. Le toqué el pecho y le digo: -Maestro, ¿nuestra alma está en nuestro pecho? -Mira, pequeña Elea, nuestra alma está dividida. -¡No entiendo, Maestro! -Solamente una pequeña parte de nuestra alma nos anima, nos da vida. La parte más grande está con el Padre. El día que no estamos más en este mundo, esa pequeña parte de alma se une con el resto, y cada vez que nacemos es una parte de alma la que anima ese cuerpo. -¿Pero tú me prometes, Maestro, que nos volveremos a ver? -Sí. -¿Y te recordaré? -No, hay un velo de olvido. Tú no me recordarás, pero tu alma, esa que te anima, esa que te da vida, esa no se olvida y me reconocerás. Vuelve con tu familia, no digo que te sometas a ellos, pero sé sabia. No digo que seas hipócrita y finjas, pero evita debatir con tus familiares sobre el tema. -No me casaré nunca. -Quizás encuentres en esta vida alguien que piense como tú. Es mi deseo. -Se paró. Me paré yo también y me dio un muy fuerte abrazo y me acarició el cabello-. Pequeña Elea de Simara, me despido, nuestras almas seguirán en contacto. -¿Y cómo? -Ya lo comprobarás, pequeña. -Se marchó y me quedé con mucha sed. Llevaba conmigo una cantimplora para tomar agua, pero no podía apaciguar la otra sed, la sed de conocimiento.
Muchísimos años después comprobé lo que dijo el Maestro Axxón: Cuando desencarné entendí, mi espíritu podía percibir, comprender. Y en un momento dado una Luz suprafísica se apareció ante mí: -¿Me reconoces? -Conceptuó. -¡Tú eras Axxón! -Así es pequeña. Todavía eres la pequeña Elea que yo conocí en aquel desierto de Nebrón. Mi nombre es Johnakan Ur-El. -¿Qué es esa luz que llega hasta mí? -Es un lazo, un lazo conceptual. Te acompañaré y te orientaré a lo largo de las distintas vidas. -¿Y estaré bien? -¡Ah! El plano físico es muy difícil, pasarás por circunstancias ingratas. Pero es así. -¿Y por qué, querido Johnakan, el Padre lo permite? -Tú lo sabes. Porque aparte de su Amor, el tesoro más grande que nos regaló es el libre albedrío divino, y Él no puede interceder en eso. Pero el lazo conceptual está y estará. -Me quedé meditando conceptualmente.
Y cuando abrí mi cortina conceptual de esa concentración había millones de luces, pero ese resplandor de Johnakan ya no estaba, estaría en misión en algún afortunado mundo. Pero me sentía bien, como espíritu, al saber que llevaba conmigo ese lazo conceptual del gran Maestro Johnakan Ur-El.
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